Abre, Señor, mi boca para
bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos,
perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para
que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado
en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO ORDINARIO
MIÉRCOLES DE LA SEMANA XVI
Del común de los pastores. Salterio IV
24 de julio
SAN FRANCISCO SOLANO, presbítero. (MEMORIA)
Nació en Montilla, España, en 1549. Todavía adolescente, ingresó
en la Orden de los frailes Menores. Ordenado presbítero, se destacó por su
predicación, con la que ganó muchas almas para Cristo, especialmente en tiempos
de la peste que asolaba Andalucía, en España. Movido por el celo apostólico
pidió ser enviado a la misión de África, pero fue enviado a la misión de
América, en las regiones del Tucumán. Instruido en la lengua de los indígenas y
brillando por su caridad, convirtió a muchos a la fe cristiana. Después de
catorce años fue destinado a Lima, donde falleció en 1610. Fue beatificado por
Clemente X y canonizado por Benedicto XIII.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Ant. Venid, adoremos a
Cristo, Pastor supremo.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Himno: CRISTO, CABEZA, REY DE LOS PASTORES.
Cristo, cabeza, rey de los pastores,
el pueblo entero, madrugando a fiesta,
canta a la gloria de tu sacerdote
himnos sagrados.
Con abundancia de sagrado crisma,
la unción profunda de tu Santo Espíritu
lo armó guerrero y lo nombró en la Iglesia
jefe del pueblo.
El fue pastor y forma del rebaño,
luz para el ciego, báculo del pobre,
padre común, presencia providente,
todo de todos.
Tú que coronas sus merecimientos,
danos la gracia de imitar su vida,
y al fin, sumisos a su magisterio,
danos su gloria. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Mi corazón está
firme, Dios mío, mi corazón está firme.
Salmo 107 - ALABANZA AL SEÑOR Y PETICIÓN DE
AUXILIO.
Dios mío, mi corazón está firme,
para tí cantaré y tocaré, gloria mía.
Despertad, cítara y arpa,
despertaré a la aurora.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor,
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria;
para que se salven tus predilectos,
que tu mano salvadora nos responda.
Dios habló en su santuario:
«Triunfante ocuparé Siquén,
parcelaré el valle de Sucot;
mío es Galaad, mío Manasés,
Efraín es yelmo de mi cabeza,
Judá es mi cetro;
Moab, una jofaina para lavarme,
sobre Edom echo mi sandalia,
sobre Filistea canto victoria.»
Pero ¿quién me guiará a la plaza fuerte,
quién me conducirá a Edom,
si tú, ¡oh Dios!, nos has rechazado
y no sales ya con nuestras tropas?
Auxílianos contra el enemigo,
que la ayuda del hombre es inútil;
con Dios haremos proezas,
El pisoteará a nuestros enemigos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Mi corazón está
firme, Dios mío, mi corazón está firme.
Ant. 2. El Señor me ha
revestido de justicia y santidad.
Cántico: ALEGRIA DEL PROFETA ANTE LA NUEVA
JERUSALÉN Is 61, 10--62, 5
Desbordo de gozo con el Señor,
y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como a un novio que se pone la corona,
o a una novia que se adorna con sus joyas.
Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia
y los himnos, ante todos los pueblos.
Por amor de Sión no callaré,
por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que despunte la aurora de su justicia
y su salvación llamee como antorcha.
Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes, tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo
pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios.
Ya no te llamarán «Abandonada»;
ni a tu tierra, «Devastada»;
a ti te llamarán «Mi favorita»,
y a tu tierra, «Desposada»,
porque el Señor te prefiere a ti,
y tu tierra tendrá marido.
Como un joven se casa con su novia,
así te desposa el que te construyó;
la alegría que encuentra el marido con su esposa,
la encontrará tu Dios contigo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. El Señor me ha
revestido de justicia y santidad.
Ant. 3. Alabaré al Señor
mientras viva.
Salmo 145 - FELICIDAD DE LOS QUE ESPERAN EN DIOS.
Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.
No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;
que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos;
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Alabaré al Señor
mientras viva.
LECTURA BREVE Hb 13,7-9a
Acordaos de aquellos superiores vuestros que os expusieron la palabra de Dios:
reflexionando sobre el desenlace de su vida, imitad su fe. Jesucristo es el
mismo hoy que ayer, y para siempre. No os dejéis extraviar por doctrinas
llamativas y extrañas.
RESPONSORIO BREVE
V. Sobre tus
murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
R. Sobre tus
murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
V. Ni de día ni de
noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.
R. He colocado
centinelas.
V. Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre tus
murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
PRIMERA LECTURA
Del primer libro de las Crónicas 22, 5-19
DAVID PREPARA LA CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO
En aquellos días, dijo David:
«Mi hijo Salomón es todavía jóven y débil, y la casa que ha de edificarse para
el Señor debe ser grandiosa sobre toda ponderación, para tener nombre y gloria
en todos los países. Así que le haré yo los preparativos.»
Hizo David, en efecto, grandes preparativos antes de su muerte. Después llamó a
su hijo Salomón y le mandó que edificase una casa para el Señor, el Dios de
Israel. Dijo David a Salomón:
«Hijo mío, yo había deseado edificar una casa al nombre del Señor, mi Dios. Pero
me fue dirigida la palabra del Señor que me dijo: "Tú has derramado mucha
sangre y hecho grandes guerras; no podrás edificar tú la casa a mi nombre,
porque has derramado en tierra mucha, sangre delante de mí. Mira que te va a
nacer un hijo, que será hombre de paz; le concederé paz con todos sus enemigos
en derredor, porque Salomón será su nombre y en sus días concederé paz y
tranquilidad a Israel. Él edificará una casa a mi nombre; él será para mí un
hijo y yo seré para él un padre y consolidaré el trono de su reino sobre Israel
para siempre."
Ahora, pues, hijo mío, que el Señor esté contigo, para que logres edificar la
casa del Señor tu Dios, como él de ti lo ha predicho. Quiera el Señor
concederte prudencia y entendimiento cuando te constituya sobre Israel, para
que guardes la ley del Señor tu Dios. No prosperarás si no cuidas de cumplir
los decretos y las normas que el Señor ha prescrito a Moisés para Israel. ¡Sé
fuerte y ten buen ánimo! ¡No temas ni desmayes! Mira lo que yo he preparado en
mi pequeñez para la casa del Señor: cien mil talentos de oro, un millón de
talentos de plata y una cantidad de cobre y de hierro incalculable por su
abundancia. He preparado también maderas y piedras que tú podrás aumentar. Y
tienes a mano muchos obreros, canteros, artesanos en piedra y en madera,
expertos en toda clase de obras. El oro, la plata, el bronce y el hierro son
sin número. ¡Levántate, pues! Manos a la obra y que el Señor esté contigo.»
Mandó David a todos los jefes de Israel que ayudasen a su hijo Salomón:
«¿No está con vosotros el Señor vuestro Dios? ¿Y no os ha dado paz por todos
lados? Pues él ha entregado en mis manos a los habitantes del país, y el país
está sujeto ante el Señor y ante su pueblo. Aplicad ahora vuestro corazón y
vuestra alma a buscar al Señor vuestro Dios.
Levantaos y edificad el santuario del Señor Dios, para trasladar el arca de la
alianza del Señor y los utensilios del santuario de Dios a la casa que ha de
edificarse al nombre del Señor.»
RESPONSORIO 1Cro 22, 19; Sal 131, 7; Is 56, 7
R. Aplicad vuestro corazón y vuestra alma a buscar al Señor;
levantaos y edificad el santuario del Señor Dios. * Entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies.
V. Esto dice el Señor: «Mi casa es casa de oración y así la llamarán
todos los pueblos.»
R. Entremos en su morada, postrémonos ante el estrado de sus pies.
SEGUNDA LECTURA
Del decreto Presbyterórum órdinis, sobre el ministerio y vida de los
presbíteros, del Concilio Vaticano segundo.
(Núm. 12)
VOCACIÓN DE LOS PRESBÍTEROS A LA PERFECCIÓN
Por el Sacramento del Orden, los presbíteros se configuran a Cristo Sacerdote,
como miembros con la Cabeza, para la estructuración y edificación de todo su
Cuerpo, que es la Iglesia, como cooperadores del orden episcopal. Ya en la
consagración del bautismo, como todos los fieles cristianos, recibieron
ciertamente la señal y el don de tan gran vocación y gracia para sentirse
capaces y obligados, en la misma debilidad humana, a seguir la perfección,
según la palabra del Señor: Sed perfectos como vuestro Padre celestial es
perfecto.
Los sacerdotes están obligados especialmente a adquirir aquella perfección,
puesto que, consagrados de una forma nueva a Dios en la recepción del Orden, se
constituyen en instrumentos vivos del Sacerdote Eterno para poder proseguir, a
través del tiempo, su obra admirable, que restauró, con divina eficacia, a todo
el género humano.
Siendo, pues, que todo sacerdote representa a su modo la persona del mismo
Cristo, tiene también la gracia singular de, al mismo tiempo que sirve a la
plebe encomendada y a todo el pueblo de Dios, poder conseguir más aptamente la
perfección de aquel cuya función representa, y de que sane la debilidad de la
carne humana la santidad de quien es hecho por nosotros Pontífice santo, sin
maldad, sin mancha, excluído del número de los pecadores.
Cristo, a quien el Padre santificó o consagró y envió al mundo, se entregó por
nosotros para rescatarnos de toda iniquidad y adquirirse un pueblo propio y
aceptable, celador de obras buenas, y así, por su pasión, entró en su gloria;
del mismo modo, los presbíteros, consagrados por la unción del Espíritu Santo,
y enviados por Cristo, mortifican en sí mismos las tendencias de la carne y se
entregan totalmente al servicio de los hombres, y de esta forma pueden caminar
hacia el varón perfecto, en la santidad con que han sido enriquecidos en
Cristo.
Así, pues, ejerciendo el ministerio del Espíritu y de la justicia, se
fortalecen en la vida del Espíritu, con tal que sean dóciles al Espíritu de
Cristo, que los vivifica y conduce. Pues ellos se ordenan a la perfección de la
vida por las mismas acciones sagradas que realizan cada día, como por todo su
ministerio, que desarrollan en unión con el obispo y con los demás presbíteros.
Mas la santidad de los presbíteros contribuye poderosamente al cumplimiento
fructuoso del propio ministerio, porque, aunque la gracia de Dios puede
realizar la obra de la salvación también por medio de ministros indignos, sin
embargo, Dios prefiere, por ley ordinaria, manifestar sus maravillas por medio
de quienes, hechos más dóciles al impulso y guía del Espíritu Santo, por su
íntima unión con Cristo y su santidad de vida, pueden decir con el apóstol:
Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí.
RESPONSORIO 1Ts 2, 8; Ga 4, 19
R. Queríamos daros no sólo el Evangelio de Dios, sino incluso nuestro
propio ser, * porque habíais llegado a sernos muy queridos.
V. Hijos míos, por quienes sufro de nuevo dolores de parto, hasta ver
a Cristo formado en vosotros.
R. Porque habíais llegado a sernos muy queridos.
Miércoles,
24 de julio de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,1-9):
Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Acudió tanta gente, que
tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la
orilla.
Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar, al sembrar,
un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro
poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no
era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó, y por
falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo
ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos ciento, otros
sesenta, otros treinta. El que tenga oídos, que oiga.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. No sois vosotros
los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre quien habla por vosotros.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1,
68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. No sois vosotros
los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre quien habla por vosotros.
PRECES
Demos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y
supliquémosle diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.
Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu
misericordia y tu amor,
haz que, por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único
pastor de tu pueblo,
no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los
cuerpos y de las almas,
haz que nunca falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas
de una vida santa.
Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el
amor de los santos,
haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Oremos confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Señor, que, por medio del presbítero san Francisco Solano, llevaste a muchos
pueblos de América al seno de la Iglesia, por sus méritos e intercesión,
míranos con bondad y atrae hacia ti a los pueblos que aún no te conocen. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Francisco Solano, Santo
Presbítero Franciscano, 14 de julio
Francisco Solano, llamado "el Taumaturgo del
nuevo mundo", por la cantidad de prodigios y milagros que obtuvo en
Sudamérica, nació en 1549, en Montilla, Andalucía, España.
Su padre era alcalde de la ciudad, y el jovencito desde muy pequeño se
caracterizó por su habilidad en poner paz entre los que se peleaban. Cuando
había algún duelo a espada, bastaba que Francisco corriera a donde los
combatientes a suplicarles que no se pelearan más, para que hicieran las paces.
Estudió con los Jesuitas, pero entró a la comunidad Franciscana porque le
atraían mucho la pobreza y la vida tan sacrificada de los religiosos de San
Francisco. Los primero años de sacerdocio los dedicó a predicar con gran
provecho en el sur de España. Sus sermones no tenían nada de rebuscado ni de
elegante, pero llegaban hasta el fondo del corazón de los pecadores y
conseguían grandes conversiones. Es que rezaba mucho antes de cada predicación.
Primer contagio. Llegó a Andalucía la peste del tifo negro y Francisco y su
compañero Fray Buenaventura se dedicaron a atender a los enfermos más
abandonados. Buenaventura se contagió y murió (y ahora es santo también) luego
se contagió también Francisco y creyó que ya le había llegado la hora de partir
para la eternidad, pero luego, de la manera más inesperada, quedó curado. Con
eso se dio cuenta de que Dios lo tenía para obras apostólicas todavía más
difíciles.
Pidió a sus superiores que lo enviaran de misionero al Africa, y no le fue
aceptada su petición. Pero poco después el rey Felipe II pidió a los
franciscanos que enviaran misioneros a Sudamérica y entonces sí fue enviado
Francisco a extender la religión por estas tierras. Fue una gran alegría para su
corazón.
Y sucedió que una terrible tempestad lanzó el barco contra unas rocas frente a
Panamá y se partió en dos. No había sino una embarcación para volver a tierra
firme, y el misionero prefirió aguardar allá en esos escollos con los esclavos
negros que él había venido instruyendo durante el viaje y acompañarlos hasta
que llegara otra barca a salvarlos. Y aprovechó esos tres días de terror y
peligro, para acabar de instruirlos y bautizarlos allí mismo. Varios de ellos
perecieron luego entre aquellas olas pero ya habían sido bautizados.
La pequeña embarcación los llevó a unas costas inhospitalarias y allá pasaron
días terribles de hambre y peligros. Cuando los marineros se desesperaban lo
único que podía calmarlos era la intervención del Padre Francisco. Cuando había
peleas, al único que le hacían caso para dejar de pelear, era el Padre Solano.
Al fin lograron que un barco los recogiera y los llevara a la ciudad de Lima.
Fray Francisco Solano recorrió el continente americano durante 20 años
predicando, especialmente a los indios. Pero su viaje más largo fue el que tuvo
que hacer a pie, con incontables peligros y sufrimientos, desde Lima hasta
Tucumán (Argentina) y hasta las pampas y el Chaco Paraguayo. Más de 3,000
kilómetros y sin ninguna comodidad. Sólo confiando en Dios y movido por el
deseo de salvar almas.
Y le sucedió en aquel gran viaje misionero, que lograba aprender con
extraordinaria facilidad los dialectos de aquellos indios a las dos semanas de
estar con ellos. Y le entendían todos admirablemente sus sermones. Sus
compañeros misioneros se admiraban grandemente de este prodigio y lo
consideraban un verdadero milagro de Dios. Pero lo más admirable es que las
tribus de indios, aun las más belicosas, y opuestas a los blancos, recibían los
sermones del santo con una docilidad y un provecho que parecían increíbles.
Dios le había concedido la eficacia de la palabra y la gracia de conseguir la
simpatía y buena voluntad de sus oyentes.
Fray Francisco llegaba a las tribus más guerreras e indómitas y aunque al
principio lo recibían al son de batalla, después de predicarles por unos
minutos con un crucifijo en la mano, conseguía que todos empezaran a escucharle
con un corazón dócil y que se hicieran bautizar por centenares y miles.
Un Jueves Santo estando el santo predicando en La Rioja (Argentina) llegó la
voz de que se acercaban millares de indios salvajes a atacar la población. El
peligro era sumamente grande, todos se dispusieron a la defensa, pero Fray
Francisco salió con su crucifijo en la mano y se colocó frente a los guerreros
atacantes y de tal manera les habló (logrando que lo entendieran muy bien en su
propio idioma) que los indígenas desistieron del ataque y poco después
aceptaron ser evangelizados y bautizados en la religión católica.
El Padre Solano tenía una hermosa voz y sabía tocar muy bien el violín y la
guitarra. Y en los sitios que visitaba divertía muy alegremente a sus oyentes
con sus alegres canciones. Un día llegó a un convento donde los religiosos eran
demasiado serios y recordando el espíritu de San Francisco de Asís que era
vivir siempre interior y exteriormente alegres, se puso a cantarles y hasta a
danzar tan jocosamente que aquellos frailes terminaron todos cantando, riendo y
hasta bailando en honor del Señor Dios.
San Francisco Solano misionó por más de 14 años por el Chaco Paraguayo, por
Uruguay, el Río de la Plata, Santa Fe y Córdoba de Argentina, siempre a pie,
convirtiendo innumerables indígenas y también muchísimos colonos españoles. Su
paso por cada ciudad o campo, era un renacer del fervor religioso. Un día en el
pueblo llamado San Miguel, estaban en un toreo, y el toro feroz se salió del
corral y empezó a cornear sin compasión por las calles. Llamaron al santo y
éste se le enfrentó calmadamente al terrible animal. Y la gente vio con
admiración que el bravísimo toro se le acercaba a Fray Francisco y le lamía las
manos y se dejaba llevar por él otra vez al corral.
A imitación de su patrono San Francisco de Asís, el padre solano sentía gran
cariño por los animalillos de Dios. Las aves lo rodeaban muy frecuentemente, y
luego a una voz suya, salían por los aires revoloteando, cantando alegremente
como si estuvieran alabando a Dios.
Por orden de sus superiores, los últimos años los pasó Fray Francisco en la
ciudad de Lima predicando y convirtiendo pecadores. Entraba a las casas de
juegos y hacía suspender aquellos vicios y llevaba a los jugadores a los
templos. En los teatros, en plena función inmoral hacía suspender la
representación y echaba un fogoso sermón desde el escenario, haciendo llorar y
arrepentirse a muchos pecadores. En plena plaza predicaba al pueblo anunciando
terribles castigos de Dios si seguían cometiendo tantos pecados y esto
conseguía muchas conversiones.
Un día estando predicando en una misa empezó a temblar. Las gentes quisieron
salir huyendo, pero él les dijo: "Si piden perdón a Dios, no les sucederá
nada malo". Todos pidieron perdón y nada malo sucedió aquel día allí. Otro
día en pleno sermón exclamó: "Por las maldades de estas gentes, todo lo
que está a mi alrededor será destruido y no quedará sino el sitio desde donde
estoy predicando". Y así sucedió años después. llegó un terremoto y
destruyó el templo y todos los alrededores, y el único sitio que quedó sin que
le pasara nada, fue aquel desde donde el santo había predicado.
En mayo de 1610 empezó a sentirse muy débil. Los médicos que lo atendían se
admiraban de su paciencia y santidad. El 14 de julio, una bandada de pajaritos
entró cantando a su habitación y el Padre Francisco exclamó: "Que Dios sea
glorificado", y expiró. Desde lejos las gentes vieron una rara iluminación
en esa habitación durante toda la noche. San Francisco Solano: pídele a Dios
muchas bendiciones para América.
esta segunda biografía fue originalmente publicada
en EWT
En 1440, fue nombrado
provincial de la Orden del Carmelo en Francia y, en 1451, fue elegido
unánimemente superior general. La Orden del Carmelo, como tantas otras órdenes
medicantes, necesitaba urgentemente una reforma, debido a los estragos que
habían producido la "peste negra" y el cisma de occidente. Esta
crisis se manifestó, sobre todo, en la falta de pobreza personal, en la
dispensa del coro y de la mesa común, concedida a quienes estaban dedicados a
la enseñanza, y, en una serie de "privilegios" o dispensas de la
observancia. El P. Soreth estableció en todas las provincias que visitó uno o
dos conventos de estricta observancia de las constituciones y permitió que
todos los frailes que lo desearan pudiesen trasladarse a dichos conventos. Para
ayuda de sus súbditos publicó en 1462 una edición revisada de las
constituciones. Fundó también varios conventos de religiosas carmelitas.
Emprendió esa actividad en 1452, cuando varias comunidades de
"beguinas" de los Países Bajos pidieron la anexión a la Orden del
Carmelo.
El primero de tales conventos fue el de Gueldre, en Holanda, al
que siguieron los de Lieja, Dinant, Huy, Namur, Vilvorde y otros más. A fines
de siglo, el movimiento se había extendido ya a Italia y España. El beato murió
en Angers, el 25 de julio de 1471. El proceso de beatificación de la Beata
Francisca de Ambroise renovó, en 1863, la memoria del P. Soreth, y la Santa
Sede confirmó su culto en 1865.