Musica Para el Alma
jueves, 2 de enero de 2025
JUAN 1,29-34 CICLO C
Lecturas del Viernes de la II
Semana de Navidad.
03 Ene 2025
Evangelio
*Lectura
del santo Evangelio según san Juan (1,29-34)*:
Al
día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Este es el
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije:
«Trás de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes
que yo.» Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua para que sea
manifestado a Israel.»
Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado el Espíritu que bajaba del
cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me
envió a bautizar con agua me dijo: «Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y
posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo.» Y yo lo he
visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.»
Palabra
del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Este
es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.)
*Puedo ver dentro de esta lectura, una alegría que
sale del corazón de Juan. Desde que Juan ve a Jesús brota de su alma una
exclamación, cargada de alegría como diciendo, mis sufrimientos por los pecados
del mundo, han encontrado un descanso, miren (Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo). La buena noticia para mi es que la
alegría que sintió Juan, también llega a mi vida en este tiempo,
donde también estoy invitado a celebrar y a reconocer al Señor, como
mi único y verdadero salvador*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAUDES Y VISPERAS DEL VIERNES 3
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*Laudes - 3 DE
ENERO 2025*
*Oficio de Lectura - SANTO NOMBRE DE JESÚS
2025*
El siguiente es el formulario que corresponde a laudes de la liturgia de
las horas para el día, viernes, 3 de enero de 2025.
Invitatorio
V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Antifona: A
Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.
Salmo 94
Invitación a la alabanza divina
Animaos
los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
(Se repite la antífona)
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
(Se repite la antífona)
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
(Se repite la antífona)
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
(Se repite la antífona)
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
(Se repite la antífona)
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
(Se repite la antífona)
Laudes
Himno
Entonad los aires
con voz celestial:
«Dios niño ha nacido
pobre en un portal.»
Anúnciale el ángel
la nueva al pastor,
que niño ha nacido
nuestro Salvador.
Adoran pastores
en sombras al Sol,
que niño ha nacido,
de una Virgen, Dios.
Haciéndose hombre,
al hombre salvó;
un niño ha nacido,
ha nacido Dios. Amén.
Salmodia
Antífona 1: Un
corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Salmo 50
Misericordia, Dios mío
Renovaos
en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana. (Ef
4,23-24)
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Antífona 2: En tu
juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
Ha 3,2-4.13a.15-19
Justicia de Dios
Levantaos,
alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación. (Lc 21,28)
Señor, he oído tu fama,
me ha impresionado tu obra.
En medio de los años, realízala;
en medio de los años, manifiéstala;
en el terremoto, acuérdate de la misericordia.
El Señor viene de Temán;
el Santo, del monte Farán:
su resplandor eclipsa el cielo,
la tierra se llena de su alabanza;
su brillo es como el día,
su mano destella velando su poder.
Sales a salvar a tu pueblo,
a salvar a tu ungido;
pisas el mar con tus caballos,
revolviendo las aguas del océano.
Lo escuché y temblaron mis entrañas,
al oírlo se estremecieron mis labios;
me entró un escalofrío por los huesos,
vacilaban mis piernas al andar;
gimo ante el día de angustia
que sobreviene al pueblo que nos oprime.
Aunque la higuera no echa yemas
y las viñas no tienen fruto,
aunque el olivo olvida su aceituna
y los campos no dan cosechas,
aunque se acaban las ovejas del redil
y no quedan vacas en el establo,
yo exultaré con el Señor,
me gloriaré en Dios, mi salvador.
El Señor soberano es mi fuerza,
él me da piernas de gacela
y me hace caminar por las alturas.
Antífona 3: Glorifica
al Señor, Jerusalén.
Salmo 147,12-20
Acción de gracias por la restauración de Jerusalén
Ven
acá, voy a mostrarte a la novia, a la esposa del Cordero (Ap 21,9)
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Lectura Breve
Is 62, 11-12
Decid a la ciudad de Sión: «Mira a tu Salvador que llega, el premio de
su victoria lo
acompaña, su recompensa lo precede. Los llamarán "Pueblo santo",
"Redimidos del
Señor".»
Responsorio Breve
V. El Señor ha revelado su
salvación. Aleluya, aleluya.
R. El Señor ha revelado su salvación. Aleluya, aleluya.
V. Su salvación.
R. Aleluya, aleluya
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha revelado su salvación. Aleluya, aleluya.
V. El Hijo de Dios ha venido y nos
ha dado inteligencia.
R. Para que conozcamos al verdadero Dios.
Lecturas
Primera
Lectura
De la carta a los Colosenses 3, 5-16
LA VIDA NUEVA EN EL HOMBRE
Hermanos: Mortificad las pasiones de vuestro hombre terrenal: la
fornicación, la impureza, la concupiscencia, los malos deseos y la avaricia, que
es una idolatría. Por ellas se desata la cólera de Dios.
En todo eso anduvisteis también vosotros, cuando vivíais entregados a ellas.
Pero ahora dejad también vosotros a un lado todo eso: la ira, la indignación,
la malignidad, la maledicencia y el torpe lenguaje. No os engañéis unos a
otros.
Despojaos del hombre viejo con sus malas pasiones y revestíos del hombre nuevo,
que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento pleno de Dios y se va configurando
con
la imagen del que lo creó. Así, ya no hay griego ni judío, ni circunciso ni
incircunciso, ni bárbaro ni escita, ni esclavo ni libre. Sólo Cristo todo y en
todos.
Por lo tanto, como pueblo elegido de Dios, pueblo sacro y amado, sea vuestro uniforme:
la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El
Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Por encima de todo, procurad el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.
Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón: a ella habéis sido
convocados, en un
solo cuerpo. Y vivid siempre agradecidos. Que la palabra de Cristo habite entre
vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría;
exhortaos mutuamente.
Cantad a Dios, dadle gracias de todo corazón, con salmos, himnos y cánticos
inspirados.
Responsorio
Cf. Ga 3, 27-28
R. Todos los que hemos sido
bautizados en Cristo nos hemos revestido de Cristo: * todos
somos uno en Cristo Jesús, Señor nuestro.
V. Ya no hay distinción entre judío y gentil, ni entre libre y
esclavo, ni entre hombre y
mujer.
R. Todos somos uno en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Segunda
Lectura
De los tratados de san Agustín, obispo, sobre el evangelio de san Juan (Tratado
17, 7-9: CCL 36,174-175)
EL DOBLE PRECEPTO DE LA CARIDAD
Vino el Señor mismo, como doctor en caridad, rebosante de ella
compendiando, como de él se predijo, la palabra sobre la tierra, y puso de
manifiesto que tanto la ley como los profetas radican en los dos preceptos de
la caridad.
Recordad conmigo, hermanos, aquellos dos preceptos. Pues, en efecto; tienen que
seros en extremo familiares no sólo veniros a la memoria cuando ahora os los
recordamos,
sino que deben permanecer siempre grabados en vuestros corazones. Nunca
olvidéis que hay que amar a Dios y al prójimo: a Dios con todo el corazón, con
toda el alma, con todo
el ser; y al prójimo como a sí mismo.
He aquí lo que hay que penar y meditar, lo que hay que mantener vivo en el pensamiento
y en la acción, lo que llevar hasta el fin. El amor de Dios es el primero en la
jerarquía del precepto, pero el amor al prójimo es el primero en el rango de la
acción.
Pues el que te impuso este amor en dos preceptos no había de proponerte primero
al prójimo y luego a Dios, sino al revés; a Dios primero y al prójimo después.
Pero tú, que todavía no ves a Dios, amando al prójimo haces méritos para verlo;
con el amor al prójimo aclaras tu pupila para mirar a Dios, como sin lugar a
dudas dice Juan: Quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a
quien no ve.
Que no es más que una manera de decirte: Ama a Dios. Y si me dices: «Señálame a
quién he de amar», ¿qué otra cosa he de responderte sino lo que dice el mismo
Juan: A Dios nadie lo ha visto jamás? Y para que no se te ocurra creerte
totalmente ajeno a la visión de Dios: Dios —dice— es amor, y quien permanece en
el amor permanece en Dios.
Ama por tanto al prójimo, y trata de averiguar dentro de ti el origen de ese
amor; en él verás, tal y como ahora te es posible, al mismo Dios.
Comienza, pues, por amar al prójimo. Parte tu pan con el hambriento, y hospeda
a los pobres sin techo; viste al que ves desnudo, y no te cierres a tu propia
carne.
¿Qué será lo que consigas si haces esto? Entonces romperá tu luz como la
aurora. Tu luz, que es tu Dios, tu aurora, que vendrá hacia ti tras la noche de
este mundo pues Dios ni surge ni se pone, sino que siempre permanece.
Al amar a tu prójimo y cuidarte de él, vas haciendo tu camino. ¿Y hacia dónde
caminas sino hacia el Señor Dios el mismo a quien tenemos que amar con todo el
corazón con toda el alma, con todo el ser? Es verdad que no hemos llegado
todavía hasta nuestro Señor, pero sí que tenemos con nosotros al prójimo.
Ayuda, por tanto, a aquel con quien caminas, para que llegues hasta aquel con
quien deseas quedarte para siempre.
Responsorio
1 Jn 4, 10-11. 16
R. Dios nos amó y nos envió a su
Hijo como propiciación por nuestros pecados. * Si Dios nos amó de esta manera,
también nosotros debemos amarnos unos a otros.
V. Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído
en él.
R. Si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos
unos a otros.
Lecturas del Viernes de la II Semana de
Navidad.
03 Ene 2025
Evangelio
*Lectura
del santo Evangelio según san Juan (1,29-34)*:
Al
día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Este es el
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije:
«Trás de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes
que yo.» Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua para que sea
manifestado a Israel.»
Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado el Espíritu que bajaba del
cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me
envió a bautizar con agua me dijo: «Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y
posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo.» Y yo lo he
visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.»
Palabra
del Señor
Canto Evangélico
Antifona: La
Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros, llena de gracia y de verdad,
y de su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia. Aleluya.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
+ Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Acudamos alegres a nuestro Redentor, al Hijo de Dios
hecho hombre para renovar al hombre, y digámosle confiados:
Quédate con nosotros, oh Emmanuel.
Oh Jesús, Hijo de Dios vivo, esplendor del Padre,
luz increada, rey de la gloria, sol de justicia e hijo de la Virgen María, —
ilumina con la luz de tu encarnación el día que ahora empezamos.
Oh Jesús, consejero admirable, Dios poderoso, padre
sempiterno, príncipe de la paz, — haz que los ejemplos de tu humanidad santa
sean norma para nuestra vida.
Oh Jesús, todopoderoso y paciente, humilde de
corazón y obediente,
— manifiesta a todos los hombres la belleza de la humildad.
Oh Jesús, padre de los pobres, gloria de los
fieles, pastor bueno, luz indeficiente, sabiduría infinita y bondad inmensa,
camino, verdad y vida para todos, — concede a tu Iglesia el espíritu de
pobreza.
Se pueden añadir intenciones libres.
Como Jesucristo, también nosotros somos hijos de
Dios; por eso con él nos atrevemos a decir: Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Dios todopoderoso, tú has dispuesto que por el
nacimiento virginal de tu Hijo, su
humanidad no quedara sometida a la herencia del pecado: por este admirable
misterio,
humildemente te rogamos que cuantos hemos renacido, en Cristo, a una vida
nueva, no
volvamos otra vez a la vida caduca de la que nos sacaste. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Vísperas - 3 DE ENERO 2025
El siguiente es el formulario que
corresponde a vísperas de la liturgia de las horas para el día, viernes, 3 de
enero de 2025. Otras celebraciones del día: SANTO
NOMBRE DE JESÚS .
Invitatorio
Vísperas
Invocación
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno
·
Himno 1
Te diré mi amor, Rey mío,
en la quietud de la tarde,
cuando se cierran los ojos
y los corazones se abren.
Te diré mi amor, Rey mío,
con una mirada suave,
te lo diré contemplando
tu cuerpo que en pajas yace.
Te diré mi amor, Rey mío,
adorándote en la carne,
te lo diré con mis besos,
quizá con gotas de sangre.
Te diré mi amor, Rey mío,
con los hombres y los ángeles,
con el aliento del cielo
que espiran los animales.
Te diré mi amor, Rey mío,
con el amor de tu Madre,
con los labios de tu Esposa
y con la fe de tus mártires.
Te diré mi amor, Rey mío,
¡oh Dios del amor más grande!
¡Bendito en la Trinidad,
que has venido a nuestro valle! Amén.
Salmodia
Antífona 1: Arranca, Señor, mi alma de la muerte, mis pies de la caída.
Salmo 114,1-9
Acción de gracias
Hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios. (Hch 14,22)
Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»
El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.
Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.
Antífona 2: El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Salmo 120
El guardián del pueblo
Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. (Ap
7,16)
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Antífona 3: Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Ap 15,3-4
Himno de adoración
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Lectura
Breve
1 Jn 1, 5b. 7
Dios es luz y en él no hay tiniebla
alguna. Si caminamos en la luz, lo mismo que está él en
la luz, entonces vivimos en comunión unos con otros; y la sangre de Jesús, su
Hijo, nos
purifica de todo pecado.
Responsorio
Breve
V. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
R. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
V. Y puso su morada entre nosotros.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
Canto
Evangélico
Antifona: Alegrémonos en el Señor y exultemos en el Espíritu, porque ha
aparecido en el
mundo la salvación eterna. Aleluya.
Magnificat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Con el nacimiento de Cristo el pueblo
de Dios ha dado mejor fruto y su más bella flor;
digamos, pues, con alegría, aclamando a nuestro Salvador:
Que tu nacimiento, Señor, sea la alegría del mundo.
Cristo, vida nuestra, que has venido al mundo para ser cabeza de la Iglesia,
— da crecimiento a tu cuerpo y haz que se construya en el amor.
Tú que has querido ser adorado no sólo como Dios, sino también como hombre,
— concédenos tener parte en tu divinidad.
Tú que por la encarnación has sido constituido mediador de los hombres,
— haz que los ministros de tu Iglesia, ayudados por tu gracia, vivan
íntimamente unidos a
ti por la santidad de sus vidas.
Tú que al venir al mundo instauraste un nuevo orden entre los hombres,
— haz que todos los pueblos conozcan tu salvación.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones
libres.
Tú que al nacer destruiste el poder de la muerte,
— libra a todos los difuntos de todo vínculo de pecado.
Alegres porque Jesucristo nos ha hecho hijos de Dios, digamos: Padre nuestro.
Padre
Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Dios todopoderoso, tú has dispuesto que
por el nacimiento virginal de tu Hijo, su
humanidad no quedara sometida a la herencia del pecado: por este admirable
misterio,
humildemente te rogamos que cuantos hemos renacido, en Cristo, a una vida
nueva, no
volvamos otra vez a la vida caduca de la que nos sacaste. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL VIERNES 3 DE ENERO 2025
Lecturas del Viernes de la II
Semana de Navidad.
03 Ene 2025
Primera Lectura
Lectura
de la primera carta de Juan (2,29;3,1-6):
Si
sabéis que él es justo, reconoced que todo el que obra la justicia ha nacido de
él. Mirad que amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues
¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora
somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que,
cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual
es. Todo el que tiene esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.
Todo el que comete pecado quebranta también la ley, pues el pecado es
quebrantamiento de la ley. Y sabéis que él se manifestó para quitar los
pecados, y en él no hay pecado. Todo el que permanece en él no peca. Todo el
que peca no le ha visto ni conocido.
Palabra
de Dios
Salmo
Sal
97,1.3cd-4.5-6
R/. Los confines de la tierra han
contemplado
la victoria de nuestro Dios
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas;
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
Los
confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera,
gritad, vitoread, tocad. R/.
Tañed
la cítara para el Señor
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas
aclamad al Rey y Señor. R/.
Lecturas del Viernes de la II
Semana de Navidad.
03 Ene 2025
Evangelio
*Lectura
del santo Evangelio según san Juan (1,29-34)*:
Al
día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Este es el
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije:
«Trás de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes
que yo.» Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua para que sea
manifestado a Israel.»
Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado el Espíritu que bajaba del
cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me
envió a bautizar con agua me dijo: «Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y
posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo.» Y yo lo he
visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.»
Palabra
del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Este
es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.)
*Puedo ver dentro de esta lectura, una alegría que
sale del corazón de Juan. Desde que Juan ve a Jesús brota de su alma una
exclamación, cargada de alegría como diciendo, mis sufrimientos por los pecados
del mundo, han encontrado un descanso, miren (Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo). La buena noticia para mi es que la
alegría que sintió Juan, también llega a mi vida en este tiempo,
donde también estoy invitado a celebrar y a reconocer al Señor, como
mi único y verdadero salvador*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.