Musica Para el Alma
lunes, 13 de mayo de 2024
JUAN 15,9-17 CICLO B
*Lecturas del San Matías, apóstol*
Martes, 14 de mayo de 2024
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan
(15,9-17)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así
os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos,
permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi
Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté
en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que
os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el
que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os
mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a
vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a
conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido
y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo
que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis
unos a otros.»
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones
antes que mis palabras*
*(Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi
amor)*
*El Señor nos hace una invitación a la verdadera
alegría (Permanecer en el amor). El amor suena muy bueno, pero los
mandamiento a mí me cuestan mucho, porque siento que son un poco difícil,
(tener un logro me llena de satisfacción, de alegría, pero recuerdo cuando mis
padre me mandaban a la escuela esos días en que la cama estaba más sabroso, eso
de ir a la escuela ese mandamiento no me gustaba y eso me costaban en ocasiones
unos Suaves estirones de orejas y en ese trayecto de mi vida encontré
profesores que para mí eran malo porque me exigían hacer las tareas y los
proyecto para que pudiera aprender más, esos eran los mandamientos para llegar
hacer un excelente profesional. Eso es lo que el Señor me dice, que guarde sus
mandamientos, que no son para fastidiarme, son para que pueda permanecer en su
amor y disfrutar de la eterna alegría*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL MARTES 14
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*TIEMPO PASCUAL*
*MARTES
DE SEMANA VII*
Propio del Tiempo. Salterio III
Laudes - SAN
MATÍAS, APÓSTOL
Fiesta
Fue elegido por los apóstoles para ocupar el puesto de Judas, como
testigo de la resurrección del Señor. Así lo atestiguan los Hechos de los
apóstoles (Hch 1, 15-26).
El
siguiente es el formulario que corresponde a laudes de la liturgia de las horas
para SAN MATÍAS, APÓSTOL el día jueves, 14 de mayo
V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Antifona: Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Salmo
94
Invitación a la alabanza divina
Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras
dure este «hoy». (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
(Se repite la antífona)
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
(Se repite la antífona)
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
(Se repite la antífona)
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
(Se repite la antífona)
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
(Se repite la antífona)
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Antifona: Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles
Himno
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?
A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa. Amén. Aleluya
Salmodia
Antífona
1: Éste es mi mandamiento: que os améis
unos a otros como yo os he amado.
Salmo
62, 2-9
El
alma sedienta de Dios
Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de
las tinieblas.
Oh
Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Antífona
1: Éste es mi mandamiento: que os améis
unos a otros como yo os he amado
Antífona
2: Nadie tiene amor más grande que el que
da la vida por sus amigos.
Dn
3,57-88.56
Toda
la creación alabe al Señor
Alabad al Señor, sus siervos todos. (Ap 19,5)
Criaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor;
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Antífona
2: Nadie tiene amor más grande que el que
da la vida por sus amigos
Antífona
3: Vosotros sois mis amigos si hacéis lo
que yo os mando.
Salmo
149
Alegría
de los santos
Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se
alegran por su Rey, Cristo, el Señor. (Hesiquio)
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Antífona
3: Vosotros sois mis amigos si hacéis lo
que yo os mando
Lectura
Breve Ef 2, 19-22
Ya
no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos del pueblo de Dios
y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los
apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo
el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo
consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la
construcción, para ser morada de Dios por el Espíritu.
Responsorio
Breve
V. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
V. Harán memorable tu nombre, Señor.
R. Sobre toda la tierra.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
Primera
Lectura
De
la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 18-2, 5 LOS APÓSTOLES
PREDICAN LA CRUZ
Hermanos:
El mensaje de la cruz es necedad para los que están en vías de perdición; pero
para los que están en vías de salvación para nosotros— es fuerza de
Dios. Dice la Escritura: «Destruiré la sabiduría de los sabios, frustraré la
sagacidad de los sagaces.» ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde
está el sofista de nuestros tiempos? ¿No ha convertido Dios en necedad la
sabiduría del mundo?
Y
como, en la sabiduría de Dios, el mundo no lo conoció, por el camino de la
sabiduría, quiso Dios valerse de la necedad de la predicación, para salvar a
los creyentes. Porque los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría;
pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos,
necedad para los gentiles; pero, para los llamados —judíos o griegos—, un
Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de Dios es más
sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
Y
si no, fijaos en vuestra asamblea, no hay en ella muchos sabios en lo humano,
ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del
mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha
escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del
mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo
que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él vosotros sois en
Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría,
justicia, santificación y redención.
Y
así —como dice la Escritura— «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor.» Por
eso yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no
lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié
de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a
vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con
persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu,
para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el
poder de Dios.
Mt
10, 18. 19-20
R. Cuando os hagan comparecer ante gobernadores y
reyes, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: * En
su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir.
V. No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre
Segunda
Lectura
De
las homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre el libro de los Hechos de
los apóstoles (Homilía 3,1. 2. 3: PG 60, 33-36. 38)
MUÉSTRANOS,
SEÑOR, A CUÁL HAS ELEGIDO
Uno
de aquellos días, Pedro se puso en pie en medio de los hermanos y dijo. Pedro,
a quien se había encomendado el rebaño de Cristo, es el primero en hablar,
llevado de su fervor y de su primacía dentro del grupo: Hermanos, tenemos que
elegir de entre
nosotros. Acepta el parecer de los reunidos, y al mismo tiempo honra a los que
son elegidos, e impide la envidia que se podía insinuar.
¿No
tenía Pedro facultad para elegir a quienes quisiera? La tenía, sin duda, pero
se abstiene de usarla, para no dar la impresión de que obra por favoritismo.
Por otra parte, Pedro aún no había recibido el Espíritu Santo. Propusieron
—dice el texto sagrado— dos nombres: José apellidado Barsabá, de sobrenombre
Justo, y Matías.
No
es Pedro quien propone los candidatos, sino todos los asistentes. Lo que sí
hace Pedro es recordar la profecía, dando a entender que la elección no es cosa
suya. Su oficio es el de intérprete, no el de quien impone un precepto. Hace
falta, por tanto, que uno de los que nos acompañaron.
Fijaos
qué interés tiene en que los candidatos sean testigos oculares, aunque aún no
hubiera venido el Espíritu. Uno de los que nos acompañaron precisa—
mientras convivió con nosotros el Señor, Jesús. Se refiere a los que han
convivido con él, y no a los que sólo han sido discípulos suyos.
Es
sabido, en efecto, que eran muchos los que lo seguían desde el principio. Y,
así, vemos que dice el Evangelio: Era uno de los dos que oyeron a Juan y
siguieron a Jesús. Y prosigue: Mientras convivió con nosotros el Señor Jesús,
desde que Juan bautizaba. Con razón señala este punto de partida, ya que los
hechos anteriores nadie los conocía por experiencia, sino que los enseñó el
Espíritu Santo.
Luego
continúa diciendo: Hasta el día de su ascensión, y: Como testigo de la
resurrección de Jesús. No dice: «Testigo de las demás cosas», sino: Testigo de
la resurrección de Jesús. Pues merecía mayor fe quien podía decir: «El que
comía, bebía y fue crucificado, este mismo ha resucitado.» No era necesario ser
testigo del período anterior ni del siguiente, ni de los milagros, sino sólo de
la resurrección.
Pues
aquellos otros hechos habían sido públicos y manifiestos, en cambio, la
resurrección se había verificado en secreto y sólo estos testigos la conocían.
Todos rezan, diciendo: Señor, tú penetras el corazón de todos, muéstranos. «Tú,
no nosotros.» Llaman con razón al que penetra todos los corazones, pues él solo
era quien había de hacer la elección.
Le
exponen su petición con toda confianza, dada la necesidad de la elección. No
dicen: «Elige», sino muéstranos a cuál has elegido, pues saben que todo ha sido
prefijado por Dios. Echaron suertes: No se creían dignos de hacer por sí mismos
la elección, y por eso prefieren atenerse a una señal.
Hch
1, 24-26
R. Tú, Señor, que conoces los corazones de
todos, * muéstranos
a quién has elegido para ocupar el puesto en el ministerio del apostolado.
Aleluya.
V. Echaron suertes entre ellos, y la suerte cayó sobre Matías; así
quedó agregado a los once apóstoles.
R. Muéstranos a quién has elegido para ocupar el puesto en el
ministerio del apostolado. Aleluya.
*Lecturas del San Matías, apóstol*
Martes, 14 de mayo de 2024
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan
(15,9-17)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así
os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos,
permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi
Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté
en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que
os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el
que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os
mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a
vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a
conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido
y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo
que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis
unos a otros.»
Palabra del Señor
Canto
Evangélico
Antifona: Hay aquí entre nosotros hombres que han andado
en nuestra compañía todo el tiempo del ministerio público de Jesús, el Señor;
es, pues, preciso que elijamos a uno de ellos para que, junto con nosotros, dé
testimonio de la verdad de la resurrección. Aleluya.
Benedictus
Lc 1, 68-79
El
Mesías y su precursor
+
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Demos
gracias a nuestro Padre que está en los cielos, porque por medio de los
apóstoles nos ha dado parte en la herencia de los elegidos, y aclamémosle
diciendo:
*El coro de los apóstoles te alaba, Señor*.
Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado la mesa de
tu cuerpo y de tu sangre, — en ella encontramos nuestra fuerza y nuestra vida.
Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has preparado la mesa
de tu palabra, — por ella crecemos en el conocimiento de la verdad y se
acrecienta nuestro gozo.
Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles has fundado tu Iglesia, —
por ella nos edificas en la unidad de tu pueblo.
Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado el bautismo
y la penitencia, — por ellos nos purificas de todas nuestras culpas.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones
libres.
Concluyamos nuestra oración con la plegaria que Jesús enseñó a los apóstoles:
Padre nuestro.
Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre,
venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en
tentación, y líbranos del mal.
Oremos:
Oh
Dios, que quisiste agregar a san Matías al colegio de los apóstoles;
concédenos, por sus ruegos, que podamos alegrarnos de tu predilección y ser
contados entre tus elegidos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos.
Amén.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde
de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Vísperas
- SAN MATÍAS, APÓSTOL
Fiesta
Fue elegido por los apóstoles para ocupar el puesto de Judas, como
testigo de la resurrección del Señor. Así lo atestiguan los Hechos de los
apóstoles (Hch 1, 15-26).
El
siguiente es el formulario que corresponde a vísperas de la liturgia de las
horas para SAN MATÍAS, APÓSTOL el día jueves, 14 de mayo
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno
Nuestra Pascua inmolada, aleluya,
es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.
Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!,
el mundo renovado
canta un himno a su Señor.
Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz!
La muerte, derrotada,
ha perdido su aguijón.
Pascua sagrada,
¡oh noche bautismal!
Del seno de las aguas
renacemos al Señor.
Pascua sagrada, ¡eterna novedad!
Dejad al hombre viejo,
revestíos del Señor.
Pascua sagrada. La sala del festín
se llena de invitados
que celebran al Señor.
Pascua sagrada, ¡Cantemos al Señor!
Vivamos la alegría
dada a luz en el dolor.
Salmodia
Antífona
1: Vosotros sois los que habéis perseverado
conmigo en mis pruebas.
Salmo
115
ACCIÓN
DE GRACIAS EN EL TEMPLO
Tenía
fe, aún cuando dije:
"¡Qué desgraciado soy!"
Yo decía en mi apuro:
"Los hombres son unos mentirosos".
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.
Antífona
2: Yo estoy en medio de vosotros como el
que sirve.
Salmo
125
DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
"El Señor ha estado grande con ellos".
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.
Antífona
3: Ya no os llamo siervos, a vosotros os
llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
Ef
1, 3-10
EL
PLAN DIVINO DE LA SALVACIÓN
Bendito
sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Lectura
Breve Ef 4, 11-13
Cristo
ha constituido a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los fieles, en función
de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que
lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al
hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
Responsorio
Breve
V. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
V. Sus maravillas a todas las naciones.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
Canto
Evangélico
Antifona: No sois vosotros los que me habéis elegido,
soy yo quien os he elegido; y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y
vuestro fruto dure. Aleluya.
Magnificat
Lc 1, 46-55
Alegría
del alma en el Señor
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Hermanos,
edificados sobre el cimiento de los apóstoles, oremos al Padre por su pueblo
santo, diciendo:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.
Padre santo, que quisiste que tu Hijo resucitado de entre los muertos se
manifestara en primer lugar a los apóstoles, — haz que también nosotros seamos
testigos de Cristo hasta los confines del mundo.
Padre santo, tú que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los
pobres, — haz que sepamos proclamar el Evangelio a todas las criaturas.
Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra, — haz que, sembrando
también tu palabra con nuestro esfuerzo, recojamos sus frutos con alegría.
Tú que enviaste a tu Hijo para que reconciliara el mundo contigo,
— haz que también nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones
libres.
Tú que quisiste que tu Hijo resucitara el primero de entre los muertos, —
concede a todos los que son de Cristo resucitar con él, el día de su venida.
Oremos ahora al Padre, como Jesús enseñó a los apóstoles: Padre nuestro.
Padre
nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Tú,
Señor, que iluminas la noche y haces que después de las tinieblas amanezca
nuevamente la luz, haz que, durante la noche que ahora empieza, nos veamos
exentos de toda culpa y que, al clarear el nuevo día, podamos reunirnos otra
vez en tu presencia, para darte gracias nuevamente. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y
nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.