Musica Para el Alma
martes, 16 de abril de 2024
JUAN 6,35-40 CICLO B
*Lecturas del Miércoles de la III Semana de
Pascua*
17 Abr 2024
*Lectura del santo evangelio según san Juan (6,35-40)*
En aquel
tiempo, dijo Jesús a la gente: «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no
pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed; pero, como os he dicho, me
habéis visto y no creéis. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que
venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi
voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Ésta es la voluntad del que me
ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el
último día. Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree
en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.»
Palabra del Señor.
*Que la Paz del Señor llegue
primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Dijo Jesús a la gente: «Yo soy el pan de la vida. El que viene
a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed)
*Tenemos
que tener claro que es Jesús el pan bajado del cielo, y que no se compra en la
panadería. El pan es símbolo del alimento que comemos cada día. Jesús para
nosotros nunca debe de ser un lujo, sino “una necesidad”. Cuando podamos descubrir en nuestro
interior que sin Jesús no podremos llegar a la vida eterna
porque: “Nuestro Dios es
amor y pan. Nosotros no podemos vivir sin Dios, porque nadie puede vivir sin
amor o sin pan”. Señor, también nos has dicho en el evangelio: El
que crea en mí no tendrá nunca sed. Nosotros tenemos una sed profunda y es la
sed de felicidad. Estoy seguro que nos gustaría saciar nuestra sed con el agua
que Tú, Señor, solo sabes dar y que ese manantial de agua pueda llegar a nuestro
corazón y saciarlo para siempre*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL MIERCOLES 17
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*MIÉRCOLES DE LA SEMANA III DE PASCUA*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Himno: GLORIOSA AURORA DE ESTE NUEVO DÍA
Gloriosa aurora de este nuevo día,
despierta en nuestras almas la alegría
de ver nuestro Señor glorificado,
vencidos ya la muerte y el pecado.
Jesús llena de luz el mundo entero;
de cuantos vivirán, él el primero
entró en la luz de eternas claridades,
glorioso ya sin fin de eternidades.
Torrente de alegría, salte y fluya
el grito jubiloso de aleluya,
los hombres y los pueblos lo repitan,
sus vidas en el Cristo resucitan.
Jesús, presente y vivo en tus hermanos,
acoge nuestras manos en tus manos,
conduce el caminar de nuestras vidas
por sendas de vivir ya redimidas.
Recibe, Padre santo, la alabanza
del pueblo que te aclama en la esperanza
de ser junto a tu Hijo eternamente
reunido por tu Espíritu clemente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Todos los pueblos vendrán a adorar al Señor. Aleluya.
Salmo 85 - ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.
Inclina tu oído, Señor; escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;
porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.
Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»
Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.
Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu grande piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.
Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.
Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.
Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Todos los pueblos vendrán a adorar al Señor. Aleluya.
Ant 2. Nuestros ojos contemplarán al Rey en su gloria. Aleluya.
Cántico: DIOS JUZGARÁ CON JUSTICIA Is 33, 13-16
Los lejanos, escuchad lo que he hecho;
los cercanos, reconoced mi fuerza.
Temen en Sión los pecadores,
y un temblor se apodera de los perversos:
«¿Quién de nosotros habitará un fuego devorador,
quién de nosotros habitará una hoguera perpetua?».
El que procede con justicia y habla con rectitud
y rehúsa el lucro de la opresión;
el que sacude la mano rechazando el soborno
y tapa su oído a propuestas sanguinarias,
el que cierra los ojos para no ver la maldad:
ése habitará en lo alto,
tendrá su alcázar en un picacho rocoso,
con abasto de pan y provisión de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Nuestros ojos contemplarán al Rey en su gloria. Aleluya.
Ant 3. Toda carne contemplará la salvación de Dios. Aleluya.
Salmo 97 - EL SEÑOR, JUEZ VENCEDOR
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad:
tocad la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas
aclamad al Rey y Señor.
Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes
al Señor, que llega para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Toda carne contemplará la salvación de Dios. Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 6, 8-11
Si verdaderamente hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que
también viviremos con él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre
los muertos, ya no muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue
un morir al pecado de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios.
Así también, considerad vosotros que estáis muertos al pecado, pero que vivís
para Dios en unión con Cristo Jesús.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
V. Dios resucitó a Cristo de entre los muertos.
Aleluya.
R. Para que nuestra fe y esperanza se centren en
Dios. Aleluya.
PRIMERA
LECTURA AÑO (II)
De los Hechos de los apóstoles 9, 23-43
SAULO EN JERUSALÉN. MILAGROS DE PEDRO
Después que transcurrieron muchos días, resolvieron los judíos
quitar la vida a Saulo. Pero sus planes llegaron a conocimiento de Saulo. Y
como día y noche vigilaban las puertas de la ciudad con el objeto de darle
muerte, sus discípulos lo tomaron una noche y lo bajaron por la muralla,
descolgándolo en una espuerta. Así, llegó a Jerusalén y allí quiso juntarse con
los discípulos; pero todos recelaban de él, pues creían que no era en verdad un
discípulo. Por fin Bernabé lo tomó consigo y lo llevó a presencia de los
apóstoles. Con todo detalle les refirió cómo Saulo había visto al Señor en el
camino y cómo éste le había hablado; les contó además cómo Saulo había
predicado en Damasco con toda valentía en el nombre de Jesús.
Quedóse, pues, Saulo con ellos en Jerusalén y predicaba con toda
intrepidez en el nombre del Señor. Hablaba también y discutía con los judíos
helenistas, hasta que éstos resolvieron quitarle la vida. Enterados de ello los
hermanos, lo llevaron a Cesárea, y de allí lo enviaron a Tarso.
Mientras tanto, la Iglesia disfrutaba de paz en toda Judea,
Galilea y Samaría, y se edificaba y progresaba en el temor del Señor y estaba
llena del consuelo del Espíritu Santo. Pedro, que recorría los diversos
lugares, llegó una vez a los fieles que moraban en Lida. Allí encontró a un
hombre, llamado Eneas, que era paralítico y llevaba ocho años tendido en cama.
Pedro le dijo:
«Eneas: Jesús, el Mesías, te devuelve la salud. Levántate y
arregla tú mismo la cama.»
Y al instante se levantó. Lo vieron todos los habitantes de Lida y
de Sarón, y se convirtieron al Señor.
Había en Joppe una discípula, llamada Tabita -nombre que quiere
decir «Gacela»-, que se dedicaba enteramente a las obras de piedad y a hacer
limosnas. En aquellos días, cayó enferma y murió. Lavaron su cuerpo y lo
colocaron en la habitación superior de la casa. Como Lida está cerca de Joppe,
los discípulos, enterados de que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres con
este recado:
«Ven aquí sin tardar.»
Pedro se puso al instante en camino y se fue con ellos. Apenas
llegado allá, le hicieron subir a la habitación superior, donde acudieron todas
las viudas llorando y mostrándole las túnicas y mantos que en vida les hiciera
Tabita. Pedro hizo salir a todos, se puso de rodillas e hizo oración; después,
volviéndose hacia el cadáver, exclamó:
«Tabita, levántate.»
Abrió ella los ojos y, al ver a Pedro, sé incorporó. Él le dio la
mano, y la ayudó a ponerse en pie. Y, llamando a los fieles y a las viudas, se
la devolvió con vida. Todo Joppe se enteró del hecho, y muchos creyeron en el
Señor. Pedro se quedó bastantes días en Joppe, en casa de un curtidor, llamado
Simón.
RESPONSORIO Jn 14, 12. 13
R. El que crea plenamente en mí * hará las mismas obras que yo
hago. Aleluya.
V. Cuanto pidáis en mi nombre yo lo concederé, para que el Padre
sea glorificado en el Hijo.
R. Hará las mismas obras que yo hago. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De la Apología primera de san Justino, mártir, en favor de los
cristianos
(Cap. 61: PG 6, 419-422)
EL BAÑO DE REGENERACIÓN
Vamos ahora a explicar cómo nos consagramos a Dios los renovados
por Cristo.
A todos los que han aceptado como verdadero lo que les hemos
enseñado y explicado, y se han comprometido a vivir según estas enseñanzas, se
los exhorta a que pidan perdón a Dios de los pecados cometidos, con oraciones y
ayunos, y nosotros nos unimos también a sus oraciones y ayunos.
Después los conducimos hasta el lugar donde se halla el agua
bautismal, y allí son regenerados del mismo modo
que lo fuimos nosotros, es decir, recibiendo el baño de agua en el
nombre del Padre, Dios y Señor de todos, y de nuestro salvador Jesucristo y del
Espíritu Santo.
Jesucristo dijo, en efecto: El que no nace de nuevo no podrá
entrar en el reino de los cielos. Y para todos es evidente que no es posible
que, una vez nacidos, volvamos a entrar en el seno materno.
También el profeta Isaías nos enseña de qué manera apartan de sí
el pecado los que han faltado y se arrepienten. He aquí sus palabras: Lavaos,
purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal,
aprended a obrar bien; buscad lo que es justo, haced justicia al oprimido,
defended al huérfano, proteged a la viuda. Entonces, venid, y litigaremos -dice
el Señor-. Aunque vuestros pecados sean como la grana, blanquearán como la
nieve; aunque sean rojos como escarlata, quedarán blancos como lana. Pero, si
no sabéis obedecer, la espada os comerá. -Lo ha dicho el Señor-.
Los apóstoles nos explican la razón de todo esto. En nuestra
primera generación, fuimos engendrados de un modo inconsciente por nuestra
parte y por una ley natural y necesaria, por la acción del germen paterno en la
unión de nuestros padres, y sufrimos la influencia de costumbres malas y de una
instrucción desviada. Mas, para que tengamos también un nacimiento, no ya fruto
de la necesidad natural e inconsciente, sino de nuestra libre y consciente
elección, y consigamos por el agua el perdón de los pecados anteriormente
cometidos, se pronuncia sobre aquel que quiere ser regenerado y está
arrepentido de sus pecados el nombre del Padre, Señor y Dios de todos; y éste
es el único nombre que aplicamos a Dios, al llevar a la piscina bautismal al
que va a ser bautizado.
Nadie hay, en efecto, que pueda llamar por su nombre propio al
Dios inefable, y, si alguien se atreviese a decir que puede ser capaz de ello,
daría pruebas de una locura sin remedio.
Este baño se llama iluminación, porque son iluminadas las mentes
de los que aprenden estas cosas. Pero, además, el que es iluminado es también
lavado en el nombre de Jesucristo (que fue crucificado bajo el poder de Poncio
Pilato), y en el nombre del Espíritu Santo, que anunció de antemano, por boca
de los profetas, todo lo referente a Jesús.
RESPONSORIO Jn 3, 5-6
R. Jesús dijo a Nicodemo: «Yo te lo aseguro: * el que no nazca de
agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.» Aleluya.
V. Lo que de la carne nace carne es, y lo que nace del espíritu
espíritu es.
R. El que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el
reino de Dios. Aleluya.
*Lecturas del Miércoles de la III Semana de
Pascua*
17 Abr 2024
*Lectura del santo evangelio según san Juan (6,35-40)*
En aquel
tiempo, dijo Jesús a la gente: «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no
pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed; pero, como os he dicho, me
habéis visto y no creéis. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que
venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi
voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Ésta es la voluntad del que me
ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el
último día. Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree
en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.»
Palabra del Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Todo el que ve al Hijo y cree en él tiene vida eterna, y yo
lo resucitaré en el último día. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Todo el que ve al Hijo y cree en él tiene vida eterna, y yo
lo resucitaré en el último día. Aleluya.
PRECES
Oremos a Cristo, que fue entregado por nuestros pecados y
resucitado para nuestra justificación, y aclamémoslo, diciendo:
Por tu victoria, sálvanos, Señor.
Salvador nuestro, Señor Jesús, que con tu victoria sobre la muerte
nos has alegrado y con tu resurrección nos has exaltado y nos has enriquecido,
ilumina hoy nuestras mentes y santifica nuestra jornada con la
gracia de tu Espíritu Santo.
Tú que en el cielo eres glorificado por los ángeles y en la tierra
eres adorado por los hombres,
recibe la adoración que en espíritu y verdad te tributamos en
estas fiestas de tu resurrección.
Sálvanos, Señor Jesús, muestra tu amor y tu misericordia al pueblo
que confía en tu resurrección
y, compadecido de nosotros, defiéndenos hoy de todo mal.
Rey de la gloria y vida nuestra, haz que, cuando te manifiestes al
mundo,
podamos aparecer también nosotros juntamente contigo en la gloria.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Concluyamos nuestra oración, diciendo juntos las palabras de
Jesús, nuestro maestro:
Padre nuestro...
ORACION
Protege, Señor, a tu pueblo y, ya que le has dado la gracia de la
fe, concédele la participación eterna en la resurrección de tu Hijo. Que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
IVÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EXCELSA REINA DE VÍRGENES
Excelsa Reina de vírgenes,
de Dios Madre virginal,
puerta y dulzura del cielo,
esperanza del mortal.
Cándida flor entre espinas,
paloma de luz solar,
nacida de nuestra estirpe
donas medicina al mal.
Alcázar inexpugnable,
fúlgida estrella del mar,
desbarata los ardides,
guíenos tu claridad.
Sola inmaculada brillas
sin mancha original,
y triunfas de la serpiente
y su veneno letal.
Disipa sombras de errores,
aleja escollo fatal,
y el que fluctúa extraviado
halle en ti seguridad.
Se tribute excelsa gloria
a la augusta Trinidad
que te embelleció de gracias
y santidad singular. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Como aurora naciente, Virgen Madre de Dios, anunciaste la
alegría a nuestro pueblo. Aleluya.
Salmo 112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Como aurora naciente, Virgen Madre de Dios, anunciaste la
alegría a nuestro pueblo. Aleluya.
Ant 2. He elegido y santificado este lugar, para que en él
permanezca mi nombre para siempre y estén fijos en él mis ojos y mi corazón.
Aleluya.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. He elegido y santificado este lugar, para que en él permanezca
mi nombre para siempre y estén fijos en él mis ojos y mi corazón. Aleluya.
Ant 3. Reconozcan, Señor, que aquí está tu mano, que eres tú quien
lo ha hecho. Aleluya.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Reconozcan, Señor, que aquí está tu mano, que eres tú quien
lo ha hecho. Aleluya.
LECTURA BREVE Ga 4, 4-5
Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una
mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para
que recibiéramos el ser hijos por adopción.
RESPONSORIO BREVE
V. Se levantaron sus hijos, y la proclamaron bienaventurada.
Aleluya, aleluya.
R. Se levantaron sus hijos, y la proclamaron bienaventurada.
Aleluya, aleluya.
V. Ella abrió sus labios con sabiduría y su lengua pronunció
palabras de amor.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Se levantaron sus hijos, y la proclamaron bienaventurada.
Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Dijo la madre de Jesús a los servidores: «Haced lo que él os
diga.» Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Dijo la madre de Jesús a los servidores: «Haced lo que él os
diga.» Aleluya.
PRECES
Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso
que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y
supliquémosle diciendo:
Que la llena de gracia interceda por nosotros.
Señor, Dios nuestro, admirable siempre en tus obras, que has
querido que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la
gloria de Jesucristo,
haz que todos tus hijos deseen y caminen hacia esta misma gloria.
Tú que nos diste a María por madre, concede por su mediación salud
a los enfermos, socorro a los desamparados, unidad a los hogares
y casa a los sin techo.
Tú que hiciste de María la madre de misericordia,
haz que cuantos viven en peligros o están tentados sientan su
protección maternal.
Tú que en tu madre, nuestra Señora de Luján, abriste en nuestra
patria una fuente de bendición, mira benigno a nuestras autoridades y pueblo,
y haz que la Iglesia crezca y se dilate en la verdadera fe y
caridad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que coronaste a María como reina del cielo,
haz que nuestros queridos muertos puedan alcanzar con todos los
santos, la felicidad de tu reino.
Confiando en el Señor, que hizo obras grandes en María, pidamos al
Padre que colme también de bienes al mundo hambriento de Verdad y de pan:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, mira con bondad la fidelidad de tu Pueblo y concédenos que,
por los méritos e intercesión de la santísima Virgen María, obtengamos los
dones de tu gracia en la vida presente y la salvación eterna en el cielo. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
* En otros Lugares:
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
Himno: HOY ROMPE LA CLAUSURA
Hoy rompe la clausura
del surco empedernido
el grano en él hundido
por nuestra mano dura;
y hoy da su flor primera
la rama sin pecado
del árbol mutilado
por nuestra mano fiera.
Hoy triunfa el buen Cordero
que, en esta tierra impía,
se dio con alegría
por el rebaño entero;
y hoy junta su extraviada
majada y la conduce
al sitio en que reluce
la luz resucitada.
Hoy surge, viva y fuerte,
segura y vencedora,
la Vida que hasta ahora
yacía en honda muerte;
y hoy alza del olvido
sin fondo y de la nada
al alma rescatada
y al mundo redimido. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Vuestra tristeza se convertirá en gozo. Aleluya.
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Vuestra tristeza se convertirá en gozo. Aleluya.
Ant 2. Ya vivamos, ya muramos, del Señor somos. Aleluya.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Ya vivamos, ya muramos, del Señor somos. Aleluya.
Ant 3. De él todo procede, por él existe todo, en él todo
subsiste: a él la gloria por los siglos. Aleluya.
Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER
RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. De él todo procede, por él existe todo, en él todo subsiste:
a él la gloria por los siglos. Aleluya.
LECTURA BREVE Hb 7, 24-27
Jesús, como permanece para siempre, tiene un sacerdocio eterno. De
aquí que tiene poder para llevar a la salvación definitiva a cuantos por él se
vayan acercando a Dios, porque vive para siempre para interceder por ellos. Y
tal era precisamente el sumo sacerdote que nos convenía: santo, sin maldad, sin
mancha, excluido del número de los pecadores y exaltado más alto que los
cielos. No tiene necesidad, como los sumos sacerdotes, de ofrecer víctimas cada
día, primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo. Esto lo hizo
una vez por todas, ofreciéndose a sí mismo.
RESPONSORIO BREVE
V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
V. Al ver al Señor.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Todos los que el Padre me ha dado vendrán a mi, y a los que
vengan a mi yo no los echaré fuera. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Todos los que el Padre me ha dado vendrán a mi, y a los que
vengan a mi yo no los echaré fuera. Aleluya.
PRECES
Oremos a Cristo, que resucitó de entre los muertos y está sentado
a la derecha del Padre, y digámosle:
Cristo, que vives por siempre para interceder por los hombres,
escucha nuestra oración.
Acuérdate, Señor, de los que se han consagrado a tu servicio,
que sean para tu pueblo ejemplo de santidad.
Concede, Señor, el espíritu de justicia a los que gobiernan las
naciones
y haz que trabajen en bien de la paz, para que todos podamos vivir
según tu ley.
Concede la paz a nuestros días
y multiplica los bienes de la tierra, para que los pobres puedan
gozar de las riquezas de tu bondad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Cristo salvador, que con tu triunfo has iluminado el mundo entero
y con tu resurrección has dado a los hombres una prenda de su inmortalidad,
concede la luz eterna a nuestros hermanos difuntos.
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Protege, Señor, a tu pueblo y, ya que le has dado la gracia de la
fe, concédele la participación eterna en la resurrección de tu Hijo. Que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
* En la Argentina:
COMPLETAS NS.
DE LUJÁN
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos
ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: EL CORAZÓN SE DILATA
El corazón se dilata
sin noche en tu santo cuerpo,
oh morada iluminada,
mansión de todo consuelo.
Por tu muerte sin pecado,
por tu descanso y tu premio,
en ti, Jesús, confiamos,
y te miramos sin miedo.
Como vigilia de amor
te ofrecemos nuestro sueño;
tú que eres el paraíso,
danos un puesto en tu reino. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis, reflexionad
en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.
En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor:
Levantad las manos hacia el santuario,
y bendecid al Señor.
El Señor te bendiga desde Sión:
el que hizo cielo y tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE Dt 6,4-7
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás
al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las
fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás
a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y
levantado.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Visita, Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del
enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz y que tu
bendición permanezca siempre con nosotros. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una
santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque Cristo,
a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
* En otros Lugares:
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos
ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: EL CORAZÓN SE DILATA
El corazón se dilata
sin noche en tu santo cuerpo,
oh morada iluminada,
mansión de todo consuelo.
Por tu muerte sin pecado,
por tu descanso y tu premio,
en ti, Jesús, confiamos,
y te miramos sin miedo.
Como vigilia de amor
te ofrecemos nuestro sueño;
tú que eres el paraíso,
danos un puesto en tu reino. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 30 - SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí;
ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame:
sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
En tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Salmo 129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE Ef 4,26-27
No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en
vuestro enojo. No dejéis lugar al diablo.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Señor Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a
los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues,
aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado: que podamos
descansar durante la noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro
espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una
santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque Cristo,
a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.