Abre, Señor, mi boca para
bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos,
perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para
que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado
en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA XX
De la fiesta. Del Común de Apóstoles. I Vísperas del Domingo XXI
24 de agosto
SAN BARTOLOMÉ, apóstol: (FIESTA).
Nació en Caná; el apóstol Felipe lo llevó a Jesús. Según la
tradición, después de la ascención del Señor predicó el Evangelio en la India,
donde recibió la corona del martirio.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: VOSOTROS QUE ESCUCHASTEIS LA LLAMADA.
Vosotros, que escuchasteis la llamada
de viva voz que Cristo os dirigía,
abrid nuestro vivir y nuestra alma
al mensaje de amor que él nos envía.
Vosotros, que invitados al banquete
gustasteis el sabor del nuevo vino,
llenad el vaso, del amor que ofrece,
al sediento de Dios en su camino.
Vosotros, que tuvisteis tan gran suerte
de verle dar a muertos nueva vida,
no dejéis que el pecado y que la muerte
nos priven de la vida recibida.
Vosotros, que lo visteis ya glorioso,
hecho Señor de gloria sempiterna,
haced que nuestro amor conozca el gozo
de vivir junto a él la vida eterna. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros
como yo os he amado.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Este es mi
mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Ant 2. Nadie tiene amor
más grande que el que da la vida por sus amigos.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3,
57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nadie tiene amor
más grande que el que da la vida por sus amigos.
Ant 3. Vosotros sois mis
amigos si hacéis lo que yo os mando.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vosotros sois mis
amigos si hacéis lo que yo os mando.
LECTURA BREVE Ef 2, 19-22
Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos del pueblo de
Dios y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de
los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él
todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo
consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la
construcción, para ser morada de Dios por el Espíritu.
RESPONSORIO BREVE
V. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
R. Los nombrarás
príncipes sobre toda la tierra.
V. Harán memorable tu
nombre, Señor.
R. Sobre toda la
tierra.
V. Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Los nombrarás
príncipes sobre toda la tierra.
PRIMERA LECTURA
De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4, 1-16
SEAMOS IMITADORES DEL APÓSTOL, COMO ÉL IMITA A CRISTO
Hermanos: Que la gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y
administradores de los misterios de Dios. Ahora, en un administrador lo que se
busca es que sea fiel. Por lo que a mí se refiere, me importa muy poco ser
juzgado por vosotros o por cualquier tribunal humano. Ni siquiera yo mismo
juzgo mi actuación. Cierto que mi conciencia nada me reprocha, mas no por eso
me creo justificado. Mi juez será el Señor. No juzguéis antes de tiempo; dejad
que venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto en las tinieblas y
pondrá al descubierto las intenciones del corazón. Entonces vendrá a cada uno
su alabanza de parte de Dios.
Estas verdades, hermanos, las he expuesto por vuestro provecho, aplicándolas a
mi persona y a Apolo. Así, por esta aplicación, aprenderéis aquello de: «No más
de lo que está escrito», a fin de que nadie se enorgullezca de un apóstol y
desprecie a otro. Porque, ¿quién es el que te distingue? ¿Qué tienes que no
hayas recibido? Y, si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras
recibido? ¡Ya estáis satisfechos! ¡Os habéis hecho ya ricos! ¡Habéis ganado un
reino sin ayuda nuestra! ¡Ya lo podíais haber ganado! ¡Así tendríamos nosotros
parte en vuestro reino!
Por lo que veo, Dios nos ha asignado a los apóstoles el último lugar, como a
condenados a muerte; porque hemos venido a ser el espectáculo del mundo, de los
ángeles y de los hombres. Nosotros somos insensatos por Cristo, vosotros
sensatos en Cristo; nosotros débiles, vosotros fuertes; vosotros estimados,
nosotros despreciados. Todavía ahora pasamos hambre, sed y desnudez. Somos
maltratados y arrojados de una parte a otra, y nos fatigamos trabajando con
nuestras manos. Cuando nos maldicen, bendecimos; cuando nos persiguen,
soportamos; cuando nos injurian, respondemos con dulzura. Hemos venido a ser
hasta ahora como basura del mundo, como el desecho de la humanidad.
No os escribo esto para confundiros, sino para amonestaros como a hijos míos
carísimos. Aunque tengáis, en efecto, diez mil maestros que os lleven a Cristo,
de hecho sólo tenéis un padre. Yo os engendré para Cristo por la predicación
del evangelio.
Os exhorto, pues, a que seáis mis imitadores, como yo imito a Cristo.
RESPONSORIO Jn 15, 15; Mt 13, 11. 16
R. Ya no os llamaré siervos; os he llamado amigos, * porque todo
cuanto me ha comunicado el Padre os lo he dado a conocer.
V. A vosotros ha concedido Dios conocer los misterios del reino de
los cielos; dichosos vuestros ojos porque ven, y vuestros oídos porque oyen.
R. Porque todo cuanto me ha comunicado el Padre os lo he dado a
conocer.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre la primera
carta a los Corintios
(Homilía 4, 3. 4: PG 61, 34-36)
LO DÉBIL DE DIOS ES MAS FUERTE QUE LOS HOMBRES
El mensaje de la cruz, anunciado por unos hombres sin cultura, tuvo una virtud
persuasiva que alcanzó a todo el orbe de la tierra; y se trataba de un mensaje
que no se refería a cosas sin importancia, sino a Dios y a la verdadera
religión, a una vida conforme al Evangelio y al futuro juicio, un mensaje que
convirtió en sabios a unos hombres rudos e ignorantes. Ello nos demuestra que
lo necio de Dios es mas sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte
que los hombres.
¿En qué sentido es más fuerte? En cuanto que invadió el orbe entero y sometió a
todos los hombres, produciendo un efecto contrario al que pretendían todos
aquellos que se esforzaban en extinguir el nombre del Crucificado, ya que hizo,
en efecto, que este nombre obtuviera un mayor lustre y difusión. Ellos, por el
contrario, desaparecieron y, aun durante el tiempo en que estuvieron vivos,
nada pudieron contra un muerto. Por esto, cuando un pagano dice de mí que estoy
muerto, es cuando muestra su gran necedad; cuando él me considera un necio, es
cuando mi sabiduría se muestra superior a la suya; cuando me considera débil,
es cuando él se muestra más débil que yo. Porque ni los filósofos, ni los
maestros, ni mente humana alguna hubiera podido siquiera imaginar todo lo que
eran capaces de hacer unos simples publicanos y pescadores.
Pensando en esto, decía Pablo: Lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
Esta fuerza de la predicación divina la demuestran los hechos siguientes. ¿De
dónde les vino a aquellos doce hombres, ignorantes, que vivían junto a lagos,
ríos y desiertos, el acometer una obra de tan grandes proporciones y el
enfrentarse con todo el mundo, ellos, que seguramente no habían ido nunca a la
ciudad ni se habían presentado en público? Y más, si tenemos en cuenta que eran
miedosos y apocados, como sabemos por la descripción que de ellos nos hace el
Evangelista, que no quiso disimular sus defectos, lo cual constituye la mayor
garantía de su veracidad. ¿Qué nos dice de ellos? Que, cuando Cristo fue
apresado, unos huyeron y otro, el primero entre ellos, lo negó, a pesar de
todos los milagros que habían presenciado.
¿Cómo se explica, pues, que aquellos que, mientras Cristo vivía, sucumbieron al
ataque de los judíos, después, una vez muerto y sepultado, se enfrentaran
contra el mundo entero, si no es por el hecho de su resurrección, que algunos
niegan, y porque les habló y les infundió ánimos? De lo contrario se hubieran
dicho: «¿Qué es esto? No pudo salvarse a sí mismo, y ¿nos va a proteger a
nosotros? Cuando estaba vivo no se ayudó a sí mismo, y ¿ahora, que está muerto,
nos tenderá una mano? Él, mientras vivía, no convenció a nadie, y ¿nosotros,
con sólo pronunciar su nombre, persuadiremos a todo el mundo? No sólo hacer, sino
pensar algo semejante sería una cosa irracional.»
Todo lo cual es prueba evidente de que, si no lo hubieran visto resucitado y no
hubieran tenido pruebas bien claras de su poder, no se hubieran lanzado a una
aventura tan arriesgada.
RESPONSORIO 1Co 1, 23-24; 2Co 4, 8; Rm 8, 37
R. Nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los
judíos, necedad para los gentiles; pero para los llamados a Cristo: * fuerza de
Dios y sabiduría de Dios.
V. Nos aprietan por todos lados; pero en todo esto vencemos
fácilmente por aquel que nos ha amado.
R. Que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.
Lecturas del San Bartolomé, apóstol
Sábado, 24 de agosto de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (1,45-51):
En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien
escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo
de José, de Nazaret.»
Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?»
Felipe le contestó: «Ven y verás.»
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de
verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la
higuera, te vi.»
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de
Israel.»
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees?
Has ver cosas mayores.» Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y
a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El muro de la ciudad tenía doce cimientos que
llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero: y su lámpara
es el Cordero.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1,
68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El muro de la
ciudad tenía doce cimientos que llevaban doce nombres: los nombres de los
apóstoles del Cordero: y su lámpara es el Cordero.
PRECES
Demos gracias a nuestro Padre que está en los
cielos, porque por medio de los apóstoles nos ha dado parte en la herencia de
los elegidos, y aclamémosle diciendo:
El coro de los apóstoles te alaba, Señor.
Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado la mesa de
tu cuerpo y de tu sangre:
en ella encontramos nuestra fuerza y nuestra vida.
Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has preparado la mesa
de tu palabra:
por ella crecemos en el conocimiento de la verdad y se acrecienta nuestro gozo.
Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles has fundado tu Iglesia:
por ella nos edificas en la unidad de tu pueblo.
Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado el bautismo
y la penitencia:
por ellos nos purificas de todas nuestras culpas.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Concluyamos nuestra oración con la plegaria que Jesús enseñó a los apóstoles:
Padre nuestro...
ORACION
Fortalece, Señor, nuestra fe, para que nos
adhiramos a Cristo, tu Hijo, con la misma sinceridad con que lo hizo el apóstol
san Bartolomé, y haz que, por la intercesión de este santo, sea siempre tu
Iglesia sacramento de salvación universal para todos los hombres. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Parece que Bartolomé es un
sobrenombre o segundo nombre que le fue añadido a su antiguo nombre que era
Natanael (que significa "regalo de Dios") Muchos autores creen que el
personaje que el evangelista San Juan llama Natanael, es el mismo que otros
evangelistas llaman Bartolomé. Porque San Mateo, San Lucas y San Marcos cuando
nombran al apóstol Felipe, le colocan como compañero de Felipe a Natanael.
El encuentro más grande de su vida.
El día en que Natanael o Bartolomé se encontró por primera vez a
Jesús fue para toda su vida una fecha memorable, totalmente inolvidable. El
evangelio de San Juan la narra de la siguiente manera: "Jesús se encontró
a Felipe y le Bartholomew.jpg (24186 bytes) dijo: "Sígueme". Felipe
se encontró a Natanael y le dijo: "Hemos encontrado a aquél a quien
anunciaron Moisés y los profetas. Es Jesús de Nazaret". Natanael le
respondió: " ¿Es que de Nazaret puede salir algo bueno?" Felipe le
dijo: "Ven y verás". Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
"Ahí tienen a un israelita de verdad, en quien no hay engaño"
Natanael le preguntó: "¿Desde cuándo me conoces?" Le respondió Jesús:
"antes de que Felipe te llamara, cuando tú estabas allá debajo del árbol,
yo te vi". Le respondió Natanael: "Maestro, Tú eres el Hijo de Dios,
Tú eres el Rey de Israel". Jesús le contestó: "Por haber dicho que te
vi debajo del árbol, ¿crees? Te aseguró que verás a los ángeles del cielo bajar
y subir alrededor del Hijo del Hombre." (Jn. 1,43).
Felipe, lo primero que hizo al experimentar el enorme gozo de ser
discípulo de Jesús fue ir a invitar a un gran amigo a que se hiciera también
seguidor de tan excelente maestro. Era una antorcha que encendía a otra
antorcha. Pero nuestro santo al oír que Jesús era de Nazaret (aunque no era de
ese pueblo sino de Belén, pero la gente creía que había nacido allí) se
extrañó, porque aquél era uno de los más pequeños e ignorados pueblecitos del
país, que ni siquiera aparecía en los mapas. Felipe no le discutió a su
pregunta pesimista sino solamente le hizo una propuesta: "¡Ven y verás que
gran profeta es!"
Una revelación que lo convenció.
Y tan pronto como Jesús vio que nuestro santo se le acercaba, dijo
de él un elogio que cualquiera de nosotros envidiaría: "Este sí que es un
verdadero israelita, en el cual no hay engaño". El joven discípulo se
admira y le pregunta desde cuándo lo conoce, y el Divino Maestro le añade algo
que le va a conmover: "Allá, debajo de un árbol estabas pensando qué sería
de tu vida futura. Pensabas: ¿Qué querrá Dios que yo sea y que yo haga? Cuando
estabas allá en esos pensamientos, yo te estaba observando y viendo lo que
pensabas". Aquélla revelación lo impresionó profundamente y lo convenció
de que este sí era un verdadero profeta y un gran amigo de Dios y emocionado exclamó:
"¡Maestro, Tú eres el hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel!
¡Maravillosa proclamación! Probablemente estaba meditando muy seriamente allá
abajo del árbol y pidiéndole a Dios que le iluminara lo que debía de hacer en
el futuro, y ahora viene Jesús a decirle que El leyó sus pensamientos. Esto lo
convenció de que se hallaba ante un verdadero profeta, un hombre de Dios que
hasta leía los pensamientos. Y el Redentor le añadió una noticia muy
halagadora. Los israelitas se sabían de memoria la historia de su antepasado
Jacob, el cuál una noche, desterrado de su casa, se durmió junto a un árbol y
vio una escalera que unía la tierra con el cielo y montones de ángeles que
bajaban y subían por esa escalera misteriosa. Jesús explica a su nuevo amigo
que un día verá a esos mismos ángeles rodear al Hijo del Hombre, a ese salvador
del mundo, y acompañarlo, al subir glorioso a las alturas.
Desde entonces nuestro santo fue un discípulo incondicional de
este enviado de Dios, Cristo Jesús que tenía poderes y sabiduría del todo
sobrenaturales. Con los otros 11 apóstoles presenció los admirables milagros de
Jesús, oyó sus sublimes enseñanzas y recibió el Espíritu Santo en forma de
lenguas de fuego.
El libro muy antiguo, y muy venerado, llamado el Martirologio
Romano, resume así la vida posterior del santo de hoy: "San Bartolomé
predicó el evangelio en la India. Después pasó a Armenia y allí convirtió a
muchas gentes. Los enemigos de nuestra religión lo martirizaron quitándole la
piel, y después le cortaron la cabeza".
Para San Bartolomé, como para nosotros, la santidad no se basa en
hacer milagros, ni en deslumbrar a otros con hazañas extraordinarias, sino en
dedicar la vida a amar a Dios, a hacer conocer y amar más a Jesucristo, y a
propagar su santa religión, y en tener una constante caridad con los demás y
tratar de hacer a todos el mayor bien posible.
Oración
Oh, Dios omnipotente y eterno, que hiciste este día tan venerable
día con la festividad de tu Apóstol San Bartolomé, concede a tu Iglesia amar lo
que el creyó, y predicar lo que él enseñó. Por Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.