Laudes
Oración de la mañana
SALUDO INICIAL:
V. Señor
abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu
alabanza.
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HIMNO
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SALMODIA
Ant. 1. Alegra
el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor.
Salmo 85
Inclina tu oído, Señor; escúchame, que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo; salva a tu siervo, que confía en ti.
Tú eres mi Dios, piedad de mí.
Señor, que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti;
porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica.
En el día del peligro te llamo, y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor, ni hay obras como las tuyas.
Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor,
bendecirán tu nombre:
"Grande eres tú, y haces maravillas; tú eres el único
Dios."
Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero en el temor de tu nombre.
Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre, por tu grande piedad para conmigo, porque
me salvaste del abismo profundo.
Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida, sin tenerte en cuenta a ti.
Pero tu, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal, mírame, ten compasión de mí.
Da fuerza a tu siervo, salva al hijo de tu esclava, dame una señal
propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.
Ant. 1. Alegra
el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor.
Ant. 2. Dichoso
el hombre que procede con justicia y habla con rectitud.
Cántico
Is. 33,13-16
Los lejanos, escuchad lo que he hecho; los cercanos, reconoced mi
fuerza.
Temen en Sión los pecadores, y un temblor se apodera de los perversos:
¿"Quién de nosotros habitará un fuego devorador,
quién de nosotros habitará una hoguera perpetua?".
El que procede con justicia y habla con rectitud y rehusa el lucro
de la opresión; el que acude la mano rechazando el soborno
y tapa su oído a propuestas sanguinarias,
el que cierra los ojos para no ver la maldad:
ése habitará en lo alto, tendrá su alcázar en un picacho rocoso,
con abasto de pan y provisión de agua.
Ant. 2. Dichoso
el hombre que procede con justicia y habla con rectitud.
Ant. 3. Aclamad
al Rey y Señor.
Salmo 97
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo.
El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro
Dios.
Aclama al Señor, tierra entera, gritad, vitoread, tocad:
tocad la cítara para el Señor, suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas aclamad al Rey y Señor.
Retumbe el mar y cuanto contiene, la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes al Señor, que llega para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia y los pueblos con rectitud.
Ant.3. Aclamad
al Rey y Señor.
LECTURA BREVE
(Jb. 1, 21; 2, 10b)
Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré al él. El
Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea el nombre del Señor. Si
aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar los males?.
RESPONSORIO BREVE
V. Inclina,
Señor, mi corazón a tus preceptos.
R. Inclina, Señor, mi corazón a
tus preceptos.
V. Dame vida con tu palabra.
R. Inclina, Señor, mi corazón a
tus preceptos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
R. Inclina, Señor, mi corazón a
tus preceptos.
CANTICO EVANGÉLICO
Ant. Realiza,
Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa alianza.
PRECES
Invoquemos a Cristo, que se entregó a sí mismo por la Iglesia, y
le da alimento y calor, diciendo:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.
- Bendito seas, Señor, Pastor de la Iglesia, que nos vuelves a dar
hoy la luz y la vida; haz que sepamos agradecerte este magnífico don.
- Mira con amor a tu grey, que has congregado en tu nombre; haz que no se
pierda ni uno solo de los que el Padre te ha dado.
- Guía a tu Iglesia por el camino de tus mandatos, y haz que el Espíritu Santo
la conserve en la fidelidad. - - Que tus fieles, Señor, cobren nueva vida
participando en la mesa de tu pan y de tu palabra, para que, con la fuerza de
este alimento, te sigan con alegría.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús,
nuestro Maestro: Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que nos has creado con tu sabiduría y nos gobiernas
con tu providencia, infunde en nuestras almas la claridad de tu luz, y haz que
nuestra vida y nuestras acciones estén del todo consagradas a ti. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.