Musica Para el Alma
sábado, 23 de octubre de 2021
EVANGELIO DE MARCOS 10,46-52 CICLO B
*Lecturas del Domingo 30º del Tiempo Ordinario - Ciclo B*
Domingo,
24 de octubre de 2021
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san
Marcos (10,46-52)*
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente,
el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino,
pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de
David, Jesús, ten compasión de mí.»
Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David,
ten compasión de mí.»
Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.»
Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el
manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?»
El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.»
Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo
seguía por el camino.
Palabra
del Señor
(«Maestro,
haz que pueda ver»).
*Si
yo me pongo en el lugar de este ciego, ¿cuál sería mi grito al Señor?, dicen
que no hay más ciego, que aquel que no quiere ver, eso me sucede a mí, hay
cosas en mí que son malas, pero me hago que no la veo, no me fijo en todo el
daño que le hago a una persona. El Señor, camina por el lugar donde él, sabe
que estoy en medio de mi ceguera y lo hace para encontrarme. El Señor, quiere
que reconozca cual es mi ceguera; y cuando la descubra, qué le grite, que le
llama, que él, está siempre para mí, todo depende de mí, si lo quiero llamar, y
si lo quiero aceptar en mi vida. Porque él, ha venido para curarme y llevarme a
la luz*
*El que desea y
quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL DOMINGO 24
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir
tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y
ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna,
atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la
presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
DOMINGO SEMANA II
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Pueblo del Señor, rebaño que él guía, bendice a tu Dios.
Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Pueblo del Señor, rebaño que él guía, bendice a tu Dios.
Aleluya.
Himno: CRISTO, EL SEÑOR
Cristo, el Señor,
como la primavera,
como una nueva aurora,
resucitó.
Cristo, nuestra Pascua,
es nuestro rescate,
nuestra salvación.
Es grano en la tierra,
muerto y florecido,
tierno pan de amor.
Se rompió el sepulcro,
se movió la roca,
y el fruto brotó.
Dueño de la muerte,
en el árbol grita
su resurrección.
Humilde en la tierra,
Señor de los cielos,
su cielo nos dio.
Ábranse de gozo
las puertas del Hombre,
que al hombre salvó.
Gloria para siempre
al Cordero humilde
que nos redimió. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Bendito el que viene en nombre del
Señor. Aleluya.
Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS
DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya.
Ant 2. Cantemos un himno al Señor nuestro Dios. Aleluya.
Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE
AL SEÑOR Dn 3, 52-57
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cantemos un himno al Señor nuestro Dios. Aleluya.
Ant 3. Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya.
Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR.
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya.
LECTURA BREVE Ez 36,
25-27
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras
inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os
infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y
os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis
según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
RESPONSORIO BREVE
V. Te damos gracias, ¡oh Dios!,
invocando tu nombre.
R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.
V. Pregonando tus maravillas.
R. Invocando tu nombre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.
Primera
Lectura
Del libro del profeta Jeremías 23, 9-17.
21-29
CONTRA LOS FALSOS PROFETAS
A los profetas: Se me rompe el corazón en el
pecho, se me dislocan todos los huesos; soy como un ebrio, como hombre dominado
por el vino, a causa del Señor y de sus santas palabras: «El país está lleno de
adulterios, y por ellos desfallece la tierra, se secan las dehesas de la anto
el profeta como el sacerdote son impíos, hasta en mi templo encontré sus
maldades —oráculo del Señor—. Su camino es oscuro y resbaladizo: tropezarán y
caerán en él; les enviaré la desgracia el año de la cuenta —oráculo del Señor—.
Entre los profetas de Samaria he visto algo desatinado: profetizan por Baal
extraviando a Israel, mi pueblo. Entre los profetas de Jerusalén he visto algo
estremecedor: adúlteros y embusteros que apoyan a los malvados, para que nadie
se convierta de la maldad. Son todos para mí como Sodoma, sus habitantes son
como Gomorra.» Por eso, así dice el Señor de los ejércitos a los profetas: «Os
daré a comer ajenjo y a beber agua envenenada, porque de los profetas de Jerusalén
salió la impiedad a toda la tierra.» Así dice el Señor de los ejércitos: «No
hagáis caso a los profetas que os profetizan, porque os engañan. Cuentan los
sueños de su fantasía, no de la boca del Señor. Dicen a los que rechazan la
palabra del Señor: "Tendrás paz"; y a los que siguen su corazón
obstinado les dicen: "No os pasará nada malo." Yo no envié a los
profetas, y ellos corrían; no les hablé, y ellos profetizaban.
Si hubieran asistido a mi consejo, anunciarían
mis palabras a mi pueblo, para que se convirtiera de su mala conducta, de la
maldad de sus acciones.
¿Soy yo Dios sólo de cerca —oráculo del Señor—,
y no soy Dios de lejos? Si uno se esconde en su escondrijo, ¿acaso no lo veo
yo? ¿Acaso no lleno yo el cielo y la tierra? — oráculo del Señor—. He oído lo
que dicen los profetas que profetizan en mi nombre falsamente, diciendo que han
tenido un sueño; ¿hasta cuándo los profetas seguirán profetizando embustes y
las fantasías de su mente? Pretenden hacer olvidar mi nombre a mi pueblo, con
los sueños que se cuentan uno a otro, como olvidaron sus padres mi nombre, a
causa de Baal. El profeta que tenga un sueño, que lo cuente; el que tenga mi
palabra, que diga mi palabra auténtica. ¿Qué tiene que ver la paja con el
grano? —oráculo del Señor—. ¿No es mi palabra como fuego —oráculo del Señor—,
como martillo que tritura la piedra?»
Responsorio
Mt 7, 15; 24, 11 24
R. Guardaos de los falsos profetas, que vienen a
vosotros disfrazados de ovejas, * pero por dentro son lobos rapaces.
V. Surgirán muchos falsos profetas, que obrarán
grandes señales y prodigios y engañarán a muchos.
R. Pero por dentro son lobos rapaces.
Segunda
Lectura
De la carta de san Clemente primero,
papa, a los Corintios
(Caps. 19, 2-20,12: Funk 1, 87-89)
DIOS HA CREADO EL MUNDO CON ORDEN Y
SABIDURÍA Y CON SUS DONES LO ENRIQUECE
No perdamos de vista al que es Padre y Creador
de todo el mundo, y tengamos puesta nuestra esperanza en la munificencia y
exuberancia del don de la paz que nos ofrece.
Contemplémoslo con nuestra mente y pongamos los
ojos de nuestra alma en la magnitud de sus designios, sopesando cuán bueno se
muestra él para con todas sus criaturas.
Los astros del firmamento obedecen en sus
movimientos, con exactitud y orden, las reglas que de él han recibido; el día y
la noche van haciendo su camino, tal como él lo ha determinado, sin que jamás
un día irrumpa sobre otro. El sol, la luna y el coro de los astros siguen las
órbitas que él les ha señalado en armonía y sin transgresión alguna. La tierra
fecunda, sometiéndose a sus decretos, ofrece, según el orden de las estaciones,
la subsistencia tanto a los hombres como a los animales y a todos los seres
vivientes que la habitan, sin que jamás desobedezca el orden que Dios le ha
fijado.
Los abismos profundos e insondables y las regiones
más inescrutables obedecen también a sus leyes. La inmensidad del mar, colocada
en la concavidad donde Dios la puso, nunca traspasa los límites que le fueron
impuestos, sino que en todo se atiene a lo que él le ha mandado. Pues al mar
dijo el Señor: Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia
de tus olas. Los océanos, que el hombre no puede penetrar, y aquellos otros
mundos que están por encima de nosotros obedecen también a las ordenaciones del
Señor.
Las diversas estaciones del año, primavera,
verano, otoño e invierno, van sucediéndose en orden, una tras otra. El ímpetu
de los vientos irrumpe en su propio momento y realiza así su finalidad sin
desobedecer nunca; las fuentes, que nunca se olvidan de manar y que Dios creó
para el bienestar y la salud de los hombres, hacen brotar siempre de sus pechos
el agua necesaria para la vida de los hombres; y aún los más pequeños de los
animales, uniéndose en paz y concordia, van reproduciéndose y multiplicando su
prole.
Así, en toda la creación, el Dueño y soberano
Creador del universo ha querido que reinara la paz y la concordia, pues él
desea el bien de todas sus criaturas y se muestra siempre magnánimo y generoso
con todos los que recurrimos a su misericordia, por nuestro Señor Jesucristo, a
quien sea la gloria y la majestad por los siglos de los siglos. Amén.
Responsorio
Cf. Jdt 9, 17; cf. 6, 15
R. Señor, Dios del cielo y de la tierra, creador
de las aguas, rey de toda la creación, *escucha las plegarias de tus hijos.
V. Señor, rey del cielo y de la tierra, ten
misericordia de nuestra debilidad.
R. Escucha las plegarias de tus hijos.
*Lecturas del Domingo 30º del Tiempo
Ordinario - Ciclo B*
Domingo,
24 de octubre de 2021
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san
Marcos (10,46-52)*
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente,
el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino,
pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de
David, Jesús, ten compasión de mí.»
Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David,
ten compasión de mí.»
Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.»
Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el
manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?»
El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.»
Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo
seguía por el camino.
Palabra
del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Antifona: ¡Hijo de David, ten compasión de mí! ¡Señor, que vea!
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antifona: ¡Hijo de David, ten
compasión de mí! ¡Señor, que vea!
PRECES
Invoquemos, hermanos, a nuestro
Salvador, que ha venido al mundo para ser «Dios-con-nosotros», y digámosle
confiadamente:
Señor Jesús, rey de la gloria, sé tú nuestra luz y nuestro gozo.
Señor Jesús, sol que nace de lo alto y primicia de la humanidad resucitada,
haz que siguiéndote a ti no caminemos nunca en sombras de muerte, sino que
tengamos siempre la luz de la vida.
Que sepamos descubrir, Señor, cómo todas las creaturas están llenas de tus
perfecciones,
para que así, en todas ellas, sepamos contemplarte a ti.
No permitas, Señor, que hoy nos dejemos vencer por el mal,
antes danos tu fuerza para que venzamos al mal a fuerza del bien.
Tú que, bautizado por Juan en el Jordán, fuiste ungido con el Espíritu Santo,
asístenos durante este día para que actuemos movidos por este mismo Espíritu.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Por Jesús nos llamamos y somos hijos de Dios; por ello nos atrevemos a decir:
Padre nuestro
ORACION
Oh Dios, que por medio de la
humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, conserva a tus fieles
en continua alegría y concede los gozos del cielo a quienes has librado de la
muerte eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de
todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
DOMINGO SEMANA II
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ¿DONDE ESTÁ MUERTE, TU
VICTORIA?
¿Dónde está muerte, tu victoria?
¿Dónde está muerte, tu aguijón?
Todo es destello de su gloria,
clara luz, resurrección.
Fiesta es la lucha terminada,
vida es la muerte del Señor,
día la noche engalanada,
gloria eterna de su amor.
Fuente perenne de la vida,
luz siempre viva de su don,
Cristo es ya vida siempre unida
a toda vida en aflicción.
Cuando la noche se avecina,
noche del hombre y su ilusión,
Cristo es ya luz que lo ilumina,
Sol de su vida y corazón.
Demos al Padre la alabanza,
por Jesucristo, Hijo y señor,
denos su espíritu esperanza
viva y eterna de su amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo es sacerdote eterno según el
rito de Melquisedec. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y
SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo es sacerdote eterno según el rito de Melquisedec.
Aleluya.
Ant 2. Nuestro Dios está en el cielo, y lo que quiere lo hace.
Aleluya.
Salmo 113 B - HIMNO AL DIOS VERDADERO.
No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria;
por tu bondad, por tu lealtad.
¿Por qué han de decir las naciones:
«Dónde está su Dios»?
Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas:
tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen;
tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan;
no tiene voz su garganta:
que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
Israel confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
Los fieles del Señor confían en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
Que el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga,
bendiga a la casa de Israel,
bendiga a la casa de Aarón;
bendiga a los fieles del Señor,
pequeños y grandes.
Que el Señor os acreciente,
a vosotros y a vuestros hijos;
benditos seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
la tierra se la ha dado a los hombres.
Los muertos ya no alaban al Señor,
ni los que bajan al silencio.
Nosotros, sí, bendeciremos al Señor
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro Dios está en el cielo, y lo que quiere lo hace.
Aleluya.
Ant 3. Alabad al Señor sus siervos todos, pequeños y grandes.
Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf.
Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos
los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando el
Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al
principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor sus siervos todos, pequeños y grandes.
Aleluya.
LECTURA BREVE 2Ts 2,
13-14
Nosotros debemos dar continuamente gracias a Dios por vosotros, hermanos, a
quienes tanto ama el Señor. Dios os eligió desde toda la eternidad para daros
la salud por la santificación que obra el Espíritu y por la fe en la verdad.
Con tal fin os convocó por medio del mensaje de la salud, anunciado por
nosotros, para daros la posesión de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
RESPONSORIO BREVE
V. Nuestro Señor es grande y poderoso.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
V. Su sabiduría no tiene medida.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Venid a mí todos los que andáis
rendidos y agobiados, que yo os daré descanso.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN
EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid a mí todos los que andáis rendidos y agobiados, que yo
os daré descanso.
PRECES
Demos gloria y honor a Cristo, que
puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios,
porque vive para interceder en su favor, y digámosle con plena confianza:
Acuérdate, Señor, de tu pueblo.
Señor Jesús, sol de justicia que iluminas nuestras vidas, al llegar al umbral
de la noche te pedimos por todos los hombres,
que todos lleguen a gozar eternamente de tu luz.
Guarda, Señor, la alianza sellada con tu sangre
y santifica a tu iglesia para que sea siempre inmaculada y santa.
Acuérdate de esta comunidad aquí reunida,
que tú elegiste como morada de tu gloria.
Que los que están en camino tengan un viaje feliz
y regresen a sus hogares con salud y alegría.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Acoge, Señor, a tus hijos difuntos
y concédeles tu perdón y la vida eterna.
Terminemos nuestras preces con la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que por medio de la
humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, conserva a tus fieles
en continua alegría y concede los gozos del cielo a quienes has librado de la
muerte eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de
todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL DOMINGO 24 DE OCTUBRE 2021
*Lecturas del Domingo 30º del Tiempo Ordinario - Ciclo B*
Domingo,
24 de octubre de 2021
Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías (31,7-9):
Así dice el Señor: «Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el mejor de los
pueblos; proclamad, alabad y decid: El Señor ha salvado a su pueblo, al resto
de Israel. Mirad que yo os traeré del país del norte, os congregaré de los
confines de la tierra. Entre ellos hay ciegos y cojos, preñadas y paridas: una
gran multitud retorna. Se marcharon llorando, los guiaré entre consuelos; los
llevaré a torrentes de agua, por un camino llano en que no tropezarán. Seré un
padre para Israel, Efraín será mi primogénito.»
Palabra
de Dios
Salmo
Sal 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6
R/. El Señor ha estado grande con
nosotros, y estamos alegres
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R/.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R/.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R/.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos
(5,1-6):
Todo sumo sacerdote, escogido entre los hombres, está puesto para representar a
los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los
pecados. Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo
está envuelto en debilidades. A causa de ellas, tiene que ofrecer sacrificios
por sus propios pecados, como por los del pueblo. Nadie puede arrogarse este
honor: Dios es quien llama, como en el caso de Aarón. Tampoco Cristo se
confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino aquel que le dijo: «Tú
eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy», o, como dice otro pasaje de la Escritura:
«Tú eres sacerdote eterno, se gún el rito de Melquisedec.»
Palabra
de Dios
*Lecturas del Domingo 30º del Tiempo Ordinario - Ciclo B*
Domingo,
24 de octubre de 2021
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san
Marcos (10,46-52)*
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente,
el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino,
pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de
David, Jesús, ten compasión de mí.»
Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David,
ten compasión de mí.»
Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.»
Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el
manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?»
El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.»
Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo
seguía por el camino.
Palabra
del Señor
(«Maestro,
haz que pueda ver»).
*Si
yo me pongo en el lugar de este ciego, ¿cuál sería mi grito al Señor?, dicen
que no hay más ciego, que aquel que no quiere ver, eso me sucede a mí, hay
cosas en mí que son malas, pero me hago que no la veo, no me fijo en todo el
daño que le hago a una persona. El Señor, camina por el lugar donde él, sabe
que estoy en medio de mi ceguera y lo hace para encontrarme. El Señor, quiere
que reconozca cual es mi ceguera; y cuando la descubra, qué le grite, que le
llama, que él, está siempre para mí, todo depende de mí, si lo quiero llamar, y
si lo quiero aceptar en mi vida. Porque él, ha venido para curarme y llevarme a
la luz*
*El que desea y
quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.