Musica Para el Alma
sábado, 30 de octubre de 2021
EVANGELIO DE MARCOS 12,28b-34 CICLO B
*Lecturas del Domingo 31º del Tiempo Ordinario - Ciclo B*
Domingo,
31 de octubre de 2021
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san
Marcos (12,28b-34)*
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento
es el primero de todos?»
Respondió Jesús: «El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios,
es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste:
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que
éstos.»
El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor
es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con
todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo
vale más que todos los holocaustos y sacrificios.»
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del
reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra
del Señor
(Escucha,
Israel: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con
toda tu mente, con todo tu ser”. Y “Amarás a tu prójimo como a ti mismo)
*Esta
lectura la he leído y la he escuchado muchas veces, pero ponerla en práctica es
un poco difícil, porque siempre vivo justificándolo todo, siempre trato de
buscar una excusa, o una respuesta adecuada, para defender lo injustificado. En
mi mente están las ideas muy clara de esta palabra. Pero lo importante no es la
información que tenga de estos dos mandamientos. La buena noticia para mi es
que el Señor me está hablando de lo importante que es el “Amor” y desea por mi
bien y el de los demás que lo pueda poner en práctica con las personas, porque:
“Si no tengo amor nada soy Señor”*.
*El que desea y
quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL DOMINGO 31
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
TIEMPO
ORDINARIO
DOMINGO
SEMANA III
De la Feria. Salterio III
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva.
Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva.
Aleluya.
Himno: LAS SOMBRAS OSCURAS HUYEN.
Las sombras oscuras huyen,
ya va pasando la noche;
y el sol, con su luz de fuego,
nos disipa los temores.
Ya se apagan las estrellas
y se han encendido soles;
el rocío cae de los cielos
en el cáliz de las flores.
Las criaturas van vistiendo
sus galas y sus colores,
porque al nacer nuevo día
hacen nuevas las canciones.
¡Lucero, Cristo, del alba,
que paces entre esplendores,
apacienta nuestras vidas
ya sin sombras y sin noches!
¡Hermoso Cristo, el Cordero,
entre collados y montes! Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor es admirable en el cielo. Aleluya.
Salmo 92 - GLORIA DEL DIOS CREADOR
El Señor reina vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder:
así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno.
Levantan los ríos, Señor,
levantan los ríos su voz,
levantan los ríos su fragor;
pero más que la voz de aguas caudalosas,
más potente que el oleaje del mar,
más potente en el cielo es el Señor.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es admirable en el cielo. Aleluya.
Ant 2. Tú, Señor, eres alabado y ensalzado por los siglos. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Tú, Señor, eres alabado y ensalzado por los siglos. Aleluya.
Ant 3. Alabad al Señor en el cielo. Aleluya.
Salmo 148 - ALABANZA DEL DIOS CREADOR
Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo todos sus ángeles,
alabadlo todos sus ejércitos.
Alabadlo, sol y luna;
alabadlo, estrellas lucientes.
Alabadlo, espacios celestes,
y aguas que cuelgan en el cielo.
Alaben el nombre del Señor,
porque él lo mandó, y existieron.
Les dio consistencia perpetua
y una ley que no pasará.
Alabad al Señor en la tierra,
cetáceos y abismos del mar.
Rayos, granizo, nieve y bruma,
viento huracanado que cumple sus órdenes.
Montes y todas las sierras,
árboles frutales y cedros.
Fieras y animales domésticos,
reptiles y pájaros que vuelan.
Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo.
Los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños.
Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra;
él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor en el cielo. Aleluya.
LECTURA BREVE Ez 37, 12b-14
Así dice el Señor. «Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de
vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y cuando
abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis
que yo soy el Señor: os infundiré mi espíritu y viviréis, os colocaré en
vuestra tierra y sabréis que yo el Señor lo digo y lo hago.» Oráculo del Señor.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
PRIMERA
LECTURA
Del libro de la Sabiduría 8, 1-21
LA SABIDURÍA DEBE PEDIRSE A DIOS
La sabiduría se despliega vigorosamente de un confín al otro del mundo y
gobierna de excelente manera todo el universo.
Yo la amé y la pretendí desde mi juventud; me es forcé por hacerla esposa mía y
me constituí en el amante de su belleza. Realza su nobleza con su intimidad con
Dios, pues el Señor del universo la amó. Está iniciada en la ciencia de Dios y
lo guía en la elección de sus obras. Si en la vida la riqueza es un bien
deseable, ¿qué cosa más rica que la sabiduría que todo lo hace? Si la
inteligencia es creadora, ¿quién sino la sabiduría es el artífice del universo?
¿Amas la justicia? Las virtudes son el fruto de sus esfuerzos, pues ella enseña
la templanza y la prudencia, la justicia y la fortaleza: lo más provechoso para
el hombre en la vida. ¿Deseas además gran experiencia? Ella sabe el pasado y
conjetura el porvenir, interpreta las máximas y descifra los enigmas, conoce el
alcance de señales y prodigios, así como la sucesión de épocas y tiempos.
Decidí, pues, tomarla por compañera de mi vida, sabiendo que sería mi consejera
en los días felices y mi aliento en las preocupaciones y penas. «Gracias a ella
-me decía- alcanzaré prestigio entre la muchedumbre, y, aunque joven, honor
ante los ancianos. En el tribunal me mostraré agudo y los poderosos, al verme,
quedarán admirados. Si callo, esperarán; si hablo, prestarán atención; si
prolongo mi discurso, pondrán la mano en la boca. Por ella conseguiré la
inmortalidad y dejaré recuerdo a los que me sucedan. Gobernaré los los pueblos
y las naciones me estarán sujetas. Con sólo oír mi nombre soberanos terribles
temerán. Me mostraré bueno con mi pueblo y valiente en la guerra. Vuelto a
casa, junto a ella descansaré, pues no causa amargura su compañía ni tristeza
la convivencia con ella, sino placer y alegría.»
Revolviendo estos pensamientos en mi mente y considerando en mi corazón que la
inmortalidad se encuentra en la unión con la sabiduría, en su amistad un placer
puro, en los trabajos de sus manos inagotables riquezas, prudencia en cultivar
su trato y prestigio en conversar con ella, buscaba por todos los medios la
manera de hacérmela mía.
Era yo un muchacho de buen natural, me cupo en suerte un alma buena, o más
bien, siendo bueno, vine a un cuerpo incontaminado; pero comprendí que no
podría poseer la sabiduría si Dios no me la daba, y ya era un frutos de la
prudencia saber de quién procedía esta gracia; me dirigí al Señor y se la pedí
con todo mi corazón.
RESPONSORIO Sb 7, 7-8a;
St 1, 5
R. Supliqué
y se me concedió la prudencia. * Invoqué y vino a mí un espíritu de sabiduría.
La preferí a los cetros y a los tronos.
V. Si
alguno de vosotros está a falta de sabiduría, que la pida a Dios, que da a
todos generosamente y sin echarlo en cara, y se la dará.
R. Invoqué
y vino a mí un espíritu de sabiduría. La preferí a los cetros y a los tronos.
SEGUNDA LECTURA
De la Constitución pastoral Gaudium et
spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, del Concilio Vaticano segundo
(Núm. 78)
NATURALEZA DE LA PAZ
La paz no consiste en una mera ausencia de guerra ni se reduce a asegurar el
equilibrio de las distintas fuerzas contrarias ni nace del dominio despótico,
sino que, con razón, se define como obra de la justicia. Ella es como el fruto
de aquél orden que el Creador quiso establecer en la sociedad humana y que debe
irse perfeccionando sin cesar por medio del esfuerzo de aquellos hombres que
aspiran a implantar en el mundo una justicia cada vez más plena. En efecto,
aunque fundamentalmente el bien común del género humano depende de la ley
eterna, en sus exigencias concretas está, con todo, sometido a las continuas
transformaciones ocasionadas por la evolución de los tiempos; la paz no es
nunca algo adquirido de una vez para siempre, sino que es preciso irla
construyendo y edificando cada día. Como además la voluntad humana es frágil y
está herida por el pecado, el mantenimiento de la paz requiere que cada uno se
esfuerce constantemente por dominar sus pasiones, y exige de la autoridad
legítima una constante vigilancia.
Y todo esto es aún insuficiente. La paz de la que hablamos no puede obtenerse
en este mundo si no se garantiza el bien de cada una de las personas y si los
hombres no saben comunicarse entre sí espontáneamente y con confianza las
riquezas de su espíritu y de su talento. La firme voluntad de respetar la
dignidad de los otros hombres y pueblos y el solícito ejercicio de la
fraternidad son algo absolutamente imprescindible para construir la verdadera
paz. Por ello puede decirse que la paz es también fruto del amor, que supera
los límites de lo que exige la simple justicia. La paz terrestre nace del amor
al prójimo, y es como la imagen y el efecto de aquella paz de Cristo, que
procede de Dios Padre. En efecto, el mismo Hijo encarnado, príncipe de la paz,
ha reconciliado por su cruz a todos los hombres con Dios, reconstruyendo la
unidad de todos en un solo pueblo y en un solo cuerpo. Así ha dado muerte en su
propia carne al odio y, después del triunfo de su resurrección, ha derramado su
Espíritu de amor en el corazón de los hombres.
Por esta razón todos los cristianos quedan vivamente invitados a que,
realizando la verdad en el amor, se unan a aquellos hombres que, como
auténticos constructores de la paz, se esfuerzan por instaurarla y rehacerla.
Movidos por este mismo espíritu, no podemos menos de alabar a quienes,
renunciando a toda intervención violenta en la defensa de sus derechos,
recurren a aquellos medios de defensa que están incluso al alcance de los más
débiles, con tal de que esto pueda hacerse sin lesionar los derechos y los
deberes de otras personas o de la misma comunidad.
RESPONSORIO Cf. 1Cro 29,
11. 12; 2M 1, 24
R. ¡Tuyo
es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre Señor! Tú estás por encima
de todas las naciones. * Danos la paz, Señor, en nuestros días.
V. Dios
nuestro, creador de todas las cosas, temible y fuerte, justo y misericordioso.
R. Danos
la paz, Señor, en nuestros días.
Evangelio
Lectura
del santo evangelio según san Marcos (12,28b-34):
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento
es el primero de todos?»
Respondió Jesús: «El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios,
es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste:
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que
éstos.»
El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor
es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con
todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo
vale más que todos los holocaustos y sacrificios.»
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del
reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Amar al prójimo como a sí mismos vale
más que todos los holocaustos y sacrificios.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
PRECES
Invoquemos a Dios Padre que envió al Espíritu Santo, para que con
su luz santísima penetrara las almas de sus fieles, y digámosle:
*Ilumina, Señor, a tu pueblo*.
Te bendecimos, Señor, luz nuestra,
porque a gloria de tu nombre nos has hecho llegar a este nuevo día.
Tú que por la resurrección de tu Hijo quisiste iluminar el mundo,
haz que tu Iglesia difunda entre todos los hombres la alegría pascual.
Tú que por el Espíritu de la verdad adoctrinaste a los discípulos de tu Hijo,
envía este mismo Espíritu a tu Iglesia para que permanezca siempre fiel a ti.
Tú que eres luz para todos los hombres, acuérdate de los que viven aún en las
tinieblas
y abre los ojos de su mente para que te reconozcan a ti, único Dios verdadero.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Por Jesús hemos sido hechos hijos de Dios; por esto nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan
extraviados, para que puedan volver al camino recto, concede a todos los
cristianos que se aparten de todo lo que sea indigno de ese nombre que llevan,
y que cumplan lo que ese nombre significa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: SANTA UNIDAD Y TRINIDAD BEATA.
Santa unidad y Trinidad beata:
con los destellos de tu brillo eterno,
infunde amor en nuestros corazones,
mientras se va alejando el sol de fuego.
Por la mañana te cantamos loas
y por la tarde te elevamos ruegos,
pidiéndote que estemos algún día
entre los que te alaban en el cielo.
Glorificado sean por los siglos
de los siglos el Padre y su Unigénito,
y que glorificado con entrambos
sea por tiempo igual el Paracleto. Amén
SALMODIA
Ant 1. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya.
Ant 2. El Señor piadoso ha hecho maravillas memorables. Aleluya.
Salmo 110 - GRANDES SON LAS OBRAS DEL SEÑOR
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su poder,
dándoles la heredad de los gentiles.
Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor piadoso ha hecho maravillas memorables. Aleluya.
Ant 3. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados
cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente
decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.
LECTURA BREVE 1Pe 1, 3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran
misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha
hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible,
pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os
custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento
final.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
V. Digno de gloria y alabanza por los siglos.
R. En la bóveda del cielo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. A los malvados les dará una muerte afrentosa, y arrendará su viña
a otros viñadores que le entreguen los frutos a su tiempo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A los malvados les dará una muerte afrentosa, y arrendará su viña
a otros viñadores que le entreguen los frutos a su tiempo.
PRECES
Invoquemos a Dios, nuestro Padre, que maravillosamente creó el
mundo, lo redimió de forma más admirable aún y no cesa de conservarlo con amor,
y digámosle:
Renueva, Señor, las maravillas de tu amor.
Señor, tú que en el universo, obra de tus manos, nos revelas tu poder,
haz que sepamos ver tu providencia en los acontecimientos del mundo.
Tú que por la victoria de tu Hijo en la cruz anunciaste la paz al mundo,
líbranos de todo desaliento y de todo temor.
A todos los que aman la justicia y trabajan por conseguirla,
concédeles que cooperen con sinceridad y concordia en la edificación de un mundo
mejor.
Ayuda a los oprimidos, consuela a los afligidos, libra a los cautivos, da pan a
los hambrientos
y fortalece a los débiles, para que en todos se manifieste el triunfo de la
cruz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que al tercer día resucitaste a tu Hijo gloriosamente del sepulcro,
haz que nuestros hermanos difuntos lleguen también a la plenitud de la vida.
Concluyamos nuestra súplica con la oración que el mismo Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor
sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre
nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud
y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL DOMINGO 31 DE OCTUBRE 2021
*Lecturas del Domingo 31º del Tiempo Ordinario - Ciclo B*
Domingo,
31 de octubre de 2021
Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio
(6,2-6):
En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: «Teme al Señor, tu Dios,
guardando todos sus mandatos y preceptos que te manda, tú, tus hijos y tus
nietos, mientras viváis; así prolongarás tu vida. Escúchalo, Israel, y ponlo
por obra, para que te vaya bien y crezcas en número. Ya te dijo el Señor, Dios
de tus padres: "Es una tierra que mana leche y miel." Escucha,
Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con
todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy
te digo quedarán en tu memoria.»
Palabra
de Dios
Salmo
Sal 17
R/. Yo te amo, Señor; tú eres mi
fortaleza.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R/.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos. R/.
Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos
(7,23-28):
Ha habido multitud de sacerdotes del antiguo testamento, porque la muerte les
impedía permanecer; como éste, en cambio, permanece para siempre, tiene el
sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por
medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor.
Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha,
separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer
sacrificios cada día «como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los
propios pecados, después por los del pueblo,» porque lo hizo de una vez para
siempre, ofreciéndose a sí mismo. En efecto, la Ley hace a los hombres sumos
sacerdotes llenos de debilidades. En cambio, las palabras del juramento,
posterior a la Ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre.
Palabra
de Dios
*Lecturas del Domingo 31º del Tiempo Ordinario - Ciclo B*
Domingo,
31 de octubre de 2021
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san
Marcos (12,28b-34)*
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento
es el primero de todos?»
Respondió Jesús: «El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios,
es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste:
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que
éstos.»
El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor
es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con
todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo
vale más que todos los holocaustos y sacrificios.»
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del
reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra
del Señor
(Escucha,
Israel: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con
toda tu mente, con todo tu ser”. Y “Amarás a tu prójimo como a ti mismo)
*Esta
lectura la he leído y la he escuchado muchas veces, pero ponerla en práctica es
un poco difícil, porque siempre vivo justificándolo todo, siempre trato de
buscar una excusa, o una respuesta adecuada, para defender lo injustificado. En
mi mente están las ideas muy clara de esta palabra. Pero lo importante no es la
información que tenga de estos dos mandamientos. La buena noticia para mi es
que el Señor me está hablando de lo importante que es el “Amor” y desea por mi
bien y el de los demás que lo pueda poner en práctica con las personas, porque:
“Si no tengo amor nada soy Señor”*.
*El que desea y
quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.