Musica Para el Alma
viernes, 9 de septiembre de 2022
LUCAS 6,43-49 CICLO C
*Lecturas del Sábado de la
23ª semana del Tiempo Ordinario*
Sábado, 10 de septiembre de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(6,43-49)*
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «No hay árbol sano que dé fruto
dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto;
porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los
espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien,
y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón,
lo habla la boca. ¿Por qué me llamáis "Señor, Señor" y no hacéis lo
que digo? El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os
voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó,
ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río
contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente
construida. El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una
casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se
derrumbó desplomándose.»
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(«
¿Por qué me llamáis: "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo?)
*Llega a mi mente la palabra “Coherencia”. El Señor
me invita a ser sincero conmigo mismo, porque cuando estoy en la oración soy
una cosa, pero cuando estoy dentro de las personas soy muy distinto a cuando
estoy en la oración. Ser coherente es actuar de acuerdo a los principios que el
Señor me quiere enseñar, tener como modelo de vida los valores de vida a los
que el Señor me invita. El estilo de vida que quiero vivir es sin sufrimiento,
sin problema, sin molestia, pero eso no existe, ni corresponde al estilo del
Señor. El Señor me llama a la sencillez de corazón, que lo importante es ser
contante en la oración y ser coherente en hacer la voluntad del Señor*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL SABADO 10
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
SABADO SEMANA
III
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Del Señor es la tierra y cuanto la llena; venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: CANTEMOS AL SEÑOR CON INDECIBLE GOZO.
Cantemos al Señor con indecible gozo,
él guarde la esperanza de nuestro corazón,
dejemos la inquietud posar entre sus manos,
abramos nuestro espíritu a su infinito amor.
Dichoso será aquel que siempre en él confía
en horas angustiosas de lucha y de aflicción,
confiad en el Señor si andáis atribulados,
abramos nuestro espíritu a su infinito amor.
Los justos saben bien que Dios siempre nos ama,
en penas y alegrías su paz fue su bastión,
la fuerza del Señor fue gloria en sus batallas,
abramos nuestro espíritu a su infinito amor.
Envíanos, Señor, tu luz esplendorosa
si el alma se acongoja en noche y turbación,
qué luz, qué dulce paz en Dios el hombre encuentra;
abramos nuestro espíritu a su infinito amor.
Recibe, Padre santo, el ruego y la alabanza,
que a ti, por Jesucristo y por el Consolador,
dirige en comunión tu amada y santa Iglesia;
abramos nuestro espíritu a su infinito amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables.
Salmo 118, 145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN
Te invoco de todo corazón;
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.
Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.
Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú, Señor, estás cerca, y todos tus
mandatos son estables.
Ant 2. Mándame tu sabiduría, Señor, para
que me asista en mis trabajos.
Cántico: DAME SEÑOR, LA SABIDURÍA Sb 9, 1-6. 9-11
Dios de los padres y Señor de la misericordia,
que con tu palabra hiciste todas las cosas,
y en tu sabiduría formaste al hombre,
para que dominase sobre tus creaturas,
y para que rigiese el mundo con santidad y justicia
y lo gobernase con rectitud de corazón.
Dame la sabiduría asistente de tu trono
y no me excluyas del número de tus siervos,
porque siervo tuyo soy, hijo de tu sierva,
hombre débil y de pocos años,
demasiado pequeño para conocer el juicio y las leyes.
Pues aunque uno sea perfecto
entre los hijos de los hombres,
sin la sabiduría, que procede de ti,
será estimado en nada.
Contigo está la sabiduría conocedora de tus obras,
que te asistió cuando hacías el mundo,
y que sabe lo que es grato a tus ojos
y lo que es recto según tus preceptos.
Mándala de tus santos cielos
y de tu trono de gloria envíala
para que me asista en mis trabajos
y venga yo a saber lo que te es grato.
Porque ella conoce y entiende todas las cosas,
y me guiará prudentemente en mis obras,
y me guardará en su esplendor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mándame tu sabiduría, Señor, para
que me asista en mis trabajos.
Ant 3. La fidelidad del Señor dura por
siempre.
Salmo 116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La fidelidad del Señor dura por
siempre.
LECTURA BREVE Flp 2, 14-15
Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones, a fin de que seáis
irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha, en medio de esta
generación mala y perversa, entre la cual aparecéis como antorchas en el mundo.
RESPONSORIO BREVE
V. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
V. Mi heredad en el país de la vida.
R. Tú eres mi refugio.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
V. Tu
fidelidad, Señor, llega hasta las nubes.
R. Tus sentencias son como el océano inmenso.
PRIMERA LECTURA
De la carta del apóstol san Judas 1-8. 12-13. 17-25
REPROBACIÓN DE LOS IMPÍOS Y EXHORTACIÓN A LOS QUE SON FIELES
Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Santiago, a los amados por Dios Padre
y custodiados como posesión de Jesucristo, que han sido convocados: que Dios os
conceda participar cada vez más de su misericordia, de su paz y de su amor.
Queridos hermanos, tenía sumo interés en escribiros acerca de la salvación que
nos concierne a todos; y ahora me veo obligado a hacerlo. Quiero daros alientos
para que sigáis luchando por conservar intacta la fe, esta fe que ha sido
transmitida de una vez para siempre a los fieles. Es el caso que entre vosotros
se han introducido solapadamente algunos a quienes ya desde hace tiempo tiene
señalados la Escritura para recibir esta sentencia. Son hombres impíos que
convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan al único Dueño y
Señor nuestro, Jesucristo.
Quiero recordaros, aunque ya sabéis perfectamente todo esto, que el Señor,
después de haber salvado de Egipto a su pueblo, hizo luego perecer a los que no
tuvieron fe; que castigó a los ángeles que no conservaron su dignidad, sino que
abandonaron su propia morada, y envolviéndolos en tinieblas y reduciéndolos a
eterna prisión los tiene reservados para el juicio del gran día; y que Sodoma y
Gomorra y las ciudades circunvecinas, que como ellos fornicaron y se fueron
tras una carne diferente, quedaron para escarmiento, sufriendo el castigo de un
fuego eterno.
A pesar de ello, también estos alucinados manchan como ellos su cuerpo,
rechazan el señorío de Cristo e insultan a los seres gloriosos. Son ellos
deshonra de vuestros ágapes, en los cuales banquetean desvergonzadamente,
apacentándose a sí mismos. Son nubes sin agua que el viento arrastra, árboles
de final de otoño que no tienen fruto y están completamente secos y sin raíces,
olas furiosas del mar que arrojan la espuma de su torpeza, estrellas fugaces
para las que está reservada la oscuridad de las tinieblas para siempre.
Pero vosotros, carísimos, acordaos de las palabras dichas por los apóstoles de
nuestro Señor Jesucristo. Ellos os repetían: «En los últimos tiempos vendrán
hombres sarcásticos que vivirán al capricho de sus pasiones en todo género de
impiedad.» Estos son los que introducen discordias y no tienen otras miras que
las terrenas, pues no poseen el espíritu de Dios. Pero vosotros, queridos
hermanos, seguid edificándoos sobre el santísimo edificio de vuestra fe,
continuad orando en el Espíritu Santo y conservaos en la caridad de Dios,
esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la vida eterna. A
los que vacilan, tratad de convencerlos; a otros, salvadlos, arrancándolos del
fuego; a otros, en fin, mostradles misericordia, pero con cautela, teniendo
aversión aun a la túnica contaminada por su cuerpo.
A aquel que puede guardaros inmunes de pecado y haceros comparecer sin mancha y
con verdadero júbilo ante su gloria, al único Dios, salvador nuestro por medio
de Jesucristo nuestro Señor, la gloria, la majestad, el imperio y el poder,
desde antes de los siglos, ahora y por siempre jamás. Amén.
RESPONSORIO Tt 2, 12-13; Hb 10, 24
R. Desechando la impiedad y las ambiciones del
mundo, vivamos con sensatez, justicia y religiosidad en esta vida; * aguardando
la feliz esperanza y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador
nuestro, Jesucristo.
V. Miremos los unos por los otros, para
estimularnos a la caridad y a las buenas obras.
R. Aguardando la feliz esperanza y la
manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo.
SEGUNDA LECTURA
De las Disertaciones de san Atanasio, obispo
(Disertación sobre la encarnación del Verbo, 10: PG 25, 111-114)
RENUEVA NUESTROS DÍAS COMO ANTAÑO
El Verbo eterno del Padre no abandonó la naturaleza humana que corría hacia su
ruina, sino que con la oblación de su propio cuerpo destruyó la muerte bajo
cuyo dominio el hombre había sucumbido, con sus enseñanzas corrigió los errores
humanos y con su poder restauró los bienes que el género humano había perdido.
Quienquiera que lea los escritos de los discípulos del Señor verá confirmado,
con la autoridad de estos teólogos, lo que hemos afirmado. Leemos, en efecto,
en estos escritos: El amor de Cristo nos apremia, al pensar que, si uno murió
por todos, consiguientemente todos murieron en él; y murió por todos, para que
los que viven no vivan ya para sí, sino para aquel que murió y resucitó por
ellos, nuestro Señor Jesucristo. Y en otro lugar dice: Vemos a Jesús, a quien
Dios puso momentáneamente bajo los ángeles, coronado de gloria y de honor por
haber padecido la muerte; así por amorosa dignación de Dios gustó la muerte en
beneficio de todos.
La Escritura nos da la razón por la que fue precisamente el Verbo de Dios y no
otro el que tenía que hacerse hombre: Era conveniente para Dios —dice—, para
quien y por quien son todas las cosas, que, queriendo llevar una multitud de
hijos a la gloria, consumase en la gloria, haciéndolo pasar por los
sufrimientos, al jefe de la salud de todos ellos. Con estas palabras se nos
significa que librar a los hombres de la corrupción corresponde únicamente al
Verbo de Dios, por quien fueron creados en el principio.
La razón por la cual el Verbo quiso tomar carne y hacerse hombre no fue otra
sino la de salvar a los hombres con quienes se había hecho semejante al asumir
un cuerpo; así lo dice, en efecto, la Escritura: Como los hijos comparten carne
y sangre, también él entró a participar de las mismas; así por su muerte
reducía a la impotencia al que retenía el imperio de la muerte, es decir, al
demonio; y libraba a los que por temor a la muerte vivían toda su vida
sometidos a esclavitud. Así, al inmolar su propio cuerpo, destruyó la ley que
había sido dada contra nosotros, y renovó nuestra vida, dándonos la esperanza
de la resurrección.
Pues si la muerte penetró en la humanidad fue por culpa de los hombres, en
cambio, fue gracias a la encarnación del Verbo de Dios que la muerte fue
destruida y se recuperó la vida, como lo afirma aquel apóstol, cuyo vivir era
Cristo: Porque, como por un hombre vino la muerte, también por un hombre viene
la resurrección de los muertos; y, así como todos mueren, asociados a Adán, así
todos revivirán, asociados a Cristo, y lo demás que sigue. Ya no morimos, pues,
como unos condenados, sino que morimos con la esperanza de resucitar de entre
los muertos en el día de la resurrección universal que Dios realizará cuando
llegue el tiempo.
RESPONSORIO Rm 3, 23-25; 1Co 15, 22
R. Todos los hombres pecaron y se hallan privados
de la gloria de Dios; son justificados gratuitamente, mediante la gracia de
Cristo, en virtud de la redención realizada en él; * a
quien Dios ha propuesto como instrumento de propiciación, por su propia sangre
y mediante la fe.
V. Así como todos mueren, asociados a Adán, así
todos revivirán, asociados a Cristo.
R. A quien Dios ha propuesto como instrumento de
propiciación, por su propia sangre y mediante la fe.
*Lecturas del Sábado de la
23ª semana del Tiempo Ordinario*
Sábado, 10 de septiembre de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(6,43-49)*
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «No hay árbol sano que dé fruto
dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto;
porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los
espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien,
y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón,
lo habla la boca. ¿Por qué me llamáis "Señor, Señor" y no hacéis lo
que digo? El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os
voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó,
ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río
contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente
construida. El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una
casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se
derrumbó desplomándose.»
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en
tiniebla y en sombra de muerte.
PRECES
Invoquemos a Dios por intercesión de María, a quien el Señor
colocó por encima de todas las creaturas celestiales y terrenas, diciendo:
Contempla, Señor, a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Padre de misericordia, te damos gracias porque nos has dado a María como madre
y ejemplo;
santifícanos por su intercesión.
Tú que hiciste que María meditara tus palabras, guardándolas en su corazón, y
fuera siempre fidelísima hija tuya,
por su intercesión haz que también nosotros seamos de verdad hijos tuyos y
discípulos de tu Hijo.
Tú que quisiste que María concibiera por obra del Espíritu Santo,
por intercesión de María otórganos los frutos de este mismo Espíritu.
Tú que diste fuerza a María para permanecer junto a la cruz y la llenaste de
alegría con la resurrección de tu Hijo,
por intercesión de María confórtanos en la tribulación y reanima nuestra
esperanza.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Concluyamos nuestras súplicas con la oración que el mismo Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios misericordioso, fuente y origen de nuestra salvación, haz
que, mientras dure nuestra vida aquí en la tierra, te alabemos constantemente y
podamos así participar un día en la alabanza eterna del cielo. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: HOY ROMPE LA CLAUSURA
Hoy rompe la clausura
del surco empedernido
el grano en él hundido
por nuestra mano dura;
y hoy da su flor primera
la rama sin pecado
del árbol mutilado
por nuestra mano fiera.
Hoy triunfa el buen Cordero
que, en esta tierra impía,
se dio con alegría
por el rebaño entero;
y hoy junta su extraviada
majada y la conduce
al sitio en que reluce
la luz resucitada.
Hoy surge, viva y fuerte,
segura y vencedora,
la Vida que hasta ahora
yacía en honda muerte;
y hoy alza del olvido
sin fondo y de la nada
al alma rescatada
y al mundo redimido. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Desead la paz a Jerusalén.
Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desead la paz a Jerusalén.
Ant 2. Desde la aurora hasta la noche mi
alma aguarda al Señor.
Salmo 129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desde la aurora hasta la noche mi
alma aguarda al Señor.
Ant 3. Al nombre de Jesús toda rodilla se
doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se
doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.
LECTURA BREVE 2Pe 1, 19-21
Tenemos confirmada la palabra profética, a la que hacéis bien en prestar
atención, como a lámpara que brilla en lugar oscuro, hasta que despunte el día
y salga el lucero de la mañana en vuestro corazón. Ante todo habéis de saber
que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada; pues nunca
fue proferida alguna por voluntad humana, sino que, llevados del Espíritu
Santo, hablaron los hombres de parte de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del
Señor.
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado
sea el nombre del Señor.
V. Su gloria se eleva sobre los cielos.
R. Alabado sea el nombre del Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado
sea el nombre del Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Abriré mis labios para hablar en parábolas; declararé cosas que
han estado ocultas desde la creación del mundo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Abriré mis labios para hablar en
parábolas; declararé cosas que han estado ocultas desde la creación del mundo.
PRECES
Invoquemos a Cristo, alegría de cuantos se refugian en él, y
digámosle:
Míranos y escúchanos, Señor.
Testigo fiel y primogénito de entre los muertos, tú que nos purificaste con tu
sangre
no permitas que olvidemos nunca tus beneficios.
Haz que aquellos a quienes elegiste como ministros de tu Evangelio
sean siempre fieles y celosos dispensadores de los misterios del reino.
Rey de la paz, concede abundantemente tu Espíritu a los que gobiernan las
naciones
para que cuiden con interés de los pobres y postergados.
Sé ayuda para cuantos son víctimas de cualquier segregación por causa de su
raza, color, condición social, lengua o religión
y haz que todos reconozcan su dignidad y respeten sus derechos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
A los que han muerto en tu amor dales también parte en tu felicidad
con María y con todos tus santos.
Porque Jesús ha resucitado, todos somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a
decir:
Padre nuestro...
ORACION
Mira con misericordia a estos tus hijos, Señor, y multiplica tu
gracia sobre nosotros, para que, fervorosos en la fe, la esperanza y el amor,
perseveremos en el fiel cumplimiento de tus mandamientos. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL SABADO 10 DE SEPTIEMBRE 2022
*Lecturas del Sábado de la
23ª semana del Tiempo Ordinario*
Sábado, 10 de septiembre de 2022
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a
los Corintios (10,14-22):
Amigos míos, no tengáis que ver con la idolatría. Os hablo como a gente
sensata, formaos vuestro juicio sobre lo que digo. El cáliz de la bendición que
bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no
es comunión con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque
somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan.
Considerad a Israel según la carne: los que comen de las víctimas se unen al
altar. ¿Qué quiero decir? ¿Que las víctimas son algo o que los ídolos son algo?
No, sino que los gentiles ofrecen sus sacrificios a los demonios, no a Dios, y
no quiero que os unáis a los demonios. No podéis beber de los dos cálices, del
del Señor y del de los demonios. No podéis participar de las dos mesas, de la
del Señor y de la de los demonios. ¿Vamos a provocar al Señor? ¿Es que somos
más fuertes que él?
Palabra de Dios
Salmo
Sal 115,12-13.17-18
R/. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R/.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R/.
*Lecturas del Sábado de la
23ª semana del Tiempo Ordinario*
Sábado, 10 de septiembre de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(6,43-49)*
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «No hay árbol sano que dé fruto
dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto;
porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los
espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien,
y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón,
lo habla la boca. ¿Por qué me llamáis "Señor, Señor" y no hacéis lo
que digo? El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os
voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó,
ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río
contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente
construida. El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una
casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se
derrumbó desplomándose.»
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(«
¿Por qué me llamáis: "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo?)
*Llega a mi mente la palabra “Coherencia”. El Señor
me invita a ser sincero conmigo mismo, porque cuando estoy en la oración soy
una cosa, pero cuando estoy dentro de las personas soy muy distinto a cuando
estoy en la oración. Ser coherente es actuar de acuerdo a los principios que el
Señor me quiere enseñar, tener como modelo de vida los valores de vida a los
que el Señor me invita. El estilo de vida que quiero vivir es sin sufrimiento,
sin problema, sin molestia, pero eso no existe, ni corresponde al estilo del
Señor. El Señor me llama a la sencillez de corazón, que lo importante es ser
contante en la oración y ser coherente en hacer la voluntad del Señor*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.