Musica Para el Alma
jueves, 3 de febrero de 2022
MARCOS 6,30-34 CICLO C
*Lecturas del Sábado de la 4ª semana del
Tiempo Ordinario*
Sábado, 5 de febrero de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (6,30-34)*
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron
todo lo que habían hecho y enseñado.
Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.»
Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para
comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron
marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por
tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una
multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se
puso a enseñarles con calma.
Palabra del Señor
《Él les dijo: Venid vosotros a solas a un
lugar desierto a descansar un poco》
*Hay momentos en mi vida, que el Señor me está
esperando, porque le interesa escucharme, y para saber que he hecho con todas
las bendiciones que he recibido de él. Luego me invita a un lugar desierto,
éste lugar desierto para mi es la oración, para que pueda entrar en él y el en
mí. El Señor me muestra el camino de llegar a una intimidad profunda con él,
atreves de la oración. El Señor que me quiere, que me ama, me invita a
descansar atreves de la oración porque él quiere escucharme*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a
ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL SABADO 5
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
SABADO SEMANA IV
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: DADOR DE LUZ ESPLÉNDIDO
Dador de luz espléndido,
A cuya luz serena,
Pasada ya la noche,
El día se despliega.
Mensajero de luz
que de luz centellea,
no es del alba el lucero:
eres tú, Luz de veras,
más brillante que el sol,
todo luz y pureza;
enciende nuestro pecho,
alumbra el alma nuestra.
Ven, Autor de la vida,
prez de la luz paterna,
sin cuya gracia el cuerpo
se sobresalta y tiembla.
A Cristo, rey piadoso,
y al Padre gloria eterna,
y por todos los siglos
al Espíritu sea. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la
mañana tu misericordia.
Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA
VIDA DE LOS HOMBRES.
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la
mañana tu misericordia.
Ant 2. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.
Cántico: DIOS RENOVARÁ A SU PUEBLO - Ez 36, 24-28
Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo
y yo seré vuestro Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.
Ant 3. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.
Salmo 8 MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.
LECTURA BREVE 2 Pe 3, 13-15a
Nosotros conforme a la promesa del Señor esperamos cielos nuevos y tierra
nueva, en los que tiene su morada la santidad. Por eso, carísimos, mientras
esperáis estos acontecimientos, procurad con toda diligencia que él os
encuentre en paz, sin mancha e irreprensibles. Considerad esta paciente espera
de nuestro Señor como una oportunidad para alcanzar la salud.
RESPONSORIO BREVE
V. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
V. Mi lengua recitará tu auxilio.
R. Cuando salmodie para ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Génesis
37, 2-4. 12-36
JOSÉ ES VENDIDO POR SUS
HERMANOS
Sigue la historia de Jacob.
José tenía diecisiete años y pastoreaba el rebaño con sus hermanos; ayudaba a
los hijos de Bala y Zilfa, mujeres de su padre, y un día trajo a su padre malos
informes acerca de sus hermanos. José era el preferido de Israel, porque le
había nacido en la vejez, y le hizo una túnica con mangas. Al ver sus hermanos
que su padre lo prefería a los demás, empezaron a odiarlo y le negaban el
saludo.
Sus hermanos trashumaron a Siquem con los rebaños de su padre. Israel dijo a
José:
«Tus hermanos deben estar con los rebaños en Siquem; ven, que te voy a mandar
donde están ellos.» José le contestó:
«Aquí me tienes.»
Su padre le dijo:
«Ve a ver cómo están tus hermanos y el ganado, y tráeme noticias.»
Y lo envió desde el valle de Hebrón, y él se fue hasta Siquem. Un hombre lo
encontró dando vueltas por el campo, y le preguntó:
«¿Qué buscas?»
Contestó José:
«Busco a mis hermanos; por favor, dime dónde están pastoreando.»
El hombre respondió:
«Se han marchado de aquí, y les he oído decir que iban hacia Dotán.»
José fue tras sus hermanos, y los encontró en Dotán. Ellos lo vieron desde
lejos. Antes de que se acercara, maquinaron su muerte. Se decían unos a otros:
«Ahí viene el de los sueños. Vamos a matarlo y a echarlo en un aljibe; luego
diremos que una fiera lo ha devorado; veremos en qué paran sus sueños.»
Oyó esto Rubén, e intentando salvarlo de sus manos, dijo:
«No le quitemos la vida.»
Y añadió:
«No derraméis sangre; echadlo en este aljibe, aquí en la estepa; pero no
pongáis las manos en él.»
Lo decía para librarlo de sus manos y devolverlo a su padre.
Cuando llegó José al lugar donde estaban sus hermanos, lo sujetaron, le
quitaron la túnica con mangas, lo cogieron y lo echaron en un pozo vacío, sin
agua. Y se sentaron a comer. Levantando la vista, vieron una caravana de
ismaelitas que transportaban en camellos goma, bálsamo y resina de Galaad a
Egipto. Judá propuso a sus hermanos:
«¿Qué sacamos con matar a nuestro hermano y con tapar su sangre? Vamos a
venderlo a los ismaelitas y no pondremos nuestras manos en él, que al fin es
hermano nuestro y carne nuestra.»
Los hermanos aceptaron. Al pasar unos comerciantes madianitas, tiraron de su
hermano, lo sacaron del pozo y se lo vendieron a los ismaelitas por veinte
monedas. Éstos se llevaron a José a Egipto.
Entre tanto, Rubén volvió al pozo y, al ver que José no estaba allí, se rasgó
las vestiduras; volvió a sus hermanos y les dijo:
«El muchacho no está, ¿a dónde voy yo ahora?»
Ellos cogieron la túnica de José, degollaron un cabrito y, empapando en la sangre
la túnica con mangas, se la enviaron a su padre con un recado:
«Esto hemos encontrado, mira a ver si es la túnica de tu hijo o no.»
Él, al reconocerla, dijo:
«Es la túnica de mi hijo; una fiera lo ha devorado, ha descuartizado a José.»
Jacob rasgó su manto, se ciñó a los lomos un sayo e hizo luto por su hijo
muchos días. Todos sus hijos e hijas intentaron consolarlo, pero él rehusó el
consuelo, diciendo:
«De luto por mi hijo bajaré a la tumba.»
Y su padre lo lloró. Entre tanto, los madianitas lo vendieron en Egipto a
Putifar, ministro y mayordomo del Faraón.
RESPONSORIO Hch 7, 9-10;
Sb 10, 13
R. Los patriarcas, por pura envidia,
vendieron a José como esclavo con destino a Egipto; pero Dios, que estaba con
él, * lo libró de todas las tribulaciones.
V. La Sabiduría no
abandonó al justo vendido, sino que lo libró de caer en mano de los pecadores.
R. Lo libró de todas las
tribulaciones.
SEGUNDA LECTURA
De la Constitución
pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, del Concilio
Vaticano segundo
(Núms. 35-36)
LA ACTIVIDAD HUMANA
La actividad humana, así como procede del hombre, así también se ordena al
hombre, pues éste, con su actuación, no sólo transforma las cosas y la
sociedad, sino que también se perfecciona a sí mismo. Aprende mucho, cultiva
sus facultades, se supera y se trasciende.
Un desarrollo de este género, bien entendido, es de más alto valor que las
riquezas exteriores que puedan recogerse. Más vale el hombre por lo que es que
por lo que tiene.
De igual manera, todo lo que el hombre hace para conseguir una mayor justicia,
una más extensa fraternidad, un orden más humano en sus relaciones sociales
vale más que el progreso técnico. Porque éste puede ciertamente suministrar,
como si dijéramos, el material para la promoción humana, pero no es capaz de
hacer por sí solo que esa promoción se convierta en realidad.
De ahí que la norma de la actividad humana es la siguiente: que, según el
designio y la voluntad divina, responda al auténtico bien del género humano y
constituya para el hombre, individual y socialmente considerado, un
enriquecimiento y realización de su entera vocación.
Sin embargo, muchos de nuestros contemporáneos parecen temer que una más
estrecha vinculación entre la actividad humana y la religión sea un obstáculo a
la autonomía del hombre, de las sociedades o de la ciencia. Si por autonomía de
lo terreno entendemos que las cosas y las sociedades tienen sus propias leyes y
su propio valor, y que el hombre debe irlas conociendo, empleando y
sistematizando paulatinamente, es absolutamente legítima esta exigencia de
autonomía, que no sólo reclaman los hombres de nuestro tiempo, sino que
responde además a la voluntad del Creador. Pues, por el hecho mismo de la
creación, todas las cosas están dotadas de una propia consistencia, verdad y
bondad, de propias
leyes y orden, que el hombre está obligado a respetar, reconociendo el método
propio de cada una de las ciencias o artes.
Por esto hay que lamentar ciertas actitudes que a veces se han manifestado
entre los mismos cristianos, por no haber entendido suficientemente la legítima
autonomía de la ciencia, actitudes que, por las contiendas y controversias que
de ellas surgían, indujeron a muchos a pensar que existía una oposición entre
la fe y la ciencia.
Pero si la expresión "autonomía de las cosas temporales" se entiende
en el sentido de que la realidad creada no depende de Dios y de que el hombre
puede disponer de todo sin referirlo al Creador, todo aquel que admita la
existencia de Dios se dará cuenta de cuán equivocado sea este modo de pensar.
La creatura, en efecto, no tiene razón de ser sin su Creador.
RESPONSORIO Dt 2, 7; 8, 5
R. Dios te ha bendecido en todas tus
empresas, ha protegido tu marcha a través de un gran desierto, * y te ha
acompañado sin que te haya faltado nada.
V. Te ha educado como un
padre educa a su hijo.
R. Y te ha acompañado sin que te haya faltado nada.
*Lecturas
del Sábado de la 4ª semana del Tiempo Ordinario*
Sábado, 5 de febrero de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (6,30-34)*
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron
todo lo que habían hecho y enseñado.
Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.»
Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para
comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron
marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por
tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una
multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se
puso a enseñarles con calma.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.
PRECES
Adoremos a Dios, que por su Hijo ha dado vida y esperanza al mundo,
y supliquémosle diciendo:
Escúchanos, Señor.
Señor, Padre de todos, tú que nos has hecho llegar al comienzo de este día,
haz que toda nuestra vida unida a la de Cristo sea alabanza de tu gloria.
Que vivamos siempre arraigados en la fe, esperanza y caridad,
que tú mismo has infundido en nuestras almas.
Haz que nuestros ojos estén siempre levantados hacia ti,
para que respondamos con presteza a tus llamadas.
Defiéndenos de los engaños y seducciones del mal,
y presérvanos de todo pecado.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Contentos por sabernos hijos de Dios, digamos a nuestro padre:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, luz esplendente y día sin ocaso, al
volver a comenzar un nuevo día te pedimos que nos visites con el esplendor de
tu luz y disipes así las tinieblas de nuestros pecados. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: LOS PUEBLOS QUE MARCHAN Y LUCHAN
Los pueblos que marchan y luchan
con firme tesón
aclamen al Dios de la vida.
Cantemos hosanna que viene el Señor.
Agiten laureles y olivos,
es Pascua de Dios,
mayores y niños repitan:
«Cantemos hosanna que viene el Señor.»
Jesús victorioso y presente
ofrece su don
a todos los justos del mundo.
Cantemos hosanna que viene el Señor.
Resuenen en todo camino
de paz y de amor
alegres canciones que digan:
«Cantemos hosanna que viene el Señor.»
Que Dios, Padre nuestro amoroso,
el Hijo y su Don
a todos protejan y acojan.
Cantemos hosanna que viene el Señor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Suba mi oración, Señor, como incienso en tu presencia.
Salmo 140, 1-9 - ORACIÓN ANTE EL PELIGRO
Señor, te estoy llamando, ven de prisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.
Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios;
no dejes inclinarse mi corazón a la maldad,
a cometer crímenes y delitos;
ni que con los hombres malvados
participe en banquetes.
Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda,
pero que el ungüento del impío no perfume mi cabeza;
yo opondré mi oración a su malicia.
Sus jefes cayeron despeñados,
aunque escucharon mis palabras amables;
como una piedra de molino, rota por tierra,
están esparcidos nuestros huesos a la boca de la tumba.
Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso;
guárdame del lazo que me han tendido,
de la trampa de los malhechores.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Suba mi oración, Señor, como incienso en tu presencia.
Ant 2. Tú eres mi refugio y mi heredad, Señor, en el país de la vida.
Salmo 141 - ORACIÓN DEL HOMBRE ABANDONADO: TU ERES MI REFUGIO
A voz en grito clamo al Señor,
a voz en grito suplico al Señor;
desahogo ante él mis afanes,
expongo ante él mi angustia,
mientras me va faltando el aliento.
Pero tú conoces mis senderos,
y que en el camino por donde avanzo
me han escondido una trampa.
Me vuelvo a la derecha y miro:
nadie me hace caso;
no tengo adónde huir,
nadie mira por mi vida.
A ti grito, Señor;
te digo: «Tú eres mi refugio
y mi heredad en el país de la vida.»
Atiende a mis clamores,
que estoy agotado;
líbrame de mis perseguidores,
que son más fuertes que yo.
Sácame de la prisión,
y daré gracias a tu nombre:
me rodearán los justos
cuando me devuelvas tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú eres mi refugio y mi heredad, Señor, en el país de la vida.
Ant 3. El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por
los siglos de los siglos.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2,
6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por
los siglos de los siglos.
LECTURA BREVE Rm 11, 33-36
¡Qué abismo de riqueza es la sabiduría y ciencia de Dios! ¡Qué insondables son
sus juicios y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás la mente
del Señor? ¿Quién ha sido su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él
le devuelva? Él es origen, camino y término de todo. A él la gloria por los
siglos. Amén.
RESPONSORIO BREVE
V. Cuántas son tus obras, Señor.
R. Cuántas son tus obras, Señor.
V. Y todas las hiciste con sabiduría.
R. Tus obras, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cuántas son tus obras, Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. «Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más
altos que los vuestros», dice el Señor.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos
que los vuestros», dice el Señor.
PRECES
Glorifiquemos a Dios, Padre, Hijo, y Espíritu Santo, y
supliquémosle diciendo:
Escucha a tu pueblo, Señor.
Padre todopoderoso, haz que abunde en la tierra la justicia
y que tu pueblo se alegre en la paz.
Que todos los pueblos entren a formar parte de tu reino
y que el pueblo judío sea salvado.
Que los esposos cumplan tu voluntad, vivan en concordia
y que sean siempre fieles a su mutuo amor.
Recompensa, Señor, a nuestros bienhechores
y concédeles la vida eterna.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acoge con amor a los que han muerto víctimas del odio, de la violencia o de la
guerra
y dales el descanso eterno.
Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que Cristo nos
enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, has hecho del amor a ti y a los hermanos la plenitud de
la ley; concédenos cumplir tus mandamientos y llegar así a la vida eterna. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL SABADO 5 DE FEBRERO 2022
*Lecturas del Sábado de la 4ª semana del
Tiempo Ordinario*
Sábado, 5 de febrero de 2022
Primera
lectura
Lectura del
primer libro de los Reyes (3,4-15):
En aquellos días, Salomón fue a Gabaón a ofrecer allí sacrificios, pues allí
estaba la ermita principal. En aquel altar ofreció Salomón mil holocaustos.
En Gabaón el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo: «Pídeme lo que
quieras.»
Respondió Salomón: «Tú le hiciste una gran promesa a tu siervo, mi padre David,
porque caminó en tu presencia con lealtad, justicia y rectitud de corazón; y le
has cumplido esa gran promesa, dándole un hijo que se siente en su trono: es lo
que sucede hoy. Pues bien, Señor, Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a
David, mi padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho y no sé desenvolverme.
Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable,
innumerable. Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para
discernir el mal del bien, pues, ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo
tan numeroso?»
Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello, y Dios le dijo: «Por
haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga ni riquezas ni la vida
de tus enemigos, sino que pediste discernimiento para escuchar y gobernar, te
cumplo tu petición: te doy un corazón sabio e inteligente, como no lo ha habido
antes ni lo habrá después de ti. Y te daré también lo que no has pedido: riquezas
y fama, mayores que las de rey alguno.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal
118,9.10.11.12.13.14
R/. Enséñame, Señor,
tus leyes
¿Cómo podrá un joven andar honestamente?
Cumpliendo tus palabras. R/.
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe
de tus mandamientos. R/.
En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré contra ti. R/.
Bendito eres, Señor,
enséñame tus leyes. R/.
Mis labios van enumerando
los mandamientos de tu boca. R/.
Mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas. R/.
*Lecturas del Sábado de la 4ª semana del
Tiempo Ordinario*
Sábado, 5 de febrero de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (6,30-34)*
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron
todo lo que habían hecho y enseñado.
Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.»
Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para
comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron
marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por
tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una
multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se
puso a enseñarles con calma.
Palabra del Señor
《Él les dijo: Venid vosotros a solas a un
lugar desierto a descansar un poco》
*Hay momentos en mi vida, que el Señor me está
esperando, porque le interesa escucharme, y para saber que he hecho con todas
las bendiciones que he recibido de él. Luego me invita a un lugar desierto,
éste lugar desierto para mi es la oración, para que pueda entrar en él y el en
mí. El Señor me muestra el camino de llegar a una intimidad profunda con él,
atreves de la oración. El Señor que me quiere, que me ama, me invita a
descansar atreves de la oración porque él quiere escucharme*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a
ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
MARCOS 6,14-29 CICLO C
*Lecturas del Viernes de la 4ª semana del
Tiempo Ordinario*
Viernes, 4
de febrero de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (6,14-29)*
En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó
hablar de él. Unos decían: «Juan Bautista ha resucitado, y por eso los ángeles
actúan en él.» Otros decían: «Es Elías.» Otros: «Es un profeta corno los
antiguos.» Herodes, al oírlo, decía: «Es Juan, a quien yo decapité, que ha
resucitado.»
Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel,
encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su
hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su
hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de
conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre
honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y
lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio
un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados.
El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo doy.» Y le juró:
«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.»
Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?»
La madre le contestó: «La cabeza de Juan, el Bautista.»
Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que
ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.»
El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso
desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan.
Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a
la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos,
fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.
Palabra del Señor
(Quiero que ahora
mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista).
*Reconocer mis errores, reconocer que me equivoco a cada
momento, y arrepentirme es un poco difícil para mí, inclinar la cabeza y decir
tú tenías la razón, es duro, me cuesta mucho. En algunas ocasiones he preferido
hablar mentiras con tal de quedar bien. El Señor, me conoces y está decidido en
ayudarme, con su amor y con su misericordia, hoy me hace una invitación a
reconocer mis errores, mis limitaciones, mis dificultades. Porque él quiere regálame,
el don precio del arrepentimiento y de saber pedir perdón cada vez que me
equivoco*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a
ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL VIERNES 4
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
VIERNES SEMANA IV
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Himno: POR EL DOLOR CREYENTE QUE BROTA DEL PECADO.
Por el dolor creyente que brota del pecado,
por no haberte querido de todo corazón,
por haberte, Dios mío, tantas veces negado,
con súplicas te pido, de rodillas, perdón.
Por haberte perdido, por no haberte encontrado,
porque es como un desierto nevado mi oración;
porque es como una hiedra sobre el árbol cortado
el recuerdo que brota cargado de ilusión,
Porque es como la hiedra, déjame que te abrace,
primero amargamente, lleno de flor después,
y que a ti, viejo tronco, poco a poco me enlace,
y que mi vieja sombra se derrame a tus pies. Amén
SALMODIA
Ant 1. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con
Espíritu firme.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con
Espíritu firme.
Ant 2. Alégrate, Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los
pueblos.
Cántico: ACCIÓN DE GRACIAS POR LA LIBERACIÓN DEL PUEBLO - Tb 13,
10-15. 17-19
Anuncien todos los pueblos sus maravillas
y alábenle sus elegidos en Jerusalén,
la ciudad del Santo;
por las obras de tus hijos te azotará,
pero de nuevo se compadecerá
de los hijos de los justos.
Confiesa dignamente al Señor
y bendice al Rey de los siglos,
para que de nuevo sea en ti
edificado su tabernáculo con alegría,
para que alegre en ti a los cautivos
y muestre en ti su amor hacia los desdichados,
por todas las generaciones y generaciones.
Brillarás cual luz de lámpara
y todos los confines de la tierra vendrán a ti.
Pueblos numerosos vendrán de lejos
al nombre del Señor, nuestro Dios,
trayendo ofrendas en sus manos,
ofrendas para el rey del cielo.
Las generaciones de las generaciones
exultarán en ti.
Y benditos para siempre todos los que te aman.
Alégrate y salta de gozo por los hijos de los justos,
que serán congregados,
y al Señor de los justos bendecirán.
Dichosos los que te aman;
en tu paz se alegrarán.
Dichosos cuantos se entristecieron por tus azotes,
pues en ti se alegrarán
contemplando toda tu gloria,
y se regocijarán para siempre.
Bendice, alma mía, a Dios, rey grande,
porque Jerusalén con zafiros y esmeraldas
será reedificada,
con piedras preciosas sus muros
y con oro puro sus torres y sus almenas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alégrate, Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los
pueblos.
Ant 3. Sión, alaba a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sión, alaba a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
LECTURA BREVE Ga 2, 19b-20
Estoy crucificado con Cristo; vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en
mi. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me
amó hasta entregarse por mí.
RESPONSORIO BREVE
V. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
V. Desde el cielo me enviará la salvación.
R. El Dios que hace tanto por mí.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Génesis
35, 1-29
ÚLTIMOS AÑOS DE JACOB
En aquellos días, Dios dijo a Jacob:
«Anda, sube a Betel, establécete allí y haz un altar al Dios que se te apareció
cuando huías de tu hermano Esaú.»
Jacob dijo a toda su familia y a toda su gente:
«Retirad los dioses extraños que tengáis, purificaos cambiad de ropa; vamos a
subir a Betel, donde haré un altar al Dios que me escuchó en el peligro y me
acompañó en mi viaje.»
Ellos entregaron a Jacob los dioses extraños que tenían y los pendientes que
llevaban; Jacob los enterró bajo la encina que hay junto a Siquem. Cuando marchaban,
cayó el terror de Dios sobre las ciudades de la comarca, de modo que no
persiguieron a los hijos de Jacob. Jacob, con toda su gente, llegó a Luz, en
tierra de Canaán, que hoy es Betel; construyó allí un altar y llamó al lugar
Betel, porque allí se le había revelado el Señor, mientras huía de su hermano.
Débora, nodriza de Rebeca, murió y la enterraron junto a Betel, bajo la encina,
a la que llamaron «Encina del llanto.»
Dios se apareció de nuevo a Jacob, al volver de PadánAram, y lo bendijo, y le dijo:
«Tu nombre es Jacob, pero ya no será Jacob: tu nombre será Israel.»
Y lo llamó Israel, Dios añadió:
«Yo soy el Dios Todopoderoso, crece, multiplícate: un pueblo, un grupo de
pueblos nacerá de ti, y saldrán reyes de tus entrañas. La tierra que di a Abraham
y a Isaac, te la doy a ti, y a tus descendientes les daré la tierra.»
Dios se separó de donde había hablado con él. Jacob erigió una estela de piedra
en el lugar donde había hablado con Dios, derramó sobre ella una libación y la
ungió con aceite. Y llamó «Betel» al lugar donde había hablado con Dios.
Después se marchó de Betel y, cuando faltaba un buen trecho para llegar a
Efrata, Raquel sintió los dolores del parto; y, cuando le apretaban los
dolores, la comadrona le dijo:
«No tengas miedo, que tienes un niño.»
Estando para expirar, lo llamó «Hijo de mi pena», y su padre lo llamó Benjamín.
Murió Raquel y la enterraron en el camino de Efrata, hoy Belén, y Jacob erigió
una estela sobre el sepulcro, que es hoy la estela del sepulcro de Raquel. Israel
marchó de allí y acampó al otro lado de Atalaya del Rebaño.
Mientras vivía Israel en aquella tierra, Rubén fue y se acostó con Bala,
concubina de su padre; Israel se enteró y se disgustó mucho.
Los hijos de Jacob fueron doce. Hijos de Lía: Rubén, primogénito de Jacob,
Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón. Hijos de Raquel: José y Benjamín. Hijos
de Bala, la sierva de Raquel: Dan y Neftalí. Hijos de Zilfa, la sierva de Lía:
Gad y Aser. Éstos son los hijos de Jacob nacidos en PadánAram.
Jacob volvió a casa de Isaac, su padre, a Mambré, en Quiriat Arba, hoy Hebrón,
donde habían residido Abraham e Isaac. Isaac vivió ciento ochenta años; expiró,
murió y se reunió con los suyos, anciano y colmado de años; y lo enterraron
Esaú y Jacob, sus hijos.
RESPONSORIO Cf.
Hb 11, 13. 14. 16
R. En la fe murieron todos los padres,
sin haber alcanzado la realización de las promesas, pero las vieron desde lejos
y las saludaron, reconociendo que eran «forasteros y peregrinos sobre la
tierra». * Aspiraban a una patria mejor,
es decir, a la celestial.
V. Por eso Dios no se
desdeña de llamarse su Dios, pues les tenía ya preparada una ciudad.
R. Aspiraban a una patria
mejor, es decir, a la celestial.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de un
autor espiritual del siglo cuarto
(Homilía 18, 7-11: PG 34, 639-642)
COLMADOS HASTA POSEER
TODA LA PLENITUD DE CRISTO
Los que han llegado a ser hijos de Dios y han sido hallados dignos de renacer
de lo alto por el Espíritu Santo y poseen en sí a Cristo, que los ilumina y los
crea de nuevo, son guiados por el Espíritu de varias y diversas maneras, y sus
corazones son conducidos de manera invisible y suave por la acción de la
gracia.
A veces, lloran y se lamentan por el género humano y ruegan por él con lágrimas
y llanto, encendidos de amor espiritual hacia el mismo.
Otras veces, el Espíritu Santo los inflama con una alegría y un amor tan
grandes que, si pudieran, abrazarían en su corazón a todos los hombres, sin
distinción de buenos o malos.
Otras veces, experimentan un sentimiento de humildad que los hace rebajarse por
debajo de todos los demás hombres, teniéndose a sí mismos por los más abyectos
y despreciables.
Otras veces, el Espíritu les comunica un gozo inefable.
Otras veces, son como un hombre valeroso que, equipado con toda la armadura
regia y lanzándose al combate, pelea con valentía contra sus enemigos y los
vence. Así también el hombre espiritual, tomando las armas celestiales del
Espíritu, arremete contra el enemigo y lo somete bajo sus pies.
Otras veces, el alma descansa en un gran silencio, tranquilidad y paz, gozando
de un excelente optimismo y bienestar espiritual y de un sosiego inefable.
Otras veces, el Espíritu le otorga una inteligencia, una sabiduría y un
conocimiento inefables, superiores a todo lo que pueda hablarse o expresarse.
Otras veces, no experimenta nada en especial.
De este modo, el alma es conducida por la gracia a través de varios y diversos
estados, según la voluntad de Dios que así la favorece, ejercitándola de
diversas maneras, con el fin de hacerla íntegra, irreprensible y sin mancha
ante el Padre celestial.
Pidamos también nosotros a Dios, y pidámoslo con gran amor y esperanza, que nos
conceda la gracia celestial del don del Espíritu, para que también nosotros
seamos gobernados y guiados por el mismo Espíritu, según disponga en cada
momento la voluntad divina, y para que él nos reanime con su consuelo
multiforme; así, con la ayuda de su dirección y ejercitación y de su moción
espiritual, podremos llegar a la perfección de la plenitud de Cristo, como dice
el Apóstol: Para que seáis colmados hasta poseer toda la plenitud de Cristo.
RESPONSORIO
1Jn 2, 20. 27; Jl 2, 23
R. Vosotros poseéis la unción que
viene del Santo; y la unción que de él habéis recibido permanece en
vosotros, * y no tenéis necesidad de que
nadie os enseñe.
V. Alegraos y gozaos en el
Señor vuestro Dios, porque os ha dado al Maestro de la justicia.
R. Y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe.
*Lecturas
del Viernes de la 4ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes, 4
de febrero de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (6,14-29)*
En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó
hablar de él. Unos decían: «Juan Bautista ha resucitado, y por eso los ángeles
actúan en él.» Otros decían: «Es Elías.» Otros: «Es un profeta corno los
antiguos.» Herodes, al oírlo, decía: «Es Juan, a quien yo decapité, que ha
resucitado.»
Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel,
encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su
hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su
hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de
conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre
honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y
lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio
un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados.
El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo doy.» Y le juró:
«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.»
Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?»
La madre le contestó: «La cabeza de Juan, el Bautista.»
Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que
ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.»
El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso
desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan.
Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a
la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos,
fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el
sol que nace de lo alto.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el
sol que nace de lo alto.
PRECES
Confiados en Dios, que cuida con solicitud de todos los que ha
creado y redimido con la sangre de su Hijo, invoquémosle diciendo:
Escucha, Señor, y ten piedad.
Dios misericordioso, asegura nuestros pasos en el camino de la verdadera
santidad,
y haz que busquemos siempre cuanto hay de verdadero, noble y justo.
No nos abandones para siempre, por amor de tu nombre
no olvides tu alianza con nosotros.
Con alma contrita y espíritu humillado te seamos aceptos,
porque no hay confusión para los que en ti confían.
Tú que has querido que participáramos en la misión profética de Cristo,
haz que proclamemos ante el mundo tus maravillas.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijámonos al Padre, con las mismas palabras que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor, tu gracia abundante, para que nos ayude a seguir
el camino de tus mandatos, y así gocemos de tu consuelo en esta vida y
alcancemos la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ERES LA LUZ Y SIEMBRAS CLARIDADES.
Eres la luz y siembras claridades,
eres amor y siembras armonía
desde tu eternidad de eternidades.
Por tu roja frescura de alegría,
la tierra se estremece de rocío,
Hijo eterno del Padre y de María.
En el cielo del hombre, oscuro y frío,
eres la luz total, fuego del fuego,
que aplaca las pasiones y el hastío.
Entro en tus esplendores, Cristo, ciego;
mientras corre la vida paso a paso,
pongo mis horas grises en tu brazo,
y a ti, Señor, mi corazón entrego. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Salmo 144 I - HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS.
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus creaturas.
Que todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;
explicando tus proezas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Ant 2. Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de
los que te invocan.
Salmo 144 II
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.
Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de
los que te invocan.
Ant 3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA BREVE Rm 8, 1-2
No hay ya condenación alguna para los que están en Cristo Jesús, porque la ley
del espíritu de vida en Cristo Jesús me libró de la ley del pecado y de la
muerte.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
V. Muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu.
R. Para llevarnos a Dios.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a
nuestros padres.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a
nuestros padres.
PRECES
Invoquemos a Cristo, en quien confían los que conocen su nombre,
diciendo:
Confirma, Señor, lo que has realizado en nosotros.
Señor Jesucristo, consuelo de los humildes,
dígnate sostener con tu gracia nuestra fragilidad, siempre inclinada al pecado.
Que los que por nuestra debilidad estamos inclinados al mal,
por tu misericordia obtengamos el perdón.
Señor, a quien ofende el pecado y aplaca la penitencia,
aparta de nosotros el castigo merecido por nuestros pecados.
Tú que perdonaste a la mujer arrepentida y cargaste sobre los hombros la oveja
descarriada,
no apartes de nosotros tu misericordia.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que por nosotros aceptaste el suplicio de la cruz,
abre las puertas del cielo a todos los difuntos que en ti confiaron.
Siguiendo las enseñanzas de Jesucristo, digamos al Padre celestial:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que tu Hijo sufriese por
la salvación de todos, haz que, inflamados en tu amor, sepamos ofrecernos a ti
como víctima viva. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.