Musica Para el Alma
jueves, 2 de octubre de 2025
LUCAS 10,13-16 CICLO C
Lecturas del Viernes de la XXVI
Semana del Tiempo Ordinario
03 Oct 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,13-16)*
En aquel tiempo, dijo Jesús: «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti,
Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras,
hace tiempo que se habrían convertido, vestidas de sayal y sentadas en la
ceniza. Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a
vosotras. Y tú, Cafárnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno.
Quien a vosotros os escucha a mí me escucha; quien a vosotros os rechaza a mí
me rechaza; y quien me rechaza a mí rechaza al que me ha enviado.»
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(«¡Ay
de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho
los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido)
*Este lamento de Jesús, es un lamento de
tristeza. Este lamento hoy también es para mí, porque son tantas las obras que
el Señor esta realizando en mí constantemente y yo no me entero porque estoy
viviendo mi vida, tan despreocupado de las cosas del cielo y tan afanado por
las cosas de esta tierra, y no veo la obra de Dios en mi vida y mi corazón ni
se entera. Esto meda un poco de tristeza, porque estoy enfocando mi vida en
cosas que no provocan vida. Jesús está hablando de una manera que podamos
entender, Jesús nota como es tan claro el rechazo por las cosas santas. Jesús el
maestro, lo que esta es tratando de despertar en mí un deseo por las cosas que
producen vida, que producen justicia, que producen paz, que producen santidad. Esta
lectura me invita a parar, a que me detenga, que no siga avanzando por ese
camino de rechazo, Jesús, está empeñado en que entre por el camino del amor,
por el camino de su palabra, que ese es el camino correcto*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAUDES Y VISPERAS DEL VIERNES 3
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
Laudes - VIERNES XXVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO 2025
3 de octubre de 2025.
Invitatorio
V. Señor,
ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Antifona: El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Salmo 94
Invitación a la alabanza divina
Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy».
(Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
(Se repite la antífona)
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
(Se repite la antífona)
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
(Se repite la antífona)
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
(Se repite la antífona)
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
(Se repite la antífona)
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
(Se repite la antífona)
Himno
Por el dolor creyente que brota del
pecado;
por no haberte querido de todo corazón;
por haberte, Dios mío, tantas veces negado,
tantas veces pedido, de rodillas, perdón.
Por haberte perdido; por haberte encontrado.
Porque es como un desierto nevado mi oración;
porque es como la hiedra sobre un árbol cortado
el recuerdo que brota cargado de ilusión.
Porque es como la hiedra, déjame que te abrace,
primero amargamente, lleno de flor después,
y que a mi viejo tronco poco a poco me enlace,
y que mi vieja sombra se derrame a tus pies.
¡Porque es como la rama donde la savia nace,
mi corazón, Dios mío, sueña que tú lo ves! Amén.
Salmodia
Antífona 1: Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Salmo 50
Misericordia, Dios mío
Renovaos
en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana. (Ef
4,23-24)
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Antífona 2: En tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
Ha 3,2-4.13a.15-19
Justicia de Dios
Levantaos,
alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación. (Lc 21,28)
Señor, he oído tu fama,
me ha impresionado tu obra.
En medio de los años, realízala;
en medio de los años, manifiéstala;
en el terremoto, acuérdate de la misericordia.
El Señor viene de Temán;
el Santo, del monte Farán:
su resplandor eclipsa el cielo,
la tierra se llena de su alabanza;
su brillo es como el día,
su mano destella velando su poder.
Sales a salvar a tu pueblo,
a salvar a tu ungido;
pisas el mar con tus caballos,
revolviendo las aguas del océano.
Lo escuché y temblaron mis entrañas,
al oírlo se estremecieron mis labios;
me entró un escalofrío por los huesos,
vacilaban mis piernas al andar;
gimo ante el día de angustia
que sobreviene al pueblo que nos oprime.
Aunque la higuera no echa yemas
y las viñas no tienen fruto,
aunque el olivo olvida su aceituna
y los campos no dan cosechas,
aunque se acaban las ovejas del redil
y no quedan vacas en el establo,
yo exultaré con el Señor,
me gloriaré en Dios, mi salvador.
El Señor soberano es mi fuerza,
él me da piernas de gacela
y me hace caminar por las alturas.
Antífona 3: Glorifica al Señor, Jerusalén.
Salmo 147,12-20
Acción de gracias por la restauración de
Jerusalén
Ven
acá, voy a mostrarte a la novia, a la esposa del Cordero (Ap 21,9)
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Lectura Breve
Ef 2,13-16
Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre
de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha
hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro que los
separaba: el odio. Él ha abolido la ley con sus mandamientos y reglas, haciendo
las paces, para crear con los dos, en él, un solo hombre nuevo. Reconcilió con
Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando
muerte, en él, al odio.
Responsorio Breve
R. Invoco
al Dios Altísimo, * Al Dios que hace tanto por mí. Invoco.
V. Desde el cielo me enviará la salvación. * Al Dios que hace tanto
por mí. Gloria al Padre. Invoco.
Primera Lectura
Del libro del profeta Isaías 20, 1-6
ANUNCIO DE LA DEPORTACIÓN DE EGIPTO Y DE CUSA
El año en que el general en jefe enviado por
Sargón, rey de Asiria llegó a Azoto, la atacó y la conquistó. Entonces, el
Señor habló por medio de Isaías, hijo de Amós. Antes le había dicho: «Anda,
desátate el sayal de la cintura, quítate las sandalias de los pies.»
Él lo hizo y anduvo desnudo y descalzo. Y dijo el Señor: «Como mi siervo Isaías
ha caminado desnudo y descalzo durante tres años, como signo y presagio contra
Egipto y Cus, así el rey de Asiria conducirá a los cautivos de Egipto y a los
deportados de Cus, jóvenes y viejos, descalzos y desnudos, con las nalgas al
aire, vergüenza para Egipto. Sentirán miedo y vergüenza por Cus, su confianza,
y por Egipto, su orgullo.
Y aquel día los habitantes de esta costa dirán: "Ahí tenéis a los que eran
nuestra confianza, a los que acudíamos en busca de auxilio para que nos
libraran del rey de Asiría; pues nosotros, ¿cómo nos salvaremos?".
Responsorio Is 19, 1.
4
R. Mirad
al Señor, que, montado en una nube ligera, entra en Egipto; * vacilan
ante él los ídolos de Egipto, y el corazón de los egipcios se les derrite en el
pecho.
V. Oráculo del Señor: Entregaré a los egipcios en manos de un amo
cruel, un rey severo los dominará.
R. Vacilan ante él los ídolos de Egipto, y el corazón de los egipcios
se les derrite en el pecho.
Segunda Lectura
Del tratado de san Ambrosio, obispo, sobre la carta
a los Filipenses
(PLS 1, 617-618) ESTAD SIEMPRE ALEGRES EN EL SEÑOR
Como acabáis de escuchar en la lectura de hoy,
amados hermanos, la misericordia divina, para bien de nuestras almas, nos llama
a los goces de la felicidad eterna, mediante aquellas palabras del Apóstol:
Estad siempre alegres en el Señor. Las alegrías de este mundo conducen a la
tristeza eterna, en cambio, las alegrías que son según la voluntad de Dios
durarán siempre y conducirán a los goces eternos a quienes en ellas perseveren.
Por ello, añade el Apóstol: Os lo repito, estad alegres.
Se nos exhorta a que nuestra alegría, según Dios y según el cumplimiento de sus
mandatos, se acreciente cada día más y más, pues cuanto más nos esforcemos en
este mundo por vivir entregados al cumplimiento de los mandatos divinos, tanto
más felices seremos en la otra vida y tanto mayor será nuestra gloria ante
Dios.
Que vuestra mesura la conozca todo el mundo, es decir, que vuestra santidad de
vida sea patente no sólo ante Dios, sino también ante los hombres; así seréis
ejemplo de modestia y sobriedad para todos los que en la tierra conviven con
vosotros y vendréis a ser también como una imagen del bien obrar ante Dios y
ante los hombres.
El Señor está cerca. Nada os preocupe: el Señor
está siempre cerca de los que lo invocan sinceramente, es decir, de los que
acuden a él con fe recta, esperanza firme y caridad perfecta; él sabe, en
efecto, lo que vosotros necesitáis ya antes de que se lo pidáis; él está
siempre dispuesto a venir en ayuda de las necesidades de quienes lo sirven fielmente.
Por ello, no debemos preocuparnos desmesuradamente ante los males que pudieran
sobrevenirnos, pues sabemos que Dios, nuestro defensor, no está lejos de nosotros,
según aquello que se dice en el salmo: El Señor está cerca de los atribulados, salva
a los abatidos. Aunque el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor.
Si nosotros procuramos observar lo que él nos manda, él no tardará en darnos lo
que prometió.
En toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras
peticiones sean presentadas a Dios, no sea que, afligidos por la tribulación,
nuestras peticiones sean hechas —Dios no lo permita— con tristeza o estén
mezcladas con murmuraciones; antes, por el contrario, oremos con paciencia y
alegría, dando constantemente gracias a Dios por todo.
Responsorio Sal 39,
3-4
R. El
Señor afianzó mis pies sobre roca, y aseguró mis pasos; * y
puso en mis labios un cántico nuevo.
V. Él escuchó mi grito y me levantó de la charca fangosa.
R. Y puso en mis labios un cántico nuevo.
Lecturas del Viernes de la XXVI
Semana del Tiempo Ordinario
03
Oct 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,13-16)*
En
aquel tiempo, dijo Jesús: «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro
y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se
habrían convertido, vestidas de sayal y sentadas en la ceniza. Por eso el
juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafárnaún,
¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Quien a vosotros os escucha a
mí me escucha; quien a vosotros os rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza
a mí rechaza al que me ha enviado.»
Palabra
del Señor
Canto Evangélico
Antifona: Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el Sol que nace de lo
alto.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
+ Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Adoremos a Cristo que, en virtud del Espíritu
eterno, se ofreció a Dios como sacrificio sin mancha, para purificar nuestra
conciencia de las obras muertas, y digámosle con fe:
'Nuestra paz, Señor, es cumplir tu voluntad'.
Tú que nos has dado la luz del nuevo día, —concédenos también caminar por
sendas de vida nueva.
Tú que todo lo has creado con tu poder, y con tu providencia lo conservas todo,
—ayúdanos a descubrirte presente en todas tus criaturas.
Tú que has sellado en tu sangre un pacto nuevo y eterno, —haz que, obedeciendo
siempre tus mandatos, permanezcamos fieles a esta alianza.
Tú que, colgado en la cruz, quisiste que de tu costado manara agua con la
sangre, —purifica con esta agua nuestros pecados y alegra con este manantial a
la ciudad de Dios.
Ya que Dios nos ha adoptado como hijos, oremos al Padre como nos enseñó el
Señor: Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oremos:
Señor, Dios todopoderoso, te pedimos nos concedas
que, del mismo modo que hemos cantado tus alabanzas en esta celebración
matutina, así las podamos cantar también plenamente, con la asamblea de tus
santos, por toda la eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos.
Amén.
Conclusión
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Vísperas - VIERNES XXVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO 2025
3 de octubre de 2025.
Invitatorio
Vísperas
Invocación
V. Dios
mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno
- Himno 1
El dolor extendido por tu cuerpo,
sometida tu alma como un lago,
vas a morir y mueres por nosotros
ante el Padre que acepta perdonándonos.
Cristo, gracias aún, gracias, que aún duele
tu agonía en el mundo, en tus hermanos.
Que hay hambre, ese resumen de injusticias;
que hay hombre en el que estás crucificado.
Gracias por tu palabra que está viva,
y aquí la van diciendo nuestros labios;
gracias porque eres Dios y hablas a Dios
de nuestras soledades, nuestros bandos.
Que no existan verdugos, que no insistan;
rezas hoy con nosotros que rezamos.
Porque existen las víctimas, el llanto. Amén.
Salmodia
Antífona 1: Arranca, Señor, mi alma de la muerte, mis pies de la caída.
Salmo 114,1-9
Acción de gracias
Hay
que pasar mucho para entrar en el reino de Dios. (Hch 14,22)
Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»
El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.
Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.
Antífona 2: El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Salmo 120
El guardián del pueblo
Ya
no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. (Ap 7,16)
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Antífona 3: Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Ap 15,3-4
Himno de adoración
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Lectura Breve
1Co 2,7-10a
Enseñamos una sabiduría divina, misteriosa,
escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria.
Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen
conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Sino, como está
escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios
ha preparado para los que le aman.» Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu.
Responsorio Breve
R. Cristo
murió por los pecados, * Para conducirnos a Dios. Cristo.
V. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue
devuelto a la vida. * Para conducirnos a Dios. Gloria al Padre. Cristo.
Canto Evangélico
Antifona: Acuérdate
de tu misericordia, Señor, como lo habías prometido a nuestros padres.
Magnificat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Bendigamos ahora al Señor Jesús, que en su vida
mortal escuchó siempre con bondad las súplicas de los que acudían a él y con
amor secaba las lágrimas de los que lloraban, y digámosle también nosotros:
'Señor, ten piedad de tu pueblo'.
Señor Jesucristo, tú que consolaste a los tristes y deprimidos,
—pon ahora tus ojos en las lágrimas de los pobres.
Escucha los gemidos de los agonizantes
—y envíales tus ángeles para que los alivien y conforten.
Que los emigrantes sientan tu providencia en su destierro,
—que puedan regresar a su patria y que un día alcancen también la eterna.
Que los pecadores se ablanden a tu amor
—y se reconcilien contigo y con tu Iglesia.
Perdona las faltas de los que han muerto
—y dales la plenitud de tu salvación.
Con el gozo que nos da el saber que somos hijos de Dios, digamos con plena
confianza: Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oh Dios, que, de una manera admirable, has
manifestado tu sabiduría escondida, con el escándalo de la cruz, concédenos
contemplar con tal plenitud de fe la gloria de la pasión de tu Hijo que siempre
nos gloriemos confiadamente en la cruz de Jesucristo. Él que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos.
Amén.
Conclusión
Si
preside el obispo, es conveniente que éste bendiga al pueblo con la bendición
solemne:
V. El
Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Que la paz de Dios, que sobrepasa todo anhelo y esfuerzo humano,
custodie vuestro corazón y vuestra inteligencia en el amor y conocimiento de
Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.
R. Amén.
Si
preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien
con la bendición común:
V. El
Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.
R. Amén.
Si
se despide a la comunidad, se añade la invitación:
V. Podéis
ir en paz.
R. Demos gracias a Dios.
En
el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro
no ordenado, se dice:
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL VIERNES 3 DE OCTUBRE 2025
Lecturas del Viernes de la XXVI
Semana del Tiempo Ordinario
03 Oct 2025
Primera Lectura
Lectura del libro de Baruc (1,15-22):
Confesamos que el Señor, nuestro Dios, es justo,
y a nosotros nos abruma hoy la vergüenza: a los judíos y vecinos de Jerusalén,
a nuestros reyes y gobernantes, a nuestros sacerdotes y profetas y a nuestros
padres; porque pecamos contra el Señor no haciéndole caso, desobedecimos al
Señor, nuestro Dios, no siguiendo los mandatos que el Señor nos había dado.
Desde el día en que el Señor sacó a nuestros padres de Egipto hasta hoy, no
hemos hecho caso al Señor, nuestro Dios, hemos rehusado obedecerle. Por eso, nos
persiguen ahora las desgracias y la maldición con que el Señor conminó a
Moisés, su siervo, cuando sacó a nuestros padres de Egipto para darnos una
tierra que mana leche y miel. No obedecimos al Señor, nuestro Dios, que nos
hablaba por medio de sus enviados, los profetas; todos seguimos nuestros malos
deseos, sirviendo a dioses ajenos y haciendo lo que el Señor, nuestro Dios,
reprueba.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 78,1-2.3-5.8.9
R/. Líbranos, Señor, por el honor
de tu nombre
Dios mío, los gentiles han entrado en tu
heredad,
han profanado tu santo templo,
han reducido Jerusalén a ruinas.
Echaron los cadáveres de tus siervos en pasto a las aves del cielo,
y la carne de tus fieles a las fieras de la tierra. R/.
Derramaron su sangre como agua
en torno a Jerusalén, y nadie la enterraba.
Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
la irrisión y la burla de los que nos rodean.
¿Hasta cuándo, Señor? ¿Vas a estar siempre enojado?
¿Arderá como fuego tu cólera? R/.
No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R/.
Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R/.
Lecturas del Viernes de la XXVI
Semana del Tiempo Ordinario
03 Oct 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,13-16)*
En aquel tiempo, dijo Jesús: «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti,
Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras,
hace tiempo que se habrían convertido, vestidas de sayal y sentadas en la
ceniza. Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a
vosotras. Y tú, Cafárnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno.
Quien a vosotros os escucha a mí me escucha; quien a vosotros os rechaza a mí
me rechaza; y quien me rechaza a mí rechaza al que me ha enviado.»
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(«¡Ay
de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho
los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido)
*Este lamento de Jesús, es un lamento de
tristeza. Este lamento hoy también es para mí, porque son tantas las obras que
el Señor esta realizando en mí constantemente y yo no me entero porque estoy
viviendo mi vida, tan despreocupado de las cosas del cielo y tan afanado por
las cosas de esta tierra, y no veo la obra de Dios en mi vida y mi corazón ni
se entera. Esto meda un poco de tristeza, porque estoy enfocando mi vida en
cosas que no provocan vida. Jesús está hablando de una manera que podamos
entender, Jesús nota como es tan claro el rechazo por las cosas santas. Jesús el
maestro, lo que esta es tratando de despertar en mí un deseo por las cosas que
producen vida, que producen justicia, que producen paz, que producen santidad. Esta
lectura me invita a parar, a que me detenga, que no siga avanzando por ese
camino de rechazo, Jesús, está empeñado en que entre por el camino del amor,
por el camino de su palabra, que ese es el camino correcto*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.