TIEMPO DE ADVIENTO
DOMINGO
DE LA SEMANA II
Del propio del Tiempo. Salterio II
9 de diciembre
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Himno: VEN, SEÑOR, NO TARDES
Ven, Señor, no tardes,
Ven, que te esperamos;
Ven, Señor, no tardes,
ven pronto, Señor.
El mundo muere de frío,
el alma perdió el calor,
los hombres no son hermanos
porque han matado al Amor.
Envuelto en noche sombría,
gime el mundo de pavor;
va en busca de una esperanza,
buscando tu fe, Señor.
Al mundo le falta vida
y le falta corazón;
le falta cielo en la tierra,
si no lo riega tu amor.
Rompa el cielo su silencio,
baje el rocío a la flor,
ven, Señor, no tardes tanto,
ven, Señor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tenemos en Sión una ciudad fuerte: el Salvador ha puesto en ella
murallas y baluartes; abrid las puertas que con nosotros está Dios. Aleluya.
Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tenemos en Sión una ciudad fuerte: el Salvador ha puesto en ella
murallas y baluartes; abrid las puertas que con nosotros está Dios. Aleluya.
Ant 2. Sedientos todos, acudid por agua; buscad al Señor mientras se le
encuentra. Aleluya.
Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn 3, 52-57
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sedientos todos, acudid por agua; buscad al Señor mientras se le
encuentra. Aleluya.
Ant 3. Mirad: el Señor vendrá con poder para iluminar los ojos de sus
siervos. Aleluya.
Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR.
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mirad: el Señor vendrá con poder para iluminar los ojos de sus
siervos. Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 13, 11b-12
Ya es hora que despertéis del sueño, pues la salud está ahora más cerca que
cuando abrazamos la fe. La noche va pasando, el día está encima; desnudémonos,
pues, de las obras de las tinieblas y vistámonos de las armas de la luz.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que has de venir al mundo.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías 14, 1-21
MUERTE DEL TIRANO Y DELIBERACIÓN DEL PUEBLO
El Señor se apiadará de Jacob, volverá a escoger a Israel y a establecerlos en
su patria. Los extranjeros se asociarán a ellos, se incorporarán a la casa de
Jacob. Las poblaciones los irán recogiendo y los llevarán a su lugar; la casa
de Israel los poseerá como siervos y siervas en la tierra del Señor. Cautivarán
a sus cautivadores, dominarán a sus opresores. Y, el día en que el Señor te dé
reposo de tus penas y temores, y de la dura esclavitud en que serviste,
entonarás este cantar contra el rey de Babilonia:
«¡Cómo ha acabado el tirano, ha acabado su arrogancia! ¡Ha quebrado el Señor el
cetro de los malvados, la vara de los dominadores, al que golpeaba furioso a
los pueblos con golpes incesantes, y oprimía iracundo a las naciones con
opresión implacable! La tierra entera descansa tranquila, gritando de júbilo.
Hasta los cipreses se alegran de tu suerte, y los cedros del Líbano:
"Desde que yaces, no sube el talador contra nosotros."
El abismo en lo profundo se estremece al salir a tu encuentro: en tu honor
despierta a las sombras, a los potentados de la tierra; levanta de su trono a
los reyes de las naciones, y cantan a coro, diciendo:
"¡También tú, consumido como nosotros, igual a nosotros, abatido al abismo
tu fasto y el son de tus arpas! Por debajo tu lecho son gusanos, tu cobertor,
lombrices."
¿Cómo has caído del cielo, lucero, hijo de la aurora, y estás derrumbado por
tierra, agresor de naciones? Tú que decías en tu corazón:
"Escalaré los cielos, por encima de los astros divinos levantaré mi trono.
Me sentaré en el Monte de la asamblea, en el vértice del cielo; escalaré la
cima de las nubes, me igualaré al Altísimo."
¡Ay, abatido al abismo, al vértice de la sima! Los que te ven se te quedan
mirando, meditan tu suerte:
"¿Es éste el que hacía temblar la tierra y estremecerse los reinos, que
dejaba el orbe desierto, arrasaba sus ciudades y no soltaba a sus
prisioneros?"
Los reyes de los pueblos descienden a sepulcros de piedra, todos reposan con
gloria, cada cual en su morada. A ti, en cambio, te han arrojado de la tumba,
como carroña asquerosa, te han cubierto de muertos traspasados a espada, como a
cadáver pisoteado. No te juntarás a ellos en el sepulcro, porque arruinaste tu
país, asesinaste a tu pueblo. No se nombrará jamás la estirpe del malvado.
Preparad la matanza de sus hijos por la culpa de su padre: No sea que se
levanten y se adueñen de la tierra y cubran el orbe de ruinas.»
RESPONSORIO Cf. Is 13, 22; cf. 14, 1; cf. Hb 10,
37
R. Ya está a punto de llegar su hora, sus días no tardarán. El Señor
se apiadará de Jacob * y volverá a escoger a Israel.
V. El que ha de venir vendrá y no tardará, y ya no habrá temor en
nuestra tierra, porque él es nuestro salvador.
R. Y volverá a escoger a Israel.
SEGUNDA LECTURA
De los Comentarios de Eusebio de Cesarea, obispo, sobre el profeta
Isaías
(Cap. 40: PG 24, 366-367)
UNA VOZ CLAMA EN EL DESIERTO
Una voz clama en el desierto: «Preparad el camino del Señor, enderezad las
sendas para nuestro Dios.» El profeta afirma claramente que no es en Jerusalén,
sino en el desierto, donde se cumplirá esta profecía, es decir, la
manifestación de la gloria del Señor y el anuncio de la salvación de Dios a
todos los hombres.
Estas cosas se cumplieron en la historia y a la letra cuando Juan Bautista
predicó la venida salvadora de Dios en el desierto del Jordán, donde se reveló
la salvación de Dios. Porque Cristo se manifestó y su gloria se hizo patente a
todos cuando, en su bautismo, se abrieron los cielos y el Espíritu Santo,
descendiendo en forma de paloma, permaneció sobre él y se oyó la voz del Padre
que daba testimonio de su Hijo: Éste es mi Hijo muy amado, escuchadlo.
Estas cosas se dijeron porque Dios iba a venir a un desierto que había estado
siempre cerrado e inaccesible: todas las naciones estaban privadas del
conocimiento de Dios, y los justos y los profetas evitaban el trato con ellas.
Por eso aquella voz manda preparar un camino a la Palabra de Dios y enderezar
las sendas, para que cuando llegue nuestro Dios pueda avanzar sin obstáculos.
Preparad el camino del Señor: este camino es la proclamación de la Buena
Noticia que trae a todos un nuevo consuelo, que desea ardientemente hacer
llegar a todos los hombres el conocimiento de la salvación de Dios.
Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de
Jerusalén. Estas palabras que acabamos de citar están cuidadosamente ordenadas
y hacen una oportuna mención de los evangelistas: después de haber hablado de
la voz que clama en el desierto, anuncian la llegada de Dios a los hombres. A
la profecía sobre Juan Bautista sigue muy lógicamente la mención de los
evangelistas.
¿Cuál es esta Sión sino la que antes fue llamada Jerusalén? Pues también
aquélla era un monte, como dice la Escritura: El monte Sión donde pusiste tu
morada, y el Apóstol: Os habéis acercado al monte de Sión. ¿No aludirá acaso al
coro de los apóstoles, elegidos de entre aquel primer pueblo de la
circuncisión?
Es esta Sión y Jerusalén la que ha recibido la salvación de Dios y que ha sido
edificada sobre el monte de Dios, es decir, sobre el Verbo unigénito. Y es a
ésta a quien Dios manda subir al monte alto y anunciar la palabra de la
salvación. ¿Quién es el que lleva la Buena Noticia sino el coro de los que
proclaman el Evangelio? ¿Qué significa llevar la Buena Noticia? Predicar a
todos los hombres, y en primer lugar a las ciudades de Judá, la venida de
Cristo a la tierra.
RESPONSORIO Cf. Mt 11, 11. 9
R. Ha venido el Precursor del Señor, acerca del cual el mismo Señor
da este testimonio: * «Entre los nacidos de mujer no ha surgido nadie mayor que
Juan Bautista.»
V. Es éste un profeta, y más que un profeta, es aquel de quien dice
el Salvador:
R. Entre los nacidos de mujer no ha surgido nadie mayor que Juan
Bautista.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas
(3,1-6):
EN el año decimoquinto del imperio del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato
gobernador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe
tretarca de Iturea y Traconítide, y Lisanio ttetrarca de Abilene, bajo el sumo
sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de
Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión
para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del
profeta Isaías:
«Voz del que grita en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos;
los valles serán rellenados,
los montes y colinas serán rebajador;
lo torcido será enderezado,
lo escabroso será camino llano.
Y toda carne verá la salvación de Dios».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Mira, yo envío a mi Mensajero para que prepare mi camino delante
de ti.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mira, yo envío a mi Mensajero para que prepare mi camino delante
de ti.
PRECES
Roguemos, hermanos, al Señor Jesús, juez de vivos y muertos, y
digámosle:
Ven, Señor Jesús.
Señor Jesucristo, tú que viniste a salvar a los pecadores,
líbranos de caer en la tentación.
Ven, Señor Jesús
Tú que vendrás con gloria para juzgar a tu pueblo,
muestra en nosotros tu poder salvador.
Ven, Señor Jesús
Ayúdanos a cumplir con fortaleza de espíritu los preceptos de tu ley,
para que podamos esperar tu venida sin temor.
Ven, Señor Jesús
Tú que eres bendito por los siglos,
concédenos, por tu misericordia, que llevando ya desde ahora una vida sobria y
religiosa esperemos con gozo tu gloriosa aparición.
Ven, Señor Jesús
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Porque Jesucristo mismo nos lo enseñó, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Dios misericordioso, que en nuestra alegre marcha
hacia el encuentro de tu Hijo no tropecemos en impedimentos terrenos, sino que,
guiados por la sabiduría celestial, merezcamos participar de la gloria de aquel
que vive y reina contigo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.