TIEMPO DE CUARESMA
DOMINGO DE LA SEMANA II
Del Propio del Tiempo. Salterio II
17 de marzo
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y
por nosotros murió, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: OH SOL DE SALVACIÓN, OH JESUCRISTO.
Oh sol de salvación, oh Jesucristo,
alumbra lo más hondo de las almas,
en tanto que la noche retrocede
y el día sobre el mundo se levanta.
Junto con este favorable tiempo
danos ríos de lágrimas copiosas,
para lavar el corazón que, ardiendo
en jubilosa caridad, se inmola.
La fuente que hasta ayer manó delitos
ha de manar desde hoy perenne llanto,
si con la vara de la penitencia
el pecho empedernido es castigado.
Ya se avecina el día, el día tuyo,
volverá a florecer el universo;
compartamos su gozo los que fuimos
devueltos por tu mano a tus senderos.
Oh Trinidad clemente, que te adoren
tierra y cielo a tus pies arrodillados,
y que nosotros, por tu gracia nuevos,
cantemos en tu honor un nuevo canto. Amén
SALMODIA
Ant 1. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del
Señor es excelsa.
Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE
LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La diestra del
Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa.
Ant 2. Cantemos el himno
que cantaban los tres jóvenes en el horno de fuego, bendiciendo al Señor.
Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn
3, 52-57
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cantemos el himno
que cantaban los tres jóvenes en el horno de fuego, bendiciendo al Señor.
Ant 3. Alabad al Señor
por sus obras mangníficas.
Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR.
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor
por sus obras mangníficas.
LECTURA BREVE Cf. Ne 8, 9. 10
Este día está consagrado al Señor vuestro Dios; no hagáis duelo ni lloréis. No
estéis tristes: la alegría del Señor es vuestra fortaleza.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de
Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que fuiste
triturado por nuestros crímenes.
R. Ten piedad de
nosotros.
V. Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de
Dios vivo, ten piedad de nosotros.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Deuteronomio 18, 1-22
DISPOSICIONES ACERCA DE LOS LEVITAS Y DE LOS VERDADEROS Y FALSOS
PROFETAS
En aquellos días, dijo Moisés al pueblo estas palabras:
«Los sacerdotes levíticos y toda la tribu de Leví no se repartirán la herencia
con Israel; comerán de la heredad del Señor, de sus oblaciones; no tendrán
parte en la heredad de sus hermanos: el Señor será su heredad, como él lo dijo.
Éstos serán los derechos de los sacerdotes: si uno del pueblo sacrifica un toro
o una oveja, dará al sacerdote la espaldilla, las quijadas y el cuajar. Le
darás las primicias de tu trigo, de tu vino y de tu aceite, y la primera lana
al esquilar tu rebaño. Porque el Señor, tu Dios, los eligió para siempre, a él
y a sus hijos, de entre todas las tribus, para que estén al servicio personal
del Señor.
Si un levita, que reside en cualquier ciudad de Israel, va por voluntad propia
al lugar elegido por el Señor, podrá servir personalmente al Señor como el
resto de sus hermanos levitas que ya se encontraban ahí en presencia del Señor,
y comerá una parte igual a la de ellos. (Sin que sean un impedimento para esto
las ventajas que haya obtenido en la venta de sus bienes patrimoniales.)
Cuando entres en la tierra que va a darte el Señor, tu Dios, no imites las
abominaciones de esos pueblos. Que no haya entre los tuyos quien sacrifique en
el fuego a su hijo o a su hija, ni quien practique la adivinación, ni
astrólogos, ni agoreros, ni hechiceros, ni encantadores, ni quien consulte a
los espíritus o evoque a los muertos. Porque el que practica eso es abominable
para el Señor, y precisamente a causa de semejantes abominaciones va a
desalojar el Señor, tu Dios, a esos pueblos delante de ti. Tú mantente fiel en
tu trato con el Señor, tu Dios: esos pueblos que tú vas a desposeer escuchan a
astrólogos y vaticinadores; pero a ti no te lo permite el Señor, tu Dios.
El Señor, tu Dios, te suscitará un profeta como yo de en medio de ti, de entre
tus hermanos, al que vosotros escucharéis. Eso fue precisamente lo que tú
pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea:
"No quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más
ese terrible incendio, para no morir ."
El Señor me respondió:
"Tienen razón, les suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú.
Pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande. A quien
no escuche las palabras que él pronuncie en mi nombre yo le pediré cuentas. Y
el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado,
o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá."
Y si te preguntas: "¿Cómo distinguir si una palabra no es palabra del
Señor?" Si un profeta habla en nombre del Señor y no sucede ni se cumple
su palabra, eso significa que el Señor no dijo tal palabra: ese profeta habla
por arrogancia, no le tengas miedo.»
RESPONSORIO Dt 18, 18; Lc 20, 13; Jn 6, 14 I
R. Les suscitaré un profeta y pondré mis palabras en su boca; * y él
les dirá todo lo que yo le mande.
V. Enviaré a mi amado Hijo; éste es ciertamente el profeta que ha de
venir al mundo.
R. y él les dirá todo lo que yo le mande.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san León Magno, papa
(Sermón 51, 3-4. 8: PL 54, 310-311. 313)
LA LEY SE NOS DIO POR MEDIACIÓN DE MOISÉS, PERO LA GRACIA Y LA
VERDAD NOS HAN VENIDO POR JESUCRISTO
El Señor descubre su gloria en presencia de unos testigos escogidos e ilumina
con tan gran esplendor aquella forma corporal, que le es común con todos, que
su rostro se pone brillante como el sol y sus vestidos blancos como la nieve.
Sin duda esta transfiguración tenía sobre todo la finalidad de quitar del
corazón de los discípulos el escándalo de la cruz, a fin de que la humillación
de la pasión voluntariamente aceptada no perturbara la fe de aquellos a quienes
había sido revelada la excelencia de la dignidad oculta. Mas, con igual
providencia, daba al mismo tiempo un fundamento a la esperanza de la Iglesia,
ya que todo el cuerpo de Cristo pudo conocer la transformación con que él
también sería enriquecido, y todos sus miembros cobraron la esperanza de
participar en el honor que había resplandecido en la cabeza.
A este respecto, el mismo Señor había dicho, refiriéndose a la majestad de su
advenimiento: Los santos brillarán entonces como el sol en el reino de su Padre.
Y el apóstol san Pablo afirma lo mismo, cuando dice: Considero que los trabajos
de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá; y también:
Porque habéis muerto y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios; cuando se
manifieste Cristo, que es vuestra vida, os manifestaréis también vosotros con
él revestidos de gloria.
Además, los apóstoles, que tenían que ser fortalecidos en su fe e iniciados en
el conocimiento de todas las cosas, hallaron también en este milagro una nueva
enseñanza. En efecto, Moisés y Elías, es decir, la ley y los profetas, se
aparecieron, hablando con el Señor; y ello para que se cumpliera con toda
perfección, por la presencia de estos cinco hombres, lo que está escrito: Sólo
por la declaración de dos o tres testigos se podrá fallar una causa. ¿Qué más
estable, qué más firme que esta causa? Para proclamarla, la doble trompeta del
antiguo y del nuevo Testamento resuena concorde, y todo lo que en tiempos
pasados sirvió para testimoniarla coincide con la enseñanza evangélica.
Las páginas de una y otra alianza, en efecto, se confirman mutuamente, y el
resplandor de la gloria presente muestra, de una manera manifiesta y cierta, lo
que las antiguas figuras habían prometido bajo el velo del misterio; es que,
como dice san Juan, la ley se nos dio por mediación de Moisés, pero la gracia y
la verdad nos han venido por Jesucristo, ya que en él han llegado a su
cumplimiento la promesa de las figuras mesiánicas y el significado de los
preceptos de la ley; pues, con su presencia, enseña la verdad de la profecía y,
con su gracia, hace posible la práctica de los mandamientos.
Que la proclamación del santo Evangelio sirva, pues, para fortalecer la fe de
todos, y que nadie se avergüence de la cruz de Cristo, por la que el mundo ha
sido redimido.
Nadie, por tanto, tema el sufrimiento por causa de la justicia, nadie dude que
recibirá la recompensa prometida, ya que a través del esfuerzo es como se llega
al reposo y a través de la muerte a la vida; el Señor ha asumido toda la
debilidad propia de nuestra pobre condición, y, si nosotros perseveramos en su
confesión y en su amor, vencemos lo que él ha vencido y recibimos lo que ha
prometido.
Ya se trate, en efecto, de cumplir sus mandamientos o de soportar la
adversidad, debe resonar siempre en nuestros oídos la voz del Padre que se dejó
oír desde el cielo: Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo mis
complacencias, escuchadlo.
RESPONSORIO Hb 12, 22. 24. 25; Sal 94, 8
R. Vosotros os habéis acercado al Mediador de la nueva alianza,
Jesús; guardaos de rechazar al que os habla, * pues si no escaparon al castigo
los que rechazaron al que promulgaba la ley en la tierra, mucho menos
escaparemos nosotros, si volvemos la espalda a aquel que nos habla desde el
cielo.
V. Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón.»
R. Pues si no escaparon al castigo los que rechazaron al que
promulgaba la ley en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros, si volvemos
la espalda a aquel que nos habla desde el cielo.
Domingo, 17
de marzo de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,28b-36):
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y
subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su
rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres
conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban
de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían
de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban
con él.
Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está
aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al
entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido,
escuchadle.»
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el
momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Por medio del Evangelio, nuestro Salvador
Jesucristo destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1,
68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por medio del
Evangelio, nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte y sacó a la luz la
vida inmortal.
PRECES
Glorifiquemos a Dios, cuya bondad es infinita, y
elevemos a él nuestra oración por medio de Jesucristo, que está siempre vivo
para interceder en favor nuestro; digámosle:
Enciende, Señor, en nosotros la llama de tu amor.
Dios de misericordia, haz que hoy nos entreguemos generosamente a las obras de
amor al prójimo,
para que tu misericordia, a través de nosotros, llegue a todos los
hombres.
Enciende, Señor, en nosotros la llama de tu amor
Tú que en el arca salvaste a Noé de las aguas del diluvio,
salva por el agua del bautismo a los catecúmenos.
Enciende, Señor, en nosotros la llama de tu amor
Concédenos vivir no sólo de pan,
sino de toda palabra que sale de tu boca.
Enciende, Señor, en nosotros la llama de tu amor
Haz que, con tu ayuda, venzamos toda disensión
y podamos gozarnos en el don de tu paz y de tu amor.
Enciende, Señor, en nosotros la llama de tu amor
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Invoquemos a Dios Padre con la oración que nos enseñó Jesús:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Padre Santo, que nos has mandado escuchar a
tu amado Hijo, aliméntanos con el gozo interior de tu palabra, para que,
purificados por ella, podamos contemplar tu gloria con mirada limpia en la
perfección de tus obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.