Musica Para el Alma
jueves, 24 de junio de 2021
EVANGELIO DE MATEO 8,5-17 CICLO B
*Lecturas
de la 12ª Semana del Tiempo Ordinario Ciclo B*
Sábado, 26 de junio de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (8,5-17)*
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó
rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre
mucho.»
Jesús le contestó: «Voy yo a curarlo.»
Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy quién para que entres bajo mi
techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo
también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno:
"Ve" y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz
esto", y lo hace.»
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en
Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de
oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los
cielos; en cambio, a los ciudadanos del reino los echarán fuera, a las
tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.»
Y al centurión le dijo: «Vuelve a casa, que se cumpla lo que has creído.»
Y en aquel momento se puso bueno el criado.
Al llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama con fiebre; la
cogió de la mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles.
Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los
espíritus y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo el profeta
Isaías: «Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.»
Palabra del Señor
("Señor, no soy digno de que
entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará
sano").
*Hoy estoy invitado a tener; Seguridad, Entendimiento y Obediencia. La
Seguridad me quita el miedo y me hace ser consciente de que el Señor tiene todo
poder en el cielo como en la tierra. El Entendimiento, me hace ver que el poder
del Señor está por encima de mis pecados, que él es mi médico y al mismo tiempo
él es el medicamento que me cura todas mis enfermedades, mis dolencias, y mis
dificultades. La Obediencia y la paciencia van agarrada de manos, tengo mi muy
claro que, si obedezco al Señor, aunque camine por cañadas oscura su bastón y
su callado me sostienen. El Señor me está enseñando que la obediencia y la
paciencia son, las cosas santas que me ayudaran a caminar en su
voluntad*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL SÁBADO 26. SAN JOSEMARIA ESCRIVA DE BALAGAR
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Josemaría Escrivá de Balaguer*
SABADO 26
SEMANA IV
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: DADOR DE LUZ ESPLÉNDIDO
Dador de luz espléndido,
A cuya luz serena,
Pasada ya la noche,
El día se despliega.
Mensajero de luz
que de luz centellea,
no es del alba el lucero:
eres tú, Luz de veras,
más brillante que el sol,
todo luz y pureza;
enciende nuestro pecho,
alumbra el alma nuestra.
Ven, Autor de la vida,
prez de la luz paterna,
sin cuya gracia el cuerpo
se sobresalta y tiembla.
A Cristo, rey piadoso,
y al Padre gloria eterna,
y por todos los siglos
al Espíritu sea. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la
mañana tu misericordia.
Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA
VIDA DE LOS HOMBRES.
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la
mañana tu misericordia.
Ant 2. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.
Cántico: DIOS RENOVARÁ A SU PUEBLO - Ez 36, 24-28
Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo
y yo seré vuestro Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.
Ant 3. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.
Salmo 8 MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.
LECTURA BREVE 2 Pe 3, 13-15a
Nosotros conforme a la promesa del Señor esperamos cielos nuevos y tierra
nueva, en los que tiene su morada la santidad. Por eso, carísimos, mientras
esperáis estos acontecimientos, procurad con toda diligencia que él os
encuentre en paz, sin mancha e irreprensibles. Considerad esta paciente espera
de nuestro Señor como una oportunidad para alcanzar la salud.
RESPONSORIO BREVE
V. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
V. Mi lengua recitará tu auxilio.
R. Cuando salmodie para ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
V. No
dejamos de orar y pedir por vosotros.
R. Que lleguéis al pleno conocimiento de la voluntad de Dios.
PRIMERA LECTURA
Del primer libro de Samuel 4, 1-18
CAPTURA DEL ARCA DE DIOS Y MUERTE DE ELÍ
Por entonces, se reunieron los filisteos para atacar a Israel. Los israelitas
salieron a enfrentarse con ellos y acamparon junto a Piedrayuda, mientras que
los filisteos acampaban en El Cerco. Los filisteos formaron en orden de batalla
frente a Israel. Entablada la lucha, Israel fue derrotado por los filisteos; de
sus filas murieron en el campo unos cuatro mil hombres. La tropa volvió al
campamento, y los ancianos de Israel deliberaron:
«¿Por qué el Señor nos ha hecho sufrir hoy una derrota a manos de los
filisteos? Vamos a Siló, a traer el arca de la alianza del Señor, para que esté
entre nosotros y nos salve del poder enemigo.»
Mandaron gente a Siló, a por el arca de la alianza del Señor de los ejércitos,
entronizado sobre querubines. Los dos hijos de Elí, Jofní y Fineés, fueron con
el arca de la alianza de Dios. Cuando el arca de la alianza del Señor llegó al
campamento, todo Israel lanzó a pleno pulmón el alarido de guerra, y la tierra
retembló. Al oír los filisteos el estruendo del alarido, se preguntaron:
«¿Qué significa ese alarido que retumba en el campamento hebreo?»
Entonces, se enteraron de que el arca del Señor había llegado al campamento, y,
muertos de miedo, decían:
« ¡Ha llegado su Dios al campamento! ¡Ay de nosotros! Es la primera vez que nos
pasa esto. ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de esos dioses
poderosos, los dioses que hirieron a Egipto con toda clase de calamidades y
epidemias? ¡Valor, filisteos! Sed hombres, y no seréis esclavos de los hebreos,
como lo han sido ellos de nosotros. ¡Sed hombres, y pelead!»
Los filisteos se lanzaron a la lucha y derrotaron a los israelitas, que huyeron
a la desbandada. Fue una derrota tremenda: cayeron treinta mil de la infantería
israelita. El arca de Dios fue capturada, y los dos hijos de Elí, Jofní y
Fineés, murieron.
Un benjaminita salió corriendo de las filas y llegó a Siló aquel mismo día, con
la ropa hecha jirones y la cabeza cubierta de polvo. Cuando llegó, allí estaba
Elí, sentado en su silla, junto a la puerta, oteando con ansia el camino,
porque temblaba por el arca de Dios. Aquel hombre entró por el pueblo, dando la
noticia, y toda la población se puso a gritar. Elí oyó el griterío y preguntó:
«¿Qué alboroto es ése?»
Mientras tanto, el hombre corría a dar la noticia a Elí. Elí había cumplido
noventa y ocho años; tenía los ojos inmóviles, sin poder ver. El fugitivo le
dijo:
«Soy el hombre que ha llegado del frente.»
Elí preguntó:
«¿Qué ha ocurrido, hijo?»
El mensajero respondió:
«Israel ha huido ante los filisteos, ha sido una gran derrota para nuestro
ejército; tus dos hijos, Jofní y Fineés, han muerto; y el arca de Dios ha sido
capturada.»
En cuanto mentó el arca de Dios, Elí cayó de la silla hacia atrás, junto a la
puerta; se rompió la base del cráneo y murió. Era ya viejo y estaba torpe.
Había sido juez en Israel cuarenta años.
RESPONSORIO Sal 73, 1. 10. 18
R. ¿Por qué, ¡oh Dios!, nos tienes siempre abandonados, y está
ardiendo tu cólera contra las ovejas de tu rebaño? * ,
¿Hasta cuándo, Dios mío, nos va a afrentar el enemigo? ¿No cesará de despreciar
tu nombre el adversario?
V. Tenlo en cuenta, Señor, que el enemigo te ultraja, que un pueblo
insensato desprecia tu nombre.
R. ¿Hasta cuándo, Dios mío, nos va a afrentar el enemigo? ¿No cesará
de despreciar tu nombre el adversario?
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de san Gregorio de Nisa, obispo.
(Homilía 6 Sobre las bienaventuranzas: PG 44, 1270-1271)
DIOS PUEDE SER HALLADO EN EL CORAZÓN DEL HOMBRE
La salud corporal es un bien para el hombre; pero lo que interesa no es saber
el porqué de la salud, sino el poseerla realmente. En efecto, si uno explica
los beneficios de la salud, mas luego toma un alimento que produce en su cuerpo
humores malignos y enfermedades, ¿de qué le habrá servido aquella explicación,
si se ve aquejado por la enfermedad? En este mismo sentido hemos de entender
las palabras que comentamos, o sea, que el Señor llama dichosos no a los que
conocen algo de Dios, sino a los que lo poseen en sí mismos. Dichosos, pues,
los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Y no creo que esta manera de ver a Dios, la del que tiene el corazón limpio,
sea una visión externa, por así decirlo, sino que más bien me inclino a creer
que lo que nos sugiere la magnificencia de esta afirmación es lo mismo que, de
un modo más claro, dice en otra ocasión: El reino de Dios está dentro de
vosotros; para enseñarnos que el que tiene el corazón limpio de todo afecto
desordenado a las creaturas contempla, en su misma belleza interna, la imagen
de la naturaleza divina.
Yo diría que esta concisa expresión de aquel que es la Palabra equivale a
decir: «Oh vosotros, los hombres en quienes se halla algún deseo de contemplar
el bien verdadero, cuando oigáis que la majestad divina está elevada y
ensalzada por encima de los cielos, que su gloria es inexplicable, que su
belleza es inefable, que su naturaleza es incomprensible, no caigáis en la
desesperación, pensando que no podéis ver aquello que deseáis.»
Si os esmeráis con una actividad diligente en limpiar vuestro corazón de la
suciedad con que lo habéis embadurnado y ensombrecido, volverá a resplandecer
en vosotros la hermosura divina. Cuando un hierro está ennegrecido, si con un
pedernal se le quita la herrumbre, en seguida vuelve a reflejar los
resplandores del sol; de manera semejante, la parte interior del hombre, lo que
el Señor llama el corazón, cuando ha sido limpiado de las manchas de herrumbré
contraídas por su reprobable abandono, recupera la semejanza con su forma original
y primitiva y así, por esta semejanza con la bondad divina, se hace él mismo
enteramente bueno.
Por tanto, el que se ve a sí mismo ve en sí mismo aquello que desea, y de este
modo es dichoso el limpio de corazón, porque al contemplar su propia limpieza
ve, como a través de una imagen, la forma primitiva. Del mismo modo, en efecto,
que el que contempla el sol en un espejo, aunque no fije sus ojos en el cielo,
ve reflejado el sol en el espejo, no menos que el que lo mira directamente, así
también vosotros —es como si dijera el Señor—, aunque vuestras fuerzas no
alcancen a contemplar la luz inaccesible, si retornáis a la dignidad y belleza
de la imagen que fue creada en vosotros desde el principio, hallaréis aquello
que buscáis dentro de vosotros mismos.
La divinidad es pureza, es carencia de toda inclinación viciosa, es
apartamiento de todo mal. Por tanto, si hay en ti estas disposiciones, Dios
está en ti. Si tu espíritu, pues, está limpio de toda mala inclinación, libre
de toda afición desordenada y alejado de todo lo que mancha, eres dichoso por
la agudeza y claridad de tu mirada, ya que, por tu limpieza de corazón, puedes
contemplar lo que escapa a la mirada de los que no tienen esta limpieza, y,
habiendo quitado de los ojos de tu alma la niebla que los envolvía, puedes ver
claramente, con un corazón sereno, un bello espectáculo. Resumiremos todo esto
diciendo que la santidad, la pureza, la rectitud son el claro resplandor de la
naturaleza divina, por medio del cual vemos a Dios.
RESPONSORIO Jn 14, 6. 9; 6, 47
R. Dice el Señor: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. * El
que me ve ve también al Padre.»
V. El que cree en mí tiene vida eterna.
R. El que me ve ve también al Padre.
*Lecturas de la 12ª Semana del Tiempo
Ordinario Ciclo B*
Sábado, 26 de junio de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (8,5-17)*
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó
rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre
mucho.»
Jesús le contestó: «Voy yo a curarlo.»
Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy quién para que entres bajo mi
techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo
también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno:
"Ve" y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz
esto", y lo hace.»
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en
Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de
oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los
cielos; en cambio, a los ciudadanos del reino los echarán fuera, a las
tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.»
Y al centurión le dijo: «Vuelve a casa, que se cumpla lo que has creído.»
Y en aquel momento se puso bueno el criado.
Al llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama con fiebre; la
cogió de la mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles.
Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los
espíritus y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo el profeta
Isaías: «Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.
PRECES
Adoremos a Dios, que por su Hijo ha dado vida y esperanza al
mundo, y supliquémosle diciendo:
Escúchanos, Señor.
Señor, Padre de todos, tú que nos has hecho llegar al comienzo de este día,
haz que toda nuestra vida unida a la de Cristo sea alabanza de tu gloria.
Que vivamos siempre arraigados en la fe, esperanza y caridad,
que tú mismo has infundido en nuestras almas.
Haz que nuestros ojos estén siempre levantados hacia ti,
para que respondamos con presteza a tus llamadas.
Defiéndenos de los engaños y seducciones del mal,
y presérvanos de todo pecado.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Contentos por sabernos hijos de Dios, digamos a nuestro padre:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, luz esplendente y día sin ocaso, al
volver a comenzar un nuevo día te pedimos que nos visites con el esplendor de
tu luz y disipes así las tinieblas de nuestros pecados. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Josemaría Escrivá de Balaguer*
Josemaría Escrivá de Balaguer
nace en Barbastro (España), el 9 de enero de 1902, segundo de los seis hijos
que tuvieron José Escrivá y María Dolores Albás. Sus padres, fervientes
católicos, le llevaron a la pila bautismal el día 13 del mismo mes y año, y le
transmitieron —en primer lugar, con su vida ejemplar— los fundamentos de la fe
y las virtudes cristianas: el amor a la Confesión y a la Comunión frecuentes,
el recurso confiado a la oración, la devoción a la Virgen Santísima, la ayuda a
los más necesitados. San Josemaría crece como un niño alegre, despierto y
sencillo, travieso, buen estudiante, inteligente y observador. Tenía mucho
cariño a su madre y una gran confianza y amistad con su padre, quien le
invitaba a que con libertad le abriese el corazón y le contase sus
preocupaciones, estando siempre disponible para responder a sus consultas con
afecto y prudencia. Muy pronto, el Señor comienza a templar su alma en la forja
del dolor: entre 1910 y 1913 mueren sus tres hermanas más pequeñas, y en 1914
la familia experimenta, además, la ruina económica. En 1915, los Escrivá se
trasladan a Logroño, donde el padre ha encontrado un empleo que le permitirá
sostener modestamente a los suyos.
En el invierno de 1917-18 tiene
lugar un hecho que influirá decisivamente en el futuro de Josemaría Escrivá:
durante las Navidades, cae una intensa nevada sobre la ciudad, y un día ve en
el suelo las huellas heladas de unos pies sobre la nieve; son las pisadas de un
religioso carmelita que caminaba descalzo. Entonces, se pregunta: —Si otros
hacen tantos sacrificios por Dios y por el prójimo, ¿no voy a ser yo capaz de
ofrecerle algo? De este modo, surge en su alma una inquietud divina: Comencé a
barruntar el Amor, a darme cuenta de que el corazón me pedía algo grande y que
fuese amor. Sin saber aún con precisión qué le pide el Señor, decide hacerse
sacerdote, porque piensa que de ese modo estará más disponible para cumplir la
voluntad divina.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: LOS PUEBLOS QUE MARCHAN Y LUCHAN
Los pueblos que marchan y luchan
con firme tesón
aclamen al Dios de la vida.
Cantemos hosanna que viene el Señor.
Agiten laureles y olivos,
es Pascua de Dios,
mayores y niños repitan:
«Cantemos hosanna que viene el Señor.»
Jesús victorioso y presente
ofrece su don
a todos los justos del mundo.
Cantemos hosanna que viene el Señor.
Resuenen en todo camino
de paz y de amor
alegres canciones que digan:
«Cantemos hosanna que viene el Señor.»
Que Dios, Padre nuestro amoroso,
el Hijo y su Don
a todos protejan y acojan.
Cantemos hosanna que viene el Señor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Suba mi oración, Señor, como incienso en tu presencia.
Salmo 140, 1-9 - ORACIÓN ANTE EL PELIGRO
Señor, te estoy llamando, ven de prisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.
Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios;
no dejes inclinarse mi corazón a la maldad,
a cometer crímenes y delitos;
ni que con los hombres malvados
participe en banquetes.
Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda,
pero que el ungüento del impío no perfume mi cabeza;
yo opondré mi oración a su malicia.
Sus jefes cayeron despeñados,
aunque escucharon mis palabras amables;
como una piedra de molino, rota por tierra,
están esparcidos nuestros huesos a la boca de la tumba.
Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso;
guárdame del lazo que me han tendido,
de la trampa de los malhechores.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Suba mi oración, Señor, como incienso en tu presencia.
Ant 2. Tú eres mi refugio y mi heredad, Señor, en el país de la vida.
Salmo 141 - ORACIÓN DEL HOMBRE ABANDONADO: TU ERES MI REFUGIO
A voz en grito clamo al Señor,
a voz en grito suplico al Señor;
desahogo ante él mis afanes,
expongo ante él mi angustia,
mientras me va faltando el aliento.
Pero tú conoces mis senderos,
y que en el camino por donde avanzo
me han escondido una trampa.
Me vuelvo a la derecha y miro:
nadie me hace caso;
no tengo adónde huir,
nadie mira por mi vida.
A ti grito, Señor;
te digo: «Tú eres mi refugio
y mi heredad en el país de la vida.»
Atiende a mis clamores,
que estoy agotado;
líbrame de mis perseguidores,
que son más fuertes que yo.
Sácame de la prisión,
y daré gracias a tu nombre:
me rodearán los justos
cuando me devuelvas tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú eres mi refugio y mi heredad, Señor, en el país de la vida.
Ant 3. El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por
los siglos de los siglos.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2,
6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por
los siglos de los siglos.
LECTURA BREVE Rm 11, 33-36
¡Qué abismo de riqueza es la sabiduría y ciencia de Dios! ¡Qué insondables son
sus juicios y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás la mente
del Señor? ¿Quién ha sido su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él
le devuelva? Él es origen, camino y término de todo. A él la gloria por los
siglos. Amén.
RESPONSORIO BREVE
V. Cuántas son tus obras, Señor.
R. Cuántas son tus obras, Señor.
V. Y todas las hiciste con sabiduría.
R. Tus obras, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cuántas son tus obras, Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. «Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más
altos que los vuestros», dice el Señor.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más
altos que los vuestros», dice el Señor.
PRECES
Glorifiquemos a Dios, Padre, Hijo, y Espíritu Santo, y
supliquémosle diciendo:
Escucha a tu pueblo, Señor.
Padre todopoderoso, haz que abunde en la tierra la justicia
y que tu pueblo se alegre en la paz.
Que todos los pueblos entren a formar parte de tu reino
y que el pueblo judío sea salvado.
Que los esposos cumplan tu voluntad, vivan en concordia
y que sean siempre fieles a su mutuo amor.
Recompensa, Señor, a nuestros bienhechores
y concédeles la vida eterna.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acoge con amor a los que han muerto víctimas del odio, de la violencia o de la
guerra
y dales el descanso eterno.
Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que Cristo nos
enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, has hecho del amor a ti y a los hermanos la plenitud de
la ley; concédenos cumplir tus mandamientos y llegar así a la vida eterna. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL SÁBADO 26 DE JUNIO 2021
*Lecturas
de la 12ª Semana del Tiempo Ordinario Ciclo B*
Sábado, 26 de junio de 2021
Primera
lectura
Lectura del
libro del Génesis (18,1-15):
En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré,
mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque hacía calor. Alzó
la vista y vio a tres hombres en pie frente a él.
Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en
tierra, diciendo: «Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a
tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis junto
al árbol. Mientras, traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas antes de
seguir, ya que habéis pasado junto a vuestro siervo.»
Contestaron: «Bien, haz lo que dices.»
Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo: «Aprisa, tres
cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza.»
Él corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para
que lo guisase en seguida. Tomó también cuajada, leche, el ternero guisado y se
lo sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron.
Después le dijeron: «¿Dónde está Sara, tu mujer?»
Contestó: «Aquí, en la tienda.»
Añadió uno: «Cuando vuelva a ti, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá
tenido un hijo.»
Sara lo oyó, detrás de la entrada de la tienda. Abrahán y Sara eran ancianos,
de edad muy avanzada, y Sara ya no tenía sus periodos.
Sara se rió por lo bajo, pensando: «Cuando ya estoy seca, ¿voy a tener placer
con un marido tan viejo?»
Pero el Señor dijo a Abrahán: «¿Por qué se ha reído Sara, diciendo: “De verdad
que voy a tener un hijo a mis años.” ¿Hay algo difícil para Dios? Cuando vuelva
a visitarte por esta época, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido
un hijo.»
Pero Sara, que estaba asustada, lo negó: «No me he reído.»
Él replicó: «No lo niegues, te has reído.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal
1,46-47.48-49.50.53.54-55
R/. El Señor se acuerda
de la misericordia
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador. R/.
Porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo. R/.
Y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
A los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos. R/.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. R/.
*Lecturas
de la 12ª Semana del Tiempo Ordinario Ciclo B*
Sábado, 26 de junio de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (8,5-17)*
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó
rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre
mucho.»
Jesús le contestó: «Voy yo a curarlo.»
Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy quién para que entres bajo mi
techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo
también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno:
"Ve" y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz
esto", y lo hace.»
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en
Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de
oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los
cielos; en cambio, a los ciudadanos del reino los echarán fuera, a las
tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.»
Y al centurión le dijo: «Vuelve a casa, que se cumpla lo que has creído.»
Y en aquel momento se puso bueno el criado.
Al llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama con fiebre; la
cogió de la mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles.
Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los
espíritus y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo el profeta
Isaías: «Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.»
Palabra del Señor
("Señor, no soy digno de que
entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará
sano").
*Hoy estoy invitado a tener; Seguridad, Entendimiento y Obediencia. La
Seguridad me quita el miedo y me hace ser consciente de que el Señor tiene todo
poder en el cielo como en la tierra. El Entendimiento, me hace ver que el poder
del Señor está por encima de mis pecados, que él es mi médico y al mismo tiempo
él es el medicamento que me cura todas mis enfermedades, mis dolencias, y mis
dificultades. La Obediencia y la paciencia van agarrada de manos, tengo mi muy
claro que, si obedezco al Señor, aunque camine por cañadas oscura su bastón y
su callado me sostienen. El Señor me está enseñando que la obediencia y la
paciencia son, las cosas santas que me ayudaran a caminar en su
voluntad*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
EVANGELIO DE MATEO 8,1-4 CICLO B
*Lecturas
de la 12ª Semana del Tiempo Ordinario Ciclo B*
Viernes, 25 de junio de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (8,1-4)*
En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente.
En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: «Señor, si quieres,
puedes limpiarme.»
Extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero, queda limpio.»
Y en seguida quedó limpio de la lepra.
Jesús le dijo: «No se lo digas a nadie, pero, para que conste, ve a presentarte
al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés.»
Palabra del Señor
*(En esto,
un leproso se acercó y se postró ante él, diciendo: «Señor, si quieres puedes
limpiarme.»)*
*Para mí la buena noticia está en que el Señor, se coloca en un lugar
cerca de mí, donde le puedo escuchar, donde le puedo hablar y donde él me pueda
tocar. Hay cosas que tengo que hacer como, reconocer que el pecado ha tocado mi
vida, reconocer que hay lepras en mí que ni yo mismo sabía que la tenía. El
Señor desea que deje pasar a mi corazón, un rayito de la luz de su palabra. Mi
única y segura garantía es la esperanza de saber que su palabra está cerca de
mí. Me arrodillo delante de ti Señor, pidiéndote que por tu gran misericordia
tu palabra ilumines las dos tinieblas de mi mente, la tiniebla de mis pecados y
las tinieblas de mi ignorancia. Extiende tu mano por favor y tócame porque
quiero quedar limpio*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL VIERNES 25. SAN PROSPERÓ DE AQUITANIA
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Próspero de Aquitania*
VIERNES 25
SEMANA IV
LAUDES
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Himno: POR EL DOLOR CREYENTE QUE BROTA DEL PECADO.
Por el dolor creyente que brota del pecado,
por no haberte querido de todo corazón,
por haberte, Dios mío, tantas veces negado,
con súplicas te pido, de rodillas, perdón.
Por haberte perdido, por no haberte encontrado,
porque es como un desierto nevado mi oración;
porque es como una hiedra sobre el árbol cortado
el recuerdo que brota cargado de ilusión,
Porque es como la hiedra, déjame que te abrace,
primero amargamente, lleno de flor después,
y que a ti, viejo tronco, poco a poco me enlace,
y que mi vieja sombra se derrame a tus pies. Amén
SALMODIA
Ant 1. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con
Espíritu firme.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con
Espíritu firme.
Ant 2. Alégrate, Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los
pueblos.
Cántico: ACCIÓN DE GRACIAS POR LA LIBERACIÓN DEL PUEBLO - Tb 13,
10-15. 17-19
Anuncien todos los pueblos sus maravillas
y alábenle sus elegidos en Jerusalén,
la ciudad del Santo;
por las obras de tus hijos te azotará,
pero de nuevo se compadecerá
de los hijos de los justos.
Confiesa dignamente al Señor
y bendice al Rey de los siglos,
para que de nuevo sea en ti
edificado su tabernáculo con alegría,
para que alegre en ti a los cautivos
y muestre en ti su amor hacia los desdichados,
por todas las generaciones y generaciones.
Brillarás cual luz de lámpara
y todos los confines de la tierra vendrán a ti.
Pueblos numerosos vendrán de lejos
al nombre del Señor, nuestro Dios,
trayendo ofrendas en sus manos,
ofrendas para el rey del cielo.
Las generaciones de las generaciones
exultarán en ti.
Y benditos para siempre todos los que te aman.
Alégrate y salta de gozo por los hijos de los justos,
que serán congregados,
y al Señor de los justos bendecirán.
Dichosos los que te aman;
en tu paz se alegrarán.
Dichosos cuantos se entristecieron por tus azotes,
pues en ti se alegrarán
contemplando toda tu gloria,
y se regocijarán para siempre.
Bendice, alma mía, a Dios, rey grande,
porque Jerusalén con zafiros y esmeraldas
será reedificada,
con piedras preciosas sus muros
y con oro puro sus torres y sus almenas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alégrate, Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los
pueblos.
Ant 3. Sión, alaba a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sión, alaba a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
LECTURA BREVE Ga 2, 19b-20
Estoy crucificado con Cristo; vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en
mi. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me
amó hasta entregarse por mí.
RESPONSORIO BREVE
V. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
V. Desde el cielo me enviará la salvación.
R. El Dios que hace tanto por mí.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
V. Hijo mío,
haz caso de mi sabiduría.
R. Presta oído a mi inteligencia.
PRIMERA LECTURA
Del primer libro de Samuel 3, 1-21
VOCACIÓN DE SAMUEL
En aquellos días, el niño Samuel oficiaba ante el Señor con Elí. La palabra del
Señor era rara en aquel tiempo, y no abundaban las visiones. Un día, Elí estaba
acostado en su habitación. Sus ojos empezaban a apagarse y no podía ver. Aún no
se había apagado la lámpara de Dios, y Samuel estaba acostado en el santuario
del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó:
«¡Samuel, Samuel!» Y éste respondió:
«¡Aquí estoy!»
Fue corriendo adonde estaba Elí y le dijo:
«Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
Elí respondió:
«No te he llamado, vuelve a acostarte.»
Samuel fue a acostarse, y el Señor lo llamó otra vez. Samuel se levantó, fue
adonde estaba Elí y le dijo:
«Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
Elí respondió:
«No te he llamado, hijo, vuelve a acostarte.»
Samuel no conocía todavía al Señor; aún no se le había revelado la palabra del
Señor. El Señor volvió a llamar por tercera vez. Samuel se levantó, y fue
adonde estaba Elí y le dijo:
«Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
Elí comprendió entonces que era el Señor quien llamaba al niño y le dijo:
«Anda, acuéstate. Y, si te llama alguien, dices: "Habla, Señor, que tu
siervo escucha."»
Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y lo llamó como antes:
«¡Samuel, Samuel!»
Samuel respondió:
«Habla, que tu siervo escucha.»
Y el Señor le dijo:
«Mira, voy a hacer una cosa en Israel, que a los que la oigan les retumbarán
los oídos. Aquel día ejecutaré contra Elí y su familia todo lo que he anunciado
sin que falte nada. Comunícale que condeno a su familia definitivamente, porque
él sabía que sus hijos maldecían a Dios, y no los reprendió. Por eso, juro a la
familia de Elí que jamás se expiará su pecado, ni con sacrificios ni con
ofrendas.»
Samuel siguió acostado hasta la mañana siguiente, y entonces abrió las puertas
del santuario. No se atrevía a contarle a Elí la visión, pero Elí lo llamó:
«Samuel, hijo.»
Respondió:
«Aquí estoy.»
Elí le preguntó:
«¿Qué es lo que te ha dicho? No me lo ocultes. Que el Señor te castigue si me
ocultas una palabra de todo lo que te ha dicho.»
Entonces Samuel le contó todo, sin ocultarle nada. Elí comentó:
«¡Es el Señor! Que haga lo que le parezca bien.»
Samuel crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de
cumplirse; y todo Israel, desde Dan hasta Berseba, supo que Samuel era profeta
acreditado ante el Señor. El Señor siguió manifestándose en Siló, donde se
había revelado a Samuel. La palabra de Samuel se escuchaba en todo Israel.
RESPONSORIO Sir 46, 16. 17. 18; Is 42, 1
R. Samuel, favorito de su Creador, consagrado como profeta del Señor,
nombró un rey y ungió príncipes sobre el pueblo. * Por
su fidelidad, se acreditó como profeta; por sus oráculos, fue reconocido fiel
vidente.
V. Mirad a mi siervo, a quien sostengo, mi elegido en quien tengo mis
complacencias.
R. Por su fidelidad, se acreditó como profeta; por sus oráculos, fue
reconocido fiel vidente.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de san Gregorio de Nisa, obispo.
(Homilía 6 Sobre las bienaventuranzas: PG 44, 1266-1267)
LA ESPERANZA DE VER A DIOS
La promesa de Dios es ciertamente tan grande que supera toda felicidad
imaginable. ¿Quién, en efecto, podrá desear un bien superior, si en la visión
de Dios lo tiene todo? Porque, según el modo de hablar de la Escritura, ver
significa lo mismo que poseer; y así, en aquello que leemos: Que veas la
prosperidad de Jerusalén, la palabra «ver» equivale a tener. Y en aquello otro:
Que sea arrojado el impío, para que no vea la grandeza del Señor, por «no ver»
se entiende no tener parte en esta grandeza.
Por lo tanto, el que ve a Dios alcanza por esta visión todos los bienes
posibles: la vida sin fin, la incorruptibilidad eterna, la felicidad
imperecedera, el reino sin fin, la alegría ininterrumpida, la verdadera luz, el
sonido espiritual y dulce, la gloria inaccesible, el júbilo perpetuo y, en
resumen, todo bien.
Tal y tan grande es, en efecto, la felicidad prometida que nosotros esperamos;
pero, como antes hemos demostrado, la condición para ver a Dios es un corazón
puro, y, ante esta consideración, de nuevo mi mente se siente arrebatada y
turbada por una especie de vértigo, por la duda de si esta pureza de corazón es
de aquellas cosas imposibles y que superan y exceden nuestra naturaleza. Pues
si esta pureza de corazón es el medio para ver a Dios, y si Moisés y Pablo no
lo vieron, porque, como afirman, Dios no puede ser visto por ellos ni por
cualquier otro, esta condición que nos propone ahora la Palabra para alcanzar
la felicidad nos parece una cosa irrealizable. ¿De qué nos sirve conocer el
modo de ver a Dios, si nuestras fuerzas no alcanzan a ello? Es lo mismo que si
uno afirmara que en el cielo se vive feliz, porque allí es posible ver lo que
no se puede ver en este mundo. Porque, si se nos mostrase alguna manera de
llegar al cielo, sería útil haber aprendido que la felicidad está en el cielo.
Pero, si nos es imposible subir allí, ¿de qué nos sirve conocer la felicidad
del cielo sino solamente para estar angustiados y tristes, sabiendo de qué
bienes estamos privados y la imposibilidad de alcanzarlos? ¿Es que Dios nos
invita a una felicidad que excede nuestra naturaleza y nos manda algo que, por
su magnitud, supera las fuerzas humanas?
No es así. Porque Dios no creó a los volátiles sin alas, ni mandó vivir bajo el
agua a los animales dotados para la vida en tierra firme. Por tanto, si en
todas las cosas existe una ley acomodada a su naturaleza, y Dios no obliga a
nada que esté por encima de la propia naturaleza, de ello deducimos, por lógica
conveniencia, que no hay que desesperar de alcanzar la felicidad que se nos
propone, y que Juan y Pablo y Moisés, y otros como ellos, no se vieron privados
de esta sublime felicidad, resultante de la visión de Dios; pues, ciertamente,
no se vieron privados de esta felicidad ni aquel que dijo: Ahora me aguarda la
corona merecida, que el Señor, justo juez, me otorgará, ni aquel que se reclinó
sobre el pecho de Jesús, ni aquel que oyó de boca de Dios: Te he conocido más
que a todos. Por tanto, si es indudable que aquellos que predicaron que la
contemplación de Dios está por encima de nuestras fuerzas son ahora felices, y
si la felicidad consiste en la visión de Dios, y si para ver a Dios es
necesaria la pureza de corazón, es evidente que esta pureza de corazón, que nos
hace posible la felicidad, no es algo inalcanzable. Los que aseguran, pues,
tratando de basarse en las palabras de Pablo, que la visión de Dios está por
encima de nuestras posibilidades se engañan y están en contradicción con las
palabras del Señor, el cual nos promete que, por la pureza de corazón, podemos
alcanzar la visión divina.
RESPONSORIO Sal 62, 2; 16, 15
R. Mi alma está sedienta de ti, Dios mío; * mi
carne tiene ansia de ti.
V. Yo con mi apelación vengo a tu presencia, y al despertar me
saciaré de tu semblante.
R. Mi carne tiene ansia de ti.
*Lecturas
de la 12ª Semana del Tiempo Ordinario Ciclo B*
Viernes, 25 de junio de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (8,1-4)*
En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente.
En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: «Señor, si quieres,
puedes limpiarme.»
Extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero, queda limpio.»
Y en seguida quedó limpio de la lepra.
Jesús le dijo: «No se lo digas a nadie, pero, para que conste, ve a presentarte
al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el
sol que nace de lo alto.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el
sol que nace de lo alto.
PRECES
Confiados en Dios, que cuida con solicitud de todos los que ha
creado y redimido con la sangre de su Hijo, invoquémosle diciendo:
Escucha, Señor, y ten piedad.
Dios misericordioso, asegura nuestros pasos en el camino de la verdadera
santidad,
y haz que busquemos siempre cuanto hay de verdadero, noble y justo.
No nos abandones para siempre, por amor de tu nombre
no olvides tu alianza con nosotros.
Con alma contrita y espíritu humillado te seamos aceptos,
porque no hay confusión para los que en ti confían.
Tú que has querido que participáramos en la misión profética de Cristo,
haz que proclamemos ante el mundo tus maravillas.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijámonos al Padre, con las mismas palabras que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor, tu gracia abundante, para que nos ayude a
seguir el camino de tus mandatos, y así gocemos de tu consuelo en esta vida y
alcancemos la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San
Próspero de Aquitania*
Si no fuera por sus escritos, todos marcados por la controversia
semipelagiana, y por el testimonio del historiador Gennadio no sabríamos gran
cosa de su vida que destaca por su virtud, por la perseverancia en la lucha por
la ortodoxia y por el apasionamiento por la verdad.
Parece ser que era natural de Aquitania y así se añade a su
nombre, como apellido, el de su patria y vió la luz a finales del siglo IV.
Debió recibir una buena y sólida formación y parece ser que frecuentó la
compañía de los monjes que estaban en el monasterio de san Víctor, en Marsella,
al sur de Francia. Consta que nunca entró en el mundo de los clérigos, siempre
permaneció en el estado seglar y hay indicios prudentes que llevan a pensar que
estuvo casado; de hecho, se le atribuye el «Poema de un esposo a su esposa» en
cuyo caso no habría duda sobre su estado matrimonial e incluso se le podría
aplicar la profundidad de pensamiento y las claras actitudes de vida cristiana
que en él aparecen, pero no puede afirmarse con total seguridad por negar algún
autor de peso la autoría prosperoniana del poema.
Bien conocida es la controversia teológica suscitada en el siglo V
por la desviada enseñanza de Pelagio contraria al pensar cristiano poseído
pacíficamente en la Iglesia. La reacción de san Agustín -con toda clase de
argumentos bíblicos y teológicos- no se hizo esperar en defensa de la fe y la
sanción de los concilios de Cartago en los años 416 y 418 con la posterior
aceptación del papa parecía haber solucionado para siempre el problema. Pero no
fue así y es aquí donde entra en juego Próspero de Aquitania.
Los monjes de san Víctor en Marsella empiezan a inficionar las
Galias con un pelagianismo camuflado que enseña el abad Casiano, escritor y
teólogo, secundado por sus monjes. Dice en sus «Colaciones» que admite la
doctrina contra los pelagianos expuesta por san Agustín y aprobada por los
concilios y los papas, pero sostiene con sus monjes que depende del hombre la
primera elección que en términos teológicos se denominará desde entonces el
«initiumfidei». Este es el pensamiento teológico que en el siglo XVI recibirá
el nombre de semipelagianismo. Próspero detecta el mal larvado y habla, y
discute, y visita, y escribe a Agustín propiciando la escritura de los tratados
maduros agustinianos «Sobre el don de la perseverancia» y «De la predestinación
de los santos» que escribió, ya anciano, el obispo de Hipona. Es toda una
controversia de alto nivel.
Como es laico y su fuerza termina en su pobre persona, no cede en
la verdad teológica y marcha a Roma para implicar en la defensa de la fe al
mismo papa Celestino I que era ya un hombre avezado en este tipo de discusiones
y escribió a los obispos galos pidiendo sometimiento al magisterio de la
Iglesia recogido de san Agustín. Se trataba de intrincadas cuestiones que, en
sus matices, son para especialistas teólogos y en las que los incautos son
fácil presa al engaño.
En juego está la idea de Dios y del hombre, el valor de la
Redención y la necesidad de los sacramentos. No era poca cosa la que estaba
sobre el tapete. Había que saber conciliar la evidencia del absoluto poder de
Dios, su voluntad salvífica universal, y su absoluta libertad con la libertad
del hombre que es un ser dependiente y el papel que le concierne en su propia
salvación, correspondiendo personalmente a la gracia. Si se concedía excesivo
protagonismo a la libertad humana se llegaba al extremo inaceptable de que el
hombre puede llegar a la salvación sobrenatural por sus propias fuerzas; si,
por el contrario, se acentuaba la absoluta dependencia del hombre con respecto
a Dios, se hacía a Dios responsable de la condenación, cosa igualmente
imposible. Llegar a la expresión técnica de la fe era cosa de preclaras
inteligencias, grandes teólogos y extraordinarios santos.
Muerto Casiano y fallecido también san Agustín, no se acabó la
discusión entre los seguidores del fraile y tuvo que ser el laico o seglar
Próspero quien mantuviera firme y alta la bandera de la ortodoxia. Que se sepa,
escribió «La vocación de todos los gentiles», «Contra el autor de las Colaciones»,
«Sobre la Gracia y el libre albedrío» y «De los ingratos».
Terminó sus días el seglar Próspero siendo secretario nada menos
que del papa san León Magno y hasta se piensa que pudo poner su aportación en
la Epístola Dogmática escrita a los Orientales para exponer magisterialmente el
misterio de la Encarnación, declarando la unión Personal en Cristo contra la
herejía de Nestorio y contra Eutiques y los monofisitas las dos naturalezas de
Cristo. Murió después del año 455, sin que se pueda aventurar con más exactitud
la fecha de su muerte en el actual estado de investigación.
Da gusto ver en el siglo V la entrega de un laico sabio y santo
responsable de su misión y puesto en la Iglesia sin renunciar al estado que
Dios quiso para él. Aunque en aquella época no se hablaba aún de «promocionar
al laicado», ni de «laicos comprometidos», se demuestra una vez más que, para
cada uno en particular, la santidad no depende del modo de ser Iglesia en la
Iglesia, sino de la fidelidad a la gracia de Dios y del esfuerzo por poner en
juego todos los dones recibidos.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ERES LA LUZ Y SIEMBRAS CLARIDADES.
Eres la luz y siembras claridades,
eres amor y siembras armonía
desde tu eternidad de eternidades.
Por tu roja frescura de alegría,
la tierra se estremece de rocío,
Hijo eterno del Padre y de María.
En el cielo del hombre, oscuro y frío,
eres la luz total, fuego del fuego,
que aplaca las pasiones y el hastío.
Entro en tus esplendores, Cristo, ciego;
mientras corre la vida paso a paso,
pongo mis horas grises en tu brazo,
y a ti, Señor, mi corazón entrego. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Salmo 144 I - HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS.
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus creaturas.
Que todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;
explicando tus proezas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Ant 2. Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de
los que te invocan.
Salmo 144 II
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.
Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de
los que te invocan.
Ant 3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA BREVE Rm 8, 1-2
No hay ya condenación alguna para los que están en Cristo Jesús, porque la ley
del espíritu de vida en Cristo Jesús me libró de la ley del pecado y de la
muerte.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
V. Muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu.
R. Para llevarnos a Dios.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a
nuestros padres.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a
nuestros padres.
PRECES
Invoquemos a Cristo, en quien confían los que conocen su nombre,
diciendo:
Confirma, Señor, lo que has realizado en nosotros.
Señor Jesucristo, consuelo de los humildes,
dígnate sostener con tu gracia nuestra fragilidad, siempre inclinada al pecado.
Que los que por nuestra debilidad estamos inclinados al mal,
por tu misericordia obtengamos el perdón.
Señor, a quien ofende el pecado y aplaca la penitencia,
aparta de nosotros el castigo merecido por nuestros pecados.
Tú que perdonaste a la mujer arrepentida y cargaste sobre los hombros la oveja
descarriada,
no apartes de nosotros tu misericordia.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que por nosotros aceptaste el suplicio de la cruz,
abre las puertas del cielo a todos los difuntos que en ti confiaron.
Siguiendo las enseñanzas de Jesucristo, digamos al Padre celestial:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que tu Hijo sufriese por
la salvación de todos, haz que, inflamados en tu amor, sepamos ofrecernos a ti
como víctima viva. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.