Musica Para el Alma
martes, 26 de abril de 2022
JUAN 3,16-21 CICLO C
*Lecturas
del Miércoles de la 2ª semana de Pascua*
Miércoles, 27 de abril de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (3,16-21)*
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree
en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el
mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha
creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la
tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal
detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus
obras están hechas según Dios.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
*(Tanto amó
Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca)*.
*El versículo de Juan 3,16 es el más retenido en la
memoria del ser humano. El Señor me dice que él no vino a tomar el puesto de su
padre Dios, sino que el vino para enseñarme a creer, para enseñarme amar, para
enseñarme a reconocer que el otro es mi hermano, para enseñarme hacer el bien,
para mostrarme que el verdadero amor es el que se entrega al servicio de los
demás sin esperar nada a cambio y eso será una ayuda para mi alma, y de esa
manera podré gozar de la presencia del amor de mi Padre Dios. La buena noticia
para mi es que atreves de su palabra me quiere enseñarme a escuchar con un
corazón atento y agradecido*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL MIERCOLES 27
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
MIERCOLES SEMANA II DE
PASCUA
LAUDES
(Oración
de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Verdaderamente ha resucitado
el Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA
DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: GLORIOSA AURORA DE ESTE
NUEVO DÍA
Gloriosa
aurora de este nuevo día,
despierta
en nuestras almas la alegría
de
ver nuestro Señor glorificado,
vencidos
ya la muerte y el pecado.
Jesús
llena de luz el mundo entero;
de
cuantos vivirán, él el primero
entró
en la luz de eternas claridades,
glorioso
ya sin fin de eternidades.
Torrente
de alegría, salte y fluya
el
grito jubiloso de aleluya,
los
hombres y los pueblos lo repitan,
sus
vidas en el Cristo resucitan.
Jesús,
presente y vivo en tus hermanos,
acoge
nuestras manos en tus manos,
conduce
el caminar de nuestras vidas
por
sendas de vivir ya redimidas.
Recibe,
Padre santo, la alabanza
del
pueblo que te aclama en la esperanza
de
ser junto a tu Hijo eternamente
reunido
por tu Espíritu clemente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Te vio el mar, ¡oh Dios!, te
vio el mar mientras guiabas a tu pueblo por las aguas caudalosas. Aleluya.
Salmo 76 - RECUERDO DEL PASADO
GLORIOSO DE ISRAEL.
Alzo
mi voz a Dios gritando,
Alzo
mi voz a Dios para que me oiga.
En
mi angustia te busco, Señor mío;
de
noche extiendo las manos sin descanso,
y
mi alma rehúsa el consuelo.
Cuando
me acuerdo de Dios, gimo,
y
meditando me siento desfallecer.
Sujetas
los párpados de mis ojos,
y
la agitación no me deja hablar.
Repaso
los días antiguos,
recuerdo
los años remotos;
de
noche lo pienso en mis adentros,
y
meditándolo me pregunto:
¿Es
que el Señor nos rechaza para siempre
y
ya no volverá a favorecernos?
¿Se
ha agotado ya su misericordia,
se
ha terminado para siempre su promesa?
¿Es
que Dios se ha olvidado de su bondad,
o
la cólera cierra sus entrañas?
Y
me digo: ¡Qué pena la mía!
¡Se
ha cambiado la diestra del Altísimo!
Recuerdo
las proezas del Señor;
sí,
recuerdo tus antiguos portentos,
medito
todas tus obras
y
considero tus hazañas.
Dios
mío, tus caminos son santos:
¿qué
dios es grande como nuestro Dios?
Tú,
¡oh Dios!, haciendo maravillas,
mostraste
tu poder a los pueblos;
con
tu brazo rescataste a tu pueblo,
a
los hijos de Jacob y de José.
Te
vio el mar, ¡oh Dios!,
te
vio el mar y tembló,
las
olas se estremecieron.
Las
nubes descargaban sus aguas,
retumbaban
los nubarrones,
tus
saetas zigzagueaban.
Rodaba
el fragor de tu trueno,
los
relámpagos deslumbraban el orbe,
la
tierra retembló estremecida.
Tú
te abriste camino por las aguas,
un
vado por las aguas caudalosas,
y
no quedaba rastro de tus huellas:
mientras
guiabas a tu pueblo, como a un rebaño,
por
la mano de Moisés y de Aarón.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Te vio el mar, ¡oh Dios!, te
vio el mar mientras guiabas a tu pueblo por las aguas caudalosas. Aleluya.
Ant 2. El Señor da la muerte y la
vida. Aleluya.
Cántico: ALEGRIA DE LOS HUMILDES EN
DIOS 1S 2,1-10
Mi
corazón se regocija por el Señor,
mi
poder se exalta por Dios;
mi
boca se ríe de mis enemigos,
porque
gozo con tu salvación.
No
hay santo como el Señor,
no
hay roca como nuestro Dios.
No
multipliquéis discursos altivos,
no
echéis por la boca arrogancias,
porque
el Señor es un Dios que sabe;
él
es quien pesa las acciones.
Se
rompen los arcos de los valientes,
mientras
los cobardes se ciñen de valor;
los
hartos se contratan por el pan,
mientras
los hambrientos no tienen ya que trabajar;
la
mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras
la madre de muchos se marchita.
El
Señor da la muerte y la vida,
hunde
en el abismo y levanta;
da
la pobreza y la riqueza,
humilla
y enaltece.
Él
levanta del polvo al desvalido,
alza
de la basura al pobre,
para
hacer que se siente entre príncipes
y
que herede un trono de gloria;
pues
del Señor son los pilares de la tierra,
y
sobre ellos afianzó el orbe.
Él
guarda los pasos de sus amigos,
mientras
los malvados perecen en las tinieblas,
porque
el hombre no triunfa por su fuerza.
El
Señor desbarata a sus contrarios,
el
Altísimo truena desde el cielo,
el
Señor juzga hasta el confín de la tierra.
él
da fuerza a su Rey,
exalta
el poder de su Ungido.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor da la muerte y la
vida. Aleluya.
Ant 3. Amanece la luz para el justo
y la alegría para los rectos de corazón. Aleluya.
Salmo 96 - EL SEÑOR ES UN REY MAYOR
QUE TODOS LOS DIOSES.
El
Señor reina, la tierra goza,
se
alegran las islas innumerables.
Tiniebla
y nube lo rodean,
justicia
y derecho sostienen su trono.
Delante
de él avanza fuego
abrasando
en torno a los enemigos;
sus
relámpagos deslumbran el orbe,
y,
viéndolos, la tierra se estremece.
Los
montes se derriten como cera
ante
el dueño de toda la tierra;
los
cielos pregonan su justicia,
y
todos los pueblos contemplan su gloria.
Los
que adoran estatuas se sonrojan,
los
que ponen su orgullo en los ídolos;
ante
él se postran todos los dioses.
Lo
oye Sión, y se alegra,
se
regocijan las ciudades de Judá
por
tus sentencias, Señor;
porque
tú eres, Señor,
altísimo
sobre toda la tierra,
encumbrado
sobre todos los dioses.
El
Señor ama al que aborrece el mal,
protege
la vida de sus fieles
y
los libra de los malvados.
Amanece
la luz para el justo,
y
la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos,
justos, con el Señor,
celebrad
su santo nombre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Amanece la luz para el justo y la alegría para los rectos de corazón. Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 6,
8-11
Si
verdaderamente hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con
él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no
muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue un morir al pecado
de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios. Así también,
considerad vosotros que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios en
unión con Cristo Jesús.
RESPONSORIO BREVE
V.
El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
R.
El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
V.
El que por nosotros colgó del madero.
R.
Aleluya, aleluya.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
PRIMERA
LECTURA
De los Hechos de los apóstoles 6,
1-15
ELECCIÓN DE LOS PRIMEROS DIÁCONOS:
SIETE HOMBRES LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO
Por
aquellos días, habiendo aumentado el número de los discípulos, se levantaron
quejas de los helenistas contra los hebreos, porque se atendía mal a sus viudas
en la asistencia diaria. Los Doce convocaron entonces a la asamblea de los
discípulos y dijeron:
«No
está bien que nosotros descuidemos la palabra de Dios por atender al servicio
de las mesas. Elegid, pues, hermanos, de entre vosotros, a siete hombres llenos
del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes podamos encomendar este servicio.
Nosotros, por nuestra parte, nos dedicaremos a la oración en común y al
ministerio de la palabra.»
Y
pareció bien esta proposición a toda la comunidad. Y eligieron a Esteban,
hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón,
Pármenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Los presentaron a los apóstoles,
quienes, después de orar, les impusieron las manos. El Evangelio se extendía
cada vez más, y se multiplicaba extraordinariamente el número de los discípulos
en Jerusalén. Era también numeroso el grupo de los sacerdotes que abrazaban la
fe.
Esteban,
lleno de gracia y de poder sobrenatural, obraba señales y prodigios entre el
pueblo. Algunos de la facción llamada de los libertos y algunos cirenenses y
alejandrinos y otros de Cilicia y del Asia proconsular se levantaron a disputar
con Esteban; pero no podían resistir a la sabiduría y al espíritu con que
hablaba.
Por
eso sobornaron a algunos para que presentasen esta acusación:
«Nosotros
le hemos oído proferir blasfemias contra Moisés y contra Dios.»
Así
excitaron los ánimos del pueblo, de los ancianos y de los escribas. Luego,
cayendo de improviso sobre él, lo arrebataron y lo condujeron ante el Consejo.
Allí hicieron comparecer testigos falsos con esta acusación:
«Este
hombre no cesa de hablar contra el lugar santo y contra la ley. Nosotros le
hemos oído decir que ese Jesús Nazareno destruirá este templo y cambiará las
costumbres que nos ha transmitido Moisés.»
Todos
los que estaban sentados en el Consejo pusieron en él los ojos, y vieron su
rostro como el de un ángel.
RESPONSORIO Cf.
Hch 6, 3. 6; cf. Nm 8, 5. 6. 10
R.
Eligieron a siete hombres llenos del Espíritu Santo y de sabiduría. * Y,
después de orar, les impusieron las manos. Aleluya.
V.
El Señor dijo a Moisés: «Escoge entre los israelitas a los levitas, y los demás
israelitas les impondrán las manos.»
R.
Y, después de orar, les impusieron las manos. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san León Magno,
papa
(Sermón 12 Sobre la pasión del
Señor, 3, 6-7: PL 54, 355-357)
CRISTO VIVE EN SU IGLESIA
No
hay duda, amadísimos hermanos, que el Hijo de Dios, habiendo tomado la
naturaleza humana, se unió a ella tan íntimamente, que no sólo en aquel hombre
que es el primogénito de toda creatura, sino también en todos sus santos, no
hay más que un solo y único Cristo; y, del mismo modo que no puede separarse la
cabeza de los miembros, así tampoco los miembros pueden separarse de la cabeza.
Aunque
no pertenece a la vida presente, sino a la eterna, el que Dios sea todo en
todos, sin embargo, ya ahora, él habita de manera inseparable en su templo, que
es la Iglesia, tal como prometió él mismo con estas palabras: Mirad, yo estaré
siempre con vosotros hasta el fin del mundo.
Por
tanto, todo lo que el Hijo de Dios hizo y enseñó con miras a la reconciliación
del mundo no sólo lo conocemos por el relato de sus hechos pretéritos, sino que
también lo experimentamos por la eficacia de sus obras presentes.
Él
mismo, nacido de la Virgen Madre por obra del Espíritu Santo, es quien fecunda
con el mismo Espíritu a su Iglesia incontaminada, para que, mediante la
regeneración bautismal, una multitud Innumerable de hijos sea engendrada para
Dios, de los cuales se afirma que traen su origen no de la sangre ni del deseo
carnal ni de la voluntad del hombre, sino del mismo Dios.
Es
en él mismo en quien es bendecida la posteridad de Abraham por la adopción del
mundo entero, y en quien el patriarca se convierte en padre de las naciones,
cuando los hijos de la promesa nacen no de la carne, sino de la fe.
Él
mismo es quien, sin exceptuar pueblo alguno, constituye, de cuantas naciones
hay bajo el cielo, un solo rebaño de ovejas santas, cumpliendo así día tras día
lo que antes había prometido: Tengo otras ovejas que no son de este redil; es
necesario que las recoja, y oirán mi voz, para que se forme un solo rebaño y un
solo pastor.
Aunque
dijo a Pedro, en su calidad de jefe: Apacienta mis ovejas, en realidad es él
solo, el Señor, quien dirige a todos los pastores en su ministerio; y a los que
se acercan a la piedra espiritual él los alimenta con un pasto tan abundante y
jugoso, que un número Incontable de ovejas, fortalecidas por la abundancia de
su amor, están dispuestas a morir por el nombre de su pastor, como él, el buen
Pastor, se dignó dar la propia vida por sus ovejas.
Y
no sólo la gloriosa fortaleza de los mártires, sino también la fe de todos los
que renacen en el bautismo, por el hecho mismo de su regeneración, participan
en sus sufrimientos.
Así
es como celebramos de manera adecuada la Pascua del Señor, con ázimos de pureza
y de verdad: cuando, rechazando la antigua levadura de maldad, la nueva
creatura se embriaga y se alimenta del Señor en persona.
La
participación del cuerpo y de la sangre del Señor, en efecto, nos convierte en
lo mismo que tomamos y hace que llevemos siempre en nosotros, en el espíritu y
en la carne, a aquel junto con el cual hemos muerto, bajado al sepulcro y
resucitado.
RESPONSORIO Jn
10, 14; Ez 34, 11. 13
R.
Yo soy el buen Pastor, * y conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí.
Aleluya.
V.
Yo mismo buscaré mis ovejas y seguiré sus huellas, y las sacaré de entre los
pueblos y las apacentaré.
R.
Yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. Aleluya.
*Lecturas del Miércoles de la 2ª semana de Pascua*
Miércoles, 27 de abril de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (3,16-21)*
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree
en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el
mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha
creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la
tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal
detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus
obras están hechas según Dios.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Tanto amó Dios al mundo que le
entregó su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que
tenga vida eterna. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tanto amó Dios al mundo que le entregó su Hijo único, para que todo el que crea
en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Aleluya.
PRECES
Dirijámonos
a Dios, que quiso manifestar a Jesús resucitado a los apóstoles, y digámosle
suplicantes:
*Ilumínanos, Señor, con la claridad
de tu Cristo*.
Señor,
fuente de toda luz, te aclamamos con acción de gracias en esta mañana, porque
nos has llamado a participar de tu luz admirable
y
nos has querido dar la salvación.
Haz,
Señor, que la fuerza del Espíritu Santo nos purifique y nos fortalezca,
para
que con nuestro trabajo hagamos más humana la vida de los hombres.
Haz
que nos entreguemos de tal modo al servicio de nuestros hermanos,
que
logremos hacer de la familia humana una ofrenda agradable a tus ojos.
Llénanos,
desde el principio de este nuevo día, de tu misericordia,
para
que en toda nuestra jornada nos gocemos en tu alabanza.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Concluyamos
nuestra oración, diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro maestro:
Padre nuestro...
ORACION
Señor,
al renovar en este año el recuerdo del misterio pascual, que restituyó a la
naturaleza humana en su primitiva dignidad y le trajo la esperanza de la
resurrección, te pedimos que nos enseñes a recibir con un amor constante y fiel
este misterio que con fe celebramos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ESPÍRITU DE DIOS, LA TIERRA LLENAS
Espíritu
de Dios, la tierra llenas,
las
mentes de los hombres las bañas en tu luz,
tú
que eres Luz de Dios, divino fuego,
infunde
en todo hombre la fuerza de la cruz.
Sé
luz resplandeciente en las tinieblas
de
quienes el pecado sumió en la obscuridad,
reúne
en la asamblea de los hijos
los
justos que te amaron, los muertos por la paz.
Acaba
en plenitud al Cristo vivo,
confirma
en el creyente la gracia y el perdón,
reúnelos
a todos en la Iglesia,
testigos
jubilosos de la resurrección. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo
119 - DESEO DE LA PAZ
En
mi aflicción llamé al Señor,
y
él me respondió.
Líbrame,
Señor, de los labios mentirosos,
de
la lengua traidora.
¿Qué
te va a dar o a mandar Dios,
lengua
traidora?
Flechas
de arquero, afiladas
con
ascuas de retama.
¡Ay
de mí, desterrado en Masac,
acampado
en Cadar!
Demasiado
llevo viviendo
con
los que odian la paz;
cuando
yo digo: «Paz»,
ellos
dicen: «Guerra».
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto
mis ojos a los montes:
¿de
dónde me vendrá el auxilio?
El
auxilio me viene del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
No
permitirá que resbale tu pie,
tu
guardián no duerme;
no
duerme ni reposa
el
guardián de Israel.
El
Señor te guarda a su sombra,
está
a tu derecha;
de
día el sol no te hará daño,
ni
la luna de noche.
El
Señor te guarda de todo mal,
él
guarda tu alma;
el
Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
«Vamos
a la casa del Señor»!
Ya
están pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén.
Jerusalén
está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de justicia
en
el palacio de David.
Desead
la paz a Jerusalén:
«Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios.»
Por
mis hermanos y compañeros,
voy
a decir: «La paz contigo.»
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA
BREVE Cf. Rm 4, 24-25
Creemos
en aquel que resucitó de entre los muertos a Jesús, nuestro Señor, que fue
entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitado para nuestra
justificación.
V.
Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
R.
Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor,
al renovar en este año el recuerdo del misterio pascual, que restituyó a la
naturaleza humana en su primitiva dignidad y le trajo la esperanza de la
resurrección, te pedimos que nos enseñes a recibir con un amor constante y fiel
este misterio que con fe celebramos. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL DÍA ESTÁ EN SU CUMBRE
Cuando
la luz del día está en su cumbre,
eres,
Señor Jesús, luz y alegría
de
quienes en la fe y en la esperanza
celebran
ya la fiesta de la Vida
Eres
resurrección, palabra y prenda
de
ser y de vivir eternamente;
sembradas
de esperanzas nuestras vidas,
serán
en ti cosecha para siempre.
Ven
ya, Señor Jesús, Salvador nuestro,
de
tu radiante luz llena este día,
camino
de alegría y de esperanza,
cabal
acontecer de nueva vida.
Concédenos,
oh Padre omnipotente,
por
tu Hijo Jesucristo, hermano nuestro,
vivir
ahora el fuego de tu Espíritu,
haciendo
de esta tierra un cielo nuevo. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo
118, 57-64
El
Señor es mi herencia;
he
resuelto guardar tus palabras;
de
todo corazón busco tu favor:
ten
piedad de mí según tu promesa;
he
examinado mi camino,
para
enderezar mis pies a tus preceptos.
Con
diligencia, sin tardanza,
observo
tus mandatos;
los
lazos de los malvados me envuelven,
pero
no olvido tu voluntad;
a
media noche me levanto para darte gracias
por
tus justos mandamientos.
Me
junto con tus fieles,
que
guardan tus decretos
Señor,
de tu bondad está llena la tierra;
enséñame
tus leyes.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
54, 2-15.17-24 I - ORACIÓN ANTE LA TRAICIÓN DE UN AMIGO
Dios
mío, escucha mi oración,
no
te cierres a mi súplica;
hazme
caso y respóndeme,
me
agitan mis ansiedades.
Me
turba la voz del enemigo,
los
gritos del malvado:
descargan
sobre mí calamidades
y
me atacan con furia.
Se
estremece mi corazón,
me
sobrecoge un pavor mortal,
me
asalta el temor y el terror,
me
cubre el espanto,
y
pienso: «¡Quién me diera alas de paloma
para
volar y posarme!
Emigraría
lejos,
habitaría
en el desierto,
me
pondría en seguida a salvo de la tormenta,
del
huracán que devora, Señor;
del
torrente de sus lenguas.»
Violencia
y discordia veo en la ciudad:
día
y noche hacen la ronda
sobre
las murallas;
en
su recinto, crimen e injusticia;
dentro
de ella, calamidades;
no
se apartan de su plaza
la
crueldad y el engaño.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
54, 2-15.17-24 II
Si
mi enemigo me injuriase,
lo
aguantaría;
si
mi adversario se alzase contra mí,
me
escondería de él;
pero
eres tú, mi compañero,
mi
amigo y confidente,
a
quien me unía una dulce intimidad:
juntos
íbamos entre el bullicio
por
la casa de Dios.
Pero
yo invoco a Dios,
y
el Señor me salva.
Por
la tarde, en la mañana, al mediodía,
me
quejo gimiendo.
Dios
escucha mi voz:
su
paz rescata mi alma
de
la guerra que me hacen,
porque
son muchos contra mí.
Dios
me escucha, los humilla
el
que reina desde siempre,
porque
no quieren enmendarse
ni
temen a Dios.
Levantan
la mano contra su aliado,
violando
los pactos;
su
boca es más blanda que la manteca,
pero
desean la guerra;
sus
palabras son más suaves que el aceite,
pero
son puñales.
Encomienda
a Dios tus afanes,
que
él te sustentará;
no
permitirá jamás
que
el justo caiga.
Tú,
Dios mío, los harás bajar a ellos
a
la fosa profunda.
Los
traidores y sanguinarios
no
cumplirán ni la mitad de sus años.
Pero
yo confío en ti.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA
BREVE 1Jn 5, 5-6a
¿Quién
es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Él,
Jesucristo, vino por el agua y por la sangre; no con el agua solamente, sino
con el agua y con la sangre.
V.
Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.
R.
Al ver al Señor. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor,
al renovar en este año el recuerdo del misterio pascual, que restituyó a la
naturaleza humana en su primitiva dignidad y le trajo la esperanza de la
resurrección, te pedimos que nos enseñes a recibir con un amor constante y fiel
este misterio que con fe celebramos. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
SALVADOR DEL MUNDO
Salvador
del mundo,
Señor
de los ángeles:
por
tu cruz gloriosa
la
muerte venciste.
Oh
Señor, consérvanos
los
dones amables
que,
con sufrimientos,
tú
nos mereciste.
Y
a quienes a precio
de
dolor salvaste,
llévalos
al cielo
para
que te alaben.
Llévanos
a todos,
Señor,
suplicámoste,
pues
que nos hiciste
reino
de tu Padre. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA
BREVE Cf. Ef 4, 23-24
Renovaos
en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana, creada a
imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas.
V.
Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.
R.
Porque ya es tarde. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor,
al renovar en este año el recuerdo del misterio pascual, que restituyó a la
naturaleza humana en su primitiva dignidad y le trajo la esperanza de la
resurrección, te pedimos que nos enseñes a recibir con un amor constante y fiel
este misterio que con fe celebramos. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración
de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
HOY ROMPE LA CLAUSURA
Hoy
rompe la clausura
del
surco empedernido
el
grano en él hundido
por
nuestra mano dura;
y
hoy da su flor primera
la
rama sin pecado
del
árbol mutilado
por
nuestra mano fiera.
Hoy
triunfa el buen Cordero
que,
en esta tierra impía,
se
dio con alegría
por
el rebaño entero;
y
hoy junta su extraviada
majada
y la conduce
al
sitio en que reluce
la
luz resucitada.
Hoy
surge, viva y fuerte,
segura
y vencedora,
la
Vida que hasta ahora
yacía
en honda muerte;
y
hoy alza del olvido
sin
fondo y de la nada
al
alma rescatada
y
al mundo redimido. Amén.
SALMODIA
Ant
1. No se turbe vuestro corazón; tan sólo creed en mí. Aleluya.
Salmo
61 - DIOS, ÚNICA ESPERANZA DEL JUSTO.
Sólo
en Dios descansa mi alma,
porque
de él viene mi salvación;
sólo
él es mi roca y mi salvación,
mi
alcázar: no vacilaré.
¿Hasta
cuándo arremeteréis contra un hombre
todos
juntos, para derribarlo
como
a una pared que cede
o
a una tapia ruinosa?
Sólo
piensan en derribarme de mi altura,
y
se complacen en la mentira:
con
la boca bendicen,
con
el corazón maldicen.
Descansa
sólo en Dios, alma mía,
porque
él es mi esperanza;
sólo
él es mi roca y mi salvación,
mi
alcázar: no vacilaré.
De
Dios viene mi salvación y mi gloria,
él
es mi roca firme,
Dios
es mi refugio.
Pueblo
suyo, confiad en él,
desahogad
ante él vuestro corazón,
que
Dios es nuestro refugio.
Los
hombres no son más que un soplo,
los
nobles son apariencia:
todos
juntos en la balanza subirían
más
leves que un soplo.
No
confiéis en la opresión,
no
pongáis ilusiones en el robo;
y
aunque crezcan vuestras riquezas,
no
les deis el corazón.
Dios
ha dicho una cosa,
y
dos cosas que he escuchado:
«Que
Dios tiene el poder
y
el Señor tiene la gracia;
que
tú pagas a cada uno
según
sus obras.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
No se turbe vuestro corazón; tan sólo creed en mí. Aleluya.
Ant
2. ¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que se alegren por tu salvación.
Aleluya.
Salmo
66 - QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR.
El
Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine
su rostro sobre nosotros;
conozca
la tierra tus caminos,
todos
los pueblos tu salvación.
¡Oh
Dios!, que te alaben los pueblos,
que
todos los pueblos te alaben.
Que
canten de alegría las naciones,
porque
riges el mundo con justicia,
riges
los pueblos con rectitud
y
gobiernas las naciones de la tierra.
¡Oh
Dios!, que te alaben los pueblos,
que
todos los pueblos te alaben.
La
tierra ha dado su fruto,
nos
bendice el Señor, nuestro Dios.
Que
Dios nos bendiga; que le teman
hasta
los confines del orbe.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que se alegren por tu salvación. Aleluya.
Ant
3. Su resplandor eclipsa el cielo, la tierra se llena de su alabanza. Aleluya.
Cántico:
HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS
MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos
gracias a Dios Padre,
que
nos ha hecho capaces de compartir
la
herencia del pueblo santo en la luz.
Él
nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y
nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por
cuya sangre hemos recibido la redención,
el
perdón de los pecados.
Él
es imagen de Dios invisible,
primogénito
de toda creatura;
pues
por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes
y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos,
Dominaciones, Principados, Potestades;
todo
fue creado por él y para él.
Él
es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él
es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él
es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y
así es el primero en todo.
Porque
en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y
por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo
la paz por la sangre de su cruz
con
todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Su resplandor eclipsa el cielo, la tierra se llena de su alabanza. Aleluya.
LECTURA
BREVE Hb 7, 24-27
Jesús,
como permanece para siempre, tiene un sacerdocio eterno. De aquí que tiene
poder para llevar a la salvación definitiva a cuantos por él se vayan acercando
a Dios, porque vive para siempre para interceder por ellos. Y tal era
precisamente el sumo sacerdote que nos convenía: santo, sin maldad, sin mancha,
excluido del número de los pecadores y exaltado más alto que los cielos. No
tiene necesidad, como los sumos sacerdotes, de ofrecer víctimas cada día,
primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo. Esto lo hizo una
vez por todas, ofreciéndose a sí mismo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
R.
Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
V.
Al ver al Señor.
R.
Aleluya, aleluya.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
El que obra la verdad viene a la luz y manifiesta que sus obras han sido hechas
según Dios. Aleluya.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El que obra la verdad viene a la luz y manifiesta que sus obras han sido hechas
según Dios. Aleluya.
PRECES
Imploremos
a Dios Padre, que por la resurrección de su Hijo de entre los muertos nos ha
abierto el camino de la vida eterna, y digámosle:
Por
la victoria de Cristo, salva, Señor, a tus redimidos.
Dios
de nuestros padres, que has glorificado a tu Hijo Jesús, resucitándolo de entre
los muertos,
convierte
nuestros corazones, para que vivamos la nueva vida de tu Hijo resucitado.
Tú
que nos has devuelto al Pastor y guardián de nuestras vidas, cuando éramos
ovejas descarriadas,
consérvanos
en fidelidad a tu Evangelio, bajo la guía de los obispos de tu Iglesia.
Tú
que elegiste a los primeros discípulos de tu Hijo de entre el pueblo de Israel,
revela
a los hijos de este pueblo el cumplimiento de las promesas que hiciste a sus
padres.
Acuérdate,
Señor, de los huérfanos, de las viudas, de los esposos que viven separados y de
todos nuestros hermanos abandonados,
y
no permitas que vivan en la soledad los que fueron reconciliados por la muerte
de tu Hijo.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Tú
que llamaste a ti a Esteban, el cual confesó que Jesús estaba a tu derecha,
recibe
a nuestros hermanos difuntos que esperaron tu venida en la fe y en el amor.
Digamos
ahora todos juntos la oración que nos enseñó el mismo Jesús:
Padre
nuestro...
ORACION
Señor,
al renovar en este año el recuerdo del misterio pascual, que restituyó a la
naturaleza humana en su primitiva dignidad y le trajo la esperanza de la
resurrección, te pedimos que nos enseñes a recibir con un amor constante y fiel
este misterio que con fe celebramos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración
antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
EN TI, SEÑOR, REPOSAN NUESTRAS VIDAS
En
ti, Señor, reposan nuestras vidas
en
el descanso santo de la noche;
tú
nos preparas para la alborada
y
en el Espíritu Santo nos acoges.
En
apartadas y lejanas tierras
el
sol ha despertado las ciudades;
amigo
de los hombres, ve sus penas
y
ensancha de tu amor los manantiales.
Vencedor
de la muerte y de las sombras,
Hijo
eterno de Dios, resucitado,
líbranos
del peligro de la noche
al
dormirnos confiados en tus brazos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo
30 - SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A
ti, Señor, me acojo:
no
quede yo nunca defraudado;
tú,
que eres justo, ponme a salvo,
inclina
tu oído hacia mí;
ven
aprisa a librarme,
sé
la roca de mi refugio,
un
baluarte donde me salve,
tú
que eres mi roca y mi baluarte;
por
tu nombre dirígeme y guíame:
sácame
de la red que me han tendido,
porque
tú eres mi amparo.
En
tus manos encomiendo mi espíritu:
tú,
el Dios leal, me librarás.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde
lo hondo a ti grito, Señor;
Señor,
escucha mi voz;
estén
tus oídos atentos
a
la voz de mi súplica.
Si
llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién
podrá resistir?
Pero
de ti procede el perdón,
y
así infundes respeto.
Mi
alma espera en el Señor,
espera
en su palabra;
mi
alma aguarda al Señor,
más
que el centinela la aurora.
Aguarde
Israel al Señor,
como
el centinela la aurora;
porque
del Señor viene la misericordia,
la
redención copiosa;
y
él redimirá a Israel
de
todos sus delitos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA
BREVE Ef 4,26-27
No
lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No
dejéis lugar al diablo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Aleluya, aleluya.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Señor
Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a
ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y
las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la
noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos
constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Reina
del cielo, alégrate, aleluya,
porque
Cristo,
a
quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha
resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega
al Señor por nosotros, aleluya.