TIEMPO ORDINARIO
DOMINGO DE LA SEMANA XXVI
De la Feria. Salterio II
29 de septiembre
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Pueblo del Señor, rebaño que él guía, bendice a tu
Dios. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: CRISTO, EL SEÑOR
Cristo, el Señor,
como la primavera,
como una nueva aurora,
resucitó.
Cristo, nuestra Pascua,
es nuestro rescate,
nuestra salvación.
Es grano en la tierra,
muerto y florecido,
tierno pan de amor.
Se rompió el sepulcro,
se movió la roca,
y el fruto brotó.
Dueño de la muerte,
en el árbol grita
su resurrección.
Humilde en la tierra,
Señor de los cielos,
su cielo nos dio.
Ábranse de gozo
las puertas del Hombre,
que al hombre salvó.
Gloria para siempre
al Cordero humilde
que nos redimió. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya.
Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE
LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito el que
viene en nombre del Señor. Aleluya.
Ant 2. Cantemos un himno
al Señor nuestro Dios. Aleluya.
Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn
3, 52-57
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cantemos un himno
al Señor nuestro Dios. Aleluya.
Ant 3. Alabad al Señor
por su inmensa grandeza. Aleluya.
Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR.
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor
por su inmensa grandeza. Aleluya.
LECTURA BREVE Ez 36, 25-27
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras
inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os
infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y
os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis
según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
RESPONSORIO BREVE
V. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.
R. Te damos gracias,
¡oh Dios!, invocando tu nombre.
V. Pregonando tus
maravillas.
R. Invocando tu
nombre.
V. Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te damos gracias,
¡oh Dios!, invocando tu nombre.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Miqueas 3, 1-12
JERUSALÉN SERÁ DESTRUIDA POR LOS PECADOS DE SUS CAUDILLOS
Escuchadme, jefes de Jacob, príncipes de Israel: ¿No os toca a vosotros
respetar el derecho, vosotros que odiáis el bien y amáis el mal? Arrancáis la
piel del cuerpo, la carne de los huesos; coméis la carne de mi pueblo, lo
despellejáis, le rompéis los huesos, lo cortáis como carne de olla, como carne
para el puchero. Pues cuando ellos griten al Señor, no los escuchará. Entonces
les ocultará el rostro por sus malas acciones.
Así dice el Señor a los profetas que extravían a mi pueblo: Cuando tienen algo
que morder, anuncian prosperidad; pero declaran una guerra santa a quien no les
llena la boca. Por eso os vendrá una noche sin visión, oscuridad sin oráculo.
El sol se pondrá para los profetas, se les oscurecerá el día. Se avergonzarán
los videntes, enrojecerán los adivinos, se tapan todos la barba porque no
reciben respuesta de Dios. Yo, en cambio, estoy lleno de fuerza por el Espíritu
del Señor, que es fortaleza y justicia, para anunciar su culpa a Jacob, su
pecado a Israel.
Escuchadlo, jefes de Jacob, príncipes de Israel: Vosotros que abomináis de la
justicia, y defraudáis el derecho, edificáis con sangre a Sión, a Jerusalén con
crímenes. Sus jueces juzgan por soborno, sus sacerdotes predican a sueldo, sus
profetas vaticinan por dinero. Y luego se apoyan en el Señor diciendo: «¿No
está el Señor en medio de nosotros? No puede sucedernos nada malo.» Por vuestra
culpa Sión será arado como un campo, Jerusalén será un montón de ruinas y el
monte del templo un cerro de maleza.
RESPONSORIO Sal 78, 1; Dn 3, 42. 29
R. Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad, han profanado tu
santo templo, han reducido Jerusalén a ruinas. * No nos dejes en la confusión,
trátanos según la abundancia de tu misericordia.
V. Hemos pecado y cometido iniquidad apartándonos de ti.
R. No nos dejes en la confusión, trátanos según la abundancia de tu
misericordia.
SEGUNDA LECTURA
Comienza la carta de san Policarpo, obispo y mártir, a los
Filipenses
(Cap. 1, 1--2, 3: Funk 1, 267-269)
ESTÁIS SALVADOS POR LA GRACIA
Policarpo y los presbíteros que están con él a la Iglesia de Dios que vive como
forastera en Filipos: Que la misericordia y la paz de parte de Dios
todopoderoso y de Jesucristo, nuestro salvador, os sean dadas con toda
plenitud. Sobremanera me he alegrado con vosotros, en nuestro Señor Jesucristo,
al enterarme de que recibisteis a quienes son imágenes vivientes de la
verdadera caridad y de que asististeis, como era conveniente, a quienes estaban
cargados de cadenas dignas de los santos, verdaderas diademas de quienes han
sido escogidos por nuestro Dios y Señor. Me he alegrado también al ver cómo la
raíz vigorosa de vuestra fe, celebrada desde tiempos antiguos, persevera hasta
el día de hoy y produce abundantes frutos en nuestro Señor Jesucristo, quien,
por nuestros pecados, quiso salir al encuentro de la muerte, y Dios lo
resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte. En él creéis ahora, aunque no lo
veis, con un gozo inefable y radiante, gozo que muchos desean alcanzar,
sabiendo como saben que estáis salvados por la gracia y no se debe a las obras,
sino a la voluntad de Dios en Cristo Jesús.
Por eso, con ánimo dispuesto y vigilante, servid al Señor con temor y con
verdad, abandonando la vana palabrería y los errores del vulgo y creyendo en
aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos y lo glorificó, colocándolo a
su derecha; a él le fueron sometidas todas las cosas, las del cielo y las de la
tierra, y a él obedecen todos cuantos tienen vida, pues él ha de venir como
juez de vivos y muertos y Dios pedirá cuenta de su sangre a quienes no quieren
creer en él.
Aquél qué lo resucitó de entre los muertos nos resucitará también a nosotros si
cumplimos su voluntad y caminamos según sus mandatos, amando lo que él amó y
absteniéndonos de toda injusticia, de todo fraude, del amor al dinero, de la
maldición y de los falsos testimonios, no devolviendo mal por mal, ni insulto
por insulto, ni golpe por golpe, ni maldición por maldición, sino recordando
más bien aquellas palabras del Señor que nos enseña: No juzguéis y no seréis
juzgados, perdonad y seréis perdonados, compadeced y seréis compadecidos; con
la medida con que midiereis a los demás se os medirá también a vosotros. Y:
Dichosos los pobres y los que padecen persecución por razón del bien, porque de
ellos es el reino de Dios.
RESPONSORIO 2Tm 1, 9; Sal 113 B, 1
R. Dios nos ha salvado y nos ha llamado con santa llamada, no según
nuestras obras, sino según su propio propósito y su gracia, * que nos dio con
Cristo Jesús antes de los tiempos eternos.
V. No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la
gloria; por tu bondad, por tu lealtad.
R. Que nos dio con Cristo Jesús antes de los tiempos eternos.
Domingo, 29
de septiembre de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (16,19-31):
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada
día.
Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y
con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico.
Y hasta los perros venían y le lamían las llagas.
Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán.
Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de
los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su
seno, y gritando, dijo:
“Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del
dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”.
Pero Abrahán le dijo:
«Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males:
por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado.
Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los
que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco
pasar de ahí hasta nosotros”.
Él dijo:
“Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco
hermanos: que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan
a este lugar de tormento”.
Abrahán le dice:
“Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen”. Pero él le dijo:
“No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán”.
Abrahán le dijo:
«Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite
un muerto”».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es
el reino de los cielos.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1,
68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosos los
pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
PRECES
Invoquemos, hermanos, a nuestro Salvador, que ha
venido al mundo para ser «Dios-con-nosotros», y digámosle confiadamente:
Señor Jesús, rey de la gloria, sé tú nuestra luz y
nuestro gozo.
Señor Jesús, sol que nace de lo alto y primicia de la humanidad resucitada,
haz que siguiéndote a ti no caminemos nunca en sombras de muerte, sino que
tengamos siempre la luz de la vida.
Que sepamos descubrir, Señor, cómo todas las creaturas están llenas de tus
perfecciones,
para que así, en todas ellas, sepamos contemplarte a ti.
No permitas, Señor, que hoy nos dejemos vencer por el mal,
antes danos tu fuerza para que venzamos al mal a fuerza del bien.
Tú que, bautizado por Juan en el Jordán, fuiste ungido con el Espíritu Santo,
asístenos durante este día para que actuemos movidos por este mismo Espíritu.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Por Jesús nos llamamos y somos hijos de Dios; por ello nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que manifiestas tu poder de una manera
admirable sobre todo cuando perdonas y ejerces tu misericordia, infunde
constantemente tu gracia en nosotros, para que, tendiendo hacia lo que nos
prometes, consigamos los bienes celestiales. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.