Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre;
limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina
mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y
devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia
de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO ORDINARIO
DOMINGO DE LA SEMANA XV
De la Feria. Salterio III
14 de julio
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Venid, aclamemos
al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, aclamemos
al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Himno: LAS SOMBRAS OSCURAS HUYEN.
Las sombras oscuras huyen,
ya va pasando la noche;
y el sol, con su luz de fuego,
nos disipa los temores.
Ya se apagan las estrellas
y se han encendido soles;
el rocío cae de los cielos
en el cáliz de las flores.
Las criaturas van vistiendo
sus galas y sus colores,
porque al nacer nuevo día
hacen nuevas las canciones.
¡Lucero, Cristo, del alba,
que paces entre esplendores,
apacienta nuestras vidas
ya sin sombras y sin noches!
¡Hermoso Cristo, el Cordero,
entre collados y montes! Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor es admirable en el cielo. Aleluya.
Salmo 92 - GLORIA DEL DIOS CREADOR
El Señor reina vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder:
así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno.
Levantan los ríos, Señor,
levantan los ríos su voz,
levantan los ríos su fragor;
pero más que la voz de aguas caudalosas,
más potente que el oleaje del mar,
más potente en el cielo es el Señor.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es
admirable en el cielo. Aleluya.
Ant 2. Tú, Señor, eres
alabado y ensalzado por los siglos. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3,
57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Tú, Señor, eres
alabado y ensalzado por los siglos. Aleluya.
Ant 3. Alabad al Señor en
el cielo. Aleluya.
Salmo 148 - ALABANZA DEL DIOS CREADOR
Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo todos sus ángeles,
alabadlo todos sus ejércitos.
Alabadlo, sol y luna;
alabadlo, estrellas lucientes.
Alabadlo, espacios celestes,
y aguas que cuelgan en el cielo.
Alaben el nombre del Señor,
porque él lo mandó, y existieron.
Les dio consistencia perpetua
y una ley que no pasará.
Alabad al Señor en la tierra,
cetáceos y abismos del mar.
Rayos, granizo, nieve y bruma,
viento huracanado que cumple sus órdenes.
Montes y todas las sierras,
árboles frutales y cedros.
Fieras y animales domésticos,
reptiles y pájaros que vuelan.
Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo.
Los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños.
Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra;
él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor en
el cielo. Aleluya.
LECTURA BREVE Ez 37, 12b-14
Así dice el Señor. «Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de
vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y cuando
abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis
que yo soy el Señor: os infundiré mi espíritu y viviréis, os colocaré en vuestra
tierra y sabréis que yo el Señor lo digo y lo hago.» Oráculo del Señor.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de
Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que estás
sentado a la derecha del Padre.
R. Ten piedad de
nosotros.
V. Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de
Dios vivo, ten piedad de nosotros.
PRIMERA LECTURA
De los libros de Samuel 1S 31, 1-4; 2S 1, 1-16
MUERTE DE SAÚL
En aquellos días, trabaron batalla los filisteos contra Israel y huyeron los
hombres de Israel ante los filisteos y cayeron heridos de muerte en el monte
Gelboé. Apretaron de cerca los filisteos a Saúl y a sus hijos y mataron a
Jonatán, Abinadab y Malki-Súa, hijos de Saúl. El peso de la batalla cargó sobre
Saúl. Los arqueros tiraron sobre él y fue herido por ellos. Dijo Saúl a su
escudero:
«Saca tu espada y traspásame, no sea que lleguen esos incircuncisos y hagan
mofa de mí.»
Pero el escudero no quiso, pues estaba lleno de temor. Entonces Saúl tomó la
espada y se arrojó sobre ella.
Después de la muerte de Saúl, volvió David de derrotar a los amalecitas y se
quedó dos días en Siquelag. Al tercer día llegó del campamento uno de los
hombres de Saúl, con los vestidos rotos y cubierta de polvo su cabeza; al
llegar donde estaba David, cayó en tierra y se postró. David le dijo:
«¿De dónde vienes?»
Aquél respondió:
«Vengo huyendo del campamento de Israel.»
Le preguntó David:
«¿Qué ha pasado? Cuéntamelo.»
Aquél respondió:
«El pueblo ha huido de la batalla; han caído muchos del pueblo y también Saúl y
su hijo Jonatán han muerto.»
Dijo David al joven que le daba la noticia:
«¿Cómo sabes que han muerto Saúl y su hijo Jonatán?»
Respondió el joven que daba la noticia:
«Yo estaba casualmente en el monte Gelboé y vi a Saúl apoyado en su lanza; los
carros y los guerreros lo acosaban. Se volvió y, al verme, me llamó. Contesté:
"Aquí estoy." Me dijo: "¿Quién eres tú?" Le respondí:
"Soy un amalecita." Entonces él me dijo: "Acércate a mí y
mátame, porque me ha acometido la angustia, aunque mi vida aún está entera en
mí." Me acerqué a él y lo maté, pues sabía que no podría vivir después de
su caída; luego tomé la diadema que tenía en su cabeza y el brazalete que tenía
en el brazo y se los he traído aquí a mi señor.»
Entonces David, tomando sus vestiduras, las desgarró, y lo mismo hicieron los
hombres que estaban con él. Se lamentaron y lloraron y ayunaron hasta la noche
por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor y por la casa de
Israel, pues habían caído a espada.
David preguntó al joven que le había llevado la noticia:
«¿De dónde eres?»
Respondió:
«Soy hijo de un forastero amalecita.»
Le dijo David:
«¿Cómo has osado levantar tu mano para matar al ungido del Señor?»
Y llamó David a uno de los jóvenes y le dijo: «Acércate y mátalo.»
Él lo hirió y murió. David le dijo:
«Que tu sangre caiga sobre tu cabeza, pues tu misma boca te acusó cuando
dijiste: "Yo maté al ungido del Señor."»
RESPONSORIO 2S 1, 21. 1,9
R. Montes de Gelboé, ni lluvia ni rocío caigan sobre vosotros, *
porque ahí cayeron los héroes de Israel.
V. Visite el Señor todos los montes que están a su alrededor, pero
pase de largo ante los montes de Gelboé.
R. Porque ahí cayeron los héroes de Israel.
SEGUNDA LECTURA
De los libros de las Morales de san Gregorio Magno, papa, sobre el
libro de Job.
(Libro 1, 2. 36: PL 75, 529-530. 543-544)
UN HOMBRE SIMPLE Y HONRADO, TEMEROSO DE DIOS
Hay algunos cuya simplicidad llega hasta ignorar lo que es honrado. Esta
simplicidad no es la simplicidad de la inocencia, ya que no los conduce a la
virtud de la honradez; pues, en la medida en que no saben ser cautos por su
honradez, su simplicidad deja de ser verdadera inocencia.
De ahí que Pablo amonesta a los discípulos con estas palabras: Quiero que seáis
sabios para el bien y simples para todo mal. Y dice también: Sed niños sólo en
malicia; sed adultos en juicio.
De ahí que la misma Verdad en persona manda a sus discípulos: Sed prudentes
como serpientes y simples como palomas. Nos manda las dos cosas de manera
inseparable, para que así la astucia de la serpiente complemente la simplicidad
de la paloma y, a la inversa, la simplicidad de la paloma modere la astucia de
la serpiente.
Por esto el Espíritu Santo hizo visible a los hombres su presencia, no sólo con
figura de paloma, sino también de fuego. La paloma, en efecto, representa la
simplicidad, y el fuego representa el celo. Y así se mostró bajo esta doble
figura, para que todos los que están llenos de él practiquen la simplicidad de
la mansedumbre, sin por eso dejar de inflamarse en el celo de la honradez
contra las culpas de los que delinquen.
Simple y honrado, temeroso de Dios y apartado del mal. Todo el que anhela la
patria eterna vive con simplicidad y honradez: con simplicidad en sus obras,
con honradez en su fe; con simplicidad en las buenas obras que realiza aquí
abajo, con honradez por su intención que tiende a las cosas de arriba. Hay
algunos, en efecto, a quienes les falta simplicidad en las buenas obras que
realizan, porque buscan no la retribución espiritual, sino el aplauso de los
hombres. Por esto dice con razón uno de los libros sapienciales: ¡Ay del hombre
que va por dos caminos! Va por dos caminos el hombre pecador que, por una
parte, realiza lo que es conforme a Dios, pero, por otra, busca con su
intención un provecho mundano.
Bien dice el libro de Job: Temeroso de Dios y apartado del mal; porque la santa
Iglesia de los elegidos inicia su camino de simplicidad y honradez por el
temor, pero lo lleva a la perfección por el amor. Ella, en efecto, se aparta
radicalmente del mal, cuando, por amor a Dios, empieza a detestar el pecado.
Cuando practica el bien movida sólo por el temor, todavía no se ha apartado
totalmente del mal, ya que continúa pecando por el hecho de que querría pecar
si pudiera hacerlo impunemente.
Acertadamente, pues, se afirma de Job que era temeroso de Dios y, al mismo
tiempo, apartado del mal; porque, cuando el amor sigue al temor, queda
eliminada incluso aquella parte de culpa que subsistía en nuestro interior, por
nuestro mal deseo.
RESPONSORIO Hb 13,21; 2M 1, 4
R. Que Dios os haga perfectos en todo bien, para hacer su voluntad, *
cumpliendo en vosotros lo que es grato en su presencia por Jesucristo.
V. Que abra Dios vuestro corazón a su ley y a sus preceptos.
R. Cumpliendo en vosotros lo que es grato en su presencia por
Jesucristo.
Domingo, 14
de julio de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,25-37):
En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para
ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».
Él le dijo:
«¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?».
El respondió:
«“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda
tu fuerza” y con toda tu mente. Y “a tu prójimo como a ti mismo”».
Él le dijo:
«Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida».
Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:
«¿Y quién es mi prójimo?».
Respondió Jesús diciendo:
«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo
desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por
casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y
pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio
un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde
estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas,
echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a
una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al
posadero y le dijo: “Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando
vuelva”. ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en
manos de los bandidos?».
Él dijo:
«El que practicó la misericordia con él».
Jesús le dijo:
«Anda y haz tú lo mismo».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El buen samaritano se acercó al herido y le curó
las llagas.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1,
68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El buen samaritano
se acercó al herido y le curó las llagas.
PRECES
Invoquemos a Dios Padre que envió al Espíritu
Santo, para que con su luz santísima penetrara las almas de sus fieles, y
digámosle:
Ilumina, Señor, a tu pueblo.
Te bendecimos, Señor, luz nuestra,
porque a gloria de tu nombre nos has hecho llegar a este nuevo día.
Tú que por la resurrección de tu Hijo quisiste iluminar el mundo,
haz que tu Iglesia difunda entre todos los hombres la alegría pascual.
Tú que por el Espíritu de la verdad adoctrinaste a los discípulos de tu Hijo,
envía este mismo Espíritu a tu Iglesia para que permanezca siempre fiel a ti.
Tú que eres luz para todos los hombres, acuérdate de los que viven aún en las
tinieblas
y abre los ojos de su mente para que te reconozcan a ti, único Dios verdadero.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Por Jesús hemos sido hechos hijos de Dios; por esto nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que muestras la luz de tu verdad a los
que andan extraviados, para que puedan volver al camino recto, concede a todos
los cristianos que se aparten de todo lo que sea indigno de ese nombre que llevan,
y que cumplan lo que ese nombre significa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Nació en Abruzos (Italia) en
1550. Siguió la carrera militar, igual que su padre. Le apareció una llaga en
un pie, que lo hizo dejar la carrera de las armas e irse al Hospital de
Santiago en Roma para que lo curaran. En el hospital de Roma se dedicó a ayudar
y atender a otros enfermos, mientras buscaba su propia curación. Pero en esa
época adquirió el vicio del juego.
Fue expulsado del hospital y en Nápoles perdió
todos los ahorros de su vida en el juego, quedando en la miseria.
Tiempo atrás, en un naufragio, había hecho a Dios
la promesa de hacerse religioso franciscano, pero no lo había cumplido. Estando
en la más completa pobreza se ofreció como obrero y mensajero en un convento de
los Padres Capuchinos, donde escuchó una charla espiritual que el padre
superior les hacía a los obreros, y sintió fuertemente la llamada de Dios a su
conversión. Empezó a llorar y pidió perdón por sus pecados, con la firme
resolución de cambiar su forma de actuar por completo. Tenía 25 años.
Pidió ser admitido como franciscano, pero en el
convento se le abrió de nuevo la llaga en el pie, y fue despedido. Se fue al
hospital y se curó, y logró que lo admitieran como aspirante a capuchino. Pero
en el noviciado apareció de nuevo la llaga y tuvo que irse de allí también. De
nuevo en el hospital de Santiago, se dedicó a atender a los demás enfermos, por
lo que fue nombrado asistente general del hospital. Dirigido espiritualmente
por San Felipe Neri, estudió teología y fue ordenado sacerdote. En 1575 se dio
cuenta que ante la gran cantidad de peregrinos que llegaban a Roma, los
hospitales eran incapaces de atender bien a los enfermos que llegaban. Fue
entonces que decidió fundar una comunidad de religiosos que se dedicaran por
completo a los hospitales.
San Camilo trataba a cada enfermo como trataría a
Nuestro Señor Jesucristo en persona. Aunque tuvo que soportar durante 36 años la
llaga de su pié, nadie lo veía triste o malhumorado. Con sus mejores
colaboradores fundó la Comunidad Siervos de los Enfermos el 8 de diciembre de
1591. Ahora se llaman Padres Camilos. Murió el 14 de julio de 1614, a los 64
años.
·
Señor Jesús, que haciéndote hombre,
quisiste compartir el sufrimiento
de nuestra naturaleza humana,
te suplico por la intercesión de San Camilo,
el santo protector de los enfermos,
que amó y se entregó a los demás,
que con caridad y compasión sirvió intensamente
a los pobres y a los enfermos como si fueran sus hijos,
que ayudes a los que están pasando dolor,
a los que necesitan alivio y sanación
y viven el difícil momento del sufrimiento.
·
Sana al que está llagado en el cuerpo y en el espíritu,
sostén la fe de los que bajo la cruz vacilan por la fuerza del mal,
abre horizontes de esperanza a los que están en la oscuridad.
·
Haznos, como San Camilo,
conscientes de que en el rostro del enfermo,
del que sufre y está agobiado
o del que padece grandes necesidades,
está tu mano acariciando a nuestro corazón.
·
¡San Camilo de Lellis, ruega por nosotros!
San Camilo glorioso, a ti clamamos en nuestra aflicción,
tú que siempre viste a Jesús en los enfermos,
que con ardiente caridad y ternura los serviste y cuidaste,
y que tantas veces dijiste:
"los enfermos son la pupila y el corazón de Dios",
lleva nuestras suplicas al Señor
y ruégale por la salud de...
pide que le conceda alivio y remedio en sus padecimientos,
que sane su cuerpo y le llene de optimismo y vitalidad,
que fortalezca su alma y le de valor y energía,
y le colme de esperanza en medio de tanto dolor y
angustia,
porque solo Él puede guardarnos de todo mal
y darnos salud en la enfermedad.
·
Así sea.
·
Rezar el Credo, Padrenuestro, Avemaría y Gloria.