Musica Para el Alma
lunes, 22 de abril de 2024
JUAN 10,22-30 CICLO B
*Lecturas
de la 4ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Martes,
23 de abril de 2024
Evangelio
*Lectura
del evangelio según san Juan (10,22-30)*
Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación
del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de
Salomón.
Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo
francamente».
Jesús les respondió:
«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas
dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas.
Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy
la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.
Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar
nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».
Palabra
del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(«Mis
ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco»).
*Esta palabra me cuestiona interiormente ¿Cómo
escucho la voz del Señor? ¿Entiendo lo que el Señor me quiere decir? Yo tengo
personas cercanas a mí, que me cuesta escuchar, y si no escucho, no puedo
entender lo que me quieren decir, es imposible que pueda hablarle bien, y de
dentro de mi comienzo a pelear y a decir improperio, que ofenden y causan
heridas. Y la culpa no es de ellos, es que a mí me cuesta prestar atención para
escuchar y entender. Lo mismo sucede con mi relación con el Señor, él está
tratando de decirme cosas muy importantes que tienen que ver con mi vida eterna
y como no escucho poniendo atención, trato de hacer lo que creo o lo que a mí
me parece. Si quiero seguir al Señor, tengo que escuchar su voz, y la voz del
Señor es una voz, que produce alegría, deseo de hacer el bien y deseo de vivir.
Tengo un perro que cuando escucha mi voz, aunque no me vea, se alegra y se pone
inquieto. Más alegre y más inquieto tengo que ponerme cuando escucho la voz del
Señor*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL MARTES 23
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*MARTES
SEMANA IV DE PASCUA*
*LAUDES*
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Himno: ESTABA AL ALBA MARÍA
Estaba al alba María,
porque era la enamorada.
«¡María!», la voz amada.
«¡Rabbuní!», dice María.
El amor se hizo un abrazo
junto a las plantas benditas;
las llagas glorificadas
ríos de fuego y delicia;
Jesús, esposo divino,
María, esposa cautiva.
Estaba al alba María,
para una unción preparada.
Jesús en las azucenas
al claro del bello día.
En los brazos del Esposo
la Iglesia se regocija.
¡Gloria al Señor encontrado,
gloria al Dios de la alegría,
gloria al Amor más amado,
gloria y paz, y Pascua y dicha! ¡Aleluya!
Estaba al alba María,
es Pascua en la Iglesia santa. ¡Aleluya! Amén.
SALMODIA
Ant 1. El que hace la voluntad de mi Padre entrará en el reino de
los cielos. Aleluya.
Salmo 100 - PROPÓSITO DE UN PRÍNCIPE JUSTO
Voy a cantar la bondad y la justicia,
para ti es mi música, Señor;
voy a explicar el camino perfecto:
¿Cuándo vendrás a mí?
Andaré con rectitud de corazón
dentro de mi casa;
no pondré mis ojos
en intenciones viles.
Aborrezco al que obra mal,
no se juntará conmigo;
lejos de mí el corazón torcido,
no aprobaré al malvado.
Al que en secreto difama a su prójimo
lo haré callar;
ojos engreídos, corazones arrogantes
no los soportaré.
Pongo mis ojos en los que son leales,
ellos vivirán conmigo;
el que sigue un camino perfecto,
ése me servirá.
No habitará en mi casa
quien comete fraudes;
el que dice mentiras
no durará en mi presencia.
Cada mañana haré callar
a los hombres malvados,
para excluir de la ciudad del Señor
a todos los malhechores.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. El que hace la voluntad de mi Padre entrará en el reino de
los cielos. Aleluya.
Ant 2. Conozcan los pueblos, Señor, tu misericordia con nosotros.
Aleluya.
Cántico: ORACIÓN DE AZARÍAS EN EL HORNO Dn. 3, 26-27. 29. 34-41
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres,
digno de alabanza y glorioso es tu nombre.
Porque eres justo en cuanto has hecho con nosotros
y todas tus obras son verdad,
y rectos tus caminos,
y justos todos tus juicios.
Hemos pecado y cometido iniquidad
apartándonos de ti, y en todo hemos delinquido.
Por el honor de tu nombre,
no nos desampares para siempre,
no rompas tu alianza,
no apartes de nosotros tu misericordia.
Por Abraham, tu amigo,
por Isaac, tu siervo,
por Israel, tu consagrado,
a quienes prometiste
multiplicar su descendencia
como las estrellas del cielo,
como la arena de las playas marinas.
Pero ahora, Señor, somos el más pequeño
de todos los pueblos;
hoy estamos humillados por toda la tierra
a causa de nuestros pecados.
En este momento no tenemos príncipes,
ni profetas, ni jefes;
ni holocausto, ni sacrificios,
ni ofrendas, ni incienso;
ni un sitio donde ofrecerte primicias,
para alcanzar misericordia.
Por eso, acepta nuestro corazón contrito,
y nuestro espíritu humilde,
como un holocausto de carneros y toros
o una multitud de corderos cebados;
que éste sea hoy nuestro sacrificio,
y que sea agradable en tu presencia:
porque los que en ti confían
no quedan defraudados.
Ahora te seguimos de todo corazón,
te respetamos y buscamos tu rostro.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Conozcan los pueblos, Señor, tu misericordia con nosotros.
Aleluya.
Ant 3. El Señor es mi escudo y mi refugio. Aleluya.
Salmo 143, 1-10 - ORACIÓN POR LA VICTORIA Y POR LA PAZ
Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;
mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.
Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?
¿Qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.
Señor, inclina tu cielo y desciende,
toca los montes, y echarán humo,
fulmina el rayo y dispérsalos,
dispara tus saetas y desbarátalos.
Extiende la mano desde arriba:
defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. El Señor es mi escudo y mi refugio. Aleluya.
LECTURA BREVE Hch 13, 30-33
Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Y durante muchos días
se apareció a los que con él habían subido de Galilea a Jerusalén: éstos,
efectivamente, dan ahora testimonio de él ante el pueblo. Y nosotros os damos
la buena nueva: la promesa que Dios hizo a nuestros padres la ha cumplido él
ahora con nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús, según está escrito en el
salmo segundo: «Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy.»
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Las obras que el Padre me concede realizar, las mismas que
hago, testifican que el Padre me ha enviado. Aleluya.
PRIMERA LECTURA
De los Hechos de los apóstoles . 13, 14b-43
DISCURSO DE PABLO EN LA SINAGOGA DE ANTIOQUÍA DE PISIDIA
En aquellos días, Pablo y sus compañeros entraron un sábado en la
sinagoga, donde tomaron asiento. Después de la lectura de la ley y de los
profetas, los jefes de la sinagoga les hicieron esta invitación:
«Hermanos, si tenéis alguna palabra para enfervorizar al pueblo,
decidla.»
Pablo se levantó y, haciendo una señal con la mano, dijo:
«Hombres de Israel y vosotros, los que adoráis a Dios, escuchad.
El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres, engrandeció al pueblo
durante su estancia en la tierra de Egipto y, con el poder de su brazo, los
sacó de allí. Durante unos cuarenta años los cuidó y llevó por el desierto,
como una madre lleva y cuida a su hijo. Y, exterminando a siete naciones en la
tierra de Canaán, se la dio en heredad. Habían pasado unos cuatrocientos
cincuenta años. Después, hasta el profeta Samuel, les dio jueces. Como luego
pidiesen un rey, Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, de la tribu de Benjamín, que
reinó por espacio de cuarenta años. Después que destituyó a éste, les dio por
rey a David, de quien dijo estas hermosas palabras: "He encontrado en
David, hijo de Jesé, un hombre según mi corazón. Él cumplirá en todo mi
voluntad." Según lo prometido, Dios sacó para Israel de la descendencia de
David un Salvador, Jesús. Y su precursor fue Juan. Ya éste, antes de
presentarse Jesús, había predicado a todo el pueblo de Israel un bautismo como
señal de arrepentimiento. Y, cuando estaba para terminar su misión, solía
decir: "No soy yo el que vosotros os imagináis. Pero, mirad, viene otro
después de mí; y yo no soy digno de desatar su calzado."
Hermanos, hijos de Abraham y los que adoráis a Dios, a vosotros
envía Dios este mensaje de salvación. Los habitantes de Jerusalén y sus jefes
no reconocieron a Jesús, pero, al condenarlo á muerte, dieron cumplimiento a
las palabras de los profetas que se leen cada sábado. Y, a pesar de que no
encontraron en él causa alguna digna de muerte, pidieron a Pilato que lo
hiciera morir. Una vez que Cumplieron todo lo que de él estaba escrito, lo
bajaron de la cruz y lo depositaron en un sepulcro. Pero Dios lo resucitó de
entre los muertos. Y durante muchos días se apareció a los que con él habían
subido de Galilea a Jerusalén: éstos, efectivamente, dan ahora testimonio de él
ante el pueblo. Y nosotros os damos la buena nueva: la promesa que Dios hizo a
nuestros padres la ha cumplido él ahora con nosotros, sus hijos, resucitando a
Jesús, según está escrito en el salmo segundo: "Tú eres mi Hijo: yo te he
engendrado hoy."
Que Dios lo ha resucitado de entre los muertos para que no vuelva
ya nunca a la corrupción, lo dijo con aquellas palabras: "Yo os daré los
bienes santos que prometí a David, los que no han de fallar." Por eso,
afirma en otro lugar: "No permitirás que tu santo experimente la
corrupción." Ahora bien, David, después de haber servido durante su vida a
los designios de Dios, murió, fue a reunirse con sus padres y experimentó la
corrupción del sepulcro. Pero aquel a quien Dios resucitó no pasó por la
corrupción.
Sabed, pues, hermanos, que por medio de Jesús os Ofrece Dios el
perdón de los pecados. Y, por él, todo el que tiene fe alcanza la justificación
que no habéis podido alcanzar vosotros por la ley de Moisés. Mirad, pues, que
no os suceda lo que dijeron los profetas: "¡Mirad, desdeñosos, asombraos y
desapareced! Porque en vuestros días voy a realizar una obra tal, que si os la
contaran no la creeríais."»
A la salida, rogaron a Pabló y Bernabé que el sábado siguiente les
hablaran de las mismas cosas. Después que se disolvió lá reunión, muchos judíos
y prosélitos, adoradores de Dios, siguieron a Pablo y Bernabé. Éstos, en sus
conversaciones, les instaban a permanecer en la gracia de Dios.
RESPONSORIO Hch 13, 32. 33; cf. Jdt 13, 18
R. La promesa que Dios hizo a nuestros padres la ha cumplido él
ahora con nosotros, * resucitando a Jesús. Aleluya.
V. Dios no ha retirado su misericordia de la casa de Israel.
R. Resucitando a Jesús. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Pedro Crisólogo, obispo
(Sermón 108: PL 52, 499-500)
SÉ SACRIFICIO Y SACERDOTE PARA DIOS
Os exhorto por la misericordia de Dios. Pablo, o, mejor dicho,
Dios por boca de Pablo, nos exhorta porque prefiere ser amado antes que temido.
Nos exhorta porque prefiere ser padre antes que Señor. Nos exhorta Dios, por su
misericordia, para que no tenga que castigarnos por su rigor.
Oye lo que dice el Señor: «Ved, ved en mí vuestro propio cuerpo,
vuestros miembros, vuestras entrañas, vuestros huesos, vuestra sangre. Y si
teméis lo que es de Dios, ¿por qué no amáis lo que es también vuestro? Si
rehuís al que es Señor, ¿por qué no recurrís al que es padre?
Quizás os avergüence la magnitud de mis sufrimientos, de los que
vosotros habéis sido la causa. No temáis. La cruz, más que herirme a mí, hirió
a la muerte. Estos clavos, más que infligirme dolor, fijan en mí un amor más
grande hacia vosotros. Estas heridas, más que hacerme gemir, os introducen más
profundamente en mi interior. La extensión de mi cuerpo en la cruz, más que
aumentar mi sufrimiento, sirve para prepararos un regazo más amplio. La efusión
de mi sangre, más que una pérdida para mí, es el precio de vuestra redención.
Venid, pues, volved a mí, y comprobaréis que soy padre, al ver
cómo devuelvo bien por mal, amor por injurias, tan gran caridad por tan graves
heridas.»
Pero oigamos ya qué es lo que nos pide el Apóstol: Os exhorto
-dice-, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos. Este ruego
del Apóstol promueve a todos los hombres a la altísima dignidad del sacerdocio.
A presentar vuestros cuerpos como hostia viva.
Inaudito ministerio del sacerdocio cristiano: el hombre es a la
vez víctima y sacerdote; el hombre no ha de buscar fuera de sí qué ofrecer a
Dios, sino que aporta consigo, en su misma persona, lo que ha de sacrificar a
Dios; la víctima y el sacerdote permanecen inalterados; la víctima es inmolada
y continúa viva, y el sacerdote oficiante no puede matarla.
Admirable sacrificio, en el que se ofrece el cuerpo sin que sea
destruido, y la sangre sin que sea derramada. Os exhorto -dice-, por la
misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva.
Este sacrificio, hermanos, es semejante al de Cristo, quien inmoló
su cuerpo vivo por la vida del mundo: él hizo realmente de su cuerpo una hostia
viva, ya que fue muerto y ahora vive. Esta víctima admirable pagó su tributo a
la muerte, pero permanece viva, después de haber castigado a la muerte. Por
esta razón, los mártires nacen al morir, su fin significa el principio, al
matarlos se les dio la vida, y ahora brillan en el cielo, cuando se pensaba
haberlos suprimido en la tierra.
Os exhorto -dice-, por la misericordia de Dios, a presentar
vuestros cuerpos como hostia viva, santa. Es lo que había cantado el profeta:
No quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo.
Sé, pues, oh hombre, sacrificio y sacerdote para Dios; no pierdas
lo que te ha sido dado por el poder de Dios; revístete de la vestidura de
santidad, cíñete el cíngulo de la castidad; sea Cristo el casco de protección
para tu cabeza; que la cruz se mantenga en tu frente como una defensa; pon
sobre tu pecho el misterio del conocimiento de Dios; haz que arda continuamente
el incienso aromático de tu oración; empuña la espada del Espíritu; haz de tu
corazón un altar; y así, puesta en Dios tu confianza, lleva tu cuerpo al
sacrificio.
Lo que pide Dios es la fe, no la muerte; tiene sed de tu buena
intención, no de sangre; se satisface con la buena voluntad, no con matanzas.
RESPONSORIO Ap 5, 9. 10
R. Eres digno, Señor, de tomar el libro y abrir sus sellos, porque
fuiste degollado * y por tu sangre nos compraste para Dios. Aleluya.
V. Has hecho de nosotros para nuestro Dios un reino de sacerdotes.
R. Y por tu sangre nos compraste para Dios. Aleluya.
*Lecturas
de la 4ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Martes,
23 de abril de 2024
Evangelio
*Lectura
del evangelio según san Juan (10,22-30)*
Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación
del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de
Salomón.
Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo
francamente».
Jesús les respondió:
«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas
dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas.
Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy
la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.
Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar
nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».
Palabra
del Señor
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Las obras que el Padre me concede realizar, las mismas que
hago, testifican que el Padre me ha enviado. Aleluya.
PRECES
Oremos agradecidos a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, el
Cordero inmaculado que quitó el pecado del mundo y nos comunica su vida nueva,
y digámosle:
Autor de la vida, vivifícanos.
Dios, autor de la vida, acuérdate de la muerte y resurrección del
Cordero inmolado en la cruz
y atiende su continua intercesión por nosotros.
Haz, Señor, que, tirada fuera la vieja levadura de la malicia y de
la perversidad,
vivamos la Pascua de Cristo con panes ázimos de pureza y de
verdad.
Que sepamos rechazar hoy el pecado de discordia y de envidia,
y seamos más sensibles a las necesidades de nuestros hermanos.
Concédenos vivir auténticamente el espíritu evangélico,
para que hoy y siempre sigamos el camino de tus mandatos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Porque deseamos que la luz de Cristo alumbre a todos los hombres,
pidamos al Padre que su reino llegue a nosotros:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso, concédenos que la celebración de las fiestas de
Cristo resucitado aumente en nosotros la alegría de saber que estamos salvados.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
Himno: NOS REÚNE DE NUEVO EL MISTERIO
Nos reúne de nuevo el misterio
del Señor que resurge a la vida,
con su luz ilumina a la Iglesia,
como el sol al nacer cada día.
Resucita también nuestras almas,
que tu muerte libró del castigo
y vencieron contigo al pecado
en las aguas del santo bautismo.
Transfigura los cuerpos mortales
que contemplan tu rostro glorioso,
bella imagen del Dios invisible
que ha querido habitar con nosotros.
Cuando vengas, Señor, en tu gloria,
que podamos salir a tu encuentro,
y a tu lado vivamos por siempre
dando gracias al Padre en el reino. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cantadnos un cantar de Sión. Aleluya.
Salmo 136, 1-6 - JUNTO A LOS CANALES DE BABILONIA.
Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.
Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión.»
¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha;
que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Cantadnos un cantar de Sión. Aleluya.
Ant 2. En medio de los peligros me conservaste la vida. Aleluya.
Salmo 137 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DE UN REY
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre;
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.
El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.
Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu izquierda contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. En medio de los peligros me conservaste la vida. Aleluya.
Ant 3. Tuyos son, Señor, el poder y la riqueza, la fuerza y la
gloria. Aleluya.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Tuyos son, Señor, el poder y la riqueza, la fuerza y la
gloria. Aleluya.
LECTURA BREVE 1Pe 2, 4-5
Acercándoos al Señor, la piedra viva, rechazada por los hombres,
pero escogida y apreciada por Dios, también vosotros, como piedras vivas,
entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio
sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo.
RESPONSORIO BREVE
V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
V. Al ver al Señor.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Yo conozco a mis ovejas y ellas me siguen, y yo les doy vida
eterna. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Yo conozco a mis ovejas y ellas me siguen, y yo les doy vida
eterna. Aleluya.
PRECES
Invoquemos a Cristo, que con su resurrección ha reanimado la
esperanza de su pueblo, y digámosle:
Señor Jesús, tú que siempre vives para interceder por nosotros,
escúchanos.
Señor Jesús, de cuyo costado abierto salió sangre y agua,
haz de la Iglesia tu esposa inmaculada.
Pastor supremo de la Iglesia, que después de tu resurrección
encomendaste a Pedro, al confesarte su amor, el cuidado de tus ovejas,
concede al papa Francisco un amor ardiente y un celo apostólico.
Tú que concediste una pesca abundante a los discípulos que
pescaban en el mar,
envía operarios que continúen su trabajo apostólico.
Tú que preparaste a la orilla del mar el pan y los peces para los
discípulos,
no permitas que nuestros hermanos mueran de hambre por culpa
nuestra.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Señor Jesús, nuevo Adán, que nos das la vida, transforma a
nuestros difuntos a imagen tuya,
para que compartan contigo la alegría de tu reino.
Sintiéndonos verdaderos hijos de Dios, digamos a nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso, concédenos que la celebración de las fiestas de
Cristo resucitado aumente en nosotros la alegría de saber que estamos salvados.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos
ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: EL CORAZÓN SE DILATA
El corazón se dilata
sin noche en tu santo cuerpo,
oh morada iluminada,
mansión de todo consuelo.
Por tu muerte sin pecado,
por tu descanso y tu premio,
en ti, Jesús, confiamos,
y te miramos sin miedo.
Como vigilia de amor
te ofrecemos nuestro sueño;
tú que eres el paraíso,
danos un puesto en tu reino. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 142, 1-11 - LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA
Señor, escucha mi oración;
tú que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.
Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.
Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.
En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti;
indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.
Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.
Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE 1Pe 5,8-9
Sed sobrios, estad despiertos, vuestro enemigo, el diablo, como
león rugiente, ronda buscando a quien devorar; resistidle, firmes en la fe.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Ilumina, Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo;
que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar, con salud y gozo,
el clarear del nuevo día. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una
santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque Cristo,
a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.