TIEMPO PASCUAL
DOMINGO II DE LA OCTAVA DE PASCUA
O DE LA DIVINA MISERICORDIA.
Del Propio del Tiempo.
28 de abril
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: ESTABA AL ALBA MARÍA
Estaba al alba María,
llamándole con sus lágrimas.
Vino la Gloria del Padre
y amaneció el primer día.
Envuelto en la blanca túnica
de su propia luz divina
-la sábana de la muerte
dejada en tumba vacía-,
Jesús, alzado, reinaba;
pero ella no lo veía.
Estaba al alba María,
la fiel esposa que aguarda.
Mueva el Espíritu al aura
en el jardín de la vida.
Las flores huelan la Pascua
de la carne sin mancilla,
y quede quieta la esposa
sin preguntas ni fatiga.
¡Ya está delante el esposo,
venido de la colina!
Estaba al alba María,
porque era la enamorada. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al
pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo ha
resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre.
Aleluya.
Ant 2. Ha resucitado del
sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3,
57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Ha resucitado del
sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.
Ant 3. Aleluya. Ha
resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado. Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya. Ha
resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado. Aleluya.
LECTURA BREVE Hch 10, 40-43
Dios resucitó a Jesús al tercer día e hizo que se apareciese no a todo el
pueblo, sino a nosotros, que somos los testigos elegidos de antemano por Dios.
Nosotros hemos comido y bebido con él, después que Dios lo resucitó de entre
los muertos. Y él nos mandó predicar al pueblo y atestiguar que ha sido
constituido por Dios juez de vivos y muertos. De él hablan todos los profetas y
aseguran que cuantos tengan fe en él recibirán por su nombre el perdón de sus
pecados.
RESPONSORIO BREVE
En lugar del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo.
Aleluya.
PRIMERA LECTURA
De la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-17
LA VIDA NUEVA EN CRISTO
Hermanos: Si habéis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba,
donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Poned vuestro corazón en las
cosas del cielo, no en las de la tierra. Porque habéis muerto y vuestra vida
está oculta con Cristo en Dios; cuando se manifieste Cristo, que es vuestra
vida, os manifestaréis también vosotros con él, revestidos de gloria.
Mortificad las pasiones de vuestro hombre terrenal: la fornicación, la
impureza, la concupiscencia, los malos deseos y la avaricia, que es una
idolatría. Por ellas se desata la cólera de Dios.
En todo eso anduvisteis también vosotros, cuando vivíais entregados a ellas.
Pero ahora dejad también vosotros a un lado todo eso: la ira, la indignación,
la malignidad, la maledicencia y el torpe lenguaje. No os engañéis unos a
otros.
Despojaos del hombre viejo con sus malas pasiones y revestíos del hombre nuevo,
que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento pleno de Dios y se va
configurando con la imagen del que lo creó. Así, ya no hay griego ni judío, ni
circunciso ni incircunciso, ni bárbaro ni escita, ni esclavo ni libre. Sólo Cristo
todo y en todos.
Por lo tanto, como pueblo elegido de Dios, pueblo sacro y amado, sea vuestro
uniforme: la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la
comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas
contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Por encima de todo, procurad el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.
Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón: a ella habéis sido
convocados, en un solo cuerpo. Y vivid siempre agradecidos. Que la palabra de
Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda
sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de todo corazón,
con salmos, himnos y cánticos inspirados.
Todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús,
ofreciendo la Acción de Gracias a Dios Padre por medio de él.
RESPONSORIO Col 3, 1. 2. 3
R. Si habéis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba,
donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. * Poned vuestro corazón en las
cosas del cielo, no en las de la tierra. Aleluya.
V. Porque habéis muerto y vuestra vida está oculta con Cristo en
Dios.
R. Poned vuestro corazón en las cosas del cielo, no en las de la
tierra. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 8, En la octava de Pascua, 1, 4: PL 46, 838. 841)
LA NUEVA CREATURA EN CRISTO
Me dirijo a vosotros, recién nacidos por el bautismo, párvulos en Cristo, nueva
prole de la Iglesia, complacencia del Padre, fecundidad de la Madre, germen
puro, grupo recién agregado, motivo el más preciado de nuestro honor y fruto de
nuestro trabajo, mi gozo y mi corona, todos los que perseveráis firmes en el
Señor.
Os hablo con palabras del Apóstol: Revestíos de Jesucristo, el Señor, y no os
entreguéis a satisfacer las pasiones de esta vida mortal, para que os revistáis
de la vida que habéis revestido en el sacramento. Todos los que habéis sido
bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judío
y gentil, ni entre libre y esclavo, ni entre hombre y mujer: todos sois uno en
Cristo Jesús.
Ésta es precisamente la eficacia del sacramento: se trata, en efecto, del
sacramento de la vida nueva, la cual empieza en el tiempo presente por el
perdón de todos los pecados pasados, y llegará a su plenitud en la resurrección
de los muertos. Por nuestro bautismo fuimos sepultados con él, para participar
de su muerte; para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos,
así también nosotros vivamos una vida nueva. Ahora camináis en la fe, mientras
vivís desterrados en este cuerpo mortal, lejos del Señor; pero el mismo
Jesucristo, al dignarse asumir por nosotros la condición humana, se ha
convertido para vosotros en el camino seguro hacia él, al cual os dirigís. Es
grande, en efecto, la bondad que tiene reservada para sus fieles, y que
descubrirá y completará para los que se acogen a él, cuando llegue el momento
de la posesión efectiva de aquello que ahora hemos recibido sólo en esperanza.
Hoy hace ocho días de vuestro nacimiento espiritual; hoy recibís el complemento
del sello de la fe, lo cual, en los padres antiguos, se realizaba por la
circuncisión de la carne, al octavo día del nacimiento carnal.
Pues el mismo Señor, al despojarse de la mortalidad de la carne por su
resurrección y al hacer resurgir un cuerpo no distinto del de antes, pero sí
libre para siempre de la muerte, señaló con su resurrección el día del domingo,
que es el tercero después de la pasión, es el octavo después del sábado, según
la numeración de días, pero que es al mismo tiempo el primero.
Por esto también vosotros, si habéis sido resucitados con Cristo -aunque
todavía no de hecho, pero sí ya con esperanza cierta, porque habéis recibido el
sacramento de ello y las arras del Espíritu-, buscad las cosas de arriba, donde
Cristo está sentado a la diestra de Dios. Poned vuestro corazón en las cosas
del cielo, no en las de la tierra. Porque habéis muerto y vuestra vida está
oculta con Cristo en Dios; cuando se manifieste Cristo, que es vuestra vida, os
manifestaréis también vosotros con él, revestidos de gloria.
RESPONSORIO Col 3, 3-4; Rm 6, 11
R. Habéis muerto y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios; *
cuando se manifieste Cristo, que es vuestra vida, os manifestaréis también
vosotros con él, revestidos de gloria. Aleluya.
V. Considerad que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios
en unión con Cristo Jesús.
R. Cuando se manifieste Cristo, que es vuestra vida, os manifestaréis
también vosotros con él, revestidos de gloria. Aleluya.
Lecturas del Domingo 2º de Pascua - Ciclo C
Domingo, 28
de abril de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-31):
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en
una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos.
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se
llenaron de alegría al ver al Señor.
Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os
envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu
Santo; a quienes les perdonéis los pecados! quedan perdonados; a quienes se los
retengáis, les quedan retenidos.»
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino
Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no
meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo
creo.»
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos.
Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a
vosotros.»
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela
en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»
Contestó Tomás: «¡Señor Mío y Dios Mío!»
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin
haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista
de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías,
el Hijo de Dios, y para que, creyendo tengáis vida en su nombre.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Trae tu mano y métela en mi costado; y no seas
incrédulo sino fiel. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1,
68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Trae tu mano y
métela en mi costado; y no seas incrédulo sino fiel. Aleluya.
PRECES
Invoquemos a Dios, Padre todopoderoso, que resucitó
a Jesús, nuestro jefe y salvador, y aclamémoslo, diciendo:
Ilumínanos, Señor, con la luz de Cristo.
Padre santo, que hiciste pasar a tu Hijo amado de las tinieblas de la muerte a
la luz de tu gloria,
haz que podamos llegar también nosotros a tu luz admirable.
Tú que nos has salvado por la fe,
haz que vivamos hoy según la fe que profesamos en nuestro bautismo.
Tú que quieres que busquemos las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a
tu derecha,
líbranos de la seducción del pecado.
Haz que nuestra vida, oculta en ti con Cristo, brille en el mundo,
para que aparezcan los cielos nuevos y la tierra nueva.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijámonos ahora al Padre con las palabras que el Espíritu del Señor
resucitado pone en nuestra boca:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, cuya misericordia es eterna, tú que
reanimas la fe de tu pueblo con la celebración anual de las fiestas pascuales,
aumenta en nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor la
excelencia del bautismo que nos ha purificado, la grandeza del Espíritu que nos
ha reengendrado y el precio de la sangre que nos ha redimido. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.