Musica Para el Alma
miércoles, 29 de septiembre de 2021
EVANGELIO DE LUCAS 10,1-12 CICLO B
*Lecturas del Jueves de la 26ª semana del Tiempo Ordinario*
*San Jerónimo*
Jueves, 30
de septiembre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (10,1-12)*
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante,
de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño
de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando
como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y
no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa,
decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz,
descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la
misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed
lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de
vosotros el reino de Dios." Cuando entréis en un pueblo y no os reciban,
salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha
pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que
está cerca el reino de Dios." Os digo que aquel día será más llevadero
para Sodoma que para ese pueblo.»
Palabra del Señor
《La mies
es abundante y los obreros pocos: rueguen, pues, al dueño de la mies que mande
obreros a su mies》
*Hoy está palabra es un llamado especial para mí,
porque está palabra (Rueguen) es pedir con seriedad en oración, el deseo
sincero de la Evangelización. Rogar es pedir ser un obrero en la mies, puedo
ver esto como un regalo, como una oportunidad que me concede el dueño de la
viña. Y qué bueno que esto no depende de lo que yo sepa, de los títulos que
pueda conseguir, de lo hermoso o bello que pueda hablar, de las relaciones
humanas que pueda tener, nada de eso. Esto es totalmente un regalo del Dueño de
la mies. El Señor me hace una invitación a la sinceridad con esta lectura,
porque he pedido al Señor que mande obreros a su mies, pero no me incluyo, (eso
no es para mí), pienso que eso es para otra persona. Pero el Señor, es a mí,
que me dice, que "Ruegue" (que pida en oración) al Señor, que me
mande a mí, no a otro*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL JUEVES 30. SAN JERÓNIMO, DOCTOR DE LA IGLESIA
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Jerónimo, Presbítero, Doctor de la Iglesia (Memoria)*
30 de setiembre de 2021
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Himno: PARA VOSOTROS, EL MISTERIO DEL PADRE.
Para vosotros, el misterio del Padre;
con vosotros, la luz del Verbo;
en vosotros, la llama del Amor
que es fuego.
¡Hontanares de Dios!,
¡hombres del Evangelio!,
¡humildes inteligencias luminosas!,
¡grandes hombres de barro tierno!
El mundo tiene hambre de infinito
y sed de cielo;
las criaturas nos atan a lo efímero
y nos vamos perdiendo en el tiempo.
Para nosotros,
el misterio que aprendisteis del Padre;
con nosotros, la luz que os dio el Verbo;
en nosotros, el Amor ingénito.
¡Hombres de Cristo, maestros de la Iglesia!
dadnos una vida y un anhelo,
la angustia por la verdad,
por el error el miedo.
Dadnos una vida de rodillas
ante el misterio,
una visión de este mundo de muerte
y una esperanza de cielo.
Padre, te pedimos para la Iglesia
la ciencia de estos maestros. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.
Salmo 79 - VEN A VISITAR TU VIÑA
Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraím, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos.
¡Oh Dios!, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Señor Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?
Le diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros.
Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;
le preparaste el terreno y echó raíces
hasta llenar el país;
su sombra cubría las montañas,
y sus pámpanos, los cedros altísimos;
extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.
¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa.
La han talado y le han prendido fuego:
con un bramido hazlos perecer.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.
Ant 2. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.
Cántico: ACCION DE GRACIAS DEL PUEBLO SALVADO - Is 12, 1-6
Te doy gracias, Señor,
porque estabas airado contra mí,
pero ha cesado tu ira
y me has consolado.
Él es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.
Aquel día, diréis:
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.
Tañed para el Señor, que hizo proezas;
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«¡Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel!».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.
Ant 3. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Salmo 80 - SOLEMNE RENOVACIÓN DE LA ALIANZA
Aclamad a Dios, nuestra fuerza;
dad vítores al Dios de Jacob:
acompañad, tocad los panderos,
las cítaras templadas y las arpas;
tocad la trompeta por la luna nueva,
por la luna llena, que es nuestra fiesta;
porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida para José
al salir de Egipto.
Oigo un lenguaje desconocido:
«Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.
Clamaste en la aflicción, y te libré,
te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.
Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel!
No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto;
abre tu boca y yo la saciaré.
Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos.
¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios;
los que aborrecen al Señor te adularían,
y su suerte quedaría fijada;
te alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
LECTURA BREVE Sb 7, 13-14
Aprendí la sabiduría sin malicia, reparto sin envidia, y no me guardo sus
riquezas. Porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren
se atraen la amistad de Dios, porque el don de su enseñanza los recomienda.
RESPONSORIO BREVE
V. El pueblo cuenta su sabiduría.
R. El pueblo cuenta su sabiduría.
V. La asamblea pregona su alabanza.
R. Cuenta su sabiduría.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El pueblo cuenta su sabiduría.
V. Señor, ¿a
quién vamos a ir?
R. Tú tienes palabras de vida eterna.
PRIMERA LECTURA
Del segundo libro de las Crónicas 29, 1-2; 30, 1-16a
LA PASCUA SACERDOTAL DEL REY EZEQUÍAS
Cuando Ezequías subió al trono tenía veinticinco años y reinó en Jerusalén
veintinueve años. Su madre se llamaba Abí, hija de Zacarías. Hizo lo que el
Señor aprueba, igual que su antepasado David.
Ezequías envió mensajeros por todo Israel y Judá, y escribió cartas a Efraím y
Manasés para que acudiesen al templo de Jerusalén, con el fin de celebrar la Pascua
del Señor, Dios de Israel. El rey, las autoridades y toda la comunidad de
Jerusalén decidieron en consejo celebrar la Pascua durante el segundo mes, ya
que no habían podido hacerlo a su debido tiempo porque quedaban muchos
sacerdotes por purificarse y el pueblo no se había reunido aún en Jerusalén. Al
rey y a toda la comunidad les pareció acertada la decisión. Entonces, acordaron
pregonar por todo Israel, desde Berseba hasta Dan, que viniesen a Jerusalén a
celebrar la Pascua del Señor, Dios de Israel, porque muchos no la celebraban
como está mandado. Los mensajeros recorrieron todo Israel y Judá llevando las
cartas del rey y de las autoridades, y pregonando por orden del rey:
«Israelitas, volved al Señor, Dios de Abraham, Isaac e Israel, y el Señor volverá
a estar con todos los supervivientes del poder de los reyes asirios. No seáis
como vuestros padres y hermanos, que se rebelaron contra el Señor, Dios de sus
padres, y éste los convirtió en objeto de espanto, como vosotros mismos podéis
ver. No seáis tercos como vuestros padres. Entregaos al Señor, acudid al
santuario que ha sido consagrado para siempre. Servid al Señor, vuestro Dios, y
él apartará de vosotros el ardor de su cólera. Si os convertís al Señor, los
que deportaron a vuestros hermanos e hijos sentirán compasión de ellos y los
dejarán volver a este país. Porque el Señor, vuestro Dios, es clemente y
misericordioso, y no os volverá la espalda si volvéis a él.»
Los mensajeros recorrieron de ciudad en ciudad la tierra de Efraím y Manasés,
hasta Zabulón, pero se reían y se burlaban de ellos. Sólo algunos de Aser,
Manasés y Zabulón se mostraron humildes y acudieron a Jerusalén. Los judíos,
por gracia de Dios, cumplieron unánimes lo que el Señor había dispuesto por
orden del rey y de las autoridades.
El segundo mes se reunió en Jerusalén una gran multitud para celebrar la fiesta
de los Ázimos; fue una asamblea numerosísima. Suprimieron todos los altares que
había por Jerusalén y eliminaron todas las aras de incensar, arrojándolas al
torrente Cedrón. El catorce del segundo mes inmolaron la Pascua. Los sacerdotes
levíticos confesaron sus pecados, se purificaron y llevaron holocaustos al
templo. Cada cual ocupó el puesto que le correspondía según la ley de Moisés,
hombre de Dios.
RESPONSORIO 2Cro 30, 8; Is 30, 29
R. Entregaos al Señor, acudid al santuario que ha sido consagrado
para siempre. * Servid al Señor, vuestro Dios, y él apartará de vosotros el
ardor de su cólera.
V. Entonaréis un cántico como en noche sagrada de fiesta: se os
alegrará el corazón como se le alegra al que va al compás de la flauta hacia el
monte del Señor.
R. Servid al Señor, vuestro Dios, y él apartará de vosotros el ardor
de su cólera.
SEGUNDA LECTURA
Del prólogo al comentario de san Jerónimo, presbítero, sobre el
libro del profeta Isaías.
(Núms. 1. 2: CCL 73, 1-3)
IGNORAR LAS ESCRITURAS ES IGNORAR A CRISTO
Cumplo con mi deber, obedeciendo los preceptos de Cristo, que dice: Ocupaos en
examinar las Escrituras, y también: Buscad y hallaréis, para que no tenga que
decirme, como a los judíos: Estáis en un error; no entendéis las Escrituras ni
el poder de Dios. Pues si, como dice el apóstol Pablo, Cristo es el poder de
Dios y la sabiduría de Dios, y el que no conoce las Escrituras no conoce el
poder de Dios ni su sabiduría, de ahí se sigue que ignorar las Escrituras es
ignorar a Cristo.
Por esto quiero imitar al amo de casa, que de su provisión saca lo nuevo y lo
antiguo, y a la esposa que dice en el Cantar de los cantares: He guardado para
ti, mi amado, lo nuevo y lo antiguo; y, así, expondré el libro de Isaías,
haciendo ver en él no sólo al profeta, sino también al evangelista y apóstol.
Él, en efecto, refiriéndose a sí mismo y a los demás evangelistas, dice: ¡Qué
hermosos son los pies de los que anuncian el bien, de los que anuncian la paz!
Y Dios le habla como a un apóstol, cuando dice: ¿A quién mandaré? ¿Quién irá a
ese pueblo? Y él responde: Aquí estoy, mándame.
Nadie piense que yo quiero resumir en pocas palabras el contenido de este
libro, ya que él abarca todos los misterios del Señor: predice, en efecto, al
Emmanuel que nacerá de la Virgen, que realizará obras y signos admirables, que
morirá, será sepultado y resucitará del país de los muertos, y será el Salvador
de todos los hombres.
¿Para qué voy a hablar de física, de ética, de lógica? Este libro es como un
compendio de todas las Escrituras y encierra en sí cuanto es capaz de
pronunciar la lengua humana y sentir el hombre mortal. El mismo libro contiene
unas palabras que atestiguan su carácter misterioso y profundo: Cualquier
visión se os volverá —dice— como el texto de un libro sellado: se lo dan a uno
que sabe leer, diciéndole: «Por favor, lee esto». Y él responde: «No puedo,
porque está sellado». Y se lo dan a uno que no sabe leer, diciéndole: «Por
favor, lee esto». Y el responde: «No sé leer».
Y si a alguno le parece débil esta argumentación, que oiga lo que dice el
Apóstol: Cuanto a los dotados del carisma de profecía, que hablen dos o tres, y
que los demás den su dictamen; y, si algún otro que está sentado recibiera una
revelación, que calle el que está hablando. ¿Qué razón tienen los profetas para
silenciar su boca, para callar o hablar, si el Espíritu es quien habla por boca
de ellos? Por consiguiente, si recibían del Espíritu lo que decían, las cosas
que comunicaban estaban llenas de sabiduría y de sentido. Lo que llegaba a
oídos de los profetas no era el sonido de una voz material, sino que era Dios
quien hablaba en su interior, como dice uno de ellos: El ángel que hablaba en
mí, y también: Que clama en nuestros corazones: «¡Padre!», y asimismo: Voy a
escuchar lo que dice el Señor.
RESPONSORIO 2Tm 3, 16-17; Pr 28, 7
R. Todas las partes de la Escritura están inspiradas por Dios y son
útiles para instruir y para educar en la buena conducta, * así,
el siervo de Dios se hará perfecto y estará preparado para toda buena obra.
V. El que guarda la ley es hijo prudente.
R. Así, el siervo de Dios se hará perfecto y estará preparado para
toda buena obra.
*Lecturas del Jueves de la 26ª semana del Tiempo Ordinario*
Jueves, 30
de septiembre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (10,1-12)*
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante,
de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño
de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando
como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y
no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa,
decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz,
descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la
misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed
lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de
vosotros el reino de Dios." Cuando entréis en un pueblo y no os reciban,
salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha
pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que
está cerca el reino de Dios." Os digo que aquel día será más llevadero
para Sodoma que para ese pueblo.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la
justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la
justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.
PRECES
Demos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus
ovejas, y supliquémosle diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.
Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu
misericordia y tu amor,
haz que, por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único
pastor de tu pueblo,
no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los
cuerpos y de las almas,
haz que nunca falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas
de una vida santa.
Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el
amor de los santos,
haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Oremos confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que concediste a san Jerónimo saber gustar de la sagrada
Escritura y vivirla intensamente, haz que tu pueblo se alimente cada vez más en
tu palabra y encuentre en ella la fuente de la vida. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Jerónimo, Presbítero, Doctor de la Iglesia (Memoria)*
En Roma estudió latín bajo la dirección del más famoso profesor de
su tiempo, Donato, el cual hablaba el latín a la perfección, pero era pagano.
Esta instrucción recibida de un hombre muy instruido pero no creyente, llevó a
Jerónimo a llegar a ser un gran latinista y muy buen conocedor del griego y de
otros idiomas, pero muy poco conocedor de los libros espirituales y religiosos.
Pasaba horas y días leyendo y aprendiendo de memoria a los grandes autores
latinos, Cicerón, Virgilio, Horacio y Tácito, y a los autores griegos: Homero,
y Platón, pero no dedicaba tiempo a leer libros religiosos que lo pudieran
volver más espiritual.
En una carta que escribió a Santa Eustoquia, San Jerónimo le cuenta
el diálogo aterrador que sostuvo en un sueño o visión. Sintió que se presentaba
ante el trono de Jesucristo para ser juzgado, Nuestro Señor le preguntaba:
"¿A qué religión pertenece? Él le respondió: "Soy cristiano –
católico", y Jesús le dijo: "No es verdad". Que borren su nombre
de la lista de los cristianos católicos. No es cristiano sino pagano, porque
sus lecturas son todas paganas. Tiene tiempo para leer a Virgilio, Cicerón y
Homero, pero no encuentra tiempo para leer las Sagradas Escrituras". Se
despertó llorando, y en adelante su tiempo será siempre para leer y meditar
libros sagrados, y exclamará emocionado: "Nunca más me volveré a
trasnochar por leer libros paganos". A veces dan ganas de que a ciertos
católicos les sucediera una aparición como la que tuvo Jerónimo, para ver si
dejan de dedicar tanto tiempo a lecturas paganas e inútiles (revistas, novelas)
y dedican unos minutos más a leer el libro que los va a salvar, la Sagrada
Biblia.
Jerónimo dispuso irse al desierto a hacer penitencia por sus
pecados (especialmente por su sensualidad que era muy fuerte, y por su terrible
mal genio y su gran orgullo). Pero allá aunque rezaba mucho y ayunaba, y pasaba
noches sin dormir, no consiguió la paz. Se dio cuenta de que su temperamento no
era para vivir en la soledad de un desierto deshabitado, sin tratar con nadie.
El mismo en una carta cuenta cómo fueron las tentaciones que sufrió en el
desierto (y esta experiencia puede servirnos de consuelo a nosotros cuando nos
vengan horas de violentos ataques de los enemigos del alma). San Francisco de
Sales recomendaba leer esta página de nuestro santo porque es bellísima y
provechosa: Dice así: "En el desierto salvaje y árido, quemado por un sol
tan despiadado y abrasador que asusta hasta a los que han vivido allá toda la
vida, mi imaginación hacía que me pareciera estar en medio de las fiestas
mundanas de Roma. En aquel destierro al que por temor al infierno yo me condené
voluntariamente, sin más compañía que los escorpiones y las bestias salvajes,
muchas veces me imaginaba estar en los bailes de Roma contemplando a las
bailarinas. Mi rostro estaba pálido por tanto ayunar, y sin embargo los malos
deseos me atormentaban noche y día. Mi alimentación era miserable y desabrida,
y cualquier alimento cocinado me habría parecido un manjar exquisito, y no
obstante las tentaciones de la carne me seguían atormentando. Tenía el cuerpo
frío por tanto aguantar hambre y sed, mi carne estaba seca y la piel casi se me
pegaba a los huesos, pasaba las noches orando y haciendo penitencia y muchas
veces estuve orando desde el anochecer hasta el amanecer, y aunque todo esto
hacía, las pasiones seguían atacándome sin cesar. Hasta que al fin, sintiéndome
impotente ante tan grandes enemigos, me arrodillé llorando ante Jesús
crucificado, bañé con mis lágrimas sus pies clavados, y le supliqué que tuviera
compasión de mí, y ayudándome el Señor con su poder y misericordia, pude
resultar vencedor de tan espantosos ataques de los enemigos del alma. Y yo me
pregunto: si esto sucedió a uno que estaba totalmente dedicado a la oración y a
la penitencia, ¿qué no les sucederá a quienes viven dedicados a comer, beber,
bailar y darle a su carne todos los gustos sensuales que pide?".
Vuelto a la ciudad, sucedió que los obispos de Italia tenían una
gran reunión o Concilio con el Papa, y habían nombrado como secretario a San
Ambrosio. Pero este se enfermó, y entonces se les ocurrió nombrar a Jerónimo. Y
allí se dieron cuenta de que era un gran sabio que hablaba perfectamente el
latín, el griego y varios idiomas más. El Papa San Dámaso, que era poeta y
literato, lo nombró entonces como su secretario, encargado de redactar las
cartas que el Pontífice enviaba, y algo más tarde le encomendó un oficio
importantísimo: hacer la traducción de la S. Biblia.
Las traducciones de la Biblia que existían en ese tiempo tenían
muchas imperfecciones de lenguaje y varias imprecisiones o traducciones no muy
exactas.
Jerónimo, que escribía con gran elegancia el latín, tradujo a este
idioma toda la S. Biblia, y esa traducción llamada "Vulgata" (o
traducción hecha para el pueblo o vulgo) fue la Biblia oficial para la Iglesia
Católica durante 15 siglos. Unicamente en los últimos años ha sido reemplazada
por traducciones más modernas y más exactas, como por ej. La Biblia de
Jerusalén y otras.
Casi de 40 años Jerónimo fue ordenado de sacerdote. Pero sus altos
cargos en Roma y la dureza con la cual corregía ciertos defectos de la alta
clase social le trajeron envidias y rencores (Él decía que las señoras ricas
tenían tres manos: la derecha, la izquierda y una mano de pintura... y que a
las familias adineradas sólo les interesaba que sus hijas fueran hermosas como
terneras, y sus hijos fuertes como potros salvajes y los papás brillantes y mantecosos,
como marranos gordos...). Toda la vida tuvo un modo duro de corregir, lo cual
le consiguió muchos enemigos. Con razón el Papa Sixto V cuando vio un cuadro
donde pintan a San Jerónimo dándose golpes de pecho con una piedra, exclamó:
"¡Menos mal que te golpeaste duramente y bien arrepentido, porque si no
hubiera sido por esos golpes y por ese arrepentimiento, la Iglesia nunca te
habría declarado santo, porque eras muy duro en tu modo de corregir!".
Sintiéndose incomprendido y hasta calumniado en Roma, donde no
aceptaban el modo fuerte que él tenía de conducir hacia la santidad a muchas
mujeres que antes habían sido fiesteras y vanidosas y que ahora por sus
consejos se volvían penitentes y dedicadas a la oración, dispuso alejarse de
allí para siempre y se fue a la Tierra Santa donde nació Jesús.
Sus últimos 35 años los pasó San Jerónimo en una gruta, junto a la
Cueva de Belén. Varias de las ricas matronas romanas que él había convertido
con sus predicaciones y consejos, vendieron sus bienes y se fueron también a
Belén a seguir bajo su dirección espiritual. Con el dinero de esas señoras
construyó en aquella ciudad un convento para hombres y tres para mujeres, y una
casa para atender a los peregrinos que llegaban de todas partes del mundo a
visitar el sitio donde nació Jesús.
Allí, haciendo penitencia, dedicando muchas horas a la oración y
días y semanas y años al estudio de la S. Biblia, Jerónimo fue redactando
escritos llenos de sabiduría, que le dieron fama en todo el mundo.
Con tremenda energía escribía contra los herejes que se atrevían a
negar las verdades de nuestra santa religión. Muchas veces se extralimitaba en
sus ataques a los enemigos de la verdadera fe, pero después se arrepentía
humildemente.
La Santa Iglesia Católica ha reconocido siempre a San Jerónimo como
un hombre elegido por Dios para explicar y hacer entender mejor la S. Biblia.
Por eso ha sido nombrado Patrono de todos los que en el mundo se dedican a
hacer entender y amar más las Sagradas Escrituras. El Papa Clemente VIII decía
que el Espíritu Santo le dio a este gran sabio unas luces muy especiales para
poder comprender mejor el Libro Santo. Y el vivir durante 35 años en el país
donde Jesús y los grandes personajes de la S. Biblia vivieron, enseñaron y
murieron, le dio mayores luces para poder explicar mejor las palabras del Libro
Santo.
Se cuenta que una noche de Navidad, después de que los fieles se
fueron de la gruta de Belén, el santo se quedó allí solo rezando y le pareció
que el Niño Jesús le decía: "Jerónimo ¿qué me vas a regalar en mi
cumpleaños?". Él respondió: "Señor te regalo mi salud, mi fama, mi
honor, para que dispongas de todo como mejor te parezca". El Niño Jesús
añadió: "¿Y ya no me regalas nada más?". Oh mi amado Salvador,
exclamó el anciano, por Ti repartí ya mis bienes entre los pobres. Por Ti he
dedicado mi tiempo a estudiar las Sagradas Escrituras... ¿qué más te puedo
regalar? Si quisieras, te daría mi cuerpo para que lo quemaras en una hoguera y
así poder desgastarme todo por Ti". El Divino Niño le dijo: "Jerónimo:
regálame tus pecados para perdonártelos". El santo al oír esto se echó a
llorar de emoción y exclamaba: "¡Loco tienes que estar de amor, cuando me
pides esto!". Y se dio cuenta de que lo que más deseaba Dios que le
ofrezcamos los pecadores es un corazón humillado y arrepentido, que le pide
perdón por las faltas cometidas.
El 30 de septiembre del año 420, cuando ya su cuerpo estaba
debilitado por tantos trabajos y penitencias, y la vista y la voz agotadas, y
Jerónimo parecía más una sombra que un ser viviente, entregó su alma a Dios
para ir a recibir el premio de sus fatigas. Se acercaba ya a los 80 años. Más
de la mitad los había dedicado a la santidad.
*Ignorar las escrituras es ignorar a Cristo*
Del prólogo al comentario de san Jerónimo
sobre el libro del profeta Isaías
Nums. 1.2
Cumplo con mi deber, obedeciendo los preceptos de Cristo, que
dice: Estudiad las Escrituras, y también: Buscad, y encontraréis, para que no
tenga que decirme, como a los judíos: Estáis muy equivocados, porque no
comprendéis las Escrituras ni el poder de Dios. Pues, si, como dice el apóstol
Pablo, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios, y el que no conoce
las Escrituras no conoce el poder de Dios ni su sabiduría, de ahí se sigue que
ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo.
Por esto, quiero imitar al padre de familia que del arca va
sacando lo nuevo y lo antiguo, y a la esposa que dice en el Cantar de los
cantares: He guardado para ti, mi amado, lo nuevo y lo antiguo; y, así,
expondré el libro de Isaías, haciendo ver en él no sólo al profeta, sino
también al evangelista y apóstol. Él, en efecto, refiriéndose a sí mismo y a
los demás evangelistas, dice: ¡Qué hermosos son los pies del mensajero que
anuncia la paz, que trae la Buena Nueva! Y Dios le habla como a un apóstol,
cuando dice: ¿A quién mandaré? ¿Quién irá a ese pueblo? Y él responde: Aquí
estoy, mándame.
Nadie piense que yo quiero resumir en pocas palabras el contenido
de este libro, ya que él abarca todos los misterios del Señor: predice, en
efecto, al Emmanuel que nacerá de la Virgen, que realizará obras y signos
admirables, que morirá, será sepultado y resucitará del país de los muertos, y
será el Salvador de todos los hombres.
¿Para qué voy a hablar de física, de ética, de lógica? Este libro
es como un compendio de todas las Escrituras y encierra en sí cuanto es capaz
de pronunciar la lengua humana y sentir el hombre mortal. El mismo libro
contiene unas palabras que atestiguan su carácter misterioso y profundo:
Cualquier visión se os volverá –dice– como el texto de un libro sellado: se lo
dan a uno que sabe leer, diciéndole: «Por favor, lee esto». Y él responde: «No
puedo, porque está sellado». Y se lo dan a uno que no sabe leer, diciéndole:
«Por favor, lee esto». Y el responde: «No sé leer».
Y, si a alguno le parece débil esta argumentación, que oiga lo que
dice el Apóstol: De los profetas, que prediquen dos o tres, los demás den su
opinión. Pero en caso que otro, mientras está sentado, recibiera una
revelación, que se calle el de antes. ¿Qué razón tienen los profetas para
silenciar su boca, para callar o hablar, si el Espíritu es quien habla por boca
de ellos? Por consiguiente, si recibían del Espíritu lo que decían, las cosas
que comunicaban estaban llenas de sabiduría y de sentido. Lo que llegaba a
oídos de los profetas no era el sonido de una voz material, sino que era Dios
quien hablaba en su interior como dice uno de ellos: El ángel que hablaba en
mí, y también: Que clama en nuestros corazones: «¡Abbá! (Padre)», y asimismo:
Voy a escuchar lo que dice el Señor.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: VERBO DE DIOS, ETERNA LUZ DIVINA.
Verbo de Dios, eterna luz divina,
fuente eternal de toda verdad pura,
gloria de Dios, que el cosmos ilumina,
antorcha toda luz en noche oscura.
Palabra eternamente pronunciada
en la mente del Padre, ¡oh regocijo!,
que en el tiempo a los hombres nos fue dada
en el seno de Virgen, hecha Hijo.
Las tinieblas de muerte y de pecado,
en que yacía el hombre, así vencido,
su verdad y su luz han disipado,
con su vida y su muerte ha redimido.
Con destellos de luz que Dios envía,
no dejéis de brillar, faros divinos;
de los hombres y pueblos sed su guía,
proclamad la verdad en los caminos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el
fin de la tierra.
Salmo 71 I - PODER REAL DEL MESÍAS
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.
Que dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad;
que baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.
Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna.
Que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.
Que en su presencia se inclinen sus rivales;
que sus enemigos muerdan el polvo;
que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Que los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el
fin de la tierra.
Ant 2. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de
la violencia.
Salmo 71 II
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.
Que viva y que le traigan el oro de Saba;
él intercederá por el pobre
y lo bendecirá.
Que haya trigo abundante en los campos,
y ondee en lo alto de los montes,
den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.
Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso,
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de
la violencia.
Ant 3. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
LECTURA BREVE St 3, 17-18
La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la
paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante,
sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz; y su fruto es la
justicia.
RESPONSORIO BREVE
V. En la asamblea le da la palabra.
R. En la asamblea le da la palabra.
V. Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia.
R. Le da la palabra.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En la asamblea le da la palabra.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, san Jerónimo, fiel
cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, san Jerónimo, fiel
cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los
hombres en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.
Tú que por medio de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
haz que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.
Tú que por la oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban
por el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica y santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los
santos.
Tú que de entre los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu,
los consagraste como ministros en bien de sus hermanos,
llena también de tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.
Tú que fuiste la heredad de los santos pastores,
no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado
de ti.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que por medio de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas
para que nadie las arrebate de tu mano,
salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.
Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que concediste a san Jerónimo saber gustar de la sagrada
Escritura y vivirla intensamente, haz que tu pueblo se alimente cada vez más en
tu palabra y encuentre en ella la fuente de la vida. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL JUEVES 30 DE SEPTIEMBRE 2021
*Lecturas del Jueves de la 26ª semana del Tiempo Ordinario*
Jueves, 30 de septiembre de 2021
Primera
lectura
Lectura del
libro de Nehemías (8,1-4a.5-6.7b-12):
En aquellos días, todo el pueblo se reunió como un solo hombre en la plaza que
se abre ante la Puerta del Agua y pidió a Esdras, el escriba, que trajera el
libro de la Ley de Moisés, que Dios había dado a Israel. El sacerdote Esdras
trajo el libro de la Ley ante la asamblea, compuesta de hombres, mujeres y
todos los que tenían uso de razón. Era el día primero del mes séptimo. En la
plaza de la Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo
leyendo el libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón.
Toda la gente seguía con atención la lectura de la Ley. Esdras, el escriba,
estaba de pie en el púlpito de madera que había hecho para esta ocasión. Esdras
abrió el libro a la vista de todo el pueblo –pues se hallaba en un puesto
elevado– y, cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie.
Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos,
respondió: -«Amén, amén.»
Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra. Los levitas
explicaron la Ley al pueblo, que se mantenía en sus puestos. Leían el libro de
la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron
la lectura.
Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que
enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: «Hoy es un día consagrado a
nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis.»
Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley.
Y añadieron: «Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones
a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes,
pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza.»
Los levitas acallaban al pueblo, diciendo: «Silencio, que es un día santo; no
estéis tristes.»
El pueblo se fue, comió, bebió, envió porciones y organizó una gran fiesta,
porque había comprendido lo que le habían explicado.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
18,8.9.10.11
R/. Los mandatos del
Señor son rectos y alegran el corazón
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.
Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.
La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.
Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R/.
*Lecturas del Jueves de la 26ª semana del Tiempo Ordinario*
Jueves, 30
de septiembre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (10,1-12)*
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante,
de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño
de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando
como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y
no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid
primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará
sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa,
comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis
cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os
pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el
reino de Dios." Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la
plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a
los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca
el reino de Dios." Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma
que para ese pueblo.»
Palabra del Señor
《La mies
es abundante y los obreros pocos: rueguen, pues, al dueño de la mies que mande
obreros a su mies》
*Hoy está palabra es un llamado especial para mí,
porque está palabra (Rueguen) es pedir con seriedad en oración, el deseo
sincero de la Evangelización. Rogar es pedir ser un obrero en la mies, puedo
ver esto como un regalo, como una oportunidad que me concede el dueño de la
viña. Y qué bueno que esto no depende de lo que yo sepa, de los títulos que
pueda conseguir, de lo hermoso o bello que pueda hablar, de las relaciones
humanas que pueda tener, nada de eso. Esto es totalmente un regalo del Dueño de
la mies. El Señor me hace una invitación a la sinceridad con esta lectura,
porque he pedido al Señor que mande obreros a su mies, pero no me incluyo, (eso
no es para mí), pienso que eso es para otra persona. Pero el Señor, es a mí,
que me dice, que "Ruegue" (que pida en oración) al Señor, que me
mande a mí, no a otro*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.