Musica Para el Alma
martes, 25 de agosto de 2020
EVANGELIO DE MATEO 23,27-32 CICLO A
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Mateo (23,27-32):
27 «¡Ay de vosotros, escribas y
fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por
fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de
toda inmundicia!
28 Así también vosotros, por fuera aparecéis
justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de
iniquidad.
29 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos
hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los
monumentos de los justos,
30 y decís: "Si nosotros hubiéramos
vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en
la sangre de los profetas!"
31 Con lo cual atestiguáis contra vosotros
mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas.
32 ¡Colmad también vosotros la medida de
vuestros padres!
Palabra del Señor
(Por
fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes)
*Hay
momento en mi vida que me siento tan justo, tan buena persona, que estoy muy
bien, delante del Señor, que decir el “Yo confieso” es una rutina porque no me siento un pecador. Es por eso
que el Señor tiene que utilizar un lenguaje duro y muy fuerte conmigo, hasta
ahora me he estado mirando en el espejo por fuera y puedo ver que por fuera
aparento una persona, bien, con deseo de ayudad, con buenos sentimientos, eso
es lo que puedo ver de mí mismo. Pero el Señor que mira más allá ha descubierto
unas series de cosas que al final me están haciendo mucho daño. La buena
noticia es que el Señor al que quiere lo corrige para que no se pierda, es por
eso que el Señor me invita a que coloque dentro de mi corazón y mi mente el
espejo de su palabra. Y cuando veo su palabra dentro de mí resulta que no soy
tan santo, resulta que estoy enfermo, resulta que soy un desastre. Ahora esta
palabra me invita a descubrís, mis pecado, mis fallas, mis errores y mis
defecto que todo lo saben menos yo. Las correcciones que me hace el Señor son
dolorosa para mí, pero tienen una finalidad que mi vida un día pueda llegar a
la verdadera santidad*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
ORACION AL MEDIO DIA EL ANGELUS
LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL MIÉRCOLES 26. ORACIONES DEL DIA
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
MIERCOLES SEMANA I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.
Himno: SENTENCIA DE DIOS AL HOMBRE
Sentencia de Dios al hombre
antes que el día comience:
«Que el pan no venga a tu mesa
sin el sudor de tu frente.
Ni el sol se te da de balde,
ni el aire por ser quien eres:
las cosas son herramientas
y buscan quien las maneje.
El mar les pone corazas
de sal amarga a los peces;
el hondo sol campesino
madura a fuego las mieses.
La piedra, con ser la piedra,
guarda una chispa caliente;
y en el rumor de la nube
combaten el rayo y la nieve.
A ti te inventé las manos
y un corazón que no duerme;
puse en tu boca palabras
y pensamiento en tu frente.
No basta con dar las gracias
sin dar lo que las merece:
a fuerza de gratitudes
se vuelve la tierra estéril.» Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.
Salmo 35 - DEPRAVACIÓN DEL MALVADO Y BONDAD DE DIOS
El malvado escucha en su interior
un oráculo del pecado:
«No tengo miedo a Dios,
ni en su presencia.»
Porque se hace la ilusión de que su culpa
no será descubierta ni aborrecida.
Las palabras de su boca son maldad y traición,
renuncia a ser sensato y a obrar bien;
acostado medita el crimen,
se obstina en el mal camino,
no rechaza la maldad.
Señor, tu misericordia llega al cielo,
tu fidelidad hasta las nubes,
tu justicia hasta las altas cordilleras;
tus sentencias son como el océano inmenso.
Tú socorres a hombres y animales;
¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!;
los humanos se acogen a la sombra de tus alas;
se nutren de lo sabroso de tu casa,
les das a beber del torrente de tus delicias,
porque en ti está la fuente viva
y tu luz nos hace ver la luz.
Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,
tu justicia con los rectos de corazón;
que no me pisotee el pie del soberbio,
que no me eche fuera la mano del malvado.
Han fracasado los malhechores;
derribados, no se pueden levantar.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.
Ant 2. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR DEL MUNDO Y PROTECTOR DE SU PUEBLO Jdt
16, 2-3. 15-19
¡Alabad a mi Dios con tambores,
elevad cantos al Señor con cítaras,
ofrecedle los acordes de un salmo de alabanza,
ensalzad e invocad su nombre!
porque el Señor es un Dios quebrantador de guerras,
su nombre es el Señor.
Cantaré a mi Dios un cántico nuevo:
Señor, tú eres grande y glorioso,
admirable en tu fuerza, invencible.
Que te sirva toda la creación,
porque tú lo mandaste y existió;
enviaste tu aliento y la construiste,
nada puede resistir a tu voz.
Sacudirán las olas los cimientos de los montes,
las peñas en tu presencia se derretirán como cera,
pero tú serás propicio a tus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.
Ant 3. Aclamad a Dios con gritos de júbilo.
Salmo 46 - ENTRONIZACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.
El nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
El nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.
Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.
Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abraham;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y él es excelso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamad a Dios con gritos de júbilo.
LECTURA BREVE Tb 4, 16-17. 19-20
No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan. Da de tu pan al hambriento y
da tus vestidos al desnudo. Busca el consejo de los prudentes. Bendice al Señor
en toda circunstancia, pídele que sean rectos todos tus caminos y que lleguen a
buen fin todas tus sendas y proyectos.
RESPONSORIO BREVE
V. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
V. Dame vida con tu palabra.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
V. Todos
quedaban maravillados.
R. De las palabras que salían de la boca de Dios.
PRIMERA LECTURA
Comienza la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 1-20
MISIÓN DE TIMOTEO. PABLO PREDICADOR DEL EVANGELIO
Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios, nuestro Salvador, y de Cristo
Jesús, nuestra esperanza, a Timoteo, mi verdadero hijo en la fe: gracia,
misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro Señor.
Al partir para Macedonia, te rogué que te quedaras en tu puesto en Éfeso, para
intimar a algunos a que no sigan enseñando doctrinas extrañas ni se ocupen de
leyendas y genealogías inacabables. Son éstas más a propósito para promover
inútiles discusiones que para llevar a cabo el plan divino de salvación por la
fe. El objetivo de tu exhortación no debe ser otro que promover la caridad que
proviene de un corazón sincero, de una conciencia recta y de una fe sin
fingimiento. Algunos se han desviado de esta enseñanza y han venido a dar en
vana palabrería; pretenden ser doctores de la ley, cuando no entienden ni lo
que dicen ni lo que con tanta seguridad afirman.
Ya sabemos que la ley es buena para quien usa de ella conforme al fin que
tiene. Es decir, sabiendo que no fue instituida para los justos, sino para los
prevaricadores y rebeldes, para impíos y pecadores, para gente sin religión y
sin piedad, para parricidas y matricidas, para asesinos, adúlteros, sodomitas,
traficantes de seres humanos, embusteros, perjuros y para todos los que se
oponen a la sana doctrina. Esta sana doctrina es conforme al mensaje evangélico
de salvación, cuyo objeto es la gloria del Dios bienaventurado, y que ha sido
encomendado a mi solicitud.
Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me hizo capaz, se fió de mí y me
confió este ministerio. Yo primero fui blasfemo y perseguidor, e inferí
ultrajes; pero fui acogido con toda misericordia, porque obré por ignorancia en
el tiempo de mi incredulidad. ¡Y en verdad que sobreabundó en mí la gracia de
nuestro Señor, juntamente con la fe y la caridad de Cristo Jesús!
Sentencia verdadera y digna de universal adhesión es ésta: Cristo Jesús vino al
mundo para salvar, a los pecadores. Y de entre ellos yo soy el primero. Y si
Dios me concedió su misericordia, fue para que Cristo Jesús manifestase
primeramente en mí toda su benignidad y sirviese de ejemplo a quienes habían de
creer en él para conseguir la vida eterna. Al Rey de los siglos, inmortal,
invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Ésta es la recomendación que yo te hago, hijo mío Timoteo, atendiendo a las
revelaciones carismáticas hechas anteriormente sobre tu persona. Armado con
ellas podrás combatir en buena lid, teniendo a tu favor la fe y la recta
conciencia. Algunos, por haber obrado en contra de ésta, naufragaron en la fe.
Entre ellos se encuentran Himeneo y Alejandro, a quienes he entregado al poder
de Satanás, para que aprendan a no blasfemar.
RESPONSORIO 1Tm 1, 14. 15; Rm 3, 23
R. Sobreabundó la gracia de nuestro Señor, juntamente con la fe y la
caridad. * Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores.
V. Pues todos pecaron y se hallan privados de la gloria de Dios.
R. Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores.
SEGUNDA LECTURA
De las Instrucciones de san Columbano, abad
(Instrucción 13, Sobre Cristo fuente de vida, 1-2: Opera, Dublín 1957, pp.
116-118)
EL QUE TENGA SED QUE VENGA A MÍ, Y QUE BEBA
Escuchad, amados hermanos, mis palabras; escuchadlas bien, como si se tratara
de algo que os es muy necesario; saciad vuestra sed con el agua de la fuente
divina de la que os voy a hablar; desead este agua y no dejéis que vuestra sed
se extinga; bebed y no os creáis nunca saciados; nos está llamando el que es
fuente viva, el que es la fuente misma de la vida nos dice: El que tenga sed
que venga a mí, y que beba.
Entended bien de qué bebida se trata: escuchad lo que, por medio de Jeremías,
os dice aquel que es la misma fuente: Me han abandonado a mí, la fuente de
aguas vivas —oráculo del Señor—. El mismo Señor, nuestro Dios Jesucristo, es la
fuente de la vida, por ello nos invita a sí como a una fuente para que bebamos
de él. Bebe de él quien lo ama, bebe de él quien se alimenta con su palabra,
quien lo ama debidamente, quien sinceramente lo desea, bebe de él quien se
inflama en el amor de la sabiduría.
Considerad de dónde brota esta fuente: brota de aquel mismo lugar de donde
descendió nuestro pan; porque uno mismo es nuestro pan y nuestra fuente, el
Hijo único, nuestro Dios, Cristo el Señor, de quien debemos estar siempre
hambrientos. Aunque nos alimentemos de él por el amor, aunque lo devoremos por
el deseo, continuemos hambrientos deseándolo. Bebamos de él como si se tratara
de una fuente, bebámoslo con un amor que nos parezca siempre susceptible de
aumento, bebámoslo con toda la fuerza de nuestros deseos y deleitémonos con la
suavidad de su dulzura.
Pues el Señor es suave y es dulce; aunque lo hayamos comido y lo hayamos
bebido, no dejemos de estar hambrientos y sedientos de él, pues este manjar
jamás es totalmente comido, ni esta bebida jamás es agotada; aunque se le coma,
jamás se consume; aunque se le beba, jamás se le agota, porque nuestro manjar
es eterno y nuestra fuente perenne y siempre deliciosa. Por eso dice el
profeta: Los que estáis sedientos, venid a la fuente, pues esta fuente es la
fuente de los sedientos, no la de los que se sienten saturados; por ello, a aquellos
que tienen hambre -que son aquellos mismos a quienes en otro lugar proclaman
dichosos- los llama a sí y convoca a aquellos que nunca han quedado saciados de
beber, sino que cuanto más beben, más sedientos se sienten.
Por eso, hermanos, hemos de desear siempre, hemos de buscar y amar siempre a
aquel que es la Palabra de Dios, fuente de sabiduría, que tiene su asiento en
las alturas, en quien, como dice el Apóstol, están escondidos todos los tesoros
de la sabiduría y de la ciencia y que no cesa de llamar a los que están
sedientos de esta bebida.
Si estás sediento, bebe de esta fuente de vida; si tienes hambre, come de este
pan de vida. Dichosos los que tienen hambre de este pan y sed de esta fuente;
estos hambrientos y sedientos, por mucho que coman y beban, siempre buscan
saciar aún más plenamente su hambre y su sed. Sin duda debe ser muy dulce aquel
manjar y aquella bebida que por mucho que se coma y que se beba continúa aún
deseándose y cuyo gusto no cesa de excitar el hambre y la sed. Por ello dice el
profeta rey:
Gustad y ved qué dulce, qué bueno es el Señor.
RESPONSORIO Jn 7, 37-38
R. Jesús, puesto en pie, clamaba en alta voz: * «El
que tenga sed que venga a mí, y que beba el que crea en mí.»
V. Brotarán de su seno torrentes de agua viva.
R. El que tenga sed que venga a mí, y que beba el que crea en mí.
Miércoles, 26 de agosto de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Mateo (23,27-32):
27 «¡Ay de vosotros, escribas y
fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por
fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de
toda inmundicia!
28 Así también vosotros, por fuera aparecéis
justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de
iniquidad.
29 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos
hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los
monumentos de los justos,
30 y decís: "Si nosotros hubiéramos
vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en
la sangre de los profetas!"
31 Con lo cual atestiguáis contra vosotros
mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas.
32 ¡Colmad también vosotros la medida de
vuestros padres!
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Realiza, Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa
alianza.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Realiza, Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa
alianza.
PRECES
Demos gracias a Cristo y alabémoslo porque ha querido
santificarnos y llamarnos hermanos suyos; digámosle, pues, confiados:
Santifica, Señor, a tus hermanos.
Concédenos, Señor, consagrar el principio de este día en honor de tu
resurrección
y haz que todos los trabajos que realicemos durante esta jornada te sean
agradables.
Haz que sepamos descubrirte a ti en todos nuestros hermanos,
sobre todo en los tristes, en los más pobres y en los que son menos útiles a
los ojos del mundo.
Tú que para aumentar nuestra alegría y afianzar nuestra salvación nos das el
nuevo día, signo de tu amor,
renuévanos hoy y siempre para gloria de tu nombre.
Haz que durante este día estemos en paz con todo el mundo
y que a nadie devolvamos mal por mal.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tal como Cristo nos enseñó, terminemos nuestra oración diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, salvador nuestro, danos tu ayuda para que siempre
deseemos las obras de la luz y realicemos la verdad: así, los que de ti hemos
nacido en el bautismo, seremos tus testigos ante los hombres. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
MIERCOLES SEMANA I
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: HORA DE LA TARDE.
Hora de la tarde,
fin de las labores.
Amo de las viñas,
paga los trabajos
de tus viñadores.
Al romper el día
nos apalabraste.
Cuidamos tu viña
del alba a la tarde.
Ahora que nos pagas,
nos lo das de balde,
que a jornal de gloria
no hay trabajo grande.
Das al de la tarde
lo que al mañanero.
Son tuyas las horas
y tuyo el viñedo.
A lo que sembramos
dale crecimiento.
Tú que eres la viña,
cuida los sarmientos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Salmo 26 I - CONFIANZA ANTE EL PELIGRO
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor
contemplando su templo.
Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca;
y así levantaré la cabeza
sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré
sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Ant 2. Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.
Salmo 26 II
Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.
Si mi padre y mi madre me abandonan,
el Señor me recogerá.
Señor, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana,
porque tengo enemigos.
No me entregues a la saña de mi adversario,
porque se levantan contra mí testigos falsos,
que respiran violencia.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.
Ant 3. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER
RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
LECTURA BREVE St 1, 22. 25
Llevad a la práctica la palabra y no os limitéis a escucharla, engañándoos a
vosotros mismos. El que se concentra en el estudio de la ley perfecta (la que
hace libre) y es constante no como oyente olvidadizo, sino para ponerla por
obra, éste encontrará la felicidad en practicarla.
RESPONSORIO BREVE
V. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
V. No arrebates mi alma con los pecadores.
R. Ten misericordia de mí.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
PRECES
Oremos, hermanos, a Dios Padre, que en su amor nos mira como
hijos, y digámosle:
Muéstranos, Señor, la abundancia de tu amor.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia: guárdala de todo mal
y haz que crezca en tu amor.
Que todos los pueblos, Señor, te reconozcan como al único Dios verdadero,
y a Jesucristo como al Salvador que tú has enviado.
A nuestros parientes y bienhechores concédeles tus bienes
y que tu bondad les dé la vida eterna.
Te pedimos, Señor, por los trabajadores que sufren: alivia sus dificultades
y haz que todos los hombres reconozcan su dignidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
En tu misericordia acoge a los que hoy han muerto
y dales posesión de tu reino.
Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos a nuestro
Padre común:
Padre nuestro...
ORACION
Escucha, Señor, nuestras súplicas y protégenos durante el día y
durante la noche: tú que eres siempre inmutable, da firmeza a los que vivimos
sujetos a la sucesión de los tiempos y de las horas. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL MIÉRCOLES 26 DE AGOSTO 2020
Miércoles, 26 de agosto de 2020
Primera lectura
Lectura de
la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (3,6-10.16-18):
En nombre de nuestro Señor Jesucristo, hermanos, os mandamos: no tratéis con
los hermanos que llevan una vida ociosa y se apartan de las tradiciones que
recibieron de nosotros. Ya sabéis cómo tenéis que imitar nuestro ejemplo: no
vivimos entre vosotros sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos,
sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para
nadie. No es que no tuviésemos derecho para hacerlo, pero quisimos daros un
ejemplo que imitar. Cuando vivimos con vosotros, os lo mandamos: El que no
trabaja, que no coma. Que el Señor de la paz os dé la paz siempre y en todo
lugar. El Señor esté con todos vosotros. La despedida va de mi mano, Pablo;
ésta es la contraseña en toda carta; ésta es mi letra. La gracia de nuestro
Señor Jesucristo esté con todos vosotros.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
127,1-2.4-5
R/. Dichosos los que temen al Señor
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.
R/. Dichosos los que temen al Señor
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.
R/. Dichosos
los que temen al Señor
Miércoles, 26 de agosto de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Mateo (23,27-32):
27 «¡Ay de vosotros, escribas y
fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por
fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de
toda inmundicia!
28 Así también vosotros, por fuera aparecéis
justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de
iniquidad.
29 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos
hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los
monumentos de los justos,
30 y decís: "Si nosotros hubiéramos
vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en
la sangre de los profetas!"
31 Con lo cual atestiguáis contra vosotros
mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas.
32 ¡Colmad también vosotros la medida de
vuestros padres!
Palabra del Señor
(Por
fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes)
*Hay
momento en mi vida que me siento tan justo, tan buena persona, que estoy muy
bien, delante del Señor, que decir el “Yo confieso” es una rutina porque no me siento un pecador. Es por eso
que el Señor tiene que utilizar un lenguaje duro y muy fuerte conmigo, hasta
ahora me he estado mirando en el espejo por fuera y puedo ver que por fuera
aparento una persona, bien, con deseo de ayudad, con buenos sentimientos, eso
es lo que puedo ver de mí mismo. Pero el Señor que mira más allá ha descubierto
unas series de cosas que al final me están haciendo mucho daño. La buena
noticia es que el Señor al que quiere lo corrige para que no se pierda, es por
eso que el Señor me invita a que coloque dentro de mi corazón y mi mente el
espejo de su palabra. Y cuando veo su palabra dentro de mí resulta que no soy
tan santo, resulta que estoy enfermo, resulta que soy un desastre. Ahora esta
palabra me invita a descubrís, mis pecado, mis fallas, mis errores y mis
defecto que todo lo saben menos yo. Las correcciones que me hace el Señor son
dolorosa para mí, pero tienen una finalidad que mi vida un día pueda llegar a
la verdadera santidad*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.