Musica Para el Alma
miércoles, 16 de noviembre de 2022
LUCAS 19,41-44 CICLO C
*Lecturas del Jueves de la
33ª semana del Tiempo Ordinario*
Jueves, 17
de noviembre de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(19,41-44)*
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre
ella, mientras decía:
«Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora
está escondido a tus ojos.
Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te
sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro,
y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu
visita».
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(«Si
reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz!).
*Al acercarse el Señor a la ciudad lloró, para
tratar de entender estas lagrimas del Señor, tengo que recordar por cuales
razone he llorado: por la pérdida de un ser querido, de impotencia frente algún
acontecimiento. Me da tristeza de cómo le he dado permiso al pecado, para que
rodearan mi vida, con trinchera, con cerco. Estas lágrimas del Señor, son de
pura tristeza, porque me he dejado engañar, con esto de no amar aquel que no es
de mi agrado. Las lágrimas del Señor son de dolor, porque no he reconocido
verdaderamente como él a mí me ama*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL JUEVES 17
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
JUEVES SEMANA
I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, porque él
es nuestro Dios.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, porque él
es nuestro Dios.
Himno: CRECE LA LUZ BAJO TU HERMOSA MANO.
Crece la luz bajo tu hermosa mano,
Padre celeste, y suben
los hombres matutinos al encuentro
de Cristo Primogénito.
El hizo amanecer ante tus ojos
y enalteció la aurora,
cuando aún no estaba el hombre sobre el mundo
para poder cantarla.
El es principio y fin del universo,
y el tiempo, en su caída,
se acoge al que es la fuerza de las cosas
y en él rejuvenece.
Él es quien nos reanima y fortalece,
y hace posible el himno
que, ante las maravillas de tus manos,
cantamos jubilosos.
He aquí la nueva luz que asciende y busca
su cuerpo misterioso;
he aquí, en la claridad de la mañana,
el signo de tu rostro.
Envía, Padre eterno, sobre el mundo
el soplo de tu Hijo,
potencia de tu diestra y primogénito
de todos los que mueren. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.
Salmo 56 - ORACIÓN MATUTINA DE UN AFLIGIDO.
Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas
mientras pasa la calamidad.
Invoco al Dios Altísimo,
al Dios que hace tanto por mí:
desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad.
Estoy echado entre leones
devoradores de hombres;
sus dientes son lanzas y flechas,
su lengua es una espada afilada.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Han tendido una red a mis pasos
para que sucumbiera;
me han cavado delante una fosa,
pero han caído en ella.
Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora.
Ant 2. «Mi pueblo se saciará de mis
bienes», dice el Señor.
Cántico: FELICIDAD DEL PUEBLO REDIMIDO Jr 31, 10-14
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño;
porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte.»
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor:
hacia el trigo y el vino y el aceite,
y los rebaños de ovejas y de vacas;
su alma será como un huerto regado,
y no volverán a desfallecer.
Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas;
alimentaré a los sacerdotes con manjares sustanciosos,
y mi pueblo se saciará de mis bienes.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Mi pueblo se saciará de mis
bienes», dice el Señor.
Ant 3. Grande es el Señor y muy digno de
alabanza en la ciudad de nuestro Dios.
Salmo 47 - HIMNO A LA GLORIA DE JERUSALÉN
Grande es el Señor y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra:
el monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar.
Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos;
allí los agarró un temblor
y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis.
Lo que habíamos oído lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios:
que Dios la ha fundado para siempre.
¡Oh Dios!, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo:
como tu renombre, ¡oh Dios!, tu alabanza
llega al confín de la tierra;
tu diestra está llena de justicia:
el monte Sión se alegra,
las ciudades de Judá se gozan
con tus sentencias.
Dad la vuelta en torno a Sión,
contando sus torreones;
fijaos en sus baluartes,
observad sus palacios,
para poder decirle a la próxima generación:
«Este es el Señor, nuestro Dios.»
Él nos guiará por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Grande es el Señor y muy digno de
alabanza en la ciudad de nuestro Dios.
LECTURA BREVE Is 66,1-2
Así dice el Señor: «El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies:
¿Qué templo podréis construirme?; ¿o qué lugar para mi descanso? Todo esto lo
hicieron mis manos, todo es mío —oráculo del Señor—. En ése pondré mis ojos: en
el humilde y el abatido que se estremece ante mis palabras.»
RESPONSORIO BREVE
V. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
R. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
V. Guardaré tus leyes.
R. Respóndeme, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
V. Ábreme, Señor, los ojos.
R. Y contemplaré las
maravillas de tu voluntad.
PRIMERA LECTURA
Comienza el libro del profeta Daniel 1, 1-21
UNOS JÓVENES FIELES DE ISRAEL PRESTAN SERVICIO EN EL PALACIO DEL REY
DE BABILONIA
El año tercero de Joaquín,
rey de Judá, Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino a Jerusalén y la sitió. El
Señor entregó en sus manos a Joaquín, rey de Judá, así como parte de los
objetos de la casa de Dios. Él los llevó al país de Senaar y depositó los
objetos en la casa del tesoro de sus dioses.
El rey mandó a Aspenaz, jefe
de sus eunucos, tomar de entre los hijos de Israel, de estirpe real o de
familia noble, algunos jóvenes, sin defecto corporal, de buen parecer, diestros
en toda sabiduría, cultos e inteligentes, idóneos para servir en la corte del
rey, con el fin de enseñarles la escritura y la lengua de los caldeos. El rey
les asignó una ración diaria de sus manjares y del vino de su mesa. Deberían
ser educados durante tres años, después de lo cual entrarían al servicio del
rey. Entre ellos se encontraban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, que eran
judíos. El jefe de los eunucos les puso nuevos nombres: Daniel se llamaría
Beltsasar, Ananías Sadrac, Misael Mesac y Azarías Abed-Negó. Daniel, que tenía
el propósito de no contaminarse compartiendo los manjares del rey y el vino de
su mesa, suplicó al jefe de los eunucos que le ahorrara esta contaminación.
Dios concedió a Daniel hallar favor y gracia ante el jefe de los eunucos. Éste,
sin embargo, dijo a Daniel:
«Temo al rey, mi señor; él
ha asignado vuestra comida y vuestra bebida, y si llega a ver vuestros rostros
más macilentos que los de los jóvenes de vuestra edad, expondríais mi cabeza a
los ojos del rey.»
Daniel dijo entonces al
guarda a quien el jefe de los eunucos había confiado el cuidado de Daniel,
Ananías, Misael y Azarías:
«Pon a prueba, te ruego, a
tus siervos durante diez días: désenos de comer legumbres y de beber agua;
después puedes comparar nuestro aspecto con el de los jóvenes que comen los
manjares del rey, y hacer con tus siervos con arreglo a lo que hayas visto.»
Aceptó él la propuesta y los
puso a prueba durante diez días. Al cabo de los diez días se vio que tenían
mejor aspecto y semblante que todos los jóvenes que comían los manjares del
rey. Desde entonces el guarda retiró sus manjares y el vino que tenían que
beber, y les dio legumbres. A estos cuatro jóvenes les concedió Dios ciencia e
inteligencia en toda clase de letras y sabiduría. Particularmente Daniel poseía
el discernimiento de visiones y sueños.
Al cabo del tiempo
establecido por el rey para que le fueran presentados los jóvenes, el jefe de
los eunucos los llevó ante Nabucodonosor. El rey conversó con ellos, y entre
todos no se encontró ningún otro como Daniel, Ananías, Misael y Azarías.
Quedaron, pues, al servicio del rey. Y, en cuantas cosas de sabiduría o de
inteligencia los consultó el rey, los encontró diez veces superiores a todos
los magos y adivinos que había en todo su reino. Daniel permaneció allí hasta
el año primero del rey Ciro.
RESPONSORIO Cf. Dn 1, 17. 20
R. Dios les concedió ciencia
y sabiduría y confirmó en ellos la gracia de su espíritu. * El Señor llenó sus
mentes de inteligencia.
V. El rey encontró en ellos
respuesta a cuantas cosas de sabiduría o de inteligencia les consultó.
R. El Señor llenó sus mentes
de inteligencia.
SEGUNDA LECTURA
Del Comentario de san Gregorio de Nisa, obispo, sobre el Cantar de
los cantares
(Cap. 2: PG 44, 802)
ORACIÓN AL BUEN PASTOR
¿Dónde pastoreas, pastor
bueno, tú que cargas sobre tus hombros a toda la grey?; (toda la humanidad, que
cargaste sobre tus hombros, es, en efecto, como una sola oveja). Muéstrame el
lugar de reposo, guíame hasta el pasto nutritivo, llámame por mi nombre para que
yo, oveja tuya, escuche tu voz, y tu voz me dé la vida eterna: Avísame, amor de
mi alma, dónde pastoreas.
Te nombro de este modo,
porque tu nombre supera cualquier otro nombre y cualquier inteligencia, de tal
manera que ningún ser racional es capaz de pronunciarlo o de comprenderlo. Este
nombre, expresión de tu bondad, expresa el amor de mi alma hacia ti. ¿Cómo
puedo dejar de amarte, a ti que de tal manera me has amado, a pesar de mi
negrura, que has entregado tu vida por las ovejas de tu rebaño? No puede
imaginarse un amor superior a éste, el de dar tu vida a trueque de mi
salvación.
Enséñame, pues -dice el
texto sagrado-, dónde pastoreas, para que pueda hallar los pastos saludables y
saciarme del alimento celestial, que es necesario comer para entrar en la vida
eterna; para que pueda asimismo acudir a la fuente y aplicar mis labios a la
bebida divina que tú, como de una fuente, proporcionas a los sedientos con el
agua que brota de tu costado, venero de agua abierto por la lanza, que se
convierte para todos los que de ella beben en manantial, cuyas aguas brotan
para comunicar vida eterna.
Si de tal modo me pastoreas,
me harás recostar al mediodía, sestearé en paz y descansaré bajo la luz sin
mezcla de sombra; durante el mediodía, en efecto, no hay sombra alguna, ya que
el sol está en su vértice; bajo esta luz meridiana haces recostar a los que has
pastoreado, cuando haces entrar contigo en tu refugio a tus ayudantes. Nadie es
considerado digno de este reposo meridiano si no es hijo de la luz y del día. Pero
el que se aparta de las tinieblas, tanto de las vespertinas como de las
matutinas, que significan el comienzo y el fin del mal, es colocado por el sol
de justicia en la luz del mediodía, para que se recueste bajo ella.
Enséñame, pues, cómo tengo
que recostarme y pacer, y cuál sea el camino del reposo meridiano, no sea que
por ignorancia me sustraiga de tu dirección y me junte a un rebaño que no sea
el tuyo.
Esto dice (la esposa del
Cantar), solícita por la belleza que le viene de Dios y con el deseo de saber
cómo alcanzar la felicidad eterna.
RESPONSORIO Sal 26, 13. 4; Flp 1, 21
R. Espero gozar de la dicha
del Señor en el país de la vida. * Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar
en la casa del Señor por los días de mi vida.
V. Para mí la vida es
Cristo, y la muerte una ganancia.
R. Una cosa pido al Señor,
eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida.
*Lecturas del Jueves de la
33ª semana del Tiempo Ordinario*
Jueves, 17
de noviembre de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(19,41-44)*
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre
ella, mientras decía:
«Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora
está escondido a tus ojos.
Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te
sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro,
y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu
visita».
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Sirvamos al Señor con santidad y nos librará de la mano de
nuestros enemigos.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sirvamos al Señor con santidad y
nos librará de la mano de nuestros enemigos.
PRECES
Demos gracias a Cristo que nos ha dado la luz del día y
supliquémosle diciendo:
Bendícenos y santifícanos, Señor.
Tú que te entregaste como víctima por nuestros pecados,
acepta los deseos y las acciones de este día.
Tú que nos alegras con la claridad del nuevo día,
sé tú mismo el lucero brillante de nuestros corazones.
Haz que seamos bondadosos y comprensivos con los que nos rodean
para que logremos así ser imágenes de tu bondad.
En la mañana haznos escuchar tu gracia
y que tu gozo sea hoy nuestra fortaleza.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Fieles a la recomendación del salvador, digamos llenos de confianza filial:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, humildemente acudimos a ti, al empezar
el día, a media jornada y al atardecer, para pedirte que, alejando de nosotros
las tinieblas del pecado, nos hagas alcanzar la luz verdadera que es Cristo.
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
JUEVES SEMANA
I
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: VENGO, SEÑOR, CANSADO.
Vengo, Señor, cansado;
¡cuánta fatiga
van cargando mis hombros
al fin del día!
Dame tu fuerza
y una caricia tuya
para mis penas.
Salí por la mañana
Entre los hombres,
¡y encontré tantos ricos
que estaban pobres!
La tierra llora,
porque sin ti la vida
es poca cosa.
¡Tantos hombres maltrechos,
sin ilusiones!;
en ti buscan asilo
sus manos torpes.
Tu amor amigo,
todo tu santo fuego,
para su frío.
Yo roturé la tierra
y puse trigo;
tú diste el crecimiento
para tus hijos.
Así, en la tarde,
con el cansancio a cuestas,
te alabo, Padre.
Quiero todos los días
salir contigo,
y volver a la tarde
siendo tu amigo.
Volver a casa
y extenderte las manos,
dándote gracias. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por
siempre.
Salmo 29 - ACCIÓN DE GRACIAS POR LA CURACIÓN DE UN ENFERMO EN
PELIGRO DE MUERTE
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, Dios mío, a ti grité,
y tú me sanaste.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.
Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto,
por la mañana, el júbilo.
Yo pensaba muy seguro:
«No vacilaré jamás.»
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado.
A ti, Señor, llamé,
supliqué a mi Dios:
«¿Qué ganas con mi muerte,
con que yo baje a la fosa?
¿Te va a dar gracias el polvo,
o va a proclamar tu lealtad?
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.»
Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi alma sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú
me sanaste; te daré gracias por siempre.
Ant 2. Dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.
Salmo 31 - ACCIÓN DE GRACIAS DE UN PECADOR PERDONADO
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.
Mientras callé se consumían mis huesos,
rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
mi savia se me había vuelto
un fruto seco.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.
Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.
Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.
Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir,
fijaré en ti mis ojos.
No seáis irracionales como caballos y mulos,
cuyo brío hay que domar con freno y brida;
si no, no puedes acercarte.
Los malvados sufren muchas penas;
al que confía en el Señor,
la misericordia lo rodea.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor,
aclamadlo, los de corazón sincero.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.
Ant 3. El Señor le dio el poder, el honor
y el reino, y todos los pueblos le servirán.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor le dio el poder, el honor
y el reino, y todos los pueblos le servirán.
LECTURA BREVE 1Pe 1, 6-9
Saltad de júbilo, aunque de momento tengáis que sufrir un poco en diversas
pruebas. Así la pureza de vuestra fe resultará más preciosa que el oro (que,
aun después de acrisolado por el fuego, perece) y será para vuestra alabanza y
gloria y honor en el día de la manifestación de Jesucristo. A él no lo habéis
visto, y lo amáis; en él creéis ahora, aunque no lo veis; y os regocijaréis con
un gozo inefable y radiante, al recibir el fruto de vuestra fe, la salud de
vuestras almas.
RESPONSORIO BREVE
V. Nos alimentó el Señor con flor de harina.
R. Nos alimentó el Señor con flor de harina.
V. Nos sació con miel silvestre.
R. Con flor de harina.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Nos alimentó el Señor con flor de harina.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes.
PRECES
Invoquemos a Dios, nuestro refugio y nuestra fortaleza, y
digámosle:
Escucha, Señor, nuestra oración.
Dios de amor que has hecho alianza con tu pueblo,
haz que recordemos siempre tus maravillas.
Que los sacerdotes, Señor, crezcan en la caridad
y que los fieles vivan en la unidad del Espíritu y en el vínculo de la paz.
Que el mundo prospere y avance según tus designios
y que los que lo construyen no trabajen en vano.
Envía, Señor, operarios a tu mies
para que tu nombre sea conocido en el mundo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
A nuestros familiares y bienhechores difuntos dales un lugar entre los santos
y haz que nosotros un día nos encontremos con ellos en tu reino.
Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Tú, Señor, que iluminas la noche y haces que después de las
tinieblas amanezca nuevamente la luz, haz que, durante la noche que ahora comienza,
nos veamos exentos de toda culpa y que, al clarear el nuevo día, podamos
reunirnos otra vez en tu presencia para darte gracias nuevamente. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL JUEVES 17 DE NOVIEMBRE 2022
*Lecturas del Jueves de la
33ª semana del Tiempo Ordinario*
Jueves, 17 de noviembre de 2022
Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis (5,1-10):
Yo, Juan, vi en la mano derecha del que está sentado en el trono un libro
escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi a un ángel
poderoso, que pregonaba en alta voz:
«¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?».
Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el
libro ni mirarlo. Yo lloraba mucho, porque no se había encontrado a nadie digno
de abrir el libro y de mirarlo. Pero uno de los ancianos me dijo:
«Deja de llorar; pues ha vencido el león de la tribu de Judá, el retoño de
David, y es capaz de abrir el libro y sus siete sellos».
Y vi en medio del trono y de los cuatro vivientes, y en medio de los ancianos,
a un Cordero de pie, como degollado; tenía siete cuernos y siete ojos, que son
los siete espíritus de Dios enviados a toda la tierra. Se acercó para recibir
el libro de la mano derecha del que está sentado en el trono.
Cuando recibió el libro, los cuatro vivientes y los veinticuatro ancianos se
postraron ante el Cordero; tenían cítaras y copas de oro llenas de perfume, que
son las oraciones de los santos. Y cantan un cántico nuevo:
«Eres digno de recibir el libro
y de abrir sus sellos,
porque fuiste degollado, y con tu sangre
has adquirido para Dios
hombres de toda tribu,
lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinarán sobre la tierra».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 149,1-2.3-4.5-6a.9b
R/. Has hecho de nosotros para nuestro Dios un reino de sacerdotes.
V/. Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R/.
V/. Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R/.
V/. Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca;
es un honor para todos sus fieles. R/.
*Lecturas del Jueves de la
33ª semana del Tiempo Ordinario*
Jueves, 17
de noviembre de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(19,41-44)*
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre
ella, mientras decía:
«Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora
está escondido a tus ojos.
Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te
sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro,
y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu
visita».
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(«Si
reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz!).
*Al acercarse el Señor a la ciudad lloró, para
tratar de entender estas lagrimas del Señor, tengo que recordar por cuales
razone he llorado: por la pérdida de un ser querido, de impotencia frente algún
acontecimiento. Me da tristeza de cómo le he dado permiso al pecado, para que
rodearan mi vida, con trinchera, con cerco. Estas lágrimas del Señor, son de
pura tristeza, porque me he dejado engañar, con esto de no amar aquel que no es
de mi agrado. Las lágrimas del Señor son de dolor, porque no he reconocido
verdaderamente como él a mí me ama*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.