Musica Para el Alma
martes, 17 de septiembre de 2024
LUCAS 7,31-35 CICLO B
*Lecturas del Miércoles de la
XXIV Semana del Tiempo Ordinario*
18 Septiembre 2024
Evangelio
*Lectura del santo evangelio
según san Lucas (7,31-35)*
En aquel
tiempo, dijo el Señor: «¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A
quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que
gritan a otros: «Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no
lloráis.» Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía
un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: «Mirad qué
comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores.» Sin embargo, los
discípulos de la sabiduría le han dado la razón.»
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(Os
hemos tocado la flauta, y no habéis bailado)
*Esta lectura me hace una invitación especial a que
organice mi vida, saber qué es lo que realmente quiero. El Señor, me está
tocando una música, para que mi vida tenga armonía, tenga ritmo, y me está
invitando al baile que es una expresión de alegría. El Señor está utilizando
todos los medio para atraerme a su amor, a una vida muy distinta a la que estoy
llevando, debajo de una falsa humildad, en ocasiones me quedo callado, sin
importar todo el daño que esto pueda causar a otras personas. Siento que el
Señor está utilizando toda su fuerza, todo su poder, para que pueda entrar en
mí, su sabiduría*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL MIERCOLES 18
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*TIEMPO ORDINARIO*
MIÉRCOLES
DE LA SEMANA XXIV
De la Feria.
Salterio IV
18 de septiembre
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría.
Himno: AL RETORNAR ESTE DÍA.
Al retornar este día,
con voz alegre y canora,
celebrando al Redentor,
cantemos de Dios la gloria.
Por Cristo, el Creador inmenso
hizo la noche y la aurora,
con inmóvil ley fijando
la sucesión de las horas.
La luz eterna eres tú,
la antigua ley perfeccionas,
y no conoces crepúsculo,
y no te apagan las sombras.
Concédenos, Padre eterno,
que vivamos hoy con loa,
con que agrademos a Cristo,
si tu Espíritu nos colma. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.
Salmo 107 - ALABANZA AL SEÑOR Y PETICIÓN DE AUXILIO.
Dios mío, mi corazón está firme,
para tí cantaré y tocaré, gloria mía.
Despertad, cítara y arpa,
despertaré a la aurora.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor,
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria;
para que se salven tus predilectos,
que tu mano salvadora nos responda.
Dios habló en su santuario:
«Triunfante ocuparé Siquén,
parcelaré el valle de Sucot;
mío es Galaad, mío Manasés,
Efraín es yelmo de mi cabeza,
Judá es mi cetro;
Moab, una jofaina para lavarme,
sobre Edom echo mi sandalia,
sobre Filistea canto victoria.»
Pero ¿quién me guiará a la plaza fuerte,
quién me conducirá a Edom,
si tú, ¡oh Dios!, nos has rechazado
y no sales ya con nuestras tropas?
Auxílianos contra el enemigo,
que la ayuda del hombre es inútil;
con Dios haremos proezas,
El pisoteará a nuestros enemigos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi corazón está firme, Dios mío, mi
corazón está firme.
Ant 2. El Señor me ha revestido de
justicia y santidad.
Cántico: ALEGRIA DEL PROFETA ANTE LA NUEVA JERUSALÉN Is 61, 10—62, 5
Desbordo de gozo en el Señor,
y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como a un novio que se pone la corona,
o a una novia que se adorna con sus joyas.
Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia
y los himnos, ante todos los pueblos.
Por amor de Sión no callaré,
por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que despunte la aurora de su justicia
y su salvación llamee como antorcha.
Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes, tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo
pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios.
Ya no te llamarán «Abandonada»;
ni a tu tierra, «Devastada»;
a ti te llamarán «Mi favorita»,
y a tu tierra, «Desposada»,
porque el Señor te prefiere a ti,
y tu tierra tendrá marido.
Como un joven se casa con su novia,
así te desposa el que te construyó;
la alegría que encuentra el marido con su esposa,
la encontrará tu Dios contigo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor me ha revestido de
justicia y santidad.
Ant 3. Alabaré al Señor mientras viva.
Salmo 145 - FELICIDAD DE LOS QUE ESPERAN EN DIOS.
Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.
No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;
que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos;
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabaré al Señor mientras viva.
LECTURA BREVE Dt 4, 39-40a
Has de reconocer hoy y recordar que el Señor es Dios, en lo alto del cielo y
abajo en la tierra, y que no hay otro. Guarda los mandatos y preceptos que te
voy a dar hoy.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendigo al Señor en todo momento.
R. Bendigo al Señor en todo momento.
V. Su alabanza está siempre en mi boca.
R. En todo momento.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Bendigo al Señor en todo momento.
V. Ábreme,
Señor, los ojos.
R. Y contemplaré las maravillas de tu voluntad.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Ester 14, 1-19
ORACIÓN DE ESTER
En aquellos días, la reina Ester se refugió en el
Señor, presa de mortal angustia. Despojándose de sus magníficos vestidos, se
vistió de angustia y duelo. En vez de exquisitos perfumes, echó sobre su cabeza
polvo y ceniza, mortificó duramente su cuerpo con ayunos, encubrió con sus
desordenados cabellos la gozosa belleza de su cuerpo, y suplicó al Señor, Dios
de Israel, diciendo:
«Mi Señor y Dios nuestro, tú eres único. Ven en mi socorro, que estoy sola y no
tengo socorro sino en ti, y mi vida está en peligro.
Yo oí desde mi infancia, en mi tribu paterna, que tú, Señor, elegiste a Israel
de entre todos los pueblos y a nuestros padres de entre todos sus mayores, para
ser herencia tuya para siempre, cumpliendo en su favor cuanto dijiste.
Ahora hemos pecado en tu presencia y nos has entregado a nuestros enemigos
porque hemos honrado a sus dioses. ¡Justo eres, Señor!
Mas no se han contentado con nuestra amarga esclavitud, sino que han jurado
ante sus ídolos anular tus promesas y destruir tu heredad, para cerrar las
bocas que te alaban y apagar la gloria de tu casa y de tu altar, para abrir las
bocas de las naciones en alabanza de sus dioses y admirar eternamente a un rey
de carne.
No entregues, Señor, tu cetro a los que son nada; que no se regocijen por
nuestra caída, mas vuelve contra ellos sus deseos y haz que el primero que se
alzó contra nosotros sirva de escarmiento. Acuérdate, Señor, y date a conocer
en el día de nuestra aflicción; y dame a mí valor, Rey de los dioses y Señor de
toda autoridad. Pon en mis labios palabras armoniosas cuando esté en presencia
del león; vuelve el odio de su corazón contra el que nos combate, para ruina
suya y de sus cómplices.
Líbranos con tu poder y acude en mi socorro, que estoy sola y a nadie tengo
sino a ti, Señor. Tú, que conoces todas las cosas, sabes que odio la gloria de
los malos, que aborrezco el lecho incircunciso y el de todo extranjero.
Tú sabes bien la necesidad en que me hallo, que me asquean los emblemas de
grandeza que ciñen mi frente los días de gala, que me repugnan como un paño
inmundo y que jamás los llevo en mi vida privada. Nunca tu sierva ha comido a
la mesa de Amán ni he tenido a honra los regios festines ni bebido el vino de
las libaciones. Nunca tu sierva ha tenido instantes de alegría, desde su
encumbramiento hasta el día de hoy, sino sólo en ti, Señor y Dios de Abraham.
¡Oh Dios, que dominas a todos, oye el clamor de los desesperados, sálvanos del
poder de los malvados y líbrame a mí de mi temor!»
RESPONSORIO Cf. Est 14, 12. 13.
9; cf. Jb 24, 23
R. Dame valor,
Rey de los dioses y Señor de toda autoridad, * pon
en mis labios palabras rectas y oportunas.
V. Señor, danos oportunidad de arrepentirnos y no
cierres las bocas que te alaban.
R. Pon en mis labios palabras rectas y oportunas.
SEGUNDA LECTURA
Del Sermón de san Agustín, obispo, Sobre los
pastores
(Sermón 46, 6-7: CCL 41, 533-534)
QUE NADIE BUSQUE SUS INTERESES PERSONALES, SINO
LOS DE CRISTO JESÚS
Ya hemos explicado lo que significa beber la
leche, veamos ahora lo que quiere decir cubrirse con la lana. Quien ofrece
leche ofrece alimento, quien ofrece lana ofrece honores. Y son precisamente
estas dos cosas las que desean del pueblo aquellos que se apacientan a sí
mismos y no a las ovejas. Buscan el dinero con que remediar sus necesidades y
la aureola del honor con que cubrirse de alabanzas.
En efecto, por medio de la imagen del vestido queda bien significado el honor,
pues el vestido sirve para cubrir la desnudez. Y como todo hombre es débil y
está desnudo, también son débiles y están desnudos vuestros pastores. ¿Quiénes
son, en realidad, los que os presiden, sino hombres semejantes a vosotros? Como
vosotros están revestidos de carne, como vosotros son mortales, como vosotros
comen, duermen, se levantan del sueño; como vosotros nacieron y como vosotros
morirán. Si, pues, piensas un poco en lo que son de sí mismos los pastores,
verás que son simplemente hombres. Si, pues, les das un honor superior al que
corresponde a un hombre es como si cubrieras su desnudez.
Ved sino cómo Pablo considera el honor que recibió del pueblo santo de Dios
como si fuera un vestido de esta índole, cuando dice: Me recibisteis como a un
enviado de Dios. Porque puedo aseguraros que, de haberos sido posible, los ojos
mismos os habríais arrancado para dármelos. Pero a pesar de ser tan grande el
honor que de ellos había recibido, ¿acaso para que no menguara este honor o
disminuyeran sus alabanzas, dejó de reprenderlos cuando se apartaron del buen
camino? Si hubiera obrado de esta forma, también hubiera sido de aquellos
pastores que se apacientan a sí mismos, no a las ovejas. En este caso se
hubiera dicho a sí mismo: «¿Qué me importa a mí esto? Que cada cual obre según
le plazca. Mi vida y mi sustento están a salvo, mi honor no peligra; tengo
leche y tengo lana; esto me es suficiente. Que cada cual se arregle como
pueda.» ¿Puedes decir que lo tienes ya todo si cada cual debe arreglarse como
pueda? En este caso no puedo yo hacerte obispo y te admitiré solamente como uno
del pueblo: Cuando un miembro sufre, todos sufren con él.
Por tanto, el Apóstol, después de haber recordado cómo se comportaron con él,
para que no pareciera que ya se había olvidado del honor que recibió, da testimonio
de que lo habían recibido como a un enviado de Dios, y que, de haberles sido
posible, se hubieran arrancado los mismos ojos para dárselos. Pero, a pesar de
ello, no deja de acercarse a la oveja enferma y corrompida, no deja de limpiar
sus heridas, no rehúsa curar su podredumbre. Así que —dice—, ¿me he convertido
en enemigo vuestro por deciros la verdad? He aquí, pues, que bebió de la leche
de las ovejas como hemos recordado más arriba, y se vistió con su lana, pero
ello sin descuidar el bien de las ovejas. No buscaba, en efecto, sus intereses
personales, sino los de Cristo Jesús.
RESPONSORIO Sir 32, 1-2; Mc 9,
34
R. ¿Te han
puesto a presidir? No presumas, * sé
entre los demás como uno de ellos y atiéndelos.
V. Si alguno quiere ser el primero, sea el último
de todos y el servidor de todos.
R. Sé entre los demás como uno de ellos y
atiéndelos.
*Lecturas del Miércoles de la
XXIV Semana del Tiempo Ordinario*
18 Septiembre 2024
Evangelio
*Lectura del santo evangelio
según san Lucas (7,31-35)*
En aquel
tiempo, dijo el Señor: «¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A
quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que
gritan a otros: «Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no
lloráis.» Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía
un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: «Mirad qué
comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores.» Sin embargo, los
discípulos de la sabiduría le han dado la razón.»
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Sirvamos al Señor con santidad todos nuestros días.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sirvamos al Señor con santidad
todos nuestros días.
PRECES
Cristo, reflejo de la gloria del Padre, nos ilumina con su
palabra; acudamos pues a él diciendo:
Rey de la gloria, escúchanos.
Te bendecimos, Señor, autor y consumador de nuestra fe,
porque de las tinieblas nos has trasladado a tu luz admirable.
Tú que abriste los ojos de los ciegos y diste oído a los sordos,
aumenta nuestra fe.
Haz, Señor, que permanezcamos siempre en tu amor,
y que este amor nos guarde fraternalmente unidos.
Ayúdanos para que resistamos a la tentación, aguantemos en la tribulación
y te demos gracias en la prosperidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dejemos que el espíritu de Dios, que ha sido derramado en nuestros corazones,
se una a nuestro espíritu, para clamar:
Padre nuestro...
ORACION
Recuerda, Señor, tu santa alianza consagrada con el nuevo
sacramento de la sangre del Cordero, para que tu pueblo obtenga el perdón de
sus pecados, y un aumento constante de salvación. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: TE BENDECIMOS, CRISTO, EN ESTA NOCHE.
Te bendecimos, Cristo, en esta noche:
Verbo de Dios y Luz de Luz eterna,
emisor del Espíritu Paráclito;
te bendecimos porque nos revelas
la triple luz de una indivisa gloria
y libras nuestras almas de tinieblas.
A la noche y al día has ordenado
que se releven siempre en paz fraterna;
la noche compasiva pone término
a nuestras aflicciones y tareas,
y, para comenzar el nuevo surco,
el día alegremente nos despierta.
Da un sueño muy ligero a nuestros párpados,
para que nuestra voz no permanezca
muda por mucho tiempo en tu alabanza;
mientras dormimos se mantenga en vela
toda tu creación, cantando salmos
en compañía de la turba angélica.
Y, mientras duerme nuestro humilde cuerpo,
nuestro espíritu cante a su manera:
«Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu,
en el día sin noche donde reinan;
al Uno y Trino, honor, poder, victoria,
por edades y edades sempiternas.» Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, tu saber me sobrepasa.
Salmo 138, 1-18. 23-24 - I TODO ESTÁ PRESENTE A
LOS OJOS DE DIOS.
Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me envuelves por doquier,
me cubres con tu mano.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
tu diestra llegará hasta mí.
Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, tu saber me sobrepasa.
Ant 2. Yo, el Señor, penetro el corazón,
sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.
Salmo 138 II
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has formado portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.
Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro,
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.
¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.
Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo, el Señor, penetro el corazón,
sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.
Ant 3. Todo fue creado por él y para él.
Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA
CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Todo fue creado por él y para él.
LECTURA BREVE 1Jn 2, 3-6
Sabemos que hemos llegado a conocer a Cristo si
guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus
mandamientos, miente; y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra
posee el perfecto amor de Dios. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice
que está siempre en él debe andar de continuo como él anduvo.
RESPONSORIO BREVE
V. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.
R. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.
V. A las sombras de tus alas escóndenos.
R. Como a las niñas de tus ojos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Haz, Señor, proezas con tu brazo, dispersa a los soberbios y
enaltece a los humildes.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Haz, Señor, proezas con tu brazo,
dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes.
PRECES
Invoquemos a Dios, cuya bondad para con su pueblo es más grande
que los cielos, y digámosle:
Que se alegren los que se acogen a ti, Señor.
Acuérdate, Señor, que enviaste a tu Hijo al mundo, no para condenarlo, sino
para salvarlo;
haz que su muerte gloriosa nos traiga la salvación.
Tú que constituiste a tus sacerdotes servidores de Cristo y administradores de
tus misterios,
concédeles un corazón fiel, ciencia abundante y caridad intensa.
Tú que desde el principio creaste hombre y mujer,
guarda a todas las familias unidas en el verdadero amor.
Haz que los que has llamado a la castidad perfecta por el reino de los cielos,
sigan con fidelidad a tu Hijo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que enviaste a Jesucristo al mundo para salvar a los pecadores,
Concede a todos los difuntos el perdón de sus faltas.
Movidos por el Espíritu Santo y llenos de su amor, dirijamos al Padre nuestra
oración:
Padre nuestro...
ORACION
Acuérdate, Señor, de tu misericordia, y, ya que a los hambrientos
los colmas de bienes, socorre nuestra indigencia con la abundancia de tus
riquezas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL MIERCOLES 18 DE SEPTIEMBRE 2024
*Lecturas del Miércoles de la
XXIV Semana del Tiempo Ordinario*
18 Septiembre 2024
Primera Lectura
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,31–13,13):
Ambicionad
los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional. Ya podría
yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy
más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el
don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe
como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en
limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada
me sirve. El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se
engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal;
no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin
límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no
pasa nunca. ¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá.
¿El saber?, se acabará. Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra
profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará. Cuando yo era
niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando
me hice un hombre acabé con las cosas de niño. Ahora vemos confusamente en un
espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado;
entonces podré conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la
esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.
Palabra
de Dios
Salmo
Sal
32
R/. Dichoso el pueblo que el Señor
se escogió como heredad
Dad
gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R/.
Que la
palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.
Dichosa
la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R/.
*Lecturas del Miércoles de la
XXIV Semana del Tiempo Ordinario*
18 Septiembre 2024
Evangelio
*Lectura del santo evangelio
según san Lucas (7,31-35)*
En aquel
tiempo, dijo el Señor: «¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A
quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que
gritan a otros: «Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no
lloráis.» Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía
un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: «Mirad qué
comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores.» Sin embargo, los
discípulos de la sabiduría le han dado la razón.»
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(Os
hemos tocado la flauta, y no habéis bailado)
*Esta lectura me hace una invitación especial a que
organice mi vida, saber qué es lo que realmente quiero. El Señor, me está
tocando una música, para que mi vida tenga armonía, tenga ritmo, y me está
invitando al baile que es una expresión de alegría. El Señor está utilizando
todos los medio para atraerme a su amor, a una vida muy distinta a la que estoy
llevando, debajo de una falsa humildad, en ocasiones me quedo callado, sin
importar todo el daño que esto pueda causar a otras personas. Siento que el
Señor está utilizando toda su fuerza, todo su poder, para que pueda entrar en
mí, su sabiduría*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.