Musica Para el Alma

jueves, 11 de abril de 2019

COMPLETA ORACIÓN ANTES DE IR A LA CAMA

COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)

INVOCACIÓN INICIAL
 
V. Dios mío, ven en mi auxilioR. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.R. Amén.
Himno: CUANDO LLEGÓ EL INSTANTE DE TU MUERTE
Cuando llegó el instante de tu muerte
inclinaste la frente hacia la tierra,
como todos los mortales;
mas no eras tú el hombre derribado,
sino el Hijo que muerto nos contempla.

Cuando me llegue el tránsito esperado
y siga sin retorno por mi senda,
como todos los mortales,
el sueño de tu rostro será lumbre
y tu gloria mi gloria venidera.

El silencio sagrado de la noche
tu paz y tu venida nos recuerdan,
Cristo, luz de los mortales;
acepta nuestro sueño necesario
como secreto amor que a ti se llega. Amén
SALMODIA

Ant 1. 
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
Salmo 87 - ORACIÓN DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,
de noche grito en tu presencia;
llegue hasta ti mi súplica,
inclina tu oído a mi clamor.

Porque mi alma está colmada de desdichas,
y mi vida está al borde del abismo;
ya me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy como un inválido.

Tengo mi cama entre los muertos,
como los caídos que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya no guardas memoria,
porque fueron arrancados de tu mano.

Me has colocado en lo hondo de la fosa,
en las tinieblas del fondo;
tu cólera pesa sobre mí,
me echas encima todas tus olas.

Has alejado de mí a mis conocidos,
me has hecho repugnante para ellos:
encerrado, no puedo salir,
y los ojos se me nublan de pesar.

Todo el día te estoy invocando,
tendiendo las manos hacia ti.
¿Harás tú maravillas por los muertos?
¿Se alzarán las sombras para darte gracias?

¿Se anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en el reino de la muerte?
¿Se conocen tus maravillas en la tiniebla
o tu justicia en el país del olvido?

Pero yo te pido auxilio,
por la mañana irá a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor, me rechazas
y me escondes tu rostro?

Desde niño fui desgraciado y enfermo,
me doblo bajo el peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu incendio,
tus espantos me han consumido:

me rodean como las aguas todo el día,
me envuelven todos a una;
alejaste de mí amigos y compañeros:
mi compañía son las tinieblas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
LECTURA BREVE Jr 14, 9
Tú estás en medio de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no nos abandones, Señor Dios nuestro.
RESPONSORIO BREVE

V. 
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor, Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos también resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN

V. 
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos , gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!

VÍSPERAS ORACIÓN AL FINAL DE LA TARDE

TIEMPO DE CUARESMA
VIERNES DE LA SEMANA V
Del Propio del Tiempo. Salterio I

12 de abril
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. 
Dios mío, ven en mi auxilioR. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: MUERE LA VIDA Y VIVO YO SIN VIDA.
Muere la vida y vivo yo sin vida
ofendiendo la vida de mi muerte;
sangre divina de las venas vierte
y mi diamante su dureza olvida.

Está la majestad de Dios tendida
en una dura cruz, y yo de suerte
que soy de sus dolores el más fuerte
y de su cuerpo la mayor herida.

¡Oh duro corazón de mármol frío!
¿Tiene tu Dios abierto el lado izquierdo
y no te vuelves un copioso río?

Morir por él será divino acuerdo,
mas eres tú mi vida, Cristo mío,
y, como no la tengo, no la pierdo. Ámén.
SALMODIA

Ant 1. 
Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
Salmo 40 - ORACIÓN DE UN ENFERMO.
Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.

El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos.

El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.

Yo dije: «Señor, ten misericordia,
sáname, porque he pecado contra ti.»

Mis enemigos me desean lo peor;
«A ver si se muere y se acaba su apellido.»

El que viene a verme habla con fingimiento,
disimula su mala intención,
y cuando sale afuera, la dice.

Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí,
hacen cálculos siniestros:
«Padece un mal sin remedio,
se acostó para no levantarse.»

Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba,
que compartía mi pan,
es el primero en traicionarme.

Pero tú, Señor, apiádate de mí,
haz que pueda levantarme,
para que yo les dé su merecido.

En esto conozco que me amas:
en que mi enemigo no triunfa de mí.

A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia.

Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén, amén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
Ant 2. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Salmo 45 - DIOS, REFUGIO Y FORTALEZA DE SU PUEBLO
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.

Por eso no tememos aunque tiemble la tierra
y los montes se desplomen en el mar.

Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.

Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.

Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno y se tambalea la tierra.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:

Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.

«Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos, más alto que la tierra.»

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Ant 3. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
LECTURA BREVE 1Pe 2, 21b-24
Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando le insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas nos han curado.
RESPONSORIO BREVE

V. 
Yo dije: «Señor, ten misericordia.»R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
V. Sáname, porque he pecado contra ti.R. Señor, ten misericordia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Si no queréis creerme a mí, creed a esas obras, que hago en nombre de Dios.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Si no queréis creerme a mí, creed a esas obras, que hago en nombre de Dios.
PRECES
Oremos a Jesús, el Señor, que santificó por su propia sangre al pueblo, y digámosle:

Compadécete, Señor, de tu pueblo.

Redentor nuestro, por tu pasión, concede a tus fieles la fuerza necesaria para mortificar sus cuerpos, ayúdalos en su lucha contra el mal y fortalece su esperanza,
para que se dispongan a celebrar santamente tu resurrección.

Haz que los cristianos cumplan con su misión profética anunciando al mundo Tu Evangelio
y dando testimonio de él por su fe, esperanza y caridad.

Conforta, Señor, a los que están tristes,
y otórganos a nosotros el poder consolar a nuestros hermanos.

Haz que tus fieles aprendan a participar en tu pasión con sus propios sufrimientos,
para que sus vidas manifiesten tu salvación a los hombres.
Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que eres autor de la vida, acuérdate de los difuntos
y dales parte en tu gloriosa resurrección.

Con el gozo de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre, diciendo:
Padre nuestro...

ORACION
Perdona, Señor, las culpas que hemos cometido a causa de nuestra debilidad y, por tu misericordia, líbranos de la esclavitud en que nos tienen cautivos nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.R. Amén.

NONA ORACIÓN DE MEDIA TARDE

TIEMPO DE CUARESMA
VIERNES DE LA SEMANA V
Del Propio del Tiempo. Salterio I

12 de abril

HORA NONA

INVOCACIÓN INICIAL

V. 
Dios mío, ven en mi auxilioR. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: OJOS DE AQUEL PUBLICANO
Ojos de aquel publicano
hasta la tierra caídos,
el Dios de la luz os mira,
miradle con regocijo.

Mano que pide clemencia
hiriendo el pecho contrito,
el Señor te abre la puerta
de su pecho compasivo.

Lengua que en bajo murmullo
dices tu dolor sentido,
el Juez que sabe juzgar
ha escuchado complacido.

Padre del octavo día,
glorioso siendo propicio,
perdónanos, purifícanos,
por el honor de tu Hijo. Amén.
SALMODIA

Ant 1. 
Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser justos.

Salmo 118, 25-32
Mi alma está pegada al polvo:
reanímame con tus palabras;
te expliqué mi camino, y me escuchaste:
enséñame tus leyes;
instrúyeme en el camino de tus decretos,
y meditaré tus maravillas.

Mi alma llora de tristeza,
consuélame con tus promesas;
apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu voluntad;
escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos.

Me apegué a tus preceptos,
Señor, no me defraudes;
correré por el camino de tus mandatos
cuando me ensanches el corazón.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 25 - ORACIÓN CONFIADA DEL INOCENTE

Hazme justicia, Señor, que camino en la inocencia;
confiando en el Señor no me he desviado.

Examíname, Señor, ponme a prueba,
sondea mis entrañas y mi corazón,
porque tengo ante los ojos tu bondad,
y camino en tu verdad.

No me siento con gente falsa,
no me junto con mentirosos;
detesto las bandas de malhechores,
no tomo asiento con los impíos.

Lavo en la inocencia mis manos,
y rodeo tu altar, Señor,
proclamando tu alabanza,
enumerando tus maravillas.

Señor, yo amo la belleza de tu casa,
el lugar donde reside tu gloria.

No arrebates mi alma con los pecadores,
ni mi vida con los sanguinarios,
que en su izquierda llevan infamias,
y su derecha está llena de sobornos.

Yo, en cambio, camino en la integridad;
sálvame, ten misericordia de mí.
Mi pie se mantiene en el camino llano;
en la asamblea bendeciré al Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 27, 1-3. 6-9 - SÚPLICA Y ACCIÓN DE GRACIAS

A ti, Señor, te invoco;
Roca mía, no seas sordo a mi voz;
que, si no me escuchas, seré igual
que los que bajan a la fosa.

Escucha mi voz suplicante
cuando te pido auxilio,
cuando alzo las manos
hacia tu santuario.

No me arrebates con los malvados
ni con los malhechores,
que hablan de paz con el prójimo,
pero llevan la maldad en el corazón.

Bendito el Señor, que escuchó
mi voz suplicante;
el Señor es mi fuerza y mi escudo:
en él confía mi corazón;
me socorrió, y mi corazón se alegra
y le canta agradecido.

El Señor es fuerza para su pueblo,
apoyo y salvación para su Ungido.
Salva a tu pueblo y bendice tu heredad,
sé su pastor y guíalos siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser justos.

LECTURA BREVE Is 53, 6-7
Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca: como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.

V. Mi sacrificio es un espíritu contrito.
R. Un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.

ORACIÓN

OREMOS,
Perdona, Señor, las culpas que hemos cometido a causa de nuestra debilidad y, por tu misericordia, líbranos de la esclavitud en que nos tienen cautivos nuestros pecados. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

EL ÁNGELUS


MARTES Y VIERNES
El Ángelus. El Santo Rosario. La Coronilla de la Divina Misericordia
.
El Ángelus

V/. El ángel del Señor anunció a María.
R/. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Dios te salve, María…

V/. He aquí la esclava del Señor.
R/. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María…

V/. Y el Verbo de Dios se hizo carne.
R/. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María…

V/. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Oración

Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas, para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz, seamos llevados a la gloria de su re­su­rrección. Por Jesucristo nuestro Señor.

R/. Amén.

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios: no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos siempre de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.


EL SANTO ROSARIO

.Misterios Dolorosos (MARTES Y VIERNES)
.Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La oración del huerto. (LUCAS  22,39-46)
.2º La Flagelación de nuestro Señor. (Jn 18,33-19,1)
.3º La Coronación de espinas. (MARCOS 15,16-20)
.4º Jesús con la Cruz a cuestas. (LUCAS  23,26-32)
.5º La Crucifixión y muerte. (MARCOS 15,22-39)

Oremos:
Señor, tú has querido que la Madre compartiera los dolores de tu Hijo al pie de la cruz; haz que la Iglesia, asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

La Coronilla de la Divina Misericordia

Se utiliza un rosario común de cinco decenas.
1 Comenzar con un Padre Nuestro, Avemaría, y Credo.

2 Al comenzar cada decena (cuentas grandes del Padre Nuestro) decir:
"Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo,
la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo,
para el perdón de nuestros
pecados y los del mundo entero."
.
3. En las cuentas pequeñas del Ave María:
"Por Su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero."

Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres
veces
: "Santo Dios, Santo Fuerte,
Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros y del mundo entero."


. *El que DESEA y QUIERE amar, con el corazón según EL SEÑOR: llegará a ser,  SANTO*

GOTAS DE MISERICORDIA


JUAN 10,31-42 CICLO C. LO QUE ME DICE EL EVANGELIO


Viernes, 12 de abril de 2019
Lo que me dice el Evangelio de  Juan 10,31-42. Ciclo C «Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?». *La pedagogía del Señor es infinita, ver como el Señor me hace una invitación a tener ojos contemplativos, para que pueda ver que todo en la vida obra para un bien. Pero también me denuncia para que me revise por dentro, cuales son las cosas que no acepto de mí, o me cuenta mucho trabajo  aceptar, cuales son las cosas que no entiendo en mi vida, y quiero en sienta manera obligar al Señor a que me la esplique, porque esas obras que no acepto en mi vida, son las que me hacen enfrentarme con el Señor. Como existen muchas cosas que no entiendo, muchas obras buena que no veo, el Señor me está invitado de una manera especial, a que le entregue mi vida a él. La mejor obra que puede haber en mi vida, es la obra de que yo le pueda entregar mi vida al Señor. Estas personas que querían apedrear al Señor, lo hacían porque eran fanático de lo que ellos entendían y creían que era la verdad. Por eso el Señor me invita a entregarle mi vida a él*.        

*El que DESEA y QUIERE amar, con el corazón según EL SEÑOR: llegará a ser, SANTO*

EVANGELIO


Viernes, 12 de abril de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (10,31-42):

En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.
Él les replicó:
«Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?».
Los judíos le contestaron:
«No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios».
Jesús les replicó:
« ¿No está escrito en vuestra ley: “Yo os digo: sois dioses”? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros: “¡Blasfemas!” Porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre».
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí.
Muchos acudieron a él y decían:
«Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad».
Y muchos creyeron en él allí.

Palabra del Señor

LAUDES VIERNES 12 ORACIÓN PARA INICIAR LA VIDA


TIEMPO DE CUARESMA
VIERNES DE LA SEMANA V
Del Propio del Tiempo. Salterio I

12 de abril

LAUDES
(Oración de la mañana)

INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)


V. 
Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

INVITATORIO

Ant. 
A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: DELANTE DE LA CRUZ LOS OJOS MÍOS

Delante de la cruz los ojos míos
quédenseme, Señor, así mirando,
y sin ellos quererlo estén llorando,
porque pecaron mucho y están fríos.

Y estos labios que dicen mis desvíos,
quédenseme, Señor, así cantando,
y sin ellos quererlo estén rezando,
porque pecaron mucho y son impíos.

Y así con la mirada en vos prendida,
y así con la palabra prisionera,
como la carne a vuestra cruz asida,

quédeseme, Señor, el alma entera;
y así clavada en vuestra cruz mi vida,
Señor, así, cuando queráis me muera. Amén.

SALMODIA

Ant 1. 
Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.

Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO

Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.

Ant 2. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Cántico: QUE LOS PUEBLOS TODOS SE CONVIERTAN AL SEÑOR. Is 45, 15-25

Es verdad: tú eres un Dios escondido,
el Dios de Israel, el Salvador.
Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual,
se van avergonzados los fabricantes de ídolos;
mientras el Señor salva a Israel
con una salvación perpetua,
para que no se avergüencen ni se sonrojen
nunca jamás.

Así dice el Señor, creador del cielo
- él es Dios -,
él modeló la tierra,
la fabricó y la afianzó;
no la creó vacía,
sino que la formó habitable:
«Yo soy el Señor y no hay otro.»

No te hablé a escondidas,
en un país tenebroso,
no dije a la estirpe de Jacob:
«Buscadme en el vacío.»

Yo soy el Señor que pronuncia sentencia
y declara lo que es justo.
Reuníos, venid, acercaos juntos,
supervivientes de las naciones.
No discurren los que llevan su ídolo de madera,
y rezan a un dios que no puede salvar.

Declarad, aducid pruebas,
que deliberen juntos:
¿Quién anunció esto desde antiguo,
quién lo predijo desde entonces?
¿No fui yo, el Señor?
- No hay otro Dios fuera de mí -.

Yo soy un Dios justo y salvador,
y no hay ninguno más.

Volveos hacia mí para salvaros,
confines de la tierra,
pues yo soy Dios y no hay otro.

Yo juro por mi nombre,
de mi boca sale una sentencia,
una palabra irrevocable:
«Ante mí se doblará toda rodilla,
por mí jurará toda lengua»,
dirán: «Sólo el Señor
tiene la justicia y el poder.»

A él vendrán avergonzados
los que se enardecían contra él,
con el Señor triunfará y se gloriará
la estirpe de Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Ant 3. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.

Salmo 99 - ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN EL TEMPLO.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.

LECTURA BREVE Is 52, 13-15

Mirad: mi siervo tendrá éxito, será enaltecido y ensalzado sobremanera. Y, así como muchos se horrorizaron de él, pues tan desfigurado estaba que ya ni parecía hombre, no tenía ni aspecto humano, así también muchos pueblos se admirarán de él y, a su vista, los reyes enmudecerán de asombro porque verán algo jamás narrado y contemplarán algo inaudito.

RESPONSORIO BREVE

V. 
El me librará de la red del cazador.
R. El me librará de la red del cazador.

V. Me cubrirá con su plumaje.
R. El me librará de la red del cazador.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El me librará de la red del cazador.

PRIMERA LECTURA

De la carta a los Hebreos 12, 14-29

EL ACCESO AL MONTE DEL DIOS VIVO

Hermanos: Fomentad la paz con todos y la santificación, sin la cual nadie verá al Señor. Procurad que nadie se vea privado de la gracia de Dios. Que ninguna raíz amarga vaya creciendo y causando turbación entre vo­sotros, no sea que se inficionen todos. Y mirad que no haya ningún fornicario ni profanador, como Esaú, que por un plato vendió su primogenitura. Ya sabéis cómo luego, queriendo heredar la bendición, fue desechado, Porque no logró cambiar el parecer de su padre, aunque con lágrimas lo intentó.

No os habéis acercado a una realidad sensible: fuego que arde, oscuridad o tinieblas; ni a huracán, sonido de trompeta, o clamor de palabras tal, que quienes lo oyeron pidieron que no se les hablara más, pues no po­dían soportar lo mandado: «Quien toque el monte, aun­que sea animal, sea lapidado.» Y tan terrible era el es­pectáculo, que el mismo Moisés dijo: «Estoy aterrado y temblando.»

Vosotros os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a la asamblea de los innumerables ángeles, a la congregación de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino, al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.

Guardaos de rechazar al que os habla, pues si no escaparon al castigo los que rechazaron al que promulgaba la ley en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros, si volvemos la espalda al que nos habla desde el cielo. Su voz hacía entonces temblar la tierra; ahora, en cambio, hace esta promesa: «Todavía haré estremecer una vez más no sólo la tierra, sino también el cielo.» Estas palabras, «todavía una vez más», quieren significar que las cosas que van a ser estremecidas serán cambiadas, ya que son realidades creadas, para que subsistan aquellas que son inconmovibles.

Así pues, ya que recibimos un reino inconmovible, retengamos firmemente esta donación gratuita y, por medio de ella, sirvamos a Dios con amor filial y reverencia para agradarle, pues nuestro Dios, en efecto, «es un fuego devorador».

RESPONSORIO Dt 5, 23. 24; cf. Hb 12,22

R. Vosotros, cuando oísteis la voz que salía de la tiniebla, mientras el monte ardía, os acercasteis a Moisés y le dijisteis: * «El Señor, nuestro Dios, nos ha mostrado su gloria y su grandeza.»
V. Ahora os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo.
R. El Señor, nuestro Dios, nos ha mostrado su gloria y su grandeza.

SEGUNDA LECTURA

Del Tratado de san Fulgencio de Ruspe, obispo, Sobre la fe a Pedro
(Cap. 22, 62: CCL 91 A, 726. 750-751)

SE ENTREGÓ POR NOSOTROS

Los sacrificios de víctimas carnales, que la Santísima Trinidad, el mismo y único Dios del antiguo y del nuevo Testamento, había mandado a nuestros padres que le fueran ofrecidos, significaban la agradabilísima ofrenda de aquel sacrificio en el cual el Hijo de Dios había de ofrecerse misericordiosamente según la carne, él solo, por nosotros.

Él, en efecto, como nos enseña el Apóstol, se entregó por nosotros a Dios como oblación de suave fragancia. Él es el verdadero Dios y el verdadero sumo sacerdote, que por nosotros penetró una sola vez en el santuario, no con la sangre de toros o de machos cabríos, sino con su propia sangre. Esto es lo que significaba el sumo sacerdote del antiguo Testamento cuando entraba con la sangre de las víctimas, una vez al año, en el santuario.

Él es, por tanto, el que manifestó en su sola persona todo lo que sabía que era necesario para nuestra redención; él mismo fue sacerdote y sacrificio, Dios y templo; sacerdote por quien fuimos absueltos, sacrificio con el que fuimos perdonados, templo en el que fuimos purificados, Dios con el que fuimos reconciliados. Pero él fue sacerdote, sacrificio y templo sólo en su condición de Dios unido a la naturaleza de siervo; no en su condición divina sola, porque bajo este aspecto todo es común con el Padre y el Espíritu Santo.

Debemos, pues, retener firmemente y sin asomo de duda que el mismo Hijo único de Dios, la Palabra hecha carne, se ofreció por nosotros a Dios en oblación y sacrificio de agradable olor; el mismo al que, junto con el Padre y el Espíritu Santo, los patriarcas, profetas y sacerdotes del antiguo Testamento sacrificaban animales; el mismo al que ahora, en el nuevo Testamento, junto con el Padre y el Espíritu Santo, con los que es un solo Dios, la santa Iglesia católica no cesa de ofrecerle, en la fe y la caridad, por todo el orbe de la tierra, el sacrificio de pan y vino.

Aquellas víctimas carnales significaban la carne de Cristo, que él, libre de pecado, había de ofrecer por nuestros pecados, y la sangre que para el perdón de ellos había de derramar; pero en este sacrificio se halla la acción de gracias y el memorial de la carne de Cristo, que él ofreció por nosotros, y de la sangre, que el mismo Dios derramó por nosotros. Acerca de lo cual dice san Pablo en los Hechos de los apóstoles: Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con la sangre de su Hijo.

Por tanto, los antiguos sacrificios eran figura y signo de lo que se nos daría en el futuro; pero en este sacrificio se nos muestra de modo evidente lo que ya nos ha sido dado.

Los sacrificios antiguos anunciaban por anticipado que el Hijo de Dios sería muerto en favor de los impíos; pero en este sacrificio se anuncia ya realizada esta muerte, como lo atestigua el Apóstol, al decir: Cuando estábamos nosotros todavía sumidos en la impotencia del pecado, murió Cristo por los pecadores, en el tiempo prefijado por el Padre; y añade: Siendo enemigos, hemos sido reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo.

RESPONSORIO Cf. Col 1, 21-22; Rm 3,25

R. A vosotros, que antes estabais enajenados y enemigos en vuestra mente por las obras malas, ahora Dios os ha reconciliado en el cuerpo de carne de Cristo mediante la muerte, * presentándoos ante él como santos sin mancha y sin falta.
V. Dios ha propuesto a Cristo como instrumento de propiciación, por su propia sangre y mediante la fe.
R. Presentándoos ante él como santos sin mancha y sin falta.


Viernes, 12 de abril de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (10,31-42):

En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.
Él les replicó:
«Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?».
Los judíos le contestaron:
«No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios».
Jesús les replicó:
« ¿No está escrito en vuestra ley: “Yo os digo: sois dioses”? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros: “¡Blasfemas!” Porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre».
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí.
Muchos acudieron a él y decían:
«Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad».
Y muchos creyeron en él allí.

Palabra del Señor


CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
«Muchas y buenas obras os he hecho ver -dice el Señor-, ¿por cuál de ellas me queréis apedrear?»

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. «Muchas y buenas obras os he hecho ver -dice el Señor-, ¿por cuál de ellas me queréis apedrear?»

PRECES

Demos gracias a Cristo, el Señor, que al morir en cruz nos dio la vida, y digámosle con fe:

Tú que por nosotros moriste, escúchanos, Señor.

Maestro y Salvador nuestro, tú que nos revelaste con tu palabra el designio de Dios y nos renovaste con tu gloriosa pasión,
no permitas que nuestros días transcurran entre vicios y pecados.

Tú que por nosotros moriste, escúchanos, Señor

Que sepamos, Señor, mortificarnos hoy al tomar los manjares del cuerpo,
para ayudar con nuestra abstinencia a los hambrientos y necesitados.

Tú que por nosotros moriste, escúchanos, Señor

Que vivamos santamente este día de penitencia cuaresmal
y lo consagremos a tu servicio mediante obras de misericordia.

Tú que por nosotros moriste, escúchanos, Señor

Sana, Señor, nuestras voluntades rebeldes
y llénanos de tu gracia y de tus dones.

Tú que por nosotros moriste, escúchanos, Señor

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Que el Espíritu que habita en nosotros y nos une en su amor nos ayude a decir:

Padre nuestro...

ORACION

Perdona, Señor, las culpas que hemos cometido a causa de nuestra debilidad y, por tu misericordia, líbranos de la esclavitud en que nos tienen cautivos nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LAS LECTURAS DEL VIERNES 12 DE ABRIL 2019


Lecturas del ciclo C. Tiempo Ordinario
La Romana R. D.
Viernes, 12 de abril de 2019

Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías (20,10-13):

OÍA la acusación de la gente:
«“Pavor-en-torno”,
delatadlo, vamos a delatarlo».
Mis amigos acechaban mi traspié:
«A ver si, engañado, lo sometemos
y podemos vengarnos de él».
Pero el Señor es mi fuerte defensor:
me persiguen, pero tropiezan impotentes.
Acabarán avergonzados de su fracaso,
con sonrojo eterno que no se olvidará.
Señor del universo, que examinas al honrado
y sondeas las entrañas y el corazón,
¡que yo vea tu venganza sobre ellos,
pues te he encomendado mi causa!
Cantad al Señor, alabad al Señor,
que libera la vida del pobre
de las manos de gente perversa.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 17,2-3a.3bc-4.5-6.7

R/.
 En el peligro invoqué al Señor, y me escuchó

V/. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R/.

R/. En el peligro invoqué al Señor, y me escuchó

V/. Dios mío, peña mía, refugio mío,
escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos. R/.

R/. En el peligro invoqué al Señor, y me escuchó

V/. Me cercaban olas mortales,
torrentes destructores me aterraban,
me envolvían las redes del abismo,
me alcanzaban los lazos de la muerte. R/.

R/. En el peligro invoqué al Señor, y me escuchó

V/. En el peligro invoqué al Señor,
grité a mi Dios:
desde su templo él escuchó mi voz,
y mi grito llegó a sus oídos. R/.

R/. En el peligro invoqué al Señor, y me escuchó

Viernes, 12 de abril de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (10,31-42):

En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.
Él les replicó:
«Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?».
Los judíos le contestaron:
«No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios».
Jesús les replicó:
« ¿No está escrito en vuestra ley: “Yo os digo: sois dioses”? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros: “¡Blasfemas!” Porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre».
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí.
Muchos acudieron a él y decían:
«Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad».
Y muchos creyeron en él allí.

Palabra del Señor