Abre, Señor, mi boca para
bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos,
perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para
que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado
en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO ORDINARIO
DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
De la Solemnidad.
16 de junio
LA SANTÍSIMA TRINIDAD. (SOLEMNIDAD)
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Al Dios verdadero,
que es uno solo en tres personas, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al Dios verdadero,
que es uno solo en tres personas, venid, adorémosle.
Himno: OH TÚ, SANTA UNIDAD EN TRINIDAD
Oh tú, santa Unidad en Trinidad,
que riges con poder el universo,
recibe las canciones de alabanza
que, en vela matinal, cantan tus siervos.
El lucero del alba ya refulge,
caminando ante el sol cual mensajero;
al caer las tinieblas de la noche,
nos alumbra tu santa luz de nuevo.
Demos gloria a Dios Padre, autor de todo,
y al Señor Jesucristo, su unigénito,
y al Santo Defensor de nuestras almas,
ahora y por los siglos sempiternos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. A ti el honor y el imperio, a ti la gloria y el
poder, a ti la alabanza y las aclamaciones por todos los siglos, oh excelsa
Trinidad.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A ti el honor y el
imperio, a ti la gloria y el poder, a ti la alabanza y las aclamaciones por
todos los siglos, oh excelsa Trinidad.
Ant 2. A ti con justicia
te alaban, te adoran y glorifican todas las creaturas, oh bienaventurada
Trinidad.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3,
57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. A ti con justicia
te alaban, te adoran y glorifican todas las creaturas, oh bienaventurada
Trinidad.
Ant 3. De él, por él y
para él son todas las cosas. ¡Gloria a él por todos los siglos!
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. De él, por él y
para él son todas las cosas. ¡Gloria a él por todos los siglos!
LECTURA BREVE 1Co 12, 4-6
Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de servicios,
pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra
todo en todos.
RESPONSORIO BREVE
V. Para ti la alabanza y la gloria, oh excelsa
Trinidad.
R. Para ti la
alabanza y la gloria, oh excelsa Trinidad.
V. Para ti continua
acción de gracias por todos los siglos.
R. Oh excelsa
Trinidad.
V. Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Para ti la
alabanza y la gloria, oh excelsa Trinidad.
PRIMERA LECTURA
De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 1-16
EL GRAN MISTERIO DEL DESIGNIO DE DIOS
Cuando vine a vosotros, hermanos, a anunciaros el testimonio de Dios, no lo
hice con sublime elocuencia ni sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié
de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a
vosotros débil y temeroso; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva
sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que
vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de
Dios.
Sin embargo, hablamos, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este
mundo, ni de los príncipes de este siglo, que quedan desvanecidos, sino que
enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios
antes de los siglos para nuestra gloria, que no conoció ninguno de los príncipes
de este siglo; pues si la hubieran conocido, nunca hubieran crucificado al
Señor de la gloria. Pero, según está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó,
ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado para los que le aman.»
Pero a nosotros nos lo ha revelado por su Espíritu: y el Espíritu todo lo
penetra, hasta la profundidad de Dios. En efecto, ¿qué hombre conoce lo íntimo
del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie
conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos
recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para
conocer las gracias que Dios nos ha otorgado, de las cuales también hablamos,
no con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino aprendidas del Espíritu,
expresando realidades espirituales en términos espirituales.
El hombre naturalmente no capta las cosas del Espíritu de Dios; son necedad
para él. Y no las puede entender, pues sólo el Espíritu puede juzgarlas. En
cambio, el hombre espiritual lo juzga todo; y a él nadie puede juzgarlo. Porque
¿quién conoció el pensamiento del Señor para instruirle? Pero nosotros poseemos
el pensamiento de Cristo.
RESPONSORIO Cf. Ef 1, 17. 18; 1Co 2, 12
R. El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, quiera
concedernos el don de sabiduría y de revelación, para que lleguemos al pleno
conocimiento de él e, iluminados así los ojos de nuestra mente, * conozcamos
cuál es la esperanza a que nos ha llamado y cuáles las riquezas de gloria
otorgadas por él como herencia a su pueblo santo.
V. y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el
Espíritu que viene de Dios.
R. Para que conozcamos cuál es la esperanza a que nos ha llamado y
cuáles las riquezas de gloria otorgadas por él como herencia a su pueblo santo.
SEGUNDA LECTURA
De las Cartas de san Atanasio, obispo
(Carta 1 a Serapión, 28-30: PG 26, 594-595. 599)
LUZ, RESPLANDOR Y GRACIA EN LA TRINIDAD Y POR LA TRINIDAD
Siempre resultará provechoso esforzarse en profundizar el contenido de la antigua
tradición, de la doctrina y la fe de la Iglesia católica, tal como el Señor nos
la entregó, tal como la predicaron los apóstoles y la conservaron los santos
Padres. En ella, efectivamente, está fundamentada la Iglesia, de manera que
todo aquel que se aparta de esta fe deja de ser cristiano y ya no merece el
nombre de tal.
Existe, pues, una Trinidad, santa y perfecta, de la cual se afirma que es Dios
en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que no tiene mezclado ningún elemento
extraño o externo, que no se compone de uno que crea y de otro que es creado,
sino que toda ella es creadora, es consistente por naturaleza y su actividad es
única. El Padre hace todas las cosas a través del que es su Palabra, en el
Espíritu Santo. De esta manera queda a salvo la unidad de la santa Trinidad.
Así, en la Iglesia se predica un solo Dios, que lo trasciende todo, y lo
penetra todo, y lo invade todo. Lo trasciende todo, en cuanto Padre, principio
y fuente; lo penetra todo, por su Palabra; lo invade todo, en el Espíritu Santo.
San Pablo, hablando a los corintios acerca de los dones del Espíritu, lo reduce
todo al único Dios Padre, como al origen de todo, con estas palabras: Hay
diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de servicios, pero
un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo
en todos.
El Padre es quien da, por mediación de aquel que es su Palabra, lo que el
Espíritu distribuye a cada uno. Porque todo lo que es del Padre es también del
Hijo; por esto, todo lo que da el Hijo en el Espíritu es realmente don del
Padre. De manera semejante, cuando el Espíritu está en nosotros, lo está
también la Palabra, de quien recibimos el Espíritu, y en la Palabra está
también el Padre, realizándose así aquellas palabras: El Padre y yo vendremos a
fijar en él nuestra morada. Porque donde está la luz, allí está también el
resplandor; y donde está el resplandor, allí está también su eficiencia y su
gracia esplendorosa.
Es lo que nos enseña el mismo Pablo en su segunda carta a los Corintios, cuando
dice: La gracia de Jesucristo el Señor, el amor de Dios y la participación del
Espíritu Santo estén con todos vosotros. Porque toda gracia o don que se nos da
en la Trinidad se nos da por el Padre, a través del Hijo, en el Espíritu Santo.
Pues así como la gracia se nos da por el Padre, a través del Hijo, así también
no podemos recibir ningún don si no es en el Espíritu Santo, ya que hechos
partícipes del mismo poseemos el amor del Padre, la gracia del Hijo y la
participación de este Espíritu.
RESPONSORIO
R. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. * Ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
V. Bendito sea el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso
por los siglos.
R. Ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Lecturas del Solemnidad de la Santísima Trinidad - Ciclo C
Domingo, 16
de junio de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 12-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me
quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él,
el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no
será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y
os lo anunciará.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Bendita sea la santísima e indivisible Trinidad,
que ha creado el universo y lo gobierna, bendita sea ahora y siempre y por
todos los siglos.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendita sea la
santísima e indivisible Trinidad, que ha creado el universo y lo gobierna,
bendita sea ahora y siempre y por todos los siglos.
PRECES
Alabemos con júbilo al Dios todopoderoso, Padre,
Hijo y Espíritu Santo, y glorifiquémoslo, diciendo:
¡Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo!
Padre santo, ya que nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, danos tu
Espíritu para que venga en ayuda de nuestra debilidad,
y que él mismo interceda por nosotros.
Hijo único de Dios, que pediste al Padre para tu Iglesia el Espíritu de la
verdad,
haz que este Defensor esté siempre con nosotros.
Ven, Espíritu Santo, que procedes del Padre y del Hijo, y derrama en nosotros
tus frutos: caridad, gozo espiritual, paz, paciencia, benignidad, bondad,
longanimidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia y castidad.
Padre todopoderoso, tú que enviaste a nuestros corazones el Espíritu de tu Hijo
que clama: «¡Padre!»,
haz que nos dejemos llevar por ese Espíritu y lleguemos a ser herederos tuyos y
coherederos de Cristo.
Señor Jesús, que nos enviaste desde el Padre al Paráclito para que diera
testimonio de ti,
haz que también nosotros demos testimonio de ti ante los hombres.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Digamos ahora al Padre, movidos por el Espíritu Santo que ora en nosotros, la
plegaria que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios Padre, que has enviado al mundo la Palabra de
verdad y el Espíritu de santificación para revelar a los hombres tu misterio
admirable, concédenos que, al profesar la fe verdadera, reconozcamos la gloria
de la eterna Trinidad y adoremos la Unidad de tu majestad omnipotente. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
María Teresa Scherer nació el 31 de octubre de 1825 en Meggen
(Lago de los Cuatro Cantones, Suiza), bautizada con el nombre de Ana María
Catalina. Era la cuarta de siete hijos. A los siete años quedó huérfana de
padre y fue a vivir con unos parientes, que le dieron una sana educación
cristiana. En los tiempos libres se ocupaba de los trabajos de la casa y del
campo.
A petición de su madre entró en el hospital cantonal de Lucerna
para completar su preparación doméstica a la edad de 16 años. Después tuvo que
ocuparse también de los pobres y los enfermos. Fue admitida en la Tercera Orden
de san Francisco y en la congregación de Hijas de María a los 17 años. Durante
una peregrinación a Einsiedein se sintió llamada a la vida religiosa. El 1 de
marzo de 1845 ingresó en el instituto de las Religiosas Enseñantes, que había fundado
hacía poco el capuchino P. Teodosio Florentini. En el otoño de aquel mismo año
hizo los primeros votos. Un año después fue enviada a Baar y luego a Oberägeri,
como profesora y superiora en ambas comunidades. Fue un período de dudas y
dificultades, que superó con una ascesis austera y la obediencia a su director
espiritual. El año 1850 el P. Teodoro la llamó a Näfels, para que guiase el
hospicio de los pobres y huérfanos. Ese mismo año el P. Teodosio fundó en Coira
un pequeño hospital y encomendó a María Teresa su dirección. Ella aceptó,
convencida de que el carisma del fundador abarcaba el aspecto escolar-educativo
y el caritativo
El año 1856 las Religiosas Enseñantes se separaron del fundador
para continuar su apostolado educativo independientemente. Sor María Teresa
sufrió mucho por ello: oró, se aconsejó y finalmente comprendió que Dios
deseaba se ocupase en el futuro de las obras de misericordia espirituales y
corporales. En 1857 fue elegida superiora general de las «Religiosas al
servicio de la escuela y de los pobres». Al lado del P. Teodosio guió el
instituto de las Religiosas de la Caridad de la Santa Cruz, que se desarrolló
rápidamente. A Ingenbohl llegaban continuamente peticiones, solicitando
religiosas para que se ocuparan de los pobres y los huérfanos, del servicio en
casas de corrección y lazaretos: eran tareas arduas, pero estaban en sintonía
con el pensamiento de la madre María Teresa. Abrió hospitales y escuelas
especializadas para inválidos, pero no le gustaba ver a las religiosas como responsables
de empresas. Por ello se crearon tensiones con el fundador. De todas formas,
estaba persuadida de que la intención del P. Teodosio era resolver la cuestión
obrera con justicia y solidaridad, por lo que le ayudó todo lo posible, y a
cuyo espíritu permaneció fiel aun después de su muerte, acaecida el 15 de
febrero de 1865. Recibió no sólo su herencia espiritual sino también la
material, teniendo que trabajar ella y sus hermanas durante años para saldar
las deudas que había contraído el P. Teodosio en su apostolado social. Luchó
por salvar las constituciones que había dado al instituto el P. Teodosio, aun a
costa de oponerse al celo reformador de sus sucesores. La madre María Teresa
era la regla viviente, pero pocos años antes de su muerte fue criticada por el
modo de guiar la congregación y de observar la pobreza. Fue calumniada y
soportó grandes sufrimientos físicos, que no le impidieron realizar numerosos
viajes para animar a sus hijas y orientarlas a vivir según el espíritu del
fundador. Falleció el 16 de junio de 1888 en el convento de Ingenbohl. Ya
formaban parte del instituto 1.689 religiosas.