Musica Para el Alma

lunes, 15 de junio de 2020

ORACIONES AL FINAL DEL DIA. LAS VÍSPERAS MARTES 16


Vísperas - MARTES XI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO 2020
El siguiente es el formulario que corresponde a vísperas de la liturgia de las horas para el día 16 de junio de 2020.

Vísperas
Invocación
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno 1
Estoy, Señor, en la ribera sola
del infinito afán. Un niño grita
entre las olas, contra el viento yermo.
A través de la nada,
van mis caminos
hacia el dolor más alto,
pidiendo asilo.
La espuma me sostiene,
y el verde frío
de las olas me lleva,
pidiendo asilo.
Hacia el amor más alto
que hay en mí mismo,
la esperanza me arrastra,
pidiendo asilo.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo. Amén.

Salmodia

Antífona 1: El Señor rodea a su pueblo.

Salmo 124
El Señor vela por su pueblo
Paz sobre el Israel de Dios. (Ga 6,16)
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.

Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.

No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.

Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!

Antífona 2: Si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

Salmo 130
Abandono confiado en los brazos de Dios
Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. (Mt 11,29)
Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.

Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.

Antífona 3: Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

Ap 4,11;5,9.10.12
Himno de los redimidos
Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria, y la alabanza.

Lectura Breve
Rm 12,9-12
Que vuestra caridad no sea una farsa; aborreced lo malo y apegaos a lo bueno. Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo. En la actividad, no seáis descuidados; en el espíritu, manteneos ardientes. Servid constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres; estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración.

Responsorio Breve
R. Tu palabra, Señor, es eterna, * Más estable que el cielo. Tu palabra.
V. Tu fidelidad de generación en generación. * Más estable que el cielo. Gloria al Padre. Tu palabra.

Canto Evangélico
Antifona: Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.
Magnificat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces
Invoquemos a Dios, que ha infundido la esperanza en nuestros corazones, y digámosle:

'Tú eres la esperanza de tu pueblo, Señor'.

Te damos gracias, Señor, porque, en Cristo, tu Hijo, hemos sido enriquecidos en todo: —en el hablar y en el saber.

En tus manos, Señor, están el corazón y la mente de los que gobiernan; —dales, pues, acierto en sus decisiones, para que te sean gratos en su pensar y obrar.

Tú que concedes a los artistas inspiraciones para plasmar la belleza que de ti procede, —haz que con sus obras aumente el gozo y la esperanza de los hombres.

Tú que no permites que la prueba supere nuestras fuerzas, —da fortaleza a los débiles, levanta a los caídos.

Tú que, por boca de tu Hijo, nos has prometido la resurrección en el último día, —no te olvides para siempre de los que ya han sido despojados de su cuerpo mortal.

Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre común: Padre nuestro.

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.

Oración
Nuestra oración vespertina suba hasta ti, Padre de clemencia, y descienda sobre nosotros tu bendición; así, con tu ayuda, seremos salvados ahora y por siempre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.


EVANGELIO DE MATEO 5,43-48 CICLO A


Martes, 16 de junio de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,43-48):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»

Palabra del Señor

*Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto*

*Siempre he pensado que amar, es gozar de algo bueno, amar es algo muy bonito, se siento como algo dulce, muy hermoso. Pero esto que me manda el Señor, me queda grande, amar aúna persona que goza cuando me va mal, amar a una persona que se entristece, cuando las cosas, me están saliendo bien, ¿Por qué estoy tan seguro de esto? Porque yo he sentido todo esto en mí, amargura, envidia, calor, y algunas cosas más que para mí vergüenza no me atrevo a escribir. El Señor me hace una invitación formal, a pasar por el misterio de la Cruz, y romper las frontera, que me he creado frente al otro, y que pueda ver mis limites, que el amor es algo muy serio, es algo que va más allá de mis límites, de mis fuerza, de mis antojos. El amor al cual el Señor me invita, es un amor que supera todas mis fuerzas, todas mis barreras, el Señor me invita, a un amor, que rompe el odio, a un amor que tiene el poder, de destrozar los resentimientos, un amor que tiene la capacidad de traspasar todas mis fronteras. El Señor me necesita para amar, que no me importe la raza, ni el color de la piel, que ame. Porque amar es hacer el bien sin esperar nada a cambio*.

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

*Las intenciones del papa Francisco*
*Para el mes de junio*.
*Recemos para que aquellos que sufren encuentren caminos de vida, dejándose tocar por el Corazón de Jesús*.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

LAS LAUDES DEL MARTES 16 ORACIONES PARA INICIAR EL DIA


Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén


Laudes - MARTES XI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO 2020
El siguiente es el formulario que corresponde a laudes de la liturgia de las horas para el día martes, 16 de junio de 2020.

Invitatorio

V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Antifona: Venid, adoremos al Señor, Dios soberano.

Salmo 94
Invitación a la alabanza divina
Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

(Se repite la antífona)

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

(Se repite la antífona)

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

(Se repite la antífona)

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

(Se repite la antífona)

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»

(Se repite la antífona)

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antifona: Venid, adoremos al Señor, Dios soberano.

Himno

Señor, el día empieza. Como siempre,
postrados a tus pies, la luz del día
queremos esperar.
Eres la fuerza
que tenemos los débiles, nosotros.
Padre nuestro,
que en los cielos estás, haz a los hombres
iguales: que ninguno se avergüence
de los demás; que todos al que gime
den consuelo; que todos, al que sufre
del hambre la tortura, le regalen
en rica mesa de manteles blancos
con blanco pan y generoso vino;
que no luchen jamás; que nunca emerjan,
entre las áureas mieses de la historia,
sangrientas amapolas, las batallas.
Luz, Señor, que ilumine las campiñas
y las ciudades; que a los hombres todos,
en sus destellos mágicos, envuelva
luz inmortal; Señor, luz de los cielos,
fuente de amor y causa de la vida.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Amén.


Salmodia

Antífona 1: Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo.
Salmo 84
Nuestra salvación está cerca
Dios bendijo a nuestra tierra cuando le envió el Salvador. (Orígenes)
Señor, has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio de tu ira.

Restáuranos, Dios salvador nuestro;
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado,
o a prolongar tu ira de edad en edad?

¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a su amigos
y a los que se convierten de corazón.»

La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra;
la misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;

la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo;
el Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.

La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo.


Antífona 2: Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.
Is 26,1-4.7-9.12
Himno después de la victoria sobre el enemigo
La muralla de la ciudad tenía doce basamentos. (cf. Ap 21,14)
Tenemos una ciudad fuerte,
ha puesto para salvarla murallas y baluartes:

Abrid las puertas para que entre un pueblo justo,
que observa la lealtad;
su ánimo está firme y mantiene la paz,
porque confía en ti.

Confiad siempre en el Señor,
porque el Señor es la Roca perpetua.

La senda del justo es recta.
Tú allanas el sendero del justo;
en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos,
ansiando tu nombre y tu recuerdo.

Mi alma te ansía de noche,
mi espíritu en mi interior madruga por ti,
porque tus juicios son luz de la tierra,
y aprenden justicia los habitantes del orbe.

Señor, tú nos darás la paz,
porque todas nuestras empresas
nos las realizas tú.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.



Antífona 3: Ilumina, Señor, tu rostro sobre nosotros.
Salmo 66
Que todos los pueblos alaben al Señor
Sabed que la salvación de Dios se envía a los gentiles. (Hch 28,28)
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Ilumina, Señor, tu rostro sobre nosotros

Lectura Breve
(1Jn 4,14-15)
Nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.

Responsorio Breve
R. Dios mío, peña mía, * Refugio mío, Dios mío. Dios mío.
V. Mi alcázar, mi libertador. * Refugio mío, Dios mío. Gloria al Padre. Dios mío.

Primera Lectura: Del libro de Esdras 4. 1-5. 24-5, 5
OPOSICIÓN A LA RECONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO.

En aquellos días, cuando los rivales de Judá y Benjamín se enteraron de que los desterrados estaban construyendo el templo del Señor, Dios de Israel, se presentaron a Zorobabel, a Josué y a los cabezas de familia, y les dijeron: «Vamos a ayudaros, porque también nosotros servimos a vuestro Dios, igual que vosotros, y le ofrecemos sacrificios desde que Asaradón de Asiria nos instaló aquí.» Zorobabel, Josué y los demás cabezas de familia les respondieron: «No edificaremos juntos el templo de nuestro Dios. Lo haremos nosotros solos, como ha mandado Ciro de Persia.» Entonces, los colonos extranjeros se dedicaron a desmoralizar a los judíos y a intimidarlos para que dejasen de construir. Desde tiempos de Ciro hasta el reinado de Darío de Persia, estuvieron sobornando consejeros que hiciesen fracasar sus planes. Se suspendieron, pues, las obras del templo de Jerusalén y estuvieron paradas hasta el año segundo del reinado de Darío de Persia. Entonces, el profeta Ageo y el profeta Zacarías, hijo de Idó, comenzaron a profetizar a los judíos de Judá y Jerusalén como legados en nombre del Dios de Israel. Zorobabel, hijo de Salatiel, y Josué, hijo de Josadac, se pusieron a reconstruir el templo de Jerusalén, acompañados y alentados por los profetas de Dios. Pero Tatenay, sátrapa de Transeufratina, Setar Boznay y sus colegas se acercaron, y les dijeron: «¿Quién os ha ordenado construir este templo y armar ese maderamen? ¿Cómo se llaman los hombres que han mandado construir este edificio?» Pero Dios velaba por las autoridades de Judá y les permitieron seguir las obras mientras no llegase un decreto de Darío y les entregasen el escrito.

Responsorio Sal 84, 2. 5. 3
R. Señor, has sido bueno con tu tierra, has restaurado la suerte de Jacob. * Restáuranos, Dios Salvador nuestro; cesa en tu rencor contra nosotros.
V. Has perdonado la culpa de tu pueblo, has sepultado todos sus pecados.
R. Restáuranos, Dios Salvador nuestro; cesa en tu rencor contra nosotros.

Lectura Patriótica
Del tratado de san Cipriano, obispo y mártir, sobre el Padrenuestro
(Caps. 11-12: CSEL 3, 274-275)
SANTIFICADO SEA TU NOMBRE

Cuán grande es la benignidad del Señor, cuán abundante la riqueza de su condescendencia y de su bondad para con nosotros, pues ha querido que, cuando nos ponemos en su presencia para orar, lo llamemos con el nombre de Padre y seamos nosotros llamados hijos de Dios, a imitación de Cristo, su Hijo; ninguno de nosotros se hubiera nunca atrevido a pronunciar este nombre en la oración, si él no nos lo hubiese permitido. Por tanto, hermanos muy amados, debemos recordar y saber que, pues llamamos Padre a Dios, tenemos que obrar como hijos suyos, a fin de que él se complazca en nosotros, como nosotros nos complacemos de tenerlo por Padre. Sea nuestra conducta cual conviene a nuestra condición de templos de Dios, para que se vea de verdad que Dios habita en nosotros. Que nuestras acciones no desdigan del Espíritu: hemos comenzado a ser espirituales y celestiales y, por consiguiente, hemos de pensar y obrar cosas espirituales y celestiales, ya que el mismo Señor Dios ha dicho: Yo honro a los que me honran, y serán humillados los que me desprecian. Asimismo el Apóstol dice en una de sus cartas: No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo! A continuación, añadimos: Santificado sea tu nombre, no en el sentido de que Dios pueda ser santificado por nuestras oraciones, sino en el sentido de que pedimos a Dios que su nombre sea santificado en nosotros. Por lo demás, ¿por quién podría Dios ser santificado, si es él mismo quien santifica? Más, como sea que él ha dicho: Sed santos, porque yo soy santo, por esto, pedimos y rogamos que nosotros, que fuimos santificados en el bautismo, perseveremos en esta santificación inicial. Y esto lo pedimos cada día. Necesitamos, en efecto, de esta santificación cotidiana, ya que todos los días delinquimos, y por esto necesitamos ser purificados mediante esta continua y renovada santificación.
El Apóstol nos enseña en qué consiste esta santificación que Dios se digna concedernos, cuando dice: Los inmorales, idólatras, adúlteros, afeminados, invertidos, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores o estafadores no heredarán el reino de Dios.
Así erais algunos antes. Pero os lavaron, os consagraron, os perdonaron en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. Afirma que hemos sido consagrados en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.
Lo que pedimos, pues, es que permanezca en nosotros esta consagración o santificación y -acordándonos de que nuestro juez y Señor conminó a aquel hombre que él había curado y vivificado a que no volviera a pecar más, no fuera que le sucediese algo peor-no dejamos de pedir a Dios, de día y de noche, que la santificación y vivificación que nos viene de su gracia sea conservada en nosotros con ayuda de esta misma gracia.

Responsorio Ez 36, 23. 25. 26. 27; Lv 11, 44
R. Mostraré la santidad de mi nombre ilustre; derramaré sobre vosotros un agua pura, os daré un corazón nuevo y os infundiré mi Espíritu; * para que caminéis según mis preceptos y guardéis y cumpláis mis mandatos.
V. Sed santos, porque yo soy santo.
R. Para que caminéis según mis preceptos y guardéis y cumpláis mis mandatos.

Martes, 16 de junio de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,43-48):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»

Palabra del Señor

Canto Evangélico
Antifona: El Señor nos suscitó una fuerza de salvación, según lo había predicho por boca de sus profetas.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
+ Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antifona: El Señor nos suscitó una fuerza de salvación, según lo había predicho por boca de sus profetas.

Preces
Adoremos a Cristo que con su sangre ha adquirido el pueblo de la nueva alianza, y digámosle suplicantes:

'Acuérdate, Señor, de tu pueblo'.


Rey y redentor nuestro, escucha la alabanza que te dirige tu Iglesia en el comienzo de este día, —y haz que no deje nunca de glorificar tu majestad.

Que nunca, Señor, quedemos confundidos —los que en ti ponemos nuestra fe y nuestra esperanza.

Mira compasivo nuestra debilidad y ven en ayuda nuestra, —ya que sin ti no podemos hacer nada.

Acuérdate de los pobres y desvalidos; —que el día que hoy empieza les traiga solaz y alegría.

Ya que deseamos que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres, pidamos al Padre que a todos llegue el reino de su Hijo: Padre nuestro.

Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre,
venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal.

Oración

Oremos:
Dios todopoderoso, de quien dimana la bondad y hermosura de todo lo creado, haz que comencemos este día con ánimo alegre y que realicemos nuestras obras movidos por el amor a ti y a los hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LAS LECTURAS DEL MARTES 16 DE JUNIO 2020


Martes, 16 de junio de 2020
Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (21,17-29):

Después de la muerte de Nabot, el Señor dirigió la palabra a Ellas, el tesbita: «Anda, baja al encuentro de Ajab, rey de Israel, que vive en Samaria. Mira, está en la vifía de Nabot, adonde ha bajado para tomar posesión. Dile: "Así dice el Señor: '¿Has asesinado, y encima robas?' Por eso, así dice el Señor: 'En el mismo sitio donde los perros han lamido la sangre de Nabot, a ti también los perros te lamerán la sangre.»
Ajab dijo a Elías: «¿Conque me has sorprendido, enemigo mío?»
Y Elías repuso: «¡Te he sorprendido! Por haberte vendido, haciendo lo que el Señor reprueba, aquí estoy para castigarte; te dejaré sin descendencia, te exterminaré todo israelita varón, esclavo o libre. Haré con tu casa como con la de Jeroboán, hijo de Nabat, y la de Basá, hijo de Ajías, porque me has irritado y has hecho pecar a Israel. También ha hablado el Señor contra Jezabel: "Los perros la devorarán en el campo de Yezrael." A los de Ajab que mueran en poblado los devorarán los perros, y a los que mueran en descampado los devorarán las aves del cielo.»
Y es que no hubo otro que se vendiera como Ajab para hacer lo que el Sefior reprueba, empujado por su mujer Jezabel. Procedió de manera abominable, siguiendo a los ídolos, igual que hacían los amorreos, a quienes el Señor había expulsado ante los israelitas. En cuanto Ajab oyó aquellas palabras, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal y ayunó; se acostaba con el sayal puesto y andaba taciturno.
El Señor dirigió la palabra a Ellas, el tesbita: «¿Has visto cómo se ha humillado Ajab ante mí? Por haberse humillado ante mí, no lo castigaré mientras viva; castigaré a su familia en tiempo de su hijo.»

Palabra de Dios

Salmo
Sal 50,3-4.5-6a.11.16

R/.
 Misericordia, Señor: hemos pecado

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.

R/. Misericordia, Señor: hemos pecado

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces. R/.

R/. Misericordia, Señor: hemos pecado

Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia. R/.

R/. Misericordia, Señor: hemos pecado

Martes, 16 de junio de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,43-48):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»

Palabra del Señor

*Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto*

*Siempre he pensado que amar, es gozar de algo bueno, amar es algo muy bonito, se siento como algo dulce, muy hermoso. Pero esto que me manda el Señor, me queda grande, amar aúna persona que goza cuando me va mal, amar a una persona que se entristece, cuando las cosas, me están saliendo bien, ¿Por qué estoy tan seguro de esto? Porque yo he sentido todo esto en mí, amargura, envidia, calor, y algunas cosas más que para mí vergüenza no me atrevo a escribir. El Señor me hace una invitación formal, a pasar por el misterio de la Cruz, y romper las frontera, que me he creado frente al otro, y que pueda ver mis limites, que el amor es algo muy serio, es algo que va más allá de mis límites, de mis fuerza, de mis antojos. El amor al cual el Señor me invita, es un amor que supera todas mis fuerzas, todas mis barreras, el Señor me invita, a un amor, que rompe el odio, a un amor que tiene el poder, de destrozar los resentimientos, un amor que tiene la capacidad de traspasar todas mis fronteras. El Señor me necesita para amar, que no me importe la raza, ni el color de la piel, que ame. Porque amar es hacer el bien sin esperar nada a cambio*.

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

*Las intenciones del papa Francisco*
*Para el mes de junio*.
*Recemos para que aquellos que sufren encuentren caminos de vida, dejándose tocar por el Corazón de Jesús*.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.