Musica Para el Alma
martes, 19 de abril de 2022
LUCAS 24,13-35 CICLO C
*Lecturas
del Miércoles de la Octava de Pascua*
Miércoles, 20 de abril de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (24,13-35)*
Aquel mismo día, el primero de la semana, dos de los discípulos de Jesús iban
caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos setenta
estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras
conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con
ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo:
«¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».
Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba
Cleofás, le respondió:
«¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado estos
días?».
Él les dijo:
«¿Qué».
Ellos le contestaron:
«Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante
Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros
jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos
que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día
desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han
sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana la sepulcro, y no habiendo
encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición
de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al
sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo
vieron».
Entonces él les dijo:
«¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era
necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria».
Y, comenzado por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que
se refería a él en todas las Escrituras.
Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando;
pero ellos lo apremiaron, diciendo:
«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan,
pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron
los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista.
Y se dijeron el uno al otro:
«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba
las Escrituras?».
Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron
reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón».
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían
reconocido al partir el pan.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(«Mientras
conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con
ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo »).
*Estos discípulos regresaban a su vida de ante, se
sentían derrotado, sin esperanza. Con frecuencia me siento así, cuando algún
plan o proyecto no se meda, cuando pido la salud mía o de un hijo o de un
familiar cercano, y como le pido al Señor, que me conceda eso, que para mí es
sumamente importante, regreso discutiendo y porque esto y porque lo otro, y en
medio de mi discutir me lleno, de odio, de rabia y fluye en mi como un torrente
de agua, la desesperanza, la angustia, y mis ojos se llenan de oscuridad y no
veo al Señor y él está a mi lado, queriendo hablarme. Por eso es bueno el
silencio porque es ahí donde el Señor aprovecha para hablarme*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL MIERCOLES DE LA OCTAVA DE PASCUA
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*MIERCOLES SEMANA*
*De la octava de pascua*
LAUDES
(Oración de
la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Señor
abre mis labios
R. Y mi
boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque el
Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene en
su mano las simas de la tierra,
son suyas
las cumbres de los montes;
suyo es
el mar, porque él lo hizo,
la tierra
firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque él
es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el rebaño
que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el
día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron
de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es un
pueblo de corazón extraviado,
que no
reconoce mi camino;
por eso
he jurado en mi cólera
que no
entrarán en mi descanso»
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno:
GLORIOSA AURORA DE ESTE NUEVO DÍA
Gloriosa
aurora de este nuevo día,
despierta
en nuestras almas la alegría
de ver nuestro
Señor glorificado,
vencidos
ya la muerte y el pecado.
Jesús
llena de luz el mundo entero;
de
cuantos vivirán, él el primero
entró en
la luz de eternas claridades,
glorioso
ya sin fin de eternidades.
Torrente
de alegría, salte y fluya
el grito
jubiloso de aleluya,
los
hombres y los pueblos lo repitan,
sus vidas
en el Cristo resucitan.
Jesús,
presente y vivo en tus hermanos,
acoge
nuestras manos en tus manos,
conduce
el caminar de nuestras vidas
por
sendas de vivir ya redimidas.
Recibe,
Padre santo, la alabanza
del
pueblo que te aclama en la esperanza
de ser
junto a tu Hijo eternamente
reunido
por tu Espíritu clemente. Amén.
SALMODIA
Ant 1.
Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su
sangre. Aleluya.
SALMO 62
2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh
Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma
está sedienta de ti;
mi carne
tiene ansia de ti,
como
tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te
contemplaba en el santuario
viendo tu
fuerza y tu gloria!
Tu gracia
vale más que la vida,
te
alabarán mis labios.
Toda mi
vida te bendeciré
y alzaré
las manos invocándote.
Me
saciaré de manjares exquisitos,
y mis
labios te alabarán jubilosos.
En el
lecho me acuerdo de ti
y velando
medito en ti,
porque
fuiste mi auxilio,
y a la
sombra de tus alas canto con júbilo:
mi alma
está unida a ti,
y tu
diestra me sostiene.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo
ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre.
Aleluya.
Ant 2. Ha
resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro
Dios. Aleluya.
TODA LA
CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3,57-88.56
Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Ángeles
del Señor, bendecid al Señor;
cielos,
bendecid al Señor.
Aguas del
espacio, bendecid al Señor;
ejércitos
del Señor, bendecid al Señor.
Sol y
luna, bendecid al Señor;
astros
del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y
rocío, bendecid al Señor;
vientos
todos, bendecid al Señor.
Fuego y
calor, bendecid al Señor;
fríos y
heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y
nevadas, bendecid al Señor;
témpanos
y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas
y nieves, bendecid al Señor;
noche y
día, bendecid al Señor.
Luz y
tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y
nubes, bendecid al Señor.
Bendiga
la tierra al Señor,
ensálcelo
con himnos por los siglos.
Montes y
cumbres, bendecid al Señor;
cuanto
germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y
ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos
y peces, bendecid al Señor;
aves del
cielo, bendecid al Señor.
Fieras y
ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Hijos de
los hombres, bendecid al Señor;
bendiga
Israel al Señor.
Sacerdotes
del Señor, bendecid al Señor;
siervos
del Señor, bendecid al Señor.
Almas y
espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y
humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías,
Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Bendigamos
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
Bendito
el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y
glorioso y ensalzado por los siglos.
No se
dice Gloria al Padre.
Ant. Ha
resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro
Dios. Aleluya.
Ant 3.
Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado. Aleluya.
Salmo 149 -
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al
Señor un cántico nuevo,
resuene
su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se
alegre Israel por su Creador,
los hijos
de Sión por su Rey.
Alabad su
nombre con danzas,
cantadle
con tambores y cítaras;
porque el
Señor ama a su pueblo
y adorna
con la victoria a los humildes.
Que los
fieles festejen su gloria
y canten
jubilosos en filas:
con
vítores a Dios en la boca
y espadas
de dos filos en las manos:
para
tomar venganza de los pueblos
y aplicar
el castigo a las naciones,
sujetando
a los reyes con argollas,
a los
nobles con esposas de hierro.
Ejecutar
la sentencia dictada
es un
honor para todos sus fieles.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado. Aleluya.
LECTURA
BREVE Rm 6, 8-11
Si
verdaderamente hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con
él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no
muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue un morir al pecado
de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios. Así también,
considerad vosotros que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios en
unión con Cristo Jesús.
RESPONSORIO
BREVE
En lugar
del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo.
Aleluya.
PRIMERA
LECTURA
De los
Hechos de los apóstoles 2, 22-41
DISCURSO DE
PEDRO SOBRE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN DE CRISTO
En
aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
«Hombres
de Israel, escuchad estas palabras: A Jesús, el Nazareno, a este hombre
acreditado por Dios con milagros, prodigios y señales, que por su medio Dios
realizó en vuestra presencia, como bien lo sabéis, a este hombre, que fue
entregado a la muerte porque así estaba previsto y querido por Dios, a este
hombre habéis quitado la vida, clavándolo en cruz por mano de los infieles.
Pero Dios, rompiendo las ataduras de la muerte, lo resucitó, porque era
imposible que continuase dominado por ella. Así, David dice de él:
"Tengo
siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me
alegra el corazón y se goza mi lengua; y hasta mi carne descansa en la
esperanza, porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la
corrupción. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu
presencia."
Hermanos,
permitidme que os hable con libertad y franqueza: el patriarca David murió y
fue sepultado; y su sepulcro se conserva todavía hoy entre nosotros. Pero,
siendo como era profeta, y sabiendo que Dios le había prometido y jurado
colocar en su trono un descendiente de su raza, con visión profética habló de
la resurrección del Mesías: de cómo no ha sido abandonado en la región de los
muertos, y de cómo su cuerpo no ha experimentado la corrupción. A éste, que no
es otro sino Jesús, Dios lo ha resucitado; testigos somos todos nosotros.
Ahora
bien, entronizado como está a la diestra de Dios, ha recibido del Padre el
Espíritu Santo prometido, y lo ha derramado ahora. Eso es lo que estáis viendo
y oyendo. Pues no fue David quien subió a los cielos; bien lo dice él mismo:
"Oráculo del Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha y haré de tus
enemigos estrado de tus pies." Así, pues, que todo el pueblo de Israel lo
sepa con absoluta certeza: Dios ha constituido Señor y Mesías a este mismo
Jesús, a quien vosotros habéis crucificado.»
Después
de escuchar este discurso, sintieron compungirse vivamente sus corazones, y,
dirigiéndose a Pedro y a los demás apóstoles, les dijeron:
«Hermanos,
¿qué es lo que tenemos que hacer?»
Pedro les
contestó:
«Arrepentíos,
y bautizaos en el nombre de Jesús, el Mesías, para alcanzar el perdón de
vuestros pecados; así recibiréis el don del Espíritu Santo. La promesa vale
para vosotros y para vuestros hijos y para todos los que llame el Señor Dios
nuestro, aunque estén lejos.»
Y con
otras muchas razones los exhortaba, diciendo:
«Salvaos
de esta generación perversa.»
Ellos,
por su parte, acogieron favorablemente su palabra, y se hicieron bautizar. Y se
agregaron aquel día a la comunidad unas tres mil personas.
RESPONSORIO
Cf. Hch 2, 41. 42. 44; Sal 132, 1
R. Los
que acogieron favorablemente la palabra de Pedro se hicieron bautizar; eran
constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles. * Los creyentes vivían
todos unidos, y lo tenían todo en común. Aleluya.
V. Ved
qué paz y qué alegría, convivir los hermanos unidos.
R. Los
creyentes vivían todos unidos, y lo tenían todo en común. Aleluya.
SEGUNDA
LECTURA
De una
Homilía pascual de un autor antiguo
(Sermón 35,
6-9: PL 17 [edición 1879], 696-697)
CRISTO
AUTOR DE LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA
El
apóstol Pablo, recordando la dicha de la salvación restaurada, exclama: Del
mismo modo que por Adán la muerte entró en el mundo, así también por Cristo ha
sido restablecida la salvación en el mundo; y también: El primer hombre, hecho
de tierra, era terreno; el segundo es del cielo.
Y aun añade:
Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, esto es, del hombre viejo,
pecador, seremos también imagen del hombre celestial, esto es, del reconocido
por Dios, del redimido, del restaurado. Esforcémonos, por tanto, en conservar
la salvación que nos viene de Cristo, ya que el mismo Apóstol dice: Primero,
Cristo, esto es, el autor de la resurrección y la vida; después, los de Cristo,
esto es, los que, imitando el ejemplo de su vida íntegra, tendrán una esperanza
cierta, basada en la resurrección del Señor, de la futura posesión de la misma
gloria celestial que él posee, como dice el mismo Señor en el Evangelio: El que
me sigue no perecerá, sino que pasará de la muerte a la vida.
Así,
pues, la pasión del Salvador es la salvación de la vida humana. Para esto quiso
morir por nosotros, para que nosotros, creyendo en él, viviéramos para siempre.
Quiso hacerse como nosotros en el tiempo, para que nosotros, alcanzando la
eternidad que él nos promete, viviéramos con él para siempre.
Éste,
digo, es aquel don gratuito de los misterios celestiales, esto es lo que nos da
la Pascua, esto significa la ansiada solemnidad anual, éste es el principio de
la nueva creación.
Por esto
los neófitos que la santa Iglesia ha dado a luz mediante el baño de vida hacen
resonar los balidos de una conciencia inocente con sencillez de recién nacidos.
Por esto unos castos padres y unas madres honestas alcanzan por la fe una nueva
e innumerable progenie.
Por esto,
bajo el árbol de la fe, brilla el resplandor de los cirios en la fuente
bautismal inmaculada. Por esto los que han nacido a esta nueva vida son
santificados con el don celestial y alimentados con el solemne misterio del
sacramento espiritual.
Por esto
la comunidad de los fieles, alimentada en el regazo maternal de la Iglesia,
formando un solo pueblo, adora al Dios único en tres personas, cantando el
salmo de la festividad por excelencia: Éste es el día en que actuó el Señor:
sea él nuestra alegría y nuestro gozo.
¿De qué
día se trata? De aquel que nos da el principio de vida, que es el origen y el
autor de la luz, esto es, el mismo Señor Jesucristo, quien afirma de sí mismo:
Yo soy el día; quien camina de día no tropieza, esto es, quien sigue a Cristo
en todo llegará, siguiendo sus huellas, hasta el trono de la luz eterna; según
aquello que él mismo pidió al Padre por nosotros, cuando vivía aún en su cuerpo
mortal: Padre, quiero que todos los que han creído en mí estén conmigo allí
donde yo esté; para que, así como tú estás en mí y yo en ti, estén ellos en
nosotros.
RESPONSORIO
1Co 15, 47. 49. 48
R. El
primer hombre, hecho de tierra, era terreno; el segundo es del cielo. *
Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del
hombre celestial. Aleluya.
V. Pues
igual que el terreno son los hombres terrenos; igual que el celestial son los
hombres celestiales.
R.
Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del
hombre celestial. Aleluya.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (24,13-35):
AQUEL mismo día, el primero de la semana, dos de los discípulos de Jesús iban
caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos setenta
estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras
conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con
ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo:
«¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».
Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba
Cleofás, le respondió:
«¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado estos
días?».
Él les dijo:
«¿Qué».
Ellos le contestaron:
«Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante
Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros
jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos
que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día
desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han
sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana la sepulcro, y no habiendo
encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición
de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al
sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo
vieron».
Entonces él les dijo:
«¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era
necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria».
Y, comenzado por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que
se refería a él en todas las Escrituras.
Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando;
pero ellos lo apremiaron, diciendo:
«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan,
pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron
los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista.
Y se dijeron el uno al otro:
«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba
las Escrituras?».
Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron
reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón».
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían
reconocido al partir el pan.
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, Jesús les fue
explicando todos los pasajes de la Escritura que a él se referían. Aleluya.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha
visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en la
casa de David, su siervo,
según lo
había predicho desde antiguo
por boca
de sus santos profetas:
Es la
salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la
mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y el
juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en su
presencia, todos nuestros días.
Y a ti,
niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el perdón
de sus pecados.
Por la
entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y en
sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por el
camino de la paz.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, Jesús les fue
explicando todos los pasajes de la Escritura que a él se referían. Aleluya.
PRECES
Oremos a
Cristo, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra
justificación, y aclamémoslo, diciendo:
Por tu
victoria, sálvanos, Señor.
Salvador
nuestro, Señor Jesús, que con tu victoria sobre la muerte nos has alegrado y
con tu resurrección nos has exaltado y nos has enriquecido,
ilumina
hoy nuestras mentes y santifica nuestra jornada con la gracia de tu Espíritu
Santo.
Tú que en
el cielo eres glorificado por los ángeles y en la tierra eres adorado por los
hombres,
recibe la
adoración que en espíritu y verdad te tributamos en estas fiestas de tu
resurrección.
Sálvanos,
Señor Jesús, muestra tu amor y tu misericordia al pueblo que confía en tu
resurrección
y,
compadecido de nosotros, defiéndenos hoy de todo mal.
Rey de la
gloria y vida nuestra, haz que, cuando te manifiestes al mundo,
podamos
aparecer también nosotros juntamente contigo en la gloria.
Se pueden
añadir algunas intenciones libres
Concluyamos
nuestra oración, diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro maestro:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
nuestro, que todos los años nos alegras con la solemnidad de la resurrección
del Señor, concédenos que la celebración de estas fiestas aquí en la tierra nos
lleve a gozar de la eterna alegría en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios
mío, ven en mi auxilio
R. Señor,
date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AL
SEÑOR CONFESAMOS, ¡ALELUYA!
Al Señor
confesamos, ¡aleluya!
En la
hora de tercia a la mañana
se
llenaron los suyos de esperanza,
y lejos
de la noche y de la duda
salieron
con la llama y la palabra.
Al Señor
adoramos, ¡aleluya!
Han
marcado sus pies nuestros caminos,
marcó su
nombre el nombre de los siglos,
y en la
tierra su voz cual voz ninguna
convoca
seguidores y testigos.
Al Señor
esperamos, ¡aleluya!
Y ahora
celebramos al Viviente,
a Jesús
victorioso de la muerte;
acéptanos,
oh Cristo, cual liturgia
de gloria
que ganaste y a ti vuelve. Amén.
SALMODIA
Ant 1.
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere. Aleluya.
Salmo
118, 9-16
¿Cómo
podrá un joven andar honestamente?
Cumpliendo
tus palabras.
Te busco
de todo corazón,
no
consientas que me desvíe de tus mandamientos.
En mi
corazón escondo tus consignas,
así no
pecaré contra ti.
Bendito
eres, Señor,
enséñame
tus leyes.
Mis
labios van enumerando
los
mandamientos de tu boca;
mi
alegría es el camino de tus preceptos,
más que
todas las riquezas.
Medito
tus decretos,
y me fijo
en tus sendas;
tu
voluntad es mi delicia,
no
olvidaré tus palabras.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 27,
1-3. 6-9 - SÚPLICA Y ACCIÓN DE GRACIAS
A ti,
Señor, te invoco;
Roca mía,
no seas sordo a mi voz;
que, si
no me escuchas, seré igual
que los
que bajan a la fosa.
Escucha
mi voz suplicante
cuando te
pido auxilio,
cuando
alzo las manos
hacia tu
santuario.
No me
arrebates con los malvados
ni con
los malhechores,
que
hablan de paz con el prójimo,
pero
llevan la maldad en el corazón.
Bendito
el Señor, que escuchó
mi voz
suplicante;
el Señor
es mi fuerza y mi escudo:
en él
confía mi corazón;
me
socorrió, y mi corazón se alegra
y le
canta agradecido.
El Señor
es fuerza para su pueblo,
apoyo y
salvación para su Ungido.
Salva a
tu pueblo y bendice tu heredad,
sé su
pastor y guíalos siempre.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 115
- ACCIÓN DE GRACIAS EN EL TEMPLO.
Tenía fe,
aun cuando dije:
«¡Qué
desgraciado soy!»
Yo decía
en mi apuro:
«Los
hombres son unos mentirosos.»
¿Cómo
pagaré al Señor
todo el
bien que me ha hecho?
Alzaré la
copa de la salvación,
invocando
su nombre.
Cumpliré
al Señor mis votos
en
presencia de todo el pueblo.
Vale
mucho a los ojos del Señor
la vida
de sus fieles.
Señor, yo
soy tu siervo,
siervo
tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste
mis cadenas.
Te
ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando
tu nombre, Señor.
Cumpliré
al Señor mis votos
en
presencia de todo el pueblo,
en el
atrio de la casa del Señor,
en medio
de ti, Jerusalén.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere. Aleluya.
LECTURA
BREVE Cf. Rm 4, 24-25
Creemos
en aquel que resucitó de entre los muertos a Jesús, nuestro Señor, que fue
entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitado para nuestra
justificación.
V. Éste
es el día en que actuó el Señor. Aleluya.
R. Sea él
nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
nuestro, que todos los años nos alegras con la solemnidad de la resurrección
del Señor, concédenos que la celebración de estas fiestas aquí en la tierra nos
lleve a gozar de la eterna alegría en el cielo. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R. Demos
gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios
mío, ven en mi auxilio
R. Señor,
date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno:
VERBO DE DIOS, EL SOL DE MEDIODÍA
Verbo de
Dios, el sol de mediodía,
amable
mensajero de tu rostro,
fecunda
nuestra tierra y la hermosea
como
fuente de luz, de vida y gozo.
Más
hermoso tu cuerpo, que es pleroma
del
infinito amor jamás gastado;
y de ese
mar sin fondo ni ribera
la
Iglesia es tu pleroma continuado.
Verbo de
Dios, que reinas sin fatiga,
que
emerges victorioso del trabajo,
reina
dichoso tú que nos esperas
mientras
nosotros vamos caminando. Amén.
SALMODIA
Ant 1.
Fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitado para nuestra
justificación. Aleluya.
Salmo 122
- EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti
levanto mis ojos,
a ti que
habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos en
las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos en
las manos de su señora,
así están
nuestros ojos
en el
Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123
- NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor
no hubiera estado de nuestra parte
-que lo
diga Israel-,
si el
Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de la
trampa del cazador:
la trampa
se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que hizo
el cielo y la tierra.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124
- EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que
confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y el
Señor rodea a su pueblo
ahora y
por siempre.
No pesará
el cetro de los malvados
sobre el
lote de los justos,
no sea
que los justos extiendan
su mano a
la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a los
sinceros de corazón;
y a los
que se desvían por sendas tortuosas,
que los
rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a
Israel!
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Fue
entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitado para nuestra
justificación. Aleluya.
LECTURA
BREVE 1Jn 5, 5-6a
¿Quén es
el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Él,
Jesucristo, vino por el agua y por la sangre; no con el agua solamente, sino
con el agua y con la sangre.
V. Éste
es el día en que actuó el Señor. Aleluya.
R. Sea él
nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
nuestro, que todos los años nos alegras con la solemnidad de la resurrección
del Señor, concédenos que la celebración de estas fiestas aquí en la tierra nos
lleve a gozar de la eterna alegría en el cielo. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R. Demos
gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios
mío, ven en mi auxilio
R. Señor,
date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno:
REINA EL SEÑOR ALLÍ DONDE NINGUNO
Reina el
Señor allí donde ninguno
ciñe
corona que haya dado el mundo;
reina el
Señor allí donde la vida
sin
lágrimas es río de delicias.
Reina el
Señor, el compasivo siervo,
que en
sus hombros cargó nuestro madero;
vive el
muerto en la cruz, el sepultado
y con
hierro sellado y custodiado.
Cruzó el
oscuro valle de la muerte
hasta
bajar a tumba de rebeldes;
fingía
que era suya nuestra pena,
y en
silencio escuchó nuestra sentencia.
Pero
reina el Señor, la tierra goza,
y ya se
escuchan los cánticos de boda.
¡Gloria
al Señor Jesús resucitado,
nuestra
esperanza y triunfo deseado! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Si
habéis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba. Aleluya.
Salmo 125
- DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el
Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la boca
se nos llenaba de risas,
la lengua
de cantares.
Hasta los
gentiles decían:
«El Señor
ha estado grande con ellos.»
El Señor
ha estado grande con nosotros,
y estamos
alegres.
Que el
Señor cambie nuestra suerte
como los
torrentes del Negueb.
Los que
sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al ir,
iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126
- EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el
Señor no construye la casa,
en vano
se cansan los albañiles;
si el
Señor no guarda la ciudad,
en vano
vigilan los centinelas.
Es inútil
que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los que
coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo
da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los hijos
de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con ellas
su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con su
adversario en la plaza.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127
- PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y sigue
sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu mujer,
como una vid fecunda,
en medio
de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta es
la bendición del hombre
que teme
al Señor.
Que el Señor
te bendiga desde Sión,
que veas
la prosperidad de Jerusalén
todos los
días de tu vida;
que veas
a los hijos de tus hijos.
¡Paz a
Israel!
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Si
habéis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba. Aleluya.
LECTURA
BREVE Cf. Ef 4, 23-24
Renovaos
en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana, creada a
imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas.
V. Éste
es el día en que actuó el Señor. Aleluya.
R. Sea él
nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
nuestro, que todos los años nos alegras con la solemnidad de la resurrección
del Señor, concédenos que la celebración de estas fiestas aquí en la tierra nos
lleve a gozar de la eterna alegría en el cielo. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R. Demos
gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de
la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios
mío, ven en mi auxilio
R. Señor,
date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno:
HOY ROMPE LA CLAUSURA
Hoy rompe
la clausura
del surco
empedernido
el grano
en él hundido
por
nuestra mano dura;
y hoy da
su flor primera
la rama
sin pecado
del árbol
mutilado
por
nuestra mano fiera.
Hoy
triunfa el buen Cordero
que, en
esta tierra impía,
se dio
con alegría
por el
rebaño entero;
y hoy
junta su extraviada
majada y
la conduce
al sitio
en que reluce
la luz
resucitada.
Hoy
surge, viva y fuerte,
segura y
vencedora,
la Vida
que hasta ahora
yacía en
honda muerte;
y hoy
alza del olvido
sin fondo
y de la nada
al alma
rescatada
y al
mundo redimido. Amén.
SALMODIA
Ant 1.
María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.
Salmo
109, 1-5, 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo
del Señor a mi Señor:
«Siéntate
a mi derecha,
y haré de
tus enemigos
estrado
de tus pies.»
Desde
Sión extenderá el Señor
el poder
de tu cetro:
somete en
la batalla a tus enemigos.
«Eres
príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre
esplendores sagrados;
yo mismo
te engendré, como rocío,
antes de
la aurora.»
El Señor
lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres
sacerdote eterno
según el
rito de Melquisedec.»
El Señor
a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará
a los reyes.
En su
camino beberá del torrente,
por eso
levantará la cabeza.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.
Ant 2.
Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.
Salmo 113
A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.
Cuando
Israel salió de Egipto,
los hijos
de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue
su santuario,
Israel
fue su dominio.
El mar,
al verlos, huyó,
el Jordán
se echó atrás;
los
montes saltaron como carneros;
las
colinas, como corderos.
¿Qué te
pasa, mar, que huyes,
y a ti,
Jordán, que te echas atrás?
¿Y a
vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas,
que saltáis como corderos?
En
presencia del Señor se estremece la tierra,
en
presencia del Dios de Jacob;
que
transforma las peñas en estanques,
el
pedernal en manantiales de agua.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.
Ant 3.
Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí
me verán.» Aleluya.
Cántico:
LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El
cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio
es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya
sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La
salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R.
Aleluya)
porque
sus juicios son verdaderos y justos.
R.
Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al
Señor sus siervos todos.
(R.
Aleluya)
Los que
le teméis, pequeños y grandes.
R.
Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque
reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R.
Aleluya)
Alegrémonos
y gocemos y démosle gracias.
R.
Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la
boda del cordero.
(R.
Aleluya)
Su esposa
se ha embellecido.
R.
Aleluya, (aleluya).
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dijo
Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me
verán.» Aleluya.
LECTURA
BREVE Hb 7, 24-27
Jesús,
como permanece para siempre, tiene un sacerdocio eterno. De aquí que tiene
poder para llevar a la salvación definitiva a cuantos por él se vayan acercando
a Dios, porque vive para siempre para interceder por ellos. Y tal era
precisamente el sumo sacerdote que nos convenía: santo, sin maldad, sin mancha,
excluido del número de los pecadores y exaltado más alto que los cielos. No
tiene necesidad, como los sumos sacerdotes, de ofrecer víctimas cada día,
primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo. Esto lo hizo una
vez por todas, ofreciéndose a sí mismo.
RESPONSORIO
BREVE
En lugar
del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo.
Aleluya.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Entró Jesús y se quedó con ellos; y, estando juntos a la mesa, tomó el pan y,
rezada la bendición, lo partió y se lo dio. Aleluya.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se alegra
mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha
mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre
es santo,
y su
misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El hace
proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a los
hambrientos los colma de bienes
y a los
ricos los despide vacíos.
Auxilia a
Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como lo
había prometido a nuestros padres-
en favor
de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Entró Jesús y se quedó con ellos; y, estando juntos a la mesa, tomó el pan y,
rezada la bendición, lo partió y se lo dio. Aleluya.
PRECES
Oremos a
Cristo, que resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del
Padre, y digámosle:
Cristo,
que vives por siempre para interceder por los hombres, escucha nuestra oración.
Acuérdate,
Señor, de los que se han consagrado a tu servicio,
que sean
para tu pueblo ejemplo de santidad.
Concede,
Señor, el espíritu de justicia a los que gobiernan las naciones
y haz que
trabajen en bien de la paz, para que todos podamos vivir según tu ley.
Concede
la paz a nuestros días
y
multiplica los bienes de la tierra, para que los pobres puedan gozar de las
riquezas de tu bondad.
Se pueden
añadir algunas intenciones libres
Cristo
salvador, que con tu triunfo has iluminado el mundo entero y con tu resurrección
has dado a los hombres una prenda de su inmortalidad,
concede
la luz eterna a nuestros hermanos difuntos.
Terminemos
nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
nuestro, que todos los años nos alegras con la solemnidad de la resurrección
del Señor, concédenos que la celebración de estas fiestas aquí en la tierra nos
lleve a gozar de la eterna alegría en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración
antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios
mío, ven en mi auxilio
R. Señor,
date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y ante
vosotros, hermanos,
que he
pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi
culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso
ruego a santa María, siempre Virgen,
a los
ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El
Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y
nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: EL
CORAZÓN SE DILATA
El
corazón se dilata
sin noche
en tu santo cuerpo,
oh morada
iluminada,
mansión
de todo consuelo.
Por tu
muerte sin pecado,
por tu
descanso y tu premio,
en ti,
Jesús, confiamos,
y te
miramos sin miedo.
Como
vigilia de amor
te
ofrecemos nuestro sueño;
tú que
eres el paraíso,
danos un
puesto en tu reino. Amén.
SALMODIA
Ant 1.
Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 4 -
ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame
cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en
el aprieto me diste anchura,
ten
piedad de mí y escucha mi oración.
Y
vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis
la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo:
el Señor hizo milagros en mi favor,
y el
Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y
no pequéis, reflexionad
en el
silencio de vuestro lecho;
ofreced
sacrificios legítimos
y confiad
en el Señor.
Hay
muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz
de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú,
Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si
abundara en trigo y en vino.
En paz me
acuesto y en seguida me duermo,
porque tú
sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 133
- ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y ahora
bendecid al Señor,
los
siervos del Señor,
los que
pasáis la noche
en la
casa del Señor:
Levantad
las manos hacia el santuario,
y
bendecid al Señor.
El Señor
te bendiga desde Sión:
el que
hizo cielo y tierra.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA
BREVE Dt 6,4-7
Escucha
Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con
todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy
te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de
ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO
BREVE
En lugar
del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo.
Aleluya.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz. Aleluya.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien
has presentado ante todos los pueblos
luz para
alumbrar a las naciones
y gloria
de tu pueblo Israel.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos,
Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, nos
llene de gozo la celebración de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina
por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El
Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Reina del
cielo, alégrate, aleluya,
porque
Cristo,
a quien
llevaste en tu seno, aleluya,
ha
resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al
Señor por nosotros, aleluya.