Musica Para el Alma
sábado, 15 de junio de 2024
MARCOS 4,26-34 CICLO B
*Lecturas del XI Domingo del Tiempo Ordinario*
*Domingo 16 Jun 2024*
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,26-34):
En aquel tiempo, Jesús
dijo a la multitud: «El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un
hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin
que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va
produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los
granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa
mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha.»
Les dijo también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo
podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es
la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en
el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden
anidar a su sombra.»
Y con otras muchas
parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que
ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus
discípulos les explicaba todo en privado.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(Pero
a sus discípulos les explicaba todo en privado).
*No importa la semilla que sea "El Señor" la hace germinar. Yo
tengo la esperanza que si le doy permiso al Señor, de que entre en mi corazón él
lo pueda convertir en una tierra buena, sé que cuando entre dentro de mí corazón
tendrá que limpiar las malezas, arrancar todas mis inmundicias, sacar todas las
cosas feas que están dentro de mi corazón y tirarla fuera y quemarla. El Señor,
tiene el poder de transformar mi corazón, para que brote de mí, amor, caridad,
perdón y humildad. El Señor por su amor, quiere sembrar en mí la semilla de su
amor, para mi bien y el beneficio de los demás. Ahora tengo la gran oportunidad
de dejarme transformar, en una persona con capacidad, de hacer bien, el bien*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL DOMINGO 16
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*TIEMPO ORDINARIO*
*DOMINGO SEMANA III*
*De la Feria. Salterio III*
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos
vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos
vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Himno: LAS SOMBRAS OSCURAS HUYEN.
Las sombras oscuras huyen,
ya va pasando la noche;
y el sol, con su luz de fuego,
nos disipa los temores.
Ya se apagan las estrellas
y se han encendido soles;
el rocío cae de los cielos
en el cáliz de las flores.
Las criaturas van vistiendo
sus galas y sus colores,
porque al nacer nuevo día
hacen nuevas las canciones.
¡Lucero, Cristo, del alba,
que paces entre esplendores,
apacienta nuestras vidas
ya sin sombras y sin noches!
¡Hermoso Cristo, el Cordero,
entre collados y montes! Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor es admirable en el cielo. Aleluya.
Salmo 92 - GLORIA DEL DIOS CREADOR
El Señor reina vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder:
así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno.
Levantan los ríos, Señor,
levantan los ríos su voz,
levantan los ríos su fragor;
pero más que la voz de aguas caudalosas,
más potente que el oleaje del mar,
más potente en el cielo es el Señor.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es admirable en el cielo.
Aleluya.
Ant 2. Tú, Señor, eres alabado y ensalzado
por los siglos. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Tú, Señor, eres alabado y ensalzado
por los siglos. Aleluya.
Ant 3. Alabad al Señor en el cielo.
Aleluya.
Salmo 148 - ALABANZA DEL DIOS CREADOR
Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo todos sus ángeles,
alabadlo todos sus ejércitos.
Alabadlo, sol y luna;
alabadlo, estrellas lucientes.
Alabadlo, espacios celestes,
y aguas que cuelgan en el cielo.
Alaben el nombre del Señor,
porque él lo mandó, y existieron.
Les dio consistencia perpetua
y una ley que no pasará.
Alabad al Señor en la tierra,
cetáceos y abismos del mar.
Rayos, granizo, nieve y bruma,
viento huracanado que cumple sus órdenes.
Montes y todas las sierras,
árboles frutales y cedros.
Fieras y animales domésticos,
reptiles y pájaros que vuelan.
Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo.
Los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños.
Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra;
él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor en el cielo.
Aleluya.
LECTURA BREVE Ez 37, 12b-14
Así dice el Señor. «Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de
vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y cuando
abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis
que yo soy el Señor: os infundiré mi espíritu y viviréis, os colocaré en
vuestra tierra y sabréis que yo el Señor lo digo y lo hago.» Oráculo del Señor.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de
nosotros.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Hijo mío, haz caso a mis palabras.
R. presta oído a mis consejos.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías 44, 21-45, 3
EL REY CIRO SALVADOR DE ISRAEL
Así dice el Señor:
«Acuérdate de esto Jacob; de que eres mi
siervo, Israel. Yo te formé, siervo mío eres, Israel, no te olvidaré. He
disipado como niebla tus rebeliones, como nube tus pecados: vuelve a mí, que yo
soy tu redentor.»
Aclamad, cielos, porque el Señor ha actuado;
vitoread, simas de la tierra; romped en aclamaciones, montañas, y tú, bosque,
con todos tus árboles; porque el Señor ha redimido a Jacob y se gloría de
Israel.
Así dice el Señor, tu redentor, que te
formó en el vientre:
«Yo soy el Señor, creador de todo; yo solo
extendí el cielo, yo afiancé la tierra. ¿Y quién me ayudaba? Yo soy el que
frustra los presagios de los magos y muestra la necedad de los agoreros; el que
echa atrás a los sabios y muestra que su saber es ignorancia; pero realiza la
palabra de sus siervos, cumple el proyecto de sus mensajeros; el que dice de
Jerusalén: "Será habitada", y de las ciudades de Judá: "Serán
reconstruidas", y levantaré sus ruinas; el que dice al océano:
"Aridece; secaré tus corrientes"; el que dice a Ciro: "Tú eres mi
pastor y cumplirás toda mi voluntad." El que dice de Jerusalén: "Será
reconstruida"; y del templo: "Será cimentado."»
Así dice el Señor a su ungido, Ciro, a
quien lleva de la mano:
«Doblegaré ante él las naciones, desceñiré
las cinturas de los reyes, abriré ante él las puertas, los batientes no se le
cerrarán. Yo iré delante de ti, allanándote los cerros; haré trizas las puertas
de bronce, arrancaré los cerrojos de hierro, te daré los tesoros ocultos, los
caudales escondidos. Así sabrás que yo soy el Señor, que te llamo por tu
nombre, el Dios de Israel.»
RESPONSORIO Is 44, 23
R. Aclamad, cielos, vitoread, simas de la
tierra, * porque el Señor ha actuado.
V. El Señor ha reunido a Jacob y se gloría
de Israel.
R. Porque el Señor ha actuado.
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de san Cipriano, obispo y mártir,
Sobre la oración del Señor
(Cap. 4-6: CSEL 3, 268-270)
LA ORACIÓN HA DE SALIR DE UN CORAZÓN HUMILDE
Las palabras del que ora han de ser
mesuradas y llenas de sosiego y respeto. Pensemos que estamos en la presencia
de Dios. Debemos agradar a Dios con la actitud corporal y con la moderación de
nuestra voz. Porque así como es propio del falto de educación hablar a gritos,
así, por el contrario, es propio del hombre respetuoso orar con un tono de voz
moderado. El Señor, cuando nos adoctrina acerca de la oración, nos manda
hacerla en secreto, en lugares escondidos y apartados, en nuestro mismo
aposento, lo cual concuerda con nuestra fe, cuando nos enseña que Dios está
presente en todas partes, que nos oye y nos ve a todos y que, con la plenitud
de su majestad, penetra incluso los lugares más ocultos, tal como está escrito:
¿Soy yo Dios sólo de cerca, y no soy Dios también de lejos? Si alguno se
esconde en su escondrijo, ¿acaso no lo veo yo? ¿Acaso no lleno yo el cielo y la
tierra? Y también: En todo lugar los ojos de Dios observan a malos y buenos.
Y, cuando nos reunimos con los hermanos
para celebrar los sagrados misterios, presididos por el sacerdote de Dios, no
debemos olvidar este respeto y moderación ni ponernos a ventilar continuamente
sin ton ni son nuestras peticiones, deshaciéndonos en un torrente de palabras,
sino encomendarlas humildemente a Dios, ya que él escucha no las palabras, sino
el corazón, ni hay que convencer a gritos a aquel que penetra nuestros
pensamientos, como lo demuestran aquellas palabras suyas:
¿Por qué pensáis tan mal? Y en otro lugar:
Así conocerán todas las Iglesias que yo soy quien escudriña las entrañas y los
corazones.
De este modo oraba Ana, como leemos en el
primer libro de Samuel, ya que ella no rogaba a Dios a gritos, sino de un modo
silencioso y respetuoso, en lo escondido de su corazón. Su oración era oculta,
pero manifiesta su fe; hablaba no con la boca, sino con el corazón, porque
sabía que así el Señor la escuchaba, y, de este modo, consiguió lo que pedía,
porque lo pedía con fe. Esto nos recuerda la Escritura, cuando dice: Hablaba
interiormente, y no se oía su voz aunque movía los labios, y el Señor la
escuchó. Leemos también en los salmos: Reflexionad en el silencio de vuestro
lecho. Lo mismo nos sugiere y enseña el Espíritu Santo por boca de Jeremías,
con aquellas palabras: Hay que adorarte en lo interior, Señor.
El que ora, hermanos muy amados, no debe
ignorar cómo oraron el fariseo y el publicano en el templo. Este último, sin
atreverse a levantar sus ojos al cielo, sin osar levantar sus manos, tanta era
su humildad, se daba golpes de pecho y confesaba los pecados ocultos en su
interior, implorando el auxilio de la divina misericordia, mientras que el
fariseo oraba satisfecho de sí mismo; y fue justificado el publicano, porque,
al orar, no puso la esperanza de la salvación en la convicción de su propia
inocencia, ya que nadie es inocente, sino que oró confesando humildemente sus
pecados, y aquel que perdona a los humildes escuchó su oración.
RESPONSORIO S. Benito, Regla, 19,
6-7; 2, 3
R. Pensemos cómo debemos conducirnos en la
presencia de Dios y de sus ángeles, * y, que al entonar nuestros salmos de
alabanza, nuestra mente concuerde con nuestra voz.
V. Para ser escuchados no hace falta la
abundancia de palabras, sino un sincero arrepentimiento y pureza de corazón.
R. Y, que al entonar nuestros salmos de
alabanza, nuestra mente concuerde con nuestra voz.
*Lecturas del XI Domingo del Tiempo Ordinario*
*Domingo 16 Jun 2024*
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,26-34):
En aquel tiempo, Jesús
dijo a la multitud: «El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un
hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin
que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va
produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los
granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa
mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha.»
Les dijo también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo
podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es
la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en
el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden
anidar a su sombra.»
Y con otras muchas
parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que
ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus
discípulos les explicaba todo en privado.
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Antífona
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
PRECES
Invoquemos a Dios Padre que envió al Espíritu Santo, para que con
su luz santísima penetrara las almas de sus fieles, y digámosle:
*Ilumina,
Señor, a tu pueblo*.
Te bendecimos, Señor, luz nuestra,
porque a gloria de tu nombre nos has hecho llegar a este nuevo día.
Tú que por la resurrección de tu Hijo quisiste iluminar el mundo,
haz que tu Iglesia difunda entre todos los hombres la alegría pascual.
Tú que por el Espíritu de la verdad adoctrinaste a los discípulos de tu Hijo,
envía este mismo Espíritu a tu Iglesia para que permanezca siempre fiel a ti.
Tú que eres luz para todos los hombres, acuérdate de los que viven aún en las
tinieblas
y abre los ojos de su mente para que te reconozcan a ti, único Dios verdadero.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Por Jesús hemos sido hechos hijos de Dios; por esto nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan
extraviados, para que puedan volver al camino recto, concede a todos los
cristianos que se aparten de todo lo que sea indigno de ese nombre que llevan,
y que cumplan lo que ese nombre significa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: SANTA UNIDAD Y TRINIDAD BEATA.
Santa unidad y Trinidad beata:
con los destellos de tu brillo eterno,
infunde amor en nuestros corazones,
mientras se va alejando el sol de fuego.
Por la mañana te cantamos loas
y por la tarde te elevamos ruegos,
pidiéndote que estemos algún día
entre los que te alaban en el cielo.
Glorificado sean por los siglos
de los siglos el Padre y su Unigénito,
y que glorificado con entrambos
sea por tiempo igual el Paracleto. Amén
SALMODIA
Ant 1. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha.» Aleluya.
Ant 2. El Señor piadoso ha hecho
maravillas memorables. Aleluya.
Salmo 110 - GRANDES SON LAS OBRAS DEL SEÑOR
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su poder,
dándoles la heredad de los gentiles.
Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor piadoso ha hecho
maravillas memorables. Aleluya.
Ant 3. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño
de todo. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados
cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente
decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada
estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño
de todo. Aleluya.
LECTURA BREVE 1Pe 1, 3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran
misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha
hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible,
pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os
custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento
final.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
V. Digno de gloria y alabanza por los siglos.
R. En la bóveda del cielo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. A los malvados les dará una muerte afrentosa, y arrendará su viña
a otros viñadores que le entreguen los frutos a su tiempo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A los malvados les dará una muerte
afrentosa, y arrendará su viña a otros viñadores que le entreguen los frutos a
su tiempo.
PRECES
Invoquemos a Dios, nuestro Padre, que maravillosamente creó el
mundo, lo redimió de forma más admirable aún y no cesa de conservarlo con amor,
y digámosle:
Renueva, Señor, las maravillas de tu amor.
Señor, tú que en el universo, obra de tus manos, nos revelas tu poder,
haz que sepamos ver tu providencia en los acontecimientos del mundo.
Tú que por la victoria de tu Hijo en la cruz anunciaste la paz al mundo,
líbranos de todo desaliento y de todo temor.
A todos los que aman la justicia y trabajan por conseguirla,
concédeles que cooperen con sinceridad y concordia en la edificación de un
mundo mejor.
Ayuda a los oprimidos, consuela a los afligidos, libra a los cautivos, da pan a
los hambrientos
y fortalece a los débiles, para que en todos se manifieste el triunfo de la
cruz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que al tercer día resucitaste a tu Hijo gloriosamente del sepulcro,
haz que nuestros hermanos difuntos lleguen también a la plenitud de la vida.
Concluyamos nuestra súplica con la oración que el mismo Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor
sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre
nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud
y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL DOMINGO 16 DE JUNIO 2024
*Lecturas del XI Domingo del
Tiempo Ordinario*
*Domingo 16 Jun 2024*
Primera Lectura
Lectura
del Profeta Ezequiel (17,22-24):
Esto dice el
Señor Dios: «Arrancaré una rama del alto cedro y la plantaré. De sus ramas más
altas arrancaré una tierna y la plantaré en la cima de un monte elevado; la
plantaré en la montaña más alta de Israel; para que eche brotes y dé fruto y se
haga un cedro noble. Anidarán en él aves de toda pluma, anidarán al abrigo de
sus ramas. Y todos los árboles silvestres sabrán que yo soy el Señor, que
humilla los árboles altos y ensalza los árboles humildes, que seca los árboles
lozanos y hace florecer los árboles secos. Yo, el Señor, lo he dicho y lo
haré.»
Palabra
de Dios
Salmo
Sal
91,2-3.13-14.15-16
R/. Es bueno darte gracias, Señor
Es bueno dar
gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad. R/.
El justo crecerá como
una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano;
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios. R/.
En la vejez seguirá
dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad. R/.
Segunda Lectura
Lectura de la segunda carta de san Pablo a los Corintios (5,6-10):
Siempre tenemos
confianza, aunque sabemos que, mientras vivimos en el cuerpo, estamos
desterrados, lejos del Señor. Caminamos guiados por la fe, sin ver todavía.
Estamos, pues, llenos de confianza y preferimos salir de este cuerpo para vivir
con el Señor. Por eso procuramos agradarle, en el destierro o en la patria.
Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir
el premio o el castigo por lo que hayamos hecho en esta vida.
Palabra de Dios
*Lecturas del XI Domingo del Tiempo Ordinario*
*Domingo 16 Jun 2024*
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,26-34):
En aquel tiempo, Jesús
dijo a la multitud: «El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un
hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin
que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va
produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los
granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa
mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha.»
Les dijo también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo
podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es
la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en
el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden
anidar a su sombra.»
Y con otras muchas
parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que
ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus
discípulos les explicaba todo en privado.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(Pero
a sus discípulos les explicaba todo en privado).
*No importa la semilla que sea "El Señor" la hace germinar. Yo
tengo la esperanza que si le doy permiso al Señor, de que entre en mi corazón él
lo pueda convertir en una tierra buena, sé que cuando entre dentro de mí corazón
tendrá que limpiar las malezas, arrancar todas mis inmundicias, sacar todas las
cosas feas que están dentro de mi corazón y tirarla fuera y quemarla. El Señor,
tiene el poder de transformar mi corazón, para que brote de mí, amor, caridad,
perdón y humildad. El Señor por su amor, quiere sembrar en mí la semilla de su
amor, para mi bien y el beneficio de los demás. Ahora tengo la gran oportunidad
de dejarme transformar, en una persona con capacidad, de hacer bien, el bien*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.