Musica Para el Alma
lunes, 5 de abril de 2021
EVANGELIO DE JUAN 20,11-18 CICLO B
Lecturas
del Martes de la Octava de Pascua
Martes, 6 de abril de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (20,11-18)*
En aquel tiempo, estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras
lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados,
uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan:
«Mujer, ¿por qué lloras?».
Ella contesta:
«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».
Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice:
«Mujer, ¿por qué lloras?».
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré».
Jesús le dice:
«¡María!».
Ella se vuelve y le dice.
«¡Rabbuní!», que significa: «¡Maestro!».
Jesús le dice:
«No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, ande, ve a mis
hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios
vuestro”».
María la Magdalena fue y anunció a los discípulos:
«He visto al Señor y ha dicho esto».
Palabra del Señor
(María la Magdalena fue y anunció a los
discípulos).
*María Magdalena una mujer que después de sufrir un gran
dolor, se convirtió en la mujer que llevaba la buena noticia para los que
estaban triste y facto de esperanza. Siento que el Señor me invita también a mí
para llevar esta buena noticia. Sé que después del dolor de la angustia me
espera una esperan que es la Resurrección. El Señor en este tiempo me invita a
pedir el don de poder escuchar a esa persona que lo único que desea y quiere es
que alguien le escuche. Que las personas puedan sentir que en mí está: Cristo
Resucitado. Aleluya, aleluya*
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL MARTES DE LA OCTAVA DE PASCUA 6 DE ABRIL 2021
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
TIEMPO PASCUAL
MARTES DE LA OCTAVA DE
PASCUA
Del Propio del tiempo.
6 de abril
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Himno: LA BELLA FLOR QUE EN EL SUELO
La bella flor que en el suelo
plantada se vio marchita
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.
De tierra estuvo cubierta,
pero no fructificó
del todo, hasta que quedó
en un árbol seco injerta.
Y, aunque a los ojos del suelo
se puso después marchita,
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.
Toda es de flores la fiesta,
flores de finos olores,
mas no se irá todo en flores,
porque flor de fruto es ésta.
Y, mientras su Iglesia grita
mendigando algún consuelo,
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.
Que nadie se sienta muerto
cuando resucita Dios,
que, si el barco llega al puerto,
llegamos junto con vos.
Hoy la Cristiandad se quita
sus vestiduras de duelo.
Ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado
con su sangre. Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado
con su sangre. Aleluya.
Ant 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al
Señor, nuestro Dios. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al
Señor, nuestro Dios. Aleluya.
Ant 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado.
Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado.
Aleluya.
LECTURA BREVE Hch 13, 30-33
Dios
resucitó a Jesús de entre los muertos. Y durante muchos días se apareció a los
que con él habían subido de Galilea a Jerusalén: éstos, efectivamente, dan
ahora testimonio de él ante el pueblo. Y nosotros os damos la buena nueva: la
promesa que Dios hizo a nuestros padres la ha cumplido él ahora con nosotros, sus
hijos, resucitando a Jesús, según está escrito en el salmo segundo: «Tú eres mi
Hijo: yo te he engendrado hoy.»
Responsorio Breve
En lugar
del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Ant. Este es el día en que actuó el
Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.
V. Dios
resucitó a Cristo de entre los muertos. Aleluya.
R. Para que nuestra fe y esperanza se centren en Dios. Aleluya
Lecturas
Primera Lectura
De la
primera carta del apóstol san Pedro 1, 22-2, 10
LA VIDA DE
LOS HIJOS DE DIOS
Hermanos:
Por la obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor
fraternal no fingido; amaos, pues, con intensidad y muy cordialmente unos a
otros, como quienes han sido engendrados no de semilla corruptible, sino
incorruptible, por la palabra viva y permanente de Dios. Porque: «Todo hombre
es como hierba, toda su gloria es como flor de heno: se seca el heno y cae la
flor, más la palabra del Señor permanece eternamente.» Y esta es la palabra: la
Buena Noticia anunciada a vosotros.
Por lo tanto, después de haberos despojado de toda maldad y de toda falsedad,
de las hipocresías y envidias, y de toda clase de murmuración, apeteced, como
niños recién nacidos, la leche pura espiritual. Con ella podréis crecer hasta
alcanzar la salvación, si es que realmente habéis saboreado lo bueno que es el
Señor.
Acercándoos al Señor, la piedra viva, rechazada por los hombres, pero escogida
y apreciada por Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la
construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer
sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo. Por eso se lee en la
Escritura: «Ved que pongo en Sión una piedra angular escogida y preciosa. Y
quien tenga fe en ella no será defraudado.» Por consiguiente, a vosotros, que
tenéis fe, os corresponde el honor; mas, para los que no tienen fe, «la Piedra
que desecharon los arquitectos es ahora la piedra, angular, y ha venido a ser
piedra de tropiezo y roca de escándalo. Y tropiezan en ella porque no tienen fe
en la palabra de Cristo, para la cual estaban destinados.
Vosotros, en cambio, sois «linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios, para proclamar las hazañas del que os llamó a salir
de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa». Vosotros, que en otro tiempo
«no erais pueblo», sois ahora «pueblo de Dios»; vosotros, que estabais
«excluidos de la misericordia», sois ahora «objeto de la misericordia de Dios».
Responsorio 1 Pe 2, 5. 9
R. Como
piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio
sagrado, * para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por
Jesucristo. Aleluya.
V. Vosotros sois linaje escogido, sacerdocio regio, nación
santa, pueblo adquirido por Dios.
R. Para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por
Jesucristo. Aleluya.
Segunda Lectura
De los
sermones de san Anastasio de Antioquía, obispo
(Sermón 4,1-2: PG 89,1347-1349)
ERA
NECESARIO QUE EL MESÍAS PADECIERA PARA ENTRAR EN SU GLORIA
Después
que Cristo se había mostrado, a través de sus palabras y sus obras, como Dios
verdadero y Señor del universo, decía a sus discípulos, a punto ya de subir a Jerusalén:
Mirad, estamos subiendo a Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los
gentiles y a los sumos sacerdotes y a los escribas, para que lo azoten, se
burlen de él y lo crucifiquen. Esto que decía estaba de acuerdo con las predicciones
de los profetas, que habían anunciado de antemano el final que debía tener en
Jerusalén. Las sagradas
Escrituras habían profetizado desde el principio la muerte de Cristo y todo lo
que sufriría antes de su muerte; como también lo que había de suceder con su
cuerpo, después de muerto; con ello predecían que este Dios, al que tales cosas
acontecieron, era impasible e inmortal; y no podríamos tenerlo por Dios, si, al
contemplar la realidad de su encarnación, no descubriésemos en ella el motivo
justo y verdadero para profesar nuestra fe en ambos extremos; a saber, en su
pasión y en su impasibilidad; como también el motivo por el cual el Verbo de
Dios, por lo demás impasible, quiso sufrir la pasión: porque era el único modo como
podía ser salvado el hombre. Cosas, todas éstas, que sólo las conoce él y
aquellos a quienes él las revela; él, en efecto, conoce todo lo que atañe al
Padre, de la misma manera que el Espíritu sondea la profundidad de los
misterios divinos.
El Mesías, pues, tenía que padecer, y su pasión era totalmente necesaria, como
él mismo lo afirmó cuando calificó de hombres sin inteligencia y cortos de
entendimiento a aquellos discípulos que ignoraban que el Mesías tenía que
padecer para entrar en su gloria. Porque él, en verdad, vino para salvar a su
pueblo, dejando aquella gloria que tenía junto al Padre antes que el mundo
existiese; y esta salvación es aquella perfección que había de obtenerse por
medio de la pasión, y que había de ser atribuida al guía de nuestra salvación,
como nos enseña la carta a los Hebreos, cuando dice que él es el guía de nuestra
salvación, perfeccionado y consagrado con sufrimientos. Y vemos, en cierto
modo, cómo aquella gloria que poseía como Unigénito, y a la que por nosotros
había renunciado por un breve tiempo, le es restituida a través de la cruz en
la misma carne que había asumido; dice, en efecto, san Juan, en su evangelio,
al explicar en qué consiste aquella agua que dijo el Salvador que manaría como
un torrente de las entrañas del que crea en él. Decía esto refiriéndose al
Espíritu, que habían de recibir los que creyeran en él. Todavía no se había
dado el Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado; aquí el evangelista identifica
la gloria con la muerte en la cruz. Por eso el Señor, en la oración que dirige
al Padre antes de su pasión, le pide que lo glorifique con aquella gloria que
tenía junto a él, antes que el mundo existiese.
Responsorio Hb 2, 10; Ap 1, 6; Lc 24, 26
R. Como
quisiese Dios, por quien y para quien son todas las cosas, llevar un gran
número de hijos a la gloria, convenía ciertamente que perfeccionase por medio
del sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación. * A
él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Aleluya.
V. El Mesías tenía que padecer, para así entrar en su gloria.
R. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos.
Aleluya.
Lecturas del Martes de la Octava de Pascua
Martes, 6 de abril de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (20,11-18)*
En aquel tiempo, estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras
lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados,
uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan:
«Mujer, ¿por qué lloras?».
Ella contesta:
«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».
Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice:
«Mujer, ¿por qué lloras?».
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré».
Jesús le dice:
«¡María!».
Ella se vuelve y le dice.
«¡Rabbuní!», que significa: «¡Maestro!».
Jesús le dice:
«No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, ande, ve a mis
hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios
vuestro”».
María la Magdalena fue y anunció a los discípulos:
«He visto al Señor y ha dicho esto».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Jesús dijo: «¡María!» Ella, volviéndose, exclamó:
«¡Maestro!» Jesús le dijo: «Suéltame, que aún no he subido al Padre.» Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Id en seguida a decir a sus discípulos: «Ha resucitado el Señor de
entre los muertos.» Aleluya.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, a quien el Padre ha enaltecido dándole en
herencia todas las naciones, y digámosle suplicantes:
Por tu victoria, sálvanos, Señor.
Señor Jesucristo, que en tu victoria destruiste el poder del abismo, venciendo
la muerte y el pecado,
haz que también nosotros venzamos hoy el pecado.
Tú que alejaste de nosotros la muerte y nos has dado nueva vida,
concédenos andar hoy por la senda de esta vida nueva.
Tú que diste vida a los muertos, haciendo pasar a la humanidad entera de la
muerte a la vida,
concede el don de la vida eterna a cuantos se relacionarán hoy con nosotros.
Tú que llenaste de confusión a los que hacían guardia ante tu sepulcro y
alegraste a los discípulos con tus apariciones,
llena de gozo a cuantos te sirven.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Porque deseamos que la luz de Cristo alumbre a todos los hombres, pidamos al
Padre que su reino llegue a nosotros:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que haces crecer a tu Iglesia dándole continuamente
nuevos hijos por el bautismo, concédenos ser siempre fieles en nuestra vida a
la fe que en ese sacramento hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: CANTARÁN, LLORARÁN RAZAS Y HOMBRES
Cantarán, llorarán razas y hombres,
buscarán la esperanza en el dolor,
el secreto de vida es ya presente:
resucitó el Señor.
Dejarán de llorar los que lloraban,
brillará en su mirar la luz del sol,
ya la causa del hombre está ganada:
resucitó el Señor.
Volverán entre cánticos alegres
los que fueron llorando a su labor,
traerán en sus brazos la cosecha:
resucitó el Señor.
Cantarán a Dios Padre eternamente
la alabanza de gracias por su don,
en Jesús ha brillado su Amor santo:
resucitó el Señor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.
Ant 2. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.
Salmo 113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS
MARAVILLAS DEL ÉXODO.
Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.
El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.
¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?
En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.
Ant 3. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a
Galilea, que allí me verán.» Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2,
5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados
cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente
decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a
Galilea, que allí me verán.» Aleluya.
LECTURA BREVE Hb 8, 1b-3a
Tenemos un sumo sacerdote que está sentado a la
diestra del trono de la Majestad en los cielos. Él es ministro del santuario y
de la verdadera Tienda de Reunión, que fue fabricada por el Señor y no por
hombre alguno. Todo sumo sacerdote es instituido para ofrecer oblaciones y
sacrificios.
RESPONSORIO BREVE
En lugar del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo.
Aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Jesús salió al encuentro de las mujeres y les dijo: «Buenos días.»
Ellas se acercaron y se abrazaron a sus pies. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Jesús salió al encuentro de las mujeres y les dijo: «Buenos días.»
Ellas se acercaron y se abrazaron a sus pies. Aleluya.
PRECES
Con espíritu gozoso, invoquemos a Cristo, a cuya humanidad dio
vida el Espíritu Santo, haciéndolo fuente de vida para los hombres, y
digámosle:
Renueva y da vida a todas las cosas, Señor.
Cristo, salvador del mundo y rey de la nueva creación, haz que, ya desde ahora,
con el espíritu vivamos en tu reino,
donde estás sentado a la derecha del Padre.
Señor, tú que vives en tu Iglesia hasta el fin de los tiempos,
condúcela por el Espíritu Santo al conocimiento de toda verdad.
Que los enfermos, los moribundos y todos los que sufren encuentren luz en tu
victoria,
y que tu gloriosa resurrección los consuele y los conforte.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Al terminar este día, te ofrecemos nuestro homenaje, oh Cristo, luz
imperecedera,
y te pedimos que con la gloria de tu resurrección ilumines a nuestros hermanos
difuntos.
Porque Jesucristo nos ha hecho participar de su propia vida, somos hijos de
Dios y por ello nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que haces crecer a tu Iglesia dándole continuamente
nuevos hijos por el bautismo, concédenos ser siempre fieles en nuestra vida a
la fe que en ese sacramento hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL MARTES DE LA OCTAVA DE PASCUA 6 DE ABRIL 2021
*Lecturas
del Martes de la Octava de Pascua*
Martes, 6 de abril de 2021
Primera
lectura
Lectura del
libro de los Hechos de los apóstoles (2,36-41):
El día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos:
«Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien
vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías».
Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás
apóstoles:
«¿Qué tenemos que hacer, hermanos?».
Pedro les contestó:
«Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el
Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu
Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos, y para los
que están lejos, para cuantos llamare así el Señor Dios nuestro».
Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo:
«Salvaos de esta generación perversa».
Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas
tres mil personas.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
32,4-5.18-19.20.22
R/. La misericordia del
Señor llena la tierra
La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.
Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esteran su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R/.
*Secuencia*
(Opcional)
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
Lecturas
del Martes de la Octava de Pascua
Martes, 6 de abril de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (20,11-18)*
En aquel tiempo, estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras
lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados,
uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan:
«Mujer, ¿por qué lloras?».
Ella contesta:
«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».
Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice:
«Mujer, ¿por qué lloras?».
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré».
Jesús le dice:
«¡María!».
Ella se vuelve y le dice.
«¡Rabbuní!», que significa: «¡Maestro!».
Jesús le dice:
«No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, ande, ve a mis
hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios
vuestro”».
María la Magdalena fue y anunció a los discípulos:
«He visto al Señor y ha dicho esto».
Palabra del Señor
(María la Magdalena fue y anunció a los
discípulos).
*María Magdalena una mujer que después de sufrir un gran
dolor, se convirtió en la mujer que llevaba la buena noticia para los que
estaban triste y facto de esperanza. Siento que el Señor me invita también a mí
para llevar esta buena noticia. Sé que después del dolor de la angustia me
espera una esperan que es la Resurrección. El Señor en este tiempo me invita a
pedir el don de poder escuchar a esa persona que lo único que desea y quiere es
que alguien le escuche. Que las personas puedan sentir que en mí está: Cristo
Resucitado. Aleluya, aleluya*
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.