Musica Para el Alma

jueves, 10 de diciembre de 2020

GOTAS DE MISERICORDIA


 

EVANGELIO DE MATEO 11,16-19 CICLO B


 

Viernes, 11 de diciembre de 2020

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,16-19):

   16 «¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo:

   17 "Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado."

   18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Demonio tiene."

   19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores." Y la Sabiduría se ha acreditado por sus obras.»


Palabra del Señor

 

(“Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.)  

 

*Es una alegría sentir que el Señor es como un “imán” que atrae sobre si a todos los que tiene problemas y dificultades. Me enseña para que pueda ver como es un verdadero amigo, un amigo en quien no hay engaño. Me da mucha fuerza saber que puedo contar con uno que no me rechaza en los momentos difíciles de mi vida, hasta tal punto que no le importa lo que soy. Descubrir esa cercanía a la que el Señor me llama junto a él es motivo de alegría y de esperanza, saber que hay uno que hace hasta lo imposible para estar cerca de mí. Esa forma de amarme del Señor me hace descubrí lo duro y lo miserable que soy con migo mismo. Yo he seleccionado mi propios amigos y nunca he pregunto al Señor si él está de acuerdo con ese tipo de amistades que tengo; si son amistades que me ayuda hacer el bien o son amistades que me distancia de él*.    

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.

LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL VIERNES 11 DE DICIEMBRE 2020


 

*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*

 

Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén

 

 

Laudes - VIERNES II SEMANA DE ADVIENTO 2020

 

El siguiente es el formulario que corresponde a laudes de la liturgia de las horas para el día, viernes, 11 de diciembre de 2020.

 

Invitatorio

 

V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

 

Antifona: El Señor está cerca, venid, adorémosle.

Salmo 94

Invitación a la alabanza divina

Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

(Se repite la antífona)

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

(Se repite la antífona)

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

(Se repite la antífona)

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

(Se repite la antífona)

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»

(Se repite la antífona)

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

(Se repite la antífona)

 

Laudes

 

Himno

De luz nueva se viste la tierra,
porque el Sol que del cielo ha venido
en el seno feliz de la Virgen
de su carne se ha revestido.

El amor hizo nuevas cosas,
el Espíritu ha descendido
y la sombra del que es poderoso
en la Virgen su luz ha encendido.

Ya la tierra reclama su fruto
y de bodas se anuncia alegría,
el Señor que en los cielos moraba
se hizo carne en la Virgen María.

Gloria a Dios, el Señor poderoso,
a su Hijo y Espíritu Santo,
que en su gracia y su amor nos bendijo
y a su reino nos ha destinado. Amén.

 

Salmodia

Antífona 1: Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.

Salmo 50

Misericordia, Dios mío

Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana. (Ef 4,23-24)

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

 

Antífona 2: En tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.

Ha 3,2-4.13a.15-19

Justicia de Dios

Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación. (Lc 21,28)

Señor, he oído tu fama,
me ha impresionado tu obra.
En medio de los años, realízala;
en medio de los años, manifiéstala;
en el terremoto, acuérdate de la misericordia.

El Señor viene de Temán;
el Santo, del monte Farán:
su resplandor eclipsa el cielo,
la tierra se llena de su alabanza;
su brillo es como el día,
su mano destella velando su poder.

Sales a salvar a tu pueblo,
a salvar a tu ungido;
pisas el mar con tus caballos,
revolviendo las aguas del océano.

Lo escuché y temblaron mis entrañas,
al oírlo se estremecieron mis labios;
me entró un escalofrío por los huesos,
vacilaban mis piernas al andar;
gimo ante el día de angustia
que sobreviene al pueblo que nos oprime.

Aunque la higuera no echa yemas
y las viñas no tienen fruto,
aunque el olivo olvida su aceituna
y los campos no dan cosechas,
aunque se acaban las ovejas del redil
y no quedan vacas en el establo,
yo exultaré con el Señor,
me gloriaré en Dios, mi salvador.

El Señor soberano es mi fuerza,
él me da piernas de gacela
y me hace caminar por las alturas.

 

Antífona 3: Glorifica al Señor, Jerusalén.

Salmo 147,12-20

Acción de gracias por la restauración de Jerusalén

Ven acá, voy a mostrarte a la novia, a la esposa del Cordero (Ap 21,9)

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

 

Lectura Breve Jr 30, 21. 22

Esto dice el Señor: «Saldrá de Jacob un príncipe, su señor saldrá de en medio de él; me lo acercaré y se llegará a mí. Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.»

 

Responsorio Breve

V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V. Su gloria aparecerá sobre ti.
R. Amanecerá el Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

 

 

V. Derrama, Señor, tu misericordia sobre nosotros.
R. Danos tu salvación, según tu promesa.

 

Lecturas

Primera Lectura

Del libro del profeta Isaías 27, 1-13

DE NUEVO ES CULTIVADA LA VIÑA DEL SEÑOR

Aquel día castigará el Señor con su espada dura, grande, fuerte, a Leviatán, serpiente huidiza, a Leviatán, serpiente tortuosa, y matará al dragón que hay en el mar. Aquel día se dirá: Viña deliciosa, cantadla. Yo, el Señor, soy su guardián. A su tiempo la regaré. Para que no se la castigue, de noche y de día la guardaré. Ya no tengo muralla. ¿Quién me ha convertido en espinos y abrojos? Yo les haré guerra y los pisotearé, los quemaré todos a una, o que se acojan a mi amparo, que hagan la paz conmigo, que conmigo hagan la paz.
En los días que vienen arraigará Jacob, echará Israel flores y frutos, y se llenará la haz de la tierra de sus productos. ¿Acaso le ha herido como hirió a quien le hería? ¿Ha sido muerto él como fueron muertos sus matadores? Te querellaste con ella y la echaste, la despediste; la echó con su aliento áspero como viento de Oriente.
En verdad, con esto sería expiada la culpa de Jacob, y éste sería todo el fruto capaz de apartar su pecado; dejar todas las piedras que le sirven de ara de altar como piedras de cal desmenuzadas. Cipos y estelas del sol no se erigirán, pues la ciudad fortificada ha quedado solitaria, mansión dejada y abandonada como un desierto donde el novillo pace, se tumba y ramonea. Cuando se seca su ramaje es quebrado en astillas: vienen mujeres y le prenden fuego. Por no ser éste un pueblo inteligente, por eso no le tiene piedad su Hacedor, su Plasmador no le otorga gracia.
Aquel día vareará el Señor desde la corriente del Río hasta el torrente de Egipto, y vosotros seréis reunidos de uno en uno, hijos de Israel. Aquel día se tocará un cuerno grande, y vendrán los perdidos por tierra de Asiria y los dispersos por tierra de Egipto, y adorarán al Señor en el monte santo de Jerusalén.

 

Responsorio Cf. Mt 24, 31; Is 27, 13

R. Enviará el Señor a sus ángeles con sonoras trompetas * y reunirán a sus elegidos de los cuatro puntos cardinales, desde el uno al otro confín del mundo.
V. Y vendrán para postrarse ante el Señor en el monte santo de Jerusalén.
R. Y reunirán a sus elegidos de los cuatro puntos cardinales, desde el uno al otro confín
del mundo.

 

Segunda Lectura

Del tratado de san Ireneo, obispo, contra las herejías
(Libro 5,19,1; 20, 2; 21,1: SC 153, 248-250. 260-264)

EVA Y MARÍA

El Señor vino y se manifestó en una verdadera condición humana que lo sostenía, siendo a su vez ésta su humanidad sostenida por él, y, mediante la obediencia en el árbol de la cruz, llevó a cabo la expiación de la desobediencia cometida en otro árbol, al mismo tiempo que liquidaba las consecuencias de aquella seducción con la que había sido vilmente engañada la virgen Eva, ya destinada a un hombre, gracias a la verdad que el ángel evangelizó a la Virgen María, prometida también a un hombre.
Pues de la misma manera que Eva, seducida por las palabras del diablo, se apartó de Dios, desobedeciendo su mandato, así María fue evangelizada por las palabras del ángel, para llevar a Dios en su seno, gracias a la obediencia a su palabra. Y si aquélla se dejó seducir para desobedecer a Dios, ésta se dejó persuadir a obedecerle, con lo que la Virgen María se convirtió en abogada de la virgen Eva.
Así, al recapitular todas las cosas, Cristo fue constituido cabeza, pues declaró la guerra a nuestro enemigo, derrotó al que en un principio, por medio de Adán, nos había hecho prisioneros, y quebrantó su cabeza, como encontramos dicho por Dios a la serpiente en el Génesis: Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza, cuando tú la hieras en el talón.
Con estas palabras, se proclama de antemano que aquel que había de nacer de una doncella y ser semejante a Adán habría de quebrantar la cabeza de la serpiente. Y esta descendencia es aquella misma de la que habla el Apóstol en su carta a los Gálatas: La ley se añadió hasta que llegara el descendiente beneficiario de la promesa.
Y lo expresa aún con más claridad en otro lugar de la misma carta, cuando dice: Pero cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer. Pues el enemigo no hubiese sido derrotado con justicia si su vencedor no hubiese sido un hombre nacido de mujer. Ya que por una mujer el enemigo había dominado desde el principio al hombre, poniéndose en contra de él.
Por esta razón el mismo Señor se confiesa Hijo del hombre, y recapitula en sí mismo a aquel hombre primordial del que se hizo aquella forma de mujer: para que así como nuestra raza descendió a la muerte a causa de un hombre vencido, ascendamos del mismo modo a la vida gracias a un hombre vencedor.

 

Responsorio Cf. Lc 1, 26. 27. 30. 31. 32

R. Fue enviado el ángel Gabriel a una virgen desposada con un hombre llamado José, para anunciarle el mensaje; y se turbó la virgen ante su resplandor. «No temas, María, porque has hallado gracia a los ojos de Dios: * Concebirás y darás a luz un hijo, el cual será llamado Hijo del Altísimo.»
V. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y reinará en la casa de Jacob para siempre.
R. Concebirás y darás a luz un hijo, el cual será llamado Hijo del Altísimo.

 

Viernes, 11 de diciembre de 2020

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,16-19):

   16 «¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo:

   17 "Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado."

   18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Demonio tiene."

   19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores." Y la Sabiduría se ha acreditado por sus obras.»


Palabra del Señor

 

Canto Evangélico

Antifona: Decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes; mirad al Señor, nuestro Dios, que
viene.»

Benedictus Lc 1, 68-79

El Mesías y su precursor

+ Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

Preces

Oremos, hermanos, a Cristo, nuestro redentor, que ha venido para darnos la justificación, y digámosle con júbilo:


Ven, Señor Jesús.


Señor, cuya venida en la carne anunciaron antiguamente los profetas, — haz germinar en nosotros la semilla de las virtudes.


Concede a los que anunciamos al mundo tu salvación, — que encontremos también en ti nuestra salvación.


Tú que viniste a librar a los oprimidos, — cura las dolencias de los que sufren.


Tú que reconciliaste al mundo con Dios en tu primera venida, — absuélvenos de toda condenación cuando vengas como juez.


Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.


Repitamos las palabras de Jesús, pidiendo al Padre que venga su reino: Padre nuestro.

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.

 

Oración

Oremos:

Señor, que tu pueblo permanezca en vela aguardando la venida de tu Hijo, para que,
siguiendo las enseñanzas de nuestro Salvador, salgamos a su encuentro, cuando él llegue,
con las lámparas encendidas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

Conclusión

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

 

 

Vísperas - VIERNES II SEMANA DE ADVIENTO 2020

 

El siguiente es el formulario que corresponde a vísperas de la liturgia de las horas para el día, viernes, 11 de diciembre de 2020. 

 

Vísperas

Invocación

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno

Jesucristo, Palabra del Padre,
luz eterna de todo creyente:
ven y escucha la súplica ardiente,
ven, Señor, porque ya se hace tarde.

Cuando el mundo dormía en tinieblas,
en tu amor tú quisiste ayudarlo
y trajiste, viniendo a la tierra,
esa vida que puede salvarlo.

Ya madura la historia en promesas,
sólo anhela tu pronto regreso;
si el silencio madura la espera,
el amor no soporta el silencio.

Con María, la Iglesia te aguarda
con anhelos de esposa y de Madre,
y reúne a sus hijos en vela,
para juntos poder esperarte.

Cuando vengas, Señor, en tu gloria,
que podamos salir a tu encuentro
y a tu lado vivamos por siempre,
dando gracias al Padre en el reino. Amén.

 

Salmodia

Antífona 1: Arranca, Señor, mi alma de la muerte, mis pies de la caída.

Salmo 114,1-9

Acción de gracias

Hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios. (Hch 14,22)

Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.

Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

 

Antífona 2: El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

Salmo 120

El guardián del pueblo

Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. (Ap 7,16)

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.

 

Antífona 3: Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

Ap 15,3-4

Himno de adoración

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

 

Lectura Breve

2 Pe 3, 8b-9

Para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. No es tardo el Señor en el
cumplimiento de sus promesas, como algunos piensan. Lo que hace es aguardaros
pacientemente, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos vengáis a
arrepentiros.

 

Responsorio Breve

V. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
V. Que brille tu rostro y nos salve.
R. Señor Dios de los ejércitos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.

 

Canto Evangélico

Antifona: Sacaréis agua con gozo de las fuentes del Salvador.

Magnificat Lc 1, 46-55

Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

Preces

Roguemos a nuestro Redentor, que viene a dar la Buena Noticia a los pobres, y digámosle:


Manifiesta, Señor, tu gloria a los hombres.


Manifiéstate, Señor, a todos los que no te conocen,
— para que también ellos vean tu salvación.


Que tu nombre, Señor, se anuncie hasta los confines de la tierra,
— y que todos los hombres descubran el camino que conduce a ti.


Tú que viniste la vez primera para salvar al mundo,
— ven de nuevo para salvar a los que en ti creen.


Aquella libertad que tu venida dio a los redimidos,
— consérvala y defiéndela siempre con tu poder.


Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.


Tú que ya viniste en la carne v vendrás de nuevo a juzgar al mundo, — da en tu venida el premio eterno a los difuntos.
Llenos del Espíritu de Jesucristo, nos atrevemos a decir: Padre nuestro.

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.

 

Oración

Señor, que tu pueblo permanezca en vela aguardando la venida de tu Hijo, para que,
siguiendo las enseñanzas de nuestro Salvador, salgamos a su encuentro, cuando él llegue,
con las lámparas encendidas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

Conclusión

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LAS LECTURAS DEL VIERNES 11 DE DICIEMBRE 2020


 

Lecturas de la semana 2º de Adviento - Ciclo B

Viernes, 11 de diciembre de 2020

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (48,17-19):

ESTO dice el Señor, tu libertador,
el Santo de Israel:
«Yo, el Señor, tu Dios,
te instruyo por tu bien,
te marco el camino a seguir.
Si hubieras atendido a mis mandatos,
tu bienestar sería como un río,
tu justicia como las olas del mar,
tu descendencia como la arena,
como sus granos, el fruto de tus entrañas;
tu nombre no habría sido aniquilado,
ni eliminado de mi presencia».

Palabra de Dios

 

Salmo

Sal 1,1-2.3.4.6

R/.
 El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida.

V/. Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.


R/. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida


V/. Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.


R/. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida


V/. No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.

 

R/. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida

 

Viernes, 11 de diciembre de 2020

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,16-19):

   16 «¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo:

   17 "Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado."

   18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Demonio tiene."

   19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores." Y la Sabiduría se ha acreditado por sus obras.»


Palabra del Señor

 

(“Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.)  

 

*Es una alegría sentir que el Señor es como un “imán” que atrae sobre si a todos los que tiene problemas y dificultades. Me enseña para que pueda ver como es un verdadero amigo, un amigo en quien no hay engaño. Me da mucha fuerza saber que puedo contar con uno que no me rechaza en los momentos difíciles de mi vida, hasta tal punto que no le importa lo que soy. Descubrir esa cercanía a la que el Señor me llama junto a él es motivo de alegría y de esperanza, saber que hay uno que hace hasta lo imposible para estar cerca de mí. Esa forma de amarme del Señor me hace descubrí lo duro y lo miserable que soy con migo mismo. Yo he seleccionado mi propios amigos y nunca he pregunto al Señor si él está de acuerdo con ese tipo de amistades que tengo; si son amistades que me ayuda hacer el bien o son amistades que me distancia de él*.    

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.