Musica Para el Alma
domingo, 3 de octubre de 2021
LUCAS 10,25-37 CICLO B
*Lecturas del Lunes de la 27ª semana de Tiempo Ordinario*
Lunes, 4 de octubre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (10,25-37)*
En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para
ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?»
Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
Él contestó: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma
y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.»
Él le dijo: «Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.»
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: «¿Y quién
es mi prójimo?»
Jesús dijo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos
bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo
medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo,
dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel
sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de
viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le
vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia
cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos
denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes
de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres te parece que se
portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?»
Él contestó: «El que practicó la misericordia con él.»
Díjole Jesús: «Anda, haz tú lo mismo.»
Palabra del Señor
(« ¿Quién
es mi prójimo? »).
*El
Señor está tratando de que pueda aprender algo, él está haciendo todo lo
posible de que lo descubra a él. Me está obligando a mirar allí donde muchas
veces me niego a mirar. Él quiere que mis ojos se fijen con atención, con
sinceridad y con amor; allí donde pienso que no hay nada que buscar, que no
tengo nada que aprender y que muchas veces rechazo. La buena noticia para mi es
que el Señor me da la oportunidad de ver muy claro, que siempre hay algo que
puedo aprender de esas personas que rechazo por la razón que sea, porque el
Señor a mí no me rechaza y también tengo cosas malas, defectos, mañas y vivo
así dentro de las personas. El Señor, de un modo especial me invita a descubrir
que el amor está en medio de aquellos que rechazo*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL LUNES 4. SAN FRANCISCO DE ASIS DIACONO, RELIGIOSO
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Francisco de Asís, Diácono, Religioso, Fundador de las Tres
Órdenes (Solemnidad)*
TIEMPO
ORDINARIO
LUNES
DE LA SEMANA III
De la Feria. Salterio III
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
Himno: ERES LA LUZ Y SIEMBRAS CLARIDADES
Eres la luz y siembras claridades;
abres los anchos cielos que sostienen,
como un pilar, los brazos de tu Padre.
Arrebatada en rojos torbellinos,
el alba apaga estrellas lejanísimas;
la tierra se estremece de rocío.
Mientras la noche cede y se disuelve,
la estrella matinal, signo de Cristo,
levanta el nuevo día y lo establece.
Eres la luz total, Día del Día,
el Uno en todo, el Trino todo en Uno:
¡gloria a tu misteriosa teofanía! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Salmo 83 - AÑORANZA DEL TEMPLO
¡Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
se alegran por el Dios vivo.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío.
Dichosos los que viven en tu casa
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza
al preparar su peregrinación:
cuando atraviesan áridos valles,
los convierten en oasis,
como si la lluvia temprana
los cubriera de bendiciones;
caminan de altura en altura
hasta ver a Dios en Sión.
Señor de los ejércitos, escucha mi súplica;
atiéndeme, Dios de Jacob.
Fíjate, ¡oh Dios!, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido.
Un solo día en tu casa
vale más que otros mil,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados.
Porque el Señor es sol y escudo,
él da la gracia y la gloria,
el Señor no niega sus bienes
a los de conducta intachable.
¡Señor de los ejércitos, dichoso el hombre
que confía en ti!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Ant 2. Venid, subamos al monte del Señor.
Cántico: EL MONTE DE LA CASA DEL SEÑOR EN LA CIMA DE LOS MONTES Is
2, 2-5
Al final de los días estará firme
el monte de la casa del Señor,
en la cima de los montes,
encumbrado sobre las montañas.
Hacia él confluirán los gentiles,
caminarán pueblos numerosos.
Dirán : «Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob:
Él nos instruirá en sus caminos,
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la Ley,
de Jerusalén la palabra del Señor.»
Será el árbitro de las naciones,
el juez de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo,
no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, ven;
caminemos a la luz del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, subamos al monte del Señor.
Ant 3. Cantad al Señor, bendecid su nombre.
Salmo 95 - EL SEÑOR, REY Y JUEZ DEL MUNDO.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones;
porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles son apariencia,
mientras que el Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden,
fuerza y esplendor están en su templo.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
entrad en sus atrios trayéndole ofrendas.
Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda;
decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.»
Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque,
delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cantad al Señor, bendecid su nombre.
LECTURA BREVE St 2, 12-13
Hablad y actuad como quienes han de ser juzgados por una ley de libertad. Pues
habrá un juicio sin misericordia para quien no practicó misericordia; pero la
misericordia triunfa sobre el juicio.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito el Señor ahora y por siempre.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
V. Solo él hizo maravillas.
R. Ahora y por siempre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta
Isaías 30, 1-18
INUTILIDAD DE LAS
ALIANZAS CON LOS PUEBLOS EXTRANJEROS
Esto dice el Señor:
«¡Ay de los hijos rebeldes que hacen planes sin contar conmigo, que firman
pactos, mas no según mi espíritu, añadiendo pecado a pecado; que bajan a Egipto
sin consultar mi oráculo, para buscar la protección del Faraón, y refugiarse a
la sombra de Egipto! La protección del Faraón será su deshonra, y el refugio a
la sombra de Egipto, su oprobio. Cuando estén sus magnates en Soán y lleguen
sus mensajeros a Hanés, todos se avergonzarán de un pueblo impotente, que no
puede auxiliar ni servir si no es de deshonra y afrenta.»
Oráculo sobre la Bestia del Negueb. Por tierra siniestra y temible de leones y
leonas rugientes, de víboras y áspides voladores, llevan sus riquezas a lomo de
asno y sus tesoros a giba de camellos, a un pueblo sin provecho, a Egipto, cuyo
auxilio es inútil y nulo; por eso lo llamo así: «Rahab la perezosa».
Ahora ve y escríbelo en una tablilla, grábalo en el bronce, que sirva para el
futuro de testimonio perpetuo:
«Es un pueblo rebelde, hijos renegados, hijos que no quieren escuchar la ley
del Señor; que dicen a los videntes: "No veáis", y a los profetas:
"No profeticéis sinceramente, decidnos cosas halagüeñas, profetizad
ilusiones; apartaos del camino, retiraos de la senda, dejad de ponernos delante
al Santo de Israel." Por eso, así dice el Santo de Israel: Puesto que
rechazáis esta palabra y confiáis en la opresión y la perversidad, y os apoyáis
en ellas; por eso esa culpa será para vosotros como una grieta que baja en una
alta muralla y la abomba, hasta que de repente, de un golpe, se desmorona; como
se rompe una vasija de barro, hecha añicos sin piedad, hasta no quedar entre
sus añicos ni un trozo con que se puedan sacar brasas del brasero, con que se
pueda sacar agua del aljibe.»
Así dice el Señor, el Santo de Israel: Vuestra salvación está en convertiros y
en tener calma; vuestra fuerza está en confiar y estar tranquilos; pero no
quisisteis, dijisteis: «No, huiremos a caballo.» Está bien, tendréis que huir.
«Correremos al galope.» Más correrán los que os persiguen. Huirán mil ante el
reto de uno solo, huiréis ante el reto de cinco; hasta que quedéis como mástil
en la cumbre de un monte, como enseña sobre una colina.
Sin embargo, el Señor espera para apiadarse, aguarda para compadecerse; porque
el Señor es un Dios recto: dichosos los que esperan en él.
RESPONSORIO
Is 30, 15. 18
R. Vuestra salvación está en
convertiros y en tener calma; * vuestra fuerza está en confiar y estar
tranquilos.
V. El Señor espera la hora de
otorgaros su favor; dichosos los que esperan en él.
R. Vuestra fuerza está en confiar y
estar tranquilos.
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de san
Ambrosio, obispo, Sobre Caín y Abel
(Libro 1, 9, 34. 38-39: CSEL 32, 369. 371-372)
HAY QUE ORAR ESPECIALMENTE
POR TODO EL CUERPO DE LA IGLESIA
Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza, cumple tus votos al Altísimo. Alabar a
Dios es lo mismo que hacer votos y cumplirlos. Por eso se nos dio a todos como
modelo aquel samaritano que, al verse curado de la lepra juntamente con los
otros nueve leprosos que obedecieron la palabra del Señor, volvió de nuevo al
encuentro de Cristo y fue el único que glorificó a Dios, dándole gracias. De él
dijo Jesús: No ha vuelto ninguno a dar gloria a Dios, sino este extranjero.
Levántate -le dijo- y vete; tu fe te ha salvado.
Con esto el Señor Jesús en su enseñanza divina te mostró, por una parte, la
bondad de Dios Padre y, por otra, te insinuó la conveniencia de orar con
intensidad y frecuencia: te mostró la bondad del Padre haciéndote ver cómo se
complace en darnos sus bienes para que con ello aprendas a pedir bienes al que
es el mismo bien; te mostró la conveniencia de orar con intensidad y frecuencia
no para que tú repitas sin cesar y mecánicamente fórmulas de oración, sino para
que adquieras el espíritu de orar asiduamente. Porque con frecuencia las largas
oraciones van acompañadas de vanagloria y la oración continuamente interrumpida
tiene como compañera la desidia.
Luego te amonesta también el Señor a que pongas el máximo interés en perdonar a
los demás cuando tú pides perdón de tus propias culpas; con ello tu oración se
hace recomendable por tus obras. El Apóstol afirma, además, que se ha de orar
alejando primero las controversias y la ira, para que así la oración se vea
acompañada de la paz del espíritu y no se entremezcle con sentimientos ajenos a
la plegaria. Además, también se nos enseña que conviene orar en todas partes:
así lo afirma el Salvador cuando dice, hablando de la oración: Entra en tu
aposento.
Pero, entiéndelo bien, no se trata de un aposento rodeado de paredes, en el
cual tu cuerpo se encuentra como encerrado, sino más bien de aquella habitación
que hay en tu mismo interior, en la cual habitan tus pensamientos y moran tus
deseos. Este aposento para la oración va contigo a todas partes, y en todo
lugar donde te encuentres continúa siendo un lugar secreto, cuyo solo y único
árbitro es Dios.
Se te dice también que has de orar especialmente por el pueblo de Dios, es
decir, por todo el cuerpo, por todos los miembros de tu madre la Iglesia, que
viene a ser como un sacramento del amor mutuo. Si sólo ruegas por ti, también
tú serás el único que suplica por ti. Y si todos ruegan solamente por sí
mismos, la gracia que obtendrá el pecador será, sin duda, menor que la que
obtendría del conjunto de los que interceden si éstos fueran muchos. Pero, si
todos ruegan por todos, habrá que decir también que todos ruegan por cada uno.
Concluyamos, por tanto, diciendo que, si oras solamente por ti, serás, como ya
hemos dicho, el único intercesor en favor tuyo. En cambio, si tú oras por
todos, también la oración de todos te aprovechará a ti, pues tú formas también
parte del todo. De esta manera obtendrás una gran recompensa, pues la oración
de cada miembro del pueblo se enriquecerá con la oración de todos los demás
miembros. En lo cual no existe ninguna arrogancia, sino una mayor humildad y un
fruto más abundante.
RESPONSORIO
Sal 60, 2-3. 6
R. Dios mío, escucha mi clamor,
atiende a mi súplica; * te invoco desde el confín de la tierra.
V. Porque tú, ¡oh Dios!, escucharás
mis deseos y me darás la heredad de los que veneran tu nombre.
R. Te invoco desde el confín de la
tierra.
*Lecturas del Lunes de la 27ª semana de
Tiempo Ordinario*
Lunes, 4 de octubre de 2021
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,25-37)*
En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para
ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?»
Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
Él contestó: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma
y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.»
Él le dijo: «Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.»
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: «¿Y quién
es mi prójimo?»
Jesús dijo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos
bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo
medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo,
dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel
sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de
viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le
vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia
cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos
denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes
de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres te parece que se
portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?»
Él contestó: «El que practicó la misericordia con él.»
Díjole Jesús: «Anda, haz tú lo mismo.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
PRECES
Invoquemos a Dios, que puso en el mundo a los hombres para que
trabajasen concordes para su gloria, y digámosle:
Haz, Señor, que te glorifiquemos.
Te bendecimos, Señor, creador del universo, porque has conservado nuestra vida
hasta el día de hoy;
Haz que en toda nuestra jornada te alabemos y te bendigamos.
Míranos benigno, Señor, ahora que vamos a comenzar nuestra labor cotidiana;
haz que, obrando conforme a tu voluntad, cooperemos en tu obra.
Que nuestro trabajo de hoy sea provechoso para nuestros hermanos,
y así todos juntos edifiquemos un mundo grato a tus ojos.
A nosotros y a todos los que hoy entrarán en contacto con nosotros,
concédenos el gozo y la paz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Llenos de alegría por nuestra condición de hijos de Dios, digamos confiadamente:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, rey de cielos y tierra, dirige y santifica en este día
nuestros cuerpos y nuestros corazones, nuestros sentidos, palabras y acciones,
según tu ley y tus mandatos; para que, con tu auxilio, podamos ofrecerte hoy en
todas nuestras actividades un sacrificio de alabanza grato a tus ojos. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Francisco de Asís, Diácono, Religioso, Fundador de las Tres
Órdenes (Solemnidad)*
La humildad y obediencia
San Francisco dio a su orden el nombre de "Frailes
Menores" por humildad, pues quería que sus hermanos fuesen los siervos de
todos y buscasen siempre los sitios más humildes. Con frecuencia exhortaba a
sus compañeros al trabajo manual y, si bien les permitía pedir limosna, les
tenía prohibido que aceptasen dinero. Pedir limosna no constituía para él una
vergüenza, ya que era una manera de imitar la pobreza de Cristo. Sobre la
excelsa virtud de la humildad, decía: "Bienaventurado el siervo a quien lo
encuentran en medio de sus inferiores con la misma humildad que si estuviera en
medio de sus superiores. Bienaventurado el siervo que siempre permanece bajo la
vara de la corrección. Es siervo fiel y prudente el que, por cada culpa que
comete, se apresura a expiarlas: interiormente, por la contrición y
exteriormente por la confesión y la satisfacción de obra". El santo no
permitía que sus hermanos predicasen en una diócesis sin permiso expreso del
Obispo. Entre otras cosas, dispuso que "si alguno de los frailes se
apartaba de la fe católica en obras o palabras y no se corregía, debería ser
expulsado de la hermandad". Todas las ciudades querían tener el privilegio
de albergar a los nuevos frailes, y las comunidades se multiplicaron en Umbría,
Toscana, Lombardia y Ancona.
Se cuenta que en 1216, Francisco solicitó del Papa Honorio III la
indulgencia de la Porciúncula o "perdón de Asís". El año siguiente,
conoció en Roma a Santo Domingo, quien había predicado la fe y la penitencia en
el sur de Francia en la época en que Francisco era "un gentilhombre de
Asís". San Francisco tenía también la intención de ir a predicar en
Francia. Pero, como el cardenal Ugolino (quien fue más tarde Papa con el nombre
de Gregorio IX) le disuadiese de ello, envió en su lugar a los hermanos
Pacífico y Agnelo. Este último había de introducir más tarde la Orden de los frailes
menores en Inglaterra. El sabio y bondadoso cardenal Ugolino ejerció una gran
influencia en el desarrollo de la Orden. Los compañeros de San Francisco eran
ya tan numerosos, que se imponía forzosamente cierta forma de organización
sistemática y de disciplina común. Así pues, se procedió a dividir a la Orden
en provincias, al frente de cada una de las cuales se puso a un ministro,
"encargado del bien espiritual de los hermanos; si alguno de ellos llegaba
a perderse por el mal ejemplo del ministro, éste tendría que responder de él
ante Jesucristo". Los frailes habían cruzado ya los Alpes y tenían
misiones en España, Alemania y Hungría.
El primer capítulo general se reunió, en la Porciúncula, en
Pentecostés del año de 1217. En 1219, tuvo lugar el capítulo "de las
esteras", así llamado por las cabañas que debieron construirse
precipitadamente con esteras para albergar a los delegados. Se cuenta que se
reunieron entonces cinco mil frailes. Nada tiene de extraño que en una
comunidad tan numerosa, el espíritu del fundador se hubiese diluido un tanto.
Los delegados encontraban que San Francisco se entregaba excesivamente a la
aventura y exigían un espíritu más práctico. Es que así les parecía lo que en
realidad era una gran confianza en Dios.
El Santo se indignó profundamente y replicó: "Hermanos míos,
el Señor me llamó por el camino de la sencillez y la humildad y por ese camino
persiste en conducirme, no sólo a mí sino a todos los que estén dispuestos a
seguirme... El Señor me dijo que deberíamos ser pobres y locos en este mundo y
que ése y no otro sería el camino por el que nos llevaría. Quiera Dios
confundir vuestra sabiduría y vuestra ciencia y haceros volver a vuestra
primitiva vocación, aunque sea contra vuestra voluntad y aunque la encontréis
tan defectuosa".
Francisco les insistía en que amaran muchísimo a Jesucristo y a la
Santa Iglesia Católica, y que vivieran con el mayor desprendimiento posible
hacia los bienes materiales, y no se cansaba de recomendarles que cumplieran lo
más exactamente posible todo lo que manda el Santo Evangelio.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: LANGUIDECE, SEÑOR, LA LUZ DEL DÍA.
Languidece, Señor, la luz del día
que alumbra la tarea de los hombres;
mantén, Señor, mi lámpara encendida,
claridad de mis días y mis noches.
Confío en ti, Señor, alcázar mío,
me guíen en la noche tus estrellas,
alejas con su luz mis enemigos,
yo sé que mientras duermo no me dejas.
Dichosos los que viven en tu casa
gozando de tu amor ya para siempre,
dichosos los que llevan la esperanza
de llegar a tu casa para verte.
Que sea de tu Día luz y prenda
este día en el trabajo ya vivido,
recibe amablemente mi tarea,
protégeme en la noche del camino.
Acoge, Padre nuestro, la alabanza
de nuestro sacrificio vespertino,
que todo de tu amor es don y gracia
en el Hijo Señor y el Santo Espíritu. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Nuestros ojos están fijos en el Señor, esperando su misericordia.
Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestros ojos están fijos en el Señor, esperando su misericordia.
Ant 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la
tierra.
Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
—que lo diga Israel—,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la
tierra.
Ant 3. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
LECTURA BREVE St 4, 11-13a
No habléis mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de un hermano, o juzga
a un hermano, habla mal de la ley y juzga a la ley. Y si juzgas a la ley no
eres cumplidor de la ley, sino su juez. Uno es el legislador y juez: el que
puede salvar o perder. Pero tú, ¿quién eres para juzgar al prójimo?
RESPONSORIO BREVE
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Sáname, porque he pecado contra ti.
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Porque he pecado contra ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sáname, porque he pecado contra ti.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi
humillación.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi
humillación.
PRECES
Cristo quiere que todos los hombres alcancen la salvación.
Digámosle, pues, confiadamente:
Atrae, Señor, a todos hacia ti.
Te bendecimos, Señor, porque nos has redimido con tu preciosa sangre de la
esclavitud del pecado;
haz que participemos en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Ayuda con tu gracia a nuestro obispo N. y a todos los
obispos de la Iglesia,
para que con gozo y fervor sirvan a tu pueblo.
Que todos los que consagran su vida a la investigación de la verdad logren
encontrarla
y que, habiéndola encontrado, se esfuercen por difundirla entre sus hermanos.
Atiende, Señor, a los huérfanos, a las viudas y a los que viven abandonados;
ayúdalos en sus necesidades para que experimenten tu solicitud hacia ellos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acoge a nuestros hermanos difuntos en la ciudad santa de la Jerusalén
celestial,
allí donde tú, con el Padre y el Espíritu Santo, serás todo en todos.
Adoctrinados por el mismo Señor, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, tú que con razón eres llamado luz indeficiente, ilumina
nuestro espíritu en esta hora vespertina, y dígnate perdonar benignamente
nuestras faltas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL LUNES 4 DE OCTUBRE 2021
*Lecturas del Lunes de la 27ª semana de Tiempo Ordinario*
Lunes, 4 de octubre de 2021
Primera
lectura
Comienzo de
la profecía de Jonás (1,1–2,1.11):
Jonás, hijo de Amitai, recibió la palabra del Señor: «Levántate y vete a
Nínive, la gran ciudad, y proclama en ella: "Su maldad ha llegado hasta
mí."» Se levantó Jonás para huir a Tarsis, lejos del Señor; bajó a Jafa y
encontró un barco que zarpaba para Tarsis; pagó el precio y embarcó para
navegar con ellos a Tarsis, lejos del Señor. Pero el Señor envió un viento
impetuoso sobre el mar, y se alzó una gran tormenta en el mar, y la nave estaba
a punto de naufragar. Temieron los marineros, e invocaba cada cual a su dios.
Arrojaron los pertrechos al mar, para aligerar la nave, mientras Jonás, que
había bajado a lo hondo de la nave, dormía profundamente.
El capitán se le acercó y le dijo: «¿Por qué duermes? Levántate e invoca a tu
Dios; quizá se compadezca ese Dios de nosotros, para que no perezcamos.»
Y decían unos a otros: «Echemos suertes para ver por culpa de quién nos viene
esta calamidad.»
Echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás. Le interrogaron: «Dinos, ¿por
qué nos sobreviene esta calamidad? ¿Cuál es tu oficio? ¿De dónde vienes? ¿Cuál
es tu país? ¿De qué pueblo eres?»
Él les contestó: «Soy un hebreo; adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el
mar y la tierra firme.»
Temieron grandemente aquellos hombres y le dijeron: «¿Qué has hecho?» Pues
comprendieron que huía del Señor, por lo que él había declarado.
Entonces le preguntaron: «¿Qué haremos contigo para que se nos aplaque el mar?»
Porque el mar seguía embraveciéndose.
Él contestó: «Levantadme y arrojadme al mar, y el mar se aplacará; pues sé que
por mi culpa os sobrevino esta terrible tormenta.»
Pero ellos remaban para alcanzar tierra firme, y no podían, porque el mar
seguía embraveciéndose. Entonces invocaron al Señor, diciendo: «¡Ah, Señor, que
no perezcamos por culpa de este hombre, no nos hagas responsables de una sangre
inocente! Tú eres el Señor que obras como quieres.»
Levantaron, pues, a Jonás y lo arrojaron al mar; y el mar calmó su cólera. Y
temieron mucho al Señor aquellos hombres. Ofrecieron un sacrificio al Señor y
le hicieron votos. El Señor envió un gran pez a que se comiera a Jonás, y
estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches seguidas. El Señor
dio orden al pez, y vomitó a Jonás en tierra firme.
Palabra de Dios
Salmo
Jon
2,3.4.5.8
R/. Sacaste mi vida de
la fosa, Señor
En mi aflicción clamé al Señor
y me atendió;
desde el vientre del abismo pedí auxilio,
y escuchó mi clamor. R/.
Me arrojaste a lo profundo en alta mar,
me rodeaban las olas,
tus corrientes y tu oleaje
pasaban sobre mí. R/.
Yo dije: «Me has arrojado de tu presencia;
quién pudiera ver de nuevo tu santo templo.» R/.
Cuando se me acababan las fuerzas
me acordé del Señor;
llegó hasta ti mi oración,
hasta tu santo templo. R/.
*Lecturas del Lunes de la 27ª semana de Tiempo Ordinario*
Lunes, 4 de octubre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (10,25-37)*
En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para
ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?»
Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
Él contestó: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma
y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.»
Él le dijo: «Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.»
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: «¿Y quién
es mi prójimo?»
Jesús dijo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos
bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo
medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo,
dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel
sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de
viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le
vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia
cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos
denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes
de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres te parece que se
portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?»
Él contestó: «El que practicó la misericordia con él.»
Díjole Jesús: «Anda, haz tú lo mismo.»
Palabra del Señor
(« ¿Quién
es mi prójimo? »).
*El
Señor está tratando de que pueda aprender algo, él está haciendo todo lo
posible de que lo descubra a él. Me está obligando a mirar allí donde muchas
veces me niego a mirar. Él quiere que mis ojos se fijen con atención, con
sinceridad y con amor; allí donde pienso que no hay nada que buscar, que no
tengo nada que aprender y que muchas veces rechazo. La buena noticia para mi es
que el Señor me da la oportunidad de ver muy claro, que siempre hay algo que
puedo aprender de esas personas que rechazo por la razón que sea, porque el
Señor a mí no me rechaza y también tengo cosas malas, defectos, mañas y vivo
así dentro de las personas. El Señor, de un modo especial me invita a descubrir
que el amor está en medio de aquellos que rechazo*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.