Musica Para el Alma

lunes, 4 de mayo de 2020

LAS VÍSPERAS DEL MARTES 5 ORACIÓN AL FINAL DEL DIA


VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. 
Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: NOS REÚNE DE NUEVO EL MISTERIO

Nos reúne de nuevo el misterio
del Señor que resurge a la vida,
con su luz ilumina a la Iglesia,
como el sol al nacer cada día.

Resucita también nuestras almas,
que tu muerte libró del castigo
y vencieron contigo al pecado
en las aguas del santo bautismo.

Transfigura los cuerpos mortales
que contemplan tu rostro glorioso,
bella imagen del Dios invisible
que ha querido habitar con nosotros.

Cuando vengas, Señor, en tu gloria,
que podamos salir a tu encuentro,
y a tu lado vivamos por siempre
dando gracias al Padre en el reino. Amén.

SALMODIA

Ant 1. 
Cantadnos un cantar de Sión. Aleluya.

Salmo 136, 1-6 - JUNTO A LOS CANALES DE BABILONIA.

Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.

Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión.»

¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha;

que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Cantadnos un cantar de Sión. Aleluya.

Ant 2. En medio de los peligros me conservaste la vida. Aleluya.

Salmo 137 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DE UN REY

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre;

por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.

El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.

Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu izquierda contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.

El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. En medio de los peligros me conservaste la vida. Aleluya.

Ant 3. Tuyos son, Señor, el poder y la riqueza, la fuerza y la gloria. Aleluya.

Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12

Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Tuyos son, Señor, el poder y la riqueza, la fuerza y la gloria. Aleluya.

LECTURA BREVE   1Pe 2, 4-5

Acercándoos al Señor, la piedra viva, rechazada por los hombres, pero escogida y apreciada por Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo.

RESPONSORIO BREVE

V. 
Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.

V. Al ver al Señor.
R. Aleluya. Aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Yo conozco a mis ovejas y ellas me siguen, y yo les doy vida eterna. Aleluya.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Yo conozco a mis ovejas y ellas me siguen, y yo les doy vida eterna. Aleluya.

PRECES

Invoquemos a Cristo, que con su resurrección ha reanimado la esperanza de su pueblo, y digámosle:

Señor Jesús, tú que siempre vives para interceder por nosotros, escúchanos.

Señor Jesús, de cuyo costado abierto salió sangre y agua,
haz de la Iglesia tu esposa inmaculada.

Pastor supremo de la Iglesia, que después de tu resurrección encomendaste a Pedro, al confesarte su amor, el cuidado de tus ovejas,
concede al papa Francisco un amor ardiente y un celo apostólico.

Tú que concediste una pesca abundante a los discípulos que pescaban en el mar,
envía operarios que continúen su trabajo apostólico.

Tú que preparaste a la orilla del mar el pan y los peces para los discípulos,
no permitas que nuestros hermanos mueran de hambre por culpa nuestra.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Señor Jesús, nuevo Adán, que nos das la vida, transforma a nuestros difuntos a imagen tuya,
para que compartan contigo la alegría de tu reino.

Sintiéndonos verdaderos hijos de Dios, digamos a nuestro Padre:

Padre nuestro...

ORACION

Dios todopoderoso, concédenos que la celebración de las fiestas de Cristo resucitado aumente en nosotros la alegría de saber que estamos salvados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

REINA DEL CIELO Y EL ROSARIO


Regina Coeli o Reina del Cielo

*Benedicto XIV estableció, en 1742, que durante el tiempo Pascual (desde la Resurrección del Señor hasta el día de Pentecostés) se sustituyera el rezo del Ángelus por la antífona "Regina Coeli"*.


G: Reina del cielo, alégrate, aleluya.
T: Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya.

G: Ha resucitado según su palabra, aleluya.
T: Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

G: Goza y alégrate Virgen María, aleluya.
T: Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya.

Oremos:

Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen. (Tres veces)



EL SANTO ROSARIO
.Misterios Gloriosos (MIERCOLES Y DOMINGOS)
.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La Resurrección del Señor (MATEO  28,1-10)
.2º La Ascensión de Nuestro Señor a los cielos (HECHOS 1,3-11)
.3º La Venida del Espíritu Santo (HECHOS  2,1-13)
4º La Asunción de Nuestra Señora (De la Constitución Apostólica Deus del papa Pío XXII )
.5º La Coronación de Nuestra Señora, como Reina de cielo y tierra. (Constitución Dogmática Sobre la Iglesia. Lumen Gentium 59)
.
Oremos:
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Misterios Gozosos (LUNES Y SABADOS)

.Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La Encarnación del Hijo de Dios. (Lc 1, 26-38)
 2º La Visitación de María a su prima Isabel. (Lc 1, 39-56)
 3º El Nacimiento del niño Dios.  (Lc 2, 1-20)
 4º Presentación del Niño en el Templo. (Lc 2,21-35)
 5º El niño perdido y hallado en el templo. (Lc 2,41-52)

.Oremos:  
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


.Misterios Dolorosos (MARTES Y VIERNES)

.Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La oración del huerto. (LUCAS  22,39-46)
.2º La Flagelación de nuestro Señor. (Jn 18,33-19,1)
.3º La Coronación de espinas. (MARCOS 15,16-20)
.4º Jesús con la Cruz a cuestas. (LUCAS  23,26-32)
.5º La Crucifixión y muerte. (MARCOS 15,22-39)

Oremos:
Señor, tú has querido que la Madre compartiera los dolores de tu Hijo al pie de la cruz; haz que la Iglesia, asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

.Misterios Luminosos (JUEVES)
.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º El Bautismo del Señor (MATEO  3, 13-17)  
.2º La Boda de Caná (JUAN  2,1-11)
.3º La Proclamación del Reino de Dios (MARCOS  1, 14-15)
.4º La Transfiguración (MATEO  17,1-5)
.5º La Institución de la Eucaristía (MATEO  26, 26-28)
.
Oremos:  
Dios todopoderoso y eterno, luz de los que en ti creen, que la tierra se llene de tu gloria y que te reconozcan los pueblos por el esplendor de tu luz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


GOTAS DE MISERICORDIA


EVANGELIO DE JUAN 10 22-30 CICLO A


Martes, 5 de mayo de 2020
Evangelio
Lectura del evangelio según san Juan (10,22-30):

   22 Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno.
   23 Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón.
   24 Le rodearon los judíos, y le decían: « ¿Hasta cuándo vas tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.»
    25 Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí;
   26 pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas.
   27 Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen.
   28 Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano.
   29 El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre.
    30 Yo y el Padre somos uno.»

Palabra del Señor

(«Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco»).

*Esta palabra me cuestiona interiormente ¿Cómo es mi forma de escuchar la voz del Señor? ¿Entiendo lo que el Señor me dice? Yo tengo hijo y he tenido personas bajo mis órdenes, y me doy cuenta que no he sido un buen pastor. Porque me cuesta mucho escuchar, para poder decir bien las cosas, y si no escucho bien es imposible que pueda hablarle bien, entonces comienzo a pelear y a decir improperio, porque no me entienden es que les hablo en un idioma extraño. Pero la culpa no es de ellos es que a mí me cuesta mucho escuchar lo que el Señor está tratando de decirme, y como no entiendo siempre trato de hacer lo que yo creo o lo que yo entiendo o lo que a mí me parece, (hay caso, en que un  niño es mudo, porque no pude escuchar los sonido, para luego poder repetirlo). La buena noticia es que el Señor quiere que yo primero escuche*

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

LAS LAUDES DEL MARTES 5 ORACIÓN PARA INICIAR EL DÍA


Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén

TIEMPO PASCUAL
MARTES DE SEMANA IV
Propio del Tiempo. Salterio IV

5 de mayo
LAUDES
(Oración de la mañana)

INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)


V. 
Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Himno: ESTABA AL ALBA MARÍA

Estaba al alba María,
porque era la enamorada.

«¡María!», la voz amada.
«¡Rabbuní!», dice María.
El amor se hizo un abrazo
junto a las plantas benditas;
las llagas glorificadas
ríos de fuego y delicia;
Jesús, esposo divino,
María, esposa cautiva.

Estaba al alba María,
para una unción preparada.

Jesús en las azucenas
al claro del bello día.
En los brazos del Esposo
la Iglesia se regocija.
¡Gloria al Señor encontrado,
gloria al Dios de la alegría,
gloria al Amor más amado,
gloria y paz, y Pascua y dicha! ¡Aleluya!

Estaba al alba María,
es Pascua en la Iglesia santa. ¡Aleluya! Amén.

SALMODIA

Ant 1. 
El que hace la voluntad de mi Padre entrará en el reino de los cielos. Aleluya.

Salmo 100 - PROPÓSITO DE UN PRÍNCIPE JUSTO

Voy a cantar la bondad y la justicia,
para ti es mi música, Señor;
voy a explicar el camino perfecto:
¿Cuándo vendrás a mí?

Andaré con rectitud de corazón
dentro de mi casa;
no pondré mis ojos
en intenciones viles.

Aborrezco al que obra mal,
no se juntará conmigo;
lejos de mí el corazón torcido,
no aprobaré al malvado.

Al que en secreto difama a su prójimo
lo haré callar;
ojos engreídos, corazones arrogantes
no los soportaré.

Pongo mis ojos en los que son leales,
ellos vivirán conmigo;
el que sigue un camino perfecto,
ése me servirá.

No habitará en mi casa
quien comete fraudes;
el que dice mentiras
no durará en mi presencia.

Cada mañana haré callar
a los hombres malvados,
para excluir de la ciudad del Señor
a todos los malhechores.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El que hace la voluntad de mi Padre entrará en el reino de los cielos. Aleluya.

Ant 2. Conozcan los pueblos, Señor, tu misericordia con nosotros. Aleluya.

Cántico: ORACIÓN DE AZARÍAS EN EL HORNO Dn 3, 26-27. 29. 34-41

Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres,
digno de alabanza y glorioso es tu nombre.

Porque eres justo en cuanto has hecho con nosotros
y todas tus obras son verdad,
y rectos tus caminos,
y justos todos tus juicios.

Hemos pecado y cometido iniquidad
apartándonos de ti, y en todo hemos delinquido.
Por el honor de tu nombre,
no nos desampares para siempre,
no rompas tu alianza,
no apartes de nosotros tu misericordia.

Por Abraham, tu amigo,
por Isaac, tu siervo,
por Israel, tu consagrado,
a quienes prometiste
multiplicar su descendencia
como las estrellas del cielo,
como la arena de las playas marinas.

Pero ahora, Señor, somos el más pequeño
de todos los pueblos;
hoy estamos humillados por toda la tierra
a causa de nuestros pecados.

En este momento no tenemos príncipes,
ni profetas, ni jefes;
ni holocausto, ni sacrificios,
ni ofrendas, ni incienso;
ni un sitio donde ofrecerte primicias,
para alcanzar misericordia.

Por eso, acepta nuestro corazón contrito,
y nuestro espíritu humilde,
como un holocausto de carneros y toros
o una multitud de corderos cebados;

que éste sea hoy nuestro sacrificio,
y que sea agradable en tu presencia:
porque los que en ti confían
no quedan defraudados.

Ahora te seguimos de todo corazón,
te respetamos y buscamos tu rostro.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Conozcan los pueblos, Señor, tu misericordia con nosotros. Aleluya.

Ant 3. El Señor es mi escudo y mi refugio. Aleluya.

Salmo 143, 1-10 - ORACIÓN POR LA VICTORIA Y POR LA PAZ

Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;

mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.

Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?
¿Qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.

Señor, inclina tu cielo y desciende,
toca los montes, y echarán humo,
fulmina el rayo y dispérsalos,
dispara tus saetas y desbarátalos.

Extiende la mano desde arriba:
defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.

Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor es mi escudo y mi refugio. Aleluya.

LECTURA BREVE   Hch 13, 30-33

Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Y durante muchos días se apareció a los que con él habían subido de Galilea a Jerusalén: éstos, efectivamente, dan ahora testimonio de él ante el pueblo. Y nosotros os damos la buena nueva: la promesa que Dios hizo a nuestros padres la ha cumplido él ahora con nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús, según está escrito en el salmo segundo: «Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy.»

RESPONSORIO BREVE

V. 
El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.

V. El que por nosotros colgó del madero.
R. Aleluya. Aleluya.

V. Gloria al Padre,y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.

PRIMERA LECTURA

De los Hechos de los apóstoles . 13, 14b-43

DISCURSO DE PABLO EN LA SINAGOGA DE ANTIOQUÍA DE PISIDIA

En aquellos días, Pablo y sus compañeros entraron un sábado en la sinagoga, donde tomaron asiento. Después de la lectura de la ley y de los profetas, los jefes de la sinagoga les hicieron esta invitación:

«Hermanos, si tenéis alguna palabra para enfervorizar al pueblo, decidla.»

Pablo se levantó y, haciendo una señal con la mano, dijo:

«Hombres de Israel y vosotros, los que adoráis a Dios, escuchad. El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres, engrandeció al pueblo durante su estancia en la tierra de Egipto y, con el poder de su brazo, los sacó de allí. Durante unos cuarenta años los cuidó y llevó por el desierto, como una madre lleva y cuida a su hijo. Y, exterminando a siete naciones en la tierra de Canaán, se la dio en heredad. Habían pasado unos cuatrocientos cincuenta años. Después, hasta el profeta Samuel, les dio jueces. Como luego pidiesen un rey, Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, de la tribu de Benjamín, que reinó por espacio de cuarenta años. Después que destituyó a éste, les dio por rey a David, de quien dijo estas hermosas palabras: "He encontrado en David, hijo de Jesé, un hombre según mi corazón. Él cumplirá en todo mi voluntad." Según lo prometido, Dios sacó para Israel de la descendencia de David un Salvador, Jesús. Y su precursor fue Juan. Ya éste, antes de presentarse Jesús, había predicado a todo el pueblo de Israel un bautismo como señal de arrepentimiento. Y, cuando estaba para terminar su misión, solía decir: "No soy yo el que vosotros os imagináis. Pero, mirad, viene otro después de mí; y yo no soy digno de desatar su calzado."

Hermanos, hijos de Abraham y los que adoráis a Dios, a vosotros envía Dios este mensaje de salvación. Los habitantes de Jerusalén y sus jefes no reconocieron a Jesús, pero, al condenarlo a muerte, dieron cumplimiento a las palabras de los profetas que se leen cada sábado. Y, a pesar de que no encontraron en él causa alguna digna de muerte, pidieron a Pilato que lo hiciera morir. Una vez que cumplieron todo lo que de él estaba escrito, lo bajaron de la cruz y lo depositaron en un sepulcro. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos. Y durante muchos días se apareció a los que con él habían subido de Galilea a Jerusalén: éstos, efectivamente, dan ahora testimonio de él ante el pueblo. Y nosotros os damos la buena nueva: la promesa que Dios hizo a nuestros padres la ha cumplido él ahora con nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús, según está escrito en el salmo segundo: "Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy."

Que Dios lo ha resucitado de entre los muertos para que no vuelva ya nunca a la corrupción, lo dijo con aquellas palabras: "Yo os daré los bienes santos que prometí a David, los que no han de fallar." Por eso, afirma en otro lugar: "No permitirás que tu santo experimente la corrupción." Ahora bien, David, después de haber servido durante su vida a los designios de Dios, murió, fue a reunirse con sus padres y experimentó la corrupción del sepulcro. Pero aquel a quien Dios resucitó no pasó por la corrupción.

Sabed, pues, hermanos, que por medio de Jesús os ofrece Dios el perdón de los pecados. Y, por él, todo el que tiene fe alcanza la justificación que no habéis podido alcanzar vosotros por la ley de Moisés. Mirad, pues, que no os suceda lo que dijeron los profetas: "¡Mirad, desdeñosos, asombraos y desapareced! Porque en vuestros días voy a realizar una obra tal, que si os la contaran no la creeríais."»

A la salida, rogaron a Pablo y Bernabé que el sábado siguiente les hablaran de las mismas cosas. Después que se disolvió la reunión, muchos judíos y prosélitos, adoradores de Dios, siguieron a Pablo y Bernabé. Éstos, en sus conversaciones, les instaban a permanecer en la gracia de Dios.

RESPONSORIO    Hch 13, 32. 33; cf. Jdt 13, 18

R. La promesa que Dios hizo a nuestros padres la ha cumplido él ahora con nosotros, * resucitando a Jesús. Aleluya.
V. Dios no ha retirado su misericordia de la casa de Israel.
R. Resucitando a Jesús. Aleluya.

SEGUNDA LECTURA

De los Sermones de san Pedro Crisólogo, obispo
(Sermón 108: PL 52, 499-500)

SÉ SACRIFICIO Y SACERDOTE PARA DIOS

Os exhorto por la misericordia de Dios. Pablo, o, mejor dicho, Dios por boca de Pablo, nos exhorta porque prefiere ser amado antes que temido. Nos exhorta porque prefiere ser padre antes que Señor. Nos exhorta Dios, por su misericordia, para que no tenga que castigarnos por su rigor.

Oye lo que dice el Señor: «Ved, ved en mí vuestro propio cuerpo, vuestros miembros, vuestras entrañas, vuestros huesos, vuestra sangre. Y si teméis lo que es de Dios, ¿por qué no amáis lo que es también vuestro? Si rehuís al que es Señor, ¿por qué no recurrís al que es padre?

Quizás os avergüence la magnitud de mis sufrimientos, de los que vosotros habéis sido la causa. No temáis. La cruz, más que herirme a mí, hirió a la muerte. Estos clavos, más que infligirme dolor, fijan en mí un amor más grande hacia vosotros. Estas heridas, más que hacerme gemir, os introducen más profundamente en mi interior. La extensión de mi cuerpo en la cruz, más que aumentar mi sufrimiento, sirve para prepararos un regazo más amplio. La efusión de mi sangre, más que una pérdida para mí, es el precio de vuestra redención.

Venid, pues, volved a mí, y comprobaréis que soy padre, al ver cómo devuelvo bien por mal, amor por injurias, tan gran caridad por tan graves heridas.»

Pero oigamos ya qué es lo que nos pide el Apóstol: Os exhorto —dice—, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos. Este ruego del Apóstol promueve a todos los hombres a la altísima dignidad del sacerdocio. A presentar vuestros cuerpos como hostia viva.

Inaudito ministerio del sacerdocio cristiano: el hombre es a la vez víctima y sacerdote; el hombre no ha de buscar fuera de sí qué ofrecer a Dios, sino que aporta consigo, en su misma persona, lo que ha de sacrificar a Dios; la víctima y el sacerdote permanecen inalterados; la víctima es inmolada y continúa viva, y el sacerdote oficiante no puede matarla.

Admirable sacrificio, en el que se ofrece el cuerpo sin que sea destruido, y la sangre sin que sea derramada. Os exhorto —dice—, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva.

Este sacrificio, hermanos, es semejante al de Cristo, quien inmoló su cuerpo vivo por la vida del mundo: él hizo realmente de su cuerpo una hostia viva, ya que fue muerto y ahora vive. Esta víctima admirable pagó su tributo a la muerte, pero permanece viva, después de haber castigado a la muerte. Por esta razón, los mártires nacen al morir, su fin significa el principio, al matarlos se les dio la vida, y ahora brillan en el cielo, cuando se pensaba haberlos suprimido en la tierra.

Os exhorto —dice—, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa. Es lo que había cantado el profeta: No quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo.

Sé, pues, oh hombre, sacrificio y sacerdote para Dios; no pierdas lo que te ha sido dado por el poder de Dios; revístete de la vestidura de santidad, cíñete el cíngulo de la castidad; sea Cristo el casco de protección para tu cabeza; que la cruz se mantenga en tu frente como una defensa; pon sobre tu pecho el misterio del conocimiento de Dios; haz que arda continuamente el incienso aromático de tu oración; empuña la espada del Espíritu; haz de tu corazón un altar; y así, puesta en Dios tu confianza, lleva tu cuerpo al sacrificio.

Lo que pide Dios es la fe, no la muerte; tiene sed de tu buena intención, no de sangre; se satisface con la buena voluntad, no con matanzas.

RESPONSORIO    Ap 5, 9. 10

R. Eres digno, Señor, de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado * y por tu sangre nos compraste para Dios. Aleluya.
V. Has hecho de nosotros para nuestro Dios un reino de sacerdotes.
R. Y por tu sangre nos compraste para Dios. Aleluya.

Martes, 5 de mayo de 2020
Evangelio
Lectura del evangelio según san Juan (10,22-30):

   22 Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno.
   23 Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón.
   24 Le rodearon los judíos, y le decían: « ¿Hasta cuándo vas tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.»
    25 Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí;
   26 pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas.
   27 Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen.
   28 Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano.
   29 El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre.
    30 Yo y el Padre somos uno.»

Palabra del Señor


CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Las obras que el Padre me concede realizar, las mismas que hago, testifican que el Padre me ha enviado. Aleluya.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Las obras que el Padre me concede realizar, las mismas que hago, testifican que el Padre me ha enviado. Aleluya.

PRECES

Oremos agradecidos a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Cordero inmaculado que quitó el pecado del mundo y nos comunica su vida nueva, y digámosle:

*Autor de la vida, vivifícanos*.

Dios, autor de la vida, acuérdate de la muerte y resurrección del Cordero inmolado en la cruz
y atiende su continua intercesión por nosotros.

Haz, Señor, que, tirada fuera la vieja levadura de la malicia y de la perversidad,
vivamos la Pascua de Cristo con panes ázimos de pureza y de verdad.

Que sepamos rechazar hoy el pecado de discordia y de envidia,
y seamos más sensibles a las necesidades de nuestros hermanos.

Concédenos vivir auténticamente el espíritu evangélico,
para que hoy y siempre sigamos el camino de tus mandatos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Porque deseamos que la luz de Cristo alumbre a todos los hombres, pidamos al Padre que su reino llegue a nosotros:

Padre nuestro...

ORACION

Dios todopoderoso, concédenos que la celebración de las fiestas de Cristo resucitado aumente en nosotros la alegría de saber que estamos salvados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LAS LECTURAS DEL MARTES 5 DE MAYO 2020


Lecturas de la 4º Semana de Pascua - Ciclo A
Martes, 5 de mayo de 2020
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (11,19-26):

En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor.
Llegó la noticia a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró y exhortaba a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño, porque era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Y una multitud considerable se adhirió al Señor.
Bernabé salió para Tarso en busca de Saulo; cuando lo encontró, se lo llevó a Antioquía. Durante todo un año estuvieron juntos en aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez los discípulos fueron llamados cristianos.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 86,1-3.4-5.6-7

R/.
 Alabad al Señor, todas las naciones

Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios! R/.

R/. Alabad al Señor, todas las naciones

«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí».
Se dirá de Sión: «Uno por uno
odos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado». R/.

R/. Alabad al Señor, todas las naciones

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí».
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti». R/.

R/. Alabad al Señor, todas las naciones

Martes, 5 de mayo de 2020
Evangelio
Lectura del evangelio según san Juan (10,22-30):

   22 Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno.
   23 Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón.
   24 Le rodearon los judíos, y le decían: « ¿Hasta cuándo vas tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.»
    25 Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí;
   26 pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas.
   27 Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen.
   28 Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano.
   29 El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre.
    30 Yo y el Padre somos uno.»

Palabra del Señor

(«Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco»).

*Esta palabra me cuestiona interiormente ¿Cómo es mi forma de escuchar la voz del Señor? ¿Entiendo lo que el Señor me dice? Yo tengo hijo y he tenido personas bajo mis órdenes, y me doy cuenta que no he sido un buen pastor. Porque me cuesta mucho escuchar, para poder decir bien las cosas, y si no escucho bien es imposible que pueda hablarle bien, entonces comienzo a pelear y a decir improperio, porque no me entienden es que les hablo en un idioma extraño. Pero la culpa no es de ellos es que a mí me cuesta mucho escuchar lo que el Señor está tratando de decirme, y como no entiendo siempre trato de hacer lo que yo creo o lo que yo entiendo o lo que a mí me parece, (hay caso, en que un  niño es mudo, porque no pude escuchar los sonido, para luego poder repetirlo). La buena noticia es que el Señor quiere que yo primero escuche*

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.