Musica Para el Alma

miércoles, 8 de enero de 2025

GOTAS DE MISERICORDIA


 

MARCOS 6,45-52 CICLO C


 

Lecturas del Jueves después de la Epifanía.  

09 Ene 2025

Evangelio

*Lectura del santo evangelio según San Marcos (6,45-52)*

 

Después que se saciaron los cinco mil hombres, Jesús en seguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar. Llegada la noche, la barca estaba en mitad del lago, y Jesús, solo, en tierra. Viendo el trabajo con que remaban, porque tenían viento contrario, a eso de la madrugada, va hacia ellos andando sobre el lago, e hizo ademán de pasar de largo. Ellos, viéndolo andar sobre el lago, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque al verlo se habían sobresaltado.
Pero él les dirige en seguida la palabra y les dice: «Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.»
Entró en la barca con ellos, y amainó el viento. Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque eran torpes para entender.

 

Palabra del Señor

 

*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*

 

(Pero él les dirige en seguida la palabra y les dice: «Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.»)  

*Esta Palabra es un sello de seguridad. La noche es signo de oscuridad, y con las aguas en movimiento no hay manera de permanecer firme, todo es muy inseguro. Esto lo he podido experimentar en mi vida, he tenido momento de oscuridad y he sentido que las dificultades me hacen sentir inseguro. Los discípulos en medio de las dificultades cuando el Señor se estaba acercando se pusieron a dar gritos de miedo, porque no le reconocieron en medio de la dificultad. Esto me ayuda porque al igual que los discípulos no reconozco al Señor cuando está pasando por en medio de mis dificultades. Los discípulos recibieron una voz que les acaricio el oído y pudieron con sus temores. A mí también me acaricia esta misma Palabra en el oído «Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.» Esta palabra tiene el poder de cambiar mi noche en día y mis inseguridades en fortaleza*. 

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.

LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL JUEVES 9


 

*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*

 

Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén

 

*Laudes - 9 DE ENERO 2025*

 

El siguiente es el formulario que corresponde a laudes de la liturgia de las horas para el día, jueves, 9 de enero de 2025. Otras celebraciones del día: SAN EULOGIO DE CÓRDOBA, PRESBÍTERO Y MÁRTIR .

 

Invitatorio

 

V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

 

Antifona: A Cristo, que se nos ha manifestado, venid, adorémosle.

 

Salmo 94

Invitación a la alabanza divina

Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)

 

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

(Se repite la antífona)

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

(Se repite la antífona)

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

(Se repite la antífona)

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

(Se repite la antífona)

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»

(Se repite la antífona)

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.

(Se repite la antífona)

 

Laudes

 

Himno

 

Reyes que venís por ellas,
no busquéis estrellas ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.

Mirando sus luces bellas,
no sigáis la vuestra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.

Aquí parad, que aquí está
quien luz a los cielos da:
Dios es el puerto más cierto,
y si habéis hallado puerto
no busquéis estrellas ya.

No busquéis la estrella ahora:
que su luz ha oscurecido
este Sol recién nacido
en esta Virgen Aurora.

Ya no hallaréis luz en ellas,
el Niño os alumbra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.

Aunque eclipsarse pretende,
no reparéis en su llanto,
porque nunca llueve tanto
como cuando el sol se enciende.

Aquellas lágrimas bellas
la estrella oscurecen ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas. Amén.

 

Salmodia

 

Antífona 1: Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.

 

Salmo 79

Ven, Señor, a visitar tu viña

Ven, Señor Jesús. (Ap 22,20)

 

Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraín, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos.

Oh Dios, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Señor, Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?

Les diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros.

Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;
le preparaste el terreno, y echó raíces
hasta llenar el país;
su sombra cubría las montañas,
y sus pámpanos, los cedros altísimos;
extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.

¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa.

La han talado y le han prendido fuego;
con un bramido hazlos perecer.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.

Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

 

Antífona 2: Anunciad a toda la tierra que el Señor hizo proezas.

 

Is 12,1-6

Acción de gracias del pueblo salvado

El que tenga sed, que venga a mí, y que beba. (Jn 7,37)

 

Te doy gracias, Señor,
porque estabas airado contra mí,
pero ha cesado tu ira
y me has consolado.

Él es mi Dios y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.

Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.
Aquel día diréis:
«Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
“Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel.”»

 

Antífona 3: Aclamad a Dios, nuestra fuerza.

 

Salmo 80

 

Solemne renovación de la alianza

Que ninguno de vosotros tenga un corazón malo e incrédulo. (Hb 3,12)

 

Aclamad a Dios, nuestra fuerza;
dad vítores al Dios de Jacob:

acompañad, tocad los panderos,
las cítaras templadas y las arpas;
tocad la trompeta por la luna nueva,
por la luna llena, que es nuestra fiesta.

Porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida para José
al salir de Egipto.

Oigo un lenguaje desconocido:
«Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.

Clamaste en la aflicción, y te libré,
te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.

Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel!

No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto;
abre la boca que te la llene.»

Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos.

¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios;

los que aborrecen al Señor te adularían,
y su suerte quedaría fijada;
te alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre.

 

Lectura Breve

Is 49, 8-9ª

Te he constituido como alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir las
heredades desoladas, para decir a los cautivos: «Salid», y a los que están en tinieblas:
«Venid a la luz.»

 

Responsorio Breve

 

V. Se postrarán ante él todos los reyes.
R. Se postrarán ante él todos los reyes.
V. Todos los pueblos le servirán.
R. Y todos los reyes.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Se postrarán ante él todos los reyes.

 

 

R. El Señor nos instruirá en sus caminos.
V. Y marcharemos por sus sendas.

 

Lecturas

Primera Lectura

Del libro del profeta Isaías 63, 7-19

 

EL PUEBLO, EN SU ABANDONO, RECUERDA LAS MISERICORDIAS DE DIOS

 

Voy a recordar las misericordias del Señor, a cantar sus alabanzas: todo lo que él hizo
por nosotros, sus muchos beneficios a la casa de Israel, lo que hizo con su compasión y
con su gran misericordia.
Él dijo: «Realmente son mi pueblo, hijos que no me traicionarán.» Él fue su salvador en
el peligro: no fue un mensajero ni un enviado, él en persona los salvó, con su amor y su
clemencia los rescató, los libró siempre y los alzó en brazos en los tiempos antiguos.
Pero ellos se rebelaron e irritaron su santo espíritu; entonces él se hizo enemigo de
ellos y peleó en su contra. Ellos se acordaron de los tiempos antiguos y de Moisés, su
siervo: ¿Dónde está el que sacó de las aguas al pastor de su rebaño? ¿Dónde el que puso
en su pecho su santo espíritu? ¿El que estuvo a la derecha de Moisés, guiándolo con su
brazo glorioso? ¿El que dividió el mar ante ellos, ganándose renombre perpetuo? ¿El que
los hizo andar sin tropiezo por el fondo del mar, como los caballos a través de la estepa? El
espíritu del Señor los llevó al descanso, como se guía a un rebaño que baja a la llanura.
Así te ganaste un renombre glorioso.
Observa desde el cielo, contempla desde tu morada santa y gloriosa: ¿Dónde está tu
celo y tu fortaleza, tu entrañable ternura y compasión? No la reprimas, que tú eres
nuestro Padre: Abraham no sabe de nosotros, Israel no nos reconoce; tú, Señor, eres
nuestro Padre, tu nombre ha sido siempre desde antiguo: «Redentor nuestro».
Señor, ¿por qué nos dejas errar fuera de tus caminos y endureces nuestro corazón para
que no te tema? Vuélvete, por amor a tus siervos y a las tribus de tu heredad. ¿Por qué
un tirano se apodera de tu pueblo santo y los enemigos pisotean tu santuario? Hace
tiempo que somos como gente a la que tú ya no gobiernas, a la que no se le llama ya por
tu nombre.
¡Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia!

 

Responsorio Is 63, 17. 19

 

R. Señor, ¿por qué nos extravías de tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te tema? * ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!
V. Vuélvete por amor a tu siervo y a las tribus de tu heredad.
R. ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!

 

Segunda Lectura

 

De los sermones de San Proclo de Constantinopla

(Sermón 7 en la santa Teofanía, 1-3: PG 65, 758-759)

 

LA SANTIFICACIÓN DE LAS AGUAS

 

Cristo apareció en el mundo, y, al embellecerlo y acabar con su desorden, lo transformó
en brillante y jubiloso. Hizo suyo el pecado del mundo y acabó con el enemigo del mundo.
Santificó las fuentes de las aguas e iluminó las almas de los hombres. Acumuló milagros
sobre milagros cada vez mayores.
Y así, hoy, tierra y mar se han repartido entre sí la gracia del Salvador, y el universo
entero se halla bañado en alegría; hoy es precisamente el día que añade prodigios
mayores y más crecidos a los de la precedente solemnidad.
Pues en la solemnidad anterior, que era la del nacimiento del Salvador, se alegraba la
tierra, porque sostenía al Señor en el pesebre; en la presente festividad, en cambio, que
es la de las Teofanías, el mar es quien salta y se estremece de júbilo; y lo hace porque en
medio del Jordán encontró la bendición santificadora.
En la solemnidad anterior se nos mostraba un niño débil, que atestiguaba nuestra
propia imperfección; en cambio, en la festividad de hoy se nos presenta ya como un
hombre perfecto, mostrando que procede, como perfecto que es, de quien también lo es.
En aquel caso, el Rey vestía la púrpura de su cuerpo; en éste, la fuente rodea y como
recubre al río.
Atended, pues, a estos nuevos y estupendos prodigios. El Sol de justicia que se purifica
en el Jordán, el fuego sumergido en el agua, Dios santificado por ministerio de un
hombre.
Hoy la creación entera resuena de himnos: Bendito el que viene en nombre del Señor.
Bendito el que viene en todo momento: pues no es ahora la primera vez.

Y ¿de quién se trata? Dilo con más claridad, por favor, santo David: El Señor es Dios: él
nos ilumina. Y no es sólo David quien lo dice, sino que el apóstol Pablo se asocia también
a su testimonio y dice: Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los
hombres, enseñándonos. No «para unos cuantos», sino para todos: porque la salvación a
través del bautismo se otorga a todos, judíos y griegos; el bautismo ofrece a todos un
mismo y común beneficio.
Fijaos, mirad este diluvio sorprendente y nuevo, mayor y más prodigioso que el que
hubo en tiempos de Noé. Entonces, el agua del diluvio acabó con el género humano; en
cambio, ahora, el agua del bautismo, con la virtud de quien fue bautizado por Juan,
retorna los muertos a la vida. Entonces, la paloma con la rama de olivo figuró la fragancia
del olor de Cristo, nuestro Señor; ahora, el Espíritu Santo, al sobrevenir en forma de
paloma, manifiesta la misericordia del Señor.

 

Responsorio

 

R. Hoy se manifestó a nosotros el que es «Luz de Luz», al cual bautizó Juan en el Jordán: * Nosotros creemos firmemente y proclamamos que nació de la Virgen María.
V. Los cielos se abrieron sobre él y se oyó la voz del Padre.
R. Nosotros creemos firmemente y proclamamos que nació de la Virgen María.

 

Lecturas del Jueves después de la Epifanía.  

09 Ene 2025

Evangelio

*Lectura del santo evangelio según San Marcos (6,45-52)*

 

Después que se saciaron los cinco mil hombres, Jesús en seguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar. Llegada la noche, la barca estaba en mitad del lago, y Jesús, solo, en tierra. Viendo el trabajo con que remaban, porque tenían viento contrario, a eso de la madrugada, va hacia ellos andando sobre el lago, e hizo ademán de pasar de largo. Ellos, viéndolo andar sobre el lago, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque al verlo se habían sobresaltado.
Pero él les dirige en seguida la palabra y les dice: «Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.»
Entró en la barca con ellos, y amainó el viento. Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque eran torpes para entender.

 

Palabra del Señor

 

Canto Evangélico

 

Antifona: Hemos visto su estrella en oriente y hemos venido con presentes a adorar al Señor.

 

Benedictus Lc 1, 68-79

El Mesías y su precursor

 

+ Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

Preces

 

Acudamos a Cristo, Palabra eterna engendrada por el Padre antes del comienzo del mundo y nacido como hombre en el momento culminante de la historia, y aclamémoslo, alegres, diciendo:

 

Bendito seas, Señor.

 

Oh Cristo, Hijo de Dios vivo, que existes antes que el mundo fuera creado y viniste en el tiempo a la tierra para salvar al hombre, — haz que todos seamos testigos de la Buena Noticia de la salvación.


Sol de justicia, que brillas desde el seno del Padre e iluminas a todo el orbe, — sé luz para todos los que yacen en tiniebla y en sombra de muerte.


Tú que quisiste ser niño y fuiste colocado en un pesebre, — renueva en nosotros la sencillez de la infancia.


Tú que para darnos la vida eterna has querido ser nuestro pan vivo, — alegra nuestro espíritu con la celebración de la eucaristía.


Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.


Ya que somos de la familia de Dios, digamos con gran confianza a nuestro Padre del cielo:

 

Padre nuestro.

 

Padre Nuestro

 

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.

 

Oración

 

Señor, luz radiante de todas las naciones, concede a los pueblos de la tierra gozar de una paz estable, e ilumina nuestros corazones con aquella luz espléndida que condujo a nuestros padres al conocimiento de tu Hijo. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

 

Amén.

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

 

 

Vísperas - 9 DE ENERO 2025

El siguiente es el formulario que corresponde a vísperas de la liturgia de las horas para el día, jueves, 9 de enero de 2025. Otras celebraciones del día: SAN EULOGIO DE CÓRDOBA, PRESBÍTERO Y MÁRTIR .

Invitatorio

Vísperas

Invocación

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.

Himno

·         Himno 1

Confiada mira la luz dorada
que a ti hoy llega, Jerusalén:
de tu Mesías ve la alborada
sobre Belén.

El mundo todo ve hoy gozoso
la luz divina sobre Israel;
la estrella muestra al prodigioso
rey Emmanuel.

Ya los tres magos, desde el Oriente,
la estrella viendo, van de ella en pos;
dan sus primicias de amor ferviente
al niño Dios.

Ofrenda de oro que es Rey declara,
incienso ofrece a Dios su olor,
predice mirra muerte preclara,
pasión, dolor.

La voz del Padre, Cristo, te llama
su predilecto, sobre el Jordán.
Dios en los hombres hoy te proclaman
valiente Juan.

Virtud divina resplandecía
del que del agua vino sacó,
cuando el anuncio de Eucaristía
Caná bebió.

A darte gloria, Señor, invita
la luz que al hombre viniste a dar,
luz que nos trae gloria infinita
de amor sin par. Amén.

 

Salmodia

Antífona 1: Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra.

 

Salmo 71,1-11

Poder real del Mesías

Abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. (Mt 2,11)

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.

Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.

Que dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad;
que baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.

Que en su presencia se inclinen sus rivales;
que sus enemigos muerdan el polvo;
que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.

Que los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.

 

Antífona 2: Socorrerá el Señor a los hijos del pobre, rescatará sus vidas de la violencia.

Salmo 71,12-20

Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
+ él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.

Que viva y que le traigan el oro de Saba;
que recen por él continuamente
y lo bendigan todo el día.

Que haya trigo abundante en los campos,
y susurre en lo alto de los montes;
que den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.

Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso;
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!

 

Antífona 3: Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

Ap 11, 17-18;12,10b-12a

El juicio de Dios

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

 

Lectura Breve

Col 1, 13-15

Dios nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo
querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él es
imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura.

 

Responsorio Breve

V. Será la bendición de todos los pueblos.
R. Será la bendición de todos los pueblos.
V. Lo proclamarán dichoso todas las razas de la tierra.
R. Todos los pueblos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Será la bendición de todos los pueblos.

 

Canto Evangélico

Antifona: Preguntó Herodes a los magos: «¿Qué signo habéis visto sobre el Rey recién
nacido?» «Vimos una estrella resplandeciente, cuyo fulgor ilumina al mundo entero.»

Magnificat Lc 1, 46-55

Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

Preces

Glorifiquemos a Cristo, Palabra de Dios, que ha venido para arrojar a lo hondo del mar
todos nuestros delitos y, llenos de confianza en su poder, digámosle suplicantes:
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Sacerdote eterno, que al entrar en el mundo llevaste a plenitud el culto divino,
— haz que, por medio de la Iglesia, todos participen del culto que tú has instituido.
Médico de las almas y de los cuerpos, que viniste a visitar a los que estábamos enfermos,
— concede la salud a quienes carecen de ella y fortifica a los que se sienten débiles.
Tú que en tu nacimiento eres motivo de alegría y paz para todos,
— ayuda a los pobres, compadécete de los pecadores, y haz que todos encuentren en ti
su alegría.
Rey vencedor, que has venido a destruir las cadenas de nuestra antigua esclavitud,
— haz justicia a los oprimidos y consuela a los encarcelados.


Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.


Tú que has venido al mundo para ser la puerta de entrada en el cielo,
— haz que los difuntos tengan, por ti, acceso al Padre
Con el deseo de que la luz de Cristo ilumine a todo los hombres y que su amor se extienda
por toda la tierra pidamos al Padre que su reino venga a nosotros: Padre nuestro.

 

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.

 

Oración

Señor, luz radiante de todas las naciones, concede a los pueblos de la tierra gozar de una
paz estable, e ilumina nuestros corazones con aquella luz espléndida que condujo a
nuestros padres al conocimiento de tu Hijo. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.