Musica Para el Alma
viernes, 30 de abril de 2021
EVANGELIO DE JUAN 14,7-14 CICLO B
*Lecturas
de la 4ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Sábado, 1 de mayo de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (14,7-14)*
«Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora
ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto
a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo
estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta
propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo
estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que
yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi
nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís
algo en mi nombre, yo lo haré».
Palabra del Señor
*(El que
cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores)*
*La
obra más grande del Señor, para mí es, que sabiendo lo que soy, sabiendo todo
lo que hay en mí, malo o bueno, en tiniebla y en luz el me ama. Y nada de las
cosas malas, fea y desagradable que hay en mí son, ni serán un obstáculo para
el llevar a cabo la obra de su padre sobre mí, y esa obra es derramar sobre mí su
amor y su misericordia. El Señor me ama como soy, pero no para dejarme como soy,
sino para transfórmame en algo mucho mejor, en transformarme en una persona con
capacidad de amar a los demás como son, sin querer cambiarlos. Tengo la gran
esperanza de que el Señor me dará esa gracia, me dará la oportunidad de
amar, sin interés personal*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL SÁBADO 1 DE MAYO. SAN JOSE OBRERO
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San José Obrero*
*Laudes - SÁBADO IV SEMANA DE PASCUA 2021*
Sábado, 1
de mayo de 2021.
Invitatorio
V. Señor,
ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Antifona: Verdaderamente
ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94
Invitación a la alabanza divina
Animaos
los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
(Se repite la antífona)
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
(Se repite la antífona)
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
(Se repite la antífona)
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
(Se repite la antífona)
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
(Se repite la antífona)
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
(Se repite la antífona)
Laudes
Himno
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?
A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa. Amén. Aleluya
Salmodia
Antífona
1: ¡Qué magníficas son tus obras, Señor! Aleluya.
Salmo 91
Alabanza del Dios creador
Este
salmo canta las maravillas realizadas en Cristo. (S. Atanasio)
Es bueno
dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes,
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos despreciarán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Antífona
2: Derramaré sobre vosotros un agua pura. Aleluya.
Ez 36,24-28
Dios renovará a su pueblo
Ellos
serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios. (Ap 21,3)
Os
recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo,
y yo seré vuestro Dios.
Antífona
3: Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios. Aleluya.
Salmo 8
Majestad del Señor y dignidad del hombre
Todo lo
puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia, como cabeza, sobre todo. (Ef 1,22)
Señor,
dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Lectura Breve
Rm 14 7-9
Ninguno
de nosotros vive para sí y ninguno muere para sí. Que si vivimos, vivimos para
el Señor; y si morimos, para el Señor morimos. En fin, que tanto en vida como
en muerte somos del Señor. Para esto murió Cristo y retornó a la vida, para ser
Señor de vivos y muertos.
Responsorio Breve
V. El
Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
V. Dios
nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva. Aleluya.
R. Por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos.
Aleluya.
Lecturas
Primera Lectura
Del libro
del Apocalipsis 18, 1-20
DESTRUCCIÓN
DE ROMA
Yo, Juan,
vi a otro ángel que bajaba del cielo, investido de un gran poder, y la tierra quedó
iluminada por su gloria. Gritó el ángel con voz potente, diciendo: «Cayó, cayó Babilonia
la grande. Quedó convertida en morada de demonios, en guarida de toda clase de
espíritus inmundos, en albergue de todo género de aves asquerosas y
abominables.
Del vino de sus prostituciones han bebido todas las naciones; con ella han
fornicado los reyes de la tierra, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido
con el derroche de su fastuosidad.»
Oí luego otra voz que decía desde el cielo: «Salid de ella, pueblo mío, para
que no os hagáis cómplices de sus pecados, ni tengáis parte en sus castigos.
Sus delitos se han amontonado hasta llegar al cielo y Dios se ha acordado de
sus iniquidades. Tratadla como ella se ha portado, pagadle el doble de lo que
ha hecho. Vertedle en la copa el doble de lo que ella vertió. Según la medida
en que se entregó a la ostentación y al placer, dadle otro tanto de tormento y
duelo. Ya que dijo en su corazón: "Como reina estoy en mi trono, no soy
viuda, ni conoceré jamás el duelo", por eso vendrán en un solo día sus
desastres, la peste, el duelo y el hambre; y será consumida por el fuego,
porque poderoso es el Señor Dios, que la ha juzgado.»
Llorarán y por ella plañirán los reyes de la tierra, los que con ella
fornicaban y se entregaban al lujo y al placer. Cuando vean el humo de su
incendio se detendrán a distancia por miedo a su tormento y dirán: «¡Ay, ay de
la ciudad grande, de Babilonia, la ciudad poderosa! ¡En una hora ha venido el
juicio de Dios contra ti! »
Llorarán y plañirán por ella los mercaderes de la tierra, porque ya nadie
comprará sus mercancías: cargamentos de oro y plata, de piedras preciosas y de
perlas; cargamentos de lino y púrpura, de seda y escarlata; toda clase de
maderas olorosas, objetos de marfil y de maderas preciosas, de bronce, de
hierro y de mármol; la canela y el bálsamo, los perfumes, la mirra y el
incienso; el vino y el aceite, la flor de harina y el trigo; bestias de carga y
ovejas, caballos y carros; esclavos y toda clase de mercancía humana. Los
frutos en sazón, que tu alma codiciaba, de ti se han alejado; toda
magnificencia y esplendor para ti se ha terminado. ¡Nunca jamás ya volverán!
Los que con sus mercancías traficaban y se enriquecían a costa de ella se
detendrán a distancia por miedo a su tormento, llorando y gimiendo: «¡Ay, ay de
la gran Ciudad, la que se vestía de lino, de púrpura y de grana; la que se
engalanaba con oro, con piedras preciosas y con perlas! ¡En una hora redujo a
la nada tanta opulencia!» Todos los capitanes de los barcos, los jefes y
oficiales, las tripulaciones de marinos y cuantos bogan y bregan en el mar se
detuvieron y exclamaron, al ver la humareda de su incendio: «¿Qué ciudad podía
compararse a la gran Ciudad?» Y arrojaron polvo sobre sus cabezas, y clamaron
llorando y lamentándose. Y dijeron: «¡Ay, ay de la gran Ciudad! ¡De su
opulencia se enriquecieron cuantos tenían naves en el mar! ¡Y en una hora quedó
como un desierto!» Pero tú, cielo, regocíjate por ello. Y también vosotros los
santos, los apóstoles, los profetas, porque Dios os ha hecho justicia contra
ella.
Responsorio Is 52, 11. 12; Ap 18, 4; Jr 51, 45
R. Salid
de Babilonia, purificaos, portadores de los vasos del Señor; el Señor va al
frente de vosotros, * en la retaguardia va el Dios de Israel. Aleluya.
V. Sal de Babilonia, pueblo mío, que cada uno salve su vida del
incendio de la ira del Señor.
R. En la retaguardia va el Dios de Israel. Aleluya.
Segunda Lectura
Del
comentario de san Cirilo de Alejandría, obispo, sobre la carta a los Romanos
(Cap.15, 7: PG 74, 854-855)
ALCANZÓ A
TODOS LA MISERICORDIA DIVINA Y FUE SALVADO TODO EL MUNDO
Nosotros,
siendo muchos, formamos un solo cuerpo y somos miembros los unos de los otros,
y es Cristo quien nos une mediante los vínculos de la caridad, tal como está
escrito:
Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro
que los separaba: el odio. Él ha abolido la ley con sus mandamientos y reglas.
Conviene, pues, que tengamos un mismo sentir: que, si un miembro sufre, los
demás miembros sufran con él y que, si un miembro es honrado, se alegren todos
los miembros.
Acogeos mutuamente —dice el Apóstol—, como Cristo os acogió para gloria de
Dios.
Nos acogeremos unos a otros si nos esforzamos en tener un mismo sentir;
llevando los unos las cargas de los otros, conservando la unidad del Espíritu,
con el vínculo de la paz.
Así es como nos acogió Dios a nosotros en Cristo. Pues no engaña el que dice:
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó su Hijo por nosotros. Fue entregado, en
efecto, como rescate para la vida de todos nosotros, y así fuimos arrancados de
la muerte, redimidos de la muerte y del pecado. Y el mismo Apóstol explica el
objetivo de esta realización de los designios de Dios, cuando dice que Cristo
consagró su ministerio al servicio de los judíos, por exigirlo la fidelidad de
Dios. Pues, como Dios había prometido a los patriarcas que los bendeciría en su
descendencia futura y que los multiplicaría como las estrellas del cielo, por
esto apareció en la carne y se hizo hombre el que era Dios y la Palabra en
persona, el que conserva toda cosa creada y da a todos la incolumidad; por su
condición de Dios. Vino a este mundo en la carne, más no para ser servido,
sino, al contrario, para servir, como dice él mismo, y entregar su vida por la
redención de todos. Él afirma haber venido de modo visible para cumplir las
promesas hechas a Israel. Decía en efecto: Sólo me han enviado a las ovejas
descarriadas de Israel. Por esto, con verdad afirma Pablo que Cristo consagró
su ministerio al servicio de los judíos, para dar cumplimiento a las promesas hechas
a los padres y para que los paganos alcanzasen misericordia, y así ellos
también le diesen gloria cómo a creador y hacedor, salvador y redentor de
todos. De este modo alcanzó a todos la misericordia divina, sin excluir a los
paganos, de manera que el designio de la sabiduría de Dios en Cristo obtuvo su
finalidad; por la misericordia de Dios, en efecto, fue salvado todo el mundo,
en lugar de los que se habían perdido.
Responsorio Hch 13, 46-47
R. A
vosotros, antes que a nadie, debíamos anunciar la palabra de Dios, mas, como la
rechazáis y no os juzgáis dignos de la vida eterna, * nosotros
nos volvemos ahora a las naciones. Aleluya.
V. Así nos lo ordena el Señor: «Te he puesto como luz de los
pueblos.»
R. Nosotros nos volvemos ahora a las naciones. Aleluya.
*Lecturas
de la 4ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Sábado, 1 de mayo de 2021
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Juan (14,7-14):
«Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora
ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto
a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo
estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta
propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo
estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que
yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre,
yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en
mi nombre, yo lo haré».
Palabra del Señor
Canto Evangélico
Antifona: Cuando
aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita. Aleluya.
Benedictus
Lc 1, 68-79
El Mesías y
su precursor
+ Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Oremos a
Cristo, que nos ha manifestado la vida eterna, y digámosle confiados:
*Que tu resurrección, Señor, nos haga
crecer en gracia*.
Pastor eterno, contempla con amor a tu pueblo, que se levanta ahora del
descanso, — y aliméntalo durante este día con tu palabra y tu eucaristía.
No permitas que seamos arrebatados por el lobo que devora o entregados por el
mercenario que huye, — sino haz que escuchemos siempre tu voz de buen pastor.
Tú que actúas siempre juntamente con los ministros de tu Evangelio y confirmas
su palabra con tu gracia, — haz que durante este día proclamemos tu resurrección
con nuestras palabras y con nuestra vida.
Sé, Señor, tú mismo nuestro gozo, el gozo que nadie puede arrebatarnos, — y haz
que, alejados de toda tristeza, fruto del pecado, tengamos hambre de poseer tu vida
eterna.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Concluyamos nuestra oración, diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro
maestro:
Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre
nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oremos:
Dios
todopoderoso y eterno, concédenos vivir siempre en plenitud el misterio
pascual, para que, renacidos en el bautismo, demos fruto abundante de vida cristiana
y alcancemos, finalmente, las alegrías eternas. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos.
Amén.
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
*San José Obrero*
Hoy la Iglesia recuerda, en el día de los trabajadores, a san
José, obrero.
Pablo VI se ha expresado al respecto: "Vosotros, los hijos
del trabajo, que durante siglos habéis sido los esclavos de la labor, buscad a
aquel que declara que la vida es sagrada, que el obrero es libre de las cadenas
que la primacía del materialismo y del egoísmo económico ha soldado no sólo en
torno de los puños de los trabajadores, sino en torno de su corazón y de su
espíritu... Buscad un principio, una razón que haga a los hombres iguales,
solidarios entre sí, y que les devuelva la fraternidad. Y ello no en el odio
contra otros hombres... Ya que todos viven en una comunidad natural, que traten
de formar una sociedad humana y que sientan la grandeza de ser un pueblo".
El mundo humano es el mundo del trabajo, hecho por la
inteligencia, a través de las manos que en medio de la naturaleza señalaron el
camino del progreso y la cultura. Dios concedió manos a otras especies, pero
sólo a la mano del hombre le dio el carácter de herramienta. Toda la técnica
sobre la cual se asienta la civilización es prolongación de esa mano que Dios
otorgó al hombre.
Hoy celebramos al padre nutricio de Jesús, justo y humilde
carpintero de Nazaret, que pasa la vida no sólo en la meditación y la oración,
sino también en las fatigas de su artesanía. José es el símbolo de la
prudencia, del silencio, de la generosidad, de la dignidad y de la aplicación
en el trabajo; también lo es de los derechos y de los deberes respecto del
trabajo.
San José fue un auténtico obrero en el pleno sentido de la
palabra, y el único hombre que compartió con el Hijo de Dios la tarea de todos
los días.
Recordamos hoy a todos los trabajadores de nuestra patria y del
mundo, pidiendo al cielo para que sean instrumento de paz, de evangelización,
de serena inteligencia, de valor y de confianza en sí mismos, de esperanzas de
bien y de fervientes voluntad, dignos y sin retaceos en la hermandad de los
hombres. Hoy la Iglesia recuerda, en el día de los trabajadores, a san José,
obrero.
Juan Pablo II enseña que los hombres descubren pronto la cruz en
su trabajo; precisamente por ello el esfuerzo humano es redentor, pues Cristo
lo ha unido a su pasión: también él fue obrero y predicó su evangelio del
trabajo conociendo íntimamente esta realidad que tiene por protagonistas a
todos los hombres y mujeres del mundo.
*Vísperas*
Inicio
†
(se hace la señal de la cruz
mientras se dice:)
V/. -Dios
mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
Himno
Nuestra Pascua inmolada, aleluya,
es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.
Pascua sagrada, ¡oh fiesta de la luz!,
despierta, tú que duermes,
y el Señor te alumbrará.
Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!,
el mundo renovado
canta un himno a su Señor.
Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz!
La muerte, derrotada,
ha perdido su aguijón.
Pascua sagrada, ¡oh noche bautismal!
Del seno de las aguas
renacemos al Señor.
Pascua sagrada, ¡eterna novedad!
Dejad al hombre viejo,
revestíos del Señor.
Pascua sagrada. La sala del festín
se llena de invitados
que celebran al Señor.
Pascua sagrada, ¡Cantemos al Señor!
Vivamos la alegría
dada a luz en el dolor.
Primer
Salmo
Salmo
140,1-9: Oración ante el peligro
Ant: El alzar
de mis manos suba a ti, Señor, como ofrenda de la tarde. Aleluya.
Por manos del ángel subió a la
presencia de Dios el humo de los perfumes, junto con las oraciones de los
santos (Ap 8,4)
Señor, te estoy llamando, ven de
prisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.
Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios;
no dejes inclinarse mi corazón a la maldad,
a cometer crímenes y delitos;
ni que con los hombres malvados
participe en banquetes.
Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda,
pero que el ungüento del impío no perfume mi cabeza;
yo seguiré rezando en sus desgracias.
Sus jefes cayeron despeñados,
aunque escucharon mis palabras amables;
como una piedra de molino, rota por tierra,
están esparcidos nuestros huesos a la boca de la tumba.
Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso;
guárdame del lazo que me han tendido,
de la trampa de los malhechores.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: El alzar
de mis manos suba a ti, Señor, como ofrenda de la tarde. Aleluya.
Segundo
Salmo
Salmo
141: Tú eres mi refugio
Ant: Me
sacaste de la prisión: por eso doy gracias a tu nombre. Aleluya.
Todo lo que describe este salmo
se realizó en el Señor durante su pasión (S. Hilario)
A voz en grito clamo al Señor,
a voz en grito suplico al Señor;
desahogo ante él mis afanes,
expongo ante él mi angustia,
mientras me va faltando el aliento.
Pero tú conoces mis senderos,
y que en el camino por donde avanzo
me han escondido una trampa.
Mira a la derecha, fíjate:
nadie me hace caso;
no tengo adónde huir,
nadie mira por mi vida.
A ti grito, Señor;
te digo: «Tú eres mi refugio
y mi lote en el país de la vida».
Atiende a mis clamores,
que estoy agotado;
líbrame de mis perseguidores,
que son más fuertes que yo.
Sácame de la prisión,
y daré gracias a tu nombre:
me rodearán los justos
cuando me devuelvas tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Me
sacaste de la prisión: por eso doy gracias a tu nombre. Aleluya.
Cántico
NT
Filipenses
2,6-11: Cristo, Siervo de Dios, en su misterio pascual
Ant: El Hijo
de Dios aprendió, sufriendo, a obedecer, y se ha convertido para todos los que
le obedecen en autor de salvación eterna. Aleluya.
Cristo, a pesar de su condición
divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: El Hijo
de Dios aprendió, sufriendo, a obedecer, y se ha convertido para todos los que
le obedecen en autor de salvación eterna. Aleluya.
Lectura
Bíblica
1P 2,9-10
Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real, una nación
consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os
llamó a salir de las tinieblas y entrar en su luz maravillosa. Antes erais «no
pueblo», ahora sois «pueblo de Dios»; antes erais «no compadecidos» ahora sois
«compadecidos».
V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
R/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
V/. Al ver al Señor.
R/. Aleluya, aleluya.
V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
Cántico
Evangélico
Ant: Vosotros
ya estáis limpios por las palabras que os he hablado. Aleluya.
†
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Proclama mi alma la grandeza del
Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Vosotros
ya estáis limpios por las palabras que os he hablado. Aleluya.
Preces
Oremos a Cristo, vida y resurrección de todos los hombres, y
digámosle con fe:
Hijo de
Dios vivo, protege a tu pueblo
·
- Te rogamos, Señor, por tu Iglesia extendida por todo el mundo:
santifícala y haz que cumpla su misión de llevar tu reino a todos los
hombres.
· - Te
pedimos por los hambrientos y por los que están tristes, por los enfermos, los
oprimidos y los desterrados:
dales, Señor, ayuda y consuelo.
· - Te
pedimos por los que se han apartado de ti por el error o por el pecado:
que obtengan la gracia de tu perdón y el don de una vida nueva.
· -
Salvador del mundo, tú que fuiste crucificado, resucitaste, y has de venir a
juzgar al mundo,
ten piedad de nosotros, pecadores.
· - Te
rogamos, Señor, por los que viven en el mundo
y por los que han salido ya de él, con la esperanza de la resurrección.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres.
Movidos por el Espíritu Santo,
dirijamos al Padre la oración que nos enseñó el Señor:
Padre
nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a
nosotros tu reino;
hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos
dejes caer en la tentación,
y
líbranos del mal.
Final
Señor, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos
hijos tuyos, míranos siempre con amor de padre y haz que cuantos creemos en
Cristo, tu Hijo, alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo
individual:
†
(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
LAS LECTURAS DEL SÁBADO 1 DE MAYO 2021
*Lecturas
de la 4ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Sábado, 1 de mayo de 2021
Primera
lectura
Lectura del
libro de los Hechos de los apóstoles (13,44-52):
El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra del Señor. Al
ver el gentío, los judíos se llenaron de envidia y respondían con blasfemias a
las palabras de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé dijeron con toda valentía:
«Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la
rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos
a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: “Yo te he puesto como luz de
los gentiles, para que lleves la salvación hasta el confín de la tierra”».
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor;
y creyeron los que estaban destinados a la vida eterna.
La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos
incitaron a las señoras distinguidas, adoradoras de Dios, y a los principales
de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los
expulsaron de su territorio.
Estos sacudieron el polvo de los pies contra ellos y se fueron a Iconio. Los
discípulos, por su parte, quedaban llenos de alegría y de Espíritu Santo.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
97,1-2ab.2cd.3ab.3cd-4
R/. Los confines de la
tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.
*Lecturas
de la 4ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Sábado, 1 de mayo de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (14,7-14)*
«Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora
ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto
a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo
estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta
propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo
estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que
yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi
nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís
algo en mi nombre, yo lo haré».
Palabra del Señor
*(El que
cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores)*
*La
obra más grande del Señor, para mí es, que sabiendo lo que soy, sabiendo todo
lo que hay en mí, malo o bueno, en tiniebla y en luz el me ama. Y nada de las
cosas malas, fea y desagradable que hay en mí son, ni serán un obstáculo para
el llevar a cabo la obra de su padre sobre mí, y esa obra es derramar sobre mí su
amor y su misericordia. El Señor me ama como soy, pero no para dejarme como soy,
sino para transfórmame en algo mucho mejor, en transformarme en una persona con
capacidad de amar a los demás como son, sin querer cambiarlos. Tengo la gran
esperanza de que el Señor me dará esa gracia, me dará la oportunidad de
amar, sin interés personal*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.