Musica Para el Alma

martes, 21 de abril de 2020

LAS VÍSPERAS DEL MIÉRCOLES 22 ORACIÓN AL FINAL DEL DIA


VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. 
Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: HOY ROMPE LA CLAUSURA

Hoy rompe la clausura
del surco empedernido
el grano en él hundido
por nuestra mano dura;
y hoy da su flor primera
la rama sin pecado
del árbol mutilado
por nuestra mano fiera.

Hoy triunfa el buen Cordero
que, en esta tierra impía,
se dio con alegría
por el rebaño entero;
y hoy junta su extraviada
majada y la conduce
al sitio en que reluce
la luz resucitada.

Hoy surge, viva y fuerte,
segura y vencedora,
la Vida que hasta ahora
yacía en honda muerte;
y hoy alza del olvido
sin fondo y de la nada
al alma rescatada
y al mundo redimido. Amén.

SALMODIA

Ant 1. 
No se turbe vuestro corazón; tan sólo creed en mí. Aleluya.

Salmo 61 - DIOS, ÚNICA ESPERANZA DEL JUSTO.

Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.

¿Hasta cuándo arremeteréis contra un hombre
todos juntos, para derribarlo
como a una pared que cede
o a una tapia ruinosa?

Sólo piensan en derribarme de mi altura,
y se complacen en la mentira:
con la boca bendicen,
con el corazón maldicen.

Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.

De Dios viene mi salvación y mi gloria,
él es mi roca firme,
Dios es mi refugio.

Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio.

Los hombres no son más que un soplo,
los nobles son apariencia:
todos juntos en la balanza subirían
más leves que un soplo.

No confiéis en la opresión,
no pongáis ilusiones en el robo;
y aunque crezcan vuestras riquezas,
no les deis el corazón.

Dios ha dicho una cosa,
y dos cosas que he escuchado:

«Que Dios tiene el poder
y el Señor tiene la gracia;
que tú pagas a cada uno
según sus obras.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. No se turbe vuestro corazón; tan sólo creed en mí. Aleluya.

Ant 2. ¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que se alegren por tu salvación. Aleluya.

Salmo 66 - QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. ¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que se alegren por tu salvación. Aleluya.

Ant 3. Su resplandor eclipsa el cielo, la tierra se llena de su alabanza. Aleluya.

Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Su resplandor eclipsa el cielo, la tierra se llena de su alabanza. Aleluya.

LECTURA BREVE   Hb 7, 24-27

Jesús, como permanece para siempre, tiene un sacerdocio eterno. De aquí que tiene poder para llevar a la salvación definitiva a cuantos por él se vayan acercando a Dios, porque vive para siempre para interceder por ellos. Y tal era precisamente el sumo sacerdote que nos convenía: santo, sin maldad, sin mancha, excluido del número de los pecadores y exaltado más alto que los cielos. No tiene necesidad, como los sumos sacerdotes, de ofrecer víctimas cada día, primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo. Esto lo hizo una vez por todas, ofreciéndose a sí mismo.

RESPONSORIO BREVE

V. 
Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.

V. Al ver al Señor.
R. Aleluya. Aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
El que obra la verdad viene a la luz y manifiesta que sus obras han sido hechas según Dios. Aleluya.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El que obra la verdad viene a la luz y manifiesta que sus obras han sido hechas según Dios. Aleluya.

PRECES

Imploremos a Dios Padre, que por la resurrección de su Hijo de entre los muertos nos ha abierto el camino de la vida eterna, y digámosle:

Por la victoria de Cristo, salva, Señor, a tus redimidos.

Dios de nuestros padres, que has glorificado a tu Hijo Jesús, resucitándolo de entre los muertos,
convierte nuestros corazones, para que vivamos la nueva vida de tu Hijo resucitado.

Tú que nos has devuelto al Pastor y guardián de nuestras vidas, cuando éramos ovejas descarriadas,
consérvanos en fidelidad a tu Evangelio, bajo la guía de los obispos de tu Iglesia.

Tú que elegiste a los primeros discípulos de tu Hijo de entre el pueblo de Israel,
revela a los hijos de este pueblo el cumplimiento de las promesas que hiciste a sus padres.

Acuérdate, Señor, de los huérfanos, de las viudas, de los esposos que viven separados y de todos nuestros hermanos abandonados,
y no permitas que vivan en la soledad los que fueron reconciliados por la muerte de tu Hijo.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que llamaste a ti a Esteban, el cual confesó que Jesús estaba a tu derecha,
recibe a nuestros hermanos difuntos que esperaron tu venida en la fe y en el amor.

Digamos ahora todos juntos la oración que nos enseñó el mismo Jesús:

Padre nuestro...

ORACION

Señor, al renovar en este año el recuerdo del misterio pascual, que restituyó a la naturaleza humana en su primitiva dignidad y le trajo la esperanza de la resurrección, te pedimos que nos enseñes a recibir con un amor constante y fiel este misterio que con fe celebramos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

REINA DEL CIELO


Regina Coeli o Reina del Cielo

*Benedicto XIV estableció, en 1742, que durante el tiempo Pascual (desde la Resurrección del Señor hasta el día de Pentecostés) se sustituyera el rezo del Ángelus por la antífona "Regina Coeli"*.


G: Reina del cielo, alégrate, aleluya.
T: Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya.

G: Ha resucitado según su palabra, aleluya.
T: Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

G: Goza y alégrate Virgen María, aleluya.
T: Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya.

Oremos:

Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen. (Tres veces)

GOTAS DE MISERICORDIA


EVANGELIO DE JUAN 3,16-21 CICLO A


Miércoles, 22 de abril de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,16-21):

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

Palabra del Señor

*(Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca)*.

*El versículo de Juan 3,16 es el más retenido en la memoria del ser humano y pienso que todos los día es el meno entendido. El Señor me dice que el no vino a tomar el puesto de su padre Dios, sino que el vino para enseñarme a creer, para que yo me pueda salvar mi alma, lo más importante que el me regala. Y atreves de su palabra quiere enseñarme a escuchar y a creer. Señor ha dado su vida a cambio de la mí para que yo pertenezca a su familia a los hijos de Dios*. 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LAS LAUDES DEL MIÉRCOLES 22 ORACIÓN PARA INICIAR EL DIA


Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén

TIEMPO PASCUAL
MIÉRCOLES DE SEMANA II
Propio del Tiempo. Salterio II

22 de abril

LAUDES
(Oración de la mañana)

INVOCACIÓN INICIAL

V. 
Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

INVITATORIO

Ant. 
Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: GLORIOSA AURORA DE ESTE NUEVO DÍA

Gloriosa aurora de este nuevo día,
despierta en nuestras almas la alegría
de ver nuestro Señor glorificado,
vencidos ya la muerte y el pecado.

Jesús llena de luz el mundo entero;
de cuantos vivirán, él el primero
entró en la luz de eternas claridades,
glorioso ya sin fin de eternidades.

Torrente de alegría, salte y fluya
el grito jubiloso de aleluya,
los hombres y los pueblos lo repitan,
sus vidas en el Cristo resucitan.

Jesús, presente y vivo en tus hermanos,
acoge nuestras manos en tus manos,
conduce el caminar de nuestras vidas
por sendas de vivir ya redimidas.

Recibe, Padre santo, la alabanza
del pueblo que te aclama en la esperanza
de ser junto a tu Hijo eternamente
reunido por tu Espíritu clemente. Amén.

SALMODIA

Ant 1. 
Te vio el mar, ¡oh Dios!, te vio el mar mientras guiabas a tu pueblo por las aguas caudalosas. Aleluya.

Salmo 76 - RECUERDO DEL PASADO GLORIOSO DE ISRAEL.

Alzo mi voz a Dios gritando,
alzo mi voz a Dios para que me oiga.

En mi angustia te busco, Señor mío;
de noche extiendo las manos sin descanso,
y mi alma rehúsa el consuelo.
Cuando me acuerdo de Dios, gimo,
y meditando me siento desfallecer.

Sujetas los párpados de mis ojos,
y la agitación no me deja hablar.
Repaso los días antiguos,
recuerdo los años remotos;
de noche lo pienso en mis adentros,
y meditándolo me pregunto:

¿Es que el Señor nos rechaza para siempre
y ya no volverá a favorecernos?
¿Se ha agotado ya su misericordia,
se ha terminado para siempre su promesa?
¿Es que Dios se ha olvidado de su bondad,
o la cólera cierra sus entrañas?

Y me digo: ¡Qué pena la mía!
¡Se ha cambiado la diestra del Altísimo!
Recuerdo las proezas del Señor;
sí, recuerdo tus antiguos portentos,
medito todas tus obras
y considero tus hazañas.

Dios mío, tus caminos son santos:
¿qué dios es grande como nuestro Dios?

Tú, ¡oh Dios!, haciendo maravillas,
mostraste tu poder a los pueblos;
con tu brazo rescataste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.

Te vio el mar, ¡oh Dios!,
te vio el mar y tembló,
las olas se estremecieron.

Las nubes descargaban sus aguas,
retumbaban los nubarrones,
tus saetas zigzagueaban.

Rodaba el fragor de tu trueno,
los relámpagos deslumbraban el orbe,
la tierra retembló estremecida.

Tú te abriste camino por las aguas,
un vado por las aguas caudalosas,
y no quedaba rastro de tus huellas:

mientras guiabas a tu pueblo, como a un rebaño,
por la mano de Moisés y de Aarón.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Te vio el mar, ¡oh Dios!, te vio el mar mientras guiabas a tu pueblo por las aguas caudalosas. Aleluya.

Ant 2. El Señor da la muerte y la vida. Aleluya.

Cántico: ALEGRIA DE LOS HUMILDES EN DIOS 1S 2,1-10

Mi corazón se regocija por el Señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación.
No hay santo como el Señor,
no hay roca como nuestro Dios.

No multipliquéis discursos altivos,
no echéis por la boca arrogancias,
porque el Señor es un Dios que sabe;
él es quien pesa las acciones.

Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos no tienen ya que trabajar;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos se marchita.

El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece.

Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria;
pues del Señor son los pilares de la tierra,
y sobre ellos afianzó el orbe.

Él guarda los pasos de sus amigos,
mientras los malvados perecen en las tinieblas,
porque el hombre no triunfa por su fuerza.

El Señor desbarata a sus contrarios,
el Altísimo truena desde el cielo,
el Señor juzga hasta el confín de la tierra.
él da fuerza a su Rey,
exalta el poder de su Ungido.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor da la muerte y la vida. Aleluya.

Ant 3. Amanece la luz para el justo, y la alegría para los rectos de corazón. Aleluya.

Salmo 96 - EL SEÑOR ES UN REY MAYOR QUE TODOS LOS DIOSES.

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.

Delante de él avanza fuego
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece.

Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.

Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos;
ante él se postran todos los dioses.

Lo oye Sión, y se alegra,
se regocijan las ciudades de Judá
por tus sentencias, Señor;

porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses.

El Señor ama al que aborrece el mal,
protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados.

Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Amanece la luz para el justo, y la alegría para los rectos de corazón. Aleluya.

LECTURA BREVE   Rm 6, 8-11

Si verdaderamente hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue un morir al pecado de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios. Así también, considerad vosotros que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios en unión con Cristo Jesús.

RESPONSORIO BREVE

V. 
El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.

V. El que por nosotros colgó del madero.
R. Aleluya. Aleluya.

V. Gloria al Padre,y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.

PRIMERA LECTURA

De los Hechos de los apóstoles 6, 1-15

ELECCIÓN DE LOS PRIMEROS DIÁCONOS: SIETE HOMBRES LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO

Por aquellos días, habiendo aumentado el número de los discípulos, se levantaron quejas de los helenistas contra los hebreos, porque se atendía mal a sus viudas en la asistencia diaria. Los Doce convocaron entonces a la asamblea de los discípulos y dijeron:

«No está bien que nosotros descuidemos la palabra de Dios por atender al servicio de las mesas. Elegid, pues, hermanos, de entre vosotros, a siete hombres llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes podamos encomendar este servicio. Nosotros, por nuestra parte, nos dedicaremos a la oración en común y al ministerio de la palabra.»

Y pareció bien esta proposición a toda la comunidad. Y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Los presentaron a los apóstoles, quienes, después de orar, les impusieron las manos. El Evangelio se extendía cada vez más, y se multiplicaba extraordinariamente el número de los discípulos en Jerusalén. Era también numeroso el grupo de los sacerdotes que abrazaban la fe.

Esteban, lleno de gracia y de poder sobrenatural, obraba señales y prodigios entre el pueblo. Algunos de la facción llamada de los libertos y algunos cirenenses y alejandrinos y otros de Cilicia y del Asia proconsular se levantaron a disputar con Esteban; pero no podían resistir a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.

Por eso sobornaron a algunos para que presentasen esta acusación:

«Nosotros le hemos oído proferir blasfemias contra Moisés y contra Dios.»

Así excitaron los ánimos del pueblo, de los ancianos y de los escribas. Luego, cayendo de improviso sobre él, lo arrebataron y lo condujeron ante el Consejo. Allí hicieron comparecer testigos falsos con esta acusación:

«Este hombre no cesa de hablar contra el lugar santo y contra la ley. Nosotros le hemos oído decir que ese Jesús Nazareno destruirá este templo y cambiará las costumbres que nos ha transmitido Moisés.»

Todos los que estaban sentados en el Consejo pusieron en él los ojos, y vieron su rostro como el de un ángel.

RESPONSORIO    Cf. Hch 6, 3. 6; cf. Nm 8, 5. 6. 10

R. Eligieron a siete hombres llenos del Espíritu Santo y de sabiduría. * Y, después de orar, les impusieron las manos. Aleluya.
V. El Señor dijo a Moisés: «Escoge entre los israelitas a los levitas, y los demás israelitas les impondrán las manos.»
R. Y, después de orar, les impusieron las manos. Aleluya.

SEGUNDA LECTURA

De los Sermones de san León Magno, papa
(Sermón 12 Sobre la pasión del Señor, 3, 6-7: PL 54, 355-357)

CRISTO VIVE EN SU IGLESIA

No hay duda, amadísimos hermanos, que el Hijo de Dios, habiendo tomado la naturaleza humana, se unió a ella tan íntimamente, que no sólo en aquel hombre que es el primogénito de toda creatura, sino también en todos sus santos, no hay más que un solo y único Cristo; y, del mismo modo que no puede separarse la cabeza de los miembros, así tampoco los miembros pueden separarse de la cabeza.

Aunque no pertenece a la vida presente, sino a la eterna, el que Dios sea todo en todos, sin embargo, ya ahora, él habita de manera inseparable en su templo, que es la Iglesia, tal como prometió él mismo con estas palabras: Mirad, yo estaré siempre con vosotros hasta el fin del mundo.

Por tanto, todo lo que el Hijo de Dios hizo y enseñó con miras a la reconciliación del mundo no sólo lo conocemos por el relato de sus hechos pretéritos, sino que también lo experimentamos por la eficacia de sus obras presentes.

Él mismo, nacido de la Virgen Madre por obra del Espíritu Santo, es quien fecunda con el mismo Espíritu a su Iglesia incontaminada, para que, mediante la regeneración bautismal, una multitud Innumerable de hijos sea engendrada para Dios, de los cuales se afirma que traen su origen no de la sangre ni del deseo carnal ni de la voluntad del hombre, sino del mismo Dios.

Es en él mismo en quien es bendecida la posteridad de Abraham por la adopción del mundo entero, y en quien el patriarca se convierte en padre de las naciones, cuando los hijos de la promesa nacen no de la carne, sino de la fe.

Él mismo es quien, sin exceptuar pueblo alguno, constituye, de cuantas naciones hay bajo el cielo, un solo rebaño de ovejas santas, cumpliendo así día tras día lo que antes había prometido: Tengo otras ovejas que no son de este redil; es necesario que las recoja, y oirán mi voz, para que se forme un solo rebaño y un solo pastor.

Aunque dijo a Pedro, en su calidad de jefe: Apacienta mis ovejas, en realidad es él solo, el Señor, quien dirige a todos los pastores en su ministerio; y a los que se acercan a la piedra espiritual él los alimenta con un pasto tan abundante y jugoso, que un número Incontable de ovejas, fortalecidas por la abundancia de su amor, están dispuestas a morir por el nombre de su pastor, como él, el buen Pastor, se dignó dar la propia vida por sus ovejas.

Y no sólo la gloriosa fortaleza de los mártires, sino también la fe de todos los que renacen en el bautismo, por el hecho mismo de su regeneración, participan en sus sufrimientos.

Así es como celebramos de manera adecuada la Pascua del Señor, con ázimos de pureza y de verdad: cuando, rechazando la antigua levadura de maldad, la nueva creatura se embriaga y se alimenta del Señor en persona.

La participación del cuerpo y de la sangre del Señor, en efecto, nos convierte en lo mismo que tomamos y hace que llevemos siempre en nosotros, en el espíritu y en la carne, a aquel junto con el cual hemos muerto, bajado al sepulcro y resucitado.

RESPONSORIO    Jn 10, 14; Ez 34, 11. 13

R. Yo soy el buen Pastor, * y conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. Aleluya.
V. Yo mismo buscaré mis ovejas y seguiré sus huellas, y las sacaré de entre los pueblos y las apacentaré.
R. Yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. Aleluya.

Miércoles, 22 de abril de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,16-21):

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

Palabra del Señor


CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Tanto amó Dios al mundo que le entregó su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Aleluya.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Tanto amó Dios al mundo que le entregó su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Aleluya.

PRECES

Dirijámonos a Dios, que quiso manifestar a Jesús resucitado a los apóstoles, y digámosle suplicantes:

*Ilumínanos, Señor, con la claridad de tu Cristo*.

Señor, fuente de toda luz, te aclamamos con acción de gracias en esta mañana, porque nos has llamado a participar de tu luz admirable
y nos has querido dar la salvación.

Haz, Señor, que la fuerza del Espíritu Santo nos purifique y nos fortalezca,
para que con nuestro trabajo hagamos más humana la vida de los hombres.

Haz que nos entreguemos de tal modo al servicio de nuestros hermanos,
que logremos hacer de la familia humana una ofrenda agradable a tus ojos.

Llénanos, desde el principio de este nuevo día, de tu misericordia,
para que en toda nuestra jornada nos gocemos en tu alabanza.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Concluyamos nuestra oración, diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro maestro:

Padre nuestro...

ORACION

Señor, al renovar en este año el recuerdo del misterio pascual, que restituyó a la naturaleza humana en su primitiva dignidad y le trajo la esperanza de la resurrección, te pedimos que nos enseñes a recibir con un amor constante y fiel este misterio que con fe celebramos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LAS LECTURAS DEL MIÉRCOLES 22 DE ABRIL 2020


Lecturas de 2º Semana de Pascua - Ciclo A
Miércoles, 22 de abril de 2020
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,17-26):

EN aquellos días, el sumo sacerdote y todos los suyos, que integran la secta de los saduceos, en un arrebato de celo, prendieron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública. Pero, por la noche, el ángel del Señor les abrió las puertas de la cárcel y los sacó fuera, diciéndoles:
«Marchaos y, cuando lleguéis al templo, explicad al pueblo todas estas palabras de vida».
Entonces ellos, al oírlo, entraron en el templo al amanecer y se pusieron a enseñar. Llegó entre tanto el sumo sacerdote con todos los suyos, convocaron el Sanedrín y el pleno de los ancianos de los hijos de Israel, y mandaron a la prisión para que los trajesen. Fueron los guardias, no los encontraron en la cárcel, y volvieron a informar, diciendo:
«Hemos encontrado la prisión cerrada con toda seguridad, y a los centinelas en pie a las puertas; pero, al abrir, no encontramos a nadie dentro».
Al oír estas palabras, ni el jefe de la guardia del templo ni los sumos sacerdotes atinaban a explicarse qué había pasado. Uno se presentó, avisando:
«Mirad, los hombres que metisteis en la cárcel están en el templo, enseñando al pueblo».
Entonces el jefe salió con los guardias y se los trajo, sin emplear la fuerza, por miedo a que el pueblo los apedrease.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9

R/.
 Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

R/. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.

R/. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R/.

R/. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles
y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.

R/. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Miércoles, 22 de abril de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,16-21):

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

Palabra del Señor

*(Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca)*.

*El versículo de Juan 3,16 es el más retenido en la memoria del ser humano y pienso que todos los día es el meno entendido. El Señor me dice que el no vino a tomar el puesto de su padre Dios, sino que el vino para enseñarme a creer, para que yo me pueda salvar mi alma, lo más importante que el me regala. Y atreves de su palabra quiere enseñarme a escuchar y a creer. Señor ha dado su vida a cambio de la mí para que yo pertenezca a su familia a los hijos de Dios*. 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.