*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO PASCUAL
LUNES DE LA SEMANA II
De la solemnidad.
8 de abril
*LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR. (SOLEMNIDAD)*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Adoremos al que es la Palabra y se
ha hecho carne por nosotros. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Adoremos al que es la Palabra y se
ha hecho carne por nosotros. Aleluya.
Himno: QUE HOY BAJÓ DIOS A LA TIERRA
Que hoy bajó Dios a la tierra
es cierto; pero más cierto
es que, bajando a María,
bajó Dios a mejor cielo.
Conveniencia fue de todos
este divino misterio,
pues el hombre, de fortuna,
y Dios mejoró de asiento.
Su sangre le dio María
a logro, porque a su tiempo
la que recibe encarnando
restituya redimiendo.
Un arcángel a pedir
bajo su consentimiento,
guardándole, en ser rogada,
de reina sus privilegios.
¡Oh grandeza de María,
que cuanto usa el Padre eterno
de dominio con su Hijo,
use con ella de ruego!
A estrecha cárcel reduce
de su grandeza lo inmenso
y en breve morada cabe
quien sólo cabe en sí mismo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Fue enviado el ángel Gabriel a una virgen desposada con un hombre
llamado José. Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Fue enviado el ángel Gabriel a una
virgen desposada con un hombre llamado José. Aleluya.
Ant 2. Bendita tú entre las mujeres y
bendito el fruto de tu vientre. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Bendita tú entre las mujeres y
bendito el fruto de tu vientre. Aleluya.
Ant 3. Con su consentimiento la Virgen
concibió y, permaneciendo virgen, dio a luz al Salvador. Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Con su consentimiento la Virgen
concibió y, permaneciendo virgen, dio a luz al Salvador. Aleluya.
LECTURA BREVE Flp 2, 6-7
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo, y tomó la condición de esclavo, pasando
por uno de tantos.
RESPONSORIO BREVE
V. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo. Aleluya,
Aleluya.
R. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está
contigo. Aleluya, Aleluya.
V. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto
de tu vientre.
R. Aleluya, Aleluya.
V. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está
contigo. Aleluya, Aleluya.
hizo suya
nuestra misma debilidad, no por esto se hizo partícipe de nuestros pecados.
Tomó la condición de esclavo, pero libre de la sordidez del pecado,
ennobleciendo nuestra humanidad sin mermar su divinidad, porque aquel
anonadamiento suyo -por el cual, él, que era invisible, se hizo visible, y él,
que es el Creador y Señor de todas las cosas, quiso ser uno más entre los
mortales- fue una dignación de su misericordia, no una falta de poder. Por
tanto, el mismo que, permaneciendo en su condición divina, hizo al hombre es el
mismo que se hace él mismo hombre, tomando la condición de esclavo.
Y, así, el Hijo de Dios hace su entrada en la bajeza de este mundo, bajando
desde el trono celestial, sin dejar la gloria que tiene junto al Padre, siendo
engendrado en un nuevo orden de cosas.
En un nuevo orden de cosas, porque el que era invisible por su naturaleza se
hace visible en la nuestra, el que era inaccesible a nuestra mente quiso
hacerse accesible, el que existía antes del tiempo empezó a existir en el
tiempo, el Señor de todo el universo, velando la inmensidad de su majestad, asume
la condición de esclavo, el Dios impasible e inmortal se digna hacerse hombre
pasible y sujeto a las leyes de la muerte.
El mismo que es Dios verdadero es también hombre verdadero, y en él, con toda
verdad, se unen la pequeñez del hombre y la grandeza de Dios.
Ni Dios sufre cambio alguno con esta dignación de su piedad, ni el hombre queda
destruido al ser elevado a esta dignidad. Cada una de las dos naturalezas
realiza sus actos propios en comunión con la otra, a saber, la Palabra realiza
lo que es propio de la Palabra, y la carne lo que es propio de la carne.
En cuanto que es la Palabra, brilla por sus milagros; en cuanto que es carne,
sucumbe a las injurias. Y así como la Palabra retiene su gloria igual al Padre,
así también su carne conserva la naturaleza propia de nuestra raza.
La misma y única persona, no nos cansaremos de repetirlo, es verdaderamente
Hijo de Dios y verdaderamente hijo del hombre. Es Dios, porque ya al comienzo
de las cosas existía la Palabra, y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era
Dios; es hombre, porque la Palabra se hizo carne y puso su morada entre
nosotros.
RESPONSORIO Cf. Lc 1, 31. 42
R. Recibe la
palabra, Virgen María, que el Señor te anuncia por medio del ángel: concebirás
y darás a luz al Dios hecho hombre, * para
que te llamen bendita entre las mujeres. Aleluya.
V. Darás a luz un hijo sin perder tu virginidad,
concebirás en tu seno y serás madre siempre intacta.
R. Para que te llamen bendita entre las mujeres.
Aleluya.
*Lecturas de la Anunciación del Señor*
Lunes, 8 de abril de 2024
Evangelio
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (1,26-38):
A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una
ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado
José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de
David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no
tendrá fin.»
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del
Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará
Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha
concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para
Dios nada hay imposible.»
María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu
palabra.»
Y la dejó el ángel.
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Por el gran amor con que Dios nos amó nos envió a su Hijo en
semejanza de carne de pecado. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por el gran amor con que Dios nos
amó nos envió a su Hijo en semejanza de carne de pecado. Aleluya.
PRECES
Al celebrar en este día de la Anunciación los comienzos de la
salvación de los hombres, llenos de alegría, oremos, diciendo:
Que la santa Madre de Dios interceda por nosotros.
Señor, haz que recibamos a nuestro Salvador
con la misma alegría con que María recibió alegre el anuncio del ángel.
Tú que miraste la humillación de tu esclava,
acuérdate también de nosotros y socórrenos.
Que sepamos conformarnos siempre a tu voluntad,
como María, la nueva Eva, se sometió siempre a tu palabra.
Que santa María socorra a los pobres, levante a los decaídos, consuele a los
tristes,
interceda por las vírgenes, por las madres y esposas, y por todas las jóvenes y
niñas.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Según el mandato del Señor, digamos confiadamente:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios nuestro, que quisiste que tu Verbo se hiciera hombre en
el seno de la Virgen María, concede a quienes proclamamos que nuestro Redentor
es realmente Dios y hombre que lleguemos a ser partícipes de su naturaleza
divina. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: HOY ES DEL DIVINO AMOR
Hoy es del divino amor
la encarnación amorosa,
fineza que es tan costosa
que a las demás da valor.
¿Qué bien al mundo no ha dado
la encarnación amorosa,
si aun la culpa fue dichosa
por haberla ocasionado?
Ni ella sola ser podía
causa, que, si se repara,
para que Dios encarnara
bastaba sólo María.
Aunque de ser encarnado
pudo ser doble el motivo:
de todos por compasivo,
de ella por enamorado.
Y así al bajar este día
al suelo por varios modos,
fue por la culpa de todos
y la gracia de María. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El ángel del Señor anunció a María, y concibió por obra del
Espíritu Santo. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El ángel del Señor anunció a María,
y concibió por obra del Espíritu Santo. Aleluya.
Ant 2. No temas, María, porque has
encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y se
llamará Hijo del Altísimo. Aleluya.
Salmo 129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. No temas, María, porque has
encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y se
llamará Hijo del Altísimo. Aleluya.
Ant 3. Aquí está la esclava del Señor,
hágase en mí según tu palabra. Aleluya.
Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA
CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aquí está la esclava del Señor,
hágase en mí según tu palabra. Aleluya.
LECTURA BREVE 1Jn 1, 1-3a
Lo que existía desde un principio, lo que hemos
oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y lo que
tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida (porque la vida se ha
manifestado, y nosotros hemos visto y testificamos y os anunciamos esta vida
eterna, la que estaba con el Padre y se nos ha manifestado): lo que hemos visto
y oído os lo anunciamos, a fin de que viváis en comunión con nosotros.
RESPONSORIO BREVE
V. La Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros. Aleluya,
aleluya.
R. La Palabra se hizo carne, y puso su morada
entre nosotros. Aleluya, aleluya.
V. Ya al principio estaba con Dios.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. La Palabra se hizo carne, y puso su morada entre
nosotros. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de
gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.» Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El ángel Gabriel saludó a María,
diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre
las mujeres.» Aleluya.
PRECES
Acudamos a Dios Padre, que por medio del ángel anunció hoy a María
su designio de salvarnos, y digámosle confiados:
Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros.
Tú que elegiste a la Virgen María para madre de tu Hijo,
ten piedad de todos los que esperamos la redención de Jesucristo.
Tú que por boca de Gabriel anunciaste a María el gozo y la paz,
concede a todo el mundo la alegría de la salvación y el don de una paz
verdadera.
Tú que por la aceptación de María y por obra del Espíritu Santo hiciste que tu
Verbo habitara entre nosotros,
haz que nosotros recibamos siempre a Cristo como lo recibió María.
Tú que enalteces a los humildes y a los pobres los colmas de bienes,
conforta a los que se sienten abatidos, socorre a los necesitados y ayuda a los
moribundos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que eres el único que realizas maravillas y el Dios para quien nada hay
imposible,
resucita a los muertos en el último día.
Ya que Cristo al hacerse hombre nos ha hermanado a todos, digamos a nuestro
Padre común:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios nuestro, que quisiste que tu Verbo se hiciera hombre en
el seno de la Virgen María, concede a quienes proclamamos que nuestro Redentor
es realmente Dios y hombre que lleguemos a ser partícipes de su naturaleza
divina. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.