Musica Para el Alma
miércoles, 28 de abril de 2021
EVANGELIO DE MATEO 11,25-30 CICLO B
*Lecturas
de la 4ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Lecturas de
Santa Catalina de Siena, Virgen y Doctora
Jueves, 29 de abril de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (11,25-30)*
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y
tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has
revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo
ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce
al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí
todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo
y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro
descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
Palabra del Señor
*(Aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar)*
*Esta palabra aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar, es una palabra que me hacen
llegar a la tristeza. Sentir las buenas intenciones del Señor como quiere ser
todo en mí y yo no soy sincero con él. La buena noticia para mi es, que el
Señor tiene todo el poder de sacar de raíz, las cosas que no son de su agrado y
que están dentro de mí. Él quiere realizar una bella obra en mí, con capacidad
de ver y sentir el amor en mí, y me invita que sea una persona con alegría, con
la capacidad de contagiar de alegría, a las personas que se me acerquen. El
Señor me invita a una vida nueva, porque él se me quiere revelar y que lo pueda
reconocer*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL JUEVES 29. SANTA CATALINA DE SIENA
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*Santa Catalina de Siena*
TIEMPO
PASCUAL
JUEVES DE SEMANA IV
Del Común de vírgenes. Salterio IV
29 de abril
*SANTA
CATALINA DE SIENA, virgen y doctora de la Iglesia*. MEMORIA
Nació en Siena el año 1347; siendo aún niña, movida por su deseo de perfección,
se hizo terciaria dominica. Inflamada en amor a Dios y al prójimo, trabajó
intensamente por la paz y la concordia entre las ciudades, defendió con ardor
los derechos y la libertad del romano pontífice y promovió la renovación de la
vida religiosa. También escribió varias obras llenas de sana doctrina y de
inspiración celestial. Murió el año 1380.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de las vírgenes. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de las vírgenes. Aleluya.
Himno: NOS APREMIA EL AMOR, VÍRGENES SANTAS.
Nos apremia el amor, vírgenes santas,
vosotras, que seguisteis su camino,
guiadnos por las sendas de las almas
que hicieron de su amor amar divino.
Esperasteis en vela a vuestro Esposo
en la noche fugaz de vuestra vida,
cuando llamó a la puerta, vuestro gozo
fue contemplar su gloria sin medida.
Vuestra fe y vuestro amor, un fuego ardiente
que mantuvo la llama en la tardanza,
vuestra antorcha encendida ansiosamente
ha colmado de luz vuestra esperanza.
Pues gozáis ya las nupcias que el Cordero
con la Iglesia de Dios ha celebrado,
no dejéis que se apague nuestro fuego
en la pereza y el sueño del pecado.
Demos gracias a Dios y, humildemente,
pidamos al Señor que su llamada
nos encuentre en vigilia permanente,
despiertos en la fe y en veste blanca. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Por tu nombre, Señor, consérvame vivo. Aleluya.
Salmo 142, 1-11 - LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA
Señor, escucha mi oración;
tú que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.
Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.
Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.
En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti;
indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.
Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.
Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por tu nombre, Señor, consérvame vivo. Aleluya.
Ant 2. Pronto volveré a veros y se alegrará vuestro corazón. Aleluya.
Cántico: CONSUELO Y GOZO PARA LA CIUDAD SANTA. Is 66, 10-14a
Festejad a Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la amáis,
alegraos de su alegría,
los que por ella llevasteis luto;
a su pecho seréis alimentados
y os saciaréis de sus consuelos
y apuraréis las delicias
de sus pechos abundantes.
Porque así dice el Señor:
«Yo haré derivar hacia ella
como un río la paz,
como un torrente en crecida,
las riquezas de las naciones.
Llevarán en brazos a sus criaturas
y sobre las rodillas las acariciarán;
como a un niño a quien su madre consuela,
así os consolaré yo
y en Jerusalén seréis consolados.
Al verlo se alegrará vuestro corazón
y vuestros huesos florecerán como un prado.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Pronto volveré a veros y se alegrará vuestro corazón. Aleluya.
Ant 3. El Señor reconstruye Jerusalén y sana los corazones destrozados.
Aleluya.
Salmo 146 - PODER Y BONDAD DEL SEÑOR
Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel;
él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados.
Entonad la acción de gracias al Señor,
tocad la cítara para nuestro Dios,
que cubre el cielo de nubes,
preparando la lluvia para la tierra;
que hace brotar hierba en los montes,
para los que sirven al hombre;
que da su alimento al ganado,
y a las crías de cuervo que graznan.
No aprecia el vigor de los caballos,
no estima los músculos del hombre:
el Señor aprecia a sus fieles,
que confían en su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor reconstruye Jerusalén y sana los corazones destrozados.
Aleluya.
LECTURA BREVE Ct 8, 7
Las aguas torrenciales no podrían apagar el amor, ni anegarlo los ríos. Si
alguien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, se haría
despreciable.
RESPONSORIO BREVE
V. Oigo en mi corazón: buscad mi rostro. Aleluya, aleluya.
R. Oigo en mi corazón: buscad mi rostro. Aleluya, aleluya.
V. Tu rostro buscaré, Señor.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Oigo en mi corazón: buscad mi rostro. Aleluya, aleluya.
V. Dios
resucitó al Señor. Aleluya.
R. Y nos resucitará también a nosotros por su poder. Aleluya.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Apocalipsis 15, 5—16, 21
LAS SIETE COPAS DE LA IRA DE DIOS
Yo, Juan, tuve otra visión:
Se abrió en el cielo el santuario de la Tienda del testimonio y salieron del
santuario los siete ángeles portadores de las siete plagas, vestidos de lino
puro y brillante y ceñidos con cinturones de oro. Uno de los cuatro seres dio a
los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la cólera de Dios, que vive por
los siglos de los siglos. El santuario se llenó del humo de la gloria de Dios y
de su poder. y nadie podía entrar en el santuario hasta que se consumaran las
siete plagas de los siete ángeles. Oí una gran voz proveniente del santuario,
que gritaba a los siete ángeles:
«Id a derramar las siete copas de la cólera de Dios sobre la tierra.»
Fue el primero y derramó su copa sobre la tierra, y se produjo una úlcera
maligna y dolorosa en los hombres que tenían la marca de la Bestia y que se
postraban ante su imagen.
El segundo derramó su copa sobre el mar, y el mar se convirtió como en sangre
de un muerto, muriendo todos los seres vivos que había en el mar.
El tercero derramó su copa sobre los ríos y sobre las fuentes de las aguas, y
se convirtieron en sangre. Y oí al ángel de las aguas, que decía:
«Justo eres, tú, el que es y el que era, el Santo, por haber hecho así
justicia. Ya que derramaron la sangre de santos y de profetas, tú les has dado
a beber sangre: bien se lo merecen.»
Y oí una voz que salía del altar y decía:
«Así es, Señor, Dios omnipotente: verdaderos y justos son tus juicios.»
El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, y se le concedió abrasar a los
hombres con su fuego. Los hombres quedaron abrasados con grandes ardores y
comenzaron a blasfemar del nombre de Dios, que había mandado estas plagas; pero
no se arrepintieron ni le dieron gloria.
El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la Bestia. Su reino se cubrió
de tinieblas, y sus hombres se despedazaban las lenguas por el dolor.
Blasfemaron del Dios del cielo por causa de sus dolores y de sus úlceras, pero
no se arrepintieron ni abandonaron sus obras.
El sexto ángel derramó su copa sobre el gran Río, el Éufrates, y su agua se
secó, quedando así libre el camino para los reyes que vienen del oriente.
Y vi que de la boca de la Serpiente y de la boca de la Bestia y de la boca del
falso profeta salían tres espíritus inmundos, como ranas. Son espíritus de
demonios, que obran prodigios y que se dirigen a los reyes del mundo entero
para congregarlos con vistas a la batalla del gran Día del Dios omnipotente.
(«¡Mirad que vengo como un ladrón! ¡Bienaventurado el que esté velando y
guardando sus vestidos, para que no tenga que andar desnudo y no vean su
vergüenza!») Y congregaron a los reyes en el lugar que en hebreo se llama Harmaguedón.
El séptimo ángel derramó su copa en el aire, y salió del santuario una gran
voz, que procedía del trono de Dios, gritando:
«¡Ya está hecho!»
Y hubo relámpagos y fragor y truenos y un violento terremoto, cual no lo hubo
desde que existen los hombres sobre la tierra. ¡Tan terrible era ese terremoto!
la gran ciudad se deshizo en tres partes, se derrumbaron las ciudades de los
gentiles y Dios se acordó de la gran Babilonia, para darle a beber la copa del
vino de su cólera terrible. Huyeron todas las islas, los montes desaparecieron
y una terrible pedrisca, con piedras como de cuarenta kilogramos, cayó del
cielo sobre los hombres. Y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga de
pedrisco, porque era ésta terrible en extremo.
RESPONSORIO Mt 24, 43; Ap 16, 15; 1Ts 5, 3
R. Si el amo de la casa supiera a qué hora de la noche ha de venir el
ladrón, estaría en vela. * Mirad que yo vengo como un
ladrón —dice el Señor—; bienaventurado el que esté velando. Aleluya.
V. Cuando estén diciendo: «Paz y seguridad», en ese preciso instante
vendrá sobre ellos la ruina.
R. Mirad que yo vengo como un ladrón —dice el Señor—; bienaventurado
el que esté velando. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
Del Diálogo de santa Catalina de Siena, virgen, Sobre la divina
providencia
(Cap. 167, Acción de gracias a la Santísima Trinidad: edición latina,
Ingolstadt 1583, ff. 290v-291)
GUSTÉ Y VÍ
¡Oh Divinidad eterna, oh eterna Trinidad, que por la unión con tu divina
naturaleza hiciste de tan gran precio la sangre de tu Hijo unigénito! Tú,
Trinidad eterna, eres como un mar profundo, en el que cuanto más busco más
encuentro, y cuanto más encuentro más te busco. Tú sacias el alma de una manera
en cierto modo insaciable, ya que siempre queda con hambre y apetito, deseando
con avidez que tu luz nos haga ver la luz, que eres tú misma.
Gusté y vi con la luz de mi inteligencia, ilustrada con tu luz, tu profundidad
insondable, Trinidad eterna, y la belleza de tus creaturas: por esto,
introduciéndome en ti, vi que era imagen tuya, y esto por un don que tú me has
hecho, Padre eterno, don que procede de tu poder y de tu sabiduría, sabiduría
que es atribuida por apropiación a tu Unigénito y el Espíritu Santo, que
procede de ti, Padre, y de tu Hijo, me dio una voluntad capaz de amar.
Porque tú, Trinidad eterna, eres el hacedor, y yo la hechura: por esto he
conocido con la luz que tú me has dado, al contemplar cómo me has creado de
nuevo por la sangre del Hijo único, que estás enamorado de la belleza de tu
hechura.
¡Oh abismo, oh Trinidad eterna, oh Divinidad, oh mar profundo!: ¿qué don más
grande podías otorgarme que el de ti mismo? Tú eres el fuego que arde
constantemente sin consumirse; tú eres quien consumes con tu calor todo amor
del alma a sí misma. Tú eres, además, el fuego que aleja toda frialdad, e
iluminas las mentes con tu luz, esta luz con la que me has dado a conocer tu
verdad.
En esta luz, como en un espejo, te veo reflejado a ti, sumo bien, bien sobre
todo bien, bien dichoso, bien incomprensible, bien inestimable, belleza sobre
toda belleza, sabiduría sobre toda sabiduría: porque tú eres la misma
sabiduría, tú el manjar de los ángeles, que por tu gran amor te has comunicado
a los hombres.
Tú eres la vestidura que cubre mi desnudez, tú sacias nuestra hambre con tu
dulzura, porque eres dulce sin mezcla de amargor, ¡oh Trinidad eterna!
RESPONSORIO Cf. Ct 5, 2
R. Ábreme, hermana mía, que has llegado a ser coheredera de mi reino;
amada mía, que has llegado a conocer los profundos misterios de mi
verdad; * tú has sido enriquecida con la donación de mi Espíritu, tú
has sido purificada de toda mancha con mi sangre. Aleluya.
V. Sal del reposo de la contemplación y consagra tu vida a dar
testimonio de mi verdad.
R. Tú has sido enriquecida con la donación de mi Espíritu, tú has
sido purificada de toda mancha con mi sangre. Aleluya.
*Lecturas
de la 4ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Lecturas de
Santa Catalina de Siena, Virgen y Doctora
Jueves, 29 de abril de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (11,25-30)*
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y
tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has
revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo
ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce
al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí
todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo
y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro
descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. La virgen santa Catalina no cesaba de suplicar al Señor que se
dignara dar nuevamente la paz a la santa Iglesia. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La virgen santa Catalina no cesaba de suplicar al Señor que se
dignara dar nuevamente la paz a la santa Iglesia. Aleluya.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, esposo y corona de las vírgenes, y
supliquémosle, diciendo:
Jesús, corona de las vírgenes, escúchanos.
Señor Jesucristo, a quien las vírgenes amaron como a su único esposo,
concédenos que nada nos aparte de tu amor.
Tú que coronaste a María como reina de las vírgenes,
por su intercesión concédenos recibirte siempre con pureza de corazón.
Por intercesión de las santas vírgenes que te sirvieron siempre con fidelidad,
consagradas a ti en cuerpo y alma,
ayúdanos, Señor, a que los bienes de este mundo que pasa no nos separen de tu
amor eterno.
Señor Jesús, esposo que has de venir y a quien las vírgenes prudentes
esperaban,
concédenos que aguardemos tu retorno glorioso con una esperanza activa.
Por intercesión de santa Catalina de Siena, que fue virgen sensata y una de las
prudentes,
concédenos, Señor, la verdadera sabiduría y la pureza de costumbres.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Con sencillez y humildad digamos la oración que Jesús nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios nuestro, que diste a santa Catalina de Siena el don de
entregarse con amor a la contemplación de la pasión de Cristo y al servicio de
la Iglesia, haz que, por su intercesión, el pueblo cristiano viva siempre unido
al misterio de Cristo, para que pueda rebosar de gozo cuando se manifieste su
gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*Santa
Catalina de Siena*
Santa Catalina nació en 1347 en Siena, hija de padres virtuosos y
piadosos. Ella fue favorecida por Dios con gracias extraordinarias desde una
corta edad, y tenía un gran amor hacia la oración y hacia las cosas de Dios. A
los siete años, consagró su virginidad a Dios a través de un voto privado. A
los doce años, la madre y la hermana de Santa Catalina intentaron persuadirla
para llegar al matrimonio, y así comenzaron a alentarla a prestar más atención
a su apariencia. Para complacerlos, ella se vestía de gala y se engalanaba con
joyas que se estilaban en esa época. Al poco tiempo, Santa Catalina se
arrepintió de esta vanidad. Su familia consideró la soledad inapropiada para la
vida matrimonial, y así comenzaron a frustrar sus devociones, privándola de su
pequeña cámara o celda en la cual pasaba gran parte de su tiempo en soledad y
oración. Ellos le dieron varios trabajos duros para distraerla. Santa Catalina
sobrellevó todo esto con dulzura y paciencia. El Señor le enseñó a lograr otro
tipo de soledad en su corazón, donde, entre todas sus ocupaciones, se
consideraba siempre a solas con Dios, y donde no podía entrar ninguna
tribulación.
Más adelante, su padre aprobó finalmente su devoción y todos sus
deseos piadosos. A los quince años de edad, asistía generosamente a los pobres,
servía a los enfermos y daba consuelo a los afligidos y prisioneros. Ella
prosiguió el camino de la humildad, la obediencia y la negación de su propia
voluntad. En medio de sus sufrimientos, su constante plegaria era que dichos
sufrimientos podían servir para la expiación de sus faltas y la purificación de
su corazón.
Santa Catalina regresó de esta manera a Siena, donde prosiguió su
vida de oración. Ella obtuvo la unión perpetua de su alma con Dios. Aunque a
veces estuviera obligada a conversar con diferentes personas sobre varios y
diversos asuntos, ella siempre estaba ocupada y absorta en Dios. En una visión,
Jesús se le presentó con dos coronas, una de oro y otra de espinas,
ofreciéndole elegir con cuál de las dos se complacería. Ella respondió:
"Yo deseo, Oh Señor, vivir aquí siempre conforme a tu pasión, y encontrar
en el dolor y en el sufrimiento mi reposo y deleite." Luego, tomando
ansiosamente la corona de espinas, se la colocó sobre la cabeza.
En 1378, cuando Urbano VI fue electo Papa, su temperamento hizo
que los cardenales se distanciaran, y que varios de ellos se retiraran. Luego
declararon la elección nula, y eligieron a Clemente VII, con quien se retiraron
de Italia y residieron en Avignon. Santa Catalina escribió largas cartas a los
cardenales quienes primero habían reconocido a Urbano, y luego eligieron a
otro; presionándolos a volver a su pastor legal. Ella también le escribió a
Urbano mismo, exhortándolo a sobrellevar con temple y gozo los problemas en que
se encontraba, y a aplacar el temperamento que le había llevado a tener tantos
enemigos. A través del Padre Raimundo de Capua, su confesor y posteriormente su
biógrafo, el Papa pidió a Santa Catalina regresar a Roma. El la escuchó y
siguió sus instrucciones. Ella también escribió a los reyes de Francia y de
Hungría para exhortarlos a renunciar al cisma.
Mientras trabajaba afanosamente para extender la obediencia al
verdadero Papa, la salud de Santa Catalina comenzó a deteriorarse. Ella
falleció de un ataque súbito a los 33 años en Roma. Los habitantes de Siena
deseaban conservar su cabeza. Hubo un milagro que se comentó en el cual
tuvieron un éxito parcial. Sabiendo que ellos no podían llevar a escondidas
todo su cuerpo fuera de Roma, decidieron llevar solo su cabeza, la cual
colocaron en un bolso. Cuando fueron detenidos por los guardias romanos, oraron
para que Santa Catalina los ayudara. Cuando los guardias abrieron el bolso,
parecía que ya no contenía su cabeza sino que todo el bolso estaba lleno de
pétalos de rosa. Una vez que regresaron a Siena, volvieron a abrir el bolso y
su cabeza estaba visible nuevamente. Debido a este relato, Sana Catalina a
menudo es observada sosteniendo una rosa. La cabeza incorruptible y el dedo
pulgar fueron sepultados en la Basílica de Santo Domingo, donde se conservan en
la actualidad. El cuerpo de Santa Catalina esta enterrado en la Basílica de
Santa María sopra Minerva en Roma, que se encuentra cerca del Panteón.
Las cartas de Santa Catalina son consideradas como una de las
grandes obras de principios de la literatura Toscana. Ella escribió 364, y más
de 300 de ellas se conservan en la actualidad. En sus cartas dirigidas al Papa,
a menudo se refería al mismo con afecto como “Papa” o “Papi” (“Babbo” en
italiano). Aproximadamente un tercio de sus cartas estaban dirigidas a mujeres.
Otros destinatarios incluyen a sus diversos confesores, entre ellos Raimundo de
Capua, los reyes de Francia y Hungría, la Reina de Nápoles y numerosas figuras
religiosas. Su otra obra magistral es el “Diálogo de la Divina Providencia,” un
diálogo entre el alma y Dios. Registrado entre Registrado entre 1377 y 1378 por
los miembros de su círculo. A menudo considerada como una analfabeta, Santa
Catalina es reconocida por Raimundo en su biografía como capaz de leer latín e
italiano, y otro hagiógrafo, Tommaso Caffarini, manifestó que la santa podía
escribir. El Papa Pío II canonizó a Catalina en 1461, y el Papa Pablo VI le
otorgó el título de Doctora de la Iglesia in 1970, haciéndola una de las
primeras mujeres en recibir este honor.
*VÍSPERAS*
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: DICHOSA TÚ, QUE ENTRE TODAS
Dichosa tú, que, entre todas,
fuiste por Dios sorprendida
con tu lámpara encendida
para el banquete de bodas.
Con el abrazo inocente
de un hondo pacto amoroso,
vienes a unirte al Esposo
por virgen y por prudente.
Enséñanos a vivir,
ayúdenos tu oración,
danos en la tentación
la gracia de resistir.
Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria,
y gloria por esta gloria
que alegra a la humanidad. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor es mi refugio y mi libertador. Aleluya.
Salmo 143 I - ORACIÓN POR LA VICTORIA Y POR LA PAZ
Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;
mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.
Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?
¿Qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.
Señor, inclina tu cielo y desciende,
toca los montes, y echarán humo,
fulmina el rayo y dispérsalos,
dispara tus saetas y desbarátalos.
Extiende la mano desde arriba:
defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es mi refugio y mi libertador. Aleluya.
Ant 2. Gracias sean dadas a Dios que nos da la victoria por nuestro Señor
Jesucristo. Aleluya.
Salmo 143 II
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.
Defiéndeme de la espada cruel,
sálvame de las manos de extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.
Sean nuestros hijos un plantío,
crecidos desde su adolescencia;
nuestras hijas sean columnas talladas,
estructura de un templo.
Que nuestros silos estén repletos
de frutos de toda especie;
que nuestros rebaños a millares
se multipliquen en las praderas,
y nuestros bueyes vengan cargados;
que no haya brechas ni aberturas,
ni alarma en nuestras plazas.
Dichoso el pueblo que esto tiene,
dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Gracias sean dadas a Dios que nos da la victoria por nuestro Señor
Jesucristo. Aleluya.
Ant 3. Ayer como hoy, Jesucristo es el mismo y lo será siempre. Aleluya.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ayer como hoy, Jesucristo es el mismo y lo será siempre. Aleluya.
LECTURA BREVE 1Co 7, 32. 34
El célibe se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; lo
mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor,
consagrándose a ellos en cuerpo y alma.
RESPONSORIO BREVE
V. Llevan ante el Rey el séquito de vírgenes, las traen entre
alegría. Aleluya, aleluya.
R. Llevan ante el Rey el séquito de vírgenes, las traen entre
alegría. Aleluya, aleluya.
V. Van entrando en el palacio real.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Llevan ante el Rey el séquito de vírgenes, las traen entre
alegría. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Siempre y en todo lugar, santa Catalina buscaba a Dios, y lo
encontraba y poseía, uniéndose al Señor por medio de la caridad y del amor. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Siempre y en todo lugar, santa Catalina buscaba a Dios, y lo
encontraba y poseía, uniéndose al Señor por medio de la caridad y del amor.
Aleluya.
PRECES
Alabemos con gozo a Cristo, que elogió a los que permanecen
vírgenes a causa del reino de Dios, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, rey de las vírgenes, escúchanos.
Señor Jesucristo, tú que como esposo amante colocaste junto a ti a la Iglesia
sin mancha ni arruga,
haz que sea siempre santa e inmaculada.
Señor Jesucristo, a cuyo encuentro salieron las vírgenes santas con sus
lámparas encendidas,
no permitas que falte nunca el óleo de la fidelidad en las lámparas de las
vírgenes que se han consagrado a ti.
Señor Jesucristo, a quien la Iglesia virgen guardó siempre fidelidad intacta,
concede a todos los cristianos la integridad y la pureza de la fe.
Tú que concedes hoy a tu pueblo alegrarse por la fiesta de santa Catalina de
Siena, virgen,
concédele también gozar siempre de su valiosa intercesión.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que recibiste en el banquete de tus bodas a las vírgenes santas,
admite tanbién a nuestros hermanos difuntos en el convite festivo de tu reino.
Oremos con Jesús, diciendo a nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios nuestro, que diste a santa Catalina de Siena el don de
entregarse con amor a la contemplación de la pasión de Cristo y al servicio de
la Iglesia, haz que, por su intercesión, el pueblo cristiano viva siempre unido
al misterio de Cristo, para que pueda rebosar de gozo cuando se manifieste su
gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL JUEVES 29 DE ABRIL 2021
Lecturas de
Santa Catalina de Siena, Virgen y Doctora
Jueves, 29 de abril de 2021
Primera
lectura
Lectura de
la primera carta del apóstol san Juan (1,5–2,2):
Os anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es
luz sin tiniebla alguna. Si decimos que estamos unidos a él, mientras vivimos
en las tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si vivimos en la luz, lo
mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la
sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados. Sí decimos que no hemos pecado,
nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él,
que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda
injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no poseemos
su palabra. Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno
peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es
víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino
también por los del mundo entero.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 102
R/. Bendice, alma mía,
al Señor
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades,
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R/.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro. R/.
Pero la misericordia del Señor dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos,
para los que guardan la alianza. R/.
*Lecturas
de la 4ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Lecturas de
Santa Catalina de Siena, Virgen y Doctora
Jueves, 29 de abril de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (11,25-30)*
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y
tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has
revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo
ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce
al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí
todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo
y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro
descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
Palabra del Señor
*(Aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar)*
*Esta palabra aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar, es una palabra que me hacen
llegar a la tristeza. Sentir las buenas intenciones del Señor como quiere ser
todo en mí y yo no soy sincero con él. La buena noticia para mi es, que el
Señor tiene todo el poder de sacar de raíz, las cosas que no son de su agrado y
que están dentro de mí. Él quiere realizar una bella obra en mí, con capacidad
de ver y sentir el amor en mí, y me invita que sea una persona con alegría, con
la capacidad de contagiar de alegría, a las personas que se me acerquen. El
Señor me invita a una vida nueva, porque él se me quiere revelar y que lo pueda
reconocer*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.