Musica Para el Alma

martes, 19 de agosto de 2025

GOTAS DE MISERICORDIA


 

MATEO 20,1-16 CICLO C


 

Lecturas del Miércoles de la XX Semana del Tiempo Ordinario

20 Ago 2025

Evangelio

*Lectura del santo evangelio según san Mateo (20,1-16a)*

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: «Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido.» Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: «¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?» Le respondieron: «Nadie nos ha contratado.» Él les dijo: «Id también vosotros a mi viña.» Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: «Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros.» Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: «Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno. Él replicó a uno de ellos: «Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?» Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»

 

Palabra del Señor

 

*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*

 

(«Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido.»).  

*La viña es un lugar donde todos cabemos, donde hay espacios suficientes para todos, es un lugar donde no hay fronteras, ni discriminación, donde el pago es igual para todos. Donde están los inconvenientes dentro de la viña, están dentro de nuestra cabeza, dentro de nuestros pensamientos, si nuestros pensamientos son buenos, estaremos bien, pero si nuestros pensamientos son malos, llenos de envidias y avaricias, la viña será un lugar de trabajo aburrido, duro y pesado. Lo mismo nos sucede con nuestra vida, si vivimos con amor, paz y deseando hacer la voluntad de Dios, nuestra vida tendrá sentido, nuestra vida tendrá razón de ser; pero si vivimos de espalda a Dios, nuestra vida estará marcada por los resentimientos, las incomodidades, la envidia y no tendremos paz interior. El Señor, dueño de la viña, nos invita a trabajar y nuestro pago será la vida, pero vida eterna. Utilicemos esta vida que tenemos para hacer el bien, para llevar paz, para hacer visible el amor, tenemos un lugar común para vivir, hagamos de esta tierra un buen lugar, y vio Dios que todo estaba bien y lo bendijo*  

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.

LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL MIERCOLES 20


 

*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*

 

Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén

 

 

*Laudes - SAN BERNARDO, ABAD Y DOCTOR DE LA IGLESIA 2025*

Memoria

Nació el año 1090 cerca de Dijon (Francia). Recibió una piadosa educación, y el año 1111 se unió a los monjes del Císter; poco después, fue elegido abad del monasterio de Claraval, cargo que desempeñó con gran provecho para sus monjes. A causa de las divisiones que aquejaban por entonces a la Iglesia se vio obligado a viajar por Europa, con el objeto de restablecer la paz y la unidad. Escribió mucho sobre teología y ascética. Murió el año 1153.

El siguiente es el formulario que corresponde a laudes de la liturgia de las horas para SAN BERNARDO, ABAD Y DOCTOR DE LA IGLESIA el día, miércoles, 20 de agosto de 2025. Otras celebraciones del día: MIÉRCOLES XX SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO .

 

Invitatorio

  • .

 

V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Antifona: Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.

 

  • Salmo 94

Invitación a la alabanza divina

Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

(Se repite la antífona)

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

(Se repite la antífona)

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

(Se repite la antífona)

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

(Se repite la antífona)

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»

(Se repite la antífona)

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

(Se repite la antífona)

 

 

  • Himno 1

Omnipotente, altísimo, bondadoso Señor,
tuyas son la alabanza, la gloria y el honor;
tan sólo tú eres digno de toda bendición,
y nunca es digno el hombre de hacer de ti mención.
Loado seas por toda criatura, mi Señor,
y en especial loado por el hermano sol,
que alumbra, y abre el día, y es bello en su esplendor
y lleva por los cielos noticia de su autor.
Y por la hermana luna, de blanca luz menor,
y las estrellas claras, que tu poder creó,
tan limpias, tan hermosas, tan vivas como son,
y brillan en los cielos: ¡loado, mi Señor!
Y por la hermana agua, preciosa en su candor,
que es útil, casta, humilde: ¡loado, mi Señor!
Por el hermano fuego, que alumbra al irse el sol,
y es fuerte, hermoso, alegre: ¡loado, mi Señor!
Y por la hermana tierra, que es toda bendición,
la hermana madre tierra, que da en toda ocasión
las hierbas y los frutos y flores de color,
y nos sustenta y rige: ¡loado, mi Señor!
Y por los que perdonan y aguantan por tu amor
los males corporales y la tribulación:
¡felices los que sufren en paz con el dolor,
porque les llega el tiempo de la consolación!
Y por la hermana muerte: ¡loado, mi Señor!
Ningún viviente escapa de su persecución;
¡ay si en pecado grave sorprende al pecador!
¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!
¡No probarán la muerte de la condenación!
Servidle con ternura y humilde corazón.
Agradeced sus dones, cantad su creación.
Las criaturas todas, load a mi Señor. Amén.

 

Salmodia

 

Antífona 1: Dios mío, mi corazón está firme.

 

Salmo 107

Alabanza al Señor y petición de auxilio

Porque Cristo se ha elevado sobre el cielo, su gloria se anuncia sobre toda la tierra. (Arnobio)

 

Dios mío, mi corazón está firme,
para ti cantaré y tocaré, gloria mía.
Despertad, cítara y arpa
despertaré a la aurora.

Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria;
para que se salven tus predilectos,
que tu mano salvadora nos responda.

Dios habló en su santuario:
«Triunfante, ocuparé Siquén,
parcelaré el valle de Sucot;

mío es Galaad, mío Manasés,
Efraín es yelmo de mi cabeza,
Judá es mi cetro;

Moab, una jofaina para lavarme;
sobre Edom echo mi sandalia,
sobre Filistea canto victoria.»

Pero, ¿quién me guiará a la plaza fuerte,
quién me conducirá a Edom,
si tú, oh Dios, nos has rechazado
y no sales ya con nuestras tropas?

Auxílianos contra el enemigo,
que la ayuda del hombre es inútil.
Con Dios haremos proezas,
él pisoteará a nuestros enemigos.

 

Antífona 2: El Señor me ha vestido un traje de gala y de triunfo.

 

Is 61,10-62,5

Alegría del profeta ante la nueva Jerusalén

Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén…, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. (Ap 21,2)

 

Desbordo de gozo con el Señor,
y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como novio que se pone la corona,
o novia que se adorna con sus joyas.

Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia
y los himnos ante todos los pueblos.

Por amor de Sión no callaré,
por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que rompa la aurora de su justicia,
y su salvación llamee como antorcha.

Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo,
pronunciado por la boca del Señor.

Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios.

Ya no te llamarán «Abandonada»,
ni a tu tierra «Devastada»;
a ti te llamarán «Mi favorita»,
y a tu tierra «Desposada»,
porque el Señor te prefiere a ti,
y tu tierra tendrá marido.

Como un joven se casa con su novia,
así te desposa el que te construyó;
la alegría que encuentra el marido con su esposa,
la encontrará tu Dios contigo.

 

Antífona 3: Alabaré al Señor mientras viva.

 

Salmo 145

Felicidad de los que esperan en Dios

Alabemos al Señor mientras vivimos, es decir, con nuestras obras. (Arnobio)

 

Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.

No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;

que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.

El Señor guarda a los peregrinos,
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.

 

Lectura Breve

Sb 7, 13-14

Aprendí sin malicia, reparto sin envidia, y no me guardo sus riquezas. Porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren se atraen la amistad de Dios, porque el don de su enseñanza los recomienda.

 

Responsorio Breve

 

V. El pueblo cuenta su sabiduría.
R. El pueblo cuenta su sabiduría.
V. La asamblea pregona su alabanza.
R. Cuenta su sabiduría.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El pueblo cuenta su sabiduría.

 

 

Primera Lectura

De la carta a los Efesios 2, 11-22

LOS GENTILES RECONCILIADOS CON LOS JUDÍOS Y CON DIOS

 

Hermanos: Acordaos de que, en otro tiempo, vosotros, gentiles por vuestra carne sin
circuncidar, tratados de incircuncisos por quienes a sí mismos se decían circuncisos debido
a una operación practicada en la carne, estabais entonces lejos de Cristo, excluidos de la
ciudadanía de Israel y ajenos a las alianzas de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el
mundo.
Ahora, en cambio, estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los
que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos, judíos ygentiles, una sola cosa, derribando con su cuerpo el muro que los separaba: el odio. Él ha
abolido la ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear en él un solo
hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo
mediante la cruz, dando muerte en él al odio.
Y, cuando vino, anunció la buena nueva de la paz a los que estabais lejos y a los que
estábamos cerca, porque por medio de él tenemos unos y otros acceso al Padre en un
solo Espíritu.

Por tanto, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos del pueblo de
Dios y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles
y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda
ensamblado y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él
también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios por el
Espíritu.

 

Responsorio Ef 2, 14. 16. 18. 13

 

R. Cristo es nuestra paz; él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con sucuerpo el muro que los separaba: el odio. Él anunció la buena nueva de la paz a los que
estabais lejos y a los que estábamos cerca, 
*porque por medio de él tenemos unos y otros
acceso al Padre en un solo Espíritu.
V. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos.
R. Porque por medio de él tenemos unos y otros acceso al Padre en un solo Espíritu.

 

Segunda Lectura

De los sermones de san Agustín, obispo
(Sermón Caillau-Sant-Yves 2, 92: PLS 2, 441-552)

EL QUE PERSEVERE HASTA EL FINAL SE SALVARÁ

 

Todas las aflicciones y tribulaciones que nos sobrevienen pueden servirnos de advertencia y corrección a la vez. Pues nuestras mismas sagradas Escrituras no nos garantizan la paz, la seguridad y el descanso. Al contrario, el Evangelio nos habla de tribulaciones, apuros y escándalos; pero el que persevere hasta el final se salvará. Pues, ¿qué bienes ha tenido esta nuestra vida, ya desde el primer hombre, que nos mereció la muerte y la maldición, de la que sólo Cristo, nuestro Señor, pudo librarnos?

No protestéis, pues, queridos hermanos, como protestaron algunos de ellos —son palabras del Apóstol—, y perecieron víctimas de las serpientes. ¿O es que ahora tenemos que sufrir desgracias tan extraordinarias que no las han sufrido, ni parecidas, nuestros
antepasados? ¿O no nos damos cuenta, al sufrirlas, de que se diferencian muy poco de las suyas? Es verdad que encuentras hombres que protestan de los tiempos actuales y dicen
que fueron mejores los de nuestros antepasados; pero esos mismos, si se les pudiera situar en los tiempos que añoran, también entonces protestarían. En realidad juzgas que esos tiempos pasados son buenos, porque no son los tuyos.

Una vez que has sido rescatado de la maldición, y has creído en Cristo, y estás empapado en las sagradas Escrituras, o por lo menos tienes algún conocimiento de ellas, creo que no tienes motivo para decir que fueron buenos los tiempos de Adán. También tus padres tuvieron que sufrir las consecuencias de Adán. Porque Adán es aquel a quien se dijo: Con sudor de tu frente comerás el pan, y labrarás la tierra, de donde te sacaron; brotará para ti cardos y espinas. Éste es el merecido castigo que el justo juicio de Dios le
fulminó. ¿Por qué, pues, has de pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor que los actuales? Desde el primer Adán hasta el Adán de hoy, ésta es la perspectiva humana: trabajo y sudor, espinas y cardos. ¿Se ha desencadenado sobre nosotros algún diluvio? ¿Hemos tenido aquellos difíciles tiempos de hambre y de guerras? Precisamente nos los refiere la historia para que nos abstengamos de protestar contra Dios en los tiempos
actuales.

¡Qué tiempos tan terribles fueron aquéllos! ¿No nos hace temblar el solo hecho de escucharlos o leerlos? Así es que tenemos más motivos para alegrarnos de vivir en este tiempo que para quejarnos de él.

 

Responsorio Cf. Sir 23, 4-6. 1. 3

 

R. Señor, padre y dueño de mi vida, no permitas que mis ojos sean altaneros, aparta de mí los malos deseos, * que la sensualidad y la lascivia no se apoderen de mí.
V. No me abandones, Señor, para que no aumenten mis ignorancias ni se multipliquen mis pecados.
R. Que la sensualidad y la lascivia no se apoderen de mí.

 

Lecturas del Miércoles de la XX Semana del Tiempo Ordinario

20 Ago 2025

Evangelio

*Lectura del santo evangelio según san Mateo (20,1-16a)*

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: «Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido.» Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: «¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?» Le respondieron: «Nadie nos ha contratado.» Él les dijo: «Id también vosotros a mi viña.» Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: «Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros.» Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: «Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno. Él replicó a uno de ellos: «Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?» Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»

 

Palabra del Señor

 

 

Canto Evangélico

Antifona: El bienaventurado Bernardo, cuyo espíritu fue admirablemente iluminado por el resplandor del Verbo eterno, iluminó a su vez con su fe y enseñanzas a toda la Iglesia.

 

Benedictus Lc 1, 68-79

El Mesías y su precursor

+ Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

Preces

Demos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y
supliquémosle diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.
Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores has revelado tu misericordia y
tu amor,
— haz que, por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único
pastor de tu pueblo,
— no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de
los cuerpos y de las almas,
— haz que nunca falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las
sendas de una vida santa.
Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor
de los santos,
— haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.


Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.


Oremos confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó: Padre nuestro.

 

Padre Nuestro

 

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.

 

Oración

Oremos:

Señor, Dios nuestro, tú hiciste del abad san Bernardo, inflamado en el celo de tu casa, una lámpara ardiente y luminosa en medio de tu Iglesia; concédenos, por su intercesión, participar de su ferviente espíritu y caminar siempre como hijos de la luz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

 

 

 

 

 

Vísperas - MIÉRCOLES XX SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO 2025

El siguiente es el formulario que corresponde a vísperas de la liturgia de las horas para el día, miércoles, 20 de agosto de 2025. Otras celebraciones del día: SAN BERNARDO, ABAD Y DOCTOR DE LA IGLESIA .

 

Invitatorio

Vísperas

Invocación

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.

Himno

  • Himno 1

Todo en estado de oración parece.
La santidad, que empapa todo el aire,
rebosa de los cielos como de ánfora,
y se filtra en las venas del deseo.
Todo sube en afán contemplativo,
como a través de transparencia angélica,
y lo más puro que hay en mí despierta,
sorbido por vorágine de altura.
Tiene alas la tarde, unción y llama.
Todo yo en la plegaria he naufragado;
se levantan mis manos como lámparas;
por el silencio, el corazón respira.
Se ha encendido el crepúsculo en mi frente
y la lumbre de Dios transe mi carne.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmodia

Antífona 1: Señor, tu saber me sobrepasa.

Salmo 138,1-12

Dios está en todas partes y lo ve todo

¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? (Rm 11,34)

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.

Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.

Antífona 2: Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.

Salmo 138,13-18.23-24

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.

¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.

Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.

Antífona 3: Por medio de él fueron creadas todas las cosas, y todo se mantiene en él.

Col 1,12-20

Himno a Cristo, primogénito de toda criatura y primer resucitado de entre los muertos

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Lectura Breve

1Jn 2,3-6

En esto sabemos que conocemos a Cristo: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: “Yo lo conozco”, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él.

Responsorio Breve

R. Guárdanos, Señor, * Como a las niñas de tus ojos. Guárdanos.
V. A la sombra de tus alas escóndenos. * Como a las niñas de tus ojos. Gloria al Padre. Guárdanos.

Canto Evangélico

Antifona: Haz, Señor, proezas con tu brazo: dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes.

Magnificat Lc 1, 46-55

Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces

Aclamemos, alegres, al Padre, cuya bondad para con su pueblo es más grande que los cielos, y digámosle:
'Alégrense todos los que esperan en ti, Señor'.

Acuérdate, Señor, que enviaste tu Hijo al mundo, no para condenarlo, sino para salvarlo;
—haz que su muerte gloriosa nos traiga la salvación.

Tú que hiciste a tus sacerdotes ministros de Cristo y dispensadores de tus misterios,
—concédeles un corazón leal, ciencia y caridad.

Haz que los que has llamado a la castidad perfecta por el reino de los cielos
—sigan con fidelidad a tu Hijo.

Tú que, en el principio, creaste hombre y mujer,
—guarda a todas las familias unidas en el verdadero amor.

Tú que enviaste a Jesucristo al mundo para salvar a los pecadores,
—concede a todos los difuntos el perdón de sus faltas.

Movidos por el Espíritu Santo y llenos de su amor, dirijamos al Padre nuestra oración: Padre nuestro.

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.

Oración

Acuérdate, Señor, de tu misericordia y, ya que a los hambrientos los colmas de bienes celestiales, socorre nuestra indigencia con la abundancia de tus riquezas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

Conclusión

Si preside el obispo, es conveniente que éste bendiga al pueblo con la bendición solemne:

V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Que la paz de Dios, que sobrepasa todo anhelo y esfuerzo humano, custodie vuestro corazón y vuestra inteligencia en el amor y conocimiento de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R. Amén.

Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:

V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R. Amén.

Si se despide a la comunidad, se añade la invitación:

V. Podéis ir en paz.
R. Demos gracias a Dios.

En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.