Musica Para el Alma
jueves, 30 de noviembre de 2023
LUCAS 21,29-33 CICLO A
*Lecturas del Viernes de la
34ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes, 1
de diciembre de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(21,29-33)*
En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos: «Fijaos en la
higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber
que el verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que
está cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo
eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.»
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(Os aseguro que antes que pase esta generación
todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán)
*El
Señor con su gran pedagogía, me da muchas fuerzas y a la misma vez me llena de esperanza.
Siento una invitación especial para que me fije en los tiempos que me hablan de
él. Cuando comienzan a salir los fruto eso me indica que habrá comida, que mi
hambre será saciada, que solo debo esperar un poco más. Esperar en la palabra
del Señor, es una herramienta que me va preparando para la vida eterna, esperar
en la palabra del Señor es un entrenamiento en la humildad. En esta aceptación
de la palabra del Señor en mi vida sé que encontrare personas que me ayudaran
en la fe. Pero también en el camino hacia la fe, me encontrare con personas que
estarán en mi contra, porque decidí obedecer a la palabra del Señor y no a los
hombres. La buena noticia es que el Señor de una manera especial me invita a
ponerme al servicio de su palabra y me dice muy claro todo pasara, pero su
palabra no pasara*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL VIERNES 1
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*VIERENES
SEMANA II*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. El Señor es bueno, bendecid su
nombre.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es bueno, bendecid su
nombre.
Himno: TE DOY GRACIAS SEÑOR.
Te doy gracias, Señor.
¡Tanto estabas enojado conmigo!
Tú eres un Dios de amor,
y ahora soy tu amigo,
te busco a cada instante y te persigo.
Eres tú mi consuelo,
tú eres el Dios que salva y da la vida;
eres todo el anhelo
de esta alma que va herida,
ansiándote sin tasa ni medida.
En mi tierra desierta,
tú de la salvación eres la fuente;
eres el agua cierta
que se vuelve torrente,
y el corazón arrasa dulcemente.
¡Quiero escuchar tu canto!
¡Que tu Palabra abrase mi basura
con alegría y llanto!
¡Que mi vida futura
espejo sea sin fin de tu hermosura! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias, Señor.
Ant 2. En Tu juicio, Señor, acuérdate de
la misericordia.
Cántico: JUICIO DE DIOS - Ha 3, 2-4. 13a. 15-19
¡Señor, he oído tu fama,
me ha impresionado tu obra!
En medio de los años, realízala;
en medio de los años, manifiéstala;
en el terremoto acuérdate de la misericordia.
El Señor viene de Temán;
el Santo, del monte Farán:
su resplandor eclipsa el cielo,
la tierra se llena de su alabanza;
su brillo es como el día,
su mano destella velando su poder.
Sales a salvar a tu pueblo,
a salvar a tu ungido;
pisas el mar con tus caballos,
revolviendo las aguas del océano.
Lo escuché y temblaron mis entrañas,
al oírlo se estremecieron mis labios;
me entró un escalofrío por los huesos,
vacilaban mis piernas al andar.
Tranquilo espero el día de la angustia
que sobreviene al pueblo que nos oprime.
Aunque la higuera no echa yemas
y las viñas no tienen fruto,
aunque el olivo olvida su aceituna
y los campos no dan cosechas,
aunque se acaban las ovejas del redil
y no quedan vacas en el establo,
yo exultaré con el Señor,
me gloriaré en Dios mi salvador.
El Señor soberano es mi fuerza,
él me da piernas de gacela
y me hace caminar por las alturas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En Tu juicio, Señor, acuérdate de
la misericordia.
Ant 3. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Glorifica al Señor, Jerusalén.
LECTURA BREVE Ef 2,13-16
Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los
que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos,
judíos y gentiles, una sola cosa, derribando con su cuerpo el muro que los
separaba: el odio. Él ha abolido la ley con sus mandamientos y reglas, haciendo
las paces, para crear en él un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos
pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte en él al
odio.
RESPONSORIO BREVE
V. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto
por mí.
V. Desde el cielo me enviará la salvación.
R. El Dios que hace tanto por mí.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto
por mí.
V. Mis ojos se consumen
aguardando tu salvación.
R. Y tu promesa de justicia.
PRIMERA
LECTURA
Del libro del
profeta Ezequiel 40, 1.4; 43, 1-12; 44, 6-9
VISIÓN DE LA
RESTAURACIÓN DEL TEMPLO Y DE ISRAEL
El año veinticinco de nuestra deportación, al comienzo del año, el
diez del mes, el año catorce de la caída de la ciudad, ese mismo día, vino
sobre mí la mano del Señor; y el Señor me llevó en éxtasis a la tierra de
Israel, dejándome en un monte muy alto, en cuya cima parecía estar construida
una ciudad al mediodía.
Me llevó allí y vi junto a la entrada un hombre que parecía de
bronce, el cual tenía en la mano un cordel de lino y una caña de medir. Aquel
personaje me dijo:
«Hijo de hombre, mira y escucha atentamente, fíjate bien en lo que
voy a enseñarte, porque has sido traído aquí para que yo te lo enseñe. Anuncia
a la casa de Israel todo lo que veas.»
Luego me condujo a la puerta oriental del templo, y vi la gloria
del Dios de Israel que venía de oriente, con estruendo de aguas caudalosas: la
tierra resplandecía con su gloria. La visión que tuve era como la visión que yo
había visto cuando vine para la destrucción de la ciudad, y también como la
visión que había contemplado a orillas del río Kebar. Y caí rostro en tierra.
La gloria del Señor entró en el templo por la puerta oriental. Entonces me
arrebató el espíritu y me llevó al atrio interior. La gloria del Señor llenaba
el templo.
El hombre seguía a mi lado, y yo oí que alguien me hablaba desde
el templo y me decía:
«Hijo de hombre, éste es el sitio de mi trono, el sitio de las
plantas de mis pies, donde voy a residir para siempre, en medio de los hijos de
Israel. La casa de Israel y sus monarcas ya no profanarán mi nombre santo con
sus fornicaciones ni con los cadáveres de sus reyes difuntos, poniendo su
umbral junto a mi umbral y las jambas de sus puertas pegadas a las mías, ellos
y yo pared de por medio. Ellos profanaron mi nombre santo con las abominaciones
que perpetraron y por eso los consumió mi ira. Pero ahora alejarán de mí sus
fornicaciones y los cadáveres de sus monarcas, y residiré en medio de ellos
para siempre.
Y tú, hijo de hombre, describe este templo a la casa de Israel, a
ver si se avergüenzan de sus culpas, y para que tomen nota de este plano. Si se
avergüenzan de toda su conducta, enséñales la estructura y disposición del
templo, sus entradas y salidas, sus preceptos y leyes. Pon todo esto por
escrito ante sus ojos, para que pongan por obra todas sus leyes y preceptos. He
aquí el fuero del templo: el área entera de la cima del monte es lugar
sacrosanto. Dile a la Casa Rebelde, a la casa de Israel: "Basta ya de
perpetrar abominaciones, casa de Israel. Profanáis mi templo metiendo en mi
santuario extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos de carne, y
ofreciéndome como alimento grasa y sangre, mientras quebrantáis mi alianza con
vuestras abominaciones. En lugar de atender a mi servicio en el santuario, les
habéis encargado a otros el ejercicio de vuestro ministerio en el santuario.
Por tanto, esto dice el Señor: Ningún extranjero incircunciso de corazón e
incircunciso de carne entrará en mi santuario, ninguno de los extranjeros que
viven entre los hijos de Israel."»
RESPONSORIO
Ez 43, 4-5; cf. Lc 2, 27
R. La gloria del Señor entró en el templo por la puerta oriental,
* y llenó el templo la gloria del Señor.
V. Llevaron sus padres al niño Jesús al templo.
R. Y llenó el templo la gloria del Señor.
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado
de san Cipriano, obispo y mártir, Sobre la muerte
(Cap. 18, 24.
26: CSEL 3, 308. 312-314)
RECHACEMOS EL
TEMOR A LA MUERTE CON EL PENSAMIENTO DE LA INMORTALIDAD QUE LA SIGUE
Nunca debemos olvidar que nosotros no hemos de cumplir nuestra
propia voluntad, sino la de Dios, tal como el Señor nos mandó pedir en nuestra
oración cotidiana. ¡Qué contrasentido y qué desviación es no someterse
inmediatamente al imperio de la voluntad del Señor, cuando él nos llama para
salir de este mundo! Nos resistimos y luchamos, somos conducidos a la presencia
del Señor como unos siervos rebeldes, con tristeza y aflicción, y partimos de
este mundo forzados por una ley necesaria, no por la sumisión de nuestra
voluntad; y pretendemos que nos honre con el premio celestial aquel a cuya
presencia llegamos por la fuerza. ¿Para qué rogamos y pedimos que venga el
reino de los cielos, si tanto nos deleita la cautividad terrena? ¿Por qué
pedimos con tanta insistencia la pronta venida del día del reino, si nuestro
deseo de servir en este mundo al diablo supera al deseo de reinar con Cristo?
Si el mundo odia al cristiano, ¿por qué amas al que te odia, y no
sigues más bien a Cristo, que te ha redimido y te ama? Juan, en su carta, nos
exhorta con palabras bien elocuentes a que no amemos el mundo ni sigamos las
apetencias de la carne: No améis al mundo -dice- ni lo que hay en el mundo.
Quien ama al mundo no posee el amor del Padre, porque todo cuanto hay en el
mundo es concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia de
la vida. El mundo pasa y sus concupiscencias con él. Pero quien cumple la
voluntad de Dios permanece para siempre. Procuremos más bien, hermanos muy
queridos, con una mente íntegra, con una fe firme, con una virtud robusta,
estar dispuestos a cumplir la voluntad de Dios, cualquiera que ésta sea;
rechacemos el temor a la muerte con el pensamiento de la inmortalidad que la
sigue. Demostremos que somos lo que creemos.
Debemos pensar y meditar, hermanos muy amados, que hemos
renunciado al mundo y que mientras vivimos en él somos como extranjeros y
peregrinos. Deseemos con ardor aquel día en que se nos asignará nuestro propio
domicilio, en que se nos restituirá al paraíso y al reino, después de habernos
arrancado de las ataduras que en este mundo nos retienen. El que está lejos de
su patria es natural que tenga prisa por volver a ella. Para nosotros, nuestra
patria es el paraíso; allí nos espera un gran número de seres queridos, allí
nos aguarda el numeroso grupo de nuestros padres, hermanos e hijos, seguros ya
de su suerte, pero solícitos aún de la nuestra. Tanto para ellos como para
nosotros significará una gran alegría el poder llegar a su presencia y
abrazarlos; la felicidad plena y sin término la hallaremos en el reino
celestial, donde no existirá ya el temor a la muerte, sino la vida sin fin.
Allí está el coro celestial de los apóstoles, la multitud
exultante de los profetas, la innumerable muchedumbre de los mártires,
coronados por el glorioso certamen de su pasión; allí las vírgenes triunfantes,
que con el vigor de su continencia dominaron la concupiscencia de su carne y de
su cuerpo; allí los que han obtenido el premio de su misericordia, los que
practicaron el bien, socorriendo a los necesitados con sus bienes, los que,
obedeciendo el consejo del Señor, trasladaron su patrimonio terreno a los
tesoros celestiales. Deseemos ávidamente, hermanos muy amados, la compañía de
todos ellos. Que Dios vea estos nuestros pensamientos, que Cristo contemple
este deseo de nuestra mente y de nuestra fe, ya que tanto mayor será el premio
de su amor, cuanto mayor sea nuestro deseo de él.
RESPONSORIO Flp 3, 20-21; Col 3, 4
R. Nuestros derechos de ciudadanía radican en los cielos, de donde
esperamos que venga Como salvador Cristo Jesús, el Señor. * Él transfigurará
nuestro cuerpo de humilde condición en un cuerpo glorioso, semejante al suyo.
V. Cuando se manifieste Cristo, que es vuestra vida, os
manifestaréis también vosotros con él, revestidos de gloria.
R. Él transfigurará nuestro cuerpo de humilde condición en un
cuerpo glorioso, semejante al suyo.
*Lecturas del Viernes de la
34ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes, 1
de diciembre de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(21,29-33)*
En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos: «Fijaos en la
higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber
que el verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que
está cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo
eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.»
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el
sol que nace de lo alto.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc
1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por la entrañable misericordia de
nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto.
PRECES
Adoremos a Cristo, que se ofreció a Dios como sacrificio sin
mancha para purificar nuestras conciencias de las obras muertas, y digámosle
con fe:
En tu voluntad, Señor, encontramos nuestra paz.
Tú que nos has dado la luz del nuevo día,
concédenos también caminar durante sus horas por sendas de vida nueva.
Tú que todo lo has creado con tu poder y con tu providencia lo conservas,
ayúdanos a descubrirte presente en todas tus creaturas.
Tú que has sellado con tu sangre una alianza nueva y eterna,
haz que, obedeciendo siempre tus mandatos, permanezcamos fieles a esa alianza.
Tú que colgado en la cruz quisiste que de tu costado manara sangre y agua,
purifica con esta agua nuestros pecados y alegra con este manantial a la ciudad
de Dios.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que Dios nos ha adoptado como hijos, oremos al Padre como nos enseñó
Jesucristo:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios todopoderoso, te pedimos nos concedas que del mismo
modo que hemos cantado tus alabanzas en esta celebración matutina así también
las podamos cantar plenamente en la asamblea de tus santos por toda la
eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VIERENES
SEMANA II
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: OH CRISTO, TÚ NO TIENES.
Oh Cristo, tú no tienes
la lóbrega mirada de la muerte;
tus ojos no se cierran:
son agua limpia donde puedo verme.
Oh Cristo, tú no puedes
cicatrizar la llaga del costado:
un corazón tras ella
noches y días me estará esperando.
Oh Cristo, tú conoces
la intimidad oculta de mi vida;
tú sabes mis secretos:
te los voy confesando día a día.
Oh Cristo, tú aleteas
con los brazos unidos al madero;
¡oh valor que convida
a levantarse puro sobre el suelo!
Oh Cristo, tú sonríes
cuando te hieren sordas las espinas;
si mi cabeza hierve,
haz, Señor, que te mire y te sonría.
Oh Cristo, tú que esperas
mi último beso darte ante la tumba,
también mi joven beso
descansa en ti de la incesante lucha. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Arranca, Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.
Salmo 114 - ACCIÓN DE GRACIAS
Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»
El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas me salvó.
Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi vida de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Arranca, Señor, mi vida de la
muerte, mis pies de la caída.
Ant 2. El auxilio me viene del Señor, que
hizo el cielo y la tierra.
Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El auxilio me viene del Señor, que
hizo el cielo y la tierra.
Ant 3. Justos y verdaderos son tus
caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Justos y verdaderos son tus
caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA BREVE 1Co 2, 7-10a
Enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios
antes de los siglos para nuestra gloria, que no conoció ninguno de los
príncipes de este siglo; pues si la hubieran conocido, nunca hubieran
crucificado al Señor de la gloria. Pero, según está escrito: «Ni el ojo vio, ni
el oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado para los
que le aman.» Pero a nosotros nos lo ha revelado por su Espíritu.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para
llevarnos a Dios.
V. Muerto en la carne, pero vivificado en el
espíritu.
R. Para llevarnos a Dios.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos
a Dios.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a
nuestros padres.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia
como lo habías prometido a nuestros padres.
PRECES
Bendigamos ahora al Señor Jesús, que en su vida mortal escuchó
siempre con bondad las súplicas de los que acudían a él y enjugaba con amor las
lágrimas de los que lloraban, y digámosle también nosotros:
Señor, ten piedad.
Señor Jesucristo, tú que consolaste a los tristes y desconsolados, pon ahora
tus ojos en los sufrimientos de los pobres
y consuela a los deprimidos.
Escucha los gemidos de los agonizantes
y envíales tus ángeles para que los consuelen y conforten.
Que los emigrantes sientan el consuelo de tu amor en el destierro, que puedan
regresar a su patria
y que un día alcancen también la patria eterna.
Que los pecadores escuchando tu voz se conviertan,
y encuentren en tu Iglesia el perdón y la paz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Perdona las faltas de los que han muerto
y dales la plenitud de tu salvación.
Con el gozo que nos da el saber que somos hijos de Dios, digamos con plena
confianza:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que con el escándalo de la cruz has manifestado de
una manera admirable tu sabiduría escondida, concédenos contemplar, con tal
plenitud de fe, la gloria de la pasión de tu Hijo, que encontremos siempre
nuestra gloria en su cruz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL VIERNES 1 DE DICIEMBRE 2023
*Lecturas del Viernes de la
34ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes, 1 de diciembre de 2023
Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel (7,2-14):
Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: los cuatro vientos del cielo agitaban el
océano. Cuatro fieras gigantescas salieron del mar, las cuatro distintas. La
primera era como un león con alas de águila; mientras yo miraba, le arrancaron
las alas, la alzaron del suelo, la pusieron de pie como un hombre y le dieron
mente humana. La segunda era como un oso medio erguido, con tres costillas en
la boca, entre los dientes.
Le dijeron: «¡Arriba! Come carne en abundancia.»
Después vi otra fiera como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y
cuatro cabezas. Y le dieron el poder. Después tuve otra visión nocturna: una
cuarta fiera, terrible, espantosa, fortísima; tenía grandes dientes de hierro,
con los que comía y descuartizaba, y las sobras las pateaba con las pezuñas.
Era diversa de las fieras anteriores, porque tenía diez cuernos. Miré
atentamente los cuernos y vi que entre ellos salía otro cuerno pequeño; para
hacerle sitio, arrancaron tres de los cuernos precedentes. Aquel cuerno tenía
ojos humanos y una boca que profería insolencias. Durante la visión, vi que
colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve,
su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas,
llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le
servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los
libros. Yo seguía mirando, atraído por las insolencias que profería aquel
cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego.
A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada.
Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un
hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder
real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio
es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.
Palabra de Dios
Salmo
Dn 3,75.76.77.78.79.80.81
R/. Ensalzadlo con himnos por los siglos
Montes y cumbres,
bendecid al Señor. R/.
Cuanto germina en la tierra,
bendiga al Señor. R/.
Manantiales,
bendecid al Señor. R/.
Mares y ríos,
bendecid al Señor. R/.
Cetáceos y peces,
bendecid al Señor. R/.
Aves del cielo,
bendecid al Señor. R/.
Fieras y ganados,
bendecid al Señor. R/.
*Lecturas del Viernes de la
34ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes, 1
de diciembre de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(21,29-33)*
En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos: «Fijaos en la
higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber
que el verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que
está cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo
eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.»
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(Os aseguro que antes que pase esta generación
todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán)
*El
Señor con su gran pedagogía, me da muchas fuerzas y a la misma vez me llena de esperanza.
Siento una invitación especial para que me fije en los tiempos que me hablan de
él. Cuando comienzan a salir los fruto eso me indica que habrá comida, que mi
hambre será saciada, que solo debo esperar un poco más. Esperar en la palabra
del Señor, es una herramienta que me va preparando para la vida eterna, esperar
en la palabra del Señor es un entrenamiento en la humildad. En esta aceptación
de la palabra del Señor en mi vida sé que encontrare personas que me ayudaran
en la fe. Pero también en el camino hacia la fe, me encontrare con personas que
estarán en mi contra, porque decidí obedecer a la palabra del Señor y no a los
hombres. La buena noticia es que el Señor de una manera especial me invita a
ponerme al servicio de su palabra y me dice muy claro todo pasara, pero su
palabra no pasara*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.