Musica Para el Alma
domingo, 25 de febrero de 2024
LUCAS 6,36-38 CICLO B
*Lecturas del Lunes de la 2ª semana de Cuaresma*
Lunes, 26 de febrero de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (6,36-38)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no
seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados;
dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida,
rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(No juzguéis)
*La misión de esta lectura es introducir dentro de nosotros un pequeño
rayo de luz, que pueda llegar a nuestra razón, nuestra mente, y nuestros
pensamientos. (No juzgar) es una palabra que nos viene ayudar para que podamos
llegar al conocimiento de lo que está bien y lo que está mal. El Señor nos
quiere ayudar para que podamos corregirnos y no sigamos tomando el papel de
juez sobre otras personas, que no seamos nosotros lo que definamos el futuro de
otras personas. El Señor nos hace una invitación especial a que primero nos
pongamos en el lugar de los demás, antes de juzgarlos*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL LUNES 26
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*TIEMPO DE CUARESMA*
*LUNES
DE LA SEMANA II*
Propio del Tiempo. Salterio II
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del
Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del
Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Himno: CUÁNTAS VECES, SEÑOR, ME HABÉIS LLAMADO
¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,
y cuántas con vergüenza he respondido,
desnudo como Adán, aunque vestido
de las hojas del árbol del pecado!
Seguí mil veces vuestro pie sagrado,
fácil de asir, en una cruz asido,
y atrás volví otras tantas atrevido,
al mismo precio que me habéis comprado.
Besos de paz os di para ofenderos,
pero si fugitivos de su dueño
yerran cuando los hallan los esclavos,
hoy que vuelvo con lágrimas a veros,
clavadme vos a vos en vuestro leño
y tendréisme seguro con tres clavos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
Salmo 41 - DESEO DEL SEÑOR Y ANSIAS DE CONTEMPLAR EL TEMPLO
Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?
Las lágrimas son mi pan
noche y día,
mientras todo el día me repiten:
«¿Dónde está tu Dios?»
Recuerdo otros tiempos,
y mi alma desfallece de tristeza:
cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Cuando mi alma se acongoja,
te recuerdo,
desde el Jordán y el Hermón
y el Monte Menor.
Una sima grita a otra sima
con voz de cascadas:
tus torrentes y tus olas
me han arrollado.
De día el Señor
me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza
del Dios de mi vida.
Diré a Dios: Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?
Se me rompen los huesos
por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan:
«¿Dónde está tu Dios?»
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¿Cuándo entraré a ver el rostro de
Dios?
Ant 2. Muéstranos, Señor, tu gloria y tu
compasión.
Cántico: SÚPLICA EN FAVOR DE LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN Sir. 36,
1-7. 13-16
Sálvanos, Dios del universo,
infunde tu terror a todas las naciones;
amenaza con tu mano al pueblo extranjero,
para que sienta tu poder.
Como les mostraste tu santidad al castigarnos,
muéstranos así tu gloria castigándolos a ellos:
para que sepan, como nosotros lo sabemos,
que no hay Dios fuera de ti.
Renueva los prodigios, repite los portentos,
exalta tu mano, robustece tu brazo.
Reúne a todas las tribus de Jacob
y dales su heredad como antiguamente.
Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre,
de Israel, a quien nombraste tu primogénito.
Ten compasión de tu ciudad santa,
de Jerusalén, lugar de tu reposo.
Llena a Sión de tu majestad
y al templo de tu gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Muéstranos, Señor, tu gloria y tu
compasión.
Ant 3. Bendito eres, Señor, en la bóveda
del cielo.
SALMO 18 A - ALABANZA AL DIOS CREADOR DEL UNIVERSO.
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo murmura.
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.
Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.
Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito eres, Señor, en la bóveda
del cielo.
LECTURA BREVE Ex 19, 4-6a
Vosotros habéis visto cómo os saqué sobre alas de águila y os traje hacia mí;
ahora pues, si queréis obedecerme y guardar mi alianza, seréis mi especial
propiedad entre todos los pueblos, pues mía es toda la tierra. Seréis para mí
un reino de sacerdotes y una nación santa.
RESPONSORIO BREVE
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Éxodo 14,
10-31
PASO DEL MAR ROJO
En aquellos días, cuando se acercaba el Faraón al campamento de Fehirot, los
hijos de Israel levantaron la vista y vieron a los egipcios que avanzaban
detrás de ellos; el temor los invadió y clamaron al Señor. Dijeron a Moisés:
«¿No había suficientes sepulcros en Egipto para que nos trajeras a morir en el
desierto? ¿Para qué nos has sacado de Egipto? ¿No te lo decíamos allá
claramente: "Déjanos en paz y serviremos a los egipcios; más nos vale
servir a los egipcios que morir en el desierto"?»
Moisés respondió al pueblo:
«No tengáis miedo; estad firmes y veréis la victoria que el Señor os va a
conceder hoy: esos egipcios que estáis viendo hoy no los volveréis a ver jamás.
El Señor peleará por vosotros sin que vosotros tengáis que preocuparos.» El
Señor dijo a Moisés:
«¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Tú
alza tu cayado y extiende tu mano sobre el mar y se abrirá en dos, de modo que
los israelitas puedan atravesarlo como por tierra firme.
Yo haré que el Faraón se empeñe en entrar detrás de vosotros y mostraré mi
gloria derrotando al Faraón y a su ejército, a sus carros y jinetes; para que
sepa Egipto que yo soy el Señor, cuando muestre mi gloria derrotando al Faraón
con sus carros y jinetes.» El ángel de Dios que caminaba delante de las huestes
de Israel se levantó y pasó a su retaguardia; la columna de nubes que estaba
delante de ellos se puso detrás, colocándose entre el campamento egipcio y el
campamento israelí; la nube se oscureció y la noche quedó tenebrosa, de modo
que los egipcios no pudieron acercarse a los hijos de Israel en toda la noche.
Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la
noche un fuerte viento del este que secó el mar y las aguas se dividieron en
dos. Los hijos de Israel entraron por el mar como por tierra firme, y las aguas
les hacían de muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su
persecución y entraron detrás de ellos por el mar, con los caballos del Faraón,
sus carros y sus guerreros.
A la vigilia matutina, volvió Dios la mirada desde la columna de fuego y humo
hacia el ejército egipcio y sembró en él el pánico. Hizo que las ruedas de los
carros se trabasen unas con otras, de modo que sólo muy penosamente avanzaban.
Los egipcios exclamaron entonces:
«Huyamos de Israel, porque el Señor combate por él contra Egipto.» Pero Dios
dijo a Moisés:
«Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas se reunirán sobre los egipcios, sus
carros y sus jinetes.» y Moisés extendió su mano sobre el mar, y, al despuntar
el día, el mar recobró su estado ordinario y los egipcios en fuga se vieron frente
a las aguas, y así arrojó Dios a los egipcios en medio del mar, pues las aguas,
al reunirse, cubrieron carros, jinetes y todo el ejército del Faraón que había
entrado en el mar en seguimiento de Israel, y no escapó ni uno solo. Pero los
hijos de Israel caminaban sobre tierra seca por en medio del mar. Las aguas les
hacían de muralla a derecha e izquierda.
Aquel día libró Dios a Israel de los egipcios, cuyos cadáveres vio Israel en
las orillas del mar. Israel vio la mano potente que mostró Dios contra Egipto,
y el pueblo temió al Señor, y creyó en él y en Moisés su siervo.
RESPONSORIO
Ex 15, 1. 2. 3
R. Cantaré al Señor, sublime es su
victoria, caballos y carros ha arrojado en el mar; * mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue
mi salvación.
V. El Señor es un guerrero, su nombre
es «El Señor».
R. Mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
SEGUNDA LECTURA
De las Catequesis de
san Juan Crisóstomo, obispo
(Catequesis 3, 24-27: SC 50, 165-167)
MOISÉS y CRISTO
Los judíos vieron maravillas; también tú las verás, y más grandes y
sorprendentes que cuando los judíos salieron de Egipto. Tú no viste sumergirse
al Faraón con su ejército, pero has visto al diablo con todo su poder cubierto
por las olas. Los judíos atravesaron el mar Rojo; tú has atravesado el dominio
de la muerte. Ellos fueron liberados de Egipto; tú has sido liberado de los
demonios. Los judíos escaparon de la esclavitud en país extranjero; tú has
escapado de la esclavitud, mucho más triste, del pecado.
¿Quieres aún más pruebas de que has sido honrado con dones mayores? Los judíos,
entonces, no pudieron contemplar el rostro glorificado de Moisés, a pesar de
que era consiervo y congénere suyo; tú, en cambio, has contemplado la gloria
del rostro de Cristo. Y el apóstol Pablo afirma: Todos nosotros reflejamos como
en un espejo en nuestro rostro descubierto la gloria del Señor.
Ellos tenían entonces a Cristo que los seguía; pero, de un modo mucho más real,
nos sigue ahora a nosotros. Pues entonces el Señor los acompañaba en atención a
Moisés, pero ahora os acompaña no sólo en atención a Moisés, sino por vuestra
obediencia. Ellos, al salir de Egipto, encontraron el desierto; tú, al salir de
este mundo, encontrarás el cielo. Ellos tuvieron como guía e ilustre caudillo a
Moisés; pero nosotros tenemos como guía y caudillo al otro Moisés, que es Dios
mismo.
¿Cuál fue la nota distintiva del primer Moisés? Moisés —dice la Escritura— era
el hombre más humilde del mundo. Esta característica se la podemos atribuir,
sin temor a equivocarnos, a nuestro Moisés, ya que en él moraba íntima y
consubstancialmente el Espíritu suavísimo. Entonces, Moisés, alzando las manos
al cielo, hacía caer el maná, pan de ángeles; nuestro Moisés alza las manos al
cielo y nos proporciona el alimento eterno. Aquél golpeó la roca e hizo salir
torrentes de agua; éste toca la mesa, golpea la mesa espiritual y hace manar
las fuentes del Espíritu. Por esto la mesa está situada en medio, cual una
fuente, para que los rebaños acudan a la fuente desde todo lugar y beban de sus
aguas salvadoras.
Disponiendo, pues, de una fuente tal, de una mesa abastecida con tal abundancia
de alimentos de toda clase, de tanta abundancia de bienes espirituales,
acerquémonos con un corazón sincero y una conciencia pura, para que alcancemos
gracia y misericordia en el tiempo oportuno: la gracia y la misericordia del
Hijo único, nuestro Señor y salvador Jesucristo, por el cual y con el cual sea
la gloria, el honor y el poder al Padre y al Espíritu dador de vida, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
RESPONSORIO
Hb 11, 24-27a
R. Por la fe Moisés, siendo ya adulto,
rehusó ser llamado hijo de una hija del Faraón, y prefirió sufrir males con el
pueblo de Dios a disfrutar de las ventajas pasajeras del pecado; * pues tenía la mirada puesta en la
recompensa.
V. Tuvo por mayor riqueza el oprobio
de Cristo que los tesoros de Egipto, y así, por la fe, abandonó Egipto.
R. Pues tenía la mirada puesta en la
recompensa.
*Lecturas del Lunes de la 2ª semana de Cuaresma*
Lunes, 26 de febrero de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (6,36-38)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no
seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis
perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada,
remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a
vosotros».
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. «Sed misericordiosos, como es misericordioso vuestro Padre», dice
el Señor.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Sed misericordiosos, como es
misericordioso vuestro Padre», dice el Señor.
PRECES
Alabemos a Dios, nuestro Padre, que nos concede ofrecerle el
sacrificio de alabanza cuaresmal, y supliquémosle, diciendo:
Ilumínanos, Señor, con tu palabra.
Dios todopoderoso y compasivo, concédenos el espíritu de oración y de
penitencia,
y danos un verdadero deseo de amarte a ti y a nuestros hermanos.
Concédenos ser constructores de tu reino, para que todas las cosas tengan a
Cristo por cabeza
y abunde la justicia y la paz en toda la tierra.
Haz que sepamos descubrir la bondad y hermosura de tu creación,
para que su belleza se haga alabanza en nuestros labios.
Perdónanos por haber ignorado la presencia de Cristo en los pobres, los
sencillos y los marginados,
y por no haber atendido a tu Hijo en estos hermanos nuestros.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Impulsados por el Espíritu que nos hace clamar: «¡Padre!», invoquemos a nuestro
Dios:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, tu que para nuestro progreso espiritual nos mandas dominar
nuestro cuerpo mediante la austeridad, ayúdanos a huir también de todo pecado y
a entregarnos, con amor filial, al cumplimiento de tus mandatos. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: ÉSTA ES LA HORA PARA EL BUEN AMIGO.
Ésta es la hora para el buen amigo,
llena de intimidad y confidencia,
y en la que, al examinar nuestra conciencia,
igual que siente el rey, siente el mendigo.
Hora en que el corazón encuentra abrigo
para lograr alivio a su dolencia
y, al evocar la edad de la inocencia,
logra en el llanto bálsamo y castigo.
Hora en que arrullas, Cristo, nuestra vida
con tu amor y caricia inmensamente
y que a humildad y a llanto nos convida.
Hora en que un ángel roza nuestra frente
y en que el alma, como cierva herida,
sacia su sed en la escondida fuente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la
gracia.
Salmo 44 I - LAS NUPCIAS DEL REY.
Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.
Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.
Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.
A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina
enjoyada con oro de Ofir.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia.
Ant 2. Llega el esposo, salid a recibirlo.
Salmo 44 II
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna:
prendado está el rey de tu belleza,
póstrate ante él, que él es tu señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra.»
Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llega el esposo, salid a recibirlo.
Ant 3. Dios proyectó hacer que todas las
cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando llegase el momento culminante.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios proyectó hacer que todas las
cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando llegase el momento culminante.
LECTURA BREVE Rm 12, 1-2
Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como
hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os
ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para
que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo
perfecto.
RESPONSORIO BREVE
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Señor, ten misericordia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. «No juzguéis y no seréis juzgados; con la medida con que midais se
os medirá a vosotros», dice el Señór.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «No juzguéis y no seréis juzgados;
con la medida con que midais se os medirá a vosotros», dice el Señór.
PRECES
Bendigamos a Dios, nuestro Padre, que por la palabra de su Hijo
prometió escuchar la oración de los que se reúnen en su nombre, y, confiados en
esta promesa, supliquémosle, diciendo:
Escucha a tu pueblo, Señor.
Señor, tú que en la montaña del Sinaí diste a conocer tu ley por medio de
Moisés y la perfeccionaste luego por Cristo,
haz que todos los hombres descubran que tienen esta ley inscrita en el corazón
y que la deben guardar para hacer efectiva la alianza que has hecho con ellos.
Concede a los superiores fraternal solicitud hacia los que les han sido
confiados,
y a los súbditos espíritu de obediente colaboración.
Fortalece el espíritu y el corazón de los misioneros
y suscita en todas partes colaboradores de su obra.
Que los niños crezcan en gracia y en edad,
y que los jóvenes se abran con sinceridad a tu amor.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acuérdate de nuestros hermanos que ya duermen el sueño de la paz
y dales parte en la vida eterna.
Digamos a nuestro Padre, juntamente con Jesús, la oración que él nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, tu que para nuestro progreso espiritual nos mandas dominar
nuestro cuerpo mediante la austeridad, ayúdanos a huir también de todo pecado y
a entregarnos, con amor filial, al cumplimiento de tus mandatos. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL LUNES 26 DE FEBRERO 2024
*Lecturas del Lunes de la 2ª semana de Cuaresma*
Lunes, 26 de febrero de 2024
Primera
lectura
Lectura
de la profecía de Daniel (9,4b-10):
¡Ay, mi Señor, Dios grande y terrible, que guarda la alianza y es leal con los
que lo aman y cumplen sus mandamientos!
Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado
apartándonos de tus mandatos y preceptos. No hicimos caso a tus siervos los
profetas, que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a
nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra.
Tú, mi Señor, tienes razón y a nosotros nos abruma la vergüenza, tal como
sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo
Israel, a los de cerca y a los de lejos, en todos los países por donde los
dispersaste a causa de los delitos que cometieron contra ti.
Señor, nos abruma la vergüenza: a nuestros reyes, príncipes y padres, porque
hemos pecado contra ti.
Pero, mi Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona, aunque nos hemos rebelado
contra él. No obedecimos la voz del Señor, nuestro Dios, siguiendo las normas
que nos daba por medio de sus siervos, los profetas.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
78,8.9.11.13
R/. Señor,
no nos trates
como merecen nuestros pecados
V/. No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R/.
V/. Socórrenos, Dios, Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R/.
V/. Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso, salva a los condenados a muerte. R/.
V/. Nosotros, pueblo, ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
cantaremos tus alabanzas de generación en generación. R/.
*Lecturas del Lunes de la 2ª semana de Cuaresma*
Lunes, 26 de febrero de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (6,36-38)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no
seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados;
dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida,
rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(No juzguéis)
*La misión de esta lectura es introducir dentro de nosotros un pequeño
rayo de luz, que pueda llegar a nuestra razón, nuestra mente, y nuestros
pensamientos. (No juzgar) es una palabra que nos viene ayudar para que podamos
llegar al conocimiento de lo que está bien y lo que está mal. El Señor nos
quiere ayudar para que podamos corregirnos y no sigamos tomando el papel de
juez sobre otras personas, que no seamos nosotros lo que definamos el futuro de
otras personas. El Señor nos hace una invitación especial a que primero nos
pongamos en el lugar de los demás, antes de juzgarlos*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.