Musica Para el Alma

viernes, 26 de marzo de 2021

GOTAS DE MISERICORDIA


 

EVANGELIO DE JUAN 11,45-57 CICLO B


 

Sábado, 27 de marzo de 2021

Evangelio

*Lectura del santo evangelio según san Juan (11,45-57)*

En aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación».
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
«Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera».
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban:
«¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?».
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

Palabra del Señor

 

(Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera).

 

*A mí me ha pasado que por tratar de tener una falsa paz y armonía con las personas prefiero no decirle la verdad. Que sale a relucir realmente que no es el amor que me mueve para hacer el bien, son mis intereses personales para poder conseguir los beneficios que me hacen falta. Ahora puedo entender a las persona que rechazaban al Señor, el temor no era el Señor, sino los bienes que podían perder por el Señor. Por eso su idea central: Es mejor que perezca uno por todo y no que perdamos todo por uno*

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.

EL ÁNGELUS


 El Ángelus

 

V/. El ángel del Señor anunció a María.

R/. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.

Dios te salve, María…

 

V/. He aquí la esclava del Señor.

R/. Hágase en mí según tu palabra.

Dios te salve, María…

 

V/. Y el Verbo de Dios se hizo carne.

R/. Y habitó entre nosotros.

Dios te salve, María…

 

V/. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.

R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

 

Oración

 

Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas, para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz, seamos llevados a la gloria de su re­su­rrección. Por Jesucristo nuestro Señor.

R/. Amén.

 

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios: no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos siempre de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.

 

*El que Desea y Quiere amar, con el corazón según El Señor: llegará a ser, Santo*

 

 

 

 

EL SANTO ROSARIO

.Misterios Gloriosos (MIERCOLES Y DOMINGOS)

.

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…

.1º La Resurrección del Señor (MATEO  28,1-10)

.2º La Ascensión de Nuestro Señor a los cielos (HECHOS 1,3-11)

.3º La Venida del Espíritu Santo (HECHOS  2,1-13)

4º La Asunción de Nuestra Señora (De la Constitución Apostólica Deus del papa Pío XXII )

.5º La Coronación de Nuestra Señora, como Reina de cielo y tierra. (Constitución Dogmática Sobre la Iglesia. Lumen Gentium 59)

.

Oremos:

Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 

 

Misterios Gozosos (LUNES Y SABADOS)

 

.Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…

.1º La Encarnación del Hijo de Dios. (Lc 1, 26-38)

 2º La Visitación de María a su prima Isabel. (Lc 1, 39-56)

 3º El Nacimiento del niño Dios.  (Lc 2, 1-20)

 4º Presentación del Niño en el Templo. (Lc 2,21-35)

 5º El niño perdido y hallado en el templo. (Lc 2,41-52)

 

.Oremos:  

Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 

 

.Misterios Dolorosos (MARTES Y VIERNES)

 

.Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…

.1º La oración del huerto. (LUCAS  22,39-46)

.2º La Flagelación de nuestro Señor. (Jn 18,33-19,1)

.3º La Coronación de espinas. (MARCOS 15,16-20)

.4º Jesús con la Cruz a cuestas. (LUCAS  23,26-32)

.5º La Crucifixión y muerte. (MARCOS 15,22-39)

 

Oremos:

Señor, tú has querido que la Madre compartiera los dolores de tu Hijo al pie de la cruz; haz que la Iglesia, asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

 

.Misterios Luminosos (JUEVES)

.

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…

.1º El Bautismo del Señor (MATEO  3, 13-17)  

.2º La Boda de Caná (JUAN  2,1-11)

.3º La Proclamación del Reino de Dios (MARCOS  1, 14-15)

.4º La Transfiguración (MATEO  17,1-5)

.5º La Institución de la Eucaristía (MATEO  26, 26-28)

.

Oremos:  

Dios todopoderoso y eterno, luz de los que en ti creen, que la tierra se llene de tu gloria y que te reconozcan los pueblos por el esplendor de tu luz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL SÁBADO 27. BEATO ENRIQUE SUSSO


 

*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*

 

Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén

 

*Beato Enrique Susso*

 

 

 

TIEMPO DE CUARESMA
SÁBADO DE LA SEMANA V
Propio del Tiempo. Salterio I

27 de marzo

 

 

LAUDES
(Oración de la mañana)

INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)


V. 
Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»

Himno: LOS HOMBROS TRAIGO CARGADOS.

Los hombros traigo cargados
de graves culpas, mi Dios;
dadme esas lágrimas vos
y tomad estos pecados.

Yo soy quien ha de llorar,
por ser acto de flaqueza;
que no hay en naturaleza
más flaqueza que el pecar.

Y, pues andamos trocados,
que yo peco y lloráis vos,
dadme esas lágrimas vos
y tomad estos pecados.

Vos sois quien cargar se puede
estas mis culpas mortales,
que la menor destas tales
a cualquier peso excede;

y, pues que son tan pesados
aquestos yerros, mi Dios,
dadme esas lágrimas vos
y tomad estos pecados.

Al Padre, al Hijo, al Amor,
alegres cantad, criaturas,
y resuene en las alturas
toda gloria y todo honor. Amén.

SALMODIA

Ant 1. 
Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.

Salmo 118, 145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN

Te invoco de todo corazón;
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.

Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.

Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.

Ant 2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Cántico: HIMNO A DIOS, DESPUÉS DE LA VICTORIA DEL MAR ROJO Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18

Cantaré al Señor, sublime es su victoria,
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.

Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
El Señor es un guerrero,
su nombre es «El Señor».

Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar rojo a sus mejores capitanes.

Al soplo de tu ira se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique,
las olas se cuajaron en el mar.

Decía el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi mano.»

Pero sopló tu aliento y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.

¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?
¿Quién como tú, terrible entre los santos,
temibles por tus proezas, autor de maravillas?

Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra;
guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado,
los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.

Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Ant 3. Alabad al Señor, todas las naciones.

Salmo 116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.

Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Alabad al Señor, todas las naciones.

LECTURA BREVE   Is 65, 1b-3a

Dije, «Aquí estoy, aquí estoy», a un pueblo que no invocaba mi nombre. Tenía mis manos extendidas todo el día hacia un pueblo rebelde, que andaba por el mal camino, siguiendo sus antojos, pueblo que me provocaba en mi propia cara, continuamente.

RESPONSORIO BREVE

V. 
Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.

V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.

 

 

V. El que obra la verdad viene a la luz.
R. Y sus obras quedan de manifiesto.

PRIMERA LECTURA

De la carta a los Hebreos 13,1-25

VIDA COTIDIANA A IMITACIÓN DE CRISTO

Hermanos: Permanezca bien arraigada la caridad fraterna. No os olvidéis de la hospitalidad; gracias a ella, algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles. Acordaos de los presos como si estuvieseis en la cárcel con ellos, y de los que son maltratados, pensando que también vosotros vivís en un cuerpo. Tened todos en gran honor el matrimonio, y que el lecho conyugal sea sin mancilla; Dios juzgará a los fornicarios y adúlteros. No haya avaricia en vuestras costumbres; contentaos con lo que tenéis, pues él ha dicho: «Jamás te dejaré, ni te abandonaré.» Así que con toda confianza podemos decir: «El Señor está conmigo: no temo; ¿qué podrá hacerme el hombre?»

Acordaos de aquellos superiores vuestros que os expusieron la palabra de Dios: reflexionando sobre el desenlace de su vida, imitad su fe. Jesucristo es el mismo hoy que ayer, y para siempre. No os dejéis extraviar por doctrinas llamativas y extrañas. Es mejor ir fortaleciendo el corazón con la gracia que con los alimentos, de los que ningún provecho sacaron quienes a ellos se atuvieron. Nosotros tenemos un altar del que no tienen derecho a comer los que sirven en el tabernáculo. Los cuerpos de los animales, cuya sangre es introducida en el Santo de los Santos por el sumo sacerdote como sacrificio por el pecado, son quemados fuera del campamento. Así también Jesús, para santificar con su propia sangre al pueblo, padeció la muerte fuera de la ciudad. Salgamos, pues, hacia él fuera del campamento, cargando con su oprobio. Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que vamos buscando la futura. Por medio de él ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el tributo de los labios que van bendiciendo su nombre.

No os olvidéis de la beneficencia y de la mutua asistencia; Dios se complace en tales sacrificios. Obedeced a vuestros superiores y vivid sometidos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta de las mismas. Haced de modo que cumplan con alegría y sin lamentaciones. De otro modo no sería provechoso para vosotros. Orad por nosotros, pues creemos tener conciencia recta cuando queremos conducirnos bien en todas las cosas. Sobre todo, os ruego que lo hagáis para que cuanto antes me vea entre vosotros.

El Dios de la paz, que sacó de entre los muertos, por la sangre de la alianza eterna, al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús, os haga perfectos en todo bien, para hacer su voluntad, cumpliendo en vosotros lo que es grato en su presencia por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Os ruego, hermanos, que acojáis benévolamente este discurso de exhortación. Cierto que os lo mando con breves palabras. Sabed que ha sido puesto en libertad nuestro hermano Timoteo. Con él, si viene pronto, iré a veros. Saludad a todos vuestros superiores y a todos los fieles. Os saludan los de Italia. La gracia sea con todos vosotros.

RESPONSORIO    Hb 13, 13-14; 1Cro 29, 15

R. Salgamos hacia Jesús fuera del campamento, cargando con su oprobio. * Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que vamos buscando la futura.
V. Ante ti, Señor, somos emigrantes y extranjeros; nuestra vida terrena no es más que una sombra.
R. Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que vamos buscando la futura.

SEGUNDA LECTURA

De las Disertaciones de san Gregorio de Nacianzo, obispo
(Disertación 45, 23-24; PG 36, 654-655)

PARTICIPEMOS PLENAMENTE EN LA PASCUA

Es verdad que ahora celebraremos la Pascua todavía sacramentalmente; sin embargo, lo haremos ya con un conocimiento más claro que en la antigua ley (ya que la Pascua de la ley antigua era -no tengo reparo en decirlo- una figura más oscura que lo que representaba), y de aquí a poco la celebraremos de un modo más puro y perfecto, a saber, cuando aquel que es la Palabra beba con nosotros el vino nuevo en el reino de su Padre, dándonos la plena y clara inteligencia de lo que aquí nos enseñó de un modo más restringido. Decimos «nuevo», pues siempre resulta nuevo lo que se llega a comprender de una manera diferente.

Y ¿en qué consiste esa bebida y esa manera nueva de percibir? Eso es lo que toca a él enseñar a sus discípulos, y a nosotros aprenderlo. Y la doctrina de aquel que alimenta es también alimento.

Celebremos, pues, ahora también nosotros lo mismo que celebraba la ley antigua, pero no en un sentido literal, sino evangélico; de una manera perfecta, no imperfecta; de un modo eterno, no temporal. Sea nuestra capital no la Jerusalén terrena, sino la metrópoli celestial; quiero decir, no ésta que es ahora hollada por los ejércitos, sino la que es ensalzada por las alabanzas y encomios angélicos.

Inmolemos no ya terneros y machos cabríos, que es cosa ya caducada y sin sentido, sino el sacrificio de alabanza, ofrecido a Dios en el altar del cielo, junto con los coros celestiales. Atravesemos el primer velo, no nos detengamos ante el segundo, contemplemos de lleno el santuario. y diré más todavía: inmolémonos nosotros mismos a Dios, inmolemos cada día nuestra persona y toda nuestra actividad, imitemos la pasión de Cristo con nuestros propios padecimientos, honremos su sangre con nuestra propia sangre, subamos con denuedo a la cruz.

Si quieres imitar a Simón de Cirene, toma la cruz y sigue al Señor.

Si quieres imitar al buen ladrón crucificado con él, reconoce honradamente su divinidad; y así como entonces Cristo fue contado entre los malhechores, por ti y por tus pecados, así tú ahora, por él, serás contado entre los justos. Adora al que por amor a ti pende de la cruz y, crucificándote tú también, procura recibir algún provecho de tu misma culpa; compra la salvación con la muerte; entra con Jesús en el paraíso, para que comprendas de qué bienes te habías privado. Contempla todas aquellas bellezas; deja fuera, muerto, lo que hay en ti de murmurador y blasfemo.

Si quieres imitar a José de Arimatea, pide el cuerpo a aquel que lo mandó crucificar; haz tuya la víctima expiatoria del mundo.

Si quieres imitar a Nicodemo, el que fue a Jesús de noche, unge a Jesús con aromas, como lo ungió él para honrarlo en su sepultura.

Si quieres imitar a María, a la otra María, a Salomé y a Juana, ve de madrugada a llorar junto al sepulcro, y haz de manera que, quitada la piedra del monumento, puedas ver a los ángeles y aun al mismo Jesús.

RESPONSORIO    Hb 13, 12-13; 12, 4

R. Jesús, para santificar con su propia sangre al pueblo, padeció la muerte fuera de la ciudad; * salgamos, pues, hacia él fuera del campamento, cargando con su oprobio.
V. Pues vosotros no habéis resistido aún hasta el derramamiento de sangre en vuestra lucha contra el pecado.
R. Salgamos, pues, hacia él fuera del campamento, cargando con su oprobio.


Sábado, 27 de marzo de 2021

Evangelio

*Lectura del santo evangelio según san Juan (11,45-57)*

En aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación».
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
«Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera».
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban:
«¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?».
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

Palabra del Señor

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Jesús murió para reunir a los hijos de Dios dispersos.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Jesús murió para reunir a los hijos de Dios dispersos.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, que para hacer de nosotros creaturas nuevas ha instituido el baño del bautismo y nos alimenta con su palabra y su carne, y supliquémosle, diciendo:

Renuévanos con tu gracia, Señor.

Señor Jesús, tú que eres manso y humilde de corazón, danos entrañas de misericordia, bondad y humildad
y danos comprensión para con todos.

Que sepamos ayudar a los necesitados y consolar a los que sufren,
para imitarte a ti, el buen Samaritano.

Que María, la Virgen Madre, interceda por las vírgenes que se han consagrado a tu servicio,
para que vivan su virginidad con un grande amor hacia ti, en bien de la Iglesia.

Concédenos la abundancia de tu misericordia
y perdona la multitud de nuestros pecados y el castigo que por ellos merecemos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó y pidamos al Padre que nos libre del mal:

Padre nuestro...

ORACION

Dios nuestro, aunque continuamente realizas la salvación de los hombres, sin embargo, concedes a tu pueblo gracias más abundantes en este tiempo de Cuaresma; dígnate, pues, mirar con amor el esfuerzo cuaresmal de tus elegidos y concede tu ayuda tanto a los catecúmenos que van a recibir el bautismo como a tus hijos que ya lo hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

 

*Beato Enrique Susso*

 

Fue un prodigio de santidad en un ambiente muy corrompido. Nació en 1296 en Suabia, Alemania. A los 15 años fue admitido como religioso en el convento de los Padres Dominicos en Constanza. Su apellido era Von Berg, pero como su padre era descuidado borrachín y en cambio la mamá era una santa, el joven tomó el apellido materno que era Susso.

 

Biografía del Beato Enrique Susso

 

En la comunidad encontró como profesor un místico muy famoso que influyó en él de manera inmensa. Era el Padre Eckart, cuyos consejos seguían muchas personas con gran entusiasmo. Enrique decía: "El Padre Eckart demuestra tan gran sabiduría que parece como si Dios no le hubiera ocultado nada".

 

Los datos que vamos a narrar enseguida están extraídos de la "Autobiografía" del propio Enrique Susso.

 

Los primeros años de religioso no fue muy fervoroso, pero luego un día empezó a oír continuamente este mandato: "Renuncie a todo lo que no lo ayude a conseguir la santidad". Y se repetía tan frecuentemente este mandato en su mente que se propuso empezar una vida espiritual verdaderamente seria.

 

El demonio intentó disuadirlo y desanimarlo con consideraciones de prudencia humana, haciéndole ver que esa conversión era demasiado rápida y que no sería capaz de perseverar en el bien. Él se dedicó a pedir a Dios la sabiduría celestial. Y repetía las palabras del libro de la Sabiduría: "Señor, envíame la sabiduría que procede de tu trono. Tú sabes que soy muy joven, sin experiencia y de pocos años. Pero si Tú me mandas la sabiduría podré perseverar". Y pedía al Espíritu Santo el don de Consejo y la virtud de la prudencia, y así logro perseverar. En adelante durante toda su vida será un admirador constante de la Sabiduría Eterna, y recomendará a sus discípulos el pedir mucho a Dios el don de la sabiduría. Y les repetía las palabras del Libro Santo: "Sabiendo que no tendría la sabiduría si Dios no me la concedía, me dediqué a pedirla en oración, y me fue concedida".

 

Su amor a la Virgen María era inmenso y predicaba constantemente su devoción.

 

Publicó el libro titulado "Sabiduría Eterna", el cual fue sumamente famoso y muy popular por varios siglos.

 

Al principio de su conversión, creyó Enrique que debía dedicarse a mortificaciones muy fuertes y así lo hizo. Sus ayunos, vigilias, azotes y demás penitencias llegaron a causar asombro y casi acaban con su vida. Pero según cuenta en su "Autobiografía", una iluminación del cielo le comunicó que en vez de estas mortificaciones buscadas por él, debía más bien dedicarse a aceptar con buena voluntad los sufrimientos que Dios iba a permitir que le llegaran. Y fue entonces cuando empezaron a llegarle penas tremendas.

 

Los enemigos del alma trataban de atacarle de mil maneras. Le llegaban los pensamientos más impuros y las imaginaciones más indecentes. Y una melancolía o sentimiento continúo de tristeza que trataba de desanimarlo del todo. Y luego las tentaciones contra la fe. Y como si no bastara todo esto, le llegó la convicción de que él estaba destinado a condenarse para siempre.

 

Afortunadamente había tenido un buen profesor y se fue en busca del sabio Padre Eckart y le contó todo. "El famoso místico me consoló y logró sacarme de aquel infierno en el cual estaba viviendo". Y volvió a su alma la paz. Una vez más se cumplía lo que dice el Libro de los Proverbios: "Triunfarán los que saben pedir consejos". Pero ahora le iba a llegar un tercer tormento.

 

Una voz interior le dijo: "Hasta ahora has sufrido ataques venidos del interior. Ahora empezarán los ataques que llegan desde el exterior". Y así sucedió. Pronto empezó a experimentar la ingratitud y la pérdida de los amigos y de la buena fama. Sus paisanos se dividían en dos clases: los fervorosos y los relajados. Los fervorosos querían que se cumpliera exactamente los deberes de piedad. Entre ellos estaban Enrique Susso, su profesor Eckart y el gran predicador Taulero. Pero los otros eran mayoría y empezaron a perseguir a Susso.

 

Durante 37 años había recorrido campos y ciudades predicando. Había obtenido curaciones milagrosas. En pleno sermón vieron su rostro rodeado de resplandores. Pero insistía muy fuertemente en que había que dedicarse con toda seriedad a la santidad, y esto no agradaba a los relajados. Y entonces se valieron de la calumnia.

 

Se valieron de un muchacho mentiroso para inventar que él había cometido sacrilegios. Logró comprobar que era inocente. Luego inventaron que Enrique había tratado de envenenar a una persona. Pronto se supo que eso era mentira. Lo acusaron de haber inventado un milagro, pero los mentirosos quedaron al descubierto. Fueron tantas las acusaciones que tuvo que huir por un tiempo a Holanda. Allá lo acusaron de haber escrito herejías contra la fe. Él logró probar que todo lo que había escrito estaba de acuerdo con nuestra santa religión.

 

Luego le llegó otro sufrimiento: su hermana, que era religiosa, perdió el fervor y se retiró de su comunidad. Enrique ofreció por ella una grave enfermedad que él tuvo que sufrir, y con este sufrimiento logró que la prófuga volviera otra vez al convento donde pasó santamente sus últimos años.

 

Enrique estaba dirigiendo espiritualmente a una mujer que lo engañaba diciéndole que ella se estaba convirtiendo de su mala vida. Pero cuando el santo sacerdote se dio cuenta de que aquella mujer le mentía, se negó a seguirle dando dirección espiritual. Entonces ella en venganza inventó el cuento de que él era el padre de una criatura que ella tenía. Y algunos hasta creyeron porque el religioso demostraba mucha caridad para con el pobre niño. Entonces el Superior General de la Comunidad mandó hacer una severa investigación y se supo que todo eran cuentos de aquella perversa mujer.

 

Fue nombrado Enrique como superior de un convento de Padres Dominicos y aquel convento estaba terriblemente endeudado. El nuevo superior en vez de dedicarse a pedir limosnas o a conseguir empréstitos lo que hizo fue recomendar a sus religiosos que se dedicaran a celebrar con mayor fervor la santa misa y a rezar con mayor fe y devoción. Muchos se burlaban de él diciendo que era un hombre que no ponía los pies en la tierra y que se imaginaba que con rezos se pagaban las deudas. Pero poco después un hombre rico sintió una inspiración interior de que debía ayudar a aquel convento y llegó con veinte libras de monedas de plata y con esto se pagaron todas las deudas.

 

Los últimos años los pasó el Padre Enrique dedicado a dar dirección espiritual a las religiosas, especialmente a las dominicas, las cuales lo consideraban un verdadero hombre de Dios y un guía espiritual sumamente acertado.

 

Le ofrecieron altos puestos pero una iluminación interior le dijo que si quería llegar a altos puestos en la santidad tenía que huir de los cargos que producen muchos honores. Y por eso se mantuvo siempre entre los más humildes y desconocidos aunque su sabiduría y sus escritos y su santidad lo hacían resplandecer ante muchísimas gentes piadosas que lo admiraban fervorosamente.

 

Murió en 1365, y dicen que su cuerpo permaneció muchos años incorrupto. Pero después el templo donde estaba enterrado pasó a poder de los protestantes y no se volvió a saber de sus restos.

 

Tuvo muchas visiones y se le apareció la Santísima Virgen María a traerle mensajes celestiales. En una de sus visiones preguntó qué medios debería emplear para alcanzar más fácilmente la santidad y la salvación y le fue respondido: "Negarse a sí mismo; no apegarse a las criaturas; recibir todo lo que sucede, como venido de la mano de Dios, y ser infinitamente paciente y amable con todos, aún con los que son ásperos e injustos en su modo de tratarlo a uno".

 

San Alfonso de Ligorio al meditar en las mortificaciones y en los sufrimientos de este hombre de Dios exclamaba: "Qué pequeños nos sentimos nosotros ante estos campeones tan valerosos para sufrir todo por amor de Dios y por la salvación de las almas".

 

 

 

 

I VÍSPERAS del Domingo de Ramos
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. 
Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: LAS BANDERAS REALES SE ADELANTAN.

Las banderas reales se adelantan
y la cruz misteriosa en ellas brilla:
la cruz en que la vida sufrió muerte
y en que, sufriendo muerte, nos dio vida.

Ella sostuvo el sacrosanto cuerpo
que, al ser herido por la lanza dura,
derramó sangre y agua en abundancia
para lavar con ellas nuestras culpas.

En ella se cumplió perfectamente
lo que David profetizó en su verso,
cuando dijo a los pueblos de la tierra:
«Nuestro Dios reinará desde un madero.»

¡Árbol lleno de luz, árbol hermoso,
árbol ornado con la regia púrpura,
y destinado a que su tronco digno
sintiera el roce de la carne pura!

¡Dichosa cruz que con tus brazos firmes,
en que estuvo colgado nuestro precio,
fuiste balanza para el cuerpo santo
que arrebató su presa a los infiernos.

A ti, que eres la única esperanza,
te ensalzamos, oh cruz, y te rogamos
que acrecientes la gracia de los justos
y borres los delitos de los malos.

Recibe, oh Trinidad, fuente salubre,
la alabanza de todos los espíritus,
y tú que con tu cruz nos das triunfo,
añádenos el premio, oh Jesucristo. Amén.

SALMODIA

Ant 1. 
Todos los días me sentaba en el templo para enseñar y nunca me prendisteis; ahora, flagelado, me lleváis para ser crucificado.

Salmo 118, 105-112 - HIMNO A LA LEY DIVINA

Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.

Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.

Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Todos los días me sentaba en el templo para enseñar y nunca me prendisteis; ahora, flagelado, me lleváis para ser crucificado.

Ant 2. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes.

Salmo 15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.

Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.

El Señor es mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes.

Ant 3. El Señor Jesús se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz.

Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor Jesús se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz.

LECTURA BREVE   1Pe 1, 18-21

Ya sabéis con qué os rescataron: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha. Ya de antes de la creación del mundo estaba él predestinado para eso; y al fin de los tiempos se ha manifestado por amor a vosotros. Por él creéis en Dios que lo resucitó de entre los muertos y lo glorificó. Así vuestra fe y esperanza se centran en Dios.

RESPONSORIO BREVE

V. 
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

V. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Salve, Rey nuestro, Hijo de David, Redentor del mundo; ya los profetas te anunciaron como el Salvador que había de venir.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Salve, Rey nuestro, Hijo de David, Redentor del mundo; ya los profetas te anunciaron como el Salvador que había de venir.

PRECES

Adoremos a Cristo, quien, próximo ya a su pasión, al contemplar a Jerusalén, lloró por ella, porque no había aceptado el tiempo de gracia; arrepintiéndonos, pues, de nuestros pecados, supliquémosle, diciendo:

Ten piedad de tu pueblo, Señor.

Tú que quisiste reunir a los hijos de Jerusalén, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas,
enséñanos a reconocer el tiempo de tu visita.

No abandones a los fieles que te abandonaron,
antes concédenos la gracia de la conversión y volveremos a ti, Señor, Dios nuestro.

Tú que, por tu pasión, has dado con largueza la gracia al mundo,
concédenos que, fieles a nuestro bautismo, vivamos constantemente de tu Espíritu.

Que tu pasión nos estimule a vivir renunciando al pecado,
para que, libres de toda esclavitud, podamos celebrar santamente tu resurrección.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que reinas en la gloria del Padre,
acuérdate de los que hoy han muerto.

Porque la victoria de Cristo es nuestra victoria, nos atrevemos a decir a Dios:

Padre nuestro...

ORACION

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anonadase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su ejemplo de humildad, concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

LAS LECTURAS DEL SÁBADO 27 DE MARZO 2021


 

*Lecturas de la 5ª Semana del Tiempo Cuaresma Ciclo B*

Sábado, 27 de marzo de 2021

Primera lectura

Lectura de la profecía de Ezequiel (37,21-28):

Esto dice el Señor Dios:
«Recogeré a los hijos de Israel de entre las naciones adonde han ido, los reuniré de todas partes para llevarlos a su tierra. Los hará una sola nación en mi tierra, en los montes de Israel. Un solo rey reinará sobre todos ellos. Ya no serán dos naciones ni volverán a dividirse en dos reinos.
No volverán a contaminarse con sus ídolos, sus acciones detestables y todas sus transgresiones. Los liberaré de los lugares donde habitan y en los cuales pecaron. Los purificaré; ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Mi siervo David será su rey, el único pastor de todos ellos. Caminarán según mis preceptos, cumplirán mis prescripciones y las pondrán en práctica. Habitarán en la tierra que yo di a mi siervo Jacob, en la que habitaron sus padres: allí habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre, y mi siervo David será su príncipe para siempre.
Haré con ellos una alianza de paz, una alianza eterna. Los estableceré, los multiplicaré y pondré entre ellos mi santuario para siempre; tendré mi morada junto a ellos, yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y reconocerán las naciones que yo soy el Señor que consagra Israel, cuando esté mi santuario en medio de ellos para siempre».

Palabra de Dios

 

Salmo

Jr 31,10.11-12ab.13

R/.
 El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño

V/. Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla a las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño. R/.

V/. Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R/.

V/. Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. R/.

 

Sábado, 27 de marzo de 2021

Evangelio

*Lectura del santo evangelio según san Juan (11,45-57)*

En aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación».
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
«Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera».
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban:
«¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?».
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

Palabra del Señor

 

(Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera).

 

*A mí me ha pasado que por tratar de tener una falsa paz y armonía con las personas prefiero no decirle la verdad. Que sale a relucir realmente que no es el amor que me mueve para hacer el bien, son mis intereses personales para poder conseguir los beneficios que me hacen falta. Ahora puedo entender a las persona que rechazaban al Señor, el temor no era el Señor, sino los bienes que podían perder por el Señor. Por eso su idea central: Es mejor que perezca uno por todo y no que perdamos todo por uno*

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.