Musica Para el Alma
jueves, 19 de mayo de 2022
JUAN 15,12-17 CICLO C
*Lecturas del Viernes de la 5ª semana de Pascua*
Viernes, 20 de mayo de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (15,12-17)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Este es mí mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a
vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a
conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he
destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os
améis unos a otros».
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros
corazones antes que mis palabras*
*(Este es
el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado)*.
*Para mí este mandamiento, es más fuerte que un
tsunami. El Señor siente un amor tan grande por mí que fue capaz de dar su vida
a cambio de la mía. El Señor me invita al amor, (este amor leído en un libro o
en la biblia, suena muy hermoso, muy comprensible, muy emotivo, un amor de
novela), pero en la práctica, mi amor es un amor exigente, un amor totalmente
egoísta, el Señor me hace ver, que mi amor hacia las personas que me rodean es
un amor exigente, egoísta donde soy el centro. El Señor quiere enséñame amar
sin exigir, me quiere enseñara a amar sin pedir o esperar nada a cambio,
enséñame amar en la libertad, como él me ama*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL VIERNES 20
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*VIERNES SEMANA V PASCUA*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu
alabanza
INVITATORIO
Ant. Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA
ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Himno: TU CUERPO ES LAZO DE
AMORES
Tu cuerpo es lazo de amores,
de Dios y el hombre atadura;
amor que a tu cuerpo acude
como tu cuerpo perdura.
Tu cuerpo, surco de penas,
hoy es de luz y rocío;
que lo vean los que lloran
con ojos enrojecidos.
Tu cuerpo espiritual
es la Iglesia congregada;
tan fuerte como tu cruz,
tan bella como tu Pascua.
Tu cuerpo sacramental
es de tu carne y tu sangre,
y la Iglesia, que es tu Esposa,
se acerca para abrazarte. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Acuérdate de mí,
Señor Jesús, cuando llegues a tu reino. Aleluya.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL
PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Acuérdate de mí, Señor
Jesús, cuando llegues a tu reino. Aleluya.
Ant 2. Es verdad: tú eres un
Dios escondido, el Dios de Israel, el Salvador. Aleluya.
Cántico: QUE LOS PUEBLOS
TODOS SE CONVIERTAN AL SEÑOR. Is 45, 15-25
Es verdad: tú eres un Dios escondido,
el Dios de Israel, el Salvador.
Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual,
se van avergonzados los fabricantes de ídolos;
mientras el Señor salva a Israel
con una salvación perpetua,
para que no se avergüencen ni se sonrojen
nunca jamás.
Así dice el Señor, creador del cielo
- él es Dios -,
él modeló la tierra,
la fabricó y la afianzó;
no la creó vacía,
sino que la formó habitable:
«Yo soy el Señor y no hay otro.»
No te hablé a escondidas,
en un país tenebroso,
no dije a la estirpe de Jacob:
«Buscadme en el vacío.»
Yo soy el Señor que pronuncia sentencia
y declara lo que es justo.
Reuníos, venid, acercaos juntos,
supervivientes de las naciones.
No discurren los que llevan su ídolo de madera,
y rezan a un dios que no puede salvar.
Declarad, aducid pruebas,
que deliberen juntos:
¿Quién anunció esto desde antiguo,
quién lo predijo desde entonces?
¿No fui yo, el Señor?
- No hay otro Dios fuera de mí -.
Yo soy un Dios justo y salvador,
y no hay ninguno más.
Volveos hacia mí para salvaros,
confines de la tierra,
pues yo soy Dios y no hay otro.
Yo juro por mi nombre,
de mi boca sale una sentencia,
una palabra irrevocable:
«Ante mí se doblará toda rodilla,
por mí jurará toda lengua»,
dirán: «Sólo el Señor
tiene la justicia y el poder.»
A él vendrán avergonzados
los que se enardecían contra él,
con el Señor triunfará y se gloriará
la estirpe de Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Es verdad: tú eres un
Dios escondido, el Dios de Israel, el Salvador. Aleluya.
Ant 3. Servid al Señor con
alegría. Aleluya.
Salmo 99 - ALEGRÍA DE LOS
QUE ENTRAN EN EL TEMPLO.
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Servid al Señor con
alegría. Aleluya.
LECTURA BREVE
Hch 5,30-32
El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros
matasteis colgándole de un madero. La diestra de Dios lo exaltó haciéndolo jefe
y salvador, para otorgar a Israel la conversión, el perdón de los pecados.
Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le
obedecen.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
PRIMERA LECTURA
De los Hechos de los
apóstoles 19, 21-40
REVUELTA DE ÉFESO CONTRA
PABLO
En aquellos días, Pablo concibió el propósito de ir a Jerusalén
atravesando Macedonia y Acaya. Y pensaba:
«Después de estar allí, he de visitar también Roma.»
Envió a Macedonia a dos de sus auxiliares, a Timoteo y a Erasto; y
él se detuvo algún tiempo en el Asia proconsular.
Hubo por aquellos días un gran tumulto con motivo de la
predicación del Evangelio. Un platero, llamado Demetrio, que labraba en plata
templetes de Artemisa, proporionaba mucho trabajo y ganancia a los artífices.
Los convocó un día, junto con los demás obreros del ramo, y les dijo:
«Bien sabéis, amigos, que de esta industria depende nuestro
bienestar. También estáis viendo y oyendo decir que no sólo en Éfeso, sino en
casi toda el Asia proconsular, este Pablo, con su persuasión, ha llevado tras
de sí a mucha gente, diciéndoles que no son dioses los que fabricamos con
nuestras manos. Esto supone el peligro no sólo de que vaya a la ruina nuestra
industria, sino también de que el mismo santuario de la gran diosa Artemisa
pierda su prestigio. Con ello quedará despojada de su grandeza aquella a quien
toda el Asia proconsular y el orbe veneran.»
Ante estas palabras, se llenaron de ira y comenzaron a gritar:
«¡Grande es la Artemisa de los efesios!»
Se produjo un revuelo en la ciudad, y todos a una se precipitaron
en el teatro, arrastrando consigo a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros
de viaje de Pablo. Quería Pablo salir en público ante el gentío allí reunido,
pero no le dejaron los discípulos. Incluso algunos magistrados de la provincia
romana de Asia, amigos suyos, le mandaron recado, rogándole que no se
presentase en el teatro. Unos gritaban una cosa, y otros otra. La gente que se
había reunido se hallaba revuelta y alborotada, y la mayor parte no sabían por
qué se habían reunido. En esto, algunos de entre la multitud dieron sus
instrucciones a Alejandro, a quien los judíos habían hecho destacarse; y
Alejandro, haciendo señas con la mano, intentó hablar en defensa propia ante la
reunión. Apenas se dieron cuenta de que era judío, levantaron todos a una la
voz y estuvieron por espacio de dos horasgritando:
«¡Grande es la Artemisa de los efesios!»
Por fin, el alto funcionario de la ciudad logró calmar la
multitud, y se expresó así:
«Efesios, ¿quién no sabe que la ciudad de Éfeso es la guardiana
del templo de la gran Artemisa y de su estatua traída del cielo? Esto no lo
puede negar nadie. Pro lo tanto, conviene que estéis en calma y que no hagáis
nada atropelladamente; porque habéis traído aquí a estos hombres que ni son
sacrilegos ni blasfeman contra vuestra diosa. Si Demetrio y sus compañeros de
profesión tienen algo que demandar contra alguno, asambleas públicas se
celebran, y procónsules hay: que recurran a ellos. Si alguna otra cosa deseáis,
la trataremos en la asamblea legal ordinaria. Porque estamos expuestos a que
nos acusen de sedición por lo que ha sucedido hoy, y no hay motivo alguno que
justifique este tumulto.» Y, dicho esto, disolvió la manifestación.
RESPONSORIO
Cf. 2Co 1, 8.9
R. No quisiéramos que desconocieseis la tribulación que nos
sobrevino en el Asia Menor. * Pero no pusimos nuestra confianza en nosotros
mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos. Aleluya.
V. Nos vimos agobiados lo indecible, hasta no poder más.
R. Pero no pusimos nuestra confianza en nosotros mismos, sino en
Dios, que resucita a los muertos. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones del beato
Isaac, abad del monasterio de Stella
(Sermón 42: PL 194,
1831-1832)
PRIMOGÉNITO DE MUCHOS HERMANOS
Así como la cabeza y el cuerpo forman un solo hombre, así también
el Hijo de la Virgen y sus miembros elegidos forman un solo hombre y un solo
Hijo del hombre. Dice la Escritura: El Cristo íntegro y total lo forman la
cabeza y el cuerpo, ya que todos los miembros juntos forman un solo cuerpo, el
cual, junto con la cabeza, constituye un solo Hijo del hombre, un solo Hijo de
Dios, por su unión con el Hijo de Dios en persona, el cual, a su vez, es un
solo Dios por su unión con la divinidad.
Por tanto, todo el cuerpo unido a la cabeza es Hijo del hombre e
Hijo de Dios, y aun Dios. De ahí aquellas palabras: Padre, quiero que sean uno,
como nosotros somos uno.
Así pues, según este famoso texto de la Escritura, no existe el
cuerpo separado de la cabeza, ni la cabeza separada del cuerpo; ni existe el
Cristo total, cuerpo y cabeza, separado de Dios.
De manera que todo el conjunto, por su unión con Dios, es un solo
Dios; pero el Hijo de Dios está unido con Dios por naturaleza, y el Hijo del
hombre está unido con el Hijo de Dios de manera personal, mientras que su
cuerpo lo está de un modo místico. Por consiguiente, los miembros de Cristo,
unidos espiritualmente a él por la fe, pueden afirmar con todo derecho que son
ellos también lo mismo que es él, Hijo de Dios y Dios. Pero él lo es por
naturaleza, los miembros por comunicación; él lo es en plenitud, los miembros
por participación; finalmente, él es Hijo de Dios por generación, los miembros
lo son por adopción, tal como está escrito: Habéis recibido espíritu de
adopción filial, por el que clamamos: «¡Padre!»
Según este espíritu, les dio poder de llegar a ser hijos de Dios,
para que el primogénito de muchos hermanos pudiera enseñarnos a decir: Padre
nuestro, que estás en el cielo. Y en otro lugar dice el Señor: Subo a mi Padre
y a vuestro Padre.
Por el mismo Espíritu por el cual el Hijo del hombre nació del
seno de la Virgen como cabeza nuestra, nosotros renacemos en la fuente
bautismal como hijos de Dios y como cuerpo del Hijo del hombre. Y, así como él
nació inmune de pecado, así también nosotros renacemos por el perdón de
nuestros pecados.
Del mismo modo que en la cruz cargó sobre su cuerpo de carne con
los pecados de todo el cuerpo, así quiso también que a su cuerpo místico, por
la gracia de la regeneración, no le fuese imputado pecado alguno, como está
escrito: Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito. Este hombre
dichoso es sin duda el Cristo íntegro, el cual, en cuanto que su cabeza es
Dios, él mismo perdona los pecados; en cuanto que la cabeza del cuerpo es un
Hijo del hombre, nada tiene personalmente que se le pueda perdonar; y, en
cuanto que el cuerpo de la cabeza son muchos, nada se imputa.
Él mismo es justo por sí mismo y se justifica a sí mismo. Él mismo
es Salvador y salvado; cargó en su cuerpo sobre el leño los pecados de los
cuales limpia a su cuerpo por medio del agua. Ahora continúa salvando por el
leño y por el agua, como Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo, los
cuales cargó sobre sí mismo, como sacerdote y sacrificio, y como Dios que,
ofreciendo su propia persona a sí mismo, por sí mismo se reconcilió a sí
consigo mismo, y con el Padre y el Espíritu Santo.
RESPONSORIO
Rm 12, 5; Col 2, 9-10; 1, 18
R. Siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, e
individualmente somos miembros unos de otros. * En su cuerpo glorificado habita
toda la plenitud de la divinidad; e, incorporados a él, alcanzáis también
vosotros esa plenitud en él. Aleluya.
V. Él es la cabeza del cuerpo de la Iglesia; él es el principio,
el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
R. En su cuerpo glorificado habita toda la plenitud de la
divinidad; e, incorporados a él, alcanzáis también vosotros esa plenitud en él.
Aleluya.
*Lecturas del Viernes de la 5ª semana de Pascua*
Viernes, 20 de mayo de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (15,12-17)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Este es mí mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a
vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a
conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he
destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os
améis unos a otros».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Éste es mi mandamiento,
que os améis unos a otros como yo os he amado. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL
MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Éste es mi mandamiento,
que os améis unos a otros como yo os he amado. Aleluya.
PRECES
Dirijamos nuestra oración a Dios Padre, que por la resurrección de
Jesucristo nos ha dado vida nueva, y digámosle:
*Ilumínanos, Señor, con la
claridad de Jesucristo*.
Señor, Padre clementísimo, tú que nos has revelado tu plan de
salvación, proyectado desde antes de la creación del mundo, y eres fiel en
todas tus promesas,
escucha con amor nuestras plegarias.
Purifícanos con tu verdad y encamina nuestros pasos por las sendas
de la santidad,
para que hagamos siempre el bien según tu agrado.
Haz resplandecer tu rostro sobre nosotros,
para que, libres de todo mal, nos saciemos con los bienes de tu
casa.
Tú que por Cristo nos reconciliaste contigo,
danos la paz a nosotros y a todos los hombres del mundo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Porque deseamos que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres,
pidamos al Padre que su reino llegue a nosotros:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, concédenos realizar plenamente en nosotros mismos el
misterio pascual, para que la alegría que experimentamos en estas fiestas nos
dé una fuerza constante que nos lleve a la salvación. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos
guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi
auxilio
R. Señor, date prisa en
socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AL SEÑOR CONFESAMOS,
¡ALELUYA!
Al Señor confesamos, ¡aleluya!
En la hora de tercia a la mañana
se llenaron los suyos de esperanza,
y lejos de la noche y de la duda
salieron con la llama y la palabra.
Al Señor adoramos, ¡aleluya!
Han marcado sus pies nuestros caminos,
marcó su nombre el nombre de los siglos,
y en la tierra su voz cual voz ninguna
convoca seguidores y testigos.
Al Señor esperamos, ¡aleluya!
Y ahora celebramos al Viviente,
a Jesús victorioso de la muerte;
acéptanos, oh Cristo, cual liturgia
de gloria que ganaste y a ti vuelve. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ
En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.
¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero, afiladas
con ascuas de retama.
¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE Hch 2, 32. 36
Dios ha resucitado a Jesús; testigos somos todos nosotros. Así,
pues, que todo el pueblo de Israel lo sepa con absoluta certeza: Dios ha
constituido Señor y Mesías a este mismo Jesús, a quien vosotros habéis
crucificado.
V. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
R. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, concédenos realizar plenamente en nosotros mismos el
misterio pascual, para que la alegría que experimentamos en estas fiestas nos
dé una fuerza constante que nos lleve a la salvación. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
Himno: VERBO DE DIOS, EL SOL DE MEDIODÍA
Verbo de Dios, el sol de mediodía,
amable mensajero de tu rostro,
fecunda nuestra tierra y la hermosea
como fuente de luz, de vida y gozo.
Más hermoso tu cuerpo, que es pleroma
del infinito amor jamás gastado;
y de ese mar sin fondo ni ribera
la Iglesia es tu pleroma continuado.
Verbo de Dios, que reinas sin fatiga,
que emerges victorioso del trabajo,
reina dichoso tú que nos esperas
mientras nosotros vamos caminando. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE Ga 3, 27-28
Todos los que habéis sido bautizados en Cristo os habéis revestido
de Cristo. Ya no hay distinción entre judío y gentil, ni entre libre y esclavo,
ni entre hombre y mujer: todos sois uno en Cristo Jesús.
V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.
R. Al ver al Señor. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, concédenos realizar plenamente en nosotros mismos el
misterio pascual, para que la alegría que experimentamos en estas fiestas nos
dé una fuerza constante que nos lleve a la salvación. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
Himno: REINA EL SEÑOR ALLÍ DONDE NINGUNO
Reina el Señor allí donde ninguno
ciñe corona que haya dado el mundo;
reina el Señor allí donde la vida
sin lágrimas es río de delicias.
Reina el Señor, el compasivo siervo,
que en sus hombros cargó nuestro madero;
vive el muerto en la cruz, el sepultado
y con hierro sellado y custodiado.
Cruzó el oscuro valle de la muerte
hasta bajar a tumba de rebeldes;
fingía que era suya nuestra pena,
y en silencio escuchó nuestra sentencia.
Pero reina el Señor, la tierra goza,
y ya se escuchan los cánticos de boda.
¡Gloria al Señor Jesús resucitado,
nuestra esperanza y triunfo deseado! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 118, 25-32
Mi alma está pegada al polvo:
reanímame con tus palabras;
te expliqué mi camino, y me escuchaste:
enséñame tus leyes;
instrúyeme en el camino de tus decretos,
y meditaré tus maravillas.
Mi alma llora de tristeza,
consuélame con tus promesas;
apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu voluntad;
escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos.
Me apegué a tus preceptos,
Señor, no me defraudes;
correré por el camino de tus mandatos
cuando me ensanches el corazón.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Salmo 25 - ORACIÓN CONFIADA DEL INOCENTE
Hazme justicia, Señor, que camino en la inocencia;
confiando en el Señor no me he desviado.
Examíname, Señor, ponme a prueba,
sondea mis entrañas y mi corazón,
porque tengo ante los ojos tu bondad,
y camino en tu verdad.
No me siento con gente falsa,
no me junto con mentirosos;
detesto las bandas de malhechores,
no tomo asiento con los impíos.
Lavo en la inocencia mis manos,
y rodeo tu altar, Señor,
proclamando tu alabanza,
enumerando tus maravillas.
Señor, yo amo la belleza de tu casa,
el lugar donde reside tu gloria.
No arrebates mi alma con los pecadores,
ni mi vida con los sanguinarios,
que en su izquierda llevan infamias,
y su derecha está llena de sobornos.
Yo, en cambio, camino en la integridad;
sálvame, ten misericordia de mí.
Mi pie se mantiene en el camino llano;
en la asamblea bendeciré al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Salmo 27, 1-3. 6-9 - SÚPLICA Y ACCIÓN DE GRACIAS
A ti, Señor, te invoco;
Roca mía, no seas sordo a mi voz;
que, si no me escuchas, seré igual
que los que bajan a la fosa.
Escucha mi voz suplicante
cuando te pido auxilio,
cuando alzo las manos
hacia tu santuario.
No me arrebates con los malvados
ni con los malhechores,
que hablan de paz con el prójimo,
pero llevan la maldad en el corazón.
Bendito el Señor, que escuchó
mi voz suplicante;
el Señor es mi fuerza y mi escudo:
en él confía mi corazón;
me socorrió, y mi corazón se alegra
y le canta agradecido.
El Señor es fuerza para su pueblo,
apoyo y salvación para su Ungido.
Salva a tu pueblo y bendice tu heredad,
sé su pastor y guíalos siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE 1Co 5, 7-8
Tirad fuera la levadura vieja para que seáis una masa nueva, ya
que ahora sois panes ázimos, pues Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido
inmolado. Así, pues, celebremos nuestra fiesta no con la vieja levadura ni con
levadura de malicia y perversidad, sino con los panes ázimos de pureza y
verdad.
V. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.
R. Porque ya es tarde. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, concédenos realizar plenamente en nosotros mismos el
misterio pascual, para que la alegría que experimentamos en estas fiestas nos
dé una fuerza constante que nos lleve a la salvación. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
Himno: TU CUERPO ES PRECIOSA LÁMPARA
Tu cuerpo es preciosa lámpara,
llagado y resucitado,
tu rostro es la luz del mundo,
nuestra casa, tu costado.
Tu cuerpo es ramo de abril
y blanca flor del espino,
y el fruto que nadie sabe
tras la flor eres tú mismo.
Tu cuerpo es salud sin fin,
joven, sin daño de días;
para el que busca vivir
es la raíz de la vida. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo por nosotros se hizo pobre a fin de que nosotros nos
enriqueciéramos. Aleluya.
Salmo 40 - ORACIÓN DE UN ENFERMO.
Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.
El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos.
El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.
Yo dije: «Señor, ten misericordia,
sáname, porque he pecado contra ti.»
Mis enemigos me desean lo peor;
«A ver si se muere y se acaba su apellido.»
El que viene a verme habla con fingimiento,
disimula su mala intención,
y cuando sale afuera, la dice.
Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí,
hacen cálculos siniestros:
«Padece un mal sin remedio,
se acostó para no levantarse.»
Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba,
que compartía mi pan,
es el primero en traicionarme.
Pero tú, Señor, apiádate de mí,
haz que pueda levantarme,
para que yo les dé su merecido.
En esto conozco que me amas:
en que mi enemigo no triunfa de mí.
A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia.
Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén, amén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Cristo por nosotros se hizo pobre a fin de que nosotros nos
enriqueciéramos. Aleluya.
Ant 2. El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios.
Aleluya.
Salmo 45 - DIOS, REFUGIO Y FORTALEZA DE SU PUEBLO
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra
y los montes se desplomen en el mar.
Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.
Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno y se tambalea la tierra.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.
«Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos, más alto que la tierra.»
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios. Aleluya.
Ant 3. Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Aleluya.
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Aleluya.
LECTURA BREVE Hb 5, 8-10
Cristo, aunque era Hijo de Dios, aprendió por experiencia, en sus
padecimientos, la obediencia, y, habiendo así llegado hasta la plena
consumación, se convirtió en causa de salvación para todos los que lo obedecen,
proclamado por Dios sumo sacerdote «según el rito de Melquisedec.»
RESPONSORIO BREVE
V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
V. Al ver al Señor.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos.
Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos.
Aleluya.
PRECES
Invoquemos a Cristo, camino, verdad y vida, y digámosle:
Hijo de Dios vivo, bendice a tu pueblo.
Te rogamos, Señor, por los ministros de tu Iglesia: que, al
distribuir entre sus hermanos el pan de vida,
encuentren también ellos en el pan que distribuyen su alimento y
fortaleza.
Te pedimos por todo el pueblo cristiano: que viva, Señor, como
pide la vocación a que ha sido convocado
y se esfuerce por mantener la unidad del Espíritu con el vínculo
de la paz.
Te pedimos por los que rigen los destinos de las naciones: que
cumplan su misión con espíritu de justicia y con amor,
para que haya paz y concordia entre los pueblos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Señor, que podamos celebrar tu santa resurrección con tus ángeles
y tus santos,
y que nuestros hermanos difuntos, a quienes encomendamos a tu
bondad, se alegren también en tu reino.
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, concédenos realizar plenamente en nosotros mismos el
misterio pascual, para que la alegría que experimentamos en estas fiestas nos
dé una fuerza constante que nos lleve a la salvación. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos
ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: EL CORAZÓN SE DILATA
El corazón se dilata
sin noche en tu santo cuerpo,
oh morada iluminada,
mansión de todo consuelo.
Por tu muerte sin pecado,
por tu descanso y tu premio,
en ti, Jesús, confiamos,
y te miramos sin miedo.
Como vigilia de amor
te ofrecemos nuestro sueño;
tú que eres el paraíso,
danos un puesto en tu reino. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 87 - ORACIÓN DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,
de noche grito en tu presencia;
llegue hasta ti mi súplica,
inclina tu oído a mi clamor.
Porque mi alma está colmada de desdichas,
y mi vida está al borde del abismo;
ya me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy como un inválido.
Tengo mi cama entre los muertos,
como los caídos que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya no guardas memoria,
porque fueron arrancados de tu mano.
Me has colocado en lo hondo de la fosa,
en las tinieblas del fondo;
tu cólera pesa sobre mí,
me echas encima todas tus olas.
Has alejado de mí a mis conocidos,
me has hecho repugnante para ellos:
encerrado, no puedo salir,
y los ojos se me nublan de pesar.
Todo el día te estoy invocando,
tendiendo las manos hacia ti.
¿Harás tú maravillas por los muertos?
¿Se alzarán las sombras para darte gracias?
¿Se anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en el reino de la muerte?
¿Se conocen tus maravillas en la tiniebla
o tu justicia en el país del olvido?
Pero yo te pido auxilio,
por la mañana irá a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor, me rechazas
y me escondes tu rostro?
Desde niño fui desgraciado y enfermo,
me doblo bajo el peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu incendio,
tus espantos me han consumido:
me rodean como las aguas todo el día,
me envuelven todos a una;
alejaste de mí amigos y compañeros:
mi compañía son las tinieblas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE Jr 14, 9
Tú estás en medio de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado
sobre nosotros: no nos abandones, Señor Dios nuestro.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Señor, Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a
imitar a tu Hijo que reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos
mañana, lo imitemos también resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una
santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque Cristo,
a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.