Musica Para el Alma
miércoles, 17 de diciembre de 2025
MATEO 1,18-24 CICLO A
Lecturas
de la Feria de Adviento (18 de diciembre)
18 Dic 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo (1,18-24)*
La generación de Jesucristo fue de esta
manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó
que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en
privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un
ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que
hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por
nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por medio
del profeta:
«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrán por nombre Emmanuel,
que significa “Dios-con-nosotros”».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y
acogió a su mujer.
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(José, su esposo, como era justo y no quería
difamarla).
*El evangelio de José
el esposo de la Virgen María, es para mí, el evangelio de la paz interior. José
con sus pensamientos provoca que el mismo Dios, a través de un ángel, pueda
hablarle. La decisión que tomo José el hombre justo, es algo que le podría hacer
daño interiormente, porque un justo hijo de Dios, busca siempre la forma o la
manera de cómo salvar la vida de personas. El justo hijo de Dios, siembre busca
el bien del otro, en su forma de vida, no existe el deseo de hacer algo malo
que pueda provocar daños en otras personas. José es el encargado de mostrar lo
importante de tener paz interior. Esta palabra de hoy es para que pida ayuda a
José, para que me enseñe la importancia de tener paz interior. José es el gran
maestro del silencio, de la paz interior y de la humildad. José tuvo la grata y
santa experiencia de cargar al Niño Dios, en sus brazos, de enseñar al niño en
sus inicios. José que yo pueda aprender de ti, hacer justo en todo y con todos*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAUDES Y VISPERAS DEL JUEVES 18
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*Laudes - 18 DE DICIEMBRE 2025*
El siguiente es el formulario que corresponde a laudes de la liturgia de
las horas para el día, jueves, 18 de diciembre de 2025.
Invitatorio
V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Antifona: El Señor
está cerca, venid, adorémosle.
Salmo 94
Invitación a la alabanza divina
Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy».
(Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
(Se repite la antífona)
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
(Se repite la antífona)
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
(Se repite la antífona)
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
(Se repite la antífona)
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
(Se repite la antífona)
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
(Se repite la antífona)
Himno
Ya muy cercano, Emmanuel
hoy te presiente Israel,
que en triste exilio vive ahora
y redención de ti implora.
Ven ya, del cielo resplandor,
Sabiduría del Señor,
pues con tu luz, que el mundo ansía,
nos llegará nueva alegría.
Llegando estás, Dios y Señor,
del Sinaí legislador,
que la ley santa promulgaste
y tu poder allí mostraste.
Ven, Vara santa de Jesé,
contigo el pueblo a lo que fue
volver espera, pues aún gime
bajo el cruel yugo que lo oprime.
Ven, Llave de David, que al fin
el cielo abriste al hombre ruin
que hoy puede andar libre su vía,
con la esperanza del gran día.
Aurora tú eres que, al nacer,
nos trae nuevo amanecer,
y, con tu luz, viva esperanza
el corazón del hombre alcanza.
Rey de la gloria, tu poder
al enemigo ha de vencer,
y, al ayudar nuestra flaqueza,
se manifiesta tu grandeza. Amén.
Salmodia
Antífona 1: ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
Salmo 86
Himno a Jerusalén, madre de todos los
pueblos
La Jerusalén de arriba es libre; ésa es nuestra madre. (Ga 4,26)
Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!
«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí.»
Se dirá de Sión: «Uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado.»
El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí.»
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti.»
Antífona 2: El Señor llega con poder, y su recompensa lo precede.
Is 40,10-17
El buen pastor es el Dios altísimo y
sapientísimo
Mira, llego en seguida y traigo conmigo mi salario. (Ap 22,12)
Mirad, el Señor Dios llega con poder,
y su brazo manda.
Mirad, viene con él su salario,
y su recompensa lo precede.
Como un pastor que apacienta el rebaño,
su brazo lo reúne,
toma en brazos los corderos
y hace recostar a las madres.
¿Quién ha medido a puñados el mar
o mensurado a palmos el cielo,
o a cuartillos el polvo de la tierra?
¿Quién ha pesado en la balanza los montes
y en la báscula las colinas?
¿Quién ha medido el aliento del Señor?
¿Quién le ha sugerido su proyecto?
¿Con quién se aconsejó para entenderlo,
para que le enseñara el camino exacto,
para que le enseñara el saber
y le sugiriese el método inteligente?
Mirad, las naciones son gotas de un cubo
y valen lo que el polvillo de balanza.
Mirad, las islas pesan lo que un grano,
el Líbano no basta para leña,
sus fieras no bastan para el holocausto.
En su presencia, las naciones todas
como si no existieran,
valen para él nada y vacío.
Antífona 3: Ensalzad al Señor, Dios nuestro, postraos ante el estrado de sus pies.
Salmo 98
Santo es el Señor, nuestro Dios
Tú, Señor, que estás sentado sobre querubines, restauraste el mundo
caído, cuando te hiciste semejante a nosotros. (S. Atanasio)
El Señor reina, tiemblen las naciones;
sentado sobre querubines, vacile la tierra.
El Señor es grande en Sión,
encumbrado sobre todos los pueblos.
Reconozcan tu nombre, grande y terrible:
Él es santo.
Reinas con poder y amas la justicia,
tú has establecido la rectitud;
tú administras la justicia y el derecho,
tú actúas en Jacob.
Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
postraos ante el estrado de sus pies:
Él es santo.
Moisés y Aarón con sus sacerdotes,
Samuel con los que invocan su nombre,
invocaban al Señor, y él respondía.
Dios les hablaba desde la columna de nube;
oyeron sus mandatos y la ley que les dio.
Señor, Dios nuestro, tú les respondías,
tú eras para ellos un Dios de perdón,
y un Dios vengador de sus maldades.
Ensalzad al Señor, Dios nuestro;
postraos ante su monte santo:
Santo es el Señor, nuestro Dios.
Lectura Breve
Rm 13, 11b-12
Ya es hora que despertéis del sueño, pues la salud está
ahora más cerca que cuando abrazamos la fe. La noche va pasando, el día está
encima; desnudémonos, pues, de las obras de las tinieblas y vistámonos de las
armas de la luz.
Responsorio Breve
V. Sobre
ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V. Su gloria aparecerá sobre ti.
R. Amanecerá el Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V. Levantaos,
alzad la cabeza.
R. Se acerca vuestra liberación.
Lecturas
Primera Lectura
Del libro del profeta Isaías 40, 12-18. 21-31
GRANDEZA DEL SEÑOR
¿Quién midió los mares con el cuenco de la mano, y
abarcó con su palmo la dimensión de los cielos, metió en un tercio de medida el
polvo de la tierra, pesó con la romana los montes, y los cerros con la balanza?
¿Quién abarcó el espíritu del Señor, y como consejero suyo le enseñó? ¿Con
quién se aconsejó, quién le explicó y le enseñó la senda de la justicia, y le
enseñó la ciencia, y el camino de la inteligencia le mostró?
Las naciones son como gota de un cazo, como
escrúpulo de balanza son estimadas. Las islas como una chinita pesan. El Líbano
no basta para la quema, ni sus animales para holocausto. Todas las naciones son
como nada ante él, como nada y vacío son estimadas por él. Pues ¿con quién
asemejaréis a Dios, qué semejanza le aplicaréis? ¿No lo sabíais? ¿No lo habíais
oído? ¿No os lo había mostrado desde el principio? ¿No lo entendisteis desde
que se fundó la tierra?
Él está sentado sobre el orbe terrestre, cuyos
habitantes son como saltamontes; élexpande los cielos como un tul, y los ha
desplegado como una tienda que se habita. Él aniquila a los tiranos, y a los
árbitros de la tierra los reduce a la nada. Apenas han sido plantados, apenas
sembrados, apenas arraiga en tierra su esqueje, cuando sopla sobre ellos y se
secan, y una ráfaga como tamo se los lleva.
¿Con quién me asemejaréis y seré igualado?, dice el
Santo.
Alzad a lo alto los ojos y ved: ¿quién ha hecho esto? El que hace salir por
orden al ejército celeste, y a cada estrella por su nombre llama. Gracias a su
esfuerzo y al vigor de su energía, no falta ni una.
¿Por qué dices, Jacob, y hablas, Israel: «Oculto
está mi camino para el Señor, y a Dios se le pasa mi derecho?» ¿Es que no lo
sabes? ¿Es que no lo has oído? Que Dios desde siempre es el Señor, creador de
los confines de la tierra, que no se cansa ni se fatiga, y cuya inteligencia es
inescrutable. Que al cansado da vigor, y al que no tiene fuerzas la energía le
acrecienta. Los jóvenes se cansan, se fatigan, los valientes tropiezan y
vacilan, mientras que a los que esperan en el Señor él les renovará el vigor, subirán
con alas como de águilas, correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse.
Responsorio Rom 11,
34-35; Is 40, 14
R. ¿Quién
ha conocido jamás la mente del Señor? ¿Quién ha sido su consejero? * ¿Quién
le ha dado primero, para que él le devuelva?
V. ¿Con quién se aconsejó para entenderlo, para que le enseñara el
camino exacto?
R. ¿Quién le ha dado primero, para que él le devuelva?
Segunda Lectura
De la Carta a Diogneto
(Caps. 8, 5-9, 6: Funk I, 325-327)
DIOS HA REVELADO SU CARIDAD POR MEDIO DE SU HIJO
Nadie pudo ver ni dar a conocer a Dios, sino que
fue él mismo quien se reveló. Y lo hizo mediante la fe, único medio de ver a
Dios. Pues el Señor y Creador de todas las cosas, que lo hizo todo y dispuso
cada cosa en su propio orden, no sólo amó a los hombres, sino que fue también
paciente con ellos. Siempre fue, es y seguirá siendo benigno, bueno, incapaz de
ira y veraz; más aún, es el único bueno; y cuando concibió en su mente algo grande
e inefable, lo comunicó únicamente con su Hijo.
Mientras mantenía en lo oculto y reservaba
sabiamente su designio, podía parecer que nos tenía olvidados y no se
preocupaba de nosotros; pero, una vez que, por medio de su Hijo querido, reveló
y manifestó todo lo que se hallaba preparado desde el comienzo, puso a la vez
todas las cosas a nuestra disposición: la posibilidad de disfrutar de sus
beneficios, y la posibilidad de verlos y comprenderlos. ¿Quién de nosotros se
hubiera atrevido a imaginar jamás tanta generosidad?
Así pues, una vez que Dios ya lo había dispuesto
todo en compañía de su Hijo, permitió que, hasta la venida del Salvador, nos
dejáramos arrastrar, a nuestro arbitrio, por desordenados impulsos, y fuésemos
desviados del recto camino por nuestros voluptuosos apetitos; no porque, en
modo alguno, Dios se complaciese con nuestros pecados, sino por tolerancia; ni
porque aprobase aquel tiempo de iniquidad, sino porque era el creador del presente
tiempo de justicia, de modo que, ya que en aquel tiempo habíamos quedado convictos
por nuestras propias obras de ser indignos de la vida, la benignidad de Dios se
dignase ahora otorgárnosla, y una vez que habíamos puesto de manifiesto que por
nuestra parte no seríamos capaces de tener acceso al reino de Dios, el poder de
Dios nos concediese tal posibilidad.
Y cuando nuestra injusticia llegó a su colmo y se puso
completamente de manifiesto que el suplicio y la muerte, su recompensa, nos
amenazaban, al llegar el tiempo que Dios había establecido de antemano para
poner de manifiesto su benignidad y poder (¡inmensa humanidad y caridad de
Dios!), no se dejó llevar del odio hacia nosotros ni nos rechazó, ni se vengó,
sino que soportó y echó sobre sí con paciencia nuestros pecados, asumiéndolos compadecido
de nosotros, y entregó a su propio Hijo como precio de nuestra redención: al santo
por los inicuos, al inocente por los culpables, al justo por los injustos, al incorruptible
por los corruptibles, al inmortal por los mortales. ¿Qué otra cosa que no fuera
su justicia pudo cubrir nuestros pecados? ¿Por obra de quién, que no fuera el
Hijo único de Dios, pudimos nosotros quedar justificados, inicuos e impíos como
éramos?
¡Feliz intercambio, disposición fuera del alcance de nuestra inteligencia,
insospechados beneficios: la iniquidad de muchos quedó sepultada por un solo justo,
la justicia de uno solo justificó a muchos injustos!
Responsorio Hch 4, 12;
Is 9, 6
R. En
ningún otro se encuentra la salud; * y no hay bajo el cielo otro
nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos.
V. Será llamado: «Consejero admirable», «Dios poderoso», «Padre
sempiterno» y «Príncipe de la paz».
R. Y no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que
nosotros debamos salvarnos.
Lecturas de la Feria de Adviento
(18 de diciembre)
18
Dic 2025
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (1,18-24)*
La
generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó
que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en
privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un
ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que
hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por
nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por medio
del profeta:
«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrán por nombre Emmanuel,
que significa “Dios-con-nosotros”».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y
acogió a su mujer.
Palabra
del Señor
Canto Evangélico
Antifona: No
dejéis de velar: pronto llegará el Señor, nuestro Dios.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
+ Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Roguemos, hermanos, al Señor Jesús, juez de vivos y
muertos, y digámosle:
Ven, Señor Jesús.
Señor Jesucristo, tú que viniste a salvar a los
pecadores, — líbranos de caer en la tentación.
Tú que vendrás con gloria para juzgar a tu pueblo, —
muestra en nosotros tu poder salvador.
Ayúdanos a cumplir con fortaleza de espíritu los
preceptos de tu ley, — para que podamos esperar tu venida sin temor.
Tú que eres bendito por los siglos, — concédenos,
por tu misericordia, que llevando ya desde ahora una vida sobria y religiosa
esperemos con gozo tu gloriosa aparición.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Porque Jesucristo mismo nos lo enseñó, nos
atrevemos a decir: Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Concede, Señor, a los que vivimos oprimidos por la
antigua esclavitud del pecado ser
liberados por el nuevo y esperado nacimiento de tu Hijo. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Vísperas - 18 DE DICIEMBRE 2025
El siguiente es el formulario que corresponde a
vísperas de la liturgia de las horas para el día, jueves, 18 de diciembre de
2025.
Invitatorio
Vísperas
Invocación
V. Dios
mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno
Alegría de nieve
por los caminos.
Todo espera la gracia
del Bien Nacido.
En desgracia los hombres,
dura la tierra.
Cuanta más nieve cae,
más cielo cerca.
La tierra tan dormida
ya se despierta.
Y hasta el hombre más muerto
se despereza.
Ya los montes se allanan
y las colinas,
y el corazón del hombre
vuelve a la vida. Amén.
Salmodia
Antífona 1: Que tus fieles, Señor, vitoreen al entrar en tu morada.
Salmo 131,1-10
Promesas a la casa de David
El Señor Dios le dará el trono de David, su padre. (Lc 1,32)
Señor, tenle en cuenta a David
todos sus afanes:
cómo juró al Señor
e hizo voto al Fuerte de Jacob:
«No entraré bajo el techo de mi casa,
no subiré al lecho de mi descanso,
no daré sueño a mis ojos,
ni reposo a mis párpados,
hasta que encuentre un lugar para el Señor,
una morada para el Fuerte de Jacob.»
Oímos que estaba en Efrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies.
Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles vitoreen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido.
Antífona 2: El Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella.
Salmo 131,11-18
El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono.
Si tus hijos guardan mi alianza
y los mandatos que les enseño,
también sus hijos, por siempre,
se sentarán sobre tu trono.»
Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Ésta es mi mansión por siempre,
aquí viviré, porque la deseo.
Bendeciré sus provisiones,
a sus pobres los saciaré de pan,
vestiré a sus sacerdotes de gala,
y sus fieles aclamarán con vítores.
Haré germinar el vigor de David,
enciendo una lámpara para mi Ungido.
A sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre él brillará mi diadema.»
Antífona 3: El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le
servirán.
Ap 11, 17-18;12,10b-12a
El juicio de Dios
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Lectura Breve
Flp 4, 4-5
Estad siempre alegres en el Señor. Otra vez os lo
digo: Estad alegres. Que vuestra bondad sea conocida de todos. El Señor está
cerca.
Responsorio Breve
V. Muéstranos,
Señor, tu misericordia.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
V. Y danos tu salvación.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Canto Evangélico
Antifona: Oh
Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza
ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ven a librarnos con el poder de tu brazo.
Magnificat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Hermanos, oremos a Cristo, el Señor que viene a
salvar a todos los hombres, y digámosle confiadamente:
Ven, Señor Jesús.
Señor Jesucristo, que por el misterio de la encarnación manifestaste al mundo
la gloria de tu divinidad, — vivifica al mundo con tu venida.
Tú que participaste de nuestra debilidad, — concédenos tu misericordia.
Tú que en tu primera venida viniste humildemente para salvar al mundo de sus
pecados, — absuélvenos de todas las culpas, cuando vuelvas de nuevo con gloria
y majestad.
Tú que lo gobiernas todo con tu poder, — ayúdanos, por tu bondad, a alcanzar la
herencia eterna.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones
libres.
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, — alegra con la visión de tu
rostro a nuestros hermanos difuntos.
Con el deseo de que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres, digamos al
Padre: Padre nuestro.
Padre Nuestro Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre, venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal.
Oración
Concede, Señor, a los que vivimos oprimidos por la
antigua esclavitud del pecado ser liberados por el nuevo y esperado nacimiento
de tu Hijo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL JUEVES 18 DE DICIEMBRE 2025
Lecturas
de la Feria de Adviento (18 de diciembre)
18 Dic 2025
Primera Lectura
Lectura del libro de Jeremías (23,5-8):
Mirad que llegan días —oráculo del Señor—
en que daré a David un vástago legítimo:
reinará como monarca prudente,
con justicia y derecho en la tierra.
En sus días se salvará Judá,
Israel habitará seguro.
Y le pondrán este nombre:
«El-Señor-nuestra-justicia».
Así que llegan días —oráculo del Señor— en que ya no se dirá: «Lo juro por el
Señor, que sacó a los hijos de Israel de Egipto», sino: «Lo juro por el Señor,
que sacó a la casa de Israel del país del norte y de los países por donde los
dispersó, y los trajo para que habitaran en su propia tierra».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 71,1-2.12-13.18-19
R/. En sus días florezca la
justicia, y la paz abunde eternamente.
V/. Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.
V/. Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R/.
V/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso;
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén! R/.
Lecturas
de la Feria de Adviento (18 de diciembre)
18 Dic 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo (1,18-24)*
La generación de Jesucristo fue de esta
manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó
que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en
privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un
ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que
hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por
nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por medio
del profeta:
«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrán por nombre Emmanuel,
que significa “Dios-con-nosotros”».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y
acogió a su mujer.
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(José, su esposo, como era justo y no quería
difamarla).
*El evangelio de José
el esposo de la Virgen María, es para mí, el evangelio de la paz interior. José
con sus pensamientos provoca que el mismo Dios, a través de un ángel, pueda
hablarle. La decisión que tomo José el hombre justo, es algo que le podría hacer
daño interiormente, porque un justo hijo de Dios, busca siempre la forma o la
manera de cómo salvar la vida de personas. El justo hijo de Dios, siembre busca
el bien del otro, en su forma de vida, no existe el deseo de hacer algo malo
que pueda provocar daños en otras personas. José es el encargado de mostrar lo
importante de tener paz interior. Esta palabra de hoy es para que pida ayuda a
José, para que me enseñe la importancia de tener paz interior. José es el gran
maestro del silencio, de la paz interior y de la humildad. José tuvo la grata y
santa experiencia de cargar al Niño Dios, en sus brazos, de enseñar al niño en
sus inicios. José que yo pueda aprender de ti, hacer justo en todo y con todos*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.




