Musica Para el Alma
jueves, 30 de marzo de 2023
JUAN 10,31-42 CICLO A
*Lecturas del Viernes de la
5ª semana de Cuaresma*
Viernes,
31 de marzo de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan
(10,31-42)*
En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.
Elles replicó:
«Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de
ellas me apedreáis?».
Los judíos le contestaron:
«No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo
un hombre, te haces Dios».
Jesús les replicó:
«¿No está escrito en vuestra ley: “Yo os digo: sois dioses”? Si la Escritura
llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la
Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros:
“¡Blasfemas!” Porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi
Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las
obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el
Padre».
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de
nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se
quedó allí.
Muchos acudieron a él y decían:
«Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad».
Y muchos creyeron en él allí.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(«Os
he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me
apedreáis?»)
*A
menudo, Jesús nos impulsa a actuar según su palabra. Uno puede argumentar con
palabras; pero los hechos hablan por sí solos. La Palabra está instalada
profundamente en mí, y yo ruego, en las palabras del Apóstol Santiago: “déjame
ser un hacedor de la palabra, y no un escucha olvidadizo. Si soy un hacedor que
actúa, seré bendecido en lo que haga”. En la
lectura de hoy, la gente condena a Jesús en el nombre de la imagen particular
que tienen de Dios. ¿Cuál es la imagen que yo tengo de Dios? ¿He condenado
equivocadamente a alguien, en el nombre de la imagen que tengo de Dios?*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL VIERNES 31
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO DE CUARESMA
VIERNES
DE LA SEMANA V
Propio del Tiempo. Salterio I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió,
venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió,
venid, adorémosle.
Himno: DELANTE DE LA CRUZ LOS OJOS MÍOS
Delante de la cruz los ojos míos
quédenseme, Señor, así mirando,
y sin ellos quererlo estén llorando,
porque pecaron mucho y están fríos.
Y estos labios que dicen mis desvíos,
quédenseme, Señor, así cantando,
y sin ellos quererlo estén rezando,
porque pecaron mucho y son impíos.
Y así con la mirada en vos prendida,
y así con la palabra prisionera,
como la carne a vuestra cruz asida,
quédeseme, Señor, el alma entera;
y así clavada en vuestra cruz mi vida,
Señor, así, cuando queráis me muera. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y
holocaustos, sobre tu altar, Señor.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR
ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.
Ant 2. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.
Cántico: QUE LOS PUEBLOS TODOS SE
CONVIERTAN AL SEÑOR. Is 45, 15-25
Es verdad: tú eres un Dios escondido,
el Dios de Israel, el Salvador.
Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual,
se van avergonzados los fabricantes de ídolos;
mientras el Señor salva a Israel
con una salvación perpetua,
para que no se avergüencen ni se sonrojen
nunca jamás.
Así dice el Señor, creador del cielo
—él es Dios;—,
él modeló la tierra,
la fabricó y la afianzó;
no la creó vacía,
sino que la formó habitable:
«Yo soy el Señor y no hay otro.»
No te hablé a escondidas,
en un país tenebroso,
no dije a la estirpe de Jacob:
«Buscadme en el vacío.»
Yo soy el Señor que pronuncia sentencia
y declara lo que es justo.
Reuníos, venid, acercaos juntos,
supervivientes de las naciones.
No discurren los que llevan su ídolo de madera,
y rezan a un dios que no puede salvar.
Declarad, aducid pruebas,
que deliberen juntos:
¿Quién anunció esto desde antiguo,
quién lo predijo desde entonces?
¿No fui yo, el Señor?
—No hay otro Dios fuera de mí—.
Yo soy un Dios justo y salvador,
y no hay ninguno más.
Volveos hacia mí para salvaros,
confines de la tierra,
pues yo soy Dios y no hay otro.
Yo juro por mi nombre,
de mi boca sale una sentencia,
una palabra irrevocable:
«Ante mí se doblará toda rodilla,
por mí jurará toda lengua»,
dirán: «Sólo el Señor
tiene la justicia y el poder.»
A él vendrán avergonzados
los que se enardecían contra él,
con el Señor triunfará y se gloriará
la estirpe de Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.
Ant 3. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
Salmo 99 - ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN EL
TEMPLO.
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
LECTURA BREVE Is 52,
13-15
Mirad: mi siervo tendrá éxito, será enaltecido y ensalzado sobremanera. Y, así
como muchos se horrorizaron de él, pues tan desfigurado estaba que ya ni
parecía hombre, no tenía ni aspecto humano, así también muchos pueblos se
admirarán de él y, a su vista, los reyes enmudecerán de asombro porque verán
algo jamás narrado y contemplarán algo inaudito.
RESPONSORIO BREVE
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Convertíos
al Señor, vuestro Dios.
R. Porque
es compasivo y misericordioso.
PRIMERA LECTURA AÑO (I)
De la carta a los Hebreos
12, 14-29
EL ACCESO AL MONTE DEL DIOS VIVO
Hermanos: Fomentad la paz
con todos y la santificación, sin la cual nadie verá al Señor. Procurad que
nadie se vea privado de la gracia de Dios. Que ninguna raíz amarga vaya
creciendo y causando turbación entre vosotros, no sea que se inficionen todos.
Y mirad que no haya ningún fornicario ni profanador, como Esaú, que por un
plato vendió su primogenitura. Ya sabéis cómo luego, queriendo heredar la
bendición, fue desechado, Porque no logró cambiar el parecer de su padre,
aunque con lágrimas lo intentó.
No os habéis acercado a una
realidad sensible: fuego que arde, oscuridad o tinieblas; ni a huracán, sonido
de trompeta, o clamor de palabras tal, que quienes lo oyeron pidieron que no se
les hablara más, pues no podían soportar lo mandado: «Quien toque el monte,
aunque sea animal, sea lapidado.» Y tan terrible era el espectáculo, que el
mismo Moisés dijo: «Estoy aterrado y temblando.»
Vosotros os habéis acercado
al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a la asamblea de
los innumerables ángeles, a la congregación de los primogénitos inscritos en el
cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su
destino, al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora
de una sangre que habla mejor que la de Abel.
Guardaos de rechazar al que
os habla, pues si no escaparon al castigo los que rechazaron al que promulgaba
la ley en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros, si volvemos la espalda
al que nos habla desde el cielo. Su voz hacía entonces temblar la tierra;
ahora, en cambio, hace esta promesa: «Todavía haré estremecer una vez más no
sólo la tierra, sino también el cielo.» Estas palabras, «todavía una vez más»,
quieren significar que las cosas que van a ser estremecidas serán cambiadas, ya
que son realidades creadas, para que subsistan aquellas que son inconmovibles.
Así pues, ya que recibimos
un reino inconmovible, retengamos firmemente esta donación gratuita y, por
medio de ella, sirvamos a Dios con amor filial y reverencia para agradarle, pues
nuestro Dios, en efecto, «es un fuego devorador».
RESPONSORIO Dt 5, 23. 24; cf. Hb 12,22
R. Vosotros,
cuando oísteis la voz que salía de la tiniebla, mientras el monte ardía, os
acercasteis a Moisés y le dijisteis: * «El Señor, nuestro Dios, nos ha mostrado
su gloria y su grandeza.»
V. Ahora
os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo.
R. El
Señor, nuestro Dios, nos ha mostrado su gloria y su grandeza.
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de san Fulgencio de Ruspe, obispo,
Sobre la fe a Pedro
(Cap. 22, 62: CCL 91 A, 726. 750-751)
SE ENTREGÓ POR NOSOTROS
Los sacrificios de víctimas carnales, que la Santísima Trinidad, el mismo y
único Dios del antiguo y del nuevo Testamento, había mandado a nuestros padres
que le fueran ofrecidos, significaban la agradabilísima ofrenda de aquel
sacrificio en el cual el Hijo de Dios había de ofrecerse misericordiosamente
según la carne, él solo, por nosotros.
Él, en efecto, como nos enseña el Apóstol, se entregó por nosotros a Dios como
oblación de suave fragancia. Él es el verdadero Dios y el verdadero sumo
sacerdote, que por nosotros penetró una sola vez en el santuario, no con la
sangre de toros o de machos cabríos, sino con su propia sangre. Esto es lo que
significaba el sumo sacerdote del antiguo Testamento cuando entraba con la
sangre de las víctimas, una vez al año, en el santuario.
Él es, por tanto, el que manifestó en su sola persona todo lo que sabía que era
necesario para nuestra redención; él mismo fue sacerdote y sacrificio, Dios y
templo; sacerdote por quien fuimos absueltos, sacrificio con el que fuimos
perdonados, templo en el que fuimos purificados, Dios con el que fuimos
reconciliados. Pero él fue sacerdote, sacrificio y templo sólo en su condición
de Dios unido a la naturaleza de siervo; no en su condición divina sola, porque
bajo este aspecto todo es común con el Padre y el Espíritu Santo.
Debemos, pues, retener firmemente y sin asomo de duda que el mismo Hijo único
de Dios, la Palabra hecha carne, se ofreció por nosotros a Dios en oblación y
sacrificio de agradable olor; el mismo al que, junto con el Padre y el Espíritu
Santo, los patriarcas, profetas y sacerdotes del antiguo Testamento
sacrificaban animales; el mismo al que ahora, en el nuevo Testamento, junto con
el Padre y el Espíritu Santo, con los que es un solo Dios, la santa Iglesia
católica no cesa de ofrecerle, en la fe y la caridad, por todo el orbe de la
tierra, el sacrificio de pan y vino.
Aquellas víctimas carnales significaban la carne de Cristo, que él, libre de
pecado, había de ofrecer por nuestros pecados, y la sangre que para el perdón
de ellos había de derramar; pero en este sacrificio se halla la acción de
gracias y el memorial de la carne de Cristo, que él ofreció por nosotros, y de
la sangre, que el mismo Dios derramó por nosotros. Acerca de lo cual dice san
Pablo en los Hechos de los apóstoles: Tened cuidado de vosotros y del rebaño
que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de
Dios, que él adquirió con la sangre de su Hijo.
Por tanto, los antiguos sacrificios eran figura y signo de lo que se nos daría
en el futuro; pero en este sacrificio se nos muestra de modo evidente lo que ya
nos ha sido dado.
Los sacrificios antiguos anunciaban por anticipado que el Hijo de Dios sería
muerto en favor de los impíos; pero en este sacrificio se anuncia ya realizada
esta muerte, como lo atestigua el Apóstol, al decir: Cuando estábamos nosotros
todavía sumidos en la impotencia del pecado, murió Cristo por los pecadores, en
el tiempo prefijado por el Padre; y añade: Siendo enemigos, hemos sido
reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo.
RESPONSORIO Cf. Col 1,
21-22; Rm 3,25
R. A vosotros, que antes estabais enajenados y enemigos en vuestra mente por
las obras malas, ahora Dios os ha reconciliado en el cuerpo de carne de Cristo
mediante la muerte, * presentándoos ante él como santos sin mancha y
sin falta.
V. Dios ha propuesto a Cristo como instrumento de propiciación, por su
propia sangre y mediante la fe.
R. Presentándoos ante él como santos sin mancha y sin falta.
*Lecturas del Viernes de la
5ª semana de Cuaresma*
Viernes,
31 de marzo de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan
(10,31-42)*
En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.
Elles replicó:
«Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de
ellas me apedreáis?».
Los judíos le contestaron:
«No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo
un hombre, te haces Dios».
Jesús les replicó:
«¿No está escrito en vuestra ley: “Yo os digo: sois dioses”? Si la Escritura
llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la
Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros:
“¡Blasfemas!” Porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi
Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las
obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el
Padre».
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de
nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se
quedó allí.
Muchos acudieron a él y decían:
«Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad».
Y muchos creyeron en él allí.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. «Muchas y buenas obras os he hecho ver
—dice el Señor—, ¿por cuál de ellas me queréis apedrear?»
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Muchas y buenas obras os he hecho ver —dice el Señor—, ¿por cuál de
ellas me queréis apedrear?»
PRECES
Demos gracias a Cristo, el Señor, que al
morir en cruz nos dio la vida, y digámosle con fe:
*Tú que por nosotros moriste, escúchanos,
Señor*.
Maestro y Salvador nuestro, tú que nos revelaste con tu palabra el designio de
Dios y nos renovaste con tu gloriosa pasión,
no permitas que nuestros días transcurran entre vicios y pecados.
Que sepamos, Señor, mortificarnos hoy al tomar los manjares del cuerpo,
para ayudar con nuestra abstinencia a los hambrientos y necesitados.
Que vivamos santamente este día de penitencia cuaresmal
y lo consagremos a tu servicio mediante obras de misericordia.
Sana, Señor, nuestras voluntades rebeldes
y llénanos de tu gracia y de tus dones.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Que el Espíritu que habita en nosotros y nos une en su amor nos ayude a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Perdona, Señor, las culpas que hemos
cometido a causa de nuestra debilidad y, por tu misericordia, líbranos de la
esclavitud en que nos tienen cautivos nuestros pecados. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: MUERE LA VIDA Y VIVO YO SIN VIDA.
Muere la vida y vivo yo sin vida
ofendiendo la vida de mi muerte;
sangre divina de las venas vierte
y mi diamante su dureza olvida.
Está la majestad de Dios tendida
en una dura cruz, y yo de suerte
que soy de sus dolores el más fuerte
y de su cuerpo la mayor herida.
¡Oh duro corazón de mármol frío!
¿Tiene tu Dios abierto el lado izquierdo
y no te vuelves un copioso río?
Morir por él será divino acuerdo,
mas eres tú mi vida, Cristo mío,
y, como no la tengo, no la pierdo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sáname, Señor, porque he pecado contra
ti.
Salmo 40 - ORACIÓN DE UN ENFERMO
Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.
El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos.
El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.
Yo dije: «Señor, ten misericordia,
sáname, porque he pecado contra ti.»
Mis enemigos me desean lo peor;
«A ver si se muere y se acaba su apellido.»
El que viene a verme habla con fingimiento,
disimula su mala intención,
y cuando sale afuera, la dice.
Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí,
hacen cálculos siniestros:
«Padece un mal sin remedio,
se acostó para no levantarse.»
Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba,
que compartía mi pan,
es el primero en traicionarme.
Pero tú, Señor, apiádate de mí,
haz que pueda levantarme,
para que yo les dé su merecido.
En esto conozco que me amas:
en que mi enemigo no triunfa de mí.
A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia.
Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén, amén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
Ant 2. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios
de Jacob.
Salmo 45 - DIOS, REFUGIO Y FORTALEZA DE SU
PUEBLO
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra
y los montes se desplomen en el mar.
Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.
Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno y se tambalea la tierra.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.
«Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos, más alto que la tierra.»
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios
de Jacob.
Ant 3. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15,
3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
LECTURA BREVE 1Pe 2,
21b-24
Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus
huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando le
insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al
contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados
subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus
heridas nos han curado.
RESPONSORIO BREVE
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Señor, ten misericordia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Si no queréis creerme a mí, creed a esas
obras, que hago en nombre de Dios.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL
SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Si no queréis creerme a mí, creed a esas obras, que hago en nombre de
Dios.
PRECES
Oremos a Jesús, el Señor, que santificó
por su propia sangre al pueblo, y digámosle:
Compadécete, Señor, de tu pueblo.
Redentor nuestro, por tu pasión, concede a tus fieles la fuerza necesaria para
mortificar sus cuerpos, ayúdalos en su lucha contra el mal y fortalece su
esperanza,
para que se dispongan a celebrar santamente tu resurrección.
Haz que los cristianos cumplan con su misión profética anunciando al mundo tu
Evangelio
y dando testimonio de él por su fe, esperanza y caridad.
Conforta, Señor, a los que están tristes,
y otórganos a nosotros el poder consolar a nuestros hermanos.
Haz que tus fieles aprendan a participar en tu pasión con sus propios
sufrimientos,
para que sus vidas manifiesten tu salvación a los hombres.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Tú que eres autor de la vida, acuérdate de los difuntos
y dales parte en tu gloriosa resurrección.
Con el gozo de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Perdona, Señor, las culpas que hemos
cometido a causa de nuestra debilidad y, por tu misericordia, líbranos de la
esclavitud en que nos tienen cautivos nuestros pecados. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL VIERNES 31 DE MARZO 2023
*Lecturas del Viernes de la
5ª semana de Cuaresma*
Viernes, 31 de marzo de 2023
Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías (20,10-13):
Oía la acusación de la gente:
«“Pavor-en-torno”,
delatadlo, vamos a delatarlo».
Mis amigos acechaban mi traspié:
«A ver si, engañado, lo sometemos
y podemos vengarnos de él».
Pero el Señor es mi fuerte defensor:
me persiguen, pero tropiezan impotentes.
Acabarán avergonzados de su fracaso,
con sonrojo eterno que no se olvidará.
Señor del universo, que examinas al honrado
y sondeas las entrañas y el corazón,
¡que yo vea tu venganza sobre ellos,
pues te he encomendado mi causa!
Cantad al Señor, alabad al Señor,
que libera la vida del pobre
de las manos de gente perversa.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 17,2-3a.3bc-4.5-6.7
R/. En el peligro invoqué al Señor, y me escuchó
V/. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R/.
V/. Dios mío, peña mía, refugio mío,
escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos. R/.
V/. Me cercaban olas mortales,
torrentes destructores me aterraban,
me envolvían las redes del abismo,
me alcanzaban los lazos de la muerte. R/.
V/. En el peligro invoqué al Señor,
grité a mi Dios:
desde su templo él escuchó mi voz,
y mi grito llegó a sus oídos. R/.
*Lecturas del Viernes de la
5ª semana de Cuaresma*
Viernes,
31 de marzo de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan
(10,31-42)*
En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.
Elles replicó:
«Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de
ellas me apedreáis?».
Los judíos le contestaron:
«No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo
un hombre, te haces Dios».
Jesús les replicó:
«¿No está escrito en vuestra ley: “Yo os digo: sois dioses”? Si la Escritura
llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la
Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros:
“¡Blasfemas!” Porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi
Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las
obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el
Padre».
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de
nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se
quedó allí.
Muchos acudieron a él y decían:
«Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad».
Y muchos creyeron en él allí.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(«Os
he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me
apedreáis?»)
*A
menudo, Jesús nos impulsa a actuar según su palabra. Uno puede argumentar con
palabras; pero los hechos hablan por sí solos. La Palabra está instalada
profundamente en mí, y yo ruego, en las palabras del Apóstol Santiago: “déjame
ser un hacedor de la palabra, y no un escucha olvidadizo. Si soy un hacedor que
actúa, seré bendecido en lo que haga”. En la
lectura de hoy, la gente condena a Jesús en el nombre de la imagen particular
que tienen de Dios. ¿Cuál es la imagen que yo tengo de Dios? ¿He condenado
equivocadamente a alguien, en el nombre de la imagen que tengo de Dios?*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.