Musica Para el Alma
miércoles, 27 de diciembre de 2023
MATEO 2,13-18 CICLO B
*Lecturas de Los Santos Inocentes*
Jueves, 28 de diciembre de 2023
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (2,13-18)*
Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José
y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí
hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»
José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se
quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el
profeta: «Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto.» Al verse burlado por
los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años
para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había
averiguado de los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías:
«Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por
sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven.»
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
«El ángel del Señor se apareció en
sueños a José y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto;
quédate allí hasta que yo te avise»
*José
era un hombre tan justo, que los ángeles de Dios, eran sus amigos. Los ángeles
se hicieron tan amigo de José, que ellos les comunicaban todo lo que él tenía
que hacer, para cuidar al niño y a su madre. Siento, santa envidia por José el
hombre justo, que cuida de los necesitados y de los indefensos, es un protector
de personas en pueblos desconocidos. José era un hombre justo y obediente, que
escucha la voz de Dios, a través de los ángeles, cuando les dicen:
«Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que
yo te avise» José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, y se fue a
Egipto. Cuantos países y pueblos, están faltos de hombres como José, justos y
obedientes que se dedican a cuidar a los niños y a sus madres. Cuantos hogares
necesitan hombres que puedan representar a José, con capacidad de cuidar a los
niños y a sus madres. Con tristeza en un hogar cuando hombres y mujeres dejan
de orar. Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que
llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL JUEVES 28
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*Los Santos Inocentes, fiesta Común
de mártires*
Fiesta de los Santos Inocentes, mártires, niños
que fueron ejecutados en Belén de Judea por el impío rey Herodes, para que
pereciera con ellos el niño Jesús, a quien habían adorado los Magos. Fueron
honrados como mártires desde los primeros siglos de la Iglesia, primicia de
todos los que habían de derramar su sangre por Dios y el Cordero.
Laudes
Inicio
†
(se hace la
señal de la cruz sobre los labios mientras se dice:)
V/. -Señor,
Ábreme los labios.
R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.
(En Laudes
puede omitirse el Salmo con su antífona)
Salmo 94: Invitación a la alabanza divina
Ant: Venid,
adoremos a Cristo, recién nacido, que ha coronado a los mártires Inocentes.
Animaos los unos a los otros, día tras día,
mientras dure este «hoy» (Hb 3,13)
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
-se repite la antífona
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
-se repite la antífona
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
-se repite la antífona
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
-se repite la antífona
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
-se repite la antífona
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Venid,
adoremos a Cristo, recién nacido, que ha coronado a los mártires Inocentes.
Himno
Tanto al
tirano le place
hacer de su orgullo ley,
que por deshacer a un Rey
un millar de reyes hace.
Hace reyes de excelencia
con cabezas coronadas,
pues son coronas logradas
el martirio y la inocencia.
Con los niños desvalidos
hace de su fuerza alarde
y, como es sólo un cobarde,
no espera a verlos crecidos.
Por matar a un enemigo
siembra de sangre Belén,
y en Belén, casa del trigo,
no muere un Rey, nacen cien.
Y así su cólera loca
no puede implantar su ley,
pues quiere matar a un Rey
y corona a cuantas toca.
La furia del mal así
no puede vencer jamás,
pues, cuando me hiere a mí,
estás tú, Señor, detrás.
Estás para convertir
en corona cada muerte,
para decirnos que el fuerte
es el que sabe morir. Amén.
Primer Salmo
Salmo 62,2-9: El alma sedienta de Dios
Ant: «Caminarán
conmigo, porque son dignos», dice el Señor
Madruga por Dios todo el que rechaza las obras
de las tinieblas
Oh Dios, tú
eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: «Caminarán
conmigo, porque son dignos», dice el Señor
Cántico AT
Daniel 3,57-88.56: Toda la creación alabe al
Señor
Ant: Los
niños alaban al Señor; muertos, proclaman lo que en la vida no pudieron decir.
Alabad al Señor, sus siervos todos (Ap 19,5)
Criaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Ant: Los
niños alaban al Señor; muertos, proclaman lo que en la vida no pudieron decir.
Segundo Salmo
Salmo 149: Alegría de los santos
Ant: De
la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos.
Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey, Cristo, el Señor (Hesiquio)
Cantad al
Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: De
la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos.
Lectura Bíblica
Jr 31,15
Una
voz se escucha en Ramá: gemido y llanto amargo: Raquel está llorando a sus
hijos, y no se consuela, porque ya no existen.
V/. Los
santos y los justos viven eternamente.
R/. Los
santos y los justos viven eternamente.
V/. Reciben
de Dios su recompensa.
R/. Viven
eternamente.
V/. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Los
santos y los justos viven eternamente.
Lectura
Bíblica
V/. Los santos entonaban un cántico nuevo ante el
trono de Dios y del Cordero.
R/. Y toda la tierra se llenó de sus voces.
Matanza de
los niños hebreos en Egipto
Ex 1,8-16.22
En aquellos días, subió al trono en Egipto un Faraón nuevo, que no
había conocido a José, y dijo a su pueblo:
«Mirad, el pueblo de Israel está siendo más numeroso y fuerte que
nosotros; vamos a vencerlo con astucia, pues si no, cuando se declare la
guerra, se aliará con el enemigo, nos atacará, y después se marchará de nuestra
tierra.»
Así, pues, nombraron capataces que los oprimieran con cargas, en
la construcción de las ciudades granero, Pitom y Ramsés. Pero, cuanto más los
oprimían, ellos crecían y se propagaban más. Hartos de los israelitas, los
egipcios les impusieron trabajos crueles, y les amargaron la vida con dura
esclavitud: el trabajo del barro, de los ladrillos, y toda clase de trabajos
del campo; les imponían trabajos crueles.
El rey de Egipto ordenó a las comadronas hebreas -una se llamaba
Séfora y otra Fua-:
«Cuando asistáis a las hebreas y les llegue el momento, si es niño
lo matáis, si es niña la dejáis con vida.»
Entonces el Faraón ordenó a toda su gente:
«Cuando nazca un niño, echadlo al Nilo; si es niña, dejadla con
vida.»
R/. Me gozaré de mi pueblo: Ya no se oirán en él
gemidos ni llantos.
V/. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni
dolor. Todo lo hago nuevo.
R/. Ya no se oirán en él gemidos ni llantos.
Todavía no
hablan, y ya confiesan a Cristo
San Quodvultdeus, obispo
Sermón 2
sobre el símbolo (PL 40,655)
Nace un niño pequeño, un gran Rey. Los magos son atraídos desde
lejos; vienen para adorar al que todavía yace en el pesebre, pero que reina al
mismo tiempo en el cielo y en la tierra. Cuando los magos le anuncian que ha
nacido un Rey, Herodes se turba, y, para no perder su reino, lo quiere matar;
si hubiera creído en él, estaría seguro aquí en la tierra y reinaría sin fin en
la otra vida.
¿Qué temes, Herodes, al oír que ha nacido un Rey? Él no ha venido
para expulsarte a ti, sino para vencer al Maligno. Pero tú no entiendes estas
cosas, y por ello te turbas y te ensañas, y, para que no escape el que buscas,
te muestras cruel, dando muerte a tantos niños.
Ni el dolor de las madres que gimen, ni el lamento de los padres
por la muerte de sus hijos, ni los quejidos y los gemidos de los niños te hacen
desistir de tu propósito. Matas el cuerpo de los niños, porque el temor te ha
matado a ti el corazón. Crees que, si consigues tu propósito, podrás vivir
mucho tiempo, cuando precisamente quieres matar a la misma Vida.
Pero aquél, fuente de la gracia, pequeño y grande, que yace en el
pesebre, aterroriza tu trono; actúa por medio de ti, que ignoras sus designios,
y libera las almas de la cautividad del demonio. Ha contado a los hijos de los
enemigos en el número de los adoptivos.
Los niños, sin saberlo, mueren por Cristo; los padres hacen duelo
por los mártires que mueren. Cristo ha hecho dignos testigos suyos a los que
todavía no podían hablar. He aquí de qué manera reina el que ha venido para reinar.
He aquí que el liberador concede la libertad, y el salvador la salvación.
Pero tú, Herodes, ignorándolo, te turbas y te ensañas y, mientras
te encarnizas con un niño, lo estás enalteciendo y lo ignoras.
¡Oh gran don de la gracia! ¿De quién son los merecimientos para
que así triunfen los niños? Todavía no hablan, y ya confiesan a Cristo. Todavía
no pueden entablar batalla valiéndose de sus propios miembros, y ya consiguen
la palma de la victoria.
R/. Adoraron al que vive por los siglos de los
siglos, arrojando sus coronas ante el trono del Señor, su Dios.
V/. Cayeron rostro a tierra ante el trono, y
bendijeron al que vive por los siglos de los siglos.
R/. Arrojando sus coronas ante el trono del Señor,
su Dios.
*Lecturas de Los Santos Inocentes*
Jueves, 28 de diciembre de 2023
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (2,13-18)*
Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José
y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí
hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»
José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se
quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el
profeta: «Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto.» Al verse burlado por
los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años
para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había
averiguado de los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías:
«Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por
sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven.»
Palabra del Señor
Cántico Evangélico
Ant: Niños
inocentes murieron por Cristo. Por orden de un rey cruel, fueron ejecutados
niños de pecho. Ahora siguen al Cordero sin mancha y cantan sin cesar: «Gloria
a ti, Señor.»
†
(se hace la
señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Bendito sea
el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Niños
inocentes murieron por Cristo. Por orden de un rey cruel, fueron ejecutados
niños de pecho. Ahora siguen al Cordero sin mancha y cantan sin cesar: «Gloria
a ti, Señor.»
Preces
Celebremos la gloria de Cristo, que, sin
escuadrones de hombres armados, sino sólo con una blanca milicia de niños,
venció al tirano, y aclamémosle:
Te
ensalza, Señor, el blanco ejército de los mártires
·
- Cristo, de quien los Inocentes,
no de palabra, sino con su sangre, dieron testimonio,
concédenos confesarte, de palabra y de obra, ante los hombres.
· -
Tú que hiciste dignos del laurel de la victoria a los que aún no estaban
preparados para la lucha,
no nos dejes caer a los que hemos recibido tanta ayuda para vencer.
· -
Tú que lavaste con tu sangre los vestidos de los Inocentes,
líbranos de todo pecado.
· -
Tú que has colocado a los niños los primeros en el reino de los cielos,
no nos excluyas del banquete eterno.
· -
Tú que en la infancia sufriste persecución y destierro,
guarda a los niños que hoy sufren por el hambre, la guerra o la injusticia
de los mayores.
Se pueden
añadir algunas intenciones libres.
Como hijos
que somos de Dios, dirijámonos a nuestro Padre con la oración que Cristo nos
enseñó:
Padre
nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga
a nosotros tu reino;
hágase
tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos
hoy nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No
nos dejes caer en la tentación,
y
líbranos del mal.
Final
Los
mártires Inocentes proclaman tu gloria en este día, Señor, no de palabra, sino
con su muerte; concédenos, por su intercesión, testimoniar con nuestra vida la
fe que confesamos de palabra. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos.
Amén.
Si el que
preside no es un ministro ordenado, o en el rezo individual:
†
(se hace la
señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
Los Santos Inocentes, fiesta
Común de mártires
Fiesta de los Santos Inocentes, mártires, niños
que fueron ejecutados en Belén de Judea por el impío rey Herodes, para que
pereciera con ellos el niño Jesús, a quien habían adorado los Magos. Fueron
honrados como mártires desde los primeros siglos de la Iglesia, primicia de
todos los que habían de derramar su sangre por Dios y el Cordero.
Vísperas
Inicio
†
(se hace la
señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios
mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
Himno
Ver a Dios
en la criatura,
ver a Dios hecho mortal
y ver en humano portal
la celestial hermosura.
¡Gran merced y gran ventura
a quien verlo mereció!
¡Quién lo viera y fuera yo!
Ver llorar a la alegría,
ver tan pobre a la riqueza,
ver tan baja a la grandeza
y ver que Dios lo quería.
¡Gran merced fue en aquel día
la que el hombre recibió!
¡Quién lo viera y fuera yo!
Poner paz en tanta guerra,
calor donde hay tanto frío,
ser de todos lo que es mío,
plantar un cielo en la tierra.
¡Qué misión de escalofrío
la que Dios nos confió!
¡Quién lo hiciera y fuera yo! Amén.
Primer Salmo
Salmo 109,1-5.7: El Mesías, Rey y Sacerdote
Ant: Eres
príncipe desde el día de tu nacimiento entre esplendores sagrados; yo mismo te
engendré, como rocío, antes de la aurora.
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de
sus enemigos estrado de sus pies (1Co 15,25)
Oráculo del
Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies».
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora».
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso, levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Eres
príncipe desde el día de tu nacimiento entre esplendores sagrados; yo mismo te
engendré, como rocío, antes de la aurora.
Segundo Salmo
Salmo 129: Desde lo hondo, a ti grito, Señor
Ant: Del
Señor viene la misericordia y la redención copiosa.
Él salvará a su pueblo de los pecados (Mt 1,21)
Desde lo
hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Del
Señor viene la misericordia y la redención copiosa.
Cántico NT
Colosenses 1,12-20: Himno a Cristo,
primogénito de toda criatura y primer resucitado de entre los muertos
Ant: En
el principio, antes de los siglos, la Palabra era Dios, y hoy esta Palabra ha
nacido como Salvador del mundo.
Damos
gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de Él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por Él y para Él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en Él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en Él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por Él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: En
el principio, antes de los siglos, la Palabra era Dios, y hoy esta Palabra ha
nacido como Salvador del mundo.
Lectura Bíblica
Ef 2,3b-5
Naturalmente,
estábamos destinados a la reprobación como los demás. Pero Dios, rico en
misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por
los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo. Por pura gracia estáis salvados.
V/. La
Palabra se hizo carne. Aleluya, Aleluya.
R/. La
Palabra se hizo carne. Aleluya, Aleluya.
V/. Y
acampó entre nosotros.
R/. Aleluya,
Aleluya.
V/. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. La
Palabra se hizo carne. Aleluya, Aleluya.
Cántico Evangélico
Ant: La
Virgen inmaculada y santa nos ha engendrado a Dios, revistiéndole con débiles
miembros y alimentándole con su leche materna; adoremos todos a este Hijo de
María que ha venido a salvarnos.
†
(se hace la
señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Proclama mi
alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: La
Virgen inmaculada y santa nos ha engendrado a Dios, revistiéndole con débiles
miembros y alimentándole con su leche materna; adoremos todos a este Hijo de
María que ha venido a salvarnos.
Preces
Dios
envío a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los
que estaban bajo la ley. Fortalecidos con esta esperanza oremos confiados,
diciendo:
Que
la gracia de tu Hijo nos acompañe, Señor
·
- Oh Dios de amor y de paz,
acrecienta en todos los cristianos la fe en la encarnación de tu Hijo,
para que vivan siempre en acción de gracias.
· -
Levanta, Señor, la esperanza de los enfermos, de los pobres, de los ancianos,
y da tu ayuda a los oprimidos, a los descorazonados, a los que sufren.
· -
Acuérdate, Señor, de los que están detenidos en las cárceles,
y de los que viven lejos de su patria.
· -
Tú que en el nacimiento de tu Hijo hiciste que se oyera a los ángeles que
cantaban tu gloria,
haz que los difuntos puedan asociarse eternamente al canto de los ángeles en
tu reino.
Se pueden
añadir algunas intenciones libres.
Con el gozo
de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre:
Padre
nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga
a nosotros tu reino;
hágase
tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos
hoy nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No
nos dejes caer en la tentación,
y
líbranos del mal.
Final
Oh
Dios, que de modo admirable has creado al hombre a tu imagen y semejanza, y de
un modo más admirable todavía restableciste su dignidad por Jesucristo,
concédenos compartir la vida divina de aquel que hoy se ha dignado compartir
con el hombre la condición humana. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos
de los siglos.
Amén.
Si el que
preside no es un ministro ordenado, o en el rezo individual:
†
(se hace la
señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.