Musica Para el Alma
miércoles, 25 de noviembre de 2020
EVANGELIO DE LUCAS 21,20-28 CICLO A
Jueves, 26 de noviembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (21,20-28):
20 «Cuando veáis a Jerusalén cercada
por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación.
21 Entonces, los que estén en Judea, huyan a
los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que
estén en los campos, que no entren en ella;
22 porque éstos son días de venganza, y se
cumplirá todo cuanto está escrito.
23 ¡Ay de las que estén encinta o criando en
aquellos días! «Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y Cólera
contra este pueblo;
24 y caerán a filo de espada, y serán
llevados cautivos a todas las naciones, y = Jerusalén = será = pisoteada por
los gentiles, = hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles.
25 «Habrá señales en el sol, en la luna y en
las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el
estruendo del mar y de las olas,
26 muriéndose los hombres de terror y de
ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los
cielos serán sacudidas.
27 Y entonces verán venir al Hijo del hombre
en una nube con gran poder y gloria.
28 Cuando empiecen a suceder estas cosas,
cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.»
Palabra del Señor
(Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad
la cabeza porque se acerca vuestra liberación).
*El Señor en esta lectura utiliza tres palabras para ayudarme: huir,
alejarme y no entrar. Si actúo contrario a ellas lo que recibiré, serán días
largo de angustia, sentir que todo se derrumba a mi alrededor, y pensar que
todo está perdido. Por eso estás tres palabras, que el Señor me regala no son
por pura casualidad. Que huya del pecado, que me aleje del pecado y que no entre
en el pecado; si obedezco, no habrá miedo en mí, estaré alegre y tendré mi
cabeza, levantada a la esperanza, al amor, a la misericordia, esperando el gran
día de mi liberación*
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
EL ÁNGELUS
LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL JUEVES 26 ORACIONES DEL DIA
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
JUEVES SEMANA II
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
Himno: SEÑOR, TÚ ME LLAMASTE.
Señor, tú me llamaste
para ser instrumento de tu gracia,
para anunciar la buena nueva,
para sanar las almas.
Instrumento de paz y de justicia,
pregonero de todas tus palabras,
agua para calmar la sed hiriente,
mano que bendice y que ama.
Señor, tú me llamaste
para curar los corazones heridos,
para gritar, en medio de las plazas,
que el Amor está vivo,
para sacar del sueño a los que duermen
y liberar al cautivo.
Soy cera blanda entre tus dedos,
haz lo que quieras conmigo.
Señor, tú me llamaste
para salvar al mundo ya cansado,
para amar a los hombres
que tú, Padre, me diste como hermanos.
Señor, me quieres para abolir las guerras,
y aliviar la miseria y el pecado;
hacer temblar las piedras
y ahuyentar a los lobos del rebaño. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.
Salmo 79 - VEN A VISITAR TU VIÑA
Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraím, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos.
¡Oh Dios!, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Señor Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?
Le diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros.
Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;
le preparaste el terreno y echó raíces
hasta llenar el país;
su sombra cubría las montañas,
y sus pámpanos, los cedros altísimos;
extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.
¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa.
La han talado y le han prendido fuego:
con un bramido hazlos perecer.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.
Ant 2. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.
Cántico: ACCION DE GRACIAS DEL PUEBLO SALVADO - Is 12, 1-6
Te doy gracias, Señor,
porque estabas airado contra mí,
pero ha cesado tu ira
y me has consolado.
Él es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.
Aquel día, diréis:
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.
Tañed para el Señor, que hizo proezas;
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«¡Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel!».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.
Ant 3. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Salmo 80 - SOLEMNE RENOVACIÓN DE LA ALIANZA
Aclamad a Dios, nuestra fuerza;
dad vítores al Dios de Jacob:
acompañad, tocad los panderos,
las cítaras templadas y las arpas;
tocad la trompeta por la luna nueva,
por la luna llena, que es nuestra fiesta;
porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida para José
al salir de Egipto.
Oigo un lenguaje desconocido:
«Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.
Clamaste en la aflicción, y te libré,
te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.
Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel!
No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto;
abre tu boca y yo la saciaré.
Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos.
¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios;
los que aborrecen al Señor te adularían,
y su suerte quedaría fijada;
te alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
LECTURA BREVE Rm 14, 17-19
El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el
Espíritu Santo, pues el que en esto sirve a Cristo es grato a Dios y acepto a
los hombres. Por tanto, trabajemos por la paz y por nuestra mutua edificación.
RESPONSORIO BREVE
V. Velando medito en ti, Señor.
R. Velando medito en ti, Señor.
V. Porque fuiste mi auxilio.
R. Medito en ti, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Velando medito en ti, Señor.
V. Señor, ¿a
quién vamos a ir?
R. Tú tienes palabras de vida eterna.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Daniel 9, 1-4a. 18-27
ORACIÓN DE DANIEL EN LA PERSECUCIÓN
El año primero de Darío, hijo de Asuero, de la raza de los medos, que subió al
trono del reino de Caldea, el año primero de su reinado, yo, Daniel, me puse a
investigar en las Escrituras sobre el número de años que, según la palabra del
Señor dirigida al profeta Jeremías, debían pasar sobre las ruinas de Jerusalén,
a saber, setenta años. Volví mi rostro hacia el Señor Dios para implorarle con
oraciones y súplicas, en ayuno, saco y ceniza. Derramé mi oración al Señor mi
Dios, y le hice esta confesión:
«Inclina, Dios mío, tu oído y escucha. Abre tus ojos y mira nuestras ruinas y
la ciudad sobre la cual se invoca tu nombre. No, no nos apoyamos en nuestras
obras justas para derramar ante ti nuestras súplicas, sino en tus grandes
misericordias. ¡Señor, escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor, atiende y obra! ¡No
tardes más, por ti mismo, oh Dios mío, pues tu nombre se invoca sobre tu ciudad
y sobre tu Pueblo!»
Todavía estaba yo hablando, haciendo mi oración, confesando mis pecados y los
pecados de mi pueblo Israel, y derramando mi súplica ante el Señor mi Dios, por
el santo monte de mi Dios, aún estaba hablando en oración, cuando Gabriel, el
personaje que yo había visto en visión al principio, vino volando hacia mí a la
hora de la oblación de la tarde. Vino y me habló. Dijo:
«Daniel, he salido ahora para ilustrar tu inteligencia. Desde el comienzo de tu
súplica, una palabra se emitió y yo he venido a revelártela, porque tú eres el
hombre de las predilecciones. Comprende la palabra, entiende la visión. Setenta
semanas están fijadas sobre tu pueblo y tu ciudad santa para poner fin a la
rebeldía, para grabar el sello a los pecados, para expiar la iniquidad, para
instaurar justicia eterna, para sellar visión y profecía, para ungir el santo
de los santos.
Entiende y comprende: Desde el instante en que salió la orden de volver a
construir Jerusalén hasta un príncipe mesías, siete semanas y sesenta y dos
semanas; plazas y murallas serán reconstruidas, pero en la angustia de los
tiempos. Y después de las sesenta y dos semanas será suprimido un mesías sin
juicio alguno. La ciudad y el santuario serán destruidos por el pueblo de un
príncipe que vendrá. Su fin será en un cataclismo y hasta el final habrá guerra
y los desastres decretados.
Él concertará con muchos una firme alianza durante una semana; y durante la
mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la oblación, y en el templo
estará la abominación de la desolación, hasta que la ruina decretada se derrame
sobre el desolador.»
RESPONSORIO Ba 2, 16; Dn 9, 18; Sal 79, 20
R. Míranos, Señor, desde tu santa casa y piensa en nosotros; inclina,
Dios mío, tu oído y escucha; * abre tus ojos y mira
nuestra aflicción.
V. Señor Dios de los ejércitos, restáuranos, que brille tu rostro y
nos salve.
R. Abre tus ojos y mira nuestra aflicción.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre el evangelio
de san Mateo
(Homilía 33, 1. 2: PG 57, 389-390)
SI SOMOS OVEJAS VENCEMOS, SI NOS CONVERTIMOS EN LOBOS SOMOS VENCIDOS
Mientras somos ovejas vencemos y superamos a los lobos, aunque nos rodeen en
gran número; pero si nos convertimos en lobos entonces somos vencidos, porque
nos vemos privados de la protección del pastor. Éste, en efecto, no pastorea
lobos, sino ovejas, y por esto te abandona y se aparta entonces de ti, porque
no le dejas mostrar su poder.
Es como si dijera: «No os alteréis por el hecho de que os envío en medio de
lobos y al mismo tiempo os mando que seáis como ovejas y como palomas. Hubiera
podido hacer que fuera al revés y enviaros de modo que no tuvierais que sufrir
mal alguno ni enfrentaros como ovejas ante lobos, podía haberos hecho más
temibles que leones; pero eso no era lo conveniente, porque así vosotros
hubierais perdido prestigio y yo la ocasión de manifestar mi poder. Es lo mismo
que decía a Pablo: Te basta mi gracia, que en la debilidad se muestra perfecto
mi poder. Así es como yo he determinado que fuera.» Al decir: Os envío como
ovejas, dice implícitamente: «No desmayéis: yo sé muy bien que de este modo
sois invencibles.»
Pero además, para que pusieran también ellos algo de su parte y no pensaran que
todo había de ser pura gracia y que habían de ser coronados sin mérito propio,
añade: Sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas. «Mas, ¿de
qué servirá nuestra prudencia -es como si dijesen- en medio de tantos peligros?
¿Cómo podremos ser prudentes en medio de tantos embates? Por mucha que sea la
prudencia de la oveja, ¿de qué le aprovechará cuando se halle en medio de los
lobos, y en tan gran número? Por mucha que sea la sencillez de la paloma, ¿de
qué le servirá, acosada por tantos gavilanes?» Ciertamente, la prudencia y la
sencillez no sirven para nada a estos animales irracionales, pero a vosotros os
sirven de mucho.
Pero veamos cuál es la prudencia que exige el Señor. «Como serpientes —dice—.
Así como a la serpiente no le importa perderlo todo, aunque sea seccionado su
cuerpo, con tal que conserve la cabeza, así también tú —dice— debes estar
dispuesto a perderlo todo, tu dinero, tu cuerpo y aun la misma vida, con tal que
conserves la fe. La fe es la cabeza y la raíz; si la conservas, aunque pierdas
todo lo demás, lo recuperarás luego con creces.» Así pues, no te manda que seas
sólo sencillo ni sólo prudente, sino ambas cosas a la vez, porque en-ello
consiste la verdadera virtud. La prudencia de la serpiente te hará invulnerable
a los golpes mortales; la sencillez de la paloma frenará tus impulsos de
venganza contra los que te dañan o te ponen asechanzas, pues, sin esto, en nada
aprovecha la prudencia.
Nadie piense que estos mandatos son imposibles de cumplir. El Señor conoce más
que nadie la naturaleza de las cosas: él sabe que la violencia no se vence con
la violencia, sino con la mansedumbre.
RESPONSORIO Mt 10, 16; Jn 12, 36
R. Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos —dice el
Señor—; * sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas.
V. Mientras tenéis luz, creed en la luz, para que seáis hijos de la
luz.
R. Sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas.
Jueves, 26 de noviembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (21,20-28):
20 «Cuando veáis a Jerusalén cercada
por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación.
21 Entonces, los que estén en Judea, huyan a
los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que
estén en los campos, que no entren en ella;
22 porque éstos son días de venganza, y se
cumplirá todo cuanto está escrito.
23 ¡Ay de las que estén encinta o criando en
aquellos días! «Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y Cólera
contra este pueblo;
24 y caerán a filo de espada, y serán
llevados cautivos a todas las naciones, y = Jerusalén = será = pisoteada por
los gentiles, = hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles.
25 «Habrá señales en el sol, en la luna y en
las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el
estruendo del mar y de las olas,
26 muriéndose los hombres de terror y de
ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos
serán sacudidas.
27 Y entonces verán venir al Hijo del hombre
en una nube con gran poder y gloria.
28 Cuando empiecen a suceder estas cosas,
cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Anuncia, Señor, la salvación a tu pueblo y perdónanos nuestros
pecados.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Anuncia, Señor, la salvación a tu pueblo y perdónanos nuestros
pecados.
PRECES
Bendigamos a Dios, nuestro Padre, que mira siempre con amor a sus
hijos y nunca desatiende sus súplicas, y digámosle con humildad:
Ilumínanos, Señor.
Te damos gracias, Señor, porque nos has iluminado con la luz de Jesucristo;
que esta claridad ilumine hoy todos nuestros actos.
Que tu sabiduría nos dirija en nuestra jornada;
así andaremos por sendas de vida nueva.
Ayúdanos a superar con fortaleza las adversidades
y haz que te sirvamos con generosidad de espíritu.
Dirige y santifica los pensamientos, palabras y obras de nuestro día
y danos un espíritu dócil a tus inspiraciones.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijamos ahora, todos juntos, nuestra oración al Padre y digámosle:
Padre nuestro...
ORACION
A ti, Señor, que eres la luz verdadera y la fuente misma de toda
luz, te pedimos humildemente que meditando fielmente tu palabra vivamos siempre
en la claridad de tu luz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
JUEVES SEMANA II
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: CUANDO LA LUZ SE HACE VAGA
Cuando la luz se hace vaga
y está cayendo la tarde,
venimos a ti, Señor,
para cantar tus bondades.
Los pájaros se despiden
piadosamente en los árboles,
y buscan calor de nido
y blandura de plumajes.
Así vuelven fatigados
los hombres a sus hogares,
cargando sus ilusiones
o escondiendo sus maldades.
Quieren olvidar la máquina,
olvidar sus vanidades;
descansar de tanto ruido
y morir a sus pesares.
Ya todo pide silencio,
se anuncia la noche amable:
convierte, Padre, sus penas
en abundancia de panes.
Alivie tu mano pródiga,
tu mano buena de Padre,
el cansancio de sus cuerpos,
sus codicias y sus males. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el
fin de la tierra.
Salmo 71 I - PODER REAL DEL MESÍAS
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.
Que dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad;
que baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.
Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna.
Que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.
Que en su presencia se inclinen sus rivales;
que sus enemigos muerdan el polvo;
que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Que los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el
fin de la tierra.
Ant 2. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de
la violencia.
Salmo 71 II
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.
Que viva y que le traigan el oro de Saba;
él intercederá por el pobre
y lo bendecirá.
Que haya trigo abundante en los campos,
y ondee en lo alto de los montes,
den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.
Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso,
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de
la violencia.
Ant 3. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
LECTURA BREVE 1Pe 1, 22-23
Por la obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor
fraternal no fingido; amaos, pues, con intensidad y muy cordialmente unos a
otros, como quienes han sido engendrados no de semilla corruptible, sino
incorruptible, por la palabra viva y permanente de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor es mi pastor, nada me falta.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V. En verdes praderas me hace recostar.
R. Nada me falta.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. A los que tienen hambre de ser justos el Señor los colma de
bienes.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+ Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A los que tienen hambre de ser justos el Señor los colma de
bienes.
PRECES
Elevemos a Dios nuestros corazones agradecidos porque ha bendecido
a su pueblo con toda clase de bienes espirituales y digámosle con fe:
Bendice, Señor, a tu pueblo.
Dios todopoderoso y lleno de misericordia, protege al Papa Francisco y a
nuestro obispo N.,
que tú mismo has elegido para guiar a la Iglesia.
Protege, Señor, a nuestros pueblos y ciudades
y aleja de ellos todo mal.
Multiplica como renuevos de olivo alrededor de tu mesa hijos que se consagren a
tu reino,
siguiendo a Jesucristo en pobreza, castidad y obediencia.
Conserva el propósito de aquellas de tus hijas que han consagrado a ti su
virginidad,
para que, en la integridad de su cuerpo y de su espíritu, sigan al cordero
donde quiera que vaya.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Da la paz a los difuntos
y permítenos encontrarlos nuevamente un día en tu reino.
Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, acudamos con confianza
a nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Al ofrecerte, Señor, nuestro sacrificio vespertino de alabanza, te
pedimos humildemente que, meditando día y noche en tu palabra, consigamos un
día la luz y el premio de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL JUEVES 26 DE NOVIEMBRE 2020
Lecturas de
la 34º Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Jueves, 26 de noviembre de 2020
Primera
lectura
Lectura del
libro del Apocalipsis (18,1-2.21-23;19,1-3.9a):
YO, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo con gran autoridad, y la tierra se
deslumbró con su resplandor. Y gritó con fuerte voz:
«Cayó, cayó la gran Babilonia. Y se ha convertido en morada de demonios, en
guarida de todo espíritu inmundo, en guarida de todo pájaro inmundo y
abominable.
Un ángel vigoroso levantó una piedra grande como una rueda de molino y la
precipitó al mar diciendo:
«Así, con este ímpetu será precipitada Babilonia, la gran ciudad, y no quedará
rastro de ella. No se escuchará más en ti la voz de citaristas ni músicos, de
flautas y trompetas. No habrá más en ti artífices de ningún arte; y ya no se
escuchará en ti el ruido del molino; ni brillará más en ti luz de lámpara; ni
se escuchará más en ti la voz del novio y de la novia, porque tus mercaderes
eran los magnates de la tierra y con tus brujerías embaucaste a todas las
naciones».
Después de esto oí en el cielo como el vocerío de una gran muchedumbre, que
decía:
«Aleluya La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus
juicios son verdaderos y justos. Él ha condenado a la gran prostituta que
corrompía la tierra con sus fornicaciones, y ha vengado en ella la sangre de
sus siervos».
Y por segunda vez dijeron:
«¡Aleluya!».
Y el humo de su incendio sube por los siglos de los siglos.
Y me dijo:
«Escribe: “Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero”».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 99,2.3.4.5
R/. Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del
Cordero.
V/. Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.
R/. Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del
Cordero
V/. Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.
R/. Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del
Cordero
V/. Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.
R/. Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del
Cordero
V/. El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. R/.
R/. Bienaventurados
los invitados al banquete de bodas del Cordero
Jueves, 26 de noviembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (21,20-28):
20 «Cuando veáis a Jerusalén cercada
por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación.
21 Entonces, los que estén en Judea, huyan a
los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que
estén en los campos, que no entren en ella;
22 porque éstos son días de venganza, y se
cumplirá todo cuanto está escrito.
23 ¡Ay de las que estén encinta o criando en
aquellos días! «Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y Cólera
contra este pueblo;
24 y caerán a filo de espada, y serán
llevados cautivos a todas las naciones, y = Jerusalén = será = pisoteada por
los gentiles, = hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles.
25 «Habrá señales en el sol, en la luna y en
las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el
estruendo del mar y de las olas,
26 muriéndose los hombres de terror y de
ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los
cielos serán sacudidas.
27 Y entonces verán venir al Hijo del hombre
en una nube con gran poder y gloria.
28 Cuando empiecen a suceder estas cosas,
cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.»
Palabra del Señor
(Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad
la cabeza porque se acerca vuestra liberación).
*El Señor en esta lectura utiliza tres palabras para ayudarme: huir,
alejarme y no entrar. Si actúo contrario a ellas lo que recibiré, serán días
largo de angustia, sentir que todo se derrumba a mi alrededor, y pensar que
todo está perdido. Por eso estás tres palabras, que el Señor me regala no son
por pura casualidad. Que huya del pecado, que me aleje del pecado y que no entre
en el pecado; si obedezco, no habrá miedo en mí, estaré alegre y tendré mi
cabeza, levantada a la esperanza, al amor, a la misericordia, esperando el gran
día de mi liberación*
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.