Musica Para el Alma
jueves, 24 de diciembre de 2020
EVANGELIO DE JUAN 1,1-18 CICLO B
Lecturas de
La Solemnidad de la Natividad del Señor
Viernes, 25 de diciembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Juan (1,1-18):
1 En el principio existía la Palabra y
la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
2 Ella estaba en el principio con Dios.
3 Todo se hizo por ella y sin ella no se
hizo nada de cuanto existe.
4 En ella estaba la vida y la vida era la
luz de los hombres,
5 y la luz brilla en las tinieblas, y las
tinieblas no la vencieron.
6 Hubo un hombre, enviado por Dios: se
llamaba Juan.
7 Este vino para un testimonio, para dar
testimonio de la luz, para que todos creyeran por él.
8 No era él la luz, sino quien debía dar
testimonio de la luz.
9 La Palabra era la luz verdadera que
ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho
por ella, y el mundo no la conoció.
11 Vino a su casa, y los suyos no la
recibieron.
12 Pero a todos los que la recibieron les
dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre;
13 la cual no nació de sangre, ni de deseo
de hombre, sino que nació de Dios.
14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su
Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del
Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
15 Juan da testimonio de él y clama: «Este
era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí,
porque existía antes que yo.»
16 Pues de su plenitud hemos recibido todos,
y gracia por gracia.
17 Porque la Ley fue dada por medio de
Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
18 A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo
único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.
Palabra del Señor
EL ÁNGELUS
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR 25 DICIEMBRE 2020
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*Laudes -
NATIVIDAD DEL SEÑOR 2020*
El siguiente es el formulario que corresponde a laudes de la
liturgia de las horas para el día, viernes, 25 de diciembre de 2020.
Invitatorio
V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Antifona: A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid,
adorémosle.
Salmo 94
Invitación a la alabanza divina
Animaos
los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
(Se repite la antífona)
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
(Se repite la antífona)
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
(Se repite la antífona)
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
(Se repite la antífona)
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
(Se repite la antífona)
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
(Se repite la antífona)
Laudes
Himno
Entonad los aires
con voz celestial:
«Dios niño ha nacido
pobre en un portal.»
Anúnciale el ángel
la nueva al pastor,
que niño ha nacido
nuestro Salvador.
Adoran pastores
en sombras al Sol,
que niño ha nacido,
de una Virgen, Dios.
Haciéndose hombre,
al hombre salvó;
un niño ha nacido,
ha nacido Dios. Amén.
Salmodia
Antífona 1: «¿A quién habéis visto, pastores? Hablad,
contádnoslo, ¿quién se ha aparecido en la tierra?» «Hemos visto al recién
nacido y a los coros de ángeles alabando al Señor.» Aleluya.
Salmo 62,
2-9
El alma sedienta de Dios
Madruga
por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Antífona 2: El ángel dijo a los pastores: «Os anuncio una
gran alegría: hoy os ha nacido el Salvador del mundo.» Aleluya.
Dn
3,57-88.56
Toda la creación alabe al Señor
Alabad al
Señor, sus siervos todos. (Ap 19,5)
Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor;
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Antífona 3: Hoy nos ha nacido un niño que se llamará Dios
poderoso. Aleluya.
Salmo 149
Alegría de los santos
Los hijos
de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran por su Rey, Cristo, el Señor.
(Hesiquio)
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Lectura BreveHb 1, 1-2
A través de muchas etapas y de muchas maneras habló Dios en otro
tiempo a nuestros antepasados por ministerio de los profetas; en estos tiempos,
que son los últimos, nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien ha
constituido heredero de todas las cosas y por quien creó los mundos.
Responsorio Breve
V. El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
R. El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
V. Los confines de la tierra la han contemplado.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
V. La Palabra se hizo carne. Aleluya.
R. Y puso su morada entre nosotros. Aleluya.
Lecturas
Primera Lectura
Del libro del profeta Isaías 11, 1-10
LA RAÍZ DE JESÉ
Esto dice el Señor: «Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un
retoño de sus raíces brotará. Reposará sobre él el espíritu del Señor: espíritu
de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de
ciencia y temor del Señor. Y le inspirará en el temor del Señor.
No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas. Juzgará con justicia a
los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra. Herirá al
hombre cruel con la vara de su boca, con el soplo de sus labios matará al
malvado. Justicia será el ceñidor de su cintura, verdad el cinturón de sus
flancos.
Habitará el lobo con el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el
novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá. La vaca
y la osa pacerán, juntas acostarán sus crías, el león, como los bueyes, comerá
paja. Hurgará el niño de pecho en el agujero del áspid, y en la hura de la
víbora el recién destetado meterá la mano. Nadie hará daño, nadie hará mal en
todo mi santo Monte, porque la tierra estará llena de conocimiento del Señor,
como cubren las aguas el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como bandera de los pueblos: la buscarán
los gentiles, y será gloriosa su morada.»
Responsorio
R. Hoy se dignó nacer de una Virgen el Rey de los cielos, para llevar
al reino celestial al hombre que estaba perdido. * Se
alegra el ejército de los ángeles, porque ha llegado la salvación eterna al
género humano.
V. Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres
que ama el Señor.
R. Se alegra el ejército de los ángeles, porque ha llegado la
salvación eterna al género
humano.
Segunda Lectura
De los sermones de san León Magno, papa
(Sermón 1 en la Natividad del Señor, 1-3: PI. 54,190-193)
RECONOCE, CRISTIANO, TU DIGNIDAD
Hoy, queridos hermanos, ha nacido nuestro Salvador; alegrémonos.
No puede haber lugar para la tristeza, cuando acaba de nacer la vida; la misma
que acaba con el temor de la mortalidad, y nos infunde la alegría de la
eternidad prometida.
Nadie tiene por qué sentirse alejado de la participación de semejante gozo, a
todos es común la razón para el júbilo: porque nuestro Señor, destructor del
pecado y de la muerte, como no ha encontrado a nadie libre de culpa, ha venido
para liberarnos a todos. Alégrese el santo, puesto que se acerca a la victoria;
regocíjese el pecador, puesto que se le invita al perdón; anímese el gentil, ya
que se le llama a la vida.
Pues el Hijo de Dios, al cumplirse la plenitud de los tiempos, establecidos por
los inescrutables y supremos designios divinos, asumió la naturaleza del género
humano para reconciliarla con su Creador, de modo que el demonio, autor de la
muerte, se viera vencido por la misma naturaleza gracias a la cual había
vencido.
Por eso, cuando nace el Señor, los ángeles cantan jubilosos: Gloria a Dios en
el cielo, y anuncian: y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Pues
están viendo cómo la Jerusalén celestial se construye con gentes de todo el mundo;
¿cómo, pues, no habrá de alegrarse la humildad de los hombres con tan sublime
acción de la piedad divina, cuando tanto se entusiasma la sublimidad de los
ángeles?
Demos, por tanto, queridos hermanos, gracias a Dios Padre por medio de su Hijo,
en el Espíritu Santo, puesto que se apiadó de nosotros a causa de la inmensa
misericordia conque nos amó; estando nosotros muertos por los pecados; nos ha
hecho vivir con Cristo, para que gracias a él fuésemos una nueva criatura, una
nueva creación.
Despojémonos, por tanto, del hombre viejo con todas sus obras y, ya que hemos recibido
la participación de la generación de Cristo, renunciemos a las obras de la
carne.
Reconoce, cristiano, tu dignidad y, puesto que has sido hecho partícipe de la
naturaleza divina, no pienses en volver con un comportamiento indigno a las
antiguas vilezas. Piensa de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro. No olvides
que fuiste liberado del poder de las tinieblas y trasladado a la luz y al reino
de Dios.
Gracias al sacramento del bautismo te has convertido en templo del Espíritu
Santo; no se te ocurra ahuyentar con tus malas acciones a tan noble huésped, ni
volver a someterte a la servidumbre del demonio: porque tu precio es la sangre
de Cristo.
Responsorio
R. Hoy descendió del cielo sobre nosotros la paz
verdadera: * hoy los cielos destilaron
miel por todo el mundo.
V. Hoy amaneció el día de redención de los tiempos nuevos, que
fue preparado por los
tiempos antiguos, que nos trae para siempre la felicidad.
R. Hoy los cielos destilaron miel por todo el mundo.
Lecturas
del Solemnidad de la Natividad del Señor
Viernes, 25 de diciembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Juan (1,1-18):
1 En el principio existía la Palabra y
la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
2 Ella estaba en el principio con Dios.
3 Todo se hizo por ella y sin ella no se
hizo nada de cuanto existe.
4 En ella estaba la vida y la vida era la
luz de los hombres,
5 y la luz brilla en las tinieblas, y las
tinieblas no la vencieron.
6 Hubo un hombre, enviado por Dios: se
llamaba Juan.
7 Este vino para un testimonio, para dar
testimonio de la luz, para que todos creyeran por él.
8 No era él la luz, sino quien debía dar
testimonio de la luz.
9 La Palabra era la luz verdadera que
ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho
por ella, y el mundo no la conoció.
11 Vino a su casa, y los suyos no la
recibieron.
12 Pero a todos los que la recibieron les
dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre;
13 la cual no nació de sangre, ni de deseo
de hombre, sino que nació de Dios.
14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su
Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del
Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
15 Juan da testimonio de él y clama: «Este
era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí,
porque existía antes que yo.»
16 Pues de su plenitud hemos recibido todos,
y gracia por gracia.
17 Porque la Ley fue dada por medio de
Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
18 A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo
único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.
Palabra del Señor
Canto Evangélico
Antifona: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres
que ama el Señor. Aleluya.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
+ Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Glorifiquemos a Cristo, Palabra eterna del Padre, engendrado antes
de los siglos y nacido por nosotros en el tiempo, y aclamémoslo, diciendo:
Que se goce la tierra, Señor, ante tu venida.
Cristo, Palabra eterna, que al venir al mundo anunciaste la alegría a la
tierra, — alegra nuestros corazones con la gracia de tu visita.
Salvador del mundo, que con tu nacimiento nos has revelado la fidelidad de
Dios, — haz que nosotros seamos también fieles a las promesas de nuestro
bautismo.
Rey del cielo y de la tierra, que por tus ángeles anunciaste la paz a los
hombres, — conserva nuestras vidas en tu paz.
Señor, tú que viniste para ser la vid verdadera que nos diera el fruto de vida,
— haz que permanezcamos siempre en ti y demos fruto abundante.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Con el deseo de que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres y que su amor
se extienda por toda la tierra, pidamos al Padre que su reino venga a nosotros:
Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oremos:
Concede, Dios todopoderoso, a los que vivimos inmersos en la luz
de tu Palabra hecha carne, que resplandezca en nuestras obras la fe que haces brillar
en nuestro espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Conclusión
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
Vísperas
- NATIVIDAD DEL SEÑOR 2020
El siguiente es el formulario que corresponde a vísperas de la
liturgia de las horas para el día, viernes, 25 de diciembre de 2020.
Vísperas
Invocación
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno
Te diré mi amor, Rey mío,
en la quietud de la tarde,
cuando se cierran los ojos
y los corazones se abren.
Te diré mi amor, Rey mío,
con una mirada suave,
te lo diré contemplando
tu cuerpo que en pajas yace.
Te diré mi amor, Rey mío,
adorándote en la carne,
te lo diré con mis besos,
quizá con gotas de sangre.
Te diré mi amor, Rey mío,
con los hombres y los ángeles,
con el aliento del cielo
que espiran los animales.
Te diré mi amor, Rey mío,
con el amor de tu Madre,
con los labios de tu Esposa
y con la fe de tus mártires.
Te diré mi amor, Rey mío,
¡oh Dios del amor más grande!
¡Bendito en la Trinidad,
que has venido a nuestro valle! Amén.
Salmodia
Antífona 1: Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la
aurora.
Salmo 109,
1-5. 7
EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE
Oráculo del Señor a mi Señor:
"siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies".
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
"Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora".
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
"Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec".
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso, levantará la cabeza.
Antífona 2: Del Señor viene la misericordia y la
redención copiosa.
Salmo 129
DESDE LO HONDO, A TI GRITO, SEÑOR
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Antífona 3: En el principio, antes de los siglos, la
Palabra era Dios, y hoy esta Palabra ha nacido como Salvador del mundo.
Cántico Col
1, 12-20
HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA
CRIATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Lectura Breve
Jn 1, 1-3
Lo que existía desde un principio, lo que hemos oído, lo que hemos
visto con nuestros
ojos, lo que contemplamos y lo que tocaron nuestras manos acerca de la Palabra
de vida
(porque la vida se ha manifestado, y nosotros hemos visto y testificamos y os
anunciamos
esta vida eterna, la que estaba con el Padre y se nos ha manifestado): lo que
hemos visto
y oído os lo anunciamos, a fin de que viváis en comunión con nosotros. Y esta
nuestra
comunión de vida es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
Responsorio Breve
V. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
R. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
V. Y acampó entre nosotros.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
Canto Evangélico
Antifona: Hoy ha nacido Jesucristo; hoy ha aparecido el Salvador; hoy
en la tierra cantan los ángeles, se alegran los arcángeles; hoy saltan de gozo
los justos, diciendo: «Gloria a Dios
en el cielo.» Aleluya.
MagnificatLc 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Aclamemos alegres a Cristo, ante cuyo nacimiento los ángeles
anunciaron la paz a la tierra, y supliquémosle, diciendo:
Que tu nacimiento, Señor, traiga la paz a todos los hombres.
Tú que con el misterio de tu nacimiento consuelas a la Iglesia,
— cólmala también de todos tus bienes.
Tú que has venido como pastor supremo y obispo de nuestras vidas,
— haz que el papa y todos los obispos sean buenos administradores de la
múltiple gracia
de Dios.
Rey de la eternidad, tú que al nacer quisiste experimentar las limitaciones
humanas,
sometiéndote a la brevedad de una vida como la nuestra,
— haz que nosotros, caducos y mortales, seamos partícipes de tu vida eterna.
Tú que, esperado durante largos siglos, viniste en el tiempo de la historia
señalado por tu
Padre,
— manifiesta tu presencia a los que todavía te están esperando.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Tú que, hecho carne, restauraste la naturaleza humana deteriorada por la
muerte,
— concede la plena salvación a los difuntos.
Ya que somos de la familia de Dios, digamos con gran confianza a nuestro Padre
del cielo:
Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oh Dios, que de modo admirable has creado al hombre a tu imagen y
semejanza, y de un
modo más admirable todavía restableciste su dignidad porJesucristo, concédenos compartir
la vida divina de aquel que hoy se ha dignado compartir con el hombre la condición
humana. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
Conclusión
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DE SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR 25 DE DICIEMBRE 2020
Lecturas
de Solemnidad de la Natividad del Señor
Viernes, 25 de diciembre de 2020
Primera lectura
Lectura del
libro de Isaías (52,7-10):
¡Qué hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que proclama la paz,
que anuncia la buena noticia,
que pregona la justicia,
que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!».
Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro,
porque ven cara a cara al Señor,
que vuelve a Sión.
Romped a cantar a coro,
ruinas de Jerusalén,
porque el Señor ha consolado a su pueblo,
ha rescatado a Jerusalén.
Ha descubierto el Señor su santo brazo
a los ojos de todas las naciones,
y verán los confines de la tierra
la salvación de nuestro Dios.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
97,1.2-3ab.3cd-4.5-6
R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de
nuestro Dios.
V/. Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de
nuestro Dios
V/. El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.
R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de
nuestro Dios
V/. Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.
R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de
nuestro Dios
V/. Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R/.
R/. Los
confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios
Segunda lectura
Lectura de
la carta a los Hebreos (1,1-6):
EN muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres
por los profetas.
En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de
todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.
Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su
palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está
sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre
los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.
Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»; y
en otro lugar: «Yo seré para él un padre, y el será para mi un hijo»?
Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos
los ángeles de Dios».
Palabra de Dios
Lecturas
del Solemnidad de la Natividad del Señor
Viernes, 25 de diciembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Juan (1,1-18):
1 En el principio existía la Palabra y
la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
2 Ella estaba en el principio con Dios.
3 Todo se hizo por ella y sin ella no se
hizo nada de cuanto existe.
4 En ella estaba la vida y la vida era la
luz de los hombres,
5 y la luz brilla en las tinieblas, y las
tinieblas no la vencieron.
6 Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba
Juan.
7 Este vino para un testimonio, para dar
testimonio de la luz, para que todos creyeran por él.
8 No era él la luz, sino quien debía dar
testimonio de la luz.
9 La Palabra era la luz verdadera que
ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho
por ella, y el mundo no la conoció.
11 Vino a su casa, y los suyos no la
recibieron.
12 Pero a todos los que la recibieron les
dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre;
13 la cual no nació de sangre, ni de deseo
de hombre, sino que nació de Dios.
14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su
Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del
Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
15 Juan da testimonio de él y clama: «Este
era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí,
porque existía antes que yo.»
16 Pues de su plenitud hemos recibido todos,
y gracia por gracia.
17 Porque la Ley fue dada por medio de Moisés;
la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
18 A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo
único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.
Palabra del Señor
(En ella estaba la vida y la vida era la luz
de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la
vencieron).
*Hoy esta
palabra me llenan de alegría; me invitan a buscar la vida dentro de la palabra.
En mí hay algunos lugar que todavía están invadido de insecto, alimañas
parecida al murciélagos, que subida solo tiene sentido dentro de la oscuridad. Esta
lectura me invita a reconocer que la palabra del Señor, no ha llegado a esa
parte sensible, por miedo a reconocer, mis errores, admitir que me equivocó, y
lo difícil que se me hace pedir perdón. Mas esta palabra me dan las fuerza y la
esperanza, me dicen que si me dejo acompañar por el Señor y su palabra; podré
bajar él bajará a ésos lugares tenebrosos que están dentro de mí y la luz de la
palabra del Señor iluminará en mí, todos mis males, para que no tenga más miedo,
porque su luz iluminara toda mi vida, todo mi ser, porque él quiere morar
dentro de mí para siempre*
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.