Musica Para el Alma
miércoles, 16 de agosto de 2023
MATEO 18,21-19,1
*Lecturas del Jueves de la
19ª semana del Tiempo Ordinario*
Jueves, 17
de agosto de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo
(18,21–19,1)*
En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me
ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces
siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que
quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le
presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el
señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus
posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba
diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo
lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al
salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien
denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me
debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:
"Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo
metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo
ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo
sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda
aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener
compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor,
indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo
hará con vosotros m¡ Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su
hermano.»
Cuando acabó Jesús estas palabras, partió de Galilea y vino a la región de
Judea, al otro lado del Jordán.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(«No
te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete»).
*Mis ofensas, están en decir “Si” a lo que el Señor
dice que “No”. Que me gusta a mí, que si una persona me hecho algo, y me pide
perdón, yo lo perdono con “La Condición” de que debe pagar un precio por la
ofensa que me hizo. Tú dijiste una mentira de mí, te perdono, pero tienes que
decir a todos que tú hablaste mentira de mí, que eres irresponsable. Es por eso
por lo que el Señor, quiere poner mis límites en su abundancia, revestir todo
mí ser, dentro de su manto de compasión. El Señor está tratando de una
manera muy especial de hacerme entender que él no tiene ningún libro donde va
anotando todos mis embarre y mis ofensas, él, de manera especial siempre usa de
misericordia conmigo*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL JUEVES 17
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*TIEMPO ORDINARIO JUEVES DE LA SEMANA
III*
De la Feria. Salterio III
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, porque él
es nuestro Dios.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, porque él
es nuestro Dios.
Himno: SEÑOR, CUANDO FLORECE UN NUEVO DÍA.
Señor, cuando florece un nuevo día
en el jardín del tiempo,
no dejes que la espina del pecado
vierta en él su veneno.
El trabajo del hombre rompe el surco
en el campo moreno;
en frutos de bondad y de justicia
convierte sus deseos.
Alivia sus dolores con la hartura
de tu propio alimento;
y que vuelvan al fuego de tu casa
cansados y contentos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
Salmo 86 - HIMNO A JERUSALÉN, MADRE DE TODOS LOS PUEBLOS.
Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!
«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí.»
Se dirá de Sión: «Uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado.»
El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí.»
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!
Ant 2. El Señor llega con poder, y su
recompensa lo precede.
Cántico: EL BUEN PASTOR ES EL DIOS ALTISIMO Y SAPIENTÍSIMO - Is 40,
10-17
Mirad, el Señor Dios llega con poder,
y su brazo manda.
Mirad, viene con él su salario
y su recompensa lo precede.
Como un pastor que apacienta el rebaño,
su brazo lo reúne,
toma en brazos los corderos
y hace recostar a las madres.
¿Quién ha medido a puñados el mar
o mensurado a palmos el cielo,
o a cuartillos el polvo de la tierra?
¿Quién ha pesado en la balanza los montes
y en la báscula las colinas?
¿Quién ha medido el aliento del Señor?
¿Quién le ha sugerido su proyecto?
¿Con quién se aconsejó para entenderlo,
para que le enseñara el camino exacto,
para que le enseñara el saber
y le sugiriese el método inteligente?
Mirad, las naciones son gotas de un cubo
y valen lo que el polvillo de balanza.
Mirad, las islas pesan lo que un grano,
el Líbano no basta para leña,
sus fieras no bastan para el holocausto.
En su presencia, las naciones todas,
como si no existieran,
son ante él como nada y vacío.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor llega con poder, y su
recompensa lo precede.
Ant 3. Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
postraos ante el estrado de sus pies.
Salmo 98 - SANTO ES EL SEÑOR, NUESTRO DIOS.
El Señor reina, tiemblen las naciones;
sentado sobre querubines, vacile la tierra.
El Señor es grande en Sión,
encumbrado sobre todos los pueblos.
Reconozcan tu nombre, grande y terrible:
Él es santo.
Reinas con poder y amas la justicia,
tú has establecido la rectitud;
tú administras la justicia y el derecho,
tú actúas en Jacob.
Ensalzad al Señor, Dios nuestro;
postraos ante el estrado de sus pies:
Él es santo.
Moisés y Aarón con sus sacerdotes,
Samuel con los que invocan su nombre,
invocaban al Señor, y él respondía.
Dios les hablaba desde la columna de nube;
oyeron sus mandatos y la ley que les dio.
Señor, Dios nuestro, tú les respondías,
tú eras para ellos un Dios de perdón
y un Dios vengador de sus maldades.
Ensalzad al Señor, Dios nuestro;
postraos ante su monte santo:
Santo es el Señor, nuestro Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
postraos ante el estrado de sus pies.
LECTURA BREVE 1Pe 4, 10-11
Que cada uno, con el don que ha recibido, se ponga al servicio de los demás,
como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. El que toma la
palabra que hable palabra de Dios. El que se dedica al servicio que lo haga en
virtud del encargo recibido de Dios. Así, Dios será glorificado en todo, por
medio de Jesucristo, Señor nuestro, cuya es la gloria y el imperio por los
siglos de los siglos. Amén.
RESPONSORIO BREVE
V. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
R. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
V. Guardaré tus leyes.
R. Respóndeme, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
V. En
ti, Señor, está la fuente viva.
R. Y tu luz nos hace ver la luz.
PRIMERA LECTURA
Del segundo libro de los Reyes 9, 1-16. 21b-27
UN DISCÍPULO DE ELISEO UNGE A JEHÚ COMO REY DE
ISRAEL
En aquellos días, el profeta Elíseo llamó a uno de
la comunidad de profetas y le ordenó:
«Átate el cinturón, coge en la mano esta aceitera y vete a Ramot de Galaad.
Cuando llegues, busca a Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsí; entras, lo haces
salir de entre sus camaradas y lo llevas a una habitación aparte. Coge la
aceitera y derrámasela sobre la cabeza diciendo: "Así dice el Señor: te
unjo rey de Israel." Luego, abres la puerta y escapas sin más.»
El joven profeta marchó a Ramot de Galaad. Al llegar, encontró a los generales
del ejército reunidos, y dijo:
«Te traigo un mensaje, mi general.»
Jehú preguntó:
«¿Para quién de nosotros?»
Respondió:
«Para ti, mi general.»
Jehú se levantó y entró en la casa. El profeta le derramó el aceite sobre la
cabeza y le dijo:
«Así dice el Señor, Dios de Israel: "Te unjo rey de Israel, el pueblo del
Señor. Derrotarás a la dinastía de Ajab, tu señor; en Jezabel, vengaré la
sangre de mis siervos los profetas, la sangre de los siervos del Señor;
perecerá toda la casa de Ajab; extirparé de Israel a todos los hombres de Ajab,
a todos los hombres, esclavos o libres. Trataré a la casa de Ajab como a la de
Jeroboam, hijo de Nabat, y como a la de Basá, hijo de Ajías. Y a Jezabel la
comerán los perros en el campo de Yizreel, y nadie le dará sepultura."»
Luego, abrió la puerta y escapó. Jehú salió a reunirse con los oficiales de su
señor. Le preguntaron:
«¿Buenas noticias? ¿A qué ha venido a verte ese loco?» Les respondió:
«Ya conocéis a ese hombre y lo que anda hablando entre dientes.»
Le dijeron:
«¡Cuentos! Explícate.»
Jehú, entonces, les dijo:
«Me ha dicho a la letra: "Así dice el Señor: Te unjo rey de Israel."»
Inmediatamente, cogió cada uno su manto y lo echó a los pies de Jehú sobre los
escalones. Tocaron la trompa y aclamaron:
«¡Jehú es rey!»
Entonces, Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsí, organizó una conspiración
contra Jorán, de esta manera: Jorán estaba con todo el ejército israelita,
defendiendo Ranot de Galaad contra Jazael, rey de Siria, pero se había vuelto a
Yizreel, para curarse las heridas recibidas de los sirios en la guerra contra
Jazael de Siria. Jehú dijo:
«Si os parece bien, que no salga nadie de la ciudad a llevar la noticia a
Yizreel.»
Montó y marchó a Yizreel, donde estaba Jorán en cama. Ocozías de Judá había ido
a hacerle una visita. Jorán de Israel y Ocozías de Judá salieron, cada uno en
su carro, al encuentro de Jehú. Lo alcanzaron junto a la heredad de Nabot, el
de Yizreel. Jorán, al ver a Jehú, preguntó:
«¿Buenas noticias, Jehú?»
Jehú respondió:
«¿Cómo va a haber buenas noticias mientras Jezabel, tu madre, siga con sus
ídolos y brujerías?»
Jorán volvió grupas para escapar, diciendo a Ocozías: «¡Traición, Ocozías! »
Pero Jehú ya había tensado el arco, y asaeteó a Jorán por la espalda. La flecha
le atravesó el corazón, y Jorán se dobló sobre el carro. Jehú ordenó a su
asistente, Bidcar:
«Cógelo y tíralo a la heredad de Nabot, el de Yizreel; porque recuerda que
cuando tú y yo cabalgábamos juntos siguiendo a su padre, Ajab, el Señor
pronunció contra él este oráculo: "Ayer vi la sangre de Nabot y de sus
hijos —oráculo del Señor—. Juro que en la misma heredad te daré tu merecido
—oráculo del Señor—." Así que, cógelo y tíralo a la heredad de Nabot, como
dijo el Señor.»
Al ver esto, Ocozías de Judá tiró por el camino de Casalhuerto. Pero Jehú lo
persiguió diciendo:
«¡También a él!»
Lo hirieron en su carro, por la cuesta de Gur, cerca de Yiblán. Pero logró huir
a Meguidó, y allí murió.
RESPONSORIO 2R 9, 13. 12; Lc 19,
36. 38
R. Cogió cada
uno su manto y lo echó a los pies de Jehú. Tocaron la trompa y aclamaron: «
¡Jehú es rey!» * Así dice el Señor: «Te unjo
rey de Israel.»
V. Al paso de Jesús, la gente iba tendiendo sus
mantos en el camino; y exclamaban: «Bendito el Rey que viene en nombre del
Señor.»
R. Así dice el Señor: «Te unjo rey de Israel.»
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de san Gregorio de Nisa, obispo, Sobre
el perfecto modelo del cristiano
(PG 46, 259-262)
TENEMOS A CRISTO, QUE ES NUESTRA PAZ Y NUESTRA LUZ
Él es nuestra paz, él ha hecho de los dos pueblos
una sola cosa. Teniendo en cuenta que Cristo es la paz, mostraremos la
autenticidad de nuestro nombre de cristianos si, con nuestra manera de vivir,
ponemos de manifiesto la paz que reside en nosotros y que es el mismo Cristo.
Él ha dado muerte a la enemistad, como dice el Apóstol. No permitamos, pues, de
ningún modo que esta enemistad reviva en nosotros, antes demostremos que está
del todo muerta. Dios, por nuestra salvación, le dio muerte de una manera
admirable; ahora que yace bien muerta, no seamos nosotros quienes la
resucitemos en perjuicio de nuestras almas, con nuestras iras y deseos de
venganza.
Ya que tenemos a Cristo, que es la paz, nosotros también matemos la enemistad,
de manera que nuestra vida sea una prolongación de la de Cristo, tal como lo
conocemos por la fe. Del mismo modo que él, derribando la barrera de
separación, de los dos pueblos creó en su persona un solo hombre, estableciendo
la paz, así también nosotros atraigámonos la voluntad no sólo de los que nos
atacan desde fuera, sino también de los que entre nosotros promueven
sediciones, de modo que cese ya en nosotros esta oposición entre las tendencias
de la carne y del espíritu, contrarias entre sí; procuremos, por el contrario,
someter a la ley divina la prudencia de nuestra carne, y así, superada esta
dualidad que hay en cada uno de nosotros, esforcémonos en reedificarnos a
nosotros mismos, de manera que formemos un solo hombre, y tengamos paz en
nosotros mismos.
La paz se define como la concordia entre las partes disidentes. Por esto,
cuando cesa en nosotros esta guerra interna, propia de nuestra naturaleza, y
conseguimos la paz, nos convertimos nosotros mismos en paz, y así demostramos
en nuestra persona la veracidad y propiedad de este apelativo de Cristo.
Además, considerando que Cristo es la luz verdadera sin mezcla posible de error
alguno, nos damos cuenta de que también nuestra vida ha de estar iluminada con
los rayos de la luz verdadera. Los rayos del sol de justicia son las virtudes
que de él emanan para iluminarnos, para que nos desnudemos de las obras de las
tinieblas y andemos como en pleno día, con dignidad, y apartando de nosotros
las ignominias que se cometen a escondidas y obrando en todo a plena luz, nos
convirtamos también nosotros en luz y, según es propio de la luz, iluminemos a
los demás con nuestras obras.
Y si tenemos en cuenta que Cristo es nuestra santificación, nos abstendremos de
toda obra y pensamiento malo e impuro, con lo cual demostraremos que llevamos
con sinceridad su mismo nombre, mostrando la eficacia de esta santificación no
con palabras, sino con los actos de nuestra vida.
RESPONSORIO Lc 1, 78. 79
R. Nos
visitará el sol que nace de lo alto, * para
guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
V. Para iluminar a los que viven en tiniebla y en
sombra de muerte.
R. Para guiar nuestros pasos por el camino de la
paz.
*Lecturas del Jueves de la
19ª semana del Tiempo Ordinario*
Jueves, 17
de agosto de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo
(18,21–19,1)*
En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me
ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces
siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que
quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le
presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el
señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus
posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba
diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo
lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al
salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien
denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me
debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:
"Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo
metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo
ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo
sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda
aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener
compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor,
indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo
hará con vosotros m¡ Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su
hermano.»
Cuando acabó Jesús estas palabras, partió de Galilea y vino a la región de
Judea, al otro lado del Jordán.
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Sirvamos al Señor con santidad y nos librará de la mano de
nuestros enemigos.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sirvamos al Señor con santidad y
nos librará de la mano de nuestros enemigos.
PRECES
Demos gracias al Señor, que guía y alimenta con amor a su pueblo,
y digámosle:
Te glorificamos por siempre, Señor.
Señor, rey del universo, te alabamos por el amor que nos tienes,
porque de manera admirable nos creaste y más admirablemente aún nos redimiste.
Al comenzar este nuevo día, pon en nuestros corazones el anhelo de servirte,
para que te glorifiquemos en todos nuestros pensamientos y acciones.
Purifica nuestros corazones de todo mal deseo,
y haz que estemos siempre atentos a tu voluntad.
Danos un corazón abierto a las necesidades de nuestros hermanos,
para que a nadie falte la ayuda de nuestro amor.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acudamos ahora a nuestro Padre celestial, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno: a los pueblos que viven en tiniebla y
en sombra de muerte, ilumínalos con tu luz, ya que con ella nos ha visitado el
sol que nace de lo alto, Jesucristo, nuestro Señor. Él, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ENFRÍA, SEÑOR, MI BOCA
Enfría, Señor, mi boca;
Señor, reduce mi brasa;
dame, como te lo pido,
concordia de cuerpo y alma.
Frente al perverso oleaje,
ponme costado de gracia;
dame, como te demando,
concordia de cuerpo y alma.
Señor, mitiga mi angustia;
remite, Señor, mi ansia;
dame, como te la clamo,
concordia de cuerpo y alma.
No dejes que los sentidos
me rindan en la batalla;
Señor, Señor, no me niegues
concordia de cuerpo y alma. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Que tus fieles, Señor, te aclamen al entrar en tu morada.
Salmo 131 I - PROMESAS A LA CASA DE DAVID.
Señor, tenle en cuenta a David
todos sus afanes:
cómo juró al Señor
e hizo voto al Fuerte de Jacob:
«No entraré bajo el techo de mi casa,
no subiré al lecho de mi descanso,
no daré sueño a mis ojos,
ni reposo a mis párpados,
hasta que encuentre un lugar para el Señor,
una morada para el Fuerte de Jacob.»
Oímos que estaba en Efrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies.
Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles te aclamen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Que tus fieles, Señor, te aclamen
al entrar en tu morada.
Ant 2. El Señor ha elegido a Sión, ha deseado
vivir en ella.
Salmo 131 II.
El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono.
Si tus hijos guardan mi alianza
y los mandatos que les enseño,
también sus hijos, por siempre,
se sentarán sobre tu trono.»
Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Ésta es mi mansión por siempre,
aquí viviré, porque la deseo.
Bendeciré sus provisiones,
a sus pobres los saciaré de pan;
vestiré a sus sacerdotes de gala,
y sus fieles aclamarán con vítores.
Haré germinar el vigor de David,
enciendo una lámpara para mi Ungido.
A sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre él brillará mi diadema.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha elegido a Sión, ha
deseado vivir en ella.
Ant 3. El Señor le dio el poder, el honor
y el reino, y todos los pueblos le servirán.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor le dio el poder, el honor
y el reino, y todos los pueblos le servirán.
LECTURA BREVE 1Pe 3, 8-9
Procurad todos tener un mismo pensar y un mismo sentir: con afecto fraternal,
con ternura, con humildad. No devolváis mal por mal o insulto por insulto; al
contrario, responded con una bendición, porque vuestra vocación mira a esto: a
heredar una bendición.
RESPONSORIO BREVE
V. Nos alimentó el Señor con flor de harina.
R. Nos alimentó el Señor con flor de harina.
V. Nos sació con miel silvestre.
R. Con flor de harina.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Nos alimentó el Señor con flor de harina.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes.
PRECES
Invoquemos a Cristo, pastor, protector y ayuda de su pueblo,
diciendo:
Señor, refugio nuestro, escúchanos.
Bendito seas, Señor, que nos has llamado a tu santa Iglesia;
haz que seamos fieles a esta dignación de tu amor.
Tú que has encomendado al Papa Francisco la preocupación por todas las
Iglesias,
concédele una fe inquebrantable, una esperanza viva y una caridad solícita.
Da a los pecadores la conversión, a los que caen, fortaleza,
y concede a todos la penitencia y la salvación.
Tú que quisiste habitar en un país extranjero,
acuérdate de los que viven lejos de su familia y de su patria.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
A todos los difuntos que esperaron en ti,
concédeles el descanso eterno.
Ya que por Jesucristo somos hijos de Dios, oremos con plena confianza a Dios
nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso, te damos gracias por el día que termina e
imploramos tu clemencia para que nos perdones benignamente todas las faltas
que, por la fragilidad de la condición humana, en él hayamos cometido. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL JUEVES 17 DE AGOSTO 2023
*Lecturas del Jueves de la
19ª semana del Tiempo Ordinario*
Jueves, 17 de agosto de 2023
Primera lectura
Lectura del libro de Josué (3,7-10a.11.13-17):
En aquellos días, el Señor dijo a Josué: «Hoy empezaré a engrandecerte ante
todo Israel, para que vean que estoy contigo como estuve con Moisés. Tú ordena
a los sacerdotes portadores del arca de la alianza que cuando lleguen a la
orilla se detengan en el Jordán.»
Josué dijo a los israelitas: «Acercaos aquí a escuchar las palabras del Señor,
vuestro Dios. Así conoceréis que un Dios vivo está en medio de vosotros, y que
va a expulsar ante vosotros a los cananeos. Mirad, el arca de la alianza del
Dueño de toda la tierra va a pasar el Jordán delante de vosotros. Y cuando los
pies de los sacerdotes que llevan el arca de la alianza del Dueño de toda la
tierra pisen el Jordán, la corriente del Jordán se cortará: el agua que viene
de arriba se detendrá formando un embalse.»
Cuando la gente levantó el campamento para pasar el Jordán, los sacerdotes que
llevaban el arca de la alianza caminaron delante de la gente. Y, al llegar al
Jordán, en cuanto mojaron los pies en el agua –el Jordán va hasta los bordes
todo el tiempo de la siega–, el agua que venía de arriba se detuvo, creció
formando un embalse que llegaba muy lejos, hasta Adam, un pueblo cerca de
Sartán, y el agua que bajaba al mar del desierto, al mar Muerto, se cortó del
todo. La gente pasó frente a Jericó. Los sacerdotes que llevaban el arca de la
alianza del Señor estaban quietos en el cauce seco, firmes en medio del Jordán,
mientras Israel iba pasando por el cauce seco, hasta que acabaron de pasar
todos.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 113A,1-2.3-4.5-6
R/. Aleluya
Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio. R/.
El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos. R/.
¿Qué te pasa, mar, que huyes,
a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos? R/.
*Lecturas del Jueves de la
19ª semana del Tiempo Ordinario*
Jueves, 17
de agosto de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo
(18,21–19,1)*
En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me
ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces
siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que
quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le
presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el
señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus
posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba
diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo
lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al
salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien
denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me
debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:
"Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo
metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo
ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo
sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda
aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener
compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor,
indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo
hará con vosotros m¡ Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su
hermano.»
Cuando acabó Jesús estas palabras, partió de Galilea y vino a la región de
Judea, al otro lado del Jordán.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(«No
te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete»).
*Mis ofensas, están en decir “Si” a lo que el Señor
dice que “No”. Que me gusta a mí, que si una persona me hecho algo, y me pide
perdón, yo lo perdono con “La Condición” de que debe pagar un precio por la
ofensa que me hizo. Tú dijiste una mentira de mí, te perdono, pero tienes que
decir a todos que tú hablaste mentira de mí, que eres irresponsable. Es por eso
por lo que el Señor, quiere poner mis límites en su abundancia, revestir todo
mí ser, dentro de su manto de compasión. El Señor está tratando de una
manera muy especial de hacerme entender que él no tiene ningún libro donde va
anotando todos mis embarre y mis ofensas, él, de manera especial siempre usa de
misericordia conmigo*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.