Musica Para el Alma
martes, 29 de diciembre de 2020
EVANGELIO DE LUCAS 2,36-40 CICLO B
Miércoles, 30 de diciembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (2,36-40):
36 Había también una profetisa, Ana,
hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había
vivido siete años con su marido,
37 y permaneció viuda hasta los ochenta y
cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos
y oraciones.
38 Como se presentase en aquella misma hora,
alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de
Jerusalén.
39 Así que cumplieron todas las cosas según
la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
40 El niño crecía y se fortalecía,
llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.
Palabra del Señor
(Ana
permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo,
sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones)
*Una
persona termina sus estudios y luego ingresa a la universidad y la universidad
al final te prepara para ser un buen empleado. También si en mi nace el deseo
de ponerme al servicio del Señor tengo que prepárame para ser un buen cristiano
y el Señor en esta palabra atreves de Ana me da la clave de cómo prepararme
para servir al Señor. La mejor forma de servir adecuadamente al Señor es
utilizando las herramientas más importantes que son: El "Ayuno y
Oración". La buena noticia es que el Ayuno y la Oración me regalan la gran
oportunidad de estar siempre cerca, muy cerca del Señor*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
EL ÁNGELUS
El Ángelus
V/. El ángel del Señor anunció a María.
R/. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Dios te salve, María…
V/. He aquí la esclava del Señor.
R/. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María…
V/. Y el Verbo de Dios se hizo carne.
R/. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María…
V/. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oración
Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas, para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz, seamos llevados a la gloria de su resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios: no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos siempre de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.
*El que Desea y Quiere amar, con el corazón según El Señor: llegará a ser, Santo*
EL SANTO ROSARIO
.Misterios Gloriosos (MIERCOLES Y DOMINGOS)
.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La Resurrección del Señor (MATEO 28,1-10)
.2º La Ascensión de Nuestro Señor a los cielos (HECHOS 1,3-11)
.3º La Venida del Espíritu Santo (HECHOS 2,1-13)
4º La Asunción de Nuestra Señora (De la Constitución Apostólica Deus del papa Pío XXII )
.5º La Coronación de Nuestra Señora, como Reina de cielo y tierra. (Constitución Dogmática Sobre la Iglesia. Lumen Gentium 59)
.
Oremos:
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Misterios Gozosos (LUNES Y SABADOS)
.Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La Encarnación del Hijo de Dios. (Lc 1, 26-38)
2º La Visitación de María a su prima Isabel. (Lc 1, 39-56)
3º El Nacimiento del niño Dios. (Lc 2, 1-20)
4º Presentación del Niño en el Templo. (Lc 2,21-35)
5º El niño perdido y hallado en el templo. (Lc 2,41-52)
.Oremos:
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
.Misterios Dolorosos (MARTES Y VIERNES)
.Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La oración del huerto. (LUCAS 22,39-46)
.2º La Flagelación de nuestro Señor. (Jn 18,33-19,1)
.3º La Coronación de espinas. (MARCOS 15,16-20)
.4º Jesús con la Cruz a cuestas. (LUCAS 23,26-32)
.5º La Crucifixión y muerte. (MARCOS 15,22-39)
Oremos:
Señor, tú has querido que la Madre compartiera los dolores de tu Hijo al pie de la cruz; haz que la Iglesia, asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
.Misterios Luminosos (JUEVES)
.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º El Bautismo del Señor (MATEO 3, 13-17)
.2º La Boda de Caná (JUAN 2,1-11)
.3º La Proclamación del Reino de Dios (MARCOS 1, 14-15)
.4º La Transfiguración (MATEO 17,1-5)
.5º La Institución de la Eucaristía (MATEO 26, 26-28)
.
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, luz de los que en ti creen, que la tierra se llene de tu gloria y que te reconozcan los pueblos por el esplendor de tu luz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
LAS LAUDES DEL MIÉRCOLES 30. SANTO DEL DIA SANTA ANISIA
*LAS LAUDES.Santa Anisia*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
Laudes -
30 Miércolesde diciembre 2020
Invitatorio
V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Antifona: A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid,
adorémosle.
Salmo 94
Invitación a la alabanza divina
Animaos
los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
(Se repite la antífona)
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
(Se repite la antífona)
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
(Se repite la antífona)
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
(Se repite la antífona)
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
(Se repite la antífona)
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
(Se repite la antífona)
Laudes
Himno
Entonad los aires
con voz celestial:
«Dios niño ha nacido
pobre en un portal.»
Anúnciale el ángel
la nueva al pastor,
que niño ha nacido
nuestro Salvador.
Adoran pastores
en sombras al Sol,
que niño ha nacido,
de una Virgen, Dios.
Haciéndose hombre,
al hombre salvó;
un niño ha nacido,
ha nacido Dios. Amén.
Salmodia
Antífona 1: Dios mío, tus caminos son santos: ¿qué dios
es tan grande como nuestro Dios?
Salmo 76
Recuerdo del pasado glorioso de
Israel
Nos
aprietan por todos lados, pero no nos aplastan. (2Co 4,8)
Alzo mi voz a Dios gritando,
alzo mi voz a Dios para que me oiga.
En mi angustia te busco, Señor mío;
de noche extiendo las manos sin descanso,
y mi alma rehúsa el consuelo.
Cuando me acuerdo de Dios, gimo,
y meditando me siento desfallecer.
Sujetas los párpados de mis ojos,
y la agitación no me deja hablar.
Repaso los días antiguos,
recuerdo los años remotos;
de noche lo pienso en mis adentros,
y meditándolo me pregunto:
«¿Es que el Señor nos rechaza para siempre
y ya no volverá a favorecernos?
¿Se ha agotado ya su misericordia,
se ha terminado para siempre su promesa?
¿Es que Dios se ha olvidado de su bondad,
o la cólera cierra sus entrañas?»
Y me digo: «¡Qué pena la mía!
¡Se ha cambiado la diestra del Altísimo!»
Recuerdo las proezas del Señor;
sí, recuerdo tus antiguos portentos,
medito todas tus obras
y considero tus hazañas.
Dios mío, tus caminos son santos:
¿qué dios es grande como nuestro Dios?
Tú, oh Dios, haciendo maravillas,
mostraste tu poder a los pueblos;
con tu brazo rescataste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Te vio el mar, oh Dios,
te vio el mar y tembló,
las olas se estremecieron.
Las nubes descargaban sus aguas,
retumbaban los nubarrones,
tus saetas zigzagueaban.
Rodaba el estruendo de tu trueno,
los relámpagos deslumbraban el orbe,
la tierra retembló estremecida.
Tú te abriste camino por las aguas,
un vado por las aguas caudalosas,
y no quedaba rastro de tus huellas:
mientras guiabas a tu pueblo, como a un rebaño,
por la mano de Moisés y de Aarón.
Antífona 2: Mi corazón se regocija por el Señor, que
humilla y enaltece.
1S 2,1-10
Alegría de los humildes en Dios
Derriba
del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos los
colma de bienes. (Lc 1,52-53)
Mi corazón se regocija por el Señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación.
No hay santo como el Señor,
no hay roca como nuestro Dios.
No multipliquéis discursos altivos,
no echéis por la boca arrogancias,
porque el Señor es un Dios que sabe;
él es quien pesa las acciones.
Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos queda baldía.
El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece.
Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria;
pues del Señor son los pilares de la tierra,
y sobre ellos afianzó el orbe.
Él guarda los pasos de sus amigos,
mientras los malvados perecen en las tinieblas,
porque el hombre no triunfa por su fuerza.
El Señor desbarata a sus contrarios,
el Altísimo truena desde el cielo,
el Señor juzga hasta el confín de la tierra.
Él da fuerza a su Rey,
exalta el poder de su Ungido.
Antífona 3: El Señor reina, la tierra goza.
Salmo 96
Gloria del Señor, rey de justicia
Este
salmo canta la salvación del mundo y la conversión de todos los pueblos. (S.
Atanasio)
El Señor reina, la tierra goza,
+ se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.
Delante de él avanza fuego,
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece.
Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos;
ante él se postran todos los dioses.
Lo oye Sión, y se alegra,
se regocijan las ciudades de Judá
por tus sentencias, Señor;
porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses.
El Señor ama al que aborrece el mal,
protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados.
Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.
Lectura BreveIs 9, 6
Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus
hombros el señorío y será llamado: «Consejero admirable», «Dios poderoso»,
«Padre sempiterno» y «Príncipe de la paz».
Responsorio Breve
V. El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
R. El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
V. Los confines de la tierra la han contemplado.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
V. El Señor ha revelado. Aleluya.
R. Su salvación. Aleluya.
Lecturas
Primera Lectura
Del libro del Cantar de los cantares 1, 11-2, 7
DIÁLOGO ENTRE EL ESPOSO Y LA ESPOSA: ENTRE CRISTO Y LA IGLESIA
Mientras el rey estaba en su diván, mi nardo despedía su perfume.
Mi amado es para mí una bolsa de mirra que descansa en mis pechos; mi amado es
para mí como un ramo florido de ciprés de los jardines de Engadí. ¡Qué hermosa
eres, mi amada, qué hermosa eres! Tus ojos son de paloma. ¡Qué hermoso eres, mi
amado, qué dulzura y qué hechizo! Nuestra cama es de frondas, y las vigas de
casa son de cedro, y el techo de cipreses. Soy un narciso de Sarón, una azucena
de las vegas.
Azucena entre espinas es mi amada entre las muchachas.
Manzano entre los árboles silvestres, mi amado entre los jóvenes: a su sombra
quisiera sentarme y comer de sus frutos sabrosos. Me ha llevado a su bodega y
contra mí enarbola su bandera de amor. Dadme fuerzas con pasas y vigor con
manzanas: ¡Desfallezco de amor! Pone la mano izquierda bajo mi cabeza y me
abraza con la derecha. ¡Muchachas de Jerusalén, por las ciervas y las gacelas
de los campos, os conjuro que no vayáis a molestar, que no despertéis al amor,
hasta que él quiera!
Responsorio Ct 2, 3; Sal 15, 11
R. A la sombra de mi amado quisiera sentarme * y
comer de sus frutos sabrosos.
V. Me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a
tu derecha.
R. Y comer de sus frutos sabrosos.
Segunda Lectura
Del tratado de san Hipólito, presbítero, Refutación de todas las
herejías
(Cap. 10, 33-34: PG 16, 3452-3453)
LA PALABRA HECHA CARNE NOS DIVINIZA
No prestamos nuestra adhesión a discursos vacíos ni nos dejamos
seducir por pasajeros impulsos del corazón, como tampoco por el encanto de discursos
elocuentes, sino que nuestra fe se apoya en las palabras pronunciadas por el
poder divino. Dios se las ha ordenado a su Palabra, y la Palabra las ha
pronunciado, tratando con ellas de apartar al hombre de la desobediencia, no dominándolo
como a un esclavo por la violencia que coacciona, sino apelando a su libertad y
plena decisión.
Fue el Padre quien envió la Palabra, al fin de los tiempos. Quiso que no
siguiera hablando por medio de un profeta, ni que se hiciera adivinar mediante
anuncios velados; sino que le dijo que se manifestara a rostro descubierto, a
fin de que el mundo, al verla, pudiera salvarse.
Sabemos que esta Palabra tomó un cuerpo de la Virgen, y que asumió al hombre
viejo, transformándolo. Sabemos que se hizo hombre de nuestra misma condición,
porque, si no hubiera sido así, sería inútil que luego nos prescribiera
imitarle como maestro. Porque, si este hombre hubiera sido de otra naturaleza,
¿cómo habría de ordenarme las mismas cosas que él hace, a mí, débil por nacimiento,
y cómo sería entonces bueno y justo?
Para que nadie pensara que era distinto de nosotros, se sometió a la fatiga,
quiso tener hambre y no se negó a pasar sed, tuvo necesidad de descanso y no
rechazó el sufrimiento, obedeció hasta la muerte y manifestó su resurrección,
ofreciendo en todo esto su humanidad como primicia, para que tú no te
descorazones en medio de tus sufrimientos, sino que, aun reconociéndote hombre,
aguardes a tu vez lo mismo que Dios dispuso para él.
Cuando contemples ya al verdadero Dios, poseerás un cuerpo inmortal e
incorruptible, junto con el alma, y obtendrás el reino de los cielos, porque,
sobre la tierra, habrás reconocido al Rey celestial; serás íntimo de Dios,
coheredero de Cristo, y ya no serás más esclavo de los deseos, de los
sufrimientos y de las enfermedades, porque habrás llegado a ser dios.
Porque todos los sufrimientos que has soportado, por ser hombre, te los ha dado
Dios precisamente porque lo eras; pero Dios ha prometido también otorgarte
todos sus atributos, una vez que hayas sido divinizado y te hayas vuelto
inmortal. Es decir, conócete a ti mismo mediante el conocimiento de Dios, que
te ha creado, porque conocerlo y ser conocido por él es la suerte de su
elegido.
No seáis vuestros propios enemigos, ni os volváis hacia atrás, porque Cristo es
el Dios que está por encima de todo: él ha ordenado purificar a los hombres del
pecado, y él es quien renueva al hombre viejo, al que ha llamado desde el
comienzo imagen suya, mostrando, por su impronta en ti, el amor que te tiene.
Y, si tú obedeces sus órdenes y te haces buen imitador de este buen maestro,
llegarás a ser semejante a él y recompensado por él; porque Dios no es pobre, y
te divinizará para su gloria.
Responsorio Jn 1, 14; Ba 3, 38
R. La Palabra se hizo carne y puso su morada entre
nosotros; * y hemos visto su gloria, gloria que recibe del Padre, como
Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
V. Apareció en la tierra y convivió entre los hombres.
R. Y hemos visto su gloria, gloria que recibe del Padre, como Hijo
único, lleno de gracia y
de verdad.
Miércoles, 30 de diciembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (2,36-40):
36 Había también una profetisa, Ana,
hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había
vivido siete años con su marido,
37 y permaneció viuda hasta los ochenta y
cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos
y oraciones.
38 Como se presentase en aquella misma hora,
alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de
Jerusalén.
39 Así que cumplieron todas las cosas según
la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
40 El niño crecía y se fortalecía,
llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.
Palabra del Señor
Canto Evangélico
Antifona: Al nacer el Señor, los ángeles cantaban, diciendo: «La
salvación es de nuestro Dios,
que está sentado en el trono, y del Cordero.»
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
+ Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Oremos a Cristo, el Señor, en quien el Padre ha querido renovar
todas las cosas, y
digámosle:
*Hijo amado de Dios, escucha nuestra oración*.
Hijo de Dios, que en el principio estabas junto al Padre y, en elmomento
culminante de lahistoria, has querido nacer como hombre, — haz que todos nos
amemos como hermanos.
Tú que te has hecho pobre para que, con tu pobreza, nosotros nos hagamos ricos
y te anonadaste para que, con tu humillación, nosotros resucitáramos y llegáramos
a participar de tu gloria, — haz que seamos anunciadores fieles de tu
Evangelio.
Tú que nos has iluminado cuando vivíamos aún en tinieblas y en sombra de
muerte, — concédenos también la santidad, la justicia y la paz.
Otórganos un corazón recto y sincero, que atienda siempre a tu palabra, — y
lleve a plenitud en nosotros y en todos los hombres tu plan de salvación.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Gracias a Jesucristo somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir: Padre
nuestro.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oremos:
Dios todopoderoso, por este nuevo nacimiento de tu Hijo en nuestra
carne líbranos del yugo con que nos domina la antigua servidumbre del pecado.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Conclusión
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
Santa Anisia
30 de Diciembre
Santa Anisia era una joven cristiana, huérfana de padre y madre y
dueña de una gran fortuna con la que beneficiaba generosamente a los más
necesitados. En los tiempos del gobernador Ducisio desató una cruel persecución
en Tesalónica y trataba de impedir, especialmente, que los cristianos llevasen
a cabo sus asambleas religiosas. Anisia decidió asistir a una de estas
asambleas, pero en el camino, uno de los guardias del emperador le cerró el
paso y le preguntó a donde se dirigía.
La santa confesó valientemente su fe cristiana provocando la ira
del guardia quien la mató inmediatamente. Cuando retornó la paz para la
Iglesia, los cristianos de Tesalónica construyeron un oratorio en el lugar
donde había sido sacrificada la santa.
LAS LECTURAS DEL MIÉRCOLES 30 DE DICIEMBRE 2020
Lecturas
del tiempo de Navidad - Ciclo B
Miércoles, 30 de diciembre de 2020
Primera lectura
Lectura de
la primera carta del apóstol san Juan (2,12-17):
Os escribo a vosotros, hijos míos, porque se os han perdonado vuestros pecados
por su nombre. Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde
el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al Maligno.
Os he escrito a vosotros, hijos míos, porque conocéis al Padre. Os he escrito,
padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros,
los jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y
habéis vencido al maligno. No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si
alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el
mundo –las pasiones del hombre terreno, y la codicia de los ojos, y la
arrogancia del dinero–, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo. Y
el mundo pasa, con sus pasiones. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece
para siempre.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
95,7-8a.8b-9.10
R/. Alégrese el cielo, goce la tierra
Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R/.
R/. Alégrese el cielo, goce la tierra
Entrad en sus atrios trayéndole ofrendas,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda. R/.
R/. Alégrese el cielo, goce la tierra
Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.» R/.
R/. Alégrese
el cielo, goce la tierra
Miércoles, 30 de diciembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (2,36-40):
36 Había también una profetisa, Ana,
hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había
vivido siete años con su marido,
37 y permaneció viuda hasta los ochenta y
cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos
y oraciones.
38 Como se presentase en aquella misma hora,
alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de
Jerusalén.
39 Así que cumplieron todas las cosas según
la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
40 El niño crecía y se fortalecía,
llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.
Palabra del Señor
(Ana
permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo,
sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones)
*Una
persona termina sus estudios y luego ingresa a la universidad y la universidad
al final te prepara para ser un buen empleado. También si en mi nace el deseo
de ponerme al servicio del Señor tengo que prepárame para ser un buen cristiano
y el Señor en esta palabra atreves de Ana me da la clave de cómo prepararme
para servir al Señor. La mejor forma de servir adecuadamente al Señor es
utilizando las herramientas más importantes que son: El "Ayuno y
Oración". La buena noticia es que el Ayuno y la Oración me regalan la gran
oportunidad de estar siempre cerca, muy cerca del Señor*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.