Musica Para el Alma
domingo, 11 de febrero de 2024
MARCOS 8,11-13 CICLO B
*Lecturas del Lunes de la 6ª semana del Tiempo
Ordinario*
Lunes, 12 de febrero de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (8,11-13)*
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con
Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo: «¿Por qué esta generación reclama un
signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación.»
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(Jesús
dio un profundo suspiro y dijo: « ¿Por qué esta generación reclama un signo?).
*Hay algo que me llama a la atención y es: El Señor dio un profundo
suspiro. Este suspiro profundo del Señor, puedo pensar que es como una expresión, quizá de ese descontento que una
persona siente cuando encuentra algo muy especian que estaba buscando, pero
cuando tiene cerca, eso que tanto buscaba, que tanto deseaba, cuando por fin lo
tiene, se da cuenta que lo encontrado no es como lo pensaba, no es como lo
imaginaba, no es lo que esperaba. El suspiro del Señor es con una mezcla de
rabia, tristeza y a la vez de amor, porque él sabe que tiene que seguir, hasta
mostrarse él mismo en la cruz, como signo de salvación*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL LUNES 12
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*LUNES SEMANA
II*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Demos vítores al Señor, aclamándolo
con cantos.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Demos vítores al Señor, aclamándolo
con cantos.
Himno: ALFARERO DEL HOMBRE, MANO TRABAJADORA
Alfarero del hombre, mano trabajadora
que, de los hondos limos iniciales,
convocas a los pájaros a la primera aurora,
al pasto los primeros animales.
De mañana te busco, hecho de luz concreta,
de espacio puro y tierra amanecida.
De mañana te encuentro, vigor, origen, meta
de los profundos ríos de la vida.
El árbol toma cuerpo, y el agua melodía;
tus manos son recientes en la rosa;
se espesa la abundancia del mundo a mediodía,
y estás de corazón en cada cosa.
No hay brisa si no alientas, monte si no estás dentro,
ni soledad en que no te hagas fuerte.
Todo es presencia y gracia; vivir es este encuentro:
tú, por la luz; el hombre, por la muerte.
¡Que se acabe el pecado! ¡Mira que es desdecirte
dejar tanta hermosura en tanta guerra!
Que el hombre no te obligue, Señor, a arrepentirte
de haberle dado un día las llaves de la tierra. Amén.
SALMODIA
Ant 1. ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
Salmo 41 - DESEO DEL SEÑOR Y ANSIAS DE CONTEMPLAR EL TEMPLO
Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?
Las lágrimas son mi pan
noche y día,
mientras todo el día me repiten:
«¿Dónde está tu Dios?»
Recuerdo otros tiempos,
y mi alma desfallece de tristeza:
cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Cuando mi alma se acongoja,
te recuerdo,
desde el Jordán y el Hermón
y el Monte Menor.
Una sima grita a otra sima
con voz de cascadas:
tus torrentes y tus olas
me han arrollado.
De día el Señor
me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza
del Dios de mi vida.
Diré a Dios: Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?
Se me rompen los huesos
por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan:
«¿Dónde está tu Dios?»
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¿Cuándo entraré a ver el rostro de
Dios?
Ant 2. Muéstranos, Señor, tu gloria y tu
compasión.
Cántico: SÚPLICA EN FAVOR DE LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN Sir. 36,
1-7. 13-16
Sálvanos, Dios del universo,
infunde tu terror a todas las naciones;
amenaza con tu mano al pueblo extranjero,
para que sienta tu poder.
Como les mostraste tu santidad al castigarnos,
muéstranos así tu gloria castigándolos a ellos:
para que sepan, como nosotros lo sabemos,
que no hay Dios fuera de ti.
Renueva los prodigios, repite los portentos,
exalta tu mano, robustece tu brazo.
Reúne a todas las tribus de Jacob
y dales su heredad como antiguamente.
Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre,
de Israel, a quien nombraste tu primogénito.
Ten compasión de tu ciudad santa,
de Jerusalén, lugar de tu reposo.
Llena a Sión de tu majestad
y al templo de tu gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Muéstranos, Señor, tu gloria y tu
compasión.
Ant 3. Bendito eres, Señor, en la bóveda
del cielo.
SALMO 18 A - ALABANZA AL DIOS CREADOR DEL UNIVERSO.
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo murmura.
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.
Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.
Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito eres, Señor, en la bóveda
del cielo.
LECTURA BREVE Jr 15, 16
Cuando encontraba palabras tuyas las devoraba; tus palabras eran mi gozo y la
alegría de mi corazón, porque tu nombre fue pronunciado sobre mí, ¡Señor, Dios
de los ejércitos!
RESPONSORIO BREVE
V. Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.
R. Aclamad, justos, al Señor, que merece la
alabanza de los buenos.
V. Cantadle un cántico nuevo.
R. Que merece la alabanza de los buenos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Aclamad, justos, al Señor, que merece la
alabanza de los buenos.
V. Enséñame, Señor, a caminar con lealtad.
R. Porque tú eres mi Dios y Salvador.
PRIMERA
LECTURA
De la primera
carta a los Tesalonicenses 2, 13--3, 13
AMISTAD ENTRE
PABLO Y LOS TESALONICENSES
Hermanos: Continuamente damos gracias a Dios, porque, habiendo
recibido la palabra de Dios predicada por nosotros, la acogisteis, no como
palabra humana, sino -como es en realidad- como palabra de Dios, que ejerce su
acción en vosotros, los creyentes.
Hermanos, tomasteis como modelo las Iglesias de Dios que están
en Judea, convocadas en el nombre de Cristo Jesús, pues habéis padecido de
parte de vuestros conciudadanos, lo mismo que ellas de los judíos, los cuales
dieron muerte a Jesús, el Señor, y a los profetas, y nos han perseguido a
nosotros. Ellos desagradan a Dios y van contra todos los hombres, pues quieren
impedir que hablemos de la salud a los gentiles. Así van colmando
constantemente la medida de sus pecados. Pero ya la ira de Dios está por caer
sobre ellos con vehemencia.
Por nuestra parte, hermanos, separados por el momento de vuestra
presencia, no de vuestro corazón, hemos sentido un vivo deseo de volver a
veros, y, así, yo mismo, Pablo, lo he intentado una y otra vez, pero Satanás
nos lo impidió. Pues ¿cuál es nuestra esperanza, nuestro gozo, la corona de la
que nos sentiremos orgullosos, ante nuestro Señor Jesús en su venida, sino
vosotros? Sí, vosotros sois nuestra gloria y nuestro gozo.
Por eso, no pudiendo resistir más, nos conformamos con quedarnos
solos en Atenas, y os enviamos a Timoteo, hermano nuestro y colaborador de Dios
en la obra de la evangelización de Cristo. Él llevaba la misión de confortaros
y alentaros en vuestra fe, para que nadie se inquiete por estas tribulaciones.
Por otra parte, ya sabéis cuál es nuestro destino. Os lo previnimos una y otra
vez cuando estábamos entre vosotros: que tenemos que sufrir tribulaciones. De
hecho así ha sucedido. Así que ya lo sabéis.
Por eso, no pudiendo resistir ya más, envié a Timoteo, para
recibir informes de vuestra situación en la fe: no fuera que os hubiese tentado
Satanás y resultasen estériles nuestras fatigas.
Ahora, con la vuelta de Timoteo a nosotros y con las buenas
noticias que nos ha traído de vuestra fe y de vuestra caridad, y del grato
recuerdo que conserváis siempre de nosotros, deseando vivamente vernos -lo
mismo que deseamos nosotros veros-, hemos recibido, hermanos, un gran consuelo
por vuestra fe en medio de nuestras graves dificultades y tribulaciones. Ahora
cobramos nueva vida, sabiendo que perseveráis firmes en el Señor.
¿Qué acciones de gracias daremos ahora a Dios por este gran gozo
con que, por causa vuestra, nos regocijamos en su presencia? Noche y día, con
toda instancia, le rogamos nos conceda ver vuestro rostro y completar las
deficiencias que haya en vuestra fe. Que el mismo Dios, nuestro Padre, y Jesús,
nuestro Señor, nos allanen el camino hacia vosotros. Que el Señor os haga
aumentar y rebosar en amor de unos con otros y con todos, así como os amamos
nosotros, para que conservéis vuestros corazones intachables en santidad ante
Dios, Padre nuestro, cuando venga nuestro Señor Jesucristo con todos sus
santos.
RESPONSORIO Cf. 1Ts 3, 12. 13; 2Ts 2, 16. 17
R. Que el Señor os haga aumentar y rebosar en amor de unos con
otros y con todos, * para que os conservéis en santidad.
V. Que el mismo Señor nuestro infunda valor en vuestros corazones.
R. Para que os conservéis en santidad.
SEGUNDA
LECTURA
De los
Sermones de san Bernardo, abad
(Sermón 15
sobre diversas materias: PL 183, 577-579)
HAY QUE
BUSCAR LA SABIDURÍA
Trabajemos para tener el manjar que no se consume: trabajemos en
la obra de nuestra salvación. Trabajemos en la viña del Señor, para hacernos
merecedores del denario cotidiano. Trabajemos para obtener la sabiduría, ya que
ella afirma: Los que trabajan para alcanzarme no pecarán. El campo es el mundo
-nos dice aquel que es la Verdad-; cavemos en este campo; en él se halla
escondido un tesoro que debemos desenterrar. Tal es la sabiduría, que ha de ser
extraída de lo oculto. Todos la buscamos, todos la deseamos.
Si queréis preguntar -dice la Escritura-, preguntad; convertíos,
retornad. ¿Te preguntas de dónde te has de convertir? Refrena tus deseos,
hallamos también escrito. Pero si en mis deseos no encuentro la sabiduría
-dices-, ¿dónde la hallaré? Pues mi alma la desea con vehemencia, y no me
contento con hallarla, si es que llego a hallarla, sino que echo en mi regazo
una medida abundante, bien apretada y bien colmada hasta rebosar. Y esto con
razón. Porque, dichoso el hombre que encuentra sabiduría, el que alcanza
inteligencia. Búscala, pues, mientras puede ser encontrada; invócala, mientras
está cerca.
¿Quieres saber cuán cerca está? Cerca está la palabra, en tu
boca y en tu corazón; sólo a condición de que la busques con un corazón
sincero. Así es como encontrarás la sabiduría en tu corazón y tu boca estará
llena de inteligencia, pero vigila que esta abundancia de tu boca no se derrame
a manera de vómito.
Si has hallado la sabiduría has hallado la miel; procura no
comerla con exceso, no sea que, harto de ella, la vomites. Come de manera que
siempre quedes con hambre. Porque dice la misma sabiduría: El que me come
tendrá más hambre de mí. No tengas en mucho lo que has alcanzado; no te
consideres harto, no sea que vomites y pierdas así lo que pensabas poseer, por
haber dejado de buscar antes de tiempo. Pues no hay que desistir en esta
búsqueda y llamada de la sabiduría, mientras pueda ser hallada, mientras esté
cerca. De lo contrario, como la miel daña -según dice el Sabio- a los que comen
de ella en demasía, así el que se mete a escudriñar la majestad será oprimido
por su gloria.
Del mismo modo que es dichoso el hombre que encuentra sabiduría,
así también es dichoso, o mejor, más dichoso aún, el hombre que es constante en
la sabiduría; esto seguramente se refiere a la abundancia de que hemos hablado
antes.
En estas tres cosas se conocerá que tu boca está llena en
abundancia de sabiduría o de prudencia: si confiesas de palabra tu propia
iniquidad, si de tu boca sale la acción de gracias y la alabanza y si de ella
salen también palabras de edificación. En efecto, creemos con el corazón para
obtener la justificación y hacemos con la boca profesión de nuestra fe para
alcanzar la salud. Y además, lo primero que hace el justo al hablar es acusarse
a sí mismo; y así, lo que debe hacer en segundo lugar es ensalzar a Dios, y en
tercer lugar (si a tanto llega la abundancia de su sabiduría) edificar al
prójimo.
RESPONSORIO Sb 7, 10. 11; 8, 2
R. Amé la sabiduría más que la salud y la hermosura, y decidí
que fuera la luz que me alumbrara; * con ella me vinieron a la vez todos los bienes.
V. La amé y la pretendí desde mi juventud y me constituí en el
amante de su belleza.
R. Con ella me vinieron a la vez todos los bienes
*Lecturas del Lunes de la 6ª semana del Tiempo
Ordinario*
Lunes, 12 de febrero de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (8,11-13)*
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con
Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo: «¿Por qué esta generación reclama un signo?
Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación.»
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y
redimido a su pueblo.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito sea el Señor, Dios de
Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo.
PRECES
Demos gracias a nuestro salvador que ha hecho de nosotros un
pueblo de reyes y sacerdotes, y digámosle:
Consérvanos, Señor, en tu servicio.
Señor Jesús, sacerdote eterno, que has querido que tu pueblo participara de tu
sacerdocio:
haz que ofrezcamos siempre sacrificios espirituales, agradables al Padre.
Danos, Señor, la abundancia de los frutos del Espíritu Santo:
comprensión, bondad, amabilidad.
Que la luz de la fe ilumine este nuevo día
y que durante el mismo caminemos por las sendas del amor.
Haz que busquemos siempre el bien de nuestros hermanos
y les ayudemos a progresar en su salvación.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Con el gozo que nos da el sabernos hijos de Dios, digamos confiadamente:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios todopoderoso, que nos has hecho llegar al comienzo de
este día: danos tu ayuda para que no caigamos hoy en pecado, sino que nuestras
palabras, pensamientos y acciones sigan el camino de tus mandatos. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LUNES SEMANA
II
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: PRESENTEMOS A DIOS NUESTRAS TAREAS.
Presentemos a Dios nuestras tareas,
levantemos orantes nuestras manos,
porque hemos realizado nuestras vidas
por el trabajo.
Cuando la tarde pide ya descanso
y Dios está más cerca de nosotros,
es hora de encontrarnos en sus manos,
llenos de gozo.
En vano trabajamos la jornada,
hemos corrido en vano hora tras hora,
si la esperanza no enciende sus rayos
en nuestra sombra.
Hemos topado a Dios en el bullicio,
Dios se cansó conmigo en el trabajo;
es hora de buscar a Dios adentro,
enamorado.
La tarde es un trisagio de alabanza,
la tarde tiene fuego del Espíritu:
adoremos al Padre en nuestras obras,
adoremos al Hijo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la
gracia.
Salmo 44 I - LAS NUPCIAS DEL REY.
Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.
Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.
Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.
A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina
enjoyada con oro de Ofir.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia.
Ant 2. Llega el esposo, salid a recibirlo.
Salmo 44 II
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna:
prendado está el rey de tu belleza,
póstrate ante él, que él es tu señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra.»
Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llega el esposo, salid a recibirlo.
Ant 3. Dios proyectó hacer que todas las
cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando llegase el momento culminante.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios proyectó hacer que todas las
cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando llegase el momento culminante.
LECTURA BREVE 1Ts 2, 13
Nosotros continuamente damos gracias a Dios; porque habiendo recibido la
palabra de Dios predicada por nosotros, la acogisteis, no como palabra humana,
sino - como es en realidad- como palabra de Dios, que ejerce su acción en
vosotros, los creyentes.
RESPONSORIO BREVE
V. Suba, Señor, a ti mi oración.
R. Suba, Señor, a ti mi oración.
V. Como incienso en tu presencia.
R. A ti mi oración.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Suba, Señor, a ti mi oración.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Proclame mi alma tu grandeza, Dios mío.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Proclame mi alma tu grandeza, Dios
mío.
PRECES
Alabemos a Cristo, que ama a la Iglesia y le da alimento y calor,
y roguémosle confiados diciendo:
Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.
Haz, Señor, que todos los hombres se salven
y lleguen al conocimiento de la verdad.
Guarda con tu protección al papa Francisco y a nuestro obispo N.,
ayúdalos con el poder de tu brazo.
Ten compasión de los que no encuentran trabajo
y haz que consigan un empleo digno y estable.
Señor, sé refugio de los oprimidos
y protégelos en todas sus necesidades.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Te pedimos por el eterno descanso de los que durante su vida ejercieron el
ministerio para el bien de tu iglesia:
que también te celebren eternamente en tu reino.
Fieles a la recomendación del Salvador nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que has querido asistirnos en el
trabajo que nosotros, tus siervos inútiles, hemos realizado hoy, te pedimos
que, al llegar al término de este día, acojas benignamente nuestro sacrificio
vespertino de acción de gracias y recibas con bondad la alabanza que te
dirigimos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL LUNES 12 DE FEBRERO 2024
*Lecturas del Lunes de la 6ª semana del Tiempo
Ordinario*
Lunes, 12 de febrero de 2024
Primera
lectura
Comienzo
de la carta del apóstol Santiago (1,1-11):
Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus
dispersas. Hermanos míos, teneos por muy dichosos cuando os veáis asediados por
toda clase de pruebas. Sabed que, al ponerse a prueba vuestra fe, os dará
constancia. Y si la constancia llega hasta el final, seréis perfectos e
íntegros, sin falta alguna. En caso de que alguno de vosotros se vea falto de
sabiduría, que se la pida a Dios. Dios da generosamente y sin echar en cara, y
él se la dará. Pero tiene que pedir con fe, sin titubear lo más mínimo, porque
quien titubea se parece al oleaje del mar sacudido y agitado por el viento. Un
individuo así no se piense que va a recibir nada del Señor; no sabe lo que
quiere y no sigue rumbo fijo. El hermano de condición humilde esté orgulloso de
su alta dignidad, y el rico, de su pobre condición, pues pasará como la flor
del campo: sale el sol y con su ardor seca la hierba, cae la flor, y su bello
aspecto perece; así se marchitará también el rico en sus empresas.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
118,67.68.71.72.75.76
R/. Cuando
me alcance tu compasión, viviré, Señor
Antes de sufrir, yo andaba extraviado,
pero ahora me ajusto a tu promesa. R/.
Tú eres bueno y haces el bien;
instrúyeme en tus leyes. R/.
Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus mandamientos. R/.
Más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R/.
Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir. R/.
Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo. R.
*Lecturas del Lunes de la 6ª semana del Tiempo
Ordinario*
Lunes, 12 de febrero de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (8,11-13)*
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con
Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo: «¿Por qué esta generación reclama un
signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación.»
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(Jesús
dio un profundo suspiro y dijo: « ¿Por qué esta generación reclama un signo?).
*Hay algo que me llama a la atención y es: El Señor dio un profundo
suspiro. Este suspiro profundo del Señor, puedo pensar que es como una expresión, quizá de ese descontento que una
persona siente cuando encuentra algo muy especian que estaba buscando, pero
cuando tiene cerca, eso que tanto buscaba, que tanto deseaba, cuando por fin lo
tiene, se da cuenta que lo encontrado no es como lo pensaba, no es como lo
imaginaba, no es lo que esperaba. El suspiro del Señor es con una mezcla de
rabia, tristeza y a la vez de amor, porque él sabe que tiene que seguir, hasta
mostrarse él mismo en la cruz, como signo de salvación*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.